Partida Rol por web

...moviendo.

Las dos gemelas giraron la cabeza hacia la esquina que formaba la pared de la izquierda con la pared más alejada. De ese punto surgieron un puñado de flechas mágicas que atravesaron la coraza de Urik.

Con el lanzamiento de ese conjuro, Sasha Ivliskova no pudo mantener el resto de sus efectos mágicos activos. La imagen silenciosa de Strahd Von Zarovich se esfumó lentamente, y también el hechizo que la mantenía invisible. La figura de la vampiresa se mostró en el mismo lugar del que habían salido los proyectiles mágicos; en la misma esquina hacia la que las gemelas dirigieron sus miradas.

¡MALDITOS! ¡Debisteis aceptar la oferta para marcharse de aquí! No permitiré que volváis a hacerle daño a mi amado Strahd. ¡Os mataré a todos! ¡VIOLINIIIIISSSSTAAAA!-llamó.

Mientras Sasha se mostraba como una amenaza en la esquina más alejada de la pared izquierda, un nuevo peligro se acercaba por la derecha. Las puertas de ese lado se abrieron de par en par, mostrando un salón con chimenea y, lo que era más urgente, la misma violinista muerta viviente que amenizó el baile de máscaras de hace dos años traía una nueva canción que embrujaba los oídos de aquellos que la escuchaban.

Helene conocía una debilidad de los cantores de cripta: huyen de la luz del sol. La luz mágica no les hace nada, tanto las luces danzantes convocadas por Urik como un conjuro de luz del día no sería suficiente para ahuyentar a la violinista.

Las consecuencias de escuchar prolongadamente aquella música, Helene también las conocía... Poco a poco drenará la vida de aquellos que caigan bajo el influjo de la música, marchitándolos hasta morir. Al cabo de diez o veinte segundos, los que mueran por este motivo se volverán a alzar como nuevos cantores de la cripta.

Ivalic podría ayudar contra esta amenaza: Helene ya le ha visto tocar tan alto, que su música de contraoda evitaría que escuchasen los sonidos del violín de la cantora de la cripta.

Helene se estremeció ante los primeros compases de la música del violinista, un cantor de cripta tan temible como su aspecto parecía determinar. Aquel ser, que odiaba la luz del sol y ante la cual huiría, era capaz de entonar una composición de efectos terribles. Drenaría la vida de quienes cayeran bajo su influjo, matándolos y al cabo de unos pocos segundos, se alzarían como nuevos cantores de cripta. Por ello o por piedad de los dioses, la voluntad de Helene se impuso al dominio de aquella melodía.

Lanzó un hechizo de expulsión, con el doble fin de afectar a ambos enemigos y si bien ignoraba el poder de los muertos en vida que los amenazaban así como su capacidad de resistirse a ambos no quería confiarse. Miró a Ivalic y le gritó.

-Ivalic, toca tu música. Tan alto como puedas. Ensordecerás su melodía.

Parriwimple se acerca hasta Sasha y trata de golpearle con su clava, aunque sin tener éxito.

Como Ivalic sospechaba pronto se descubrió la trampa, aunque en vez de Strahd fue Sascha Ivliskova quien estaba detrás de todo aquello. El combate era inminente y además la vampira se había traído con ella al violinista que había tocado en la fiesta del Conde y que seguramente pretendía hechizarlos con su música. Ivalic sabía mucho de esos trucos pues él mismo los utilizaba, así que se concentró para poder resistirse.

-¡Vuestros trucos no nos detendrán! ¡Os vais a enterar!

Con agilidad sacó su flauta y comenzó a tocar una melodía que pretendía anular la música del violinista y además ayudar a sus compañeros inspirándoles en la batalla.

Solo Pitufín, Firan y Tasia se dejaron embargar con la triste música de violín. Cuando Urik dió un paso hacia la criatura, el espectro lanzó un hálito frío. El filo de la Espada Solar se congeló, encerrando su filo mágico, y haciéndose más pesada y más difícil de manejar. Las gemelas Gennifer y Laurie de inmediato bajaron sus antorchas para acercarlas a la Espada Solar. El hielo del inframundo se empezó a derretir muy lentamente...

Ante la invocación de los poderes divinos, la violinista huyó atravesando paredes. La sala de la chimenea encendida parecía completamente vacía, así que podían centrarse en Sasha.

¡Monstruo! Yo te destruiré-dijo Malik, blandiendo la pequeña espada de plata de Ivalic.

A pesar de sus buenas intenciones, la armadura hizo que tardara en llegar hasta la esquina. Quedó así la vampiresa arrinconada, entre Parriwimple y Malik, con solo un pequeño espacio para un tercer luchador.

El Doctor Van Richten también se iba preparando para el combate: sacó sucesivamente de su bolsa de contención dos frascos de agua bendita que dejó sobre la mesa. Vjelkus, por su parte, no se apartaba de su madre por si le volvía a dar algo... después de todo, no disponía de un arma de plata con el que colaborar en la lucha. Merquo era el más retrasado de la expedición, y llegó a la sala tratando de entender qué estaba pasando. Y en cuanto a Ida... Bueno, Ida no iba a poder ser de ninguna ayuda en esta ocasión.

Ivalic siguió tocando su flauta esperando que su conjuro ayudara a sus compañeros. Al menos habían conseguido hacer huir al violinista y solo tendrían que enfrentarse a la vampira, aunque estaba seguro que sería una rival dura.

Tan pronto como la amenaza de la violinista se disipó, Helene avanzó para ocupar su lugar entre aquellos que trataban de ajusticiar a la vampira. Llenando el hueco restante entre Parriwimple y Malik, se concentró en la eliminación de aquel engendro. Se agachó al tiempo que formulaba su conjuro y la cogió de uno de sus tobillos, dejando que la energía de su magia fluyera desde su cuerpo al de Sasha.

Invoco el poder de la Espada Solar:

- "¡Siente los fuegos del día!" - Mientras concentro mi poder sagrado sobre el filo para que se ilumine con su máximo poder solar y así se descongele la hoja.

Una intensa luz divina se refractó iluminando toda la estancia. El hielo se empezó a quebrar, hasta estallar en mil pedazos, y la Espada Solar fue liberada de su prisión. El rayo de luz que salió después de la mano de Helene era invisible, ya que su intensidad no podía competir con la de la espada. Eso impidió que Sasha lo pudiese esquivar. El torso de la vampiresa empezó a emitir un hilo de humo según su piel se quemaba con la luz sagrada.

¡AAAAAAAAGH...!

Malik y Tasia también contribuyeron. Malik con una estocada de la espada de plata dejada por Ivalic; Tasia en un ataque elástico con los nudillos de la mano sana, para después volver a alejarse y así dejar hueco por si Urik quería enzarzarse cuerpo a cuerpo. Ese hueco lo aprovechó antes el Doctor Van Richten, lanzando los dos frascos de agua bendita a las piernas de Sasha Ivliskova, obligándola a soltar un nuevo grito de dolor.

¡YEAAAAAAAARGH...!

Aprovechando el hueco que me han dejado mis compañeros cargo contra la vampiresa, tratando de hacerle el mayor daño posible.

Ivalic seguía tocando con entusiasmo al ver que sus compañeros inspirados por la melodía estaban dando una buena paliza a la vampiresa, era una de las mayores aliadas de Strahd y si la eliminaban el Conde quedaría en una posición muy mala. El muchacho estaba seguro que no podría resistir muchos más ataques desde todos los flancos y todo parecía ir en favor de su grupo. Por eso miraba desconfiado a su alrededor mientras tocaba la flauta para que nada les tomara por sorpresa y poder avisar a sus compañeros.

¡Aaaaaaagh...!

El último golpe fue demasiado para Sasha, que se transformó en humo y se filtró por una grieta en la mampostería del suelo. Instantes después, un murmullo sonó por el hueco de las escaleras. Algo se estaba acercando...

¿Q-qué es eso...? ¡AAAAY!

Los murciélagos que la vampiresa había invocado, llegaron en tropel. Una auténtica plaga que invadió toda la habitación. Sin Sasha para dirigirles, la bandada se disgregó rápidamente. Unos cuantos tomaron hacia la derecha, hacia el salón de la chimenea...

Otros tantos empujaron la puerta de la izquierda, abriéndola y saliendo al exterior del castillo, revoloteando en pleno día en dirección a las montañas. Por el acceso recién abierto se veían las almenas de un mirador, que seguramente daba la vuelta por la cornisa de todo el edificio.

Aún así, Firan seguía insistiendo en atajar por el interior. Avanzó unos pasos hasta el umbral que separaba el comedor donde la lucha tuvo lugar y el salón de la chimenea.

Vamos por aquí.

¡No! ¡A las escaleras de caracol! Si bajamos, podremos seguir a esa chupasangre hasta su ataúd, y clavarle una estaca en el corazón.

- "Hum. No estaría mal acabar con esa maldita vampiresa de una vez por todas, Herr Bauer. Pero tenemos una misión que cumplir, liberar el alma del hijo del Burgomaestre debe ser nuestra prioridad por ahora. Creo que deberíamos de ir por dónde señala Firan..." -