Partida Rol por web

-¿Y Vd.? ¿quién es usted? ¿Por qué me buscan y que han hecho con mis compañeros? ¿Estaban muertos?-

El villano se detuvo a meditar las preguntas de Lawson. Pareció dudar entre dispararle o responder. Finálmente, lo hizo: -Sólo un soldado, eso es lo que soy. Antaño serví a la patria y al Emperour. Cumplí con lo que me ordenaron, y por hacer su trabajo sucio ambos me volvieron la espalda.- Suelta una maldición en Montaigne y escupe al suelo. -Y por ello ahora mi único señor es el oro, avalonés.- En ningún momento dejó de apuntar a Lawson, a pesar de las maniobras de este. -No entiendo demasiado bien el interés de Jean-Baptiste Gaulle Dul Motte por ustedes, pero los cuerpos de sus amigos van camino ahora de encontrarse a disposición del señor Dul Motte, tal y como él lo ha solicitado expresamente. Así que, sí, puede usted darlos por muertos. No creo que quede mucho de ellos una vez Dul Motte los raje con su bisturí y rebusque en su interior buscando... quien sabe qué.-

-Bueno, al fin y al cabo, no sería la primera vez.-

¿qué contestas, prefieres vivir o quieres que te remate aquí y ahora? Al fin y al cabo, yo solo quiero salir de esta isla.

-Veo que no lo entiendes. Tú no puedes salir de esta isla, porque ya está muerto.- Y tras aquellas tenebrosas palabras, el tipo disparó.

La bala pasó cerca, y Lawson sabía que habría acabado muerto si no fuera por el hechod e que el tipo estaba tan mal.

-¡Merde!-  Gruñó al ver que no había dado en su blanco. Arrojó la pistola, ya vacía, contra Lawson, pero este la evitó con extrema facilidad.

El tipo estaba ahora en sus manos. 

Lawson vió al negro fuera del círculo, observando la situación agazapado tras unas peñas. Parecía no tener intención alguna en intervenir.

A Lawson no le gustó nada la decisión que había tomado el Montaignes. Atacó decidido a acabar con el tipo que le acababa de disparar pero en el último momento intentar dejarlo inconsciente. Tampoco era cuestión de ir masacrando a todo lo que se le ponía por delante, aunque en el estado que le había dejado el disparo, igual se moría de todas maneras.

Se dirigió al negro para dejarle claras sus intenciones.

-¿Eres amigo de Toa Rappa? - le dijo con voz amigable. - Me gustaría que hablásemos, no tengo nada contra tí. Podemos ayudarnos mutuamente.

A pesar de intentar no acabar con él Lawson no pudo evitar acabar con el oficial con su último golpe. El tipo había perdido ya demasiada sangre. Pero el lance había sido justo.

El negro salió lentamente de su escondrijo a raíz de las palabras de Lawson: -¿Toa Rappa sigue vivo? Pensé que a estas alturas estaría ya muerto.- Este negro manejaba el montaigne con bastante mas fluidez que el viejo chamán. Además, iba vestido a la manera occidental.

Al oír al propuesta de alianza añadió: -Sí. Quiero ayudarte. Pero estamos solos... ¿O hay más de tus amigos?-

-Por cierto, puedes llamarme Etienne.- Dijo señalándose el pecho. -No es mi verdadero nombre, pero llevo tanto con él puesto que me he acostumbrado a que me llamen así. Además, te será más fácil pronunciarlo que mi nombre nativo.

James miró casi con pena al soldado que había abatido finalmente a pesar de haberle dado opciones de vida. Se encogió de hombros y limpió su espada. La guardó mientras se giraba hacia su nuevo conocido Etienne.

- Me llamo James Lawnson - dijo imitando el mismo gesto que había hecho Etienne - y procedo de Avalon.

- No sé si Toa Rappa sigue vivo, si te soy sincero, mis compañeros y él mismo cayeron cuando una nube salió de una especie de chimenea y todos perdieron el sentido, no se si muertos. ¿sabes algo de eso? ¿Qué es esa especie de nube? - paró brevemente antes de seguir hablando.

- Nuestro plan original era ayudar a Toa Rappa a liberaros y de alguna manera intentar escapar de la isla, pero ahora yo también estaba solo. - siguió hablando mirando a Etienne, buscando algún gesto, pero el hecho de que conociese a Toa Rappa le tranquilizaba bastante.- ¿Podemos ayudar a los tuyos a escapar y de alguna manera intentar derrocar a Dul Motte todos juntos? - casi se aturullaba haciendo preguntas- ¿Y el barco que vi anteriormente? ¿sabes qué trae o a donde va?

Decidió callarse y darle tiempo a Etienne a que fuese respondiendo preguntas.

¿sabes algo de eso? ¿Qué es esa especie de nube? -

-Sí. Los hombres de Sebastien "El Cruel" dijeron que era una máquina. Esta debajo, debajo del suelo. Yo estaba allí cuando los hombres de Sebastien encendieron su magia.-

-No sé como funciona ni se lo que es esa nube. Decían que era obra de los Thalussai, como los túneles. Yo no lo sabía, pero por debajo la isla está llena de túneles. Toa Rappa siempre decía que los Thalussai fueron seres malvados que exterminaron a los benévolos Domae. Maldad pura, como sus obras. Por eso ir a su tumba nos estaba prohibido por el hombre-medicina.-

-Entramos a los túneles bajo la mansión de Dul Motte. Tomaron a otros esclavos de la plantación y recorrimos un laberinto de túneles hasta llegar aquí. Bueno, ahí abajo.- Señaló al suelo.- Fue asombroso. Podíamos ver lo que había en la superficie con una bola mágica que tiene la máquina. Ellos esperaban cazar a La Bestia, pero aparecieron ustedes, acompañados de Toa Rappa, y entonces ellos aprovecharon la situación para encender la máquina y salió la nube. -

-No estaban seguros de que la máquina funcionara con personas. Por lo que decían, la máquina era más efectiva cuanto más grande sea el ser contra el que la utilizaban, lo cual no tiene mucho sentido para mi. Pero por eso precisamente querían usarla contra La Bestia. Yo vi a través de la bola de cristal como tus amigos caían a causa de la nube que salió de la chimenea.-

- Los hombres de Dul Motte también vieron cómo escapabas y entonces apagaron la magia de la máquina. Subimos arriba y Sebastian ordenó a los esclavos y a algunos de sus soldados coger los cuerpos de tus amigos y de Toa Rappa y llevarlos de vuelta a la mansión de Dul Motte por los túneles. Luego Sebastián encabezó a otros pocos hombres para seguirte y capturarte. No quería dejar cabos sueltos. A mi me eligió porque yo era cazador en mi tribu, y podía seguir tu rastro.-

-¿Podemos ayudar a los tuyos a escapar y de alguna manera intentar derrocar a Dul Motte todos juntos? -

-No lo sé. Dul Motte tiene muchos hombres, y armas de fuego, pero tu has derrotado a su capitán y he visto que eres un gran guerrero. Y yo puedo ser muy silencioso si me lo propongo. Eso me da esperanzas ¡El Gran Espíritu te ha enviado para ayudarnos!-

 ¿Y el barco que vi anteriormente? ¿sabes qué trae o a donde va?

-Bueno. Viene con otros hombres blancos. Montaignes se llaman a si mismos. Imagino que de la isla de la que venís los hombres blancos. ¿No?-

-Una vez, antes de que lo mataran, el hombre de la cruz me enseñó un mapa del mundo, y era muy raro, porque el mundo era una isla muy muy muy grande, y dijo que mi isla era tan pequeña que se vería en el mapa del mundo. Era un hombre muy listo, y me enseñó a leer la escritura del hombre blanco, pero aún no puedo entender cómo es posible que una isla sea tan grande y la mía tan pequeña. Es muy confuso.-

-Bueno, ¿qué traen en el barco? Pues cosas que no se hacen aquí como semillas y licor, clavos, hummm... ganado. Cosas así. Y se llevan plantas y frutos de la isla pero que cultivan aquí de forma masiva en los campos y que parece ser no crecen en las tierras del hombre blanco.-

-Pero Dul Motte no está aquí por los cultivos, si no por las obras de los Thalussai. O eso dijo el hombre de la cruz antes de que Dul Motte ordenara que lo mataran.-

Se calló un momento, pero añadió algo.

-Otra cosa. Toa Rappa maldijo a Dul Motte, pero ahora que lo ha capturado piensa obligarlo a quitarle la maldición. Si no lo evitamos, Dul Motte se volverá mas poderoso. Con la magia de esta isla, podría hacer cosas terribles. También me dio sensación que Dul Motte queria "preferiblemente vivos" a tus amigos, pero a pesar de ello no creo que sea con buenas intenciones.-

James cayó un rato, pensativo. La esperanza de que el barco fuese de alguien ajeno a Dul Motte, se había desvanecido. La máquina y las habladurías Sin embargo no todo eran malas noticias. Sus amigos seguían con vida, cosas que con la que no había contado hasta hacía un momento. Para ganarse su confianza, James le explicó someramente que el hombre de la cruz tenía razón, que venían de una isla muy grande, con diferentes gentes, que se llevan bien y mal, y sobre los distintos pueblos, Eisen, Vodaccia, Avalon, Castilla, Inishmore...Mientras contaba todo esto guardó su estoque, recargó el mosquete y comprobó si los cadáveres tenían algo encima que le pudiese ser de utilidad. Cogió una espada y un mosquete y se lo tendió a Etienne. Realmente no albergaba muchas esperanzas de que los cogiese, dado el carácter de Toa Rappa, pero había que probar.

- Te propongo una cosa - dijo finalmente cuando consideró que ya le había contado bastante sobre Theah - creo que sabes como entrar a los túneles. Allí están mis amigos y Toa Rappa. ¿podemos ir allí e intentar salvarlos? Creo que ahora mismo es nuestra única alternativa. ¿O fcrees que hay otra forma de rescatarlos mejor que esa? Tu conoces la isla mucho mejor que yo. No se si El Gran Espíritu me ha enviado, pero haré lo posible por ayudarte a tí y a tu pueblo, si tu me ayudas  a mí a rescatar a mis amigos y a salir de aquí.

James pensaba que la misión era bastante suicida, pero mejor actuar antes de que más patrullas saliesen en su busca. Podía volver a hacer frente a algún grupúsculo de esta gente, pero tarde o temprano su suerte cambiaría y no habría escapatoria. Así que, si había que morir, mejor con las botas puestas que cazado como un conejo en mitad del campo.

Se sentó a comer algo y ofreció también comida a Etienne.

Etienne rechazó las viandas con un gesto de agradecimiento. No parecía tener hambre.

Sí que aceptó, en cambio, el mosquete que Lawson le ofrecía, aunque sólo después de mirarlo momentáneamente algo dubitativo: -Oh. Puede que sí, señor. Sólo estuve una vez allá abajo pero creo que podré encontrar el camino en esos... túneles.-

Hizo una señal a Lawson. -Sígame.- Antes de adentrarse por la quebrada llena de zarzas que minutos antes el negro había cruzado en compañía de los montaignenses y que el mismo Lawson había atravesado por su cuenta. 

El antiguo Perro Negro siguió al esclavo cruzando la grieta entre los picos de nuevo en lo que parecía un viaje de vuelta a la base de la "torre".

Esta vez, sin embargo, Etienne se detuvo unas decenas de pasos antes de alcanzar el final del paso. Ambos treparon por una de las laderas de la quebrada. Y una vez arriba pudieron ver la "chimenea" desde otro ángulo. Se encontraba un poco más arriba, siguiendo una suave ladera hasta su cúspide.

La oleosa miasma ya no cubría el cielo nocturno. Parecía haberse desvanecido por completo, pero James no dejó de mostrarse aprensivo y paranoico, a pesar de todo. Pudo ver, sin embargo, una extraña entrada, redondeada y de metal en la base de la chimenea. Desde este ángulo era visible pero seguramente resultaba imposible de ver desde el camino que recorrió con sus amigos, el cual seguramente estaba al otro lado de la torre desde la posición en la que se encontraban ahora.

-Quizás hayan dejado a algunos guardias allí abajo.- Musitó Etienne. -Si los hay, podrían vernos llegar con la bola de cristal, pero quizás estén pendiente de lo que viene por el camino que de este lado.- Culminó. -Tenemos que ser cuidadosos de todas formas. Puede que no nos vean al amparo de la oscuridad.-

Etienne se agachó y empezó a recorrer rápidamente la distancia que les separaba de la torre (TIRADA).

Al llegar frente a la puerta, Lawson descubrió una especie de ojo de buey pequeño, del tamaño de un puño, sobre la puerta, tenía una especie de lente sobre él. Vio que había otros "ojos de buey" como esos dispuestos alrededor de la chimenea.

Al ver cómo los observaba extrañado, Etienne dijo: -Creo que son los "ojos" de la chimenea.-

Etienne le pasó un momento el mosquete a Lawson, que lo sostuvo mientras el negro giraba una llave en el centro de la puerta de hierro. Se oyó un sonoro chillido de metal rozando contra metal y la portezuela se abrió hacia afuera.

Lo único que se divisaba era un estrecho pozo que descendía hacía las profundidades y una escalera de mano con travesaños de metal que descendía también por la cara interior del pozo.

Abajo, en la profundidad, se divisaba alguna fuente de luz.

Descendieron por un largo tramo de escalera hasta pisar el suelo. Desde aquí James vio diversos túneles excavados en la roca de la montaña salir en diferentes direcciones. 

Aquello debió ser un trabajo muy laborioso. Las paredes mostraban muescas extrañas, como de pequeños mordiscos o bocados. James no creía que aquel entresijo de túneles se hubiera cavado a base de mordiscos ¿o si?. No tenía mucho sentido.

Sea como fuera, la luz que divisaban arriba llegaba desde lo que parecía una cercana cámara sin mas entrada o salida que un arco, no muy lejos de la base de la escalera.

Allí había un soldado montaigne medio dormido, frente a lo que parecía una extraña... ¿maquinaria?. Algo reálmente estrambótico.

En el centro de la sala había un "bola" de cristal. No era esférica, empero, si no mas bien multifacetada como los ojos de un insecto pero con tantos polígonos en su superficie que aparentaba ser una bola. Era reálmente grande.

En su superficie de esa "esfera" se mezclaban imágenes de lo que perecía el exterior de la torre, pero vista de diferentes ángulos, mezcladas o superpuestas entre sí en los bordes de las mismas, y Lawson no pudo por menos que fijarse que la esfera parecía reflejar la luz que entraba por diversos "focos" de un techo abobedado que se fundía con las paredes de la cámara. Cada uno de estos "focos" era otro cristal parecido a las lentes que había visto en el exterior. Lawson apartó un poco la vista de la esfera al darse cuenta que mirar las imágenes de la misma de manera continuada le mareaba un poco.

La "máquina" mostraba luminosas ramificaciones por las paredes, como si las venas fluorescentes de un cuerpo humano cubrieran el techo abobedado y las paredes. James había visto algún artefacto Syrneth antes, pero los más grande que había visto eran del tamaño de un mosquete o pistola. Aquello era... enorme.

No había palancas o manivelas. Bajo la esfera había un pedestal y sobre él diversos cristalkes rocosos. James juraría que eran una especie de "pulsadores". También había algunos tubos recorriendo las paredes de la cámara pero ignoraba de donde pues se adentraban en el suelo de roca de la cámara. El camino de ascenso que recorrian supuso que llevaría hacia la parte superior de la chimenea.

Aquello era un invento maquiavélico. Y con tan solo mirarlo resultaba evidente que aquello no podía ser obra de una mente humana.

Lawnson miraba con los ojos como platos la máquina, los extrañso túneles y el ambiente que tenía ante sí. Se llevó un dedo a la boca para avisar a Etienne de la presencia del montaignes dormido. Tenía la sospecha de que el movimiento era un poco superfluo porque el nativo era realmente sigiloso, pero un aviso extra nunca está de más. Con su espada en la mano, le pegó con la cazoleta en la sien con el ánimo de dejarlo inconsciente.

Con el soldado fuera de combate, tomó ánimo de explorar por encima la máquina para ver si podía ver algo por esos "ojos" acerca del paradero de sus compañeros, pero parecía que todo apuntaba más hacia fuera más que hacia dentro. No se atrevió a toca ninguno de los aparatos rocosos que parecía que manejaban la máquina por miedo a que alguien se percatase de los cambios o que hiciese algún ruido que delatase su posición y que se les echasen encima a toda velocidad.

Vio que el único camino practicable parecía ir hacia arriba. Aún así hizo otro gesto a Etienne para confirmar que el camino de ascenso era el correcto. Quizá hubiera algo que se le escapaba, y el no veía porque empezaba seriamente a dudar de sus sentidos

-Por aquí, señor.- El esclavo hace una señal a Lawson para que el siga. -O eso creo al menos.- 

El negro se adentró en el enmarañado de conductos subterráneos. Estaba bastante oscuro pero en cada giro había una luz surgiendo de una gema incrustada en la pared de roca. No era no una luz blanca, si no colorida. Roja, verde o de otro tono. Eran unas luces muy brillantes y los colores eran sucios y apagados. Cómo podían esas rocas facetadas emitir luz Lawson no lo sabía.

Por si fuera poco Etienne no estaba del todo seguro de cual es la dirección correcta, y a veces se detenía en alguna intersección para atisbar en la penumbra o deshacían el camino para volver atrás. Lawson se dio cuenta de que había todo un entramado de túneles debajo de la isla, y que no podían haber sido fruto de la mano humana. Aquello daba escalofríos.

James se dio también cuenta de que descendían. No sabía que dirección estaban dando debido a las vueltas y revueltas pero lo que estaba claro es que cada vez descendían a mayor profundidad.

Estuvieron un par de horas al menos recorriendo aquel hormiguero gigante.

En algún momento de su recorrido, repentinamante oyeron sonidos venir de un oscuro túnel que estban recorriendo. Algo se acercaba deprisa por ese túnel. Se oían una especie de jadeos y pasos apresurados.. ¿de pies o patas? Era difícil saberlo. Los jadeos pronto se convirtió en un terrible gruñido que hizo eco por todo el entramado de túneles.

-Ohhh... Por todos los espíritus.. ¡¿Qué... qué es eso?! El negro se puso a temblar.-

Sus ojos se giraron en todas direcciones, buscando aterradamente otros túneles y bifurcaciones cercanos. Había unos cuantos. -Es... es justo.. ese túnel.- Lo señaló -Te... tenemos que ir por ahí. Por donde se oye venir al mon... monstruo. Po... por ahí es por donde vine ... con con los mon... montaigne.- Miró hacia otros túneles cercanos que salían de aquél que estaban recorriendo.

-¡Pero no se a donde llevan los otros entramados! ¿No quisiera que nos perdiéramos!.- El negro no sabía que hacer.

A James le tenían fascinado las luces  que surgían de las paredes. Seguro que su compañero Orologgio era capaz de saber por qué lucían de esa manera, porque lo que era él, no tenía ni idea. Pensó durante unos segundos preguntar a Etienne si él sabía, pero renunció a ello, tenían cosas más importantes de las que hacerse cargo en ese momento.

Las dos horas de camino se le hicieron largas a James, hacía tiempo que no hablaba con nadie (realmente menos de lo que él suponía, pero la soledad se hace larga, sobretodo cuando sabes que la práctica totalidad de la isla quiere martarte.

Escuchó el sonido que se acercaba y aquel gruñido le recordó en cierta manera al gorila de dos cabezas que habían visto al principio de su estancia, poco después de haber naufragado. Se acordó de que ese bicho estaba destrozando o comiendo o lo que fuese, a un negro, posiblemente, compañero de Toa Rappa y Etienne.

-Tampoco hace falta que nos vayamos del todo - susurró James - Nos metemos por este túnel -dijo señalando el que salía a su izquierda - y esperamos a que pase. Si el monstruo viene por este, entonces no nos quedará más remedio que correr y ver a donde nos lleva...

Se metieron por ese túnel un par de decenas de metros y James buscó algún saliente o algo donde parapetarse e invitó a Etienne a hacer lo mismo. Preparó también su pistola y su estoque por si acaso pintaban bastos, poder vender cara su vida.

Etienne estaba aterrorizado. Asintió y siguió a Lawson, parapetándose justo tras el avalonés. Lawson podía sentir los temblores y escalofríos de temor del negro.

El gruñido se volvía cada vez más potente y cercano. A la luz de las extrañas gemas contra la pared del túnel esperado se dibujó al sombra de una figura enorme y peluda, monstruosa, de mandíbulas afiladas y que se movía a increíble velocidad. A juzgar por los potentes gruñidos la sombra dibujada contra la pared, el engendro debía ser temible.

Finalmente, Lawson pudo verlo con sus propios ojos... 

Era Hook. Y estaba vivo.

Todo había sido una ilusión provocada por el eco de los túneles y la deformada sombra del perro a raíz de la inusual luz de las gemas. El maldito chucho tenía su tamaño normal, el pequeño Hook de siempre, y corría gruñendo y ladrando como un demonio por el túnel.

Al llegar a la intersección se detuvo y empezó a mirar de una entrada de túnel a la otra confundido. Luego empezó a olisquear al aire, había notado algo. Después pegó la nariz al suelo y empezó a rastrear con el olfato hasta llegar a los pies de Lawson.

Al ver al avalones, el chucho empezó a dar vueltas sobre si mismo, a ladrar y dar saltos, loco de alegría.

Luego, miró a Lawson con ojos tristes y dándose la vuelta empezó a correr hacia el mismo túnel por el que había venido. Entró sólo unos metros por el mismo pero se detuvo justo antes de desaparecer por él. Se giró para mirar a Lawson de nuevo y le ladró un par de veces antes de mirar de nuevo hacia la entrada del túnel por el que Hook había venido.

—Ah, si.— Añadió entonces Etienne, más calmado. —Ahora que recuerdo, señor, creo que es por ese túnel que no señala... el pequeño... animal.—