Partida Rol por web

-Por la justicia! Añado también después del discurso. Doy un sorbo pequeño al saque y después dejo el resto sobre la mesa para quedarme en la misma posición. Dejaré que Martillo Blanco sea el que hable para no atraer la atención sobre mi, que es lo que queremos evitar por ahora.

Mazo estaba contento por las palabras del Administrador, y también, por la actitud tranquila de Dulce Loto.

No había que levantar sospechas y la verdad, es que la gente de este lugar le había caído bastante bien. No deseaba tener que salir masacrándo a medio Arrozal para escapar por una simple tradición o mito o leyenda o... bueno, lo que sea eso.

Bebió de la tacita con licor para el brindis y gritó fuerte: - ¡Por la justicia! -

Después, se colocó cómodamente en dónde se encontraba y asintió calmado.

- Administrador Chi Huang, agradecemos vuestras palabras y también vuestra hospitalidad. - Dijo por fin el Dragón. - Nuestra misión aquí ha concluido con una victoria, que será recordada en este sitio durante mucho tiempo. Ha sido un placer, y hablo también por mi pupila, ayudaros en destruir a los demonios que estaban asolando este lugar. -

Mazo realizó una pequeña reverencia respetuosa hacia el Administrador.

- Pero como sabrá, tenemos más demonios que derrotar y en este momento, otro grupo de nuestros amigos está viajando en busca de los siguientes. Nos gustaría partir de inmediato a ayudarlos. - El grandullón carraspeo. - Aún así, quiero deciros que estamos a vuestra entera disposición para ayudaros en cualquier momento si algún problema similar os aqueja. -

Y en ese momento, Mazo se mesó la barba de un par de días que crecía en su rostro.

- Eso si, me gustaría pediros un favor si es posible. No quiero que me diga que si, si esto resulta de alguna manera complicado para el Arrozal. Es simplemente una petición. Verá, la hacienda de los Tien ha resultado quemada en nuestra batalla con un Yoma y el primer piso está completamente destruido. Me gustaría pediros si es posible, claro está, si podría envíar un par de obreros para que reconstruyan la hacienda. Pero nuevamente os digo, siempre y cuando esto no sea perjudicial para vuestra Administración. -

Era todo un detalle por parte de Martillo Blanco el preocuparse de la reparación de la hacienda, el Administrador se vería sin duda en un aprieto. No creo que le sobraran hombres para mandarlos gratis a Arrozal Uno, pero por otro lado Martillo Blanco había hecho un servicio a su comunidad que no tenía precio y negarse sería mezquino, sino accedía todo Arrozal Dos quedaría como una región de desagradecidos, no solo él. Con este tipo de cosas tendrían que lidiar todos los días los administradores, no era una tarea sencilla. Intento no gesticular cuando oigo la petición de Martillo Blanco y estoy muy atenta a la reacción del Administrador, también a su joven hijo, lo que me hace recordar la última vez en la que su padre le negó una petición a Martillo Blanco y como acabó aquello, esperaba que no ocurriese lo mismo esta vez.
Yo también tenía ganas de abandonar el lugar. Aunque habíamos matado a los dos demonios todo lo que había pasado me traía a la memoria recuerdos poco gratos que no quería recordar, aunque tendría que hacerlo. También me moría de ganas de volver a encontrarme con nuestros compañeros, siempre que no se enteraran que yo era una Anatema. No debía volver a hacerlo nunca más, así estaría a salvo.

- "Podéis llevaros mi shampang si lo necesitáis, Martillo-sama. Sus dos marineros están a vuestras órdenes." -

El Administrador asiente solemnemente.

- "Naturalmente, Martillo-sama. La semana próxima enviaré obreros y materiales en barcaza para que comiencen la reconstrucción de inmediato.

Loto-san, la memoria de vuestros padres será honrada." -

MEDIODIA.

Mazo asintió.

Se puso de pie y realizó una reverencia al Administrador y al Joven y sonrió.

- Ha sido un honor. - Dijo el grandullón. - Si la barcaza está preparada, me gustaría partir enseguida. -

-Muchas gracias Administrador. Habéis sido muy amables con nosotros y os agradecemos todo lo que hacéis. Me pongo de pie y le hago una reverencia, no solo al administrador sino también a su hijo, aunque a este último intento no mirarle directamente. Mi secreto está en sus manos y no quiero que se incomode en mi presencia. Mis cosas ya están listas, solo falta recoger el kimono marrón que se manchó, lo están lavando. Iré a ver si han terminado, puede secarse durante el camino. Si me disculpáis...

Con otra reverencia y dando unos pasos hacia atrás me despido y voy en busca de la sirvienta a ver si ha terminado con el kimono o necesita algo de ayuda.

Martillo Blanco y Dulce Loto se despiden con las formalidades de rigor.

El primero espera en la plaza del pueblo mientras Dulce Loto va a buscar su kimono de viaje.

- "Mi señora, el Joven señor ha dado orden de quemar vuestro antiguo kimono y me ha dado este en su lugar para vos." -

La sirvienta le entrega a Dulce Loto un kimono bien doblado. Es un hermoso kimono más caro que el de viaje marrón.

-Vaya!! Digo admirando el kimono que me entrega la chica. Es un kimono muy bonito!! Doy la vuelta al kimono procurando no desdoblarlo para poder verlo desde todos los ángulos posibles. Dadle las gracias a vuestro joven señor, se ha portado muy bien conmigo y ha sido muy amable y generoso. Decidle que espero volver a verle pronto.

Me disgustaba no poder agradecérselo en persona pero Martillo Blanco estaba esperando y teníamos que salir lo antes posible para encontrarnos con nuestros compañeros. Con el nuevo kimono en las manos voy al encuentro de Martillo Blanco que está esperándome para partir cuanto antes.

Encuentro a Martillo Blanco en la plaza del pueblo y corro hacia él.

-Martillo Blanco! Martillo Blanco! Mira lo que me ha regalado el Joven señor. Le tiendo con ambas manos el kimono nuevo de viaje esperando que Martillo Blanco sepa apreciar lo bonito que es, mucho más que el anterior y seguramente mucho más caro. El otro tuvieron que incinerarlo, al parecer no podía lavarse. Digo con cierta tristeza, puesto que el otro había sido un regalo de Riqueza Efímera. Podemos partir cuando quieras, yo ya estoy lista.

Martillo Blanco y Dulce Loto se dirigen al Muelle, donde les espera la embarcación en la que llegaron al pueblo y los dos marineros.

- "Buenas tardes nobles señores, un miliciano nos ha avisado de que debíamos preparanos. El shampang está listo." -

Saluda con una reverencia a Martillo Blanco y a Dulce Loto.

- "Buenas tardes. Este es Huong, yo soy Ku Pei. ¿Hacia dónde debemos dirigirnos?" -

Saludo a los dos marineros con una sonrisa.

-Buenas tardes. Parece que todo está preparado para partir.

Espero al lado de Martillo Blanco a que él les indique nuestro rumbo. Supongo que iremos al pueblo de Mu a encontrarnos con Emisario del Dragón y el Maestro Garra de Halcón. Por un lado tenía muchas ganas de volver a verlos y sobre todo comprobar que aún estaban bien si es que se habían enfrentado con algún demonio, por otro temía que pudiesen descubrir lo que me pasaba y su reacción.

- Dulce Loto y Mazo suben a bordo y los marineros sueltan amarras y empujan la barcaza con el bichero, apartándolo de los muelles.

Martillo Blanco sonrió.

La verdad era que el Kimono que llevaba la doncella era hermoso, pero el que ahora mismo me enseñaba era poco más que sublime. Digna de una... ¿Anatema? Bueno, supongo que todos tenemos secretos, hasta él tenía uno, uno menos importante que él de Dulce Loto, sin embargo, los dos tendrían más o menos el mismo final si alguien se enterara de ellos.

Una vez de camino al puerto, el grandullón se acercó a Dulce Loto, y se agachó un poco, hasta colocar su boca junto a su oído. Sus ojos, miraban en todas direcciónes y al no ver gente en las inmediaciones, susurró...

- Mi verdadero nombre es Mazo, Dulce Loto. Pero también es un secreto. Así que ahora, creo que ambos tenemos cosas que ocultar. - Susurró para después, seguir caminando como si nada y comenzó a charlar en voz alta.

- Cuenta la historia que este personaje, ese tal Mazo, era un bandido. Un bandido entrenado por Monjes Inmaculados. Era un buen bandido, no robaba a los pobres, pero si hizo muchas cosas malas con la gente rica. Hasta que en un momento de su vida quiso cambiar y comenzar a hacer las cosas bien, y tuvo que luchar y escapar de entre los bandidos. La gente cuenta que a duras penas logro sobrevivir, pero que después, se ocultó durante un tiempo y cambió su forma de ser, ¡hasta su nombre! Las malas lenguas dicen que está muerto, sin embargo, el jefe de los bandidos lo está buscando, y si se enterase dónde se encuentra, bueno, supongo que tendría más de un problema. Pobre hombre, ¿no crees? Querer cambiar para expiar todos sus pecados y que no lo dejen... -

Martillo Blanco continuó con el relato unos minutos más, justo antes de llegar al puerto y saludar a los dos hombres que iban a ser sus marineros hasta el pueblo de Mu.

Mazo saltó sobre la embarcación intentando que esta no se hunda hasta el fondo por su peso y ayudó a la muchacha a subir encima sin que tenga la necesidad de saltar. Aunque si sus suposiciones eran acertadas, seguramente sea ella la que tras unos años ayude al viejo Dragón a saltar sobre un barco sin despeinarse, pero eso es otra historia.

Ahora a lo que vamos.

Martillo Blanco miró hacia delante del barco, en realidad, no sabía si era la proa o la popa, él no era de esos. Había Sangre de Dragón que eran especialmente cuidadosos y sabios con respecto a las aguas y mares, pero él, bueno, Mazo era más duro que una montaña de granito, física y mentalmente, para que vamos a negarlo.

Pero era guapo, y eso compensaba bastante su falta de perpicacia y tacto a la hora de entablar una conversación. Por lo menos, era sincero y directo, cosa que no se podía decir de muchos de sus conocidos.

Bueno, a lo que íbamos.

El grandullón señaló hacia delante y sonrió.

- ¡Al pueblo de Mu! - Gritó al mismo tiempo que su dedo señalaba una dirección. - Si es que queda hacia allí. Pero debemos ir al pueblo de Mu lo más rápido posible. Si es necesario, dadme un remo que me pondré a remar para ganar un poco más de velocidad. -

Miró a Dulce Loto con un gesto pícaro y le dijo.

- Y aquí, mi pupila puede soplar para ganar algún que otro nudo más. Eso será parte de su entrenamiento. - Continuó con una sonrisa de oreja a oreja, dejando claro que lo que decía de soplar era broma.

DULCE LOTO:

- Está claro que las cosas no son exactamente como tu tutor te las cuenta.

- Aunque ese infame bandido Mazo actuaba en la orilla norte, hasta tu pueblo llegaron también historias de un cruel criminal y asesino. Se decía que mataba de un solo golpe a sus víctimas en cuanto se resistieran lo más mínimo y no entregaran todas sus posesiones de inmediato. Dudas que robase sólo a los ricos.

El shampang emprende la navegación hacia el Este, rumbo a Pueblo de Mu.