Partida Rol por web

-¿eh?.. ¿qué vas a...? ¿Como si fuesen antorchas?- preguntó siguiendo a trompicones en la oscuridad a Audrey mientras, sujetando el báculo bajo un brazo, envolvía como Dios le daba a entender las flechas que conseguía coger-Lo peor que puede pasar es que prenda la residencia ¿hm?- tampoco parecía darle especial importancia, contaba con que hubiese algún tipo de medida de seguridad.

Mientras Audrey pedía fuego, Giulietta golpeó el suelo con el báculo, recitando las palabras que, con mucho cuidado había tenido que leer en la prueba para atrapar a Fígaro. Si con eso no podían acertar a evitar los ataques de los bichos no llegarían lejos en su carrera de exorcistas.

Una vez mas, la espada de Yaimee se ocupa de uno de las criaturas sin mucho esfuerzo. En el momento en que se quisieron abalanzar, el cántico de Giuletta les hizo detenerse o mas bien ralentizar su avance, no tardarían mucho en deshacerse de un cántico tan débil pero aun así servia por el momento. Por mas que quisierais luchar contra las criaturas, tal como podríais haber averiguado, mas salían de detrás de las vencidas, como si no tuvieran fin.

Faltaba una de vuestras compañeras, pero no tardasteis en saber donde se encontraba. Unos sonidos extraños venían de la habitación de Sora y en pocos instantes la puerta salio despedida con varias manchas de las criaturas en ellas. Una enorme mano cruzo la puerta, sin duda no era humana ya que recordaba a la de un golem, seguidamente un cuerpo que luchaba por estar medio erguido pasaba por el umbral acompañando a Sora que llevaba a Agnis en el pecho, aun con su aspecto flamígero.

-Estáis bien? Pregunta con su dulce voz ladeando la cabeza ante la escena. -No deberíais encender fuego, prenden como si fueran oleo. Agnis intentaba desprenderse del abrazo de su ama, pero la mirada del enorme golem de acero le hacia quedarse quieto, ya sabíais lo que era el peluche azul.

-¡Ah! -gritó cuando esa porquería le salpicó encima, y lo peor era el pestazo que daba- Que asco -dijo mientras movía la pistola para intentar disparar al ser que le había lanzado esa porquería. Sabía que iba a tener que invocar a inubashiri, y al final optó por ello, así que sacó el papelito con el círculo y la aguja, se pinchó el dedo y lo cruzó por el papel marcándolo.

-Inubashiri, tu amo te requiere -dijo con toda la convicción de la que fue capaz reunir.

Con las garras preparadas, los goblins se disponían a atacar una vez mas. Pero en cuanto la sangre de Jareth toco el papel algo ocurrió en el edificio. Esperabais que Inubashiri se presentara de igual manera que la ultima vez, con el escudo en el suelo y recogiéndolo con la cola. Pero nada de eso ocurrió. Una espesa niebla comenzó a cubrir el suelo de madera, no podríais garantizarlo por la falta de iluminación, pero la niebla era de un tono oscuro, de un gris muy oscuro casi negro. Los demonios vieron la niebla y de inmediato comenzaron a retroceder asustados, regresando por los portales que habían creado, huyendo de algo. El edificio se quedo en completo silencio, mirando a vuestro alrededor asustados mientras la niebla no paraba de cubrir el espacio. Al principio estaba en el suelo, pero iba creciendo y intentando escapar hacia arriba. Un escalofrió hizo que mirarais hacia arriba, donde dos ojos del color de la sangre os observaban, el escalofrió no era por los ojos rojos, era por el instinto asesino que desprendían. No podiais ver ni el cuerpo ni quien era, la niebla os lo impedia.

Cuando Jareth vio esa niebla, un escalofrío empezó a surgir de su cuerpo, subiendo por su espalda como si una carrera de hormigas se tratara, pero lo peor no era eso, lo pero es que fuera lo que fuera que había invocado no era Inubashiri y hasta esos goblins lo temían, por lo que la cosa estaba más que complicada.

Siguiendo la vista con la niebla, pudo ver esos terroríficos ojos rojos que hicieron que temiera por su vida más que antes y, sobre todo, que no pudiera apartarlos de la vista. Eran terribles, y creía que era algo que él había invocado, aunque él creía que siempre iría Inu, pero parecía que se equivocaba. Podía romper el papel, pero antes quería intentar una cosa.

Sin saber qué le hacía hacer eso, Jareth intentó mentalizarse pese a todo el horror en que él podía controlar esa cosa, si podía invocarla podría controlarla, así que empezó a luchar contra el miedo para intentar controlarlo. La voluntad sería su arma, o eso esperaba...

Los goblins se disponían a atacar una vez más. Jareth invocó a Inubarashiri, por unos instantes sentía que me quitaría un peso de encima ya que seríamos 2 luchando y no tendría que centrarme en defender a Jareth, cosa que podría hacer su propia invocación.
Estaba equivocado ya que de repente, una espesa niebla comenzó a cubrir el suelo.
- ¿Pero esto qué es? - me pregunté a mi mismo.

La neblina parecía haberla provocado Jareth al querer invocar a Inubarashiri. Los goblins retrocedieron y marcharon temerosos. Entre toda esa neblina se veían claramente 2 ojos completamente de un color rojo sangre con una mirada asesina.

Jareth intentó "dominar" a esa... "cosa" a través del dialogo, pero algo me decía que no obedecería y que este era el castigo por haber roto el papel. Aunque realmente no sabía el verdadero motivo de tal aparición.
Sin más demora me dirigí corriendo hacia Jarreth, me coloqué delante de él, dándole la espalda y me dispuse a defenderle.

- Jareth. No sé qué está pasando, pero esos ojos no dicen nada bueno y mucho menos que vayan a obedecer. Rápido, ve abajo y habla con Yuuto. No creo poder aguantar mucho. - Dije alterado con pose defensiva y sin dejar de perder de vista a esos ojos tenebrosos.

- Por todos los dioses... - murmura Audrey al ver al enorme golem que parece ser el peluche azul -. Sí, gracias, estamos bien... de momento. ¿Cómo podemos salir de aquí si su debilidad que es el fuego puede acabar con nosotras? - dice pensando en alto mientras guarda el encendedor. 

Sus flechas son inútiles. Ella entera se siente inútil. Tenían que llegar a las escaleras, aunque tuvieran que abrirse paso a empujones. 

Apuntó con el arco con una flecha sin prender y disparó al bicho que tenía más peligrosamente cerca. 

- ¿Qué hacemos? - no tenía demasiadas ideas más que replegarse, y eso empezó a hacer mientras cubría a su compañera aria. 

Los ojos no os quitaron la vista de encima ni un solo momento, sin pestañear, sin moverse. Esperaba algún movimiento por vuestra parte, en especial de Jareth, pero al no ver mas movimiento que el ponerse en guardia de Naxael una cola larga y oscura se dejo caer ondulando en la espesa niebla. No os podíais creer lo que veían vuestros ojos ya que el demonio que había invocado Jareth no era otra que Inubashiri pero estaba realmente cambiada desde la ultima vez que la había invocado. Con un sencillo movimiento, casi imperceptible a la vista y con una velocidad inimaginable, los ojos os miraban ahora desde vuestra altura, desde el suelo. Antes de que pudierais hacer algo, como si se tratara de un látigo la niebla se movió amenazadora hacia Naxael pero cuando impacto en su espada no era la niebla la que impacto, era el escudo de la gata que había sido lanzado. El golpe había sido tremendo y sintió todo su cuerpo temblar, mientras el escudo volvía como por arte de magia a sus manos. -Sssssssucio humano.....aaaaaaapartate de mi preeeeeeessssssssa. La voz era fantasmagórica y parecía venir de cada mota de niebla que hubiera en el lugar. Es mas, tampoco podríais ver bien la figura de Inubashiri ya que continuaba oculta en la niebla. Algo estaba seguro, tanto el cuerpo de Naxael como la espada no aguantaría otro golpe como ese, el acero ya se encontraba quebradizo con ese simple golpe.

Con las manos entrelazadas a la altura del pecho, Giulietta recitaba el salmo ralentizador mirando al suelo para no distraerse. Escuchó la voz de Sora y por poco no se detuvo para hablarla aunque el instinto la detuvo a tiempo y la presencia de Audrey cubriéndola le daba más confianza y aplomo para continuar con ello.

-Alaban ellos la gloria de tu majestad y yo repito tus maravillas; encarecen ellos ...- murmuraba con un tono lo más monótono posible dada la musicalidad habitual de su hablar e inherente al acento.

Cuando dijo eso, Jareth se puso blanco de miedo. Sabía que él era el causante de eso, pero que fuera Inu era algo que le superaba. Una parte de su interior le decía que hiciera las paces con ella, que la pidiera perdón, pero otra le decía que tuviera que salir corriendo y huyera- Perdóname, Inubashiri -dijo antes de salir corriendo- ¡HUYE NAXAEL! -gritó aunque no sabía bien qué hacer. Iría a la cocina mientras pensaba en qué podría hacer para devolver a Inubashiri a su yo anterior.

Yaimee no dijo nada, atinando solamente a mirar al golem de arriba abajo sorprendida ante la embestida de la puerta, menudo porte.
Asintió para luego encoger los hombros.
-Como nos hagas el favor de abrirnos camino, se agradece, _{ya que buscar otra salida es un no-no mejor prenderle fuego a la escuela o ahogarnos en moco verde}.  Comento, añadiendo lo ultimo entre dientes pero lo suficientemente audible para todos, manteniendo la impoluta pose al empuñar la espada frente a si no fuera que algunos de esas babas inflamables osara acercarse mas de lo debido, su paciencia a punto de agotar.

Charlotte se había distraido del combate y cuando Yaimee le habló, no reaccionó, no sabía bien qué hacer ya que temía fallar, pero respira profundo y se relaja. Piensa en cómo podrían hacer algo sin encender el dormitorio y comienza a pensar en sus implementos. ¿Será que alguno le serviría?

Sin mucho tiempo, decide disparar, siguiendo el ataque de Audrey y Yaimee. Era el momento de hacer su parte.

La aparición del gollem de Sora le sorprendía. Pronto analizaría a ese gollem también.

Los goblins no cesaban en su empeño, querían atacaros y a ser posible mataros. Los proyectiles volaron por el aire y si en algun momento tenian alguna posibilidad de esquivarlo, esa oportunidad se había desvanecido ya que el canto de Giuletta les retenia en el aire sin forma de moverse. Cada uno de los proyectiles mato a los restantes goblins, pero por desgracia la pistola hizo algo mas que matarlo.

Cuando la bala atravesó al goblin, gritando de dolor el goblin prendió rápidamente fuego, tal vez fuera por la pólvora o por la fricción de la bala, difícil de saber pero aquella bola estaba ardiendo. Poco a poco el extraño liquido prendió con facilidad haciendo arder las paredes de madera. Lamentablemente la salida estaba bloqueada por las llamas y era difícil saber que hacer a continuación.

-Rudra! Grito Sora en dirección al golem. Inmediatamente el golem se quedo mirando el fuego con los ojos entrecerrados y parecía prepararse. -Os abriré camino pero.....tapaos mejor los ojos. Dijo Sora colocando un brazo alrededor de sus ojos y el otro cubriendo a Agni. -Confiad en el.

Como si se tratara de un jugador de Rugby, el golem comenzó a correr hacia vuestra dirección, casi parecía que tenia la intención de embestiros pero su intención era muy diferente. Con sus brazos os agarro, recogiéndoos del suelo y cubriéndoos sin aminorar en ningún momento la velocidad. Cruzo el muro de fuego de los goblins sin dificultad y rompió la pared de madera saltando al patio. Un ruido parecido al de una roca cayendo en la tierra resonó en el lugar cuando el enorme golem piso el suelo, con cuidado abrió los brazos dejándoos libres y a salvo, en el exterior del edificio. Sora sonrió al ver que estabais todas a salvo y dio unas palmadas cariñosas al rostro del golem, el cual cerro los ojos contento, aunque Agni parecía molesto por alguna razón.

Pero no estabais solas en aquel lugar. Una persona se encontraba en medio de las dos residencias mirando el lugar con una sonrisa en los labios. Era la persona mas rara que pudierais encontrar, un traje blanco junto con unos pantalones rosas a rayas. Ademas un paraguas del mismo color, sus ojos parecían extrañamente calmados aun a sabiendas de que en el interior de la residencia había tanto fuego como demonios. Os miro divertido. -Y el primer equipo en salir es el de las chicas. Los chicos tienen varios problemas, mira que hacer esa invocación en un momento como este. Si sigue así acabara muerto.

- Muchas gracias, Sora. Sin ti, no sé qué habríamos hecho. Y también a ti, Rudra, ¿no? Es ese tu nombre... - dijo al golem. 

Pero entonces, las palabras del señor emperifollado llegan a sus oídos. 

"¿Qué? ¿Morir?" pensó Audrey mientras su mirada se oscurecía. A su espalda, las lenguas de fuego empezaban a lamer las cortinas de la residencia. 

No, no, no. Se negaba a que esto sucediera otra vez. Se negaba a que se repitiera la historia, y menos cuando se suponía que había ido allí para que el futuro fuera distinto, para imponer un cambio en su vida. 

Instintivamente, casi sin darse cuenta, empezó a caminar hacia la residencia de los chicos. Primero, fueron dos pasos. Al quinto, ya estaba corriendo. Con el arco cargado, echó a correr hacia el interior. 

No pensaba dejar que muriera nadie si podía evitarlo. Esperaba saber recitar el salmo del tiempo tan bien como Giulietta. 

Se obligó a quedarse quieta cuando Rudra corrió hacia ellas como si fuese a placarlas aunque el resultado fue visiblemente mejor que lo que Giulietta imaginaba.

-Splendido-dijo tambaleándose al pisar de nuevo el suelo así que clavó el báculo como pudo para usarlo de punto de apoyo. Las sorpresas no se quedaban ahí, el hombrecillo que parecía vestido con un traje hecho de nubes de gominola no parecía especialmente preocupado al hablar y, si bien la italiana estaba aún procesando que aquello había sido una competición o algo similar, captó perfectamente el significado de que alguno de los chicos podía morir. Quizá Jareth por la mención a la invocación, quizá otro chico de primer año capaz de hacer eso y que no conociesen.

¡¿Como va a dejar que su demonio se le coma ese extranjero?!

-¿Y usted lo permite? ¡Será...!-Audrey pasó a su lado interrumpiéndola-¿Audrey? ¡Aguarda!- apresuró el paso siguiéndola como si ella no la escuchase. Claro que estaba preocupada... pero si estando cinco no habían podido hacer otra cosa más que huir... ¿qué pretendía hacer sola?

MA QUE LOCURA MÁS ESTÚPIDA.

Aunque la pillo el desconcierto, el despliegue del golem fue la solución al atolladero en el que estaban. Y ahora todo volvía a desmoronarse.
Por un momento la actitud de Giuletta la sorprendió gratamente, al menos lograba actuar coherente o eso parecía al intentar detener a la irlandesa.
Audrey por otro lado, Yaimee negó seriamente lamentando, achicando los ojos estudio por unos instantes al tipo con cara de loco en el campo divisorio entre las residencias, su paciencia había hervido junto con las llamas.
-Y la van a  pagar como este juego que se han inventado, o ceremonia de iniciación termine lastimando a alguien; me vale una %^&* partida de maestros ineptos TODOS.
Amenazo apuntándolo con la filosa katana, le importaba un bledo quien era aquel tipo pero estaba cabreada, y una Yaimee enojada no se mordía la lengua.
Volteo a Sora con un suspiro apagado, le señalo adonde el edifico de los muchachos
-Gracias chiquitina, tu y Rudra terminaron siendo nuestra salvación. ¿Crees que podrías ayudar a los chicos a escapar antes de Audrey y Giuletta terminen metiéndose en problemas?
Se mordió el labio inferior mirando alrededor, tal vez una manguera de jardinería pudiera ayudarles a aplacar las llamas en algo, su vista viajo hasta las enredaderas del segundo piso buscando una posible variante de entrada a la residencia. 

Estaba asustado. Más que el propio Jareth, pero debía protegerle o al menos intentarlo. No me gustaría que hubieran bajas el primer día en esta escuela. Inubarashiri me propinó un buen golpe. Golpe que me hizo retroceder del impulso e incluso que la espada estuviera apunto de romperse. Eso hizo que me asustara más. Un golpe más y podía decir adiós.

Jareth empezó a correr como le dije. Pero, yo... Yo... Yo no podía moverme.

- ¡Maldita sea! Las piernas no responden. Vamos! Moveos. Moveos. ¡MOVEOS! - Pensé mientras hacía un esfuerzo.

Finalmente lo logré. Conseguí moverme y salir corriendo del lugar, detrás de Jareth e intentando dejar a Inubarashiri detrás. No sabía si saldría de esta con vida pero debía que intentarlo.

Charlotte vio cómo el disparo hizo que el monstruo incendiara el lugar y lo miró enojada. Ante eso, simplemente dijo mirando a Sora - Gracias por salvarnos.

Era molesto pero entonces, el director de la Escuela apareció y dijo que los chicos estaban por morir, así que decidió ir también, pero no sin antes analizar al golem de Sora. Esa chica tenía un poder muy peculiar.

Después de pensar en lo que podía recordar del golem, salió detrás de Audrey y Giulietta. No quería que su equipo muriera, no quería que la historia se repitiera, ya que para eso había ido a esa escuela.

Una risa macabra resonó en la niebla mientras los dos chicos comenzaron a correr. La niebla impedía parcialmente que vierais el camino a seguir, podíais sentir como Inubashiri se preparaba para lanzar una vez mas el escudo y esta vez no estabais preparados para pararlo. Cuanto podría pesar aquel escudo para que casi rompiera una espada de acero de un golpe? No os dio tiempo a pensarlo ni tampoco a llegar a la escalera, la niebla se disipo un poco para ver como la alfombra del pasillo se movía imitando el movimiento de un terremoto. Antes de que os dierais cuenta estabais medio enrollado por la tela y a punto de salir por la ventana mas cercana.

En cuanto las mano de Audrey tocaron el pomo de la puerta del dormitorio de los chicos, tuvo que apartarlas de golpe. Había sentido un dolor punzante, no muy fuerte en la mano, al mirar el pomo podía saber la razón, el pomo parecía una boca viva con afilados dientes que impedía que entrarais dentro. Quizás era esta la medida de seguridad que explico Yukio, ninguna chica podía entrar en el dormitorio de los chicos y viceversa. Por el momento el entrar a la residencia, o por lo menos por la puerta principal, no era posible.

Sora daba suaves palmadas a Rudra el cual estaba recuperándose preparado para cargar contra la puerta y hacerla añicos. Habia asentido ante la pregunta de Audrey, pero aun no había hablado, quien sabe si seria igual que su hermano, que seguía mirándolo con odio mal escondido. -Rudra ayudara. Dijo Sora dejandole espacio para que cargara.

-No, no ayudara. El hombre apunto con su paraguas a la invocacion, nada mas hacerlo la fuerza de Rudra abandono su cuerpo y tuvo que apoyar las manos en el suelo para mantenerse consciente. -Vamos chicas me hacéis parecer un demonio, que malas. Con una sonrisa divertida fue dándole vueltas a su paraguas. -Eins, zwei, drei. Cuando acabo de recitar las palabras señalo una de las ventanas con una sonrisa divertida. Una enorme alfombra roja rompió el cristal protegiendo a las dos personas que llevaba encima tal como si fuera una lengua. Tanto Jareth como Naxael fueron dejados en el césped, visiblemente asustados por lo que fuera que hubiera dentro de la residencia. -Veis ya esta, todo arreglado.

El extraño hombre se subió a su paraguas y extendió los brazos a modo de presentación. -Bienvenidos todos a mi academia, este es mi modo de presentarme. Soy Mephisto Pheles. Se saca su sombrero para dar una pequeña reverencia. -Acaso os a parecido muy dura una simulación de lo que os podríais encontrar al ser exorcistas? Pues he sido mucho mas suave que el año pasado. Miro a los chicos y ladeo la cabeza. -No falta alguien? Mirasteis a derecha y izquierda, no era mentira. Faltaba Shiro, los chicos se lo habían olvidado.

De una ventana cercana a la que habían salido los chicos, Shiro salio despedido hacia vosotros, chocando contra un árbol con algo encima. Se estaba defendiendo con sus cartas como si fuera un escudo y armadura. Encima de el, una versión negra de Inubashiri, con los ojos rojos como la sangre y una aura negra como la noche, luchaba para poder clavar su espada en su cuello. Por suerte las cartas eran mas resistentes de lo parecían. -Quitadmela de encima, no aguantare mucho mas! Grito Shiro apurado.