Partida Rol por web

Le echo una descarada mirada a Vlad, de arriba a abajo, como si no le conociera de nada

Y luego susurro -en tipica voz de susurros hollywoodiense, que escucha el espectador- "Arrr, Capitán, este mancebo flacucho" (Vlad) "me suena a mares. Creo que es uno de esos perros de tierra, pero que son listos y con conexiones. Si somos tontos, nos podemos meter en un buen lio, que no quiero acabar teniendo que pelear con la comemareas de Peggy, y con la gente de este tio a la vez"

"Si somos poco listos, pediriamos un rescate"
"Pero si somos REALMENTE LISTOS, le meteríamos en la tripulación. A ver, este tio no es de aqui, de la isla. Y si Peggy lo ve, le va a apretar los bajos. MUCHO"

"¿Que podemos perder? Nosotros, poca cosa. El, todo"
"Pero si jugamos bien, podemos ganar... LA ISLA ENTERA"

"Pienselo. La nueva isla tortuga"

"ARRRRRRRR!"

"Respecto al otro, tenemos mazmorras ¿No? Vamos a sacarle todo, TOOOOOOOODO, el arsenal, el numero del banco de Peggy, y cuantos nardos se ha jalao la moza"
"Con alcohol, sustos y una amenaza de tirarlo a los tiburones ¡Capitán! ¡Somos piratas, no MERCENARIOS!"
"A los rehenes inutiles se les tira a los tiburones. O los cocodrilos tambien. Pero soy más de tiburones"

 La transmisión es cortada abrúptamente por Jones luego de revelarse como un agente de Peggy, lo cual genera un asustado "¡¿Q-QUÉ?!" por parte de Roger, el cual apenas se puede oír al cortarse el audio. El agente se había asegurado de que su identidad no fuese comprometida, y le había metido suficiente miedo al hombre de la radio como para que no llamara nuevamente.

 Lo que dejaba a los dos agentes con el objetivo de ir a ver cómo se encontraba el agente Ivanov, del cuál no habían recibido respuestas hasta el momento. Partieron hacía el lugar del cual provenía el humo, esperando poder encontrarlo y además enterarse de que era lo que estaba sucediendo.

20 de Marzo, 1982 - Zona Portuaria del Puerto Obikanui

 Al llegar al puerto, la escena era desoladora: había fácilmente una decena de casa incendiadas por parte de un grupo de piratas, los cuales procedían a saquear las casas y llevarse las cosas de valor. Pero las casas quemadas eran lo de menos en ese escenario, pues lo más horrible era la cantidad de personas caídas en combate había. Algunos piratas yacían en el suelo, fulminados por las balas de los hombres de Bob; pero la mayoría de los muertos eran los guardias que acompañaban a aquel hombre. Podían reconocerlos de antes: el que ató a Zeta, el que le dió un arma a Jones... todos caídos en combate contra los piratas. Y civiles. Había civiles en el suelo; posiblemente víctimas de los piratas que no aceptaban que los ciudadanos quisieran defender sus casas. Se podía ver a una anciano tumbado boca abajo, sin evidentes signos de vida. Jones podría reconocerlo.

 Y en medio de todo ese acabose, allí estaban. Sus compañeros de La Agencia. Mezclados con el grupo pirata que rodeaba al evidente líder. Un hombre calvo de largos bigotes que se movía como si fuera dueño de todo lo que había en ese puerto. A los lados de aquel hombre, se encontraban los agentes McTaker y Roni, a los cuales parecía tratar con camadería. Además, había otros 4 piratas reteniendo a los rehenes de aquella banda.

 Dos de los rehenes les eran conocidos a los agentes Jones y Zeta: uno de ellos era Bob Dong. El hombrecillo desagradable se encontraba brutalmente golpeado y magullado. Estaba sollozando y le pedía piedad al pirata. Otro de los rehenes era el agente Ivanov, que también había recibido uno o dos golpes. Y finalmente una niña que hasta el momento no habían visto, pero que parecía cercana al agente soviético.

 De pronto, se puede escuchar como la voz del evidente líder pirata rompe a través de todas las cosas que se estaban diciendo en aquel grupo. Parecía que hasta el momento, los tres agentes en aquel grupo habían estado intentando convencer de algo a aquel hombre. Y este había repensando en qué iba a hacer.

- ¡Está bien! ¡Está bien! Argh... ustedes ven más utilidad en este extranjero de la que yo podría ver en toda mi vida. Dejaré vivir al turista perdido y a la niña... ¡Pero hay que enviarle un PUTO mensaje a la gente de Peggy! ¡Todo esto que hicimos hasta ahora no será menos que un rasguño para esa harpía sin no mostramos de lo que somos capaces! Tenemos que darle en donde le duela. Y que mejor cosa...

 El pirata se quedó pensando por un momento, hasta que finalmente posó su mirada en Bob. Automáticamente se lanzó sobre él y le dio un par de patadas más, para después arrodillarlo a su lado. Y finalmente, ponerle su larga espada en el cuello.

¡QUE MATAR A LA CABECILLA DE ESTE PUEBLO!

 Las palabras de los tres agentes parecían haber calmado la ira asesina del pirata, abogando exitósamente para que el agente soviético y la niña no fueran ejecutados. Incluso desviaron al pirata de la pregunta sobre para quién trabajaba Ivanov. Aún así, Henry se encontraba enojado, irritado. No le gustaba perdonar vidas. Sabía que lo hacía parecer débil frente a sus enemigos y blando frente a sus subordinados.

- ¡Está bien! ¡Está bien! Argh... ustedes ven más utilidad en este extranjero de la que yo podría ver en toda mi vida. Dejaré vivir al turista perdido y a la niña... ¡Pero hay que enviarle un PUTO mensaje a la gente de Peggy! ¡Todo esto que hicimos hasta ahora no será menos que un rasguño para esa harpía sin no mostramos de lo que somos capaces! Tenemos que darle en donde le duela. Y que mejor cosa...

 El pirata se quedó pensando por un momento, hasta que finalmente posó su mirada en Bob. Automáticamente se lanzó sobre él y le dio un par de patadas más, para después arrodillarlo a su lado. Y finalmente, ponerle su larga espada en el cuello.

¡QUE MATAR A LA CABECILLA DE ESTE PUEBLO!

Giuseppe miró a Henry a los ojos, no iba a permitir que de ninguna manera este asesinara. ¿Acaso quien se creía?. Vale que era un pirata desalmado y eso, vale que tuviera razones de peso para tener odio a Peggy y vale que fuera necesario mandar un mensaje, ya que si no, los hombres de Peggy pensarían que son unas hermanitas de la caridad... Así que Giuseppe fue el primero en hablar o mejor dicho en hacer algo.

-Amigo Henry Dojo... -Dijo antes de sacar su arma y disparar contra aquel- ¡Me lo pido!.

El disparo fue en contra del apresado por Henry. ¿Acaso quién se creía ese pirata de "robarle la kill"?.

Las intervenciones de los otros dos había ayudado a salvarle la vida, a él y a la chica. Aún cuando había diferencia de opiniones con ellos y no terminaba de aprobar su alianza, no podía negar que su ayuda había sido inestimable. Pero no era suficiente para apaciguar al pirata, que entonces pareció encontrar un malsano placer en querer degollar al otro hombre. Vladimir sólo lo dudó dos segundos: él no estaba allí para ser un héroe, sino para cumplir con su trabajo. Nada podía hacer por el desgraciado.

Aún así, previendo lo que vendría, quiso ahorrarle la visión de horror a la joven, y girándose hacia ella intentó cubrirle los ojos con la mano, abrazándola con el otro brazo en gesto protector.

"¡Capitán!" exclamo, tratando de apelar a su sentido de la piratería

"¡Que somos PIRATAS! ¡Hay que pasarlo por la tabla, Arrrr! ¿Que capitán que se precie pasa por cuchillo a los enemigos, cuando puede pasarlos por la quilla?"

Lógicamente, estoy tratando de ganar TIEMPO.
y con todo, ¡Henry puede parecer extremadamente terrorífico frente a los enemigos y formidable ante sus subordinados si hace estas cosas tan piratescas, al fin y al cabo!

Por mal que le cayera aquél tipo, debía salvarlo, después de todo era su billete hacia Peggy. También estaban en peligro una mujer desconocida y uno de sus compañeros, pero el que debía salvar en aquél momento era el repulsivo señor gordito. Sacó la pistola, apuntó y rezó por acertar el tiro... Lástima que su Dios fuera Jack Daniels, lo cual le hizo errar estrepitosamente. - Joder... - murmuró.

Habiendo errado el tiro, pero al ser más veloz que una gacela al igual que más grande que oso, hecho que a cualquiera podría confundir pues no suelen ir de la mano, le ofreció la pistola a su compañera.

Sin duda estaban en el peor escenario posible.

Por un lado esos dos incautos parecían haberse tomado la libertad de matar a todo el que se ponía por delante, no sólo eso, sino aliarse con un hombre que no parecía mejor que Peggy. Le daba igual los medios o motivos que tuvieran, sólo veía a su paso insensatez, fuego, gente herida y una batalla innecesaria con bajas, demasiadas bajas.

Por otro estaba Bob, el líder (o uno de ellos por lo que había visto) del grupo armado de Peggy, el que le había abierto las puertas a Jack para alistarse a sus filas y ver desde dentro qué pasaba, junto a un herido Vlad que hizo que apretara inconscientemente los puños y una niña que dudaba tuviera algo que ver.

Aunque la decisión era difícil, y sabiendo que posiblemente Jack no estuviera de acuerdo, Zeta tenía bastante claro cómo proceder.

Cogió el arma que le tendía pero no disparó, tampoco hizo amago de apuntar hacia ninguno de los presentes, agazapándose en el escondite que tenían mientras no perdía ojo a la escena.

No puedo salvarle.- Sentenció sin mirar a Jack, pudiendo notar que a ella tampoco le hacía demasiada gracia esa elección, pero estaba en un callejón sin salida.- Si disparo hay altas posibilidades de que ese pirado mate a los tres rehenes.- Señaló a Bob, Vlad y a la chica.- Eso sumado que se pondrán a buscarnos y ya has visto lo que son capaces. No me sorprendería que se pusieran a quemar más cosas o a hacer fusilamientos públicos como aviso. Ya lo están haciendo.- Esta vez dirigió una dura mirada hacia sus supuestos dos compañeros, los seguros causantes de todo.- Sin embargo, si ellos permiten que se derrame más sangre sólo me habrán demostrado que no están con nosotros y son unos traidores a la Agencia.- Apretó el mango del arma, pudiendo imaginar lo que quería decir de forma disimulada y soltando una acusación tan grave que necesitaba comprobar.

¡Capitán!

¡Que somos PIRATAS! ¡Hay que pasarlo por la tabla, Arrrr! ¿Que capitán que se precie pasa por cuchillo a los enemigos, cuando puede pasarlos por la quilla?

 Estas palabras fueron pronunciadas por McTaker, intentando calmar la ira homicida del capitán. Lamentablemente, sus palabras no fueron suficiente para parar lo que vendría después, producto de sus propias compañeros de la Agencia.

¡BANG!

¡BANG!

 Dos disparos se escuchan en el aire. Dos relámpagos potentes que llaman la atención de todos los presentes. Una de ellas más temprana y rápida que la otra, que parecía volar sin dirección y no dirigirse a ningún lado. Evidentemente, un disparo errado. Un disparo que provenía de la cercanía del grupo de los piratas. De hecho, cuando estos se giraron para ver de dónde venía aquella bala perdida, se pudo ver con claridad a dos personas escondidas entre los escombros de las casas quemadas. Personas más que conocidas para Roni, McTaker e Ivanov: los agentes Jones y Zeta.

 Los cinco reunidos nuevamente. En las peores circunstancias.

 El pirata Henry y el recaudador Bob, que estaban a punto de ser victimario y víctima en cuestión de segundos, se quedaron anonadados con la llegada de aquellas dos personas. La cara de Henry comenzó a ponerse roja de la ira, viendo como tantas personas estaban espiándole; sintiendo aún mayores deseos de matar al hombre de Tsai. Y el hombre de Tsai, ya casi rendido, encontrando un pequeño rayo de esperanza al ver a lo lejos a más gente acercándose. En especial al agente Jones, el cual de solo verlo le produjo una ligera y agobiada sonrisa que duraría poco.

- ¡Jon-!

 Seguida de la exclamación de uno de los presentes:

-Amigo Henry Dojo... ¡Me lo pido!.

 Y ahí fue cuando la segunda bala llegó. Y esta fue certera, fue mortífera. Dando en el cuello de Bob Dong, tumbándolo en el suelo en cuestión de segundos. Con la mirada del capitán Henry clavada en él; visiblemente shockeado por haber estado tan cerca del disparo. Casi todo el mundo había quedado en un estado de estupefacción; excepto el agente Ivanov, que había atinado a cubrir a la niña para evitarlo el mal trago de ver todo lo que estaba pasando. Pero la niña no era sorda, y todo ello sería algo difícil de olvidar.

 Bob Dong daba sus últimos respiros, entrecortados por la sangre y los moretones. Con la mirada en el cielo y la piel empalideciéndose cada segundo que pasaba. Estaba lejos de cualquier salvación, con aquella herida tan potente que tenía en una zona tan frágil y delicada como era el cuello humano. Zona a la que el atacante atinó en su intento de dispararle al prisionero. Y de esa manera "robarle" a Henry la posibilidad de matar al hombre. Ese atacante era...

El propio agente Roni.

La situación dio un giro brusco que nadie imaginaba, pero que por desgracia tampoco le sorprendía. Sabía que el cura tendría algo que ver con la muerte de Dong aunque fuera de forma indirecta al haber incitado a alguien a acabar con su vida, pero se encontró que la mano que empuñaba la pistola cuyo tiró fue directo a sesgar su existencia fue el suyo. No el del pirata, el de Roni.

Voy a detenerle y denunciarle ante la Agencia.- Se giró hacia Jack, más seria de lo que había estado nunca.- ¿Vas a entrometerte? – No hizo ningún amago de moverse a donde estaban los otros, queriendo primero saber la respuesta de su compañero.

Jack gruñó cual oso al ver como caía al tipo gordito que le iba a acercar a Peggy. Cerró el puño y maldijo hacia dentro con gran rabia, le estaban fastidiando el modus operandi de la misión y no lo iba a tolerar. Zeta le preguntó si iba a detenerla a la hora de detener a Roni, frunció el ceño. - No, no te voy a parar, de hecho te voy a ayudar a cogerlo. Esto no puede seguir así. - Estaba con Zeta al cien por cien y quizá el agente ruso también les prestara apoyo, pero debían parar a Roni y al amerciano.

Aquello fue suficiente para tranquilizar una parte de su consciencia. Se imaginaba que tendría que luchar contra Roni al no querer entregarse de buenas formas y que McTaker le cubriría como súbdito, algo que había visto desde que llegaron.

No hagas nada todavía.- Cogió su walki y se giró, dando la espalda a la playa.- Voy a avisar de la traición y esta noche, cuando nos reunamos todos solos, procederemos. Ahora hay demasiados testigos.- Se refería claramente a los piratas, aunque teniendo en cuenta que alguien les había dado la interferencia que usaban para hablar entre los agentes, no le sorprendía que hubieran sido ellos dos y que se les fuera la lengua por ahí.- Hasta entonces, esperaremos.- Se adelantó un par de pasos pero, antes de perderse, se giró hacia Jack.- Gracias.

Posiblemente ese agradecimiento no tendría sentido para él, pero sí para Zeta. Había intentado por todos los medios proteger a la gente de la isla, incluso hiriéndose a sí misma para facilitar la infiltración. Se había preocupado por sus compañeros, poniendo en riesgo su vida con tal de que todo saliera bien… el hecho de no estar sola en ello, aunque no lo demostrara con gestos, era suficiente.

Pensando en cómo lo haría y preparando la frecuencia, se alejó de la isla buscando una zona apartada con la que hablar con sus superiores.

Tras disparar, Giuseppe se guardó el arma y alzó los brazos lo más alto que pudo... es decir, apenas por encima de su cabeza, y gritó de alegría y júbilo mientras se acercaba a un más que impactado Henry Dojo y le daba un par de palmaditas por la espalda a aquel viejo lobo de mar.

-¡Y con este llevo cinco! -Exclamó con alegría- ¿Tú cuantos llevas?. ¡No! ¡No hace falta que me lo digas! ¡Aún hay mucha lucha por delante!. ¡Ya cuando logremos derribar a Peggy hacemos el recuento y el perdedor paga una ronda!. ¡Stromboli nunca se rinde!

Al parecer Giuseppe se lo estaba pasando en grande. No había matado a tanta gente en tan poco tiempo desde que le pusieron a cargo de una ametralladora en el desembarco de Normandía en donde se encontraba casualmente veraneado y comprobando las defensas. Eso sí que eran buenos tiempos, caían como moscas nada más salir de aquellos barcos...

-Por cierto... -Comentó señalando a aquellos dos- Creo que esos dos querían robarnos "la Kill", bueno, "Mi Kill" y "Tu Asistencia", mejor dicho... ¿Quienes sois y porque queréis irrumpir en nuestra sana competición por ver quien es el que más hace por tumbar el gobierno tiránico de Peggy?. ¿O acaso os habéis enterado y queréis participar?. ¡Por mi perfecto!. ¡Cuantos más seamos más interesante será todo!. ¿Tu que opinas, Henry Dojo, les dejamos entrar?.

La mirada de Giuseppe se tornó hacia el Capitán, y este seguía sonriendo. Esperando el permiso de este para que aquellos dos nuevos integrantes que CASI habían logrado robarle la Kill, pudieran entrar en la banda pirata y así evitar un derramamiento de sangre... más de lo que ya se había derramado, al menos.