Partida Rol por web

El océano, ya convulsionado por la feroz batalla entre ballenas y barcos de guerra, se transformó aún más con la aparición súbita de gigantescos tentáculos emergiendo desde las profundidades. Cada uno de estos apéndices titánicos rivalizaba en tamaño con los imponentes acorazados, aplastándolos y retorciendo el metal con una facilidad aparentemente sobrenatural. El submarino, ahora testigo de esta nueva y asombrosa intervención, se estremeció ante la presencia del calamar gigante que emergía de las profundidades del mar. La tripulación, sorprendida por esto, observó con mezcla de asombro y horror cómo el calamar gigante hundía los barcos restantes, haciendo que la tripulación enemiga saltara al agua en un frenesí de terror.

No solo la sangre de ballena había atraído a un calamar gigante, si no que también un banco de tiburones que atacaban a los tripulantes que habían huido del primero. La aparición del calamar gigante y el banco de tiburones transformaron completamente el paisaje del conflicto en el océano. Mientras los tentáculos del calamar continuaban su danza destructiva, los tiburones se sumergían en un frenesí alimenticio, atacando a los náufragos que se arrojaban al agua en un intento desesperado de escapar de la furia marina.

La tripulación del submarino observaba con una mezcla de asombro y horror mientras la naturaleza, en toda su majestuosidad y crueldad, tomaba el control de la situación. Los enemigos que antes habían representado una amenaza ahora eran presa de las criaturas marinas, y la batalla tomaba un giro inesperado e impactante.

Casi me cago encima echando a perder toda la comida Kosher que pude tragar antes de ser invadidos por los agentes de la ONU locos y los soldados. Aquello era peor que una película hardcore de horror serie B con extra de salsa de tomate por doquier. Tenía el culo tan apretadito como los labios al presenciar semejante masacre destructiva.

*ESTOS CHINOS ESTÁN LOCOS!! TIENEN MONSTRUOS MITOLÓGICOS DE VERDAD!! - sudando, miro al loco con expresión de terror en los ojos - sal-ga-mos-de-a-quí... - dije con un susurro por automatico terror de ser devorado en medio de aquél festin marítimo. Como si pudieran oírme.

El submarino, en un intento por poner distancia entre la tripulación y los monstruos marinos que habían emergido en la batalla, se dirigía directamente hacia tierra firme. La tensión a bordo era palpable mientras Ishmael, con una mezcla de asombro y temor, guiaba la nave hacia la seguridad aparente de la costa.

Sin embargo, el alivio fue efímero cuando, sin detenerse, el submarino encalló en la arena de la playa con un impacto sordo. La tripulación, desequilibrada por la brusca parada, se aferró a lo que podía mientras el submarino quedaba varado en la playa. El sonido metálico resonó en el interior de la nave, y el bullicio de la tripulación llenó el espacio confinado.

Ishmael, recobrando su compostura, evaluó la situación con urgencia. Y, sin ningún tipo de remordimiento fue el primero en saltar a la escotilla abrirla, y salir corriendo por la playa hacia la tierra firme, o al menos aún más tierra firme, toda la tierra firme que pudiera poner entre él y el mar que pudiera.

-¡NO VUELVO A TOCAR EL AGUA JAMÁS!. -Gritaba, aterrado de lo que acababa de contemplar- ¡Ni me pienso bañar en la vida!. ¿¡Quien diablos imaginaría que en el agua del mar se esconderían semejantes monstruos!? ¿¡Qué fueron esos atunes gigantes que chocaban contra los barcos?! ¿¡QUE ERAN ESAS COSAS QUE VINIERON A MI LLAMADO?!.

Ray Shugi y Elijah Hoffman, afectados por el miedo y la incredulidad ante los eventos que acababan de presenciar, se unieron a la evacuación del submarino. Con pasos apresurados, salieron corriendo hacia la playa, alejándose lo más posible del agua que había sido testigo de la épica confrontación entre las criaturas marinas.

-¡Los monstruos no hablan, solo recurren a la violencia!. -Comentó el hombre- ¡No debemos de ser como monstruos y tenemos que usar la palabra para solucionar nuestros problemas!.

El susurro de la brisa y el rugido lejano de las olas proporcionaron un telón de fondo inquietante mientras la tripulación se encontraba en la playa huyendo, aún procesando el torbellino de eventos que habían marcado la jornada. Ray Shugi y Elijah, en particular, mostraban signos evidentes de conmoción, sus rostros reflejando la angustia y el miedo que se había apoderado de ellos.

-¡Que te calles!. -Le espetó a su compañero superviviente- ¡La violencia es necesaria para derrocar al gobierno tiránico!. ¡Todos ellos!.

Fui detrás del resto, a poder ser por delante. No quería que ni un sólo tentáculo me tocase jamás después de toda aquella demostración de dientes y aguas oscuras. La naturaleza en todo su esplendor. 

-A callar! - me sumo a Elijah - los monstruos vinieron después de hablarles por el megáfono! ¿Pero qué clase de animales contactan con Movy??! es que instalaste una especie de llamado feromónico para monstruos?! ¿qué tipo de experimentos os hacen hacer en ésta isla?! - o quizás era la belleza de la naturaleza en todo su esplendor. El más grande se come al pequeño. Y esas cosas.

No dio tiempo ni de lamentar la pérdida de Mao Pao. Cuyo cadáver seguramente fue caído al agua para formar parte de ese banquete marino. Desde la isla, seguí mirando hacia la zona que dejamos atrás, se debían ver todos aquellos barcos aún hundiéndose...

-Esperad. ¿Dónde estamos ahora?... - una playa sí, pero la zona de la isla yo no la conocía. Y seguíamos en territorio enemigo. Miré a mi alrededor cual águila hambrienta desesperada o cual animal previniendo ser devorado por un águila en territorio peligroso de caza. Teníamos que ponernos a salvo! 

Echando un vistazo atrás, los gigantescos tentáculos de un calamar colosal se llevaba hasta el último destructor al fondo del océano, mientras que las ballenas supervivientes ya se habían encargado de destruir el último barco de tamaño menor, así como también los barcos auxiliares y botes de escape; finalmente los tiburones seguían devorando a los marineros que habían caído o saltado al agua.

No parecía que nadie de allí fuera una amenaza a estas alturas, todos estaban demasiado entretenidos con lo que había en el mar, como para siquiera tener una oportunidad de hacer cualquier otra cosa.

El Puerto Kartol estaba altamente militarizado a pesar de lo que en apariencia no era más que un simple puerto asiático; al parecer se había usado esa base como punto principal para la creación de barcos de guerra aprovechando la ventaja táctica que tenía al estar al norte de la isla y protegido por la geografía de la isla.

Además de ser el puerto más cercano a la Ciudadela.

Ninguno de sus tres acompañantes parecía querer detenerse en la huída para charlar con El Negro, estos simplemente siguieron corriendo en la dirección contraria en donde se encontraba cualquier fuente de agua salada, no queriendo estar cerca de ningún tipo de criatura marina de características gargantuescas.

Estos llegarían a la Jungla y seguirían corriendo; si El Negro no quería quedarse solo, debería tratar de detenerlos antes de que estos se perdieran por la espesura.

-EH??!! - a la que me giré no eran más que tres espaldas adentrándose en la espesura de la jungla. QUE SE IBAN SIN MÍ !!!! -E-e-esperadme!! - corro tras ellos a zancadas mal hechas en la arena tropezándome varias veces con troncos y otras piedras varadas por la playa. A la que me di cuenta ya estaba metiéndome en esa jungla sin ver absolutamente ninguna de las tres espaldas. - Os vais a perder! - o más bien, me iba a perder yo!! Esto era un dejavú de cuando el grupo de agentes se separó nada más entrar en la isla. Pero ahora estábamos cerca de la ciudadela, y eso era aún más peligroso.

Y así fue como El Negro por no tener ningún punto de habilidad en Físico se quedó retrasado del resto del grupo que se perdió por la jungla, alejándose de cualquier cuerpo de agua que pudiera tener un tiburón, una ballena o un calamar colosal. Y aunque al haberse alejado tanto ya habían garantizado su seguridad, estos no quisieron correr ningún riesgo y siguieron.

Relativamente cerca de donde este se encontraba, el Puerto Kartol había dado la voz de alarma y los grandes focos de las torres apuntaban hacia el mar, al igual que los pocos soldados que había por el lugar, soldados que tuvieron la suerte de no encontrarse en ninguno de los barcos.

Estos parecían haberle declarado la guerra al mar, pues rápidamente disparaban sus balas contra la superfiice del agua, aunque sin demasiadas esperanzas de poder alcanzar a ninguna criatura; lo que sí hacían era asegurarse -de manera involuntaria- que cualquier superviviente de la masacre lo tuviera muy difícil de regresar a la costa sin ser acribillado a balazos.

Mientras esto ocurría un tentáculo se elevaba de las aguas a lo lejos, lanzando contra el pueblo un trozo del acorazado que se había llevado a las profundidades, causando grandes destrozos, incendios y edificios destruidos a su paso antes de volverse a ocultar.

Realmente estar lejos del agua ayudaba, y aquel pueblo estaba en caos total, con cuerpos tirados allí y allá.

Esta era mi oportunidad de escapar. Con el puerto sumido en el caos y los soldados enfocados en el mar, tenía que lograr un modo para encontrar algo que me ayudase a escapar, o a camuflarme. No podía quedarme aquí en medio sin más, tenía que salir del puerto y adentrarme en zona segura, aunque esa zona parecía ser más cerca del enemigo y la ciudadela que antes.

Con toda la rapidez que pude me adentré para buscar un vehículo terrestre, armas, ropa que me sirviese para llamar menos la atención... cualquier cosa sería mejor que lo que llevaba puesto.

Y... estaba todo tan desamparado y caótico que esto parecía un buffet libre de cosas, al parecer.

Por fortuna para El Negro, de entre los vehículos que había y que no estaban aplastados, estrellados o en llamas; había un camión del ejército con material militar, desde armas hasta uniformes, chalecos antibalas, granadas... Y más importante aún, las llaves del vehículo en el contacto.

Al parecer el soldado que llevaba aquel camión no era más que una mancha debajo de los escombros de una de las casas que fue golpeada por el trozo del acorazado lanzado.