Partida Rol por web

- ¿De qué quieres hablar con ella, eh? ¡No creas que vas a poder pasarte de la raya como ayer! Si levantas una mano en su contra, te la cortó con los dientes. Que los cerdos de Peggy te apoyen no significa nada para mí.

 La enfadada mujer no escondía su enojo contra el agente. Prepotente e irritada, se para entre los dos agentes. Evitando que Zeta y Jack pudieran discutir un plan de acción ante el humo proveniente del puerto.

 La chica rápidamente se retiró del lugar y Vladimir pudo seguirla sin mayores inconvenientes. Aunque al llegar a la zona portuaria, se detuvo detrás de una casa. Agitada y asustada.

- ¿Q-qué carajo es e-esto? D-dios...

 Y el agente soviético se podía dar una idea de por qué era así: los sonidos de disparos colmaban todo el puerto. Ya no había gente en las calles y las únicas siluetas que se veían corriendo de allí para allá no eran de civiles. Eran gente armada peleando entre sí. Entre la gente disparándose y peleando con espadas y otras armas blancas, Vladimir pudo ver a un hombre alto e imponente con una pistola. Al lado de él, se encontraban dos de los compañeros agentes, Roni y McTaker. Los tres estaban detrás de unos cajones, cubriéndose de los disparos de otro grupo.

 Del otro grupo la persona que más resaltaba era un hombrecillo gordo y sudoroso, que dirigía a sus secuaces que disparaban sin tregua contra aquel grupo. Sin embargo él no portaba armas y se encontraba detrás de todos.

 La adolescente estaba helada; los disparos la habían dejado ansiosa. Desde un poco más lejos, Vladimir la observaba. Y desde su posición, se podía ver algo extraño en el bolso. Algo que no había percibido antes.

 Contentando a Henry, el Cardenal Roni (o "Stromboli") comenzó a disparar sin mayores miramientos contra los hombres de Peggy; ofreciéndole apoyo a la causa pirata y marcando la primera vez que atacaba al régimen. Sus disparos impactaron en uno de aquellos hombres, dejándolo en el suelo con una importante herida cerca del corazón.

 Por su parte McTaker, fiel a su estilo, decidió diseñar algún aparatejo que los ayudara en aquella situación. Sin embargo, debido a los disparos y a las pocas cosas que había en el lugar en el que estaban refugiándose, lo que pudo hacer era reforzar su espada con algunos trozos de metal que encontró en el suelo.

 De hecho, hizo tan buen trabajo que la combinación de la espada con aquellos trozo de metal desembocaron en un escudo/espada de lo más fenomenal. Permitía movilidad, defensa y ataque en una sola arma.

 Aunque al pirata jefe no parecía hacerle mucha gracia que el agente estuviese diseñando armas en el medio de un tiroteo.

- ¡Si tienes tiempo para armas esos trastos, tienes tiempo para atacar a esos hijos de perra! ¡Pelea, grumete!

 Henry siguió disparando contra los hombres de Peggy, logrando darle en la cabeza a otro y acabando con su vida. A la lejanía, se podían observar duetos conformados por piratas y guardias que peleaban entre si con espadas y cuchillas. Mostrando que la pelea no solo era de balas.

- ¡Escúchenme! ¡Voy a ir por detrás de las casas y voy a agarrar al líder de esos bastardos! Ustedes me tienen que cubrir... ¡y si no lo hacen, vuelvo aquí y les arrancó la garganta de un mordisco!

"Hombres libres de la tripulación" exclamo "Vamos con... EEEEPA"

Nop, parece que no puedo ni levantar mi espada-escudo.
Shit.

"Esto funcionaba mejor a mi primo..."

Bla, bla, bla. Anda, calla un rato. - comentaba Jack mientras cogía unos cuantos pañuelos y cuerdas que habían por allí y tapaba la boca, los ojos y los oídos a Selma, asegurándose que no podía oír, ver, ni hablar. Una vez terminado con Selma, habló con tranquilidad con Zeta. - Así que te han pillado ¿eh? ¿Cuál es tu plan ahora? Si necesitas algo de mí, es el momento.

Sorprendida de que los guardias aceptaran de tan buen término dejarles solos, no esperaba que Jack “atacara” de aquella forma a Selma, más bien creía que pediría apartarse un poco con tal de hablar a solas mientras la dejaba esperando. Mira que eres bruto.- Puso los ojos en blanco mientras se aseguraba que la mujer, quien debía estar retorciéndose en los brazos del fuerte guardia, no podía escuchar ni ver nada. Igualmente mantuvo su voz en un susurro para asegurarse de que así no entendía nada.

Al revés, confía en mí y creo que me presentará a la resistencia. Quería ver cómo estabas para hablar contigo a solas, pero veo que también tienes tu parte.- Era una forma de decir que se había también infiltrado y estaban seguros en sus respectivos puestos. Al menos esa parte era segura.- Iba a mandar un mensaje a la base, pero esperaba que el cura recapacitara.- Señaló con un ligero golpe de cabeza hacia la columna de humo mientras negaba. Estaba claro que había pasado de sus advertencias.- Por eso estoy aquí, para buscar cómo proceder ahora que parece fuera de la misión. Necesitamos encontrar a Vladimir y pedir órdenes a la base.

Por su parte Roni, el cual al parecer había sido tocado por Dios, volvió a disparar a ciegas a los enemigos, a fin de cuentas; no tenía ni un solo motivo para dejar de hacer presión contra aquella masa de hombres del Estado opresor que aquel pequeño grupo quería eliminar de una y por todas del lugar.

-Dios, si estás ahí... que le de a un barril rojo explosivo de esos que estaban por todas partes en la Primera y Segunda Gran Guerra...

Puesto que esto es un hecho probado y contrastado por cualquier videojuego basado en aquella época; siempre hay barriles rojos explosivos dispuestos casualmente dónde los enemigos se apostan, así que él deseó a Dios poder dar contra una de esas cosas... o algo así, como sea, disparó a ciegas.

¿Vlad? Lo he visto esta mañana reunirse con alguien... Pero no sé quien era, ni para que se estaría reuniendo con él. Seguramente esté haciendo bien su trabajo, pero bueno... - gruñó un poco. - Estoy de acuerdo, deberíamos pedir indicaciones a la base. Seguramente en alguna parte de por aquí haya alguna radio, si te encargas de vigilar que la señora no la líe mucho, puedo intentar comunicarme con ellos... - aunque Jack no entendía que usar una radio cualquiera, seguramente sería un canal de comunicación no seguro... ¡Pero la inteligencia no era lo suyo!

Maldita sea...

Vladimir estaba enojado. Allí iban sus supuestos "compañeros" de misión, disparando contra agentes y civiles. Se mantuvo escondido, atento a la joven del bolso. Si la chica se quedaba allí atravesada, podría convertirse en daño colateral en el momento que alguna bala le impactara. Con esto en mente, y maldiciendo de nuevo para sus adentros, se acercó hasta ella, pasando su brazo alrededor de su cintura y cubriendo su boca con la mano, trayéndola consigo hasta el escondite, sin dejar de mirar hacia afuera.

-Shhh, no voy a hacerte daño.- Susurró, ya sin exagerar su acento, hablando en un casi perfecto inglés. -Si sales allí afuera y te matan, no podrás ayudar a Pip ni al resto de los niños.- Le dijo, tratando de que confiara en él. Hasta no sentirla relajarse, no la soltaría.

Es mejor que estemos todos juntos, espera.- Miró a todos lados pensando de manera rápida. El humo a lo lejos cada vez era más denso, imaginándose que el incendio debería ser de un tamaño considerado como para verlo desde la playa hasta su posición.- Debes soltarla, a Selma. Volveré con ella a casa y nos reuniremos tú y yo a solas para buscar a Vlad, después de eso llamaremos a base.- Era el mejor plan, el de intentar funcionar como el equipo que eran en vez de cada uno por su parte.- En una hora estaré en las puertas de ese edificio*.- Señaló un edificio visible, ya fuera por el color de sus paredes o la altura. La cuestión era poder verlo a distancia y tenerlo como punto de referencia.- Suéltala y nos largaremos. Estaremos bien, no te preocupes.

Zeta... - suspiraba, disconforme. - Te puedo soltar a ti, si prometes que no volverás a ser capturada, pero no puedo soltar a Selma. Si os suelto a los dos y vuelven los guardias ¿cómo crees que me van a mirar? Si te suelto solo a ti, puedo decir que he... Ajustado las cuentas contigo. Pero si os suelto a las dos, al que van a enganchar por banda es a mi... Me puedo encargar también de que no le hagan demasiado daño, si te sirve de consuelo. - se acercó por detrás a Zeta y empezó a desatarla. - No hay otra opción, al menos no ahora mismo para mí.

Sabes que no voy a dejar que involucres a un civil en esto.- Miró a Selma pensando seriamente si decirle la verdad sobre ellos dos, pero temía que el exceso de información pusiera en peligro no sólo la vida de aquellos que estaban en la resistencia, sino la tapadera y toda la misión.- Está bien, entonces deja que ella se marche y atrápame a mi.- Movió las muñecas una vez las tuvo liberada al sentirlas un poco entumecidas.- Si se queda aquí nada asegura que no la maten. No tendrá posibilidad de escapar pero tal vez yo sí.- Se encogió de hombros intentando quitarle importancia aunque estuviera bastante preocupada por Selma.- Eso no entorpece tu tapadera, ¿verdad? Ninguna de las dos en realidad.

Jack sonrió al ver como colaboraba Zeta con él. - Si deciden interrogarte o algo similar, me encargaré de llevarte todos los analgésicos que pueda. - empezó entonces a desatar los ojos de Selma. - Eres una buena persona, Zeta. - una vez terminó de desatar los pies y los ojos de Selma, exclusivamente, se puso un dedo en los labios, pidiendo silencio hacia la prisionera.

La cargó hasta la salida y entonces habló con ella. - Te dejo libre, pero no puedes volver al pueblo, te capturarán. Tampoco te puedo desatar las manos ni la boca, pero tienes los pies libres. Ve hacia cualquier otro pueblo, di que te han asaltado bandidos e intenta pasar desapercibida a partir de entonces, no te metas en líos. 

Sólo hago mi trabajo.- Sonrió mientras desataba a Selma, esperando a que estuviera lo suficiente calmaba para dedicarle unas últimas palabras, al menos por el momento, a quien la había estado cuidando.- Estaré bien Selma no te preocupes.- Sonrió, pero esta vez no era algo fingido por su papel, sino realmente Zeta lo sintió. Temía que en algún arranque de valentía con tal de salvarla hiciera una tontería, prefiriendo evitar eso.- Hazle caso, es mejor que pases desapercibida. Nos veremos pronto.- Y dejó que cargara con ella hacia la salida antes de despedirse, esperando Zeta en el mismo lugar donde la encontraron.

 Allí estaba el cardenal, disparando a diestra y siniestra contra los hombres del régimen en una muestra de gran habilidad para un hombre tan golpeado por la edad (y un parche que le quitaba la mitad de la visión). Con su fiel espejo y su mascarilla de guerra, Roni se mostraba como una figura amenazante para aquellos hombres. Y razón no les faltaba para temerle.

 Con puntería certera y una suerte que solo se veía en películas, "Stromboli" logra dispararle a un extraño barril rojo que se encontraba cerca de aquellos hombres. Este barril, ante el contacto con la rápida bala, no tarda un segundo en explotar estrepitósamente, llevándose la vida de 3 hombres en el camino. Estos, contados con el guardia que había caído por la bala de Roni anteriormente, ya sumaban cuatro víctimas en las manos del agente.

 Por otra parte, y tal vez con un aire menos sanguinario que el estaba mostrando el cardenal, McTaker se encontraba batallando con su nueva espada-escudo que se había hecho. Sin embargo, al pobre manitas le estaba costando acostumbrarse al peso del arma, por lo que él no pudo cubrir a Henry en su plan. Aunque la explosión creada por Roni fue suficiente para que no molestasen al jefe pirata en su recorrido.

 De hecho, justo cuando los guardias estaban recuperándose del estruendo e iban a disparar contra McTaker, Henry Dojo salta desde un tejado próximo y dispara contra los guardias mientras grita de forma desaforada, matando a uno en el acto.

¡ARGHHHHH! ¡Mueran, escoria! ¡MUERAN!

El bueno de McTaker intenta cargar con ESO que se ha hecho.

Intentó crear una puerta de camión. Acabó creando la cosa más bruta y pesada jamás existente "Gñá, no tenia que haber faltado al gimnassium" piensa

 Cuando Vladimir se acercó a la chica e intento tranquilizarla con su presencia, la primera reacción de la chica era sacarse de encima a aquel extraño y salir corriendo. Pero los disparos y la presencia de los piratas le provocaban demasiado terror, y en la vista de un aliado impensado como aquel turista soviético, la chica se quedó quieta en los brazos del agente. Se cubría la cabeza, temblaba y cerraba los ojos, como lo haría un niño pequeño. Es que aquella chica no estaba muy lejos de ser considerada una niña.

 Una vez asegurada la seguridad de la chica, el agente se pudo poner al tanto de la situación desde el otro lado de su escondite: el padre Roni había disparado contra un barril rojo de aspecto infamable que explotó y dejo muertos a tres guardias del régimen. El enfrentamiento se estaba llevando muchas vidas, tanto de piratas como de los secuaces del hombrecillo pequeño y gordo que los enfrentaba. En otro escenario, tal vez menos violento, McTaker se encontraba luchando con levantar una espada-escudo que había construído. Y finalmente, Vladimir pudo apreciar al jefe pirata abalanzándose desde un techo contra el grupo de guardias, matando a uno de un disparo certero.

 Una verdadera guerra estaba a la vuelta de la esquina para Vladimir, que ahora tenía en su cuidado a una adolescente con conexiones a los huérfanos. Y como si fuera poco, pudo identificar aquellos objetos extraños que le habían llamado la atención en el bolso de la chica: un buzo azul con una capucha y una típica máscara de Groucho Marx (aunque esta tenía la particularidad de tener los vidrios de los anteojos negros, como si fueran lentes de sol). Aquellos elementos agregaban otra intriga en la misión del agente soviético.