Partida Rol por web

-¡Gracias Parriwimple! No se si llegaré a ser un gran luchador como tu o Herr Urik, pero me conformaré con saber defenderme de los malos. -Ivalic señaló los geroglíficos- ¿Esto? No, que va, eso no lo hizo el necrófago, alguien lo esculpió en la pared, como las marcas que hacía Guissepe en la madera, pero aquí en la piedra. Y sí, deberías coger todo aquello, quizás sea valioso y podamos usarlo más adelante, en ningún lugar estará más seguro que en tu mochila.

- "Me temo que debemos de hacer algo para evitar que Arik se alce como un necrófago. Eso fue lo que nos dijo la maldita Inka o como se llamase...

Tal vez deberíamos de quemar su cuerpo cuanto antes. También tenemos que registrar a fondo este lugar en busca de otras posibles criaturas que hayamos podido pasar por alto." -

Pienso en el suelo blando de tierra del sótano de la iglesia.

- "Me pregunto si en alguna parte habrá un pasadizo o una puerta secreta. Ivalic, toca las paredes a ver si encuentras algún mecanismo o algo." -

Me guardo la alabarda de plata a la espalda y desenvaino la espada todavía iluminada por el conjuro de luz para usarla como antorcha mientras inspecciono todo el lugar.

Parriwimple asiente y guarda para sus amigos en la mochila las cosas brillantes que tenía guardada la necrófaga. Luego mira a Helene, preocupado.

- ¿Quemar Arik necesario? Parriwimple prefiere no, pero comprender no querer tampoco convertir amigo en muerto viviente malo. ¿Poder solucionar Helene?

Helene se mordió el labio. Otra solución para el cadáver de Arik sería cortarle la cabeza, pero desde luego sería más duro de ver.

 No hay otra opción que quemar a Arik, Parriwimple. En muchas civilizaciones se utilizaba el fuego para despedir a los seres queridos que habían muerto. No hay nada malo en poner a Arik en una pira funeraria, él también estaría de acuerdo. Sobre el relieve de la pared... Es como si hubiesen enterrado a Inka aquí mucho antes de la fundación de Barovia, y al crearse el cementerio tras la iglesia se la hubiese despertado. No hay que darle mayor importancia.

De hecho, Ivalic no encontró ningún pasadizo secreto, eran bloques sólidos de roca. La llama de la antorcha del niño tampoco osciló por ninguna corriente de aire. Aquel lugar era, literalmente, una tumba, no un lugar de paso. Registrando otros túneles, no encontraron más muertos vivientes. Tan solo cúmulos de tierra y, en algunos casos, tablas de madera de antiguos ataúdes modestos, resultado de que los necrófagos cavasen bajo las tumbas y dejaran las fosas huecas.

Regresaron hasta Arik. El cadáver no había despertado, seguía allí, al igual que sus pertenencias (salvo la alabarda cogida por Urik). Parriwimple cargó con el cadáver, ya que si lo quemaban aquí dentro, el humo lo invadiría todo. Al llegar a la fosa por la que descendieran hasta las catacumbas, Vjelkus les saludó desde arriba.

¡Mamá! ¡Estás bien!-dijo, arrojando una cuerda cuyo cabo colgó hasta abajo-Ya empieza a venir gente de nuevo. Pero la mamá de Ivalic dijo que Bildrath-tío de Parriwimple y dueño de la tienda de ultramarinos-había organizado su propio grupo de personas para ponerlas a salvo. Bildrath ha convencido a tres docenas de personas para ir a refugiarse de los hombres lobo al castillo del vampiro.

En pocos minutos, Parriwimple, Urik, Helene, Ivalic y el cuerpo de Arik se reunieron en la parte trasera del templo, junto al cementerio. Aún quedaban un par de horas para el ocaso... y la luna llena. La gente se había quedado esperando en frente de la iglesia, así que podían hablar libremente de qué hacer a continuación sin asustar a nadie.

- "Nos aguarda una dura lucha, me temo.

Ivalic, por favor, inspecciona las posesiones de Arik, puede que tenga cosas que nos ayuden contra los hombres lobo. Apártalas, te lo ruego, y muéstraselas a Frau Helene para que ella disponga lo que debe de hacerse con ellas.

Parriwimple, ayúdame a preparar la pira para Herr Arik, es mejor que le incineremos antes de que caiga la noche." -

Me fijo en Parriwimple:

- "¿Te encuentras bien? Parece que esos seres te mordieron y no estás del todo recuperado. Espero que consigamos pronto un pergamino de curar enfermedad. ¿Sabes si tu tío vende pergaminos mágicos?" -

Por mas que buscó, Ivalic no encontró ningún pasadizo, aquel sitio parecía cerrado a cal y canto. Tampoco supo distinguir ninguno de los símbolos ni su significado, así que volvió con el grupo mientras decidían que hacer con el cadáver de Arik.

-No encontré nada Herr Urik, creo que no hay ningún pasadizo ahí abajo. Y sobre quemar a Arik... me parece una buena idea, en muchos libros así es como despiden a los grandes guerreros. -Cuando llegaron a la altura de Vjelkus el niño sonrió a su amigo y le contó lo que había pasado.- ¡No te lo vas a creer Vjelkus! ¿Te acuerdas de la arpía? Pues estaba aquí abajo y la habían convertido en no muerta también, tuvimos que luchar contra ella y había una mujer muy vieja que quería matarnos, pero pudimos acabar con ellas y con uno de los necrófagos, el otro huyó pero lo seguimos y yo lo maté. A que sí Herr Urik. -Miró al paladín esperando que este refrendara sus palabras.- ¿El tío de Parriwimple se quiere llevar a la gente al castillo? ¿Que cree usted que pasará Herr Urik? ¿Y usted Señora Helene?

El niño no sabía que era más peligroso, si quedarse o irse, pero si los adultos habían decidido quedarse en el pueblo sería por algo. Cuando Herr Urik le encargó tomar las cosas de Arik, Ivalic asintió en silencio.

-Espera Parriwimple, déjame ver si Arik lleva algo encima, así podremos guardarlo y dárselo a Layla cuando la encontremos, al fin y al cabo ahora todas las cosas de Arik son de ella ¿No?

Asiento y sonrío a Ivalic con una amplia sonrisa llena de dientes blancos y relucientes.

- "Es un poco extraño que se despertara justo ahora esa vieja criatura. Quizás la despertara el Padre Danovich si encontró el libro maldito de nigromancia ahí abajo. Ese que parece ser que buscan todos los engendros monstruosos con los que nos vamos cruzando.

En todo caso, creo que hemos hecho una buena cosa. A partir de ahora el cementerio vuelve a ser seguro y la gente del pueblo podrá volver a celebrar funerales tal y como ellos prefieren, con un ataúd y una tumba.

Sí, Ivalic, has sido extraordinariamente valiente al matar a ese necrario.

El tío de Parriwimple no es la persona más sensata ni la más amable que conocemos, precisamente, pero lo cierto es que ahora mismo no podemos proteger adecuadamente a todo el mundo, pues no caben todos en la iglesia. En caso de emergencia, quizá hubiéramos podido ocultar algunos más en las cuevas de los necrarios, aunque no sé hasta qué punto son un refugio adecuado o seguro.

Respecto a lo que pasará, no podemos saberlo. Si sobrevivimos a esta noche puede que tengamos que averiguar cómo les ha ido a Bildrath y a los que hoy le acompañan a ese lugar maldito y siniestro...

Sí, Ivalic. Layla es la legítima heredera de Arik, o lo será si logramos curarla de la maldición de la licantropía que le aflige." -

Tenían poco tiempo y muchas cosas que hacer. El poder hablar tranquilamente entre ellos, ayudaba a establecer prioridades.

-Despidamos a Arik antes de su posible transformación. No hay tiempo que perder. Reunamos madera y hagamos una pira. Si la gente del pueblo nos ayuda, no tardaremos. Tras eso, conviene organizar las defensas de la iglesia y alojar a la gente en su interior. Agua ante todo, poca comida y cubos con arena para los orines. Esto no es una excursión. Y que nadie traiga nada que no sea imprescindible.

Ivalic intentaba calcular si restando a todas las personas que se iban con el tío de Parriwimple serían capaces de meter al resto dentro de la iglesia. Por fortuna habían despejado las catacumbas por si acaso. Además la noticia de que la gente podría enterrar de nuevo a sus seres queridos en el cementerio seguro que era bien recibida.

Aunque espero que no tengamos que enterrar a nadie esta noche.

Y para eso había aún muchas cosas que hacer, como recoger leña para la pira de Arik, ver la mejor manera de defender la iglesia, ayudar a la gente a acomodarse, llevar agua y comida, cubos con arena... ¿Les daría tiempo a todo aquello?

-¡Yo puedo ayudar! -Gritó Ivalic levantando la mano mientras se ofrecía como voluntario.- ¿Que queréis que haga?

- "Ivalic, registra el ataúd del que salió esa maldita Inka. Asegúrate de que todo el tesoro queda guardado a buen recaudo en la mochila de Parriwimple, y no olvides recoger la espada corta de plata del herrero, y de darle su justo pago." -

Cogiendo trozos de ataúdes rotos por los necrarios, preparo con la ayuda del poderoso Parriwimple una modesta pira para Arik, después de que Frau Helene haya cogido los objetos del posadero, que constituyen parte de la herencia de Layla, cuando la liberemos de la maldición de la licantropía.

Después, me dirijo a los aldeanos y les explico que hemos vencido a los necrófagos que acechaban bajo las tumbas del cementerio, por lo que el lugar vuelve a ser seguro para llevar a cabo enterramientos con la debida dignidad y el merecido descanso eterno de los finados.

Les pido también que traigan palas y caven una zanja alrededor de las puertas de la iglesia, donde colocamos tablas afiladas a golpe de espada mágica. Algo que dificulte un poco el acercamiento de los hombres lobo. No nos vendría mal reúnir más hierba matalobos y quizá frascas de aceite con las que prenderles fuego cuando se acerquen.

Insisto a todos en que reúnan cuantos objetos de plata puedan y que los aten a palos para usarlos como improvisadas lanzas, por si los hombres lobo élficos rompen esta noche las puertas.

Sopeso y evalúo la alabarda de Arik, tratando de familiarizarme con su peso.

- "Ivalik, deberías de ir a la posada y traer la ballesta y los virotes, y demás objetos que allí dejamos, es probable que esta noche nos resulten muy útiles." -

-¡Sí, Herr Urik! ¡Ahora mismo!

El niño estaba entusiasmado de poder ser útil al grupo una vez más e intentó memorizar todos los mandados que el paladín le había dicho, no quería dejar nada sin hacer, aunque había algunas cosas que tenía dudas.

-Pero... Herr Urik ¿Como entro en la posada? ¿Cree que Arik la dejaría abierta? -Por lo que recordaba la había cerrado a cal y canto.- ¿Y como le pago al herrero la espada? No tengo nada de dinero.

- "Ivalic, muéstrale las joyas de Inka y que coja una. Mira a ver si en el cuerpo de Arik hay unas llaves, o una cuerda." -

-¡Buena idea Herr Urik, seguro que Arik lleva las llaves encima! Parriwimple ¿Cogiste las joyas de Inka o siguen en la catacumba?

Era un buen plan, era lógico que el posadero llevara las llaves encima, aunque al niño le daba cierto reparo rebuscar en el cadáver.

Debes ser valiente, no te va a hacer nada, está muerto.

No quería mostrarse miedoso delante de sus amigos así que midió la distancia hacia uno de los bolsillos de Arik y metió la mano mientras cerraba los ojos, no verlo le ofrecía cierta seguridad, esperaba al menos que su acto de valentía mereciera la pena.

Parriwimple se encontraba bien. Tan bien como un hombre perfectamente sano, o uno cuya enfermedad esté aún en periodo de incubación. Más incómodo que los mordiscos en su piel le hacía sentirse la pregunta de Herr Urik. Era cierto que Bildrath vendía pergaminos, pero si se había ido al castillo, ¿quién iba a cobrar los pergaminos que quisiese comprar Urik en la tienda? A Parriwimple siempre se le hacía complicado dar la vuelta. Siempre se hacía un lío, y su tío no le dejaba hacer ese trabajo. Solo cargar cajas. A veces, también poner o coger cosas de los estantes más altos. O pasar la escoba, pero solo por el suelo.

Parriwimple se giró para señalar un pequeño bolsillo de su mochila. Dos pendientes y un anillo, ahí estaban. En cuanto a entrar en la posada... deberían trepar por la cuerda hasta la planta alta. De todas formas, Ivalic sabía que solo quedaba allí una poción de esplendor de águila, siete estacas, un escudo pesado de acero y dos destellos solares alquímicos contra vampiros, así que no había nada que les pudiese servir contra los hombres lobo. Tampoco en el ataúd de Inka había nada valioso. En los otros ataúdes solo había cadáveres de lugareños, sin nada de valor que saquear.

En cuanto a los dos posibles refugios, ambos tenían espacio para tener que defender un solo lugar. Las catacumbas tenían dos entradas, dos fosas derrumbadas que convergían en la misma galería, antes de la caverna, así que solo debían de defender ese paso. Igual con la iglesia, de estilo románico, con ventanas estrechas y altas, que solo deberían defender la puerta. Eso sí, la gente era reacia a cavar un foso a la entrada de un lugar sagrado. Si querían cavar ellos, nadie más les iba a ayudar.

Se celebraron dos funerales. El padre de Margarita pudo ser al fin enterrado. A Arik le prendieron fuego. Su carne despedía un olor extraño. Ahora tenían sus pertenencias: su coraza, su trabuco, treinta balines (diez de ellos de plata), un aceite de arma mágica, una poción de curar heridas moderadas, unos guantes, una bolsa de maraña, cuatro bombas (una de ellas de humo), cinco cerillas y un cuerno con pólvora.

Ivalic terminó sus pesquisas en los bolsillos de Arik sin encontrar ninguna llave y con el temor de que el cuerpo se despertara de repente y lo agarrara vencido, por seguridad dio un par de pasos y se alejó del cadáver antes de hablar con Herr Urik.

-No tiene ninguna llave Herr Urik, aunque podríamos trepar por una cuerda, eso se me da bien. ¿Se acuerda como subí al balcón cuando fuimos a buscar a Arik? De todas formas... creo que en la posada no hay nada que nos sirva contra los hombres lobo, si no recuerdo mal... -Ivalic comenzó a enumerar todo lo que habían dejado en la posada, que aunque creía que no les serviría para aquella noche, quizás el paladín pensara otra cosa.- ... Y eso es todo me parece.

Ivalic, antes de hacer cualquier recado rindió respeto a los úlitmos fallecidos asistiendo a sus funerales. El de Arik fue el que más le impresionó, cuando él muriese quería que le quemaran también. Cuando terminaron ambas ceremonias se dirigió a el paladín.

-Emtonces, ¿Que hago Herr Urik? ¿Voy a ver al herrero y le pago la espada? ¿O quiere que vaya a la posada a buscar algo?

Me quedo pensativo un momento mientras miro con mucha tristeza la pira en la que arden los restos mortales de Herr Arik.

- "Ivalik, ¿y dónde está la ballesta y los virotes? ¿Sabrías manejar el trabuco de Herr Arik? Parece que tiene algunas balas de plata...

En cualquier caso, recoge de momento las posesiones de Herr Arik, Ivalic. Creo que algunas de ellas podrían resultarnos muy útiles. Esa bolsa de maraña, las bombas, el aceite, la poción... No estoy seguro de si yo sabría usar el trabuco, pero si así fuera podría ser muy ventajoso tirarles la bolsa de maraña cuando revienten la puerta de la iglesia para frenarlos mientras damos buena cuenta de ellos. Ivalic, tengo un aceite de bendecir arma, que llegado el momento me gustaría que aplicaras sobre el filo de la alabarda de plata. Tal vez con ese arma pueda acabar con una o dos de esas criaturas lupinas.

En cuanto al lugar para refugiar a los aldeanos, ahora tenemos dos opciones, el templo y la gruta subterránea. Ambos parecen suficientemente espaciosos y ambos son defendibles en el sentido de que el enemigo sólo puede atacar por un sitio. El pasillo en el caso de la gruta subterránea bajo el cementerio parece un buen cuello de botella para afrontar a los hombres lobo de uno en uno...

¿Qué pensáis vos, Frau Helene?" -

-No sé qué decirte, Urik. Quizá las catacumbas nos permitan un mayor juego si ponemos trampas en el camino en el que convergen las galerías. Esas bombas situadas a lo largo del pasillo, semienterradas, las mechas unidas por un reguero del pólvora... Quizá pudieran darnos una ventaja. Pero no soy mujer avezada en estrategias. Aceptaré de buen grado lo que decidáis.
 

- Parriwimple sentirse bien. Doler bocados de malos muertos. Pero poco. Tio Bildrath estar castillo, él no dejar Parriwimple vender cosas, y menos cosas arrugadas pintadas. Haberlas, pero Parriwimple siempre hacer lío con vueltas y cuentas.