Partida Rol por web

Expedición a la Tierra Hueca

2. EL CAIRO

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21/07/2021, 19:49
Carlton Smith

Smith se dirigió hacia el interior, pero antes de que pudiera traspasar la puerta, las apreciaciones generales le hicieron volverse hacia todos.

-Este lugar ser muy antiguo, aguantar seguro y ser mejor por dentro, ya verán. Mayor, sí, dos camas, pero... importante ahora es número de habitaciones. Yo solo reservar para Marion.

Fue entonces cuando Colton preguntó por un lugar en donde beber. Smith se acercó para hablar en susurros con él, con Corvin al lado.

-Alcohol prohibido por el Corán. No servir aquí, no servir. Sobre todo hay sitios donde no debe ir, muy pecaminosos, muy peligrosos. Le daré la dirección para que recuerde no ir a ninguno de ellos -le dijo, dándole una tarjeta muy usada en donde se leía el nombre de una calle, escrito en árabe, y el de un local, también en árabe. Carlton señaló entonces a un adolescente que estaba jugando con otros, en la esquina cercana, como indicando que ellos podrían ayudar. Después, se llevó el dedo índice a los labios para indicar que no se lo dijesen a nadie.

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21/07/2021, 20:14
Gareth Jenkins

Pudimos ver las pirámides desde el aire y eran impresionantes, luego desde tierra y desde tan lejos seguían viéndose, esperaba tener la oportunidad de verlas de cerca. Pero por fin llegamos a nuestro destino, cuando bajamos me estiré y varios huesos crujieron, después de tanto viaje sí que empezaba a notar los años. Nada más bajar me di cuenta de lo molesto que era el sol, por la mina estaba acostumbrado al calor y los malos olores, pero en gales no hacia ese sol ni siquiera en pleno verano y tendría que buscarme un pañuelo de esos para cabeza si no quería que me diera una insolación.

Recogí mi petate y miré aquel lugar, había estado en sitios peores, pero últimamente me había acostumbrado a ciertas comodidades y esperaba que como decía Smith por dentro fuera mejor.

Bueno, intentemos solucionar lo de las habitaciones—. Eché un vistazo rápido al grupo, Marion necesitaría una para ella sola y la parejita otra, el resto podíamos compartir habitación, pero en una sola iba a ser bastante incómodo. —Necesitaremos al menos dos más.

Aun no sabía muy bien que pensar del detective, pero la idea del museo me resultaba interesante. En su día estuve en el de Londres y estaría bien ver las antigüedades en su propio terreno, si es que el gobierno británico había dejado alguna allí.

Señor Blackhorn, si no le importa y me da un rato para refrescarme, también me gustaría visitar al museo—. Además era un buen sitio para empezar a preguntar por el tipo que teníamos que buscar y el detective parecía tener bastante labia.

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22/07/2021, 07:54
Mayor McDuncan

Escuché al sargento hablar sobre las normas no escritas de la guerra y me hizo sentir mal. Creí que había tenido suerte con el destino, estando en un campamento hospitalario donde supuestamente los ataques estaban prohibidos y no en uno al frente, que era siempre un claro objetivo estratégico. Pero oír aquello me entristeció. - Yo creía... - Comencé a decir buscando las palabras adecuadas. - ... creía que lo peor ya lo había visto... fue aquel día que vi como traían a los primeros heridos recientes de un ataque, llenos de sangre, llorando como niños y algunos con sus miembros amputados, mezclados con los que no habían logrado sobrevivir al viaje.

Seguía temblando y más al recordar aquello, pero ya me había acostumbrado a ver las vísceras de un hombre, al olor de la sangre y de la muerte, a la gangrena y a realizar yo misma las cirugías. - Pero sin duda lo peor fue el bombardeo de hace unos días. Ver como todo explota a tu alrededor, no saber hacia donde moverte... no saber si moverte es bueno o malo. Ver como gente sana muere por una explosión... y cuando pasa todo eso, encontrarte prácticamente sola, con todo lleno de heridos.

» Tener que hacer triaje y dejar morir a médicos competentes que nos hubiesen servido de mucho, para salvar a soldados que no nos valían de nada... por unos morirían sí o sí y los otros podían salvarse. Encontrarte que el único médico había perdido los dedos... que los altos rangos habían fallecido todos en los primeros ataques, pues tenían una reunión y solo se salvaron los dos capitanes. Uno por estar atendiendo a un herido y otro por andar imponiendo un castigo a dos solados... y cuando estabilizas todo, cuando mis manos, guiadas por el doctor, logran suturar y salvar vidas... te encuentras con este agradecimiento. - Dije claramente refiriéndome al trato que me daban los soldados heridos o el mismo capitán. - Luego nos movimos aquí...

Y hablaba temblorosa y asustada, sin soltar a Rick, liberando por fin aquello que guardaba dentro.

Cuando bromeó sobre la bomba, inicialmente me lo tomé como si hablase de las mujeres y que yo era la única. Pero al repetirme esas palabras y su "ni tan siquiera nos ha rozado" me di cuenta de que era de la bomba de lo que hablaba. Cerré los ojos, decepcionada por interpretar mal las cosas y no dejé que me viese el rosto, nuevamente colorado por la vergüenza de mis propios pensamientos, para en un acto involuntario y reflejo, seguramente deseado, acariciarle la cabeza con suavidad. - Gracias por protegerme y casi salvarme la vida. - Le susurré. - No lo olvidaré jamás.

Rick reaccionó bien a la broma de la sopa y reí antes de contestarle. - Sí, claro. Para que me lo lances a la cabeza y me hagas un chichón o peor aún, una brecha. - Volvía bromear, liberando tensión y aflojando cada vez más mis brazos de su cuerpo. No quería separarme de él. Hacía tantos años que no estaba así de a gusto con nadie que simplemente me hubiese quedado así, con él sobre mi cuerpo y abrazados, hablando y riendo durante toda la noche y el día siguiente.

Pero todo tenía un final y no estábamos solos, así que el soldado bocazas se encargó de estropear todo aquello y hacerme moverme muerta de vergüenza. Tanto que me costó mirar a Rick en un rato. Y en ese momento su trato cambió. Ya no me tuteaba aunque sí usaba mi nombre. Y sus palabras sonaron a orden. Pero había olvidado una cosa. Él era mi paciente y era yo quien decidía quien de los dos descansaba y quien no.

Y cuando le vi meterse en la cama para intentar quedarse dormido, negué con la cabeza. - Lo siento, sargento. Como la persona que está a cargo de su salud, soy yo quien dirije esto. Cuando tenga el alta, podrá mandarme a descansar... que por cierto, le recuerdo que lo haré en este colchón lleno de sopa que está extendido sobre su catre. - Le dije con voz firme y una seguridad que no había visto en mí nunca. Quizás era así porque sabía que él me respetaría y que con los demás no funcionaba y por eso me dejaba pisotear.

- Así que, tal y como le dije, ahora procederé a verle las heridas, por si en su heróico acto, se le ha saltado algún punto. Luego le suministraré la medicación por la vía, para que el dolor le deje descansar. Recogeré esto, me cambiaré y si veo que no necesita nada más, me acostaré a su lado. Pero tenga en cuenta una cosa. - Me acerqué a él un poco para susurrarle aquellas palabras. - Si le despierta el dolor, despiérteme y le inyectaré más medicación. Como le dije las primeras veinticuatro horas son las peores, Rick. - Y me separé de él. - Y ahora déjeme hacer mi trabajo, ya le tocará mandarme cuando le toque hacer el suyo.

Y no le quedó más remedio que dejarse mirar. Al menos no tenía nada grave. La gasa que puse de drenaje seguía soltando sangre y le limpié la pierna tras cambiarle el vendaje que se encargaba de absorver esa sangre. Luego le puse el antibiótico y el antinflamatorio, sabiendo que el analgésico tendría que inyectárselo en un par de horas al menos. Ya me encargaría de hacerlo sin que se despertase, porque lo que necesitaba aquel hombre era descansar.

- Ahora sí, descanse Rick. Yo no tardaré en volver y espero que esté dormido para entonces. - Y miré la hora y vi que las luces no tardarían en ser apagadas en la tienda. Así pues, recogí los dos platos de metal y los cubiertos y me los llevé a lo que se usaba de cocina. Habíamos desplazado el campamento y algunas cosas estaban aún por terminar de montarse.

Fui a la tienda que compartía con más enfermeras donde el hueco del suelo donde estaba mi colchón estaba vacío. Los catres que pudimos rescatar se usaron y dieron prioridad para los heridos, luego los oficiales... las enfermeras, las últimas. Me cambié el uniforme y dejé el mojado en mi sitio, ya lo lavaría al día siguiente.

En silencio regresé a la tienda de los heridos. La luz ya estaba apagada y algunos roncaban después de haber sido atendidos por las enfermeras. Me acerqué a Rick y le observé durante unos segundos. - Ojalá me vieses como yo te veo ahora. - Pensé para mí. Sus ojos estaban cerrados y su respiración parecía profunda. Pero con aquella escasez de luz podía estar equivocada. Le arropé bien y le puse otra manta por encima. Luego acaricié su cabeza con suavidad y ternura, algo que no me atrevería a hacer estando despierto a partir de aquel momento, porque le sentí dentro de mi pecho. Besé su frente. - Gracias por estar aquí.

Tras aquel susurro, que salió directamente de mi corazón, me tumbé en el suelo, sobre mi colchón mojado, no sin antes poner una manta sobre él. Luego me cubrí con el resto de ropa de cama tras quitarme los zapatos y la cofia y cerré los ojos. Tumbada de lado, me abracé a la almohada y comencé a temblar de nuevo, esta vez era el frío. No me acostumbraba a él. Por mucha lana que tuviese el colchón, la tierra estaba fría y húmeda y calaba. Sabía que era cuestión de tiempo que todas las enfermeras acabásemos con neumonía por aquello, pero no podíamos hacer nada. No había catres para todos ni material para aislarnos del suelo.

Una parte de mí estaba feliz por tener a Rick a mi lado, pero a la vez la desdicha se había apoderado de mí. Estaba loca por él y sabía que jamás habría nada entre nosotros. Ningún hombre se fijaría en una mujer que hace cosas de hombre y luego estaba la guerra. Su estancia allí sería pasajera, como la de los demás y cuando se recuperase... - Cuando se recupere no volveré a verle... - Y rompí a llorar en silencio, mientras mi cuerpo temblaba de frío en el suelo.

Notas de juego

Flashback

Lugar: Rusia

Año: 1922

Escena atemporal.

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22/07/2021, 09:53
Sgto. Harry Blackhorn

- La verdad es que mi idea era acompañarles a ustedes señor... no, no me lo diga... ¿Perkins? No... espere... ¡Jenkins! Lo siento, tiendo a no quedarme con los nombres por mi oficio. Solo los justos y necesarios para la investigación. Se ve que tendré que aprendérmelos todos aquí... incluso los falsos. - Miré de reojo a Colton.

- Y sí, refrésquese. Creo que nos vendrá a todos bien antes de irnos. - Aunque la verdad es que prefería tirarme en la cama, estirarme en ella y descansar un rato el cuerpo, pues entre el avión y el coche estaba molido. Además Bob agradecería ese momento de paz en la habitación.

Entonces miré a todos y al señor Smith al final. - Pues... cinco habitaciones en total, ¿no? - Pregunté al inglés. - Si la señorita Rosenwood requiere una sola para ella, nuestro matrimonio otra y contando que todas sean dobles, serían cinco en total. Y cuando digo dobles me refiero a dos camas separadas... Y de verdad, si no les importa, prefiero dormir solo. Así no tendré que escuchar que Bob se ha meado en la ropa o en la cama de nadie... a fin de cuentas es un gato y tiene que ir marcando su terreno...

Y la mochila se revolvió y sonó un maullido en respuesta a su nombre.

- Tranquilo, Bob, que ya sales.

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22/07/2021, 10:09
Mayor McDuncan

Si no era el ruso, sería el egipcio quien la cagaría y todo porque alguien se había ido de la lengua. Iba de civil, el teniente y el sargento igual y ahora ese hombre me llamaba mayor. - Señor Smith, por favor, llámeme Mac o señora Heatherly. O si lo prefiere doctora Mac o doctora Heatherly. Lo otro está de más y sobra en este lugar.

Y el teniente se colocó a mi lado. - Dios. Esto se me va a hacer rarísimo. - Le dije al tenerle junto a mí y le cogí de la mano. - Y él es mi marido. - Le indiqué al hombre por si no le había quedado claro. En ese momento escuché lo de las habitaciones. Tanta cama doble... - Oíga, Smith, si tiene que ser una cama de matrimonio también vale, pero con un sofá en el dormitorio. - Tampoco era plan que dos hombres compartiesen cama teniendo más opciones.

Aquello me hizo sonreír. - Rick, ¿recuerdas cuando nos conocimos en Rusia y me tocó dormir en el suelo, mientras que tú dormías en una cama? Esta vez ya sabes a quien le tocará el sofá. - Le sonreí divertida con aquello y más relajada de lo que me esperaba.

- En algún momento tendrías que pagarlo y ese día ha llegado. - ¿Cómo era posible que me hubiese tirado tantos años sin meterme con él así, con lo divertido que era? Maldita vida militar y malditos rangos, que nos volvían fríos y distantes.

Con Harry y Perkins sabiendo usar un arma, estarían cubiertos en la visita del museo. Dudaba que tuviesen problemas para ver a otro empollón más en él. Así que cada vez estaba más segura de que podríamos dar una vuelta por ahí y comprar los anillos para la tapadera. Eran lo básico.

- ¿Qué tal un paseo por la ciudad cuando dejemos esto, Rick? - Le propuse al fin. - Señor Smith, espero que pueda decirnos cuales son los lugares seguros para movernos por aquí. Lo último que quisiéramos tener son problemas en su hermosa - y decadente - ciudad. - Le dije con una sonrisa al egipcio, que cada vez me dejaba más claro que solo tenía ojos para Marion. Tampoco le podía culpar, pues era una mujer hermosa y su sonrisa deslumbraba a cualquiera.

Estaba segura de que podría tener al hombre que quisiera del grupo. Bueno, salvo al ruso, que declinó su oferta de ir junto a ella en el coche. Seguro que cualquier otro se hubiese sentado junto a ella sin dudarlo.

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22/07/2021, 20:12
Director

Notas de juego

¿Quién es Perkins? XD

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22/07/2021, 20:17
Rick "Jester" Heatherly

Para mi sorpresa, Sarah le dio carta blanca a Colton. Debía ser para quitárnoslo de encima, lo cual no me pareció mala idea. Por otro lado, parecía que todo el mundo estaba ya estableciendo planes de inmediato, pero nadie tomaba las riendas de la misión. Aquello me enfureció sobremanera, más de lo que quizás debería, pero es que mi naturaleza militar me impedía ignorar lo que habíamos venido a hacer allí. Un viaje tan largo no debía servir únicamente para beber un par de tragos y hacer turismo. 

No deseaba imponerme, sobre todo para no descubrir nuestra tapadera a quien estuviese mirando, y eso era lo que me impedía soltar todo lo que quería.

Afortunadamente, Sarah estaba ahí para centrar mi atención

-Duerma donde duerma, me parecerá bien, no te quepa la menor duda -le dije, conteniendo todo lo que sentía. Pero ahora disponíamos de un escenario diferente y una situación muy distinta. Para empezar, ambos éramos bastante mayores y para seguir, nuestra relación había progresado considerablemente.

-Me parece bien. Si todos estamos de acuerdo, podemos reunirnos aquí por la noche una vez regresen del museo y concretar lo que tenemos y cuál será nuestro siguiente paso.

Todo dependía de lo que obtuviesen en el museo de ese restaurador. Si conseguíamos lo que habíamos venido a buscar, mañana mismo podíamos estar de regreso a casa, aunque eso dependería de lo que dijese el Coronel, claro estaba.

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22/07/2021, 20:41
Carlton Smith

Mientras tanto, Carlton había entrado y cuando lo hicisteis vosotros, parecía estar bastante enfadado. Hablaba un árabe rápido y agresivo, al igual que el hombre que estaba en el mostrador del hotel. Era como si estuviesen discutiendo, aunque allí, todo el mundo parecía discutir cada vez que hablaba.

Finalmente, Carlton se volvió hacia vosotros.

-Yo sentir. He fallado. Solo poder reservar dos habitaciones, no haber más. Mañana irse algunos y disponer de algunas más, pero esta noche solo dos habitaciones. Poner varios colchones, eso sí, pero misma habitación. Señorita Marion, yo pedir humildemente disculpas y esperar que Alá me arranque los dedos de los pies al llegar a su lado como castigo por haberla defraudado. 

El hombre parecía genuinamente avergonzado, aunque eso no quitaba que teníais un problema de acomodamiento.

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23/07/2021, 09:15
Mayor McDuncan

- Vale, entonces dormirás en el balcón. - Bromeé con Rick de nuevo, relajándome cada vez más. Lo pudo sentir el teniente en mi mano, la cual aflojaba la tensión con la cual sostenía la suya. Todo aquello me resultaba demasiado violento. Hacía tantos años que me agarraba de la mano de un hombre en público que ya ni recordaba lo que era.

Miré a "mi marido" cuando dijo lo de reunirnos allí por la noche para contar como había ido todo. Me parecía demasiado tiempo, pues suponía que tardarían menos en dar con aquel hombre y hablar con él. Pero mi papel de mayor había quedado eliminado por completo o esa era la idea al menos y me contuve para no decir nada en contra de las palabras de Rick. Simplemente le miré a los ojos y le sonreí. A fin de cuentas, eso era lo que se esperaba de una esposa: que fuese sumisa y fiel.

Y entonces Smith entró y le oímos discutir. - Vaya, ahora que estamos tranquilos aquí... - Le susurré a Rick y el hombre salió minutos después. Su rostro descompuesto ya decía que traía malas noticias y sus palabras así lo indicaron. Le miré a los ojos y vi como todos se quedaban en silencio. No quería intervenir pero si nadie decía nada...

- A ver, señor Smith, cálmese y vayamos por partes. La primera es que usted no ha fallado. Si ella le dijo que venía y no fue capaz de decirle cuantas habitaciones necesitaría, creo que el error no es suyo. E independientemente de las habitaciones que tengan aquí disponibles, donde pueden quedarse quienes quieran, digo yo que habrán más hoteles en El Cairo, ¿o sólo existe este? - Le pregunté entornando la vista.

- No tengo ningún problema y Rick tampoco, en dormir en un sitio menos lujoso. De hecho no estamos acostumbrados a los lujos. Una habitación, con un baño, limpio y sitio para dormir y dejar nuestras maletas nos es suficiente. Y estoy segura de que alguno más tampoco necesitará sábanas de seda para dormir. Así que, que decidan quienes se quedan aquí y los demás buscamos otro alojamiento. Porque no me voy a separar de "mi marido" en nuestra Luna de Miel. - Y miré a Rick y le sonreí divertida con aquel juego.

- Dios, tanto: "vamos a El Cairo de Luna de Miel, vamos a El Cairo de Luna de Miel, verás que bonito" y al final va a ser una Luna de Mielda. - Y reí divertida con la tontería. No esperaba que nadie más riese al igual que no esperaba que nadie entendiese la relación que había entre Rick y yo y la confianza forjada después de casi 15 años sirviendo juntos al ejército.

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23/07/2021, 09:43
Rick "Jester" Heatherly

Recuerdo como si estuviese hablando de ello en aquellos momentos, a Sarah describiendo los horrores de la guerra, algo que todos habíamos experimentado y que continuaríamos haciéndolo, porque a pesar de que cada uno de nosotros lo vivía de una manera diferente, el resultado siempre era el mismo, el de la destrucción de los corazones y a menudo, de todo cuanto había de bueno en nuestras vidas.

No podía hacer otra cosa que asentir, aunque instintivamente, sostuve su mano, ignoro si para consolarla a ella o a mí mismo, porque tan duro resultaba ser partícipe del sufrimiento como observador. En la guerra no había testigos indiferentes, pues todos terminábamos, de una manera u otra, por recoger el testigo de las devastadoras consecuencias. Nadie podía escapar a eso; nadie, ni el más duro de los soldados, ni el más ingenuo de los seres humanos.

En el caso de Sarah, se había unido un crecimiento profesional acelerado, obligado por la circunstancias, pero tampoco eso me resultaba desconocido. Había visto como soldados sin experiencia, acababan por coger el mando de sus propios pelotones, tras la caída, uno tras otro, de los oficiales que las mandaban originalmente y marchaban después en la cadena de mando. Era lo que tocaba, decidir sobre la vida de otros y rezar para no flaquear en el camino. Muchas veces me había preguntado hasta cuando resistiría el espíritu humano aquella batalla contra nosotros mismos. La respuesta siempre era que la maldad humana no tenía límites.

Lo único que necesitaba aquella chica era algo de comprensión hacia su situación y el ser tratada como se merecía, por sus esfuerzos, por las dificultades que se había visto obligada a superar, y porque todo ser humano debía recibir camaradería, y no insultos o burlas, por parte de otro, mucho más, en nuestro trabajo.

A veces las bromas eran la única defensa que teníamos para no caer en la más profunda desesperación y afortunadamente, parecía estar funcionando con ella.

-Me gusta verla reír, Sarah McDuncan. Hace que crea todavía en que hay cosas buenas en este mundo, algo de lo que he dudado en más de una ocasión.

Eso le permitió recuperar su seguridad y volver a ser la enfermera.

-Sí, señora. Dejaré que revise mis heridas y le haré caso en todo cuanto diga, señora -le aseguré, sonriendo ligeramente -. Pero si lo que quería era volver a mirarme el trasero, solo tenía que pedirlo.

Obviamente, le guiñé un ojo, antes de girarme para ponérselo fácil, y no volvía  decir nada hasta que no hubo terminado.

-Por favor, Sarah. Procura descansar tú también -le dije justo antes de que se fuera. En verdad, me importaba y me dolía verla de aquella manera, intentando no caerse a pedazos mientras hacía algo que muy pocos podrían hacer en su misma situación.

No sé cuando me desperté, pero al hacerlo y mirar a mi alrededor, tardé en darme cuenta de en dónde me encontraba. Los gemidos de dolor me devolvieron de nuevo al hospital de campaña y al mirar a mi alrededor, en la oscuridad, mis ojos apenas pudieron distinguir gran cosa, hasta que vieron a Sarah en el suelo, al lado de mi colchón. Aquello me parecía una aberración, pero me di cuenta de que seguramente, faltarían camas. La pobre  debía estar exhausta y parecía dormir profundamente, lo que no le impedía temblar de vez en cuando. Quizás fuese porque hacía un frío de mil demonios en aquel asqueroso país, o porque su cuerpo ya no daba más de sí. En cualquier caso, yo tenía una manta de más. Me dolían las heridas, pero después de haber descansado unas horas, las que fueran, podía permitirme el lujo de dejarle una, así que eso fue lo que hice. Me quité la manta, que seguramente ella misma me habría puesto, y se la coloqué a ella sin hacer un ruido. Con gusto me habría tumbado a su lado, abrazado y besado, dándole el calor que necesitaba, pero dudaba que pudiera bajar y mucho más, que ella al darse cuenta, fuese a quedarse sin decir nada.

Puede que primero me abofeteara y después me subiese a rastras a la cama, o al revés, o que me abofeteara antes y después, solo por asegurarse de que había entendido el mensaje.

Así que me conformé con aquello. Me parecía un ángel, y mientras pudiera conservarlo, el mundo sería un poco mejor. Después, volví a echarme, sin apartar la mirada de ella. Casi no deseaba recuperarme y dejarla en aquel hospital, en el que todos eran tan simpáticos y agradables. Debían dar gracias por tenerla y en lugar de eso, la trataban como el cabrón de su marido, igual que si fuese un mueble. 

De tenerlo delante, le habría roto los dientes y cualquiera que se hubiese salvado, se lo habría hecho tragar por la nariz, pero eso ahora no importaba puesto que ni siquiera estaba seguro de que volviésemos a casa. Aquella guerra no tenía ningún sentido y no respetaba a nadie, por lo que bien podía ser que aquella noche, fuese la última para nosotros.

No, no lo sería, pero el infierno se acercaba a nosotros, aunque lo ignorásemos. Pero al menos, aquella noche, descansaríamos. Sin darme cuenta, volví a quedarme dormido, mientras mi brazo, estirado, acariciaba su dulce rostro.

Notas de juego

Flashback

Lugar: Rusia

Año: 1922

Escena atemporal.

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23/07/2021, 10:31
Jack Colton

Vaya, dos habitaciones. Esto sí que es vivir de lujo.

Miré a mi alrededor y me pareció que éramos demasiados para eso. No, no me cuadraba en absoluto. Cuatro por habitación, seguramente compartiendo sitio con ratas y cucarachas... no era mi estilo. Así que me acerqué a Carlton.

-A ver, señor Smith. Nos ha traído directamente desde la pista hasta el hotel más cochambroso que me parece que hay en El Cairo. ¿Es que el dueño es su hermano o algo así, porque si no, no lo comprendo? Estoy seguro de que hay hoteles de lujo en la zona más turística, para los extranjeros, y dudo que allí no encontremos sitio. Así que por qué no nos lleva hasta él y ya nos encargamos nosotros de conseguir habitación. Después de todo, paga el gobierno, ¿verdad? Entonces.... ¿a qué esperamos?

Luego podíamos regresar a dar una vuelta por los barrios "antiguos", y contemplar los ambientes más entretenidos, sobre todo ese que me había indicado Carlton que no fuese a ver, puesto que podía ser... seguramente, pecaminoso a más no poder; justo mi favorito.

Me volví hacia los demás, a la espera de oír lo que opinaban, pero sobre todo, miré a Jenkins, que en teoría dirigía la misión, y a Mac, que para eso era la mandamás.

-Por si tienen dudas, les diré algo. No es la primera vez que huyo de un hotel o un restaurante por no poder pagarlo y prefiero arriesgarme a eso que quedarnos todos apretados en un sitio como ese. Pero estoy seguro de que tendremos dinero de sobra y de que si nos hiciese falta, podríamos solicitar un fiador o algo así, llamando a Nueva York.

Es que lo que no podía ser era que estuviésemos en una misión de importancia nacional y tuviésemos que buscarnos la vida como si fuésemos criminales. Para eso no necesitaba viajar tan lejos; ya lo hacía cada día en mi propio país.

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23/07/2021, 10:48
Sgto. Harry Blackhorn

Todo parecía ir a mejor. Había paz entre todos y esperaba que Bob pudiese salir de su encierro. El baño no era suficiente para él y requería más. Y yo necesitaba cada vez más una ducha. ¿Por qué hacía tanto calor allí si estaba a la sombra? Ya podían haberme avisado de que veníamos aquí cuando me dieron la dirección de aquella oficina. ¿Tanto les costaba decirlo?

Miré a la doctora y al teniente. La notaba tensa y a él más relajado, pero ella se metía a saco en el papel, tratando de no forzarlo. Él... daba la sensación de sentir atracción por ella. Pero era normal. Si me hubiese elegido a mí como pareció que haría, en lugar de a él, yo estaría igual. Deseando que "nuestro matrimonio" avanzase más.

Dentro escuché a los hombres discutir y estuve a punto de entrar a ver que pasaba. De hecho di un par de pasos hacia la puerta, dejando mi maleta en el suelo, cuando salió Smith con aquella cara y las noticias. Dos habitaciones para todos. La doctora Mac habló y la miré con curiosidad mientras lo hacía. Desde luego razones no le faltaban. Luego se unió Colton con nuevos y correctos argumentos. - Espero que cobren por habitación y no por cama, porque sin duda les mandaría muy lejos. - Le dije al hombre.

- Cierto, no puede haber un solo hotel en este lugar.

- Yo tampoco necesito un lugar de lujo, con lo que ha dicho Mac me llega a mí también. Ya dormí en su día en barracones plagados de hombres y esos tiempos acabaron hace mucho para mí. - Además, si Mac estaba dispuesta a llevar su papel hasta el final, seguramente acabaría metida en la habitación con todos los demás y solo Marion dormiría sola.

Sonreí.

Eso sí iba a ser divertido si se daba el caso. Pero lo iba a lamentar por Bob. Otro día sin salir, solo cuando estuviese con él en el baño, para evitar cosas raras.

- No creo que haga falta meterse con problemas de fiadores. Según el coronel dejó dinero en el avión, así que tiene que haber suficiente para esto. Porque si se puede pagar un hotel de lujo, podemos irnos todos a uno más barato para no separarnos y menos caro también que este y sin duda con más habitaciones disponibles. - Y miré a Smith, esperando que respondiese si es que era el hotel de algún familiar suyo o no.

Y me giré a Colton y "al matrimonio". Al final parecía que íbamos a formar equipo forzado. - Si les parece bien, podemos coger un taxi y buscar otro alojamiento. Luego le pasamos la factura al señor... Jenkins como especificó, tanto del transporte como del alojamiento.

Notas de juego

Y Colton me pisó... #Ihateyou

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23/07/2021, 11:16
Mayor McDuncan

Las palabras de Rick me hicieron sonrojarme y dejarme tan cortada que no tenía respuesta para ellas. Sobre todo cuando me dijo lo del trasero, porque en parte no se equivocaba. De hecho estaba segura de que esa noche soñaría con él y más de una parte de su anatomía.

Desperté con el habitual toque de corneta, el indicativo de que todos debíamos levantarnos y ponernos a trabajar, dándome cuenta de que había logrado dormir de un tirón, lo que significaba que Rick había pasado toda la noche sin analgésico alguno. Eso me tenía desconcertada. Normalmente el frío me despertaba y no me dejaba descansar en condiciones. Pero no se daba el caso, esta vez no... y pronto me di cuenta del motivo: tenía una manta de más. No tuve que pensar demasiado para saber quien había sido. Nadie se había preocupado por mí nunca antes en aquel lugar y la verdad es que, a pesar que deseé despertar con él pegado a mí, dándome calor con su cuerpo, sonreí por su gesto.

Me hubiese quedado más tiempo sobre esa cálida cama. Pero la medicación de Rick no podía esperar y tenía que prepararnos el desayuno a ambos. Además, la vida militar y en plena guerra era así. Me estiré como un gato y salí de la cama, me calcé y me puse la cofia, mirando que mi uniforme no estuviese demasiado arrugado, me puse en pie y observé a Rick. Sin duda el toque de corneta le había despertado pero sentía esa necesidad tan grande de tocarle que puse mi mano con cuidado sobre su frente.

- Buenos días. Parece que no tienes fiebre, esa es muy buena señal. - Le susurré con cara de sueño y sin duda alguna completamente despeinada. Pero mi aseo personal podía esperar un poco más y la felicidad se reflejó en mi rostro al comprobar que no había fiebre con mi mano. - Lo siento, anoche no me desperté... alguien veló por mi sueño y consiguió que durmiese por primera vez sin frío y del tirón. - Le sonreí agradecida viendo que le faltaba una manta. - Gracias. Hacía mucho que nadie tenía un detalle así conmigo.

Miré las jeringuillas y cogí una de ellas. - Es analgésico, el que debí ponerte anoche. Si tienes frío tengo mantas de sobra y si necesitas orinar, tengo la cuña debajo de tu cama. Tranquilo, esta es solo para ti y se que es un incordio, pero al menos tendrás que estar una semana en cama. El baño está lejos y para ir tendrías que vestirte, así que estás confinado durante una semana a este sitio. En cuanto esté segura de que puedes empezar a caminar, te dejaré que te muevas por aquí, pero nada de salir fuera. Yo si fuese tú aprovecharía esta semana sin moverme de la cama, a saber cuando te verás en otra igual y en la que te estén cuidando. - Le sonreí a pesar de que sabía lo incómodo que era la cuña, como el dichoso baño. Al menos allí por el frío, se les bañaba cada tres días, salvo que apestasen por algo. Y le dejé elegir si quería usarla ahora o esperar.

Y cogí su mano con suavidad, para destaponarle la vía y meterle la medicación. Mientras le sostenía la mano, se la apreté ligeramente, como si necesitase saber que estaba ahí, que todo aquello era real. Al separarme de él, dejé que mis dedos le rozasen la mayor parte de tiempo posible mientras me hacía la distraída con la jeringuilla para meterla en uno de mis bolsillos.

- Voy a ver el sangrado de tu pierna. - Era habitual que los hombres despertasen con una erección matutina, pero yo no recordaba en aquel momento la longitud que podía encontrarme, hasta que miré hacia abajo y me encontré la sábana levantada. Con toda la naturalidad que pude, poca dadas las circunstancias porque ese hombre me atraía como un imán al metal y había logrado despertar el deseo en mí, tiré de las sábanas y las mantas por los pies, por la pierna afectada y la subí hasta medio muslo, donde tenía el vendaje y el drenaje.

La sábana bajera, a pesar del refuerzo que le puse, se había manchado de sangre pues había calado el vendaje que debía contener aquella sangre. - Te dejaré la vía unos días más e iré a por un poco de vitamina K. - Y es que era demasiada sangre para mi gusto la que había perdido. O quizás me estaba dejando llevar por lo que empezaba a sentir por él y me preocupaba en exceso. - Voy a cambiarte el vendaje y la sábana para que no se enfríe la pierna y te dejaré dormir hasta el desayuno.

Y le quité la sábana que había doblada bajo su pierna, la cual tenía bastante sangre y me agaché y cogí la mía, la doblé y se la puse bajo la pierna. Luego le retiré el vendaje puesto para el drenaje y le puse uno limpio, para taparle de nuevo y asegurarme de que las sábanas y las mantas le tapaban bien para que no cogiese frío.

Después recogí el resto de mi cama, lo doblé y lo metí bajo la suya, para que no molestase ni lo pisara nadie. Cogí la tela sucia y le miré antes de irme. - Descansa, Rick. Quiero verte caminar en breve. - Y le dediqué una dulce sonrisa, cargada con la timidez de imaginarme besándole antes de salir de allí, no sin antes ponerme el abrigo para encararme con el frío del exterior.

Notas de juego

Flashback

Lugar: Rusia

Año: 1922

Escena atemporal.

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23/07/2021, 11:55
Nikolai Vladiminovich

El viaje fue bastante movido hasta que llegamos al hotel, si se le podía llamar así. Destartalado por fuera, por dentro no sería mucho mejor. Bajamos del auto y fui a coger mi mochila, cuando la mayor se me acercó y volvió a hablarme en mi lengua natal. Por lo que la había escuchado, había estado en mi país combatiendo al movimiento bolchevique y al comunismo. Admiraba su valentía para ir a luchar a un país extranjero, pero al final eran títeres que obedecían los designios de los políticos y atamanes de cualquier país. Me quedé mirándola fijamente, dejándole terminar su comentario.

-"Простите, старший, с этого момента я буду называть вас Маком, не волнуйтесь. Это была оплошность, иногда я несколько невежественен." (Prostite, starshiy, s etogo momenta ya budu nazyvat' vas Makom, ne volnuytes'. Eto byla oploshnost', inogda ya neskol'ko nevezhestvenen.)*

Viendo el buen acento que tenía y que me hablaba en ruso, mi respuesta fue en el mismo idioma. Hablé algo despacio para que lo entendiera bien. Después de aquello, me separé un poco de ella. No sé por qué me había saltado aquello cuando los demás estaban hablando sobre el coronel, el dinero que nos había dado el gobierno, etc., pero bueno. Volví mi atención hacia el resto del grupo, que estaban decidiendo qué hacer y decidí dar mi opinión, no sin antes esperar a que hubiera un silencio para poder hablar. No me gustaba cortar las conversaciones y meterme en ellas abruptamente.

-"Ya que eztamoz aquí, a mi me guztarrría irrr al muzeo. Crrreo que cuanto antez encontrrremoz al hombrrre que buzcamoz, antez noz marrrcharrremoz y eztarrremoz menoz expueztoz al peligrrro. Ademáz, zegurrro que hay cozaz muy interrrezantez que verrr allí."

El árabe regreso comunicando que no había habitaciones suficientes para todos y tendríamos que dormitar en un colchón en el suelo, posiblemente lleno de pulgas. La misión se complicaba sobremanera y si ya no hubiera agua para darse una refrescante ducha, sería un desastre. Esperé a ver qué hacían los demás, para empezar a moverme. En cuanto dejara mis cosas en la habitación, acompañaría a los que iban al museo. Pero... ya estaban discutiendo de nuevo, esta vez por el tema de las habitaciones.

-"Zeñorrr Carrrlton Zmith, ¿verrrdad? Crrreo que aún no me he prrrezentado corrrectamente. Zoy el doctorrr Nikolai Vladiminovich, a zu zerrrvicio. Zi ez tan amable, ¿podrrría indicarrrme o llevarrrme a nueztras habitacionez? Quierrro dejarrr mi mochila allí e irrr inmediatamente al muzeo. Zupongo que uzted noz llevarrrá, ¿no?"

Mirando al resto, les pregunté:

-"¿Alguno me acompaña?"

Notas de juego

*Discúlpeme mayor, a partir de ahora la llamaré Mac, no se preocupe. Ha sido un descuido, a veces soy algo despistado.

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23/07/2021, 19:46
Gareth Jenkins

Al final solo había dos habitaciones y hasta el día siguiente no habría más, tampoco era plan andar desperdigados por ahí, puesto que si nosotros estábamos de misión, los alemanes también podían estarlo.

Deberíamos permanecer juntos y no llamar la atención—. Miré alrededor para asegurarme de que no había nadie cerca, pero aun así preferí hablar con discreción. —Los que adquirieron el libro se habrán marchado, pero puede que tengan amigos en la ciudad que estén atentos por si aparece más gente interesada en el tema. De momento sería raro que sepan nada de nosotros, pero hay que suponer que tarde o temprano se enteraran y querrán conocernos.

Siempre había sido alguien que decía las cosas a las claras, y estas mierdas de espías y agentes secretos me sacaban de mis casillas, pero al parecer sus rivales eran gente muy peligrosa y era mejor andarse con ojo. Ciertamente no tenía ni puñetera idea de esas cosas, pero el jodido coronel tuvo la fantástica idea de decir que yo debería estar al cargo, pero al fin y al cabo era como organizar una cuadrilla de trabajo bastante tocapelotas y poco colaborativa —O nos quedamos aquí y dormimos todos los hombres en una habitación y las mujeres en la otra, o buscamos otro lugar para todos, pero nada de sitios turísticos súper lujosos— dije mirando a Colton. —Como digo, necesitamos discreción.

De momento hemos venido para hablar con el restaurador, así que un grupo tendríamos que ir al museo que es donde más probablemente lo encontremos. Otro grupo debería estar pendiente de los que vayan al museo, por si los ya mencionados amigos están  por la zona y deciden que nos quieren conocer. Y no sé si otro grupo debería estar pendiente de posibles visitas en el hotel, aunque de momento no creo que haya ninguna. Ya que cada uno decida para que tarea está más cualificado, porque tampoco es que sepamos mucho de los demás a parte de lo obvio—. Había decidido ponerme a organizar un poco aquello como había sugerido el coronel, aunque tampoco tenía muy claro que algunos quisiesen hacerme caso, pero no iba a andar corriendo detrás de nadie para que me escucharan.

Lo cierto es que estaba bastante cansado y el resto debían estar igual, tampoco es que tuvieran tanta prisa como para salir corriendo, así que mejor era descansar un poco. —Supongo que todos estaremos cansados, creo que deberíamos descansar y asearnos un poco en cuanto solucionemos lo del hotel y ya después de comer haremos lo que tengamos que hacer ¿Qué les parece?

Notas de juego

Me han chivado que hemos aterrizado sobre las 10 de la mañana.

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23/07/2021, 21:02
Rick "Jester" Heatherly

Desperté con la dulce melodía de la voz de Sarah cerca de mí. Antes de abrir los ojos, sus palabras, que no eran tan importantes como todo el sentimiento que las acompañaba, me hizo sonreír, así que para cuando los abrí, ya me sentía como si me encontrase en el séptimo cielo.

-Buenos dí... aaaah -me quejé. Sin darme cuenta, me había movido más de lo debido, como haría habitualmente, de no tener herida alguna en mi cuerpo, y claro, no tarde mucho en darme cuenta -. No te preocupes. Parecías necesitarlo mucho más que yo. 

A veces algo tan sencillo como una manta, podía ayudar a recuperar la confianza en uno mismo. No supe que decir ante el comentario de Sarah, porque ella se merecía eso y mil cosas más, y era una lástima que el tío con quien se había casado, no supiera entenderlo.

El dolor estaba empezando a ser un poquito mayor de lo que yo había esperado, pero Sarah fue diligente y me puso un analgésico en cuanto pudo, antes incluso de preocuparse por ella misma. 

-La verdad es que me gustaría ir yo mismo, pero mucho me temo que no me dejarás que me levante, así que tendré que usar eso -le dije, alargando una mano para que me lo diese. No estaba preocupado porque lo usara alguien más; había estado en sitios infectos y había sobrevivido; había meado de pie, tumbado, sentado, en parejas y en grupos, así que no era algo con lo que tuviese problema. Pero no lo había hecho delante de una desconocida. Claro que a aquellas alturas, Sarah no lo era en absoluto -. Te haré caso, no te preocupes.

Sin más miramientos, cogí el miembro, lo saqué al aire y empecé a orinar ruidosamente en la cuña. Esperaba que ella se volviese, pero reconozco que en aquellos momentos, no era lo que más me preocupaba. Una vez hube terminado, se lo entregué a Sarah.

-Muchísimas gracias, de veras. No es el mejor trabajo del mundo, pero si te sirve de algo, te estoy muy agradecido.

Lo demás fue bastante rutinario, aunque dentro de lo que se suponía debían ser las indiferentes atenciones de una enfermera, sus manos parecían acariciarme de una manera, que tenía que hacer esfuerzos titánicos para no mirarla como si estuviese a punto de devorarla. Tampoco quería que mi miembro volviese a reaccionar como lo había hecho el día anterior; control, control. Esa era la palabra clave.

Pero el control se iba a la mierda en cuanto tiró de las sábanas. Entonces, volvió a despertar y yo volví los ojos, deseando que ella no se diese cuenta.

Empezaba a ver que no estaba tan enfermo como creía si sentía aquellas ganas irresistibles de estar con ella, o también que ella era tan especial, que incluso estando herido, era capaz de despertar en mí el deseo más irrefrenable. Las dos opciones me resultaban válidas, aunque tengo que reconocer, que sopesaba principalmente la segunda, puesto que cada vez que miraba a Sarah, me parecía especialmente hermosa, como un sueño de esos que sabes que no es real pero del cual no estás dispuesto a despertarte nunca.

-Ah, desayuno. Supongo que no habrá sopa, ¿no? -sonreí. El asunto de la sopa podía dar para mucho -. Dime, Sarah, ¿podría... invitarte a desayunar? 

Quizás me estaba extralimitando, pero dado que parecía estar a gusto en mi compañía y yo en la suya, no deseaba desaprovecharlo. Encontrar a alguien con quien sentirme bien no era nada fácil y menos aún, con una mujer como ella, tan especial.

-Si te soy sincero... no estoy seguro de querer recuperarme -le dije entonces, lamentando que dentro de poco, tendría que irme de allí y dejar de verla y hablar con ella.

Notas de juego

Flashback

Lugar: Rusia

Año: 1922

Escena atemporal.

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23/07/2021, 22:48
Marion Rosenwood

¿A que se pensaban algunos que habíamos ido al Cairo? ¡Ah, ya! Lunas de miel. Me costo horrores no poner los ojos en blanco ante la situación que tenía lugar a las puertas del Pirámides, no tenía intención de justificar la elección de Carlton confiaba en él cuando le especifique lo que necesitábamos. Otra cosa era lo que la mierda de comunicación que había cuando hable con él.

-discreción señora Heatherly, fue exactamente lo que le pedí al señor Smith y Alá sabe que ha hecho exactamente eso con el poco tiempo que ha tenido – palmee el hombro del hombre con una sonrisa piadosa – ahora si no saben adaptarse a la situación después de haber dormido en un avión de cualquier manera por varios días – me encogí de hombros – no puedo hacer nada por usted salvo que pueden quedarse una de las habitaciones para su luna de miel no me gustaría arruinarles la diversión – me gire a ver a Jekins, alguien hablaba con cabeza – ustedes pueden usar la otra habitación y no, no voy a dormir con ustedes aunque no tendría problema hay otras cosas que ocupan mi cabeza y de todos modos son un ave nocturna – donde podrían encontrarme...esa sería otra historia

Me tome un momento mientras tomaban sus maletas y macutos, mi idea seguía siendo la misma irme a museo ya pero me sabía mal por Jenkins que se había molestado en organizar las cosas, y más bien que los militares parecía que estaban de vacaciones y poco interés en la misión que les habían encargado.

-miren si quieren refrescarse y comer algo ustedes mismos – mire el cielo cubriéndome los ojos – aun es temprano para almorzar y me encuentro de buen animo – que demonios estaba en mi ambiente – así que si me disculpan yo me adelanto al museo, me temo que la...competencia no es de la que deja cabos sueltos así que quiero ver al restaurador antes que lo visiten ellos como me visitaron a mi el día que les conocí a ustedes...- disimuladamente hice el gesto de sostener una ametralladora y fingir dispararla, brevemente pero lo suficiente gráfico para que lo entendieran – espero que comprendan mi impaciencia

 

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24/07/2021, 07:35
Mayor McDuncan

Ante el quejido de Rick al despertar no pude evitar poner un gesto de preocupación en mi rostro y tomarle de la mano. No sabía cual de las dos heridas le estaba doliendo y por proximidad y tentación, se me antojaba más presionar la de su trasero. Por eso tomé su mano y opté por no hacer nada más hasta que dejé de sentir la presión en la misma.

- Sí, bueno... necesitaba eso y muchas más cosas. - Le susurré, no queriendo ni que los demás me escuchasen ni despertar a nadie si se habían vuelto a dormir. Y mientras le decía esas palabras, la imagen de dormir abrazada a él volvía a mi cabeza. Hubiese sido una noche perfecta. Pero no podía ser.

Nunca ocurriría.

Cuando me pidió la cuña, no dudé en sacarla de debajo de la cama. Lo normal era colocarla debajo del paciente y que hiciese sus cosas en ella, no que la cogiese y... - ¡Oh!¡Dios mío! - Pensé al verle sacarse aquello de entre las piernas. ¡Si en ese estado tan mustio era como la de mi marido en erección! Me puse colorada al verle y le di la espalda, esperando a que terminase y tratando de borrar de mi mente las erecciones del día anterior.

Entendía perfectamente lo que le pasaba. Era un hombre que llevaba mucho tiempo en las trincheras, seguramente sin una mujer y cada vez que le tocase una pues... Lo había visto tantas veces... Al principio me asustaba creyendo que era por mí, pero con el tiempo vi que ocurría con cualquier enfermera, así que, simplemente era cosa de ellos. Cuando terminó esperé a que me dijese algo para coger la cuña y vaciarla fuera, en cuanto saliese y limpiarla.

- Me sirve de mucho, Rick. Te agradezco las palabras más de lo que crees. - Le sonreí tímidamente. Quizás debí dejar la frase ahí, pero me daba suficiente confianza como para contárselo. - Al menos una persona, bueno, realmente dos, pues el doctor que viste sin manos es la otra, valoráis mi trabajo y para alguien a quien han estado años golpeando y dicendo que no vale para nada y... aún lo cree... es mucho. - Mi sonrisa seguía, pero se distinguía un gesto amargo y de dolor tras ella. - En fin. Creo que ya te he aburrido suficiente como para que te duermas. - Le dije dispuesta a marcharme.

Y entonces soltó lo de la sopa y me hizo reír de nuevo y mirarle como una tonta. Si no estuviese casa, si su estancia allí no fuese temporal y si él me viese igual que le veo yo, como lo que estoy empezando a sentir cada vez con más fuerza por él... le hubiese besado en ese momento solo por lograr hacerme reír de nuevo. Pero no era así. Además, cuando se recuperase, él sería un sargento y yo una cadete. Las normas del ejército estaban claras.

No había nada que hacer salvo disfrutar de él y procurar no enamorarme, porque veía que lo estaba haciendo y lo iba a pasar muy mal y me dijo lo de invitarme a desayunar, poniéndome colorada con aquella petición. - De menú tenemos café sólo con pan de ayer y dudo que haya cambiado en estos días. No es sopa, pero si es líquido. Si prefiere café con leche podría ir a ver a los rusos. Fueron quienes me dieron el huevo para la sopa de ayer... de hecho, puede que tengan preparado grenki.

» Verás... yo les atiendo cuando me necesitan, hago de traductora y siempre me han intentado pagar con alimento. Algunas veces he tenido que cogerlo por compromiso, pero esta vez, como es para ti y para mí... - Le sonreí. - Así que sí, acepto tu invitación a desayunar, yo me encargaré de traerlo todo y si te gusta el dulce, el grenki te gustará. No es nada del otro mundo, pero mejor que el pan del día anterior sí.

Y cuando estaba lista para irme, me soltó aquella bomba. Ya tenía la cuña en mi mano y las telas con la sangre y lo dejé todo en el suelo, para sentarme junto a él en la cama. Le tapé bien con las mantas el pecho y acaricié su rostro. - A mí me va a costar verte marchar, eso te lo aseguro. Te puedo asegurar y eso que no te conozco casi, que serás el único, junto al doctor, que me deje huella de todos los militares de nuestro país que han pasado por aquí. Y cuando digo huella, me refiero a positiva. Para malas, solo tienes que mirar a tu alrededor. Pero te diré lo que va a pasar. En unos tres o cuatro días, podré quitarte el drenaje y darte un par de puntos de nuevo. En una semana, podrás empezar a caminar y podré retirarte los primeros puntos.

» Pero esto no es como un hospital civil, donde se manda el paciente a casa cuando puede empezar a moverse... no podemos mandar a nuestras tropas al frente cuando aún cojean y no se han recuperado. A los diez días, no deberías tener ningún punto ya y durante ese tiempo irás caminando cada vez más, pero con cojera. Hasta que te consiga una muleta, necesitarás apoyarte en alguien para moverte. La herida de tu muslo es profunda y cada cuerpo tiene un tiempo de recuperación. Tendrás que hacer ejercicios con la pierna a diario y sólo cuando veas que puedes caminar bien y empezar a correr, te daremos la patada en el culo y te irás de aquí. No vas a estar una semana, calcula quince o veinte días antes de volver al combate y convertirte de nuevo en mi sargento. - Y para cuando acabé con toda aquella charla me di cuenta de que le había cogido en algún momento de la mano, ¿o había sido él? No imposible, debí ser yo, porque se la estaba acaricianzo con ternura con mi pulgar.

- Y ahora descansa. No te vas a librar de mí tan fácilmente, Rick. Cuando vuelva será con el desayuno y a tiempo para ponerte el resto de medicación. Cuanto más duermas y reposes, antes podremos pasear por la base. - Le susurré y me sonrojé cuando se me escaparon aquellas palabras. - Ya... ya sabes... la rehabilitación. - Le dije nerviosa y me levanté de la cama. Esta vez si cogí las cosas y salí de allí.

El aire frío del amanecer fue una verdadera bofetada para mi rostro y me hizo despertar, recordándome a mi misma que para Rick solo sería una amiga, si es que llegaba a eso. Pasé por lo que en aquel momento era la lavandería, aún en construcción y dejé las sábanas sucias y las vendas creadas a partir de sábanas en remojo. Luego fui a los baños, donde vacié la cuña, la limpié y me encargué de mi aseo personal.

Con la tontería de conseguir el grenki junto con el café como lo pidió Rick, limpiar mi uniforme y conseguir la vitamina K, se me pasaron las dos siguientes horas voladas. De hecho tuve suerte y los rusos me dijeron que pasase a la hora de la comida, pues les conté que me había ocurrido y me dijeron que tendrían listos para los dos shashlik. Unas brochetas de carne y verduras y la carne roja le vendría de perlas a Rick para recuperarse.

Antes de regresar junto a aquel maravilloso hombre, pasé por el almacén y cogí una sábana limpia para mi cama, justificando que había ocurrido con la otra. En una mano llevaba la sábana limpia, la cuña y mi uniforme mojado en una percha. En la otra una bandeja con el desayuno para los dos.

Al llegar a la tienda sentí como todos me miraron, pero les ignoré. Rick dormía de nuevo, así que aproveché para poner un poco de orden. Dejé la bandeja sobre la mesilla, la cuña y la sábana limpia bajo la cama y colgué el uniforme donde pude, pues solo se sequería en el interior de una de las tiendas y al ser mío, debía tenerle bajo mi control, pues no sería el primero que alguna robaba. De hecho, tendría que ir a por mi cosas personales y llevarlas junto a Rick si iba a tener que estar con él hasta que se fuese de allí.

Me quité toda la ropa de abrigo que llevaba puesta, donde ahora se incluían sobrero, bufanda y guantes. Y es que ir hasta el campamento de refugiados rusos, a pesar de no estar demasiado lejos, llevaba un rato y más de veinte minutos allí fuera sin ropa de abrigo era algo demencial.

Luego saqué las jeringuillas con la medicación que le correspondía, incluída la vitamina K, la cual le ayudaría a cortar la hemorragia. No le iba a poner mucha, porque tenía que expulsar todo, pero sí quería evitar el sangrado excesivo que le dejase débil. Y le miré y suspiré antes de despertarle de nuevo. No quería, pero el café se enfriaba.

- Rick, Rick, despierta. - Le susurré zarandeánle un poco y con cuidado. - Tengo el desayuno y tu medicación, ¿qué quieres que te de primero? - Un beso. - Me vino a la cabeza y me sonrojé al verme besándole en los labios en mi cabeza. - Tengo que parar esto o dolerá y mucho. ¿Como has entrado así en mi vida, en mi cabeza y en mi corazón, Rick? ¿Por qué me siento tan a gusto y protegida a tu lado? ¿Por qué no quiero que te recuperes y que te quedes a mi lado siempre?

Notas de juego

Flashback

Lugar: Rusia

Año: 1922

Escena atemporal.

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24/07/2021, 18:02
DIRECTORA

La llegada al hotel había suscitado dudas y era obvio que no todos pensabais igual. La misión parecía ser lo suficientemente interesante para Marion y Nikolai como para que decidieran, en lugar de ir al hotel a descansar, marcharse directamente al museo y encontrar a ese restaurador, así como la información sobre el diario.

Aparentemente, la idea del pesado de Colton no había obtenido demasiado apoyo; quizás para él aquello fuese suficiente o quizás no, o simplemente le apeteciera buscarse otro lugar en donde pernoctar por pura diversión, pero para el resto, que buscaba principalmente no llamar la atención, esa idea esa idea quedaba fuera. 

Por todo ello, el grupo se escindió en dos, entre los que decidieron entrar en el hotel a descansar y los que se dirigieron directamente hacia el museo, para iniciar sus pesquisas.

Las diferencias que había entre todos, parecían haberse acrecentado en unos pocos momentos.

El pobre de Carlton estaba aliviado de que no le cortaran nada y de que Marion no se hubiese enfadado con él, así que solo le faltaba dar saltos de alegría, y se debatía entre acompañar a Marion o esperar en el hotel. Demasiada gente con demasiadas cosas que hacer.

Finalmente, decidió acompañar a los que iban a alojarse y esperar, por si les hacía falta que actuase como guía, puesto que Marion se bastaba por sí misma para llegar hasta el museo.

Notas de juego

Algunos ya lo habéis declarado, como Marion y Nikolai, que van a ir al museo, pero los demás, o lo concretáis on-rol, o me lo indicáis en privado, como prefiráis.

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24/07/2021, 18:44
Alex Corvin

Notas de juego

Alex tenía la idea de inspeccionar los alrededores del hotel por si las cosas se pusieran feas, comprobar si se puede saltar a otro edificio desde el mismo y lo que queda cerca por si hay que salir por patas. Pero si nadie va al museo con Nikolai y Marion, irá él para hacerles de escolta.