Partida Rol por web

El vozarrón de Parriwimple se oye dentro de la casa (y a buen seguro también en los alrededores de la misma)

- ¡Parriwimple bien, Ida bien! Esperad amigos fuera. Amigos avisad si Parriwimple tener que entrar. Ida y Parriwimple pensar que niño poder tener miedo y estar asustado, por eso tener tan mal genio. ¡Niño poder venir a pueblo si querer, pero si no querer poder quedarse casa!. Si niño querer Parriwimple poder enterrar a su abuelo. Parriwimple y sus amigos no querer quitarle nada, ni llevarse nada suyo, salvo cuervo de ser Urik, que ser de Ser Urik. Niño poder estar tranquilo. Parriwimple sentir abuelo niño morir.

Sintió una súbita somnolencia invadiéndola. Nada natural y supo que procedía de aquella malvada frutilla a la cual tocaba poner en su sitio. Recurriendo a toda su voluntad para no caer bajo la maldición de un sueño no deseado, Helene se rebeló. No solo consiguió disipar el sopor que la invadía sino que su lucha pareció proporcionarle el punto de inflexión necesario para aprovechando el tirón de su voluntad concentrarse lo suficiente como para romper las limitaciones que la maraña ejercía en su mente y en su cuerpo.

-Vjelkus, es el momento. Toca mi mano una vez más. Y zurra a esa muchacha con tu cimitarra. No te lo pienses dos veces. Cuando me quite esto de encima te ayudo.

Hurrn salío volando de la jaula, casi tirando a Urik de espaldas. Hack al instante se puso a perseguirle. Los dos pájaros revoloteaban por toda la habitación, soltándose algún que otro picotazo de vez en cuando. Eran como dos gatos peleándose, y obligaban a Urik (ya que era el único adulto en la habitación) a agacharse para que los pájaros no se chocasen contra él.

Firan no hizo ningún caso a las palabras de Parriwimple del exterior e ignoró todo el alboroto de los pájaros. El conjuro de luz solo afecta a objetos de hasta cinco libras de peso, y en esa categoría entraba la camisola del último Uthurlan. Firan estiró la tela para ver cómo brillaba.

¡Ja! ¿Eso es lo mejor que puedes hacer, cara de mofeta? ¿Un simple truco? Obviamente, no estás a mi nivel.

El mago subió la dificultad del reto. Lanzó unos pases de manos... pronunció unas palabras mágicas... y...

Un segundo Ivalic estaba en la habitación. Ese segundo Ivalic se metió un dedo en la nariz, sacó un moco verde y denso y se lo metió en la boca.

¡Cara de mofeta come mocos! Jijijijiji...

Hurrn voló más bajo en la siguiente ocasión, atravesando en su trayectoria la cabeza de la imagen silenciosa del falso Ivalic comemocos.

Te lo vuelvo a repetir... ¡No estás a mi nivel! ¿A que no eres capaz de lanzar un conjuro tan poderoso como mi imagen silenciosa*?-retó.

Ajeno a esto, en el exterior las cosas seguían tranquilas...

¿De...? ¿De verdad crees que soy guguapa? Jijijiji...-rió nerviosamente Ida.

La muchacha no salía de su sonrojo perpétuo. Abrazó a Parriwimple por la cintura, apoyando su cabeza en el abdomen musculoso del Burgomaestre, debido a la diferencia de alturas. Usó esa estratagema para ocultar su rostro y dejar de sentir vergüenza, pero la embargaba una terrible felicidad.

Me encantaría quedarme contigo. Para el resto de mi vida, Pa-Parriwimple. Y yo creo que para nada eres tonto.

Se la notaba relajada, porque en esa última frase, casi no tartamudeó.

Vjelkus soltó su arco. Y también un bramido. Y desenfundando la cimitarra vistana, arremetió contra Ada con un profundo corte. Ada retrocedió, más rápido de lo que haría una persona normal. Levantándose la falda para no pisársela mostró unas piernas insectoides, como de saltamontes.

Ada, ¿no zeraz capaz, verdad? ¡No! ¡No ezcapez, zo-cobardica!

Ada echó a correr colina arriba, hacia las ruinas del Monasterio de Santa Ecaterina. La única rival que quedaba era Aida, y estaba atrapada.

¡Huye!-dijo a Vjelkus, tratando de ganar tiempo.

Pero la orden imperiosa no surtió efecto en el envalentonado Ternero, que como un toro bufó preparándose para embestir a la otra "frutilla" roja.

- "¡Parad ya, los dos!" - Impongo mi autoridad a mis córvidos acompañantes para que dejen de pelearse. - "¿Qué os pasa? ¿Me vais a explicar el motivo de esta animadversión entre ambos?" -

Ivalic no pudo reprimir cierta sorpresa cuando Firan invocó una imagen suya y esta empezó a comerse los mocos, enseguida la sorpresa dio paso a la indignación, aquel niño se estaba riendo de él delante de sus amigos.

Menos mal que Parriwimple e Ida están fuera y Herr Urik puede que no lo haya visto mientras calmaba a los cuervos. ¿Que les pasará? Parece que no se llevan bien.

El niño se recompuso y puso cara de darle poca importancia a lo que había sucedido.

-Va... ¿Eso es todo lo que sabes hacer Firan? Si lo llego a saber ni me esfuerzo en mostrarme mi magia, está claro que no sabes hacer mucho...

En realidad sentía curiosidad y cierto respeto por el otro niño, pero por otro lado le estaba retando y burlándose de él delante de todos sus compañeros y eso no podía dejarlo pasar. Se concentró y buscó un hechizo con el que impresionar a Firan y volver a poner la balanza a su favor. Una sonrisa se dibujó en su boca cuando encontró el hechizo adecuado para contrarrestar y dejar en ridículo a Firan.

-¿Te hace mucha gracia eh? ¡Pues entonces ríete a gusto!

Se concentró y lanzó el hechizo que obligaría a su rival a reírse sin poder parar durante un tiempo. Eso si sería gracioso.

Helene vio correr a la primera frutilla fruto del empeño de su torito, quien había superado y con creces la condición de ternero. Frunció el ceño ante la extraña metamorfosis operada en la muchacha que corría como alma que llevaba el diablo gracias a aquellas piernas tan extrañas y que tanto recordaban a las de una langosta o un saltamontes. No tenía recuerdo de haber sido testigo de tan extraña y peculiar mutación anatómica en la anterior visita a su cenobio y carecía de datos para afirmar que tal cambio era cosa de hacía poco o de hacía mucho. Lo que sí sabía era que aquello no podía ser juzgado sino como de aberrante.

-Vaya, vaya, vaya. Las frutillas se muestran con su verdadera cara. Traidoras y cobardes, listas para hacer daño a una pobre e indefensa madre y a su pequeño -dijo acercándose a ella-. ¿Qué mal os hemos hecho? ¿Por qué nos habéis atacado? -preguntó al tiempo que con el ástil de la lanza levantaba la falda de la muchacha para comprobar sus piernas-. Vjelkus, demuestra a esta barragana que todo acto tiene su consecuencia, que todo pecado tiene su castigo. Y tú, ni se te ocurra moverte o intentar echar otro hechizo o yo misma te cortaré la lengua. No está siendo una buena mañana y mucho me temo que la paciencia se me ha agotado.

¡Indefenza y un cojón!-el Ternero dió un tajo alto, clavando la hoja en el hombro de Aida y haciéndola soltar un chillido de dolor-¡Eztá bien, eztá bien...! Una tía loca apareció y mató a uno de loz Frutoz Rojoz. Baba Zelenna noz ordenó que zecueztrázemoz a una zuztituta, para poder invocar a Chernovog en el ritual de ezta noche. Necezitamoz una mujer en cada punta de un círculo de ziete puntaz. Ziete mujerez en total, ahí quietaz, durante todo el ritual, atadaz y amordazadaz, o hipnotizadaz o como zea...

¡¿Qué vaz a hacer ahora conmigo?!

Cada frutilla caída aleja a Baba Zelenna más y más de la posibilidad de hacer el ritual. Helene puede atacar con su lanza, y dar instrucciones a su Ternero para que siga luchando hasta acabar con la vida de Aida. En caso contrario... en breve el pegamento se desvanecerá y Aida estará libre, volviendo a suponer una amenaza para todos.

Autoridad, Herr Urik, tiene más bien poca. Para Hurrn es un aprendiz y para Hack una herramienta de las fuerzas celestiales en su lucha contra el Mal. El cuervo blanco siguió persiguiendo al negro.

¡A mí no me mires! ¡Es este pajarraco el que me tiene tirria!

Herr Urik de Teudeldorf, este cuervo de tres ojos es un traidor al Gran Cuervo Celestial. Un impostor. Todo aquello que un cuervo ha visto en Barovia forma parte de los recuerdos de una gran conciencia colectiva. Pero las imágenes y recuerdos de este judas están bloqueados. No quiere compartirlos con el Gran Cuervo. Esconde algo que no quiere que se sepa.

Irina, o más bien su fantasma, ya les advirtió que Hurrn era un traidor. Que no se fiasen de él.

¡Anda ya! Te lo vuelvo a repetir, cara de mofeta: no estás a mi nivel. Ju. Jajaja... Nggh...

Firan sacudió la cabeza, con la mente embotada por la magia más poderosa de Ivalic. Era bueno. Era el mejor. Y al último de los Uthurlan no le costó aguantar la risa y resistirse al conjuro.

Grrrr... ¿Me has lanzado un Terribles Carcajadas de Tasha? ¡¿A mí?!

Firan se remangó, como preparándose para lanzar su más poderoso conjuro. Una bola de fuego o un dedo de la muerte, o algo del estilo. En lugar de ello, señaló a Ivalic.

Reconozco que eres bueno... Ivalic-ya no le llamó cara de mofeta, eso era un avance-. Es probable que estemos empatados en cuanto a poder mágico. Así que no pienso despegarme de ti hasta que te supere. Es una promesa. Soy el mejor mago del mundo, que conozca, y pienso demostrártelo para que no te quede ninguna duda al respecto.

Y ahora... dile al ornitólogo chalado que coja una pala y entierre a mi abuelo. En cuanto terminemos aquí, iré contigo a ver a esa mujer que quiere preguntarme una cosa.

Acababan de reclutar a un nuevo aliado, pero su actitud y soberbia seguía siendo la misma. El niño lanzó un hechizo de mano de mago, y uno de los tomos de la librería salió flotando hasta él.

Si quieres leer mi libro, primero deberás impresionarme con hechizos muy mucho más poderosos, Ivalic. Hasta entonces... Voy al cuarto de mi abuelo, a cambiarme la camisola. Vuelvo ahora.

Con el libro bajo el brazo, Firan abrió la puerta del cuarto de al lado y se desnudó de cintura para arriba. De un cofre sacó una camisola de repuesto. Una que no emitía luz mágica. Con un paso lateral para cambiar el ángulo, Ivalic también podía ver los pies de la cama en la que descansaba el cadáver.

Parriwimple no supo qué decir por unos segundos. Ninguna mujer se había abrazado así a él. Y la extraña sensación de calor y bienestar, embriagadora, volvió a recorrerle, con aún más fuerza. ¡Incluso le decía que no era tonto para nada! Eso no podía ser, por supuesto, Parriwimple sentía poderosamente el peso de su propia estupidez como para dudar de ella. Pero era agradable que te dijeran esas cosas, aunque no fueran verdad.

¡Y a lo mejor lo eran!, ¿no era después de todo cosas de pensamientos? ¿abstractas? ¿era más tonto Parriwimple que Urik, o que Ivalic, o que su hermano borracho y muerto, o que su falso tio? Sin duda, lo era.

Pero la inteligencia está sobrevalorada, sobre todo por los que, como Parriwimple, son conscientes que son muy poco inteligentes.

- Parriwimple seguro. Ida ser chica más bonita del mundo.

Recordó entonces Parriwimple las palabras de Ivalic. No tenía muy claro que Ida fuera su novia, ni lo que eso implicaba. Pero a pesar de todo sí había visto lo que era un beso. Con suavidad elevó el mentón de Ida y le miró a los ojos. Luego, lenta, casi torpemente, acercó sus labios a los de Ida, y si ella no aparta los labios, le besó.

- "¡Bueno, vale, ya está bien! ¡Hack, deja que se explique!" - Atrapo entre mis manos con un hábil movimiento a Maese Hurnn mientras revolotea de acá para allá y de paso lo protejo también de los picotazos de Hack.

- "¡Hack, para! Quiero oír lo que Hurnn tenga que decir." - Hago una pausa y suspiro profundamente.

- "Maese Hurnn, la difunta Frau Irina os acusó de ser un traidor. Maese Hack, cuero celestial y seguidor del Gran Cuervo te acusa de bloquear memorias y recuerdos que no quieres compartir. Dice que escondes algo que no quieres que se sepa.

Esta es tu oportunidad de dar explicaciones, Hurnn." -

A Ivalic le duró poco la cara de pillo que tenía cuando lanzó el hechizo, el tiempo suficiente para darse cuenta de que este no había hecho efecto y que había subestimado a su contrario, estaba claro que Firan tenía mucha más práctica en la magia que él y eso lo desanimó.

-Sí... era un Terribles Carcajadas de Tasha, pero está claro que no ha funcionado.

Cabizbajo se resignó a recibir un hechizo de su rival y sabía que esta vez había cabreado a Firan así que seguramente sería algo bastante desagradable, no siempre se podía ganar. Pero se encontró solamente con el dedo del niño señalándolo y su cara de sorpresa aumentó cuando escuchó las palabras del niño, a su manera parecía que Firan lo respetaba y eso era más de lo que esperaba y por otro lado nunca estaba de más contar con otro mago en el grupo aunque Ivalic temía que eso le relegaría a un segundo plano, esperaba que Herr Urik no decidiera tomar al nuevo niño como portaantorchas en su lugar. Ivalic no era de los que se rendían fácilmente y aceptó el reto.

-¡Ya veremos! ¡Todavía no te he demostrado todo mi poder, pero lo haré! ¡Mi amigo Ludovico va a enseñarme muchos hechizos! Pero si te portas bien y eres nuestro amigo te los enseñaremos a ti también, me ganaré el derecho a leer tu libro de hechizos, estoy seguro.

A pesar del cruce de emociones que sentía con la incorporación de Firan creía que sería positivo para todos a la larga y quizás podían llegar a ser amigos en cuanto los conociera más, además no era adecuado que el niño se quedara allí solo en una casa en mitad del bosque. Siguió con la mirada la trayectoria del libro de hechizos desde la librería hasta la mano de Firan y después dejó que este fuera a por sus pertenencias.

-¡Parriwimple! ¡Tenemos que cavar una tumba para enterrar al abuelo de Firan! -Su amigo se había quedado afuera y no sabía si había escuchado la conversación y lo que había pasado.- Herr Urik ¿Que le parece todo esto? Creo que Firan puede ayudarnos con su magia ¿No le parece?

Ivalic necesitaba seguir conservando el cariño y la confianza de Herr Urik y enseguida vio la oportunidad de congraciarse con el paladín, le ayudaría a atrapar a uno de los cuervos que perseguía, había atrapado a Hurnn pero aún quedaba libre Hack así que se lanzó a por el pájaro aprovechando que se había distraído al ver como Herr Urik atrapaba a su rival.

-¡Lo tengo Herr Urik! ¡Lo he cogido para usted!

- "¡Gracias Ivalic! Sí, tenemos que enterrar al abuelo del chico, es lo decente. Supongo que es bueno que nos acompañe, porque así Frau Helene podrá hablar con él y preguntarle acerca de su marido.

En cuanto a estos cuervos, espero que nos den una explicación de qué está pasando aquí.

Maese Hack es un cuervo celestial, y sólo me habla telepáticamente a mí. Afirma ser el enviado del Padre Cuervo para ayudarme a liberar estas tierras del mal que las asola.

Acerca de Maese Hurnn, se ha dicho de él que oculta información, Frau Irina creía que es un traidor, y se ha sugerido que en realidad no es mi cuervo enviado para ayudarme como Caballero de la Orden del Cuervo, sino que en realidad es el familiar de un mago." -

-De nada Herr Urik, es lo menos que un portaantorchas eficiente puede hacer por su paladín.

Ivalic miró al cuervo que tenía entre sus manos y después miró al otro. No sabía cual podía ser mejor que otro o si los dos intentaban ayudar al paladín. El cuervo blanco parecía un pájaro normal, si no fuera por su color, y Hurnn podía hablar así que era mágico, claro que al parecer el cuervo blanco podía hablar telepáticamente con Herr Urik.

-¿Y usted cree que este cuervo podría enseñarme a hablar telepáticamente? Eso estaría chulo ¿No le parece Herr Urik? No se como piensa usted saber si los dos cuervos quieren ayudarle. ¿No tiene ningún hechizo de paladín para poder distinguirlos?

Se acercó agónicamente a ella e intentó hacer lo que no deseaba que hiciera su hijo. Pero sus torpes brazos no pudieron rematar lo que su mente exigía.

La había escuchado y sentía una profunda repugnancia hacia ella. No le gustaba erigirse en juez y verdugo, pero no solo ansiaban conjurar a un demonio, con las nefastas consecuencias que ello tendría, sino que además estaban dispuestas a todo por ello.

-Vjelkus, hijo mío, dale su merecido -dijo maldiciéndose a sí misma por ordenarle aquello-. No podemos permitir que sigan adelante, sembrando el mal.

Me concentro, cierro los ojos e intento "sentir caos" en uno y en otro cuervo.

¡Ya voy, mamá!

Vjelkus pegó como lo haría un niño con una piñata. El filo de la cimitarra hizo todo el trabajo, segando la cabeza de Aida y dándole muerte. Unos segundos después, el pegamento se secaba y agrietaba, desprendiéndose de las telas que vestían Helene y la frutilla. Ambas habían dejado de estar enmarañadas, pero para Aida esa circunstancia no había llegado a tiempo.

Al lado de su madre, Vjelkus respiraba hondo, aceleradamente, en parte por el cansancio, en parte porque aquella era la primera vez que se cobraba una vida. Sus ojos mostraban miedo, desconcierto, culpa y un centenar de sentimientos más.

Al registrar a la bruja no encontraron nada excepcional, tan solo una maza de armas, una ballesta ligera, diez virotes y la característica túnica de una frutilla roja.

Mamá... ¿vamos ahora con el señor Urik?