Partida Rol por web

*....eeeeeEEEHHH ????

Pensé petrificado cuando empezó a sacar espuma por la boca, justo cuando pensé que había pillado la indirecta. 

*EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHH??

Pensé cuando el chinarro me dijo que había fracasado y que había muerto por su muela de cianuro.

*EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHHHH??

Pensé cuando en vez de matarme por incompetente me da un ascenso por haber sido tan bueno amenazando como para hacer que se intentase suicidar. Con éxito. Miraba su cadáver ahí en medio de la jungla pensando que ahora yo sería el próximo... pero...

-U-n, ascenso? Un ascenso! - Mi cara era de sorpresa y confusión. Pero eso quizás significaba NO MORIR por el momento - P-Por supuesto! ...un honor! Señor! - mi instinto de supervivencia superaba la lástima y el despropósito de aquél suicidio por parte de un colega de la organización. Si quería sobrevivir tenía que seguir pasando desapercibido entre las sombras. Cual personaje sin desbloquear en un equipo lleno de pálidos chinos.

El hombre se giró hacia el vehículo y del asiento del copiloto salió una mano que le entregó un pequeño dosier que, abriéndolo, se lo entregó a El Negro, así como un documento a parte. Al parecer el primero era los encargos de la misión que tenían de manera inminente y lo segundo era el nuevo cargo que ostentaría.

-Firme aquí. -Indicó señalando en el segundo documento- Y te convertirás en el líder de tu sección para las maniobras de combate de mañana. Vamos a marchar hacia "El Puente Maldito" y evitar que esos Piratas y Mafiosos crucen desde Los Bloques. No podemos permitir que se expandan como un cáncer por toda la Isla.

Echando un vistazo al primer documento, este parecía ser un plan de ataque por secciones para crear un gran puesto de avanzada en cada extremo del puente y hacer que el grueso del ejército pasara al día siguiente para recapturar Los Bloques de los Piratas y los Mafiosos que habían logrado tomarlo luego de acabar con la guarnición de la Ciudad.

Además de eso, había planes de capturar el Puerto Obikanui, el primer lugar capturado por los piratas. Eran planes de una guerra sin cuartel con el objetivo de conquista total, así como la expulsión y la ejecución de los piratas y los mafiosos que participaban en ella; con especial interés en la captura del "Capitán Pirata Henry Dojo", el "ViceCapitán Josh Hinue" el líder mafioso "Donald Soho" y el "Pirata Stromboli".

Me había olvidado de que había alguien en el asiento del copiloto hasta que vi salir aquella mano con el dosier. Me dijo que tenía que firmar en alguna parte así que... firmé con el acrónimo de mi tarjeta "Nig G.A".

-Gracias! un honor! La conquista será imposible de detener! Esos cancerosos no sabrán el oscuro destino que les depara... - Por no decir NEGRO destino. Con aquél plan iban a arrasar con todos ellos uno puente tras puerto. Estaba claro que tenían múltiples enemigos que serían buenos aliados nuestros, si conseguía llegar a ellos. Con esos datos y detalles de la avanzada... quizás tuviera alguna oportunidad?

Pero por ahora lo mejor era seguirle el juego. A pesar de mi compañero caído justo a mis espaldas por esa muela de cianuro.

El hombre miró directamente a El Negro, parecía estar bastante serio a diferencia de su actitud tranquila y vivaracha que mostraba en su exterior hasta ese momento. Clavando su mirada directamente encima de aquel hombre y manteniéndola durante unos cuantos segundos.

-No vuelvas a hacer eso. -Comentó con seriedad, al parecer los juegos de palabras no eran lo suyo- Vámonos.

Tras hacer este comentario, el hombre volvió a adentrarse en el interior del vehículo a la espera de que el nuevo "Líder de Regimiento Nig. G. A." le acompañara para poder liderar a aquel grupo de soldados que iban a conquistar El Puente Maldito y evitar que caiga en manos de los Piratas y Mafiosos.

Tras unos cuantos minutos de viaje por las sinuosas carreteras selváticas por una carretera secundaria, esta era de tierra y el vehículo a pesar de sus buenos amortiguadores no era capaz de atenuar todos los baches, piedras y socavones que habían en el camino; aunque por suerte para ellos, esto terminaría también pronto; el vehículo se detuvo por unos segundos para tomar una ruta principal igualmente de sinuosa pero menos movidita.

El vehículo se detendría finalmente y el Chofer saldría de su asiento para abrirle la puerta a aquel gigantesco hombre, y ya de paso a su "invitado especial", que en este caso "El Líder de Regimiento Nig. G. A.". Sin lugar a dudas había cometido una decisión crucial en aquel momento, aunque no sabía si era la acertada o no.

Frente a ellos había un edificio en mitad de la jungla, si El Negro era avispado podría reconocerlo como el edificio que acababa de abandonar; por lo que en verdad lo único que pasó es que había dado una laaarga vuelta para volver al mismo sitio, un paseo. Y la igual que cuando lo encontró, las puertas estaban abiertas de par en par, aunque ahora había un par de camiones de transporte de tropas aparcados en la entrada.

En el interior del patio se encontraban una buena cantidad de hombres, todos uniformados y con las armas en alto, a la espera de recibir a los recién llegados. Bueno, no todos, puesto que uno estaba en paños menores tan solo armado con un rifle.

El hombre salió del vehículo y se acercó a aquellos soldados, haciéndoles un saludo militar con su mano. Al parecer a pesar de que este hombre tenía la habilidad de ser cruel y despiadado, la elegancia y el honor militar era una constante para este, incluso realizando un acto tan simple como devolver el saludo.

-Este hombre, -indicó presentando a El Negro- ha demostrado no solo su compromiso, sino su fidelidad a la isla; siendo capaz de insuflir el terror en los corazones de nuestros enemigos. Y desde ahora será quien lidere este regimiento en la batalla que está por venir en el "Puente Maldito".

Viendo como El Negro se acercaba a aquel Regimiento que iba a liderar, uno de los soldados que saludaron de vuelta a Ted Hyun, esta vez ya no con sus armas, sino con sus manos; habló.

Al parecer este hombre se encontraba completamente desnudo, por lo que no sería del todo difícil saber quíen en verdad este era, al menos no para El Negro, el cual estaba comodamente vestido con un uniforme militar.

-¡Señor!. -Exclamó al aire- ¡Disculpe, Señor!. ¡Pero ese uniforme es mío!. ¡Yo me llamo Nig Guillet Ank!. ¡En mi casillero desapareció mi uniforme y no estaba en el suelo del patio como el del resto!.

Ni bromas ni comentarios con segundas. Esperaba no meter la pata próximamente... 

Y ese próximamente llegó con el despelotado chinorris en medio de la formación acusándome de haber robado su uniforme, justo después de que me presentara al resto. Imité los saludos militares con tal de integrarme, pero algo tenía que decir en respuesta para mantener mi posición actual sin ser señalado y encarcelado de nuevo.

- Soldado Nig Guillet Ank! -dije autoritariamente abusando de mi nueva autoridad superior sobre él - ¿Cómo se atreve? No recuerdo ningún uniforme extra con su nombre completo ¿Acaso lo ha perdido? Éste es mi uniforme, tan cierto como que soy El "NigGA". Se confunde usted severamente y está haciendo perder el tiempo a nuestro Superior!.

Estaba todo lo serio de lo que fui capaz, alzando el tono militarmente como lo haría cualquier líder de Regimiento con sus subordinados.

La forma en la que El Negro (o El "NigGA" en este caso) había resuelto aquel conflicto usando la diplomacia, tratando de "gaslight" a aquel hombre había sido relativamente efectiva, no hacia este hombre desnudo que parecía convencido de que esa era su ropa, sino para la situación en general.

Sin decir ninguna palabra, Ted Hyun sacó su arma, apuntó directamente a la cabeza del nudista Nig Guillet Ank y jaló del gatillo, haciendo que el arma diera un poderoso estadillo y consecutivamente, el cuerpo de aquel soldado desnudo golpeara el suelo.

-No me gustan que me hagan perder el tiempo. -Dijo antes de volver hacia su vehículo. -¡MARCHEN!.

Mis músculos se tensaron con el repentino e inesperado disparo. 

No estaba la cosa para bromas, acababa de provocar la muerte de un pobre infeliz. En pelotas. Y era la segunda muerte del día que presenciaba. 

Aunque si pensaba que era un pobre infeliz que apoyaba la causa de la Presidenta Peggy, entonces, no era una gran pérdida. Aún así no pude evitar hacer un rezo mental agradeciéndole su existencia y su uniforme. Gracias al cual yo seguía vivo por el momento.

-ESO. MARCHEN! Y NO VUELVAN A HACER PERDER EL TIEMPO A SUS SUPERIORES! Tienen cosas más importantes que hacer. - dije siguiendo las órdenes del chino gigante dando la orden a mi nuevo regimiento frente a mí, aprovechando el tono mandón para descargar un poco la adrenalina y el miedo a ser disparado en cualquier momento. No me cabía duda de que a ninguno de los demás soldados le apetecería volver a hacerle perder el tiempo a ese gatillo fácil. Yo incluido.

-Eh.. Vosotros dos! - les dije a los dos últimos. - Encárguense del cuerpo!.- Y mientras supervisaba todo, esperé rezando para mis adentros a que el gigantón se marchara ya en su vehículo de una vez por todas.

Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, como la maquinaria bien engrasada o los mecanismos de un reloj aquellos soldados empezaron a marchar hacia los camiones, subiéndose poco a poco en fila india en cada uno de ellos hasta terminar por llenarlos todos, cada soldado sentado en las banquetas laterales a la espera de recibir más órdenes.

En aquel lugar tan solo se encontraba en Ministro de Defensa, El Negro conocido como el "Nig G.A" y aquellos dos pobres infelices que se estaban encargando de deshacerse del cuerpo del "Nig G.A" verdadero. Al parecer la situación era del todo menos óptima para aquellos soldados, pues no sabían dónde llevar o qué hacer con el cuerpo; por lo que simplemente lo cogieron de piernas y hombros y lo movieron de un lado a otro, nerviosos.

El hombretón parecía estar dispuesto a marcharse, puesto que ya tenía medio cuerpo dentro del vehículo pero antes siquiera de entrar del todo recordó de qué trataba aquella misión que le había encomendado a El Negro, o mejor dicho a "Nig G.A", y que esperaba que este cumpliera a rajatabla, puesto que ya sabía de las consecuencias de no hacerlo.

-Los conductores ya tienen las órdenes de llevaros al Puente, -advirtió el hombre- allí podréis montar un puesto avanzado con los materiales que tenéis en los camiones, y reuniros con el resto del ejército para cruzar el puente mañana a primera hora.

Aquellos soldados estaban bien engrasados. Como maquinaria, quiero decir.

-Sí!. Señor! - hice el saludo que había visto hacer a los demás a ese jefazo y entonces esperé respetuosamente a que se fuera en su maldito vehículo de una santa vez.