Partida Rol por web

Era completamente lógico lo que Selma le planteaba, incluso si estuvieran en la situación contraria Zaheera actuaría de la misma forma, o la encerraría “por su propio bien”, pero tenía que ver a Jones para hablar de lo sucedido y ver qué iban a hacer a continuación, sobre todo cómo.

Gracias por tu preocupación.- Cogió la mano de la mujer con cierto cariño y le dio un apretón mientras dibujaba una frágil sonrisa en sus labios. No quería dejarse influenciar por sus sentimientos, no era algo que le afectara en las misiones, pero algo dentro de ella quería realmente ayudar a la mujer. Es la gente que tenemos que proteger, no quemarlos. Me gustaría que vinieras conmigo. No creo que se propase delante de ti, pero quiero poder hacerle frente si fuera necesario.- Seguía sin conocer el camino y tener una especie de guía le servía para no perderse, además de que vieran que iba con el grupo de la Resistencia. Ya encontraría la manera de hablar en privado con Jones, siempre la encontraban.- De nuevo muchas gracias, te debo demasiado Selma. Cuenta conmigo para lo que quieras.- Tal vez ese lado de complicidad era lo que la mujer necesitaba para confiar en ella y explicarle las verdaderas intenciones de los que luchaban. Tenía que entrar en ese grupo como fuera.

 El pirata shurikeniano se quedó conforme con la respuesta del padre. Si bien quería escuchar algo por parte del agente americano convertido en polizón, la palabra de "Stromboli" era de alta estima para Henry. Con una señal de manos, el jefe pirata le indica a su tripulación que ya era hora de empezar la misión.

- ¡Preparados, caballeros! ¡Este día volvemos a la escena grande de la Isla Shuriken! ¡Este día le gritaremos al mundo que no somos historia pasada! La isla volverá a temer la mano de los piratas; y todos los cerdos políticos volverán a arrodillarse antes nuestros poder... ¡ARGHHHH!

 Un fuerte grito de guerra se escuchó entre todos los presentes. Los piratas estaban más que colmados por la emoción, con una sed de sangre y delincuencia que vaticinaba un escenario caótico en el puerto. Quedaba en el duo de agentes ver cómo la energía de los piratas podía ser utilizada para luchar contra el régimen.

 El propietario aguantó un poco para contestar para esperar a que se fuera el agente Jones. No lo miraba directamente, pero era evidente que estaba atento a su estadía en el lugar. Una vez se hubiese ido, volvió a la sonrisa amigable y al trato con el "Sr. Sokolov".

- Discúlpeme, caballero... aquel hombre estuvo hablando con la gente de Peggy y... uno nunca saben si la van a subir los tributos solo por mirar mal a los recaudadores, heh heh... las cosas están tensas... ¡Como sea! Usted es un turista; no tiene que preocuparse por esas cosas. Veamos, veamos... lugares para visitar hay algunos aquí en Puerto Obikanui, pero hay más cosas en Villa Ganga y Omus. Villa Ganga es la capital de los casinos y el juego aquí en Isla Shuriken; además de las mujeres exóticas. Si me entiende, heh heh... y luego esta Omus, en donde se hacen la mayoría de los espectáculos y las obras. Un centro cultural, por así decirlo.

 El Sr. Mahola parecía querer vender un tour por toda la isla a Vladimir; pero viendo que el ruso no estaba interesado en salir del pueblo portuario por el momento, volvió a hablar sobre las "maravillas turísticas" del lugar.

- Pero aquí en el pueblo tenemos un barco abandonado precioso. Esta encallado en la arena, caminando hacia el este. Lamentablemente, hay muchos huérfanos que se meten en el barco y molestan a los turistas. Pero si tiene cualquier problema, solamente con gritarles o con una patada los chavales se irán corriendo. Y luego... bueno, todas las casas son un tanto precarias aquí, pero el hospital es muy lindo. Arquitectura occidental...

 Jack Jones se fue del hotel y se dirigió a encontrarse con Bob y sus hombres, con la esperanza de poder hacer contacto con una de los capitanes de Peggy. Tener esa clase de vínculo seguramente facilitaría la adquisición de información sobre el régimen. Mas era un vínculo que complicaba todas las demás relaciones; pues toda la gente en la calle lo miraba con mala cara o con miedo. Ya se había corrido la voz de que un turista agresivo colaboraba con los recaudadores de Peggy. Jack Jones ya no era un hombre anónimo.

 Al pasar, un anciano sentado en una caja escupió a los pies del agente, mirándolo fijamente con desprecio. La gente alrededor mantuvo el aliento pensando que es lo que haría aquel hombre antes la provocación*.

 Al poco tiempo, Jack llega al punto de encuentro y ve tres pequeñas camionetas llenas de hombres; algunos de ellos armados con armas de fuego pero la mayoría con armas blancas. Entre ellos estaba Bob, que al ver al agente se acerca con una sonrisa.

 El pequeño hombre saluda al agente con un apretón de manos un tanto brusco. Le sudaban las manos.

- No sé si me estoy apresurando contigo, pero un hombre que esta dispuesto a golpear a su propia esposa por un ideal es un hombre de valor. ¿Ya estás listo para partir y quieres hacer algo más? Si estás listo, súbete al camión del medio y mis muchachos te llevaran a Los Bloques...

 Las palabras de Zeta calmaron a Selma. Aquella mujer tenía un dilema grande, incapaz de retener a Zaheera contra su voluntad (además de que sería muy difícil hacerlo); por lo que cuando Zeta le dijo que quería que la acompañase pudo respirar tranquila. La última vez, sus palabras fueron suficiente para hacer que Jack se fuera de su local. Habría que ver si esta vez también lo serían en caso de que las cosas escalen.

 Luego de que las dos mujeres desayunasen o si cambiasen (dándole oportunidades a Zeta para deshacerse de la aspirina), las dos se dirigen hacía las afueras del pueblo.

- Los hombres de Peggy suelen quedarse en unas casas cerca de la ruta hacía Los Bloques. Es la única salida de  Puerto Obikanui. Si tu marido se iba a encontrar con ellos, allí estarán.

 Selma caminaba a la par de Zaheera, cruzando su brazo con el de ella. La agente puede observar que, de hecho, la mayoría de la mujeres que caminan de a dos lo hacen con los brazos cruzados entre ellas. Un dúo de llamativas chicas en kimono saludan a Selma, la cual devuelve el saludo silenciosamente. Una de ellas mira a Zeta con curiosidad.

Oye Selma, ¿quién es tu amiga? No es de aquí, ¿eh? Tu siempre con las amistades raras, eh... hahaha...

 Las dos chicas se ríen sonoramente, lo que molesta a Selma. Al seguir caminando y dejando a las chicas atrás, la mujer suspira y se disculpa con Zaheera.

- Perdona, querida. Hay muchas gente aquí que parece que vive en otro mundo. No se preocupan por lo que pasa alrededor de ellos. Peggy ha hecho un buen trabajo distrayendo a la población... ¿fue lo que le paso a tu marido, no?

Jack miró al hombre viejo a los ojos tras recibir aquél escupitajo. Sabía que se estaba haciendo pasar por un hombre malo, por ello la gente le trataría así. Lo estaba haciendo muy bien. Se acercó al hombre mayor y sin apartar la mirada le habló. - Tenga cuidado, no se le caiga la baba encima del hombre equivocado, le puede costar muy caro. - intentó sonar amenazante, como si de una amenaza encubierta se tratara, pero si no estaban los hombres de Peggy delante, no iba a hacer nada más.

Llegó hasta el punto de reunión, allí estaba el asqueroso de Bob. - ¿A mi esposa? ¡Y a quien haga falta! Nadie volverá a tratarme como un perro y a hacerme trabajar hasta el agotamiento. - comentó, con cierto mosqueo. - Vamos al lío, voy a cobrarme todos los impuestos que me han robado fuera de este maravilloso país a hostias. - y sin decir nada más, se montó en la camioneta del medio.

Lo que restaba de mañana hasta marcharse, Zeta estuvo atenta de todo lo que ocurría. Ayudó a preparar el desayuno, sobre todo para averiguar la fuente principal de los alimentos y asegurarse de que no hubiera nada sospechoso en la cocina, evitando las especias y botes pequeños para tomar sólo cosas que estuvieran anteriormente enlatadas o embotelladas, abriéndolas en ese mismo instante. Además, aprovechó un descuido de Selma mientras cogía los platos para disolver la aspirina con agua y tirarla por el fregadero, destruyendo así las pruebas de la aspirina.

Desayunó tranquila, con cuidado de que no fuera nada pesado para no tener ningún “incidente” con el baño en mitad de la misión. No era plan de estar descargando cuando tenía que perseguir a alguien, por ejemplo. No, ya aprendí la lección.- Cuando terminó ayudó a llevar los platos y lavarlos, agradeciendo de nuevo la hospitalidad antes de coger ropa limpia que le tendía para cambiarse.

Eso era buena señal. Vestir ropa tradicional de la región significaba poder camuflarse mejor entre los habitantes aunque tenía claro que su color de piel desentonaría demasiado, un precio que no tenía más remedio que pagar.

Y eso no tardó en comprobarlo, puesto que dos mujeres desconocidas reconocían su singularidad nada más verla sin ningún tipo de tacto. No era algo que especialmente la molestara ya que estaba acostumbrada a las burlas, pero aun así alzó una ceja sorprendida de la naturalidad con la que hablaban. Se despidió llegado el momento con una sonrisa antes de proseguir el camino que Selma indicaba, negando con la cabeza ante la disculpa.

No te preocupes.- Acarició el brazo que tenía enlazado al suyo como muestra de agradecimiento.- La verdad, no sé qué le pasó. Cuando llegamos estaba como siempre, con ganas de viajar. A veces le veía hablar con gente, como ese hombre que estaba fuera del local ayer.- Se refirió al hombre que conocieron, el seguidor de Peggy.- No sé qué le diría, pero estoy segura de que le han comido la cabeza con historias. ¿Qué está diciendo Peggy para distraer? Sólo escucho hablar de ella, pero no esperaba que llegara al punto de dividir a la población de forma tan… drástica.

Por su parte, el Padre Giuseppe se preparó de la mejor forma que este podía, poniéndose detrás de Angus como si este no fuera más que un escudo humano de cualquier proyectil que pudiera ir dirigido hacia el bueno de Giuseppe. Quizás esto no demostrara el porqué Giuseppe fuera un gran agente, pero sí indicaba el porqué aún seguía con vida y en servicio.

-Vamos a ello... este puerto no se liberará solo...

Dijo el Padre mientras sacaba una barra labial de coco y se la pasaba por sus resecos labios, a fin de cuentas, una cosa es asaltar un puerto y otra cosa es dejar que unos labios se resequen y se rompan. Una de las dos cosas Giuseppe sí quería que ocurriera, en cambio la otra, no tanto.

Con una bolsa de hielo, McTaker emerge.

Ha pasado tooooda la tarde, la noche, la madrugada y parte de la mañana entrenando con los piratas, y jugando al deporte favorito de toda la piratería
¿Y cual es el deporte favorito de los piratas, te preguntas? Pues facil: El Empinamiento del Codo.

Y el Ron, ron ron. La botella de Ron.

"G... Gñá" digo algo mareado
"Venga, vamos... A por la... a por la victoria... y por el ron" digo agitando una botella en una mano, y un pollo de goma con una polea enmedio (Ningun pirata que se precie va por ahi sin un pollo de goma con una polea enmedio!)

Manteniendo una breve sonrisa, Vladimir fue tomando nota de los distintos sitios a los que pudiera ir. Por el momento, el mejor lugar al que se le ocurría que pudiera ir era hacia el hospital para ver mejor quienes eran los que estaban repartiendo cigarrillos a los niños. También le interesaba visitar de día el barco abandonado, para ir conociendo a los "hermanos" de Pip y que ellos le conocieran también, que supieran que era alguien de confianza.

Aún así, hubo algo que le llamó la atención. Las palabras del dueño del hotel le hicieron pensar que quizás ofreciera el servicio de turismo, por lo que podría asegurarse algún medio de transporte si hacía falta. Aún era pronto para moverse por la isla, teniendo apenas un día en esa ciudad, pero teniendo en cuenta las ideas de Pater era mejor tener un plan de movilización. -Ya veo. Irré a verr los sitios que me rrecomienda.- Aseguró. -Y en caso que decidierra cambiarr las herrmosas playas porr eventos más culturrales, ¿tiene buses o coches prrivados que lleven desde aquí? Prreferrirría viajarr con gente de confianza como ustedes.- Dijo.

 Angus se despierta dolorido por el entrenamiento y con una resaca digna de un lobo de mar. Los piratas eran de los pocos grupos que mezclaban tan bien el aprender a ser uno de ellos y emborracharse fuertemente en el proceso. Lo cual era una ventaja para los agentes, pues aquellos bucaneros estaban demasiado ocupados en estar borrachos o delinquiendo como para preocuparse en la verdadera identidad de "Stromboli" y "el grumete".

 El barco comienza su viaje a lo largo de la costa de la Isla Shuriken, con Henry en el timón. Su mirada estaba llena de fuego intenso; los demás piratas preparaban sus armas y asistían en las demás tareas del barco.

 Finalmente, llegan al Puerto Obikanui. Aquel lugar el cual planeaban tomar los piratas; idea instigada por el propio agente Roni en pos de hacer avanzar la misión. Si se pregunta cómo esto hará avanzar la misión... será cuestión de verlo en acción.

20 de Marzo, 1982 - Puerto Obikanui, Isla Shuriken

 El barco se acercó a una de las plataformas del puerto y rápidamente los piratas comenzaron a bajarse. La gente que estaba en esa sección del puerto empezaron a correr al ver a aquellos bandidos; era evidente que no tenían buenas intenciones. Las sospechas no se hicieron esperar para ser confirmadas: tres de los bandidos empezaron a desbalijar una de las casas, tirando todo lo que tuviera valor a una pila de cosas en el medio de la plataforma. Uno de ellos, el cual se reía con pasión por todo lo que estaba sucediendo, prendió una bomba molotov que tenía confeccionada y la tiró contra aquella casa, prendiéndola en llamas en poco segundos debido a la paja y la madera.

 Los piratas comenzaban a dispersarse por la ciudad. Eran un total de 30 bandidos que buscaban robar, quemar y destruir. Algunos de ellos se hacían con los barcos del puerto. Por su parte, Henry Dojo, el capitán, se paraba victorioso en el medio del puerto, con las manos en la cintura y una sonrisa triunfante. En un momento, le dirige la mirada a ambos agentes, los cuales todavía no se habían unido a la destrucción del puerto

- Hemos vuelto... ahora, ¿ustedes se van a quedar mirando?

 Vinnie Mahola abrió la boca por un momento para decir algo, pero se calló al momento. Pàrecía que quería vender más artículos turísticos, pero no había mucho para vender en Puerto Obikanui. Históricamente, no era una ciudad de gran turismo.

- Oh, bueno... lamentablemente no tenemos muchas carreteras aquí en Puerto Obikanui. Esos son lujos de la gran ciudad, heh heh... ¡pero puedo ofrecerle viajes en rickshaw para que no canse sus pies! Le diré a algunos de mis empleados que deje de holgazanear y lo lleve a donde usted quiera... son muy baratos.

 Manteniéndose la sonrisa de vendedor, el Sr. Mahola señala a un rickshaw que había afuera del hotel. En él, se podía ver a una pareja de turistas con una joven empleada, todos sonrientes. Aunque posiblemente la sonrisa de la empleada era solo por obligación, puesto que se la veía sudando y con las piernas temblorosas. Después de todo, Puerto Obikanui se vuelve muy empinado en la parte cercana a la jungla.

 Independientemente de si Vladimir tomaba un rickshaw o no, el Sr. Mahola se despidió del turista soviético con prisa y se dispuso a atender una llamada telefónica urgente. Se le notaba como un tipo muy ocupado. El agente entonces decidió seguri con su investigación respecto al asunto de los huerfanos y los cigarrillos yendo a su próximo punto de investigación: el hospital del pueblo. O mejor dicho: el turista"Sr. Sokolov" iría a apreciar la bella arquitectura de uno de los edificios más culturales del pueblo.

 Vladimir no tarda mucho en llegar al hospital. Al estar allí, en frente de él, puede notar una cosa: eso no tenía aspecto de hospital. Parecía, de hecho, una iglesia antigua propia de una misión cristiana. Sin embargo, una mirada a la puerta mostraba que el interior del lugar era mucho más moderno y actualizado que el histórico exterior; ademas de que había médicos caminando por el lugar. Como había dicho el Sr. Mahola: era muy lindo; aunque nada muy llamativo turísticamente.

 Lo que si era interesante, y de lo que el agente soviético se percató rápidamente, era de la presencia de una adolescente a la salida del hospital, con lo que claramente se veía era un paquete de cigarrillos en sus manos. Tenía en su hombro un bolso, y su mirada se movía de un lado a otro, bastante nerviosa. Mas cuando ve a Vladimir, se congela. No sabía que pensar de aquel extraño hombre en aquel lugar. Uno de sus pies comienza a retroceder mientras guarda el paquete de cigarrillos en su bolso.

 Selma sonríe al ver que a Zaheera no le habían afectado tanto las palabras de aquellas mujeres. Y cuando Zeta pregunta sobre como Peggy distraía a la gente, la mujer no pudo evitar girar los ojos hacía arriba en exasperación.

- Ugh, es más fácil decir lo que no está haciendo Peggy para distraer a la población... disuelve el Parlamento, pero construye casa en Los Bloques... se adueña de los medios de comunicación, pero prohibe los cigarrillos... tiene periodistas presos, pero lucha contra los piratas. ¡Cada acción de esa mujer es para tapar otro entramado de corrupción! Y eso hace que la sociedad se divida. Los que la pasan bien no se dan cuenta de que hay un sector que la pasa mal...

 Se notaba la férrea oposición de Selma al régimen. Poco después de caminar colina arriba durante un rato, llegan finalmente a la zona de las casas en las que se encontraban los hombres de Bob, el recaudador. En el medio de la zona, había tres camionetas y dos personas que las mujeres ya conocían bien: Bob y Jack Jones. Estaban a punto de irse.

 De pronto, uno de los hombres de Bob distingue unas figuras en las proximidades. Apunta con su rifle a aquellas dos personas y les dice que se acerquen lentamente. Al acceder al pedido de aquel hombre, se revela que las dos mujeres que se acercaban al campamento de los hombres de Peggy eran Selma Toki y la agente Zaheera.

 Bob, rápido como una serpiente, se acerca a las dos mujeres, manoseando el mango de un cuchillo que tenía guardado en su cinturón. Uno de los guardias seguía apuntando a las mujeres, lo cual le daba más seguridad a Bob de poder mofarse de las dos, con una sonrisa pícara.

¡Eh, mira esto, Jack! ¡Tenemos visitas! ¡Una bruja y una diosa!

 Quedaba implícito cual era "la bruja" y cual "la diosa" para Bob, debido a las miradas que le daba a Zeta. Cada tanto se volteaba a mirar a Jones, solo para saber si aquel hombre realmente era tan desapegado de su mujer. Después de todo, Bob tenía intereses que no tardó en pronunciar.

- Dime, Jack... ahora que te vas a ir, ¿seguro que no quieres que me encargue de cuidar a...? ¿Eh? ¡¿Que carajos es eso de allí?!

 De pronto, desde todos los lugares del pueblo se pudo apreciar un fenómeno extraño en el cielo: una gran columna de humo, proveniente desde el área portuaria de Puerto Obikanui. Todo advertía que se había desatado un incendio de magnitudes desconocidas en esa zona. Aquel humo contrastaba con el calmo clima de la isla y el celeste cielo de la mañana.

 Mas una de las razones de aquel fuego podía ser producto de aquel plan que dos de los agentes querían llevar a cabo llevándole la contra al resto del equipo. Plan que, de haberse realizado, tendría su escenario principal en el puerto. O podría ser otra cosa. Lo evidente era que algo estaba pasando en el puerto, y no era bonito.

Al fin las cosas iban como Giuseppe había planeado, mas o menos, pese a que no conocía las repercusiones que este movimiento pudiera causar, algo era más que evidente, se veía genial con el parche en el ojo que le había quitado a un pirata tuerto-tuerto... Aunque aún no se acostumbraba a la pata de palo que le había cogido al Pirata Palo-Palo. Pese a ello, estaba alegre, como quien ve correr a un niño rechoncho en un día de verano.

-Oh... -Dijo Giuseppe con añoranza- ¿Por casualidad no tendrás algún arma que podamos usar?. Mi arma predilecta es un Bazooka... sé que su cadencia de disparo es poca... pero nadie puede resistirse al "Ka-Boom" final... ¿Verdad?.