Partida Rol por web

Expedición a la Tierra Hueca

2. EL CAIRO

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11/07/2021, 21:49
DIRECTORA

Cuando llegasteis al aeropuerto, tenían el equipo preparado en el avión. Por precaución, y para evitar sobrecargar el aparato, el oficial al mando os aconsejó que no os lo llevaseis todo, pero que si lo queríais, podía subirlo sin problemas. Era un aparato robusto y podría con él, además de con todos vosotros.

Por otro lado, el piloto era un antiguo camarada de Rick, por lo que al verlo, no dudó en saludarle efusivamente.

-Hey, Rick, ¿cómo te va? Veo que sigues a la sombra de la Mayor de hierro, ¿no? -le dijo, echándose a reír. No parecía ser la primera vez que gastaba aquella broma -. Bueno, no te enfades. Ya sabes que no lo digo en serio. Oye, lleváis un montón de equipo aquí y nos han dicho que sería mejor no registrarlo. ¿Seguro que lo queréis todo dentro? A mí me da lo mismo, ya sabes que puedo hacer volar un tanque si hace falta, pero no me gustaría que tuviésemos que echar algo por el camino porque tenemos problemas.

Mientras tanto, uno tras otro ibais llegando y era ya cuestión de subir al aparato e ir cargándolo todo. Al final, había la sensación de que el viaje, además de largo, iba a resultar problemático, porque aún no os conocíais lo suficiente como para poder consideraros como un equipo.

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12/07/2021, 09:31
Director

Notas de juego

Un post para subir y acomodarse. XD

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12/07/2021, 10:22
Jack Colton

Después de hacer un par de "visitas a domicilio", es decir, de parar en algunas casas para recoger pertenencias varias, logramos ponernos en marcha. Apretados como íbamos en aquellos dos coches, fue uno de los viajes más aburridos que recordaba.

En un o de los vehículos viajábamos la Mayor y su sombra, el teniente, ese detective y yo. Todo muy militar. En el otro, el cowboy, el geólogo, el ruso loco y la mujer que parecía saberlo todo. No sabía cuál de los dos sería peor, pero me parecía que en el mío, había una escoba metida en el culo para casi todos los que iban en él.

-Eh, sargento. ¿Qué clase de gato tiene ahí dentro? ¿Podemos verlo?

El sargento no parecía muy comunicativo, así que terminé por seguir mirándole el cogote a la mayor.

Cuando llegamos, vi que la cosa estaba ya en marcha. Un Douglas nos esperaba en la pista, preparado para salir, aunque todavía debíamos cargar, y a nuestro piloto, que pareció ser un viejo amigo del estirado del Teniente. 

-Parece que el teniente conoce a todo el mundo -le comenté en voz baja al detective.

Después, miré a los demás.

-Bueno, si no les importa, yo iré entrando y cogiendo sitio -dije para todos.

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12/07/2021, 10:43
Rick "Jester" Heatherly

Recogimos todo lo que habíamos preparado anteriormente, lo más básico, a la espera de recibir el equipo que habíamos solicitado. Aquella misión podía ser una burla del destino o convertirse en algo mucho más peligroso, pero no me importaba demasiado, siempre que consiguiera poner a aquel equipo en orden.

Eso era lo primordial, lograr que aquel grupo de hombres y mujeres, consiguiese sentirse como una unidad.

El viaje fue bastante aburrido, pero no tenía que ser de un modo diferente. Colton intentó entablar conversación, pero estaba claro que aún faltaba mucho para eso, así que la mayor parte del mismo lo hicimos en silencio. A mí me gustaba el silencio; era algo con lo que estaba familiarizado y me sentía enormemente cómodo.

Me permitía poner en orden mis pensamientos, además de estudiar en aquel caso concreto, todo cuanto podía sucedernos y cuanto debíamos hacer.

Cuando llegamos, la eficiencia del Coronel me dejó algo más tranquilo, y cuando vi quien pilotaba, mucho más.

-¡Tom! ¡Cuánto tiempo! -le dije, estrechando su mano. Habíamos pasado bastantes cosas juntos y no me esperaba verle allí. Sin embargo, mi gesto se torció cuando habló de la Mayor -. Más que a la sombra, orgulloso de estar bajo sus órdenes.

Tom siempre había sido relajado con la disciplina siempre que podía, aunque a la hora de la verdad, su valía estaba fuera de toda duda.

-Sí. Es una misión algo especial y no sabemos a dónde nos llevará, por lo que queremos ser precavidos. Sí, no es exactamente oficial, así que cuanto menos rastro deje, mucho mejor.

Como piloto, Tom era un as. Quizás no pudiera hacer volar un tanque, como había dicho, pero sí que le había visto mantener en el aire y aterrizar aparatos que nadie más hubiese logrado hacer. Así que en eso, estábamos de suerte.

-Estoy seguro de que podrás con ello, como siempre. Es solo que te gusta quejarte. Pero el equipo se viene con nosotros, por lo que pueda ocurrir.

Miré entonces a la Mayor, que estaba a mi lado.

-Mayor, este es el Teniente Kazansky, seguro que lo recuerda. El mejor piloto que hay en cuerpo.

Y tras decir aquello, esperé a ver si ella o alguien más quería decir algo, mientras observaba como Colton se dirigía hacia el aparato.

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12/07/2021, 11:32
Alex Corvin

Tras recoger mis pocos bártulos en el hostal donde estaba parando llegamos al aeropuerto. Algo de ropa, una petaca y un libro. Ese sería mi equipaje para El Cairo, además de mis dos guardianes por si las cosas se tuercen en Egipto.

Saludo al piloto levantándome el sombrero y diciéndoles:

- Buen día caballero.  

Luego busco un asiento tranquilo en el interior del avión para asentar mis posaderas, porque no creo que en un avión haya mucha comodidad, soy más de barcos que puedes al menos salir a cubierta y respirar aire puro.

Mi plan es simple: sacar el libro y disfrutarlo mientras me mantenga despierto porque el viaje va a ser muy largo, cruzar el charco siempre lleva tiempo y además tendremos que hacer alguna que otra escala para repostar. En esas escalas nos tocará aprovechar para estirar las piernas y tomar un poco de aire para volver a subir a este pájaro de metal.

 

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12/07/2021, 13:14
Sgto. Harry Blackhorn

El viaje en el coche prometía, sobre todo por mi altura. Esperaba que al menos fuese más amplio que el mío o acabaría dolorido al final del viaje. - Debí comprarme una moto. - La verdad es que no me arrepentía de mi decisión, solamente con los viajes largos o cuando tenía que pasar horas encerrado en mi coche vigilando algo. Entonces sí que era un suplicio.

Tal y como dijo el coronel, "no se hicieron paradas en ningún sitio". Y una mierda. De saberlo hubiese llevado directamente el dinero al casero. Así pues, opté por no recoger nada en mi casa y un sitio menos que pisar. Total, ¿qué me iba a llevar? ¿Ratones y cucarachas? Porque la nevera estaba vacía desde hacía días. Algo de hielo en el congelador y quizás añoraría mi botella de whisky barato. Pero seguro que en Egipto tendrían lo mismo a inferior precio. Al igual que las latas de atún para Bob.

Me resultó curioso como se repartieron los vehículos. Una parte "la militar" y la otra "la civil" y es que aun siendo aún civil, tenía mi rango de sargento asegurado. Sobre mis rodillas descansaba mi sobrero y mi mochila, el abrigo lo dejé en el maletero del vehículo para ir más cómodo.

Lo incómodo era el silencio que había, roto tan solo por el sargento Colton. - Lo lamento. Bob podría asustarse al verle, salir de la bolsa y acabar en el regazo de la mayor, simplemente porque a ella no le gustan los gatos. - Miré a la mujer. - No se ofenda, pero actuan así. Ellos miran a los ojos y si los aparta, sienten que dominan y van sobre su... "subalterno". Si les mira a los ojos, ellos apartarán la vista y se irán. Es así de simple. Y hablando del gato, gracias por lo que hizo ahí arriba, mayor. Fue todo un detalle en que pensase en los más débiles en este caso, los civiles.

Miré al teniente, quien sin duda seguiría mosqueado conmigo y opté por guardar silencio y mirar por la ventanilla del coche.

Al salir necesité estirarme bastante. El coche era amplio pero no lo suficiente para mí y sentí como mi columna chasqueó al estirarme. Al menos no me dolería demasiado tiempo. Colton parecía querer hacerse amigo mío, aunque yo no tenía aún muy claro si quería ser amigo de alguien que no sabía como se llamaba realmente.

- Es lo que tiene la vida militar de verdad, sargento. Que si uno se mueve y hace misiones, conoce a gente. Si se queda en su base sin hacer nada... - Le dí dos palmadas en la espalda y caminé hacia el maletero del coche a recoger mi abrigo y vi la carga junto al avión para meterla dentro. Como no, el vago de Colton se quiso escaquear de aquello. Suspiré resignado. Al menos si me reenganchaban no estaría bajo su mando.

No se bien que maleta cogí, pero pesaba un quintal y medio. Esperaba que fuese la de la mayor al menos y no estuviese haciendo el payaso llevando la de Colton. - ¡Eh! ¡Sargento! ¡Yo no voy a meter el equipo que no sea mío! - Exclamé para que quienes pensasen que dos idiotas iban a meter todo, viesen que lo llevaban claro. O en mi caso uno. De hecho, dejé la maleta en el suelo y la miré, efectivamente no era la mía. Así pues la dejé y busqué la mía. Si tenía que ayudar lo haría, pero no a los caraduras de turno.

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12/07/2021, 14:06
Mayor McDuncan

Al final pasamos por varias casas a recoger cosas personales. Yo aproveché para meter en el petate algo más de ropa de civil y bajé con todo ayudada por el teniente. Y es que no iba a dejar que ningún desconocido entrase en mi casa. Había prisa, así pues seguía con el uniforme puesto, aunque sabía que debería cambiarme antes de llegar a Egipto o acabaría mal la cosa. Por eso recogí ropa que sabía que me valía aún, porque a saber que nos daría el coronel.

En el coche fue todo silencio, salvo por la breve conversación que inció el sargento con el detective y cuando este dijo que el gato podía acabar sobre mí si le dejaba salir, le miré con cierto temor en mi rostro. Aunque la verdad es que tuve que contenerme la risa cuando Harry respondió a Colton de esa manera tan contundente, dejando claro que el animal se asustaría al verle, me quedé inquita. Hizo una breve explicación sobre la psicología animal y procuré recordar lo de la mirada. - Mejor que no abra la mochila. -

Y entonces me agradeció mi intervención y como me puse con el coronel arriba. Fui consciente de que perdía los estribos, pero aquel hombre me estaba sacando de quicio, encima ni se aclaraba con lo que había que hacer. Al menos al final todo quedó resuelto y no habría asalto a ningún sitio para conseguir el diario. Algo de agradecer, sin duda, porque los que estaban conmigo en el coche tenían valía en terreno hostil o al menos eso esperaba. Los demás, lo dudaba.

- No fue nada, señor Blackhorn. A malas, el ejército nos encubrirá de alguna manera, diciendo que estábamos en una misión secreta o algo así en la otra punta del mundo, salvo que nos cojan. Pero ustedes lo tienen más complicado en ese sentido. Dudo que el gobierno pague rescates por nadie y menos por usted... quien se ha apuntado voluntariamente a la misión. - Y eso me hacía pensar en que le había llevado allí, pero vi como miraba a Rick, algo había pasado en el baño, estaba segura y no hablaría delante suyo.

Y el silencio se apoderó del auto y solo quedaba la ventanilla como distracción.

Al llegar descendí del coche después de que el conductor me abriese. Ya fuese por mi rango o por ser mujer, era su deber. Vi a Rick encaminarse hacia los pilotos, mientras que sacaba mis cosas del maletero. Si no se iban a usar los coches al menos que se fuesen. Nuevamente el conductor del mismo se ofreció a llevar mis cosas junto el resto del equipo y vi a Harry moverse hacia el equipo, mientras que Colton parecía querer atajar.

Seguí al teniente, que se había adelantado a saludar a los pilotos. Al menos estos eran militares y que menos que saludarles yo también. Llegué a tiempo para ver como Rick tenía la situación bajo control.

- Buenos días caballeros. El teniente Heatherly tiene razón, el equipo viaja con nosotros. - No sabía que habían pedido los demás, pero si lo llevaban es porque les haría falta y no iba a prescindir de nada.

Si llevaba a aquel gato con nosotros, no iba a dejar lo demás fuera.

- Sí, le recuerdo teniente. Usted fue quien nos llevó a... - En ese momento oí a Harry gritar y me di la vuelta. Estaba claro que si no se estaba encima de Colton no se podía hacer nada. - ¡No se preocupe serñor Blackhorn! ¡Usted asegúrese de que tiene lo suyo! ¡El sargento Colton meterá el equipo militar! - Exclamé al hombre que estaba llegando a la entrada del avión. - ¡Sí, sargento, es una orden! ¡Coja los petates militares y las maletas que estén a nombre del teniente y mío y asegúrese de que no queda nada nuestro fuera del avión o puede que le haga saltar del mismo mientras estemos cruzando el océano!

Miré a Rick. - Ni se muevan de aquí, tenientes. Que lo haga él. Creo que piensa que estamos de vacaciones. Sólo asegúrese de que carga todo lo que hemos pedido y nuestros petates personales. - Me giré al piloto. - Teniente Kazansky, nuestras vidas están en sus manos. Así que cuídenos ahí arriba. - Le dije con una sonrisa y le saludé militarmente antes de despedirme de ellos.

- Si quiere puede quedarse con ellos hasta que el sargento haya terminado, teniente Heatherly. Yo iré a ver como el Colton trata nuestras cosas y a asegurarme de que no le da por meter las manos en el petate que no debe. - No me apetecía que aquel sujeto acabase con mi ropa interior en sus manos.

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12/07/2021, 20:33
Jack Colton

Me quedé paralizado cuando oí mi nombre saliendo de boca de la Mayor. Tenía que haber previsto que siendo sargento, me iba a tocar a mí cargar con todo el trabajo duro, mientras los demás se tostaban al sol. 

Siempre ocurría igual.

-Desde luego, señora. Lo que haga falta para que usted y el Teniente puedan descansar... señora -le dije, haciendo un breve saludo y empezando a coger cosas para cargarlas en el avión.

Eso sí, si esperaban que tuviese cuidado con el equipo, iban listos, así que empecé a lanzar los bártulos dentro de la bodega del avión, que no era tan grande como pensaban, para todo lo que habían traído.

¡Demonios, si parecía que fuésemos al fin del mundo!

De todas maneras, mientras lo hacía, podía oír lo que decían, lo cual no estaba del todo mal. En aquellos momentos, lo que menos me preocupaba era el trabajo físico. Estaba a salvo y eso era lo importante. Lo que deparara aquella misión, por incómoda que fuera, eso ya lo vería, por no decir que en cualquier momento, siempre podía perderme entre la gente y buscarme otro lugar en el que ocultarme, lejos de la disciplina militar, sobre todo en un sitio como El Cairo, en donde todo era bastante más caótico que allí.

Con aquella idea, y una sonrisa en el rostro, seguí cargando bultos.

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12/07/2021, 23:24
Marion Rosenwood

Previsora tenía todo listo en el coche que nos llevaría al aeródromo y en el que nos esperaba un avión para poner rumbo al Cairo. Viajaba ligero para este tipo de aventuras inciertas aún así mi equipaje era el más voluminoso porque había tenido en cuenta empacar mi equipo fotográfico.

La división de los coches aligero el ambiente que había quedado cargado en la oficina del coronel tras la salida de los militares, mis acompañantes permanecían en silenció sumergidos en sus propios pensamientos y una servidora no iba a ser menos. Me dedique a estudiar las posibilidades del viaje, los por menores que podrían surgir y todo mientras repasaba lo ocurrido minutos atrás, eso incluía la actitud de cada individuó. No sería un viaje fácil, de todos modos esperaba que fuera provechoso.

En circunstancias normales habría tratado de romper el hielo entre parada y parada pero se trataba de un público difícil, embutida en aquel vehículo con los tres caballeros que formaban el grupo civil habría resultado interesante sacar algo más de ellos. Por lo menos sabía sus nombres, que ya era algo y me había formado una idea de lo que me esperaba en esa primera impresión que había obtenido de ellos. Algunas esperaba que estuviera equivocada y pudieran aportar más de lo que pensaba o sin duda iba a ser un viaje de lo más cargante y aburrido.

-Sargento Colton, como se le ocurre tratar así mi equipaje le meteré tal punta pie en su bonito trasero que no le hará falta avión para llegar al Cairo - advertí con una radiante y burlona sonrisa al rubio poseedor de una doble identidad de la que pase a su lado cargando con mi equipo fotográfico al interior del avión

Lo cierto es que no le vía la más mínima intención de ayudar a descargar nuestro vehículo más allá de las instrucciones de la mayor. Los militares se ocupaban solo de los militares, dinámica sencilla y clara. Así que tras asegurar mi equipo en la bodega regrese a por la única maleta y mi bolsa de viaje, mi leal satchel todo terreno que había recorrido medio mundo conmigo. Mis esenciales estaban en su interior y eso incluía mi preciado Diario de la Tierra Hueca y el medallón que esos malditos nazis habían tratado de robarme. Y por un breve instante al recordarlo estuve tentada de compartir la información con el resto pero ¿para qué? Bueno ya surgiría en la conversación, si es que decidían hablar los unos con los otros.

Si querer interrumpir el encuentro entre militares me aventure a dar un toque en el hombro al que parecía ser nuestro piloto y solicitarle información sobre el avión y si había un lugar que me permitiera algo de decoro para cambiarme. No pasaron desapercibidas las miradas por la petición pero bien poco me importaban, no iba a pasarme semejante cantidad de horas en ese monstruo metálico en semejantes ropas. Así que con las breves indicaciones y mientras el resto subía a bordo, me recluí en el rinconcito del que disponía para cambiarme uniéndome al grupo con un claro cambio de actitud gracias a las ropas que ahora vestía.

Notas de juego

Marion ahora viste así, pero la blusa sera de manga larga y lleva un abrigo tres cuartos tal que así. Y al hombro lleva una bolsa estilo la de Indiana Jones pero algo más grande.

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13/07/2021, 00:29
Mayor McDuncan

Regresé sobre mis pasos para observar al sargento y me encontré con su respuesta. - Sargento, deje sus comentarios para quien quiera oírlos y deje de faltar al respeto o acabará limpiando el avión por dentro con su cepillo de dientes. - Le amenacé claramente.

Me situé donde pudiese controlarle y ver que no hacía el idiota y vi como aquella mujer hablaba a mi hombre. El muy payaso no solo se lo hacía, sino que entedía las órdenes mal por contestar y ahora me tocaba sacarle de aquello.

- Lo lamento señora. Su equipo, su problema. El sargento solo moverá el equipaje militar. El civil es suyo. Precisamente quiero evitar que se nos denuncie por romper lo que no es nuestro. - Miré al sargento. - Ya me ha oído Colton y la orden fue clara. Solo el material militar. Los civiles tienen manos para llevar sus cosas ellos mismos. - Le dije al sargento dando una orden más clara, a ver si así la entendía y luego miré a la mujer con una cínica sonrisa. - Cuanto lo siento, señora. Tendrá que encontrar a otro que le lleve las cosas.

El detective aún estaba allí, con su mochila y su maleta. - Sargento, deje la maleta del señor Blackhorn también en el avión. A fin de cuentas es un militar en reserva. - Y me acerqué a él casi como una gata y pasé mi brazo por el suyo. - Y bien señor, usted dijo que quería hablar conmigo después de la reunión. Si le parece bien, daremos un pequeño paseo antes de subir... - Le dije al detective y miré a Rick, quien seguía hablando con el piloto.

- O... espere... debemos subir ya... ¿Qué tal si se sienta junto al teniente y conmigo? Supongo que podremos posponer esa conversación para un momento en el cual podamos estar más... tranquilos. - Le indiqué deteniendo mi paso y mirándole a los ojos con una sonrisa. El caso era alejarle de aquella mujer y que se las apañase sola. Tenía más hombres a los que acudir.

Llevando a Harry de mi brazo y a pesar del gato en la mochila, el cual empezaba a darme pena, volví a girar y caminar hasta nuestra posición previa. - Por cierto, sargento. Cuidado con el equipo. Hay granadas dentro... Creo que no necesita que le explique que puede ocurrir si lo maltrata. El primer afectado sería usted. - Le avisé agarrada aún del brazo del detective.

Eso me dejó ver con más claridad su ropa. Vieja y desgastada, aunque era de calidad, pues sino ya no se sostendría en su cuerpo. ¿Podría tener a mi lado al hijo de aquella famosa familia, arruinado pero con gustos caros? Le miré a los ojos. No, lo dudaba. Un hombre como ese no se metería en aquella locura de misión por las buenas.

Cuando Colton terminó, inspeccioné que no quedase nada nuestro en el montón de cosas. - Esta bien, sargento, puede subir al avión. Quizás esto le haga pensar en ser más colaborador la cuando tengamos que descargar o puede que me olvide de la parte en la cual no podemos tocar el equipo de un civil. En sus manos queda esa decisión.

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13/07/2021, 08:06
Gareth Jenkins

Pasé todo el camino hasta el aeropuerto en silencio, no es que tuviera nada en contra de aquellas personas o no quisiera compartir información con ellas, simplemente estaba mosqueado ante la perspectiva de pasarme otras 20 horas metido en un avión.

Al llegar al aeropuerto saqué el macuto que había traído con mis cosas desde Merthyr Tydfil y la bolsa de mano donde llevaba un equipo de análisis de tierras portátil, lo había llevado porque me dijeron que iba en calidad de Geólogo, pero aun así pedí otro al coronel yanki que fuese más grande y preciso, por si acaso y por hacer gasto. Al dirigirme con el equipaje de camino al avión pasé junto a las dos mujeres y escuché lo que decía la militar a la pelirroja y sin dejar de andar me vi obligado a responder. —No se preocupe señora, efectivamente los civiles tenemos manos y además podemos usarlas sin que un superior nos diga cómo o para qué—. Seguí mi camino hacia el avión sin girarme ni esperar respuesta.

Subí al avión tras darle las buenas tardes al piloto sin demasiado entusiasmo, coloqué mis cosas bien para que no se movieran durante el vuelo y busque donde sentarme. Me hubiera gustado darme una ducha después del viaje desde Londres a Nueva York, y ahora nos dirigíamos directamente hacia África, lo único bueno era que no me había dado tiempo a sufrir el cambio de hora con Estados Unidos y la diferencia de El Cairo con casa era de solo una hora.

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13/07/2021, 11:36
Jack Colton

Bueno, pues si solo iba a cargar las cosas de los militares, eso haría. Dejé todo lo que tenía entre manos y que les pertenecía a los demás, y me puse a subir todo el equipo militar. Que cada uno se buscase la vida no estaba mal del todo, puesto que al final, lo que habíamos pedido era responsabilidad de cada uno.

Al subir, pude ver el interior del avión.

Mierda.

El avión era un transporte de tropas, por lo que el viaje iba a ser más incómodo que correr descalzo por un suelo lleno de alambres. Sabía bien cómo se las gastaban esos aparatos y casi siempre terminabas con hemorroides y dolor de cuello.

Iba a ser un viaje muy, muy largo.

Me acerqué un momento a la cabina, fijándome en los controles casi con nostalgia, y después me dirigí hacia la parte del fondo, en donde pondría todo el equipo, detrás de la red de seguridad.

Ese Corvin estaba ya sentado y no tardó en subir también Jenkins.

-Señores, será mejor que se procuren un buen cojín o de lo contrario, no respondo de sus posaderas. 

Acto seguido, empecé a acumular el material militar. Cada vez me arrepentía más de haberme apuntado a aquel trabajo. Con lo cómodo que podía estar corriendo libre por ahí.

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13/07/2021, 13:15
Marion Rosenwood

A medio ascenso por la rampa del avión la voz de la Mayor me llego a destiempo, girando el cuerpo hacía el lugar del que se encontraba esta.

-oh no me mal interprete, Mayor -sonreí de oreja a oreja por el deleite de la escena de defensa del miserable ejército, aún a sabiendas que Colton no era santo de su devoción, marcando la Mayor de ese sutil modo las invisibles líneas entre los grupos cuando Jenkins me ahorro el remarcar lo mismo que él con unas palabras que habrían sido un tanto más hostiles facilitándome así una salida más decorosa y menos a la altura de la contraria – y como el señor Jekins a remarcado, puedo encargarme yo solita de mis pertenencias ¿ve? - señale palmeando suavemente el equipo que colgaba de mi hombro, a la par que salude con la mirada al Gales en una modesta señal de agradecimiento (aunque no hubiera nada que agradecer realmente) de la que pasaba a mi lado al interior del avión – pero seguirá siendo culpa suya si el Sargento Colton continua lanzando los petates militares con semejante delicadeza y termina rompiendo mi equipo al golpearlo - era un pequeño inciso que remarque arrugando la nariz en gesto condescendiente, no fuera que se pusiera a ladrar de nuevo

***

Los sitios iban tomándose y de nuevo la división era notable, a un lado la Mayor con su perro faldero y su nuevo amigo ¿juguete o perrito? Estaría por ver, aunque debía admitir que era un desperdició, allá el con sus alianzas. Corvin con su libro y Jenkins con su cara larga en otras parte, habría que trabajar muy duro para que este grupo de individuos, parias o lo que se supusiera que eramos estuviera medianamente unido. Si no tendría que ingeniármelas por mi cuenta, como siempre, para conseguir los detalles que se encontraban en el diario o mejor aún el diario en si mismo. Claro que para eso debía de seguir en El Cairo, cosa que dudaba.

-¿es un ofrecimiento Sargento Colton? - pregunte burlona al tomar asiento en el lateral de los civiles a la espera del despegue

 

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13/07/2021, 14:04
Sgto. Harry Blackhorn

Me pilló fuera de juego la actitud de la mayor y no pude decir nada, salvo soltar la maleta con cuidado. - Gracias... mayor. - Y tragué saliva al ver como se agarraba a mí y me sacaba de allí. Me estaba dejando claro que no quería que ayudase a esa mujer, seguramente por su forma de actuar y es que tampoco me extrañó, viendo como se comportaban los demás a su paso.

Pero el problema era que yo fluctuaba entre dos aguas. Era civil y podría ser militar. No podía jugar a llevarme mal con nadie y no entendía bien el juego de la mayor. - Quizás tengamos que hablar de más cosas de las que pensaba, mayor. - Respondí a la mujer después del comentario de Gareth. Uno que sin duda pagaría, porque la mayor parecía tener para todos.

- Sí, la verdad es que el asunto que me gustaría tratar con usted es... delicado y preferiría que fuese a solas a ser posible. - Aunque me daba que el teniente estaría presente, prefería que no lo estuviese. Y mis ojos se clavaron en su figura unos segundos, para luego mirar a mi interlocutora, cuando optó por dar la vuelta. En una cosa tenía razón: no había tiempo para hablar.

Claro que la pelirroja tampoco se callaba. Aquello iba a ser un duelo de gatas. Solo faltaba que Bob saliese de la mochila para unirse a la fiesta... - Si bueno... yo... resérveme el sitio, ¿quiere mayor? Yo me quedaré a ayudar con el equipo civil si es que alguien necesita ayuda para meterlo en la bodega de carga. A fin de cuentas, es lo que soy... por ahora. - Le dije con una sonrisa y vi como reprendía al sargento.

- Granadas, justo lo que nos faltaba... volar por los aires.

- La veré arriba, mayor. - Dije cuando me soltó del brazo y vi al sargento y a ella alejarse de mí. Debía reconocer que le quedaba muy bien el uniforme, pero la pelirroja ganaba puntos con ese conjunto. - Céntrate, no estás aquí para tonterías. - Y esperé junto al equipo a que alguien me pidiese ayuda. Lo poco que había pedido estaba en una maleta en el interior del avión y aún quedaban cosas fuera.

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13/07/2021, 14:17
Mayor McDuncan

- No malinterpreto nada. Usted misma le ordenó o quiso ordenar al sargento que le colocase sus cosas. En cuanto al señor Jenkins, - dije mirando al hombre mientras subía al avión, de aquella manera tan poco educada y desconsiderada por su parte, - no se a que se mete en una conversación que no iba con él y que era privada. Quizás debería dejar de ser tan sensible o acabará llorando antes de llegar a El Cairo. Ustedes metánse en sus cosas y dejen las de los militares en paz y no habrá problemas, que parece que los van buscando. En cuanto a su equipo, colóquelo donde no pueda ser aplastado. Negligencia suya si así ocurriese, señora. - Si se pensaba que iba a poder sacarle algo al ejército por ser idiota, lo llevaba claro.

Debía ser de esas mujeres que pone siempre los huevos en la parte inferior de la compra y al llegar a casa, solo servían para tortilla, si es que llegaban a casa. En ese momento me arrepentí de haberme puesto como una energúmena para defenderles frente al coronel, pero la sonrisa de Harry y recordar su agradecimiento hicieron que al menos me calmase. - Como quiera, señor Blackhorn. Le veré arriba.

Luego miré a los tenientes y le alcé el pulgar al piloto, para que supiese que ya estábamos listos, al menos los militares. Los civiles ya sabían que hacer. Tras este gesto, subí al avión. Ya tenía el culo hecho a aquellos vuelos, así que no serían problema para mí.

Aún con mi uniforme, me senté cerca de la zona de pilotaje, dejando al teniente el hueco cerca de los pilotos y asegurándome que el que quedaba a mi izquierda quedase libre por si Blackhorn aceptaba sentarse con nosotros. Aunque aún tenía mis reticencias por aquel gato. El pobre animal lo iba a pasar fatal ahí encerrado todo el vuelo.

Me resultó divertido ver como los civiles se colocaban en un lado y los militares íbamos en otro completamente opuesto. Eso me hizo sonreír levemente. Era mejor así, para todos. Porque ellos no entenderían jamás lo que era la camadería y el compañerismo, así como el órden establecido y nosotros ya habíamos olvidado que era ser un civil, al menos por la parte que nos correspondía a Jester y a mí. El sargento parecía vivir en otro mundo, donde aún dudaba que fuese militar por su actitud y Blackhorn había sido más tiempo civil que militar.

Como siempre, al final el teniente y yo estábamos solos.

Aquí por esta situación. En el ejército porque no me aceptaban como mayor ni como médico por ser mujer y tenía que sacar una personalidad que no me gustaba nada. Una que los civiles ya habían empezado a ver. Miré hacia la entrada, faltaban el teniente, Harry y el señor Vladiominovich por subir. Esperaba que no tardasen demasiado. En la primera escala tendría que vestirme de civil.

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13/07/2021, 14:41
Mayor McDuncan

Subí con el teniente a recoger mis cosas pues sabía lo que pesaban y, dios, me apetecía tanto estar a solas con él unos minutos que aún sin que pesasen, me hubiese hecho subir conmigo. Desde los coches pudieron ver un comportamiento normal, tanto en la apertura de la puerta del portal como en la espera del ascensor, pero cuando se cerraron las puertas del mismo y pulsé la cuarta planta, mis labios buscaron los suyos con necesidad.

El beso duró hasta que se detuvo el ascensor y en el hall nuevamente, por respeto a los uniformes, tuvimos que mantener la compostura. Pero tas cerrar la puerta de mi casa le volví a besar con pasión. - No sabes cuanto necesitaba esto. - Le dije para abrazarme a él de nuevo. - Pensé que no volvería a besarte hasta... no lo sé...

No había tiempo para mucho. El petate estaba listo en el salón, junto con el equipo médico, pero aún podía meter algo de ropa de civil. - Si quieres tomar algo, creo que hay agua en el grifo. - Bromeé liberando la tensión de la reunión. Luego le tomé las manos a Rick y le miré las palmas. - ¿Cómo van las heridas? Te las desinfectaré antes de bajar... - Y le sonreí para besarle otra vez, pero conteniéndome. - Vamos al baño.

Y cogí el maletín médico y le retiré el pañuelo de la mano. La hemorragia había cesado y aún había sangre en sus palmas. - Deja que te lave yo. Tú eres capaz de reabrir todo. - Le miré y le sonreí como una tonta enamorada. Justamente lo que era. Con cuidado, metí las manos bajo el grifo y las froté con suavidad con agua y jabón, dejándome ver con claridad que se había hecho. Quería preguntarle por lo ocurrido en el baño con Harry, pero habían temas más importantes que nos concernían solamente a los dos y que solo podíamos hablar cuando realmente estuviésemos solos, como era el caso.

- Rick... cuando volvamos de la misión, no solo dejaré la vida militar, sino que solicitaré mi divorcio de inmediato. Lo que estamos haciendo es adulterio y está mal visto por el ejército, así que no tenemos unas cartas muy buenas si nos pillan... me tocará colgarme del brazo de algún hombre, al menos para que no piensen que estamos juntos y lo de que estoy casada no debe salir de esta casa. - Era algo que sabía que no tenía que decirle, pero aún así debía recordarle que mi estado civil nos perjudicaba a ambos. - Ya sé que debí pedirle el divorcio antes, pero... por no volverle a ver ni a saber de él... además, jamás pensé que nos pasaría esto.

Le sequé las manos con cuidado y miré sus heridas. No eran profundas, pero las palmas de las manos, al igual que los dedos, sangraban mucho. - Bueno, ya sabes como va esto. - Dije al sacar el agua oxigenada del maletín. - Un poco de yodo después y mejor será que te ponga unas gasas y te las vende para evitar que te entre porquería en el avión.

Notas de juego

N.Y. 12:30 Zulu.

Apartamento de la mayor McDuncan.

Escena atemporal.

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13/07/2021, 19:39
Rick "Jester" Heatherly

Parecía que jamás íbamos a salir de aquel maldito despacho y librarnos, aunque fuera solo unos minutos, de toda aquella gente que nos acompañarían durante quién sabía cuánto tiempo, pero que ahora mismo, suponían sobre todo un auténtico engorro.

Y es que después de haber pasado la noche con Sarah, de haber descubierto lo que ambos sentíamos y compartido unas horas que ahora se hacían insignificantes, me había resultado tremendamente difícil volver otra vez al orden que requería nuestra misión, y a tratarla como si fuese casi una desconocía.

Salimos del coche, ella con naturalidad, yo enfadado, y entramos en el portal como si fuese algo que hacíamos cada día, y subir en el ascensor fuera únicamente otro paso más que formaba parte de aquella extraña y fantástica misión, pero en cuanto se cerraron las puertas, fue como si todo el hielo del Polo Norte se derritiese. Sarah se lanzó hacia mí, al tiempo que yo abría los brazos y me preparaba para recibir sus labios, que presionaron los míos con ansia y desesperación, la misma con la cual la envolvieron mis manos, que intentaban encontrar algún lugar en el que poder acariciar su piel.

Pero el ascensor terminó de llegar arriba y el pitido de aviso, fue como el final del primer round de un combate de boxeo en el que ambos perdíamos, al no poder continuar. Me separé a duras penas, me arreglé ligeramente el uniforme e ignorando la quemazón que sentía en todo mi cuerpo, y el sabor de sus labios aún en mi boca, salí detrás de ella, en silencio, pero con un jadeo contenido simplemente por la fuerza de la voluntad, hasta que de nuevo otra puerta se cerró, aislándonos del resto del mundo.

-¿Tú lo necesitabas? ¿Y qué hay de mí, tratándote como si solo fueses mi oficial superior pero sin poder borrar los recuerdos de la otra noche y sintiendo que me falta el aire cada vez que no estoy cerca de ti? -logré decirle, entre beso y beso, y a duras penas consiguiendo no desvestirla y hacerla mía allí mismo.

Por un instante, lo consideré muy seriamente, pero me pregunté cómo quedaríamos si alguien se daba cuenta.

No, no podíamos seguir, así que nos separamos, conscientes de que no estábamos solos, o no por el momento, y que Sarah y Rick tendrían que esperar un poco hasta disponer de una nueva ocasión para ser ellos otra vez.

-No creo que baste -le dije escuetamente, aceptando la broma pero sufriendo, al igual que suponía que lo hacía ella -. Las heridas están bien y hace falta mucho más que ese mequetrefe para conseguir que me pierda, pero antes de que acabe esta misión, será un soldado como dios manda o no me llamo Jester.

Dejé que cuidara de mis heridas, que no eran tan graves, pero que suponían una dura prueba para ambos, pues yo me las había hecho al tener que contenerme y ella había sido consciente de ello. El dolor no estaba en las manos, sino en mi mente, que ahora la veía de una manera muy diferente a cómo lo hacía unas pocas horas antes. Ayer la amaba; hoy, no podía vivir sin ella.

-No tienes por qué preocuparte por eso ahora y mucho menos, pensar en el pasado. Cuando dejamos una vida atrás, lo último que deseamos en volver a mirar en ella y hasta ahora, estabas bien, a salvo y sin problemas. Yo habría actuado igual que tú. De todas maneras, primero terminemos la misión y después, ya hablaremos con tú... con ese cerdo. Aceptará el divorcio o su cuenta del hospital subirá de tal manera que tendrá que rogarte que se lo des. 

Cuando acabamos de curarlas, con las gasas ya puestas en las manos, coloqué mis manos al lado de los hombros de Sarah y la miré fijamente durante unos momentos. Ella era el amor de mi vida y nada cambiaría eso, solo que después de la noche que habíamos pasado juntos, estaba más seguro que nunca de que no podía perderla y de que la defendería hasta las últimas consecuencias si era necesario. Antes también, pero ahora, más que una certeza, se había convertido en lo que sería mi modo de vida, hasta que ambos abandonáramos el servicio y estuviésemos fuera de peligro.

-Serás una esposa magnífica, y yo espero estar a la altura que te mereces y darte por fin la paz de un hogar lleno de amor. Quizás... te resulte algo extraño que yo hable de esta manera, y te parezca que soy... tosco, pero nunca hasta ahora había tenido a alguien a quien decírselo... y jamás volveré a hacerlo, pues yo soy hombre de un solo amor, y esa eres tú, para siempre. Así que todos los problemas que encontremos, los resolveremos juntos conforme vayan surgiendo, y ya verás como todo sale bien.

Notas de juego

N.Y. 12:30 Zulu.

Apartamento de la mayor McDuncan.

Escena atemporal.

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14/07/2021, 00:14
Mayor McDuncan

Sonreí a Jester cuando me dijo aquellas cosas. - Me gusta que me digas eso. Me haces sentirme especial y única. - Le susurré para volver a besarle de nuevo. Pero debía parar o aquello se iría de madre.

- Lo sé. Yo tampoco creo que sea suficiente. De hecho... te plantearé delante de todos que seamos matrimonio como tapadera. Así al menos podremos caminar de la mano por El Cairo y dejarnos llevar un poco más, sin tener que sufrir consecuencias desastrosas, como hacer que alguien se haga ilusiones o pasarlo mal por no estar juntos. Si te parece bien la idea, la soltaré en pleno vuelo, junto a los pilotos. Así si alguien habla de más... diremos que fue nuestra tapadera y que exageraron. - El agua oxigenada corrió por la palma de sus manos y Rick ni se inmutó, al tiempo que veía como esta reaccionaba con la sangre generando la típica espuma y mis ojos se perdieron en sus labios unos instantes.

Con una gasa limpié los restos y le apliqué el yodo, antes de cubrir la herida con una gasa limpia y vendar su mano izquierda. Aún le quedaba la derecha. La que estaba peor de las dos. El vendaje no era muy grueso, lo justo para que la gasa no se moviese y la mano traspirase permitiendo que la herida estuviese siempre seca. Le cogí la otra mano y repetí el proceso, solo que esta si reaccionó con mayor fuerza al agua oxigenada. Se notaba que se había hecho más daño en ella.

- Las heridas no estan bien, Rick. No en las palmas del hombre al que amo. En otro me darían igual y le daría el botiquín para que se curase él solo. Pero anoche me mostraste lo que estas manos pueden hacer en mi cuerpo y su valor a aumentado. Porque ya no son solo las manos de alguien que me cuida y proteje en cada  misión. Son las manos del hombre con el que quiero estar y que me acaricie sin hacerse daño al tocarme. - Le dije con dulzura en mi voz mientras seguía atendiendo esa mano herida.

- Sí, estaba a salvo gracias a ti. Porque sabía que estabas cerca y que recurriría a ti si volvía a acercarse a mí... por no hablar de volver a levantarme la mano. - Esa fue otra de las cosas que me paró con Rick. Como me había dejado marcada mi marido y el hecho de seguir casada. Pero más lo primero. No quería complicarme la vida con nadie y menos aún descubrir que el hombre del que me había enamorado era un maltratador. Él que tanto me amaba, que me tenía siempre en palmitas, cambió de la noche a la mañana cuando nos casamos y perdió su empleo. Al menos no llegamos a tener hijos... no porque en una de sus múltiples palizas, me hizo perder al único que hubiéramos tenido. Pero eso era algo que ni Rick sabía.

Y con esas palabras terminé de vendarle la otra mano y le miré a los ojos. - Te debo tanto... - Le dije sin más, sabiendo que era cierto y sintiéndolo muy dentro de mí, al tiempo que le miraba a los ojos y le dedicaba una pequeña sonrisa.

Acaricié el rostro de Rick cuando me habló de aquella manera. - Teniente Heatherly, ¿me está pidiendo en matrimonio? - Le sonreí con dulzura y sin decirle más le besé en los labios con pasión. Estaba claro que eso iba a pasar: el divorcio y casarnos. Porque tener hijos sin estar casados se veía muy mal y más aún si estabas casada con otra persona. Pero aún así me hacía ilusión que me lo dijese, aunque fuese de aquella manera. Mayor motivo para hacernos pasar por matrimonio en El Cairo, llevar unas alianzas, aunque fuesen baratas y compradas en cualquier sitio... podría ser el preludio a la felicidad de dos idiotas que llevaban amándose años en silencio y que ahora debían recuperar el tiempo perdido.

Él y yo.

Me separé de sus labios y recogí todo lo que había usado, guardándolo en el maletín. A fin de cuentas se venía con nosotros a El Cairo y lo iba a necesitar allí, aunque solo fuese para curarle las heridas de las manos a mi prometido secreto. - La que espera poder estar a la altura soy yo, Rick. Después de mi fracaso... mejor dejarlo atrás, no quiero perder el tiempo hablando de él. - Le dije y caminé hacia atrás un par de pasos, pegándome a la pared. - Rick, quiero pedirte algo... te va a sonar... raro pero... no te imaginas como me encendí al verte ponerte así en aquel despacho con el estúpido de Colton. No quiero que me grites, solo que te acerques a mí, con esa mirada de perdonavidas y me acorrales contra la pared... necesito saber si solo fue casualidad... o que eso me da morbo y me excita.

Guardé silencio. - Después recogeré algo de ropa y nos iremos antes de que vengan a buscarnos. - Le sonreí sabiendo que todo acabaría en un calentón para ambos y que iba a estar complicado todo. Al menos esperaba que mi idea la aceptase de buen grado, aunque nos tocaría "discutir" sobre ella en el avión, delante de todos.  Si cedía deprisa se iba a notar demasiado...

Notas de juego

N.Y. 12:30 Zulu.

Apartamento de la mayor McDuncan.

Escena atemporal.

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14/07/2021, 10:24
Nikolai Vladiminovich

Seguía pensando por qué habían estado discutiendo todo el rato los militares. Desde que habíamos ido llegando a esa oficina, en ese gran edificio, todo habían sido quejas y enfrentamientos. La peor de todos era esa mujer, la Mayor, que no paraba de hablar y amenazar al resto. Los demás civiles no parecían muy sociales, exceptuando a la bella joven pelirroja, por lo que no me sentía obligado a interactuar con ellos. Tampoco se enteraban bien de cuál era nuestra misión en este momento. Yo entendí a la primera que había que ir a El Cairo para intentar sonsacarle la información que tuviera el restaurador del diario, pero los demás apreciaron que ya íbamos a la guerra o algo así. Yo simplemente le pasé una pequeña nota al coronel con las cosas que necesitaría SI después de visitar El Cairo sabíamos dónde estaba la entrada a la Tierra Hueca; lo básico para mis estudios: ropa adecuada, alguna pala, un rastrillo de mano, bolsas, una piqueta, etc.

Volví al hotel y me di una ducha. Volví a ponerme la ropa que llevaba puesta y la ropa interior que había lavado a mano en un momento. Saqué mi libro, que siempre llevaba conmigo y me puse a leerlo ávidamente. Cuando llegó la hora, bajé a recepción y monté en el auto donde iban los demás civiles. Había otro auto donde iban los militares y que tenía un tufillo a cementerio. Al cabo de un tiempo llegamos al aeropuerto, donde nos esperaba un avión y más militares. Descendí del coche y me quedé mirando hacia todos los lados, como queriendo divisar una salida para huir de allí. Este era el momento para dejarlo o para entrar de lleno en la vorágine que iba a ser esta misión. Al final, el hecho de poder encontrar la Tierra Hueca pudo con mis reticencias y con el miedo, así que avancé hacia el equipo que había allí amontonado. Ya habían subido muchos de mis compañeros e incluso algunos estaban de nuevo enfrentándose. Parecía que era norma general en todos los países que los militares fueran personas violentas y energúmenas. Me acerqué a mirar si algo del equipaje que había era mío, para ayudar a meterlo en la bodega de carga. No quería que la mujer con los galones se interesara por mi ni me gritara al no ayudar. Después de subir un par de cajas y una pequeña maleta, supongo que era parte del equipo que había pedido, subí al avión y me senté junto a los demás civiles. Cuanto más lejos de los militares, mejor. Me daban dolor de cabeza cuando empezaban a contar sus batallitas y a jactarse de la violencia y muerte que causaban. Además, tampoco es que me gustara mucho volar.

-"Ezperrro que tengamoz buen viaje compañerrroz y ezto zea el inicio de una buena amiztad. Aunque eztoy baztante nerrrviozo con la mizión, crrreo que toda penurrria que pazemos no ez nada comparrrable a lo que logrrrarrremoz zi encontrrramoz la Tierrra Hueca." Dije nervioso.

Notas de juego

Perdón por el retraso y gracias a Erica por PNJotizarme con ese acento más remarcado aún, jajajajaja. Esta semana tengo muchísimo curro y encima he tenido que viajar en unas condiciones pésimas. Solo diré que duermo en un colchón en el suelo... Si le sumamos los chorrocientos post de los demás, no me da la vida para escribir, xD! A ver si pasa esta semana y vuelvo a la normalidad.