Partida Rol por web

Charlotte se sentía bastante sorprendida por la revelación y no pudo evitar la cara de sorpresa.

Se sentía emocionada de poder comenzar su aprendizaje y le hace una reverencia sencilla - Le agradezco, Haru-senpai. Lo buscaré pronto - recibe el paquete de cigarros con sorpresa y sonríe levemente.

- Gracias y lo tendré en cuenta. Adiós - se despide y se acerca a sus compañeros cuando uno de los peluches de Sora trata de comerse a Fígaro. Charlotte lanza una mano para detenerlo pero Sora lo hace y se impresiona de escuchar su voz. Luego de reaccionar ante esto, guarda la caja de cigarros en sus bolsillos y le dice a Yaimee - ¿Vamos a las habitaciones ya? -.

- ¡Menos mal! - dijo Audrey al ver la arena -. Ya creía que teníamos que ir a buscar la arena al centro. Con esto de momento bastará.

No pudo evitar quedarse callada cuando mencionó ir a visitar a los chicos. Esperó unos segundos, pero Giulietta no pareció darse cuenta en absoluto de que ahora estaba más colorada y pagó al dependiente mientras la chica seguía contando alegremente sus pensamientos en alto. 

- Podemos ir después de cenar. Es posible que alguien que yo me sé tenga hambre, ¿vedad Fí...?

Y en ese instante, fue cuando vio a Angis abriendo la boca para tragarse al gato. La bolsa que le tendía el dependiente se cayó al suelo mientras ella extendía los brazos para agarrar al gato. Por suerte, Sora fue más rápida y detuvo a su invocación. Audrey resopló aliviada, y recogió la bolsa del suelo aún temblando. 

- Gracias, Sora... - murmuró y acto seguido revisó que no se hubiera roto nada. 

Todo estaba en orden, así que trató de actuar como si nada hubiera pasado. 

- Si quieres, puedes ayudar a cuidarlo - le propuso -. Agnis, tú y tu hermano también podéis ayudar si prometes no comértelo - añadió reuniendo valor. 

El peluche le daba escalofríos. No solo por ser un demonio, sino porque encima tenía que ser de fuego... Aún tenía cicatrices de las quemaduras. 

Se giró para ver por dónde iba Giulietta. La chica cargaba enérgicamente con las cosas para el gatito. Bueno, mejor si no se había dado cuenta. 

- ¿Vamos juntas a la residencia, Sora? He comprado sushi para compartir - dijo mientras, tras coger al gato, salía del supermercado para encontrarse con Charlotte y Yaimee. 

Las saludó con la mano y les ofreció un mochi. Ella misma cogió uno también. 

Ante la propuesta de Charlotte, ella asintió, mirando por encima del hombro si Sora había decidido venir. 

Tras dar vueltas como un trombo por la tiendita, Yaimee había terminado con una cajetilla en el bolsillo y un cigarrillo apagado entre los labios, viendo alto atónita como Giulietta parecía poseída corriendo buscando muchos y demasiados útiles y cosillas para el gato.
La pelirroja se rasco al cabeza y termino recargando el cuerpo en la puerta teniendo de este modo una bonita panorámica del interior y los exteriores del local.
Sus ojos verdes le dedicaron un guiño cómplice a su compañera de cuarto cuando esta volviera.
Justo regresaban las otras dos compañeras y ya el quinteto pareció completarse con Sora.
Tomo el mochi que Audrey le ofrecía y aprovecho para palmar la cabeza del gato, dando un suspiro demasiado pasional y voz de culebron novelero.
-Ohh ..Figaro seré una loca del iaijutsu, entrenaremos juntos cazando ratones.
Estalla en una carcajada y ya retomando su voz normal añade juguetonamente a Charlotte.
-¿Al menos tienes fuego, no?
-Y si vamos a comer  epa sora, tus amigos comen?. Tal vez tengan hambre también si ya me entiendes. 
Era mejor llamarles por ese calificativo, que no sirvientes, no era cierto(?) Era tal vez lo mas cercano a una forma amistosa en la que Yaimee pudiera referirse, siendo la primera vez que socializaba, nada mas y nada menos que con cuatro chicas, dos peluches demonios y un gato.  
-Andando entonces a las habitaciones y buscamos a los chicos.
Asintió la escocesa, todavía sorprendida de hasta el momento su buen carácter.

-Entiendo -dijo el chico mientras miraba a la demonio que parecía echarse a dormir- descansa, que ha sido un día largo -buscó una manta y se la echó por encima para que no pasara el frío.

Después comenzó a buscar libros y cosas que tuviera en su equipaje. El hecho de que le echara en cara que no supiera nada de Gehenna le había pesado, y no quería ser más un inútil o que Inubashiri le tomara por alguien débil. Tiene que ser fuerte.

Sora se había sorprendido un poco, era normal que Agnis se comportara de aquella manera, por eso estaba siempre con su hermanos, el cual lo frenaba misteriosamente. Pero no esperaba que ninguna de las chicas se enfadaran por casi matar al gatito que tanto cariño estaba recibiendo por parte de ellas. Con tranquilidad y paso tembloroso, Sora empieza a seguir a las chicas en dirección a la residencia, incluso un mochi colgaba de sus labios, comiéndoselo como si de un hamster se tratara. Agnis en cambio miro a Yaimee y dijo. -Nosotros no comemos comida preparada. Deja escapar una pequeña risa macabra. -Comemos carne cruda y sangrante. Seguidamente mira a Charlotte. -Así que...vigiladlo o me lo comer....ai! Una vez mas el peluche azul le vuelve a dar un golpe en la nuca a Agnis y este se calla totalmente, para alegría de Sora.

Eso si, la residencia no estaba a oscuras ni tampoco deshabitada, ya habían luces encendidas y el olor de la comida casera se escapaba por la ventana. Al entrar, en la cocina había una figura y en el sofá otra. Nada mas veros, la cocinera se giro un momento y hizo un gesto como de haberos visto. -Casi se me había olvidado de que hoy venían las nuevas. Un placer, soy Aoi, Hikari Aoi. En un momento dejare libre la cocina para que la uséis.

Sentada en el sofá, una figura un poco mas pequeña se encontraba limpiando una katana con un algodón. Parecía enfrascada en su tarea pero también saludo. -Ayame Miu. En la mesita habían unas galletas que de tanto en tanto desaparecían en la boca de Miu, pero sin dejar de hacer su mantenimiento.

El conejo, ese maldito bicho. Cada vez se sentía más y más furiosa con sus comentarios y, a su vez, el miedo se mezclaba con esa rabia. Le gustaba mucho más el otro, el callado que le propinaba las collejas necesarias en el momento adecuado. 

Sora come el mochi como un ratón. ¿O igual como un conejo? Audrey sacude la cabeza mientras entra en la cocina para descubrir que ya está ocupada. Claro, por supuesto, ¿es que se esperaba estar solo con ellas 4? ¡Qué tontería! Tenía que haber gente en cursos superiores por muy exclusiva que fuera la escuela. 

- Hola, encantada. Yo soy Audrey - se presenta mientras deja la bolsa apoyada en la mesa y al gato en el suelo, que enseguida trata de trepar a la silla sin mucho éxito. 

- No te preocupes, tómate tu tiempo. La mayor parte es frío - le quita importancia -. ¿Hay algún tipo de horario que tengamos que saber? Todavía no nos han explicado casi nada. 

- Muchas gracias por la información. Lo tendré en cuenta para la próxima. Si me disculpas voy a darme un baño. El día de hoy ha sido largo. Ya sabes, ceremonia de inauguración y todo el rollo del primer día. - Respondí amablemente.

Sin más deleitarme me dirigí a quitarme la ropa en el cuarto de cambio hasta quedarme con la toalla, la unica cosa con la que tapar mis partes nobles. Coger un cuenco para el agua y el jabón. acto seguido me dirigí a la zona de duchas para lavarme bien el cuerpo y quitarme toda la suciedad. Una vez hecho y para terminar me metí por fin en el agua para relajarme.

- Como relaja esto... - Pensé en voz alta.

Apenas te habías dado cuenta, pero en el tiempo en que habías conversado con Inubashiri y el arreglar la habitación a tu gusto, el sol apenas se dislumbraba por el horizonte. Suponías que por las noches, la biblioteca estaría cerrada, por lo que no era posible ir allí, ademas de que si en teoría nadie sabia de la existencia de los exorcistas, muy probablemente no hubiera nada relacionado con el Gehenna. Tus pasos te llevaron al salón. Era una gran habitación, muy espaciosa y cómoda. Habían varios sofás y un buen televisor, ademas el salón estaba conectado con la cocina por lo que era facil ver si alguien la estaba usando o no. Sentado en uno de los sofás, se encontraba Shiro. Parecía aun encabezonado con hacer el castillo de naipes pero tampoco se le notaba muy concentrado. Al verte sonríe y el castillo se derrumba.

-Ya has acabado de instalarte? Pregunta con curiosidad.

Hikari niega con la cabeza casi al mismo tiempo en que emplata lo que seria su cena, unos fideos fritos con verduras salteadas. -No te preocupes por eso, suele ser la primera que llega es la primera que se sirve. Ademas nosotras no ocupamos mucho tiempo de las instalaciones, estamos en nuestra mayor parte en algún entrenamiento o algo por el estilo. Con tranquilidad, acerca su plato a la mesa y va preparándose para cenar. -Miu como sigas comiendo galletas todo el tiempo acabaras enfermando. Dice Hikari a su compañera, pero esta parece no escucharla y solo se come otra galleta en la boca. -Es un caso...Si queréis usar el baño, esta en la segunda planta, es un baño común pero bastante espacioso. Suele estar conectado todo el día así que podéis aprovechar.

Sora casi no dice nada y se sienta en una de las sillas, poniendo el peluche azul en su regazo pero el rojo en el pie de la silla. Parecía distraída y se quedo mirando como el gatito intentaba atrapar las bolsas. Quitando eso, Miu continuaba limpiando su katana, absorta en su trabajo, solo parando para comer una galleta mas.

Charlotte ingresó junto con sus compañeras a la cocina, dispuestas a preparar algo de comer. A pesar de eso, trataba de observar todo a su alrededor para no perder ningún detalle.

Al llegar, vio a otras dos chicas allí y supuso que debían ser estudiantes de grados superiores. Al fin y al cabo, todos compartían las instalaciones, pero lo que más llamó su atención fue la aclaración de Aoi sobre los baños.

- Eso se escucha bien... - dijo en voz baja antes de acercarse a Audrey y ver que ya la chica parecía haber terminado de usar la cocina - ¿Qué prepararemos? -.

Definitivamente, iría por un baño antes de irse a dormir. Pero al ver que las jóvenes seguían allí dijo - Por cierto, mi nombre es Charlotte -.

El sol ya casi se había consumido en el horizonte y una luz tenue iluminaba el baño haciendo que tu mente se enturbiara por los vapores. Era demasiado relajante, ya sabias el rumor de los baños japoneses. Si permanecías mucho tiempo acabarías mareandote, seria mejor estar con cuidado.

En tu silencio particular, algunos ruidos perturbaban tu tranquilidad. Suponías que eran los demás inquilinos de la residencia. Ademas, el olor a comida comenzaba a vencer al de los jabones y tentaban a tu estomago a rugir.

-Sí, aunque ahora me siento más estúpido -dijo sonriente- ¿Cómo voy a entender a Inubashiri si no sé nada de Gehenna? -esbozó una sonrisa triste mientras se dirigía al frigorífico en busca de un refresco o algo así- ¿Tú te has instalado ya? ¿Hace cuanto sabes de la existencia del otro mundo? Ya sabes... de "eso" -dijo sin señalar a nada en particular para que se le entendiera- parece que sabes defenderte mejor que ningún otro...

Abre la bolsa y le enseña a Charlotte lo que ha comprado. Además de arroz y pescado, había un mantel de cañas y hojas de algas para prepara makis y un bote de soja para acompañar. Además, había cogido giozas ya hechas, solo para calentar. 

- Pues había pensado en hacer makis y nigiris. Las giozas iba a meterlas al microondas, pero si las puedes calentar en la plancha estarán más ricas. No me llevo demasiado bien con las cocinas de gas... - admite mientras se pone roja al mostrar su punto flojo -. Yo iré preparando el arroz en la arrocera. Chicas, ¿alguna me ayuda a cortar el pescado mientras tanto? - añade en dirección a las otras mientras terminan de presentarse a las veteranas. 

Fígaro se restriega contra su pierna según saca las bandejas. 

- Pobre animalito, casi me olvido de ti - dice mientras le acaricia. 

Saca una lata de las que ha comprado para él y se la pone en un plato para gatos que también ha sido comprado para la ocasión. El gatito empieza a devorar la comida nada más el cuenco toca el suelo. 

Acto seguido, se recoge bien el pelo en una coleta alta, se lava las manos y se cuelga el trapo de cocina del cinto. Hecho esto, se pone manos a la obra. 

Ya solo se reflectaba la luz de la luna por aquella ventanilla. También empezaba a marearme, demasiado tiempo en estos baños no era bueno.

Empezaba a oler a comida, más que a los jabones, y a causa de eso mi estomago rugía. Cosa me que hizo dudar si mi mareo era a causa de hambre o por el simple hecho de estar tanto tiempo aquí.

Fuera como fuere era hora de salir. Me levanté despacio para asegurarme de no caer de golpe ya que no quería caer repentinamente. Salí lo más rápido que pude de allí y procedí a cambiarme.

Mi estomago seguía rugiendo. Sin duda era hora de cenar. Sin más deleitarme me dirigí a abajo para prepararme unos fideos. Unos Yakisoba de verduras exactamente. Tenía hambre y no tenía gran cosa a mano así que por hoy esto serviría.

Pasaba por mi mente el plato de fideos terminado, eso me hacía salivar, incluso me hacía rugir más el estomago.

Mientras Shiro se preparaba para darle su respuesta a Jareth, Naxael entra por el pasillo en dirección a la cocina. Era una gran habitación, muy espaciosa y cómoda. Habían varios sofás y un buen televisor, ademas el salón estaba conectado con la cocina por lo que era fácil ver si alguien la estaba usando o no. En ese momento la habitación ya contaba con los tres jóvenes, Jareth cerca de la nevera con un refresco en la mano y Shiro sentado en uno de los sofás. En cuanto entro Shiro le saludo. -Ya te has instalado tu también? Has tardado un buen rato, casi no te veía desde las clases. Veamos, volviendo a tu pregunta. Shiro se vuelve hacia Jareth.

-Pues veras, ya llevo un tiempo sabiendo de la existencia del Gehenna. No por investigación claro ni tampoco por que fuera un exorcista antes. Mi padre lo es y desde bien pequeño he podido ver los demonios. Shiro se rasca la cabeza y comienza a hacer nuevamente la torre de naipes. -Como me daban tanto miedo, mi padre me enseño a usar esta arma tan curiosa, no es magia aunque algunos lo crean, es una daga-cadena unida por imanes. Un buen truco he de decir. Se un poco mas de los demonios que vosotros así que si puedo ayudarte cuenta conmigo. Es mas te daré un consejo. Shiro sonríe contento al poner la ultima carta pero inmediatamente la torre se cae por su propio peso. -Nunca me acuerdo cual es el imán principal....Inubashiri no deja de ser un demonio, no es cuestión de entenderla. Ella combatirá a tu lado y ya debe suponer que eres novato, es complicado saber cuando acabas de empezar. Lo único que, es mejor que siempre lo tengas presente. Sigue siendo un demonio, así que ten cuidado.

- Oh. Hola, Shiro. Hola Jareth. Sí, ya me he instalado. - Dije amable.

Mi estomago volvió a rugir notablemente. Eso hizo que me ruborizara.

- Je,je,je. Lo siento, es que tengo hambre... - dije llevándome la mano a la nuca y riéndome de mi mismo.

Acto seguido me metí en la cocina para ver si habían los ingredientes necesarios para poder hacerme ese suculento Yakisoba que pasaba por mi mente.

Oí lo que dijo Shiro sobre Inubarashi. "Inubashiri no deja de ser un demonio, no es cuestión de entenderla. Ella combatirá a tu lado y ya debe suponer que eres novato..." "...Sigue siendo un demonio, así que ten cuidado."

- Tenía razón e incluso su propia lógica. Aunque, eso no quería decir que estuviera de acuerdo, si no, ¿para qué íbamos a invocar un demonio para que luchara de nuestro lado? ¿Si fuera peligroso no lo haríamos, no? Bueno. Creo que por ahora no vale la pena que me preocupe por ello. si lo veo necesario ya tomaré medidas... - Pensé mientras seguía dirección a la cocina.

¿Comida?.. Quien podria pensar en comida.
Yaimee tenia un alborto interno, un cosquilleo inquietante posando los ojos sobre la chica que limpiaba pausadamente su espada. Una katana, ni mas ni menos.
Horas extendidas reprimida en un buen comportamiento, palabras afables y un poco mal contenido carácter efervescente que escapaba por sus poros habían echo mella en la psiquis descontrolada de la pelirroja.
-Hikari Aoi…Ayame Miu, yo soy Yaimee Murray
Pronuncio como una automata, sintiendo un tic nervioso asomar en la esquina del ojo izquierdo.
-Etto…Ayame, bonita katana..  Sonrio casi maliciosamente, traviesa y muy desenfadada; a simple vistas obviamente un impulso infantil y algo borde, incitando una euforica reaccion.
-Unejercicioantesdeconcluireldiasiesounpocodemovimientosivengaanimaoseresfuerte(?)sisenotaprobemosloSi

es..
Un amasijo descompasado pronunciado sin respiro ni pausa entre palabras comprimido en una sola oración un tanto inaudible y totalmente rayando en lo absurdo incitando a la guerrera a un encuentro amistoso.
No fue hasta que el sonido de ultratumba, espontáneo y bastante audible de su estomago le dio por sentado lo débil de su estado físico y absurdo de su pedido.
Bajo la cabeza vencida incluso antes que la compañera de curso superior hablara “maldito estomago me lo pagaras” pensaba mientras arrastraba los pies hasta la mesita de la cocina 
-Te ayudo con el pescado Audrey
Finalizo en tono derrotista. 

-Lo sé, pero de momento no puedo pensar en convocarla y desconvocarla a mi gusto, no sé, a lo mejor no sirvo para esto -cerró los ojos mientras sonreía y se apartó para dejar espacio a Naxael en la cocina mientras daba un sorbo de su refresco. 

Se dirigió hacia los sofás y se sentó junto a Kai- Pues ese truco de los imanes y la daga-cadena es una pasada -esbozó otra sonrisa y siguió mirando las armas- Yo los veía desde pequeño, pero mis padres... bueno, digamos que si les digo que veo cosas y que existen me harían un exorcismo tan brutal que aunque fuera un demonio me enviarían al paraíso por haberles tenido que aguantar -y dio otro trago del refresco mientras sonreía- ¿qué tal tu habitación, Naxael?

Nada excepcional. De hecho no me acaba de convencer. Estoy solo, pensaba que tendría a algún compañero, y en caso de tenerlo no le he visto así que estoy en las mismas... Oye, ¿Tienes espacio para mi en la tuya por casualidad? Si no te importa claro, no quiero molestar. Además sería una buena forma de conocernos. - Dije mientras preparaba la cena.

- Y de paso nos podemos ayudar mutuamente. - Pensé.

No me gustaba la actitud de Jareth referente a convocar y desconvocar a Inubarashi. ¿Y si la cosa se descontrolaba mientras estaba durmiendo? Podría acabar muerto por su propia invocación. Sería patético... Eso sin contar que podría matar a más estudiantes y crearse un gran problema. Definitivamente tengo que hacer algo al respecto.

No fue hasta que cruzó el umbral de la residencia cuando Giulietta se dio cuenta de lo terriblemente cansada que estaba, la emoción por empezar una nueva vida, el miedo, los nervios... todo se había ido acumulando bajo la fachada de despreocupada ingenunidad hasta que la muchacha italiana no pudo con tanto y se apartó de sus compañeras, llevando la cajita de la arena de Fígaro al baño para guardar la bolsa con la arena restante después.

-Giulietta, un placer- saludó a las dos muchachas que se encontraban en la residencia pero que no habían acudido a la primera clase.

-Tengo un poco de lío- reconoció- ¿De verdad usáis solo los apellidos para referiros unos a otros? ¡Ma que cosa tan seria!- cotilleó sentándose en uno de los sillones guardando los tobillos bajo los gemelos adoptando la postura de la flor de loto.

Necesitaba distraerse, distraerse de forma tranquila y no pensar en comida... y menos en pescado, aunque su educación le impedía rechazar nada que otro se hubiese tomado la molestia de cocinar. O lo que es lo mismo, en su cabeza sonaba la voz de su tía diciendo "si no te gusta algo cocina tú".

Y Giulietta era demasiado patosa como para cocinar sin que nadie saliese herido.