La anciana vistana rió con la respuesta ágil del enano, y tras cruzar la puerta del ultramarinos su risotada quedó atrás, reverberando en un eco de mofa del que Bildrath se daba por aludido. Y allí quedó, solo y sin dignidad, mangoneado por un grupo de matones que le habían denostado en su propia casa. Su cuerpo viejo y enjuto se acercó al frasco roto del suelo y uno a uno recogió los cristales afilados. La situación se resolvió como cabría esperar: con el dedo de Bildrath cortado, y la sensación por parte del tendero de que algo terrible iba a ocurrir en los próximos días.
En la plaza, los aventureros avanzan con la cabeza alta y las capas ondulantes al viento, después de haberle sacado a ese mezquino y vil mercader la promesa de que dejaría a Gertruda en paz. Tal es el prisma de las cosas, en el que la linea entre víctima y abusón gira como una veleta, según el viento. Entonces la puerta de la Viña de Sangre se abrió de sopetón...
¡Gertruda!
Arik avanzó unos pasos, como si hubiese visto un fantasma. Llevaba un papel en la mano que su puño se encargaba de arrugar. Os mira. Aprieta el labio. Y, sumido en la impotencia, os tiende aquella nota:
Señor Arik,
muchísimas gracias por haberme dado cobijo por unas horas,
pero no puedo permitir que su establecimiento y su propia
persona se conviertan en diana de la ira de los vecinos.
Por es me voy. Para ocultarme sin ser un lastre para nadie.
De nuevo gracias. Atentamente,
Gertruda Bogoescu
El puño de Arik cae pesadamente sobre una de las piedras superiores que delimitan el pozo. La ha perdido.
Urik tuvo suerte de que Varikov se había adelantado unos pasos y de que estaba más interesado en su vasija de alcohol, que en escuchar a sus acompañantes. Si llega a oír la ”excusa” que le dio al mercader, puede que él mismo llega a ser un enano.
Cuando llegó a la plaza ya había acabado de beber y, como se había hecho amigo de ese envase, más que de los humanos, no consideró oportuno romperla, así que, la depositó hasta con cuidado encima del borde del pozo. Sus salvajes ojos miraron con el ceño fruncido al posadero. Tendió la mano y cogió el papel que este les tendió pensando en que llevaba algo sobre Strahd, su maldita vampiresa que andaba de día o algo relacionado con ellos. Por su sorpresa, el papel solo contenía las últimas palabras de Gertruda. El Trampero estaba seguro de que no volvería a ver a esa muchacha nunca más. Por el otro lado esperaba no hacerlo, ya que, si sobrevivía al pueblo, los vampiros se iban a encargar de ella.
Ni se molestó en mostrar falsa pena. Simplemente tendió el papel al siguiente del grupo interesado en saber su contenido y esperó pacientemente la reacción de esos blandengues e inútiles humanos. Sus voces se lo pasaban mejor dentro de su cabeza. Empezaron a apostar cuál de ellos estará más afectado.
Parriwimple estaba, nuevamente, confuso. Estaban pasando muchas cosas, y algunas cuestiones le llamaban mucho la atención. Por ejemplo, lo que acababa de descubrir sobre la fisiología de los enanos. Para el gigantón la existencia de personas de ese tamaño, de zombies, o de vampiros, era ni más ni menos tan racional como la evidente existencia de los brujos, que la anciana que les acompañaba fuera mezcla de carne, fuego y humo, o que los enanos, como acababa de descubrir tuvieran que meterse el dedo en el culo, probablemente, para de ese modo poder cagar a gusto. Lo que más le extrañaba al gigantón era el por qué de esa fijación del enano con el dedo del tio Bildrath. ¿Sería porque al ser el dedo de Bildrath más largo y huesudo su nuevo amigo enano pensaba que así podía servir mejor a su propósito que sus propios dedos? Era incapaz de saberlo, y se acercó al enano con ánimo de poder descubrir la realidad que se escondía tras tal enigma.
Probablemente de forma afortunada, en ese momento Arik llegó con las malas nuevas, en forma de un papelito. Parriwimple sabía que algunos se las apañaban para leer esos papeles, pero a él se le daba muy mal, así que esperó a que el enano leyera, y luego se lo pasara a algún otro y miró a Arik.
- ¿Qué pasa?- le preguntó con una mezcla de sencillez y preocupación.
Le leo en voz alta a Parriwimple el contenido del mensaje de Gertruda y después se lo explico:
- "La muchacha a la que mordieron los zombis, Gertruda, la misma a la que tu tío quería matar, se ha marchado. No quería causar problemas al posadero Arik con los vecinos, ni ser un lastre para nadie." -
Irina arrancó el papel de las manos de Varikov.
-¡Gertruda! Maldita sea... ¿Crees que habrá acudido a su madre, Arik? Si es así, ya tenemos otra razón para dirigirnos hacia allí rápidamente.
Irina sufría por el destino de la chica. Si los aledeanos la veían andando por ahi... O, aunque llegue a salvo a su casa, si la gente sabe que se esconde allí, Mary no podrá evitar que linchen a su hija.
No lo sé. En la nota pone que va a ocultarse sin ser un problema para nadie. Tal vez se refiera a que se va a esconder sola, eso excluye a su madre. Desconozco de ningún lugar en el que se pueda resguardarse. No hay cabañas en las afueras, ni mansiones abandonadas. Y sabe que el campamento vistani está infestado de zombis. Tal vez se refiera a que va a desaparecer de esta vida. Oh, cielos, que no se suicide... que no se suicide, por todos los dioses. Pienso revisar los graneros y los cobertizos de todo el pueblo. ¡La encontraré!
Arik echa a correr por una calle al azar, abandonando la plaza, dando por hecho que Gertruda no se ha ido con su madre a casa.
-¿Es que todo el mundo se ha vuelto loco en este pueblo...? -se pregunta Ashlyn mientras ojea la nota de la pobre mujer-. Rodeados de zombies, con el cubil de la mayor de las sanguijuelas cerniéndose sobre ellos... ¿y sólo piensan en lapidarse los unos a los otros?
La mujer deja caer el papel al suelo, saliendo tras Arik.
-¡Espera, Arik! ¡separarnos es debilitarnos, y eso es lo que quiere esa ponzoña chupasangres! Juntos encontraremos a Gertruda, y juntos acabaremos con la alimaña -dice, gritando con todas sus fuerzas para que su voz se arrastre hasta el último rincón de la aldea-. Y muerto el perro, ¡se acabó la rabia...!
- Debemos buscar a Gertruda. No quiero que le pase nada.- asegura Parriwimple que sigue a Ashlyn y a Arik.
- "Este es un condado pequeño, Parriwimple. Seguro que la encontraremos en el transcurso de nuestras investigaciones." -
En su camino, el grupo pasa por delante de un pesebre que el viejo Giussepe, el carpintero utiliza de taller.
¡Arik! ¡Buenos días! ¡Parriwimple! Oh, ¿a dónde vais con tantas prisas? Puedes quedarte y jugar con el martillo, Parriwimple. Se... señorita...-Giusseppe se limpia las gafas-Lamento su pérdida. Su padre era un hombre bueno. Tengo lo que buscan por aquí.
El carpintero destapa una sábana y muestra un ataúd de buena madera.
Le voy a aplicar una nueva capa de barniz. El Burgomaestre solo se merece lo mejor.
Un escalofrío recorre la espalda de Irina al contemplar el ataúd de su padre. En letras doradas sobre la madera aparecen las iniciales K. I.
¡Giussepe! No hay tiempo para eso. Dime, rápido... ¿has visto a Gertruda pasar por aquí?
¿Gertruda? S-sí. Actuaba de una manera muy extraña. Andaba de hurtadillas, escondiéndose tras las esquinas. Mencionó algo de unos tumultos, y que abandonaba el pueblo. Parecía muy alterada. Se fue en aquella dirección, hará cosa de veinte minutos.
El hombrecillo ebanista actúa sospechosamente. La dirección a la que señala podría no ser la correcta.
Tirada oculta
Motivo: Engañar
Tirada: 1d20
Resultado: 2(+3)=5
Tirada oculta
Motivo: Averiguares
Tirada: 6d20
Resultado: 5, 5, 7, 1, 10, 17
Miro a mis compañeros extrañado, indeciso acerca de lo que hacer a continuación.
Centro mi inquisitiva mirada en los ojos de Giuseppe mientras mi capa mágica revolotea a mi alrededor por efecto del viento de la tarde.
- "¿Está realmente seguro? Mire, nosotros sólo queremos ayudar. Sabemos que Gertruda corre peligro." -
Pese a la preocupacion por Gertruda, Irina seguia mirando el ataud. La realidad de la muerte de su padre la golpeo de nuevo. Aun no habia tenido tiempo de llorarlo como se mereceria. Giuseppe estaba en lo cierto. El se hubiera merecido lo mejor. Irina hablo con el ebanista aun con la mirada puesta en el feretro.
-Giuseppe, no trates de engañarnos. Esta es gente de armas y de sangre. No les busques las cosquillas.
Yo no... Fue un accidente. Tenéis que creerme, señorita Kolyana...
Giussepe sacó una llave del bolsillo y abrió la puerta de su taller, haciéndolos pasar. Las contraventanas estaban cerradas, pero eran tan rudas en su factura, que dejaban filtrar aún los rayos de la mañana. La mayoría de las herramientas del carpintero están aquí. En la penumbra también se distinguen dos ataúdes.
Le pregunté a Gertruda a dónde iba. Quería llegar al bosque. Decía que en el pueblo no estaba a salvo, y que se escondería unos días a las afueras. ¡Era una locura! Todo el mundo sabe que el bosque no es seguro. En él se ocultan los seres de la noche... hombres lobo... ¿y quién sabe qué más? No podía permitirlo.
El carpintero indicó a uno de los ataudes. En penumbras, Irina distinguió en letras doradas sus iniciales: I.K. Ya lo había dicho el párroco: el antiguo burgomaestre había encargado los ataudes para toda su familia. Cuando Irina abrió la tapa, por un instante, se vió a sí misma dentro. Pero la mujer que ocupaba el féretro era Gertruda.
Tiré de ella para esconderla en el taller. Y... y... del forcejeo, cayó y se golpeó la cabeza contra mi mesa de trabajo... Fue un accidente, fue un accidente...
Una ira asesina se apoderó de Arik cuando vió el cuerpo de Gertruda, y el viejo Giussepe iba a ser el blanco...
Motivo: Iniciativa Guissepe
Tirada: 1d20
Resultado: 1(-1)=0
Motivo: Iniciativa Arik
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+2)=16
Pifia de Giussepe: no actúa el asalto 1.
Quienes igualen o superen iniciativa 16 (parte superior de vuestras fichas) pueden actuar.
Apenas soy capaz de reaccionar ante lo que veo. Creo que por un momento me quedo con la boca abierta con cara de idiota, paralizado por la sorpresa.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 12(-1)=11 (Fracaso)
- Iniciativa: 11.
La guerrera abre mucho los ojos. No puede ser. No puede ser. Durante menos de un segundo pasan por detrás de sus ojos
(imágenes estáticas)
todo cuanto recuerda de la desventurada Gertruda. Recuerda los gritos, el miedo, los muertos que caminan, aquella...
(vampira)
...aquella monstruosidad de dientes anormalmente alargados cerniéndose sobre la mujerquederepentesinsentidoalgunoacabaMUERTAMUERTAMUERTA...
-¡Basta!
A su lado, una sombra se abalanza contra el enterrador. Apenas logra identificar al tabernero cuando todo su cuerpo se pone en movimiento...
-¡No, Arik!
...interponiéndose entre ambos y dando tiempo a sus compañeros a actuar.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 19(-1)=18 (Exito)
-Tirada exitosa. Me sitúo frente a Arik, y si prosigue con su ataque trato de sujetarlo.
Irina se quedó sin aliento al abrir el ataud y encontrarse con el cuerpo de Gertruda. Durante un milisegundo le pareció ver su cara pero un flash en su cerebro con las iniciales de su padre devolvió a la joven a la realidad justo a tiempo. Arik se había lanzado sobre el ebanista con intenciones homicidas. Ashlyn se movió rápido para interceptarlo mientras Irina se colocaba tras ella y frente a Giussepe.
-Alto, Arik!
No sabía si creer sus palabras pero no se podía descartar que lo que hubiera dicho fuera la verdad.
Motivo: iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+1)=19
Motivo: Av intenciones
Tirada: 1d20
Resultado: 11
Me creo a Giussepe?
Parriwimple se quedó, por unos instantes paralizado. Algo iba mal, muy mal.
- Giusseppe es bueno- había algo de afirmación y algo de pregunta en esa frase. Y una enorme tristeza. Al ver que Arik parecía intentar ir a hacer daño a Guiseppe, Parriwimple intentó agarrar a Arik de los brazos para evitar que se causaran daño.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 2(-1)=1