Partida Rol por web

Para llegar hasta la zona de las minas, había que recorrer un buen tramo a través de un denso bosque. La extraña comitiva avanzaba sin demasiados problemas, amparados todavía por la oscuridad, pero sabedores de que en cualquier momento, quizás tuvieran que correr por sus vidas.

Debíais dar un rodeo para no ser interceptados por aquellas bestias o cualesquiera otros cazadores que viniesen a buscaros, lo que implicaba más tiempo, y también un peligro diferente.

-Este camino no está exento de peligros, pero es mejor esto que encontrarnos frente a frente con los esclavistas -advirtió Organa, sin dejar de caminar. 

La humedad hacía difícil respirar y pronto amanecería y el Sol empezaría a resultar también un problema. 

Finalmente, Organa se detuvo, justo al comienzo de un nuevo paisaje que se abría ante vosotros. Los manglares.

-Al otro lado de esta región están las montañas que buscamos. El único problema es que muy pocos han logrado atravesar con vida este lugar. Sabemos de la existencia de criaturas que son peligrosas. Pero no tenemos otra manera. Manteneros detrás de mí y avanzad lo más sigilosamente posible. Cuanto menos ruido generemos, menor será la probabilidad de despertar algo terrible.

Organa se giró y comenzó a adentrarse en las aguas turbias y densas.

¡Que inteligente es Andrés! Pensó Freak cuando leía el plan que le habían escrito en su anotador, fue necesario pues, antes intentó escuchar las conversaciones a través de su conexión con "el bosque", pero a pesar de hacerlo, no podía saber qué letras se estaban pronunciando. Eso cambiaría con más práctica.

Organa los conducía hacia el campamento de los esclavistas, mientras avanzaba, las dudas de Freak comenzaban a aparecer. Quizás nos estemos equivocando, no me gusta que Lily avance hacia el peligro. ¿Vale esto la pena? La miró. Estaba claro que para él no lo hacía, lo único que le importaba del refugio ya lo tenía a su lado, veía a éste empréstito como un riesgo innecesario. Pero Lily... ella tiene a su familia por salvar. Si, si ella es feliz, yo soy feliz. Se acercó a la pelirroja como el fiel guardaespalda que era desde que la vida de la gente del Refugio 252 se puso patas para arriba.

Llegaron a un manglar y la idea de meterse en agua del exterior del Refugio siempre le resultó peligrosa, pero parecía que Organa sabía lo que hacía y era seguro, después de todo, esas tierras eran un oasis de pureza en medio del apocalipsis.

Antes de comenzar a caminar hacia la mina Bill quiso que la pelirroja le hiciera una promesa, que si la situación se ponía fea y hubiera un peligro inminente, que ella se pusiera a salvo para sobrevivir. Lily dudó por unos instantes, estaba claro que aquella petición haría feliz a Chadwick, pero también era cierto que si algo sucedía, no tendría estómago para dejar a sus compañeros atrás. ¿Qué hacer entonces?

Mentir. Las mentiras dan felicidad instantánea, y si morimos todos al menos no tendré que mirarle avergonzada mientras me recrimina que he faltado a mi promesa...

- Te lo prometo Bill - Puso su sonrisa más dulce y encantadora, la de niña buena que nunca había roto un plato - Si la cosa se pone fea intentaré salvar mi vida - Le dio un abrazo, entendía su preocupación y por eso deberían comprenderla a ella cuando no dejara atrás a sus compañeros. Eso si es que la situación llegaba a darse.

El grupo comenzó a caminar por el camino que Organa les señalaba. Atravesaban un denso bosque y Benz intentaba ser sigilosa en su caminar, mostrando que la muchacha tenía la capacidad de moverse en aquel hábitat como si de uno propio se tratara y hubiera vivido allí toda la vida.

Llegaron a la zona de manglares y miraron el paisaje para señalar dónde estaban las montañas que buscaban.

- De acuerdo, estaremos atentos a nuestro alrededor para que ningún bicho quiera hacer de nosotros su cena - Tomó el brazo de Freak y le hizo la señal con la mano de que alrededor, tenía que mirar muy bien, para eso con el índice señaló por delante de ella haciendo un semicírculo con su brazo extendido, y luego señaló su propio ojo. Esperaba que le hubiera comprendido.

Lily seguiría a Organa mirando aquel manglar con ciertas dudas. ¿No estarían arriesgando demasiado? Quizás sí pero ¿Podría vivir con la conciencia tranquila sin haber intentado liberar a su gente? Aquella respuesta la conocía de sobra y resonaba un claro no en su cerebro que hacía ecos interminables, mientras los sonidos del exterior con respecto a sus compañeros era todo silencio.

El muchacho rubio siguió a la comitiva atento a su entorno y con la cabeza ocupada en varios asuntos.

Por un lado la pura preocupación de salir vivo de aquello y de las bajas que pudiesen sufrir. Su preocupación también estaba ocupada por sus familiares, amigos y conocidos. ¿Cuantos quedarían con vida? ¿Quienes serían?

Luego estaba el asunto de que iban a hacer en el hipotético caso de que todo saliese milagrósamente bien. ¿Volver a encerrarse en el refugio sabiendo que a fuera les esperaba un mundo llebo de vida? ¿Abrazar la vida salvaje? Demasiadas preguntas y ni una respuesta.

Tras la larga caminata llegaron a aquel nuevo Bioma que dejó a Bill con la boca abierta. ¿Manglares?
Entusiasmado como un adolescente afrontando su primer careo con el sexo opuesto, el botánico acarició la corteza del primer árbol que se puso a su alcance, para luego mirarse la palma de la mano embobado.

-¡Son Rizophoras!-afirmó convencido.-¡Mangles!-puntualizó.

-¡Estos árboles son fascinantes! ¡Una rara avis entre las angiospermas! Son capaces de filtrar aguas áltamente ácidas y salinas gracias a un sistema de filtración...-ante su propia aseveración pareció llegar a algún tipo de conclusión, puesto que se palmeó la frente-¡Claro! ¡Tiene mucho sentido...! Probáblemente en el nuevo mundo los manglares como este se hayan extendido de forma exponencial debido a sus capacidades adaptativas a aguas alcalinas... ¡El planeta debe estar cubierto de este paisaje Bioclimático!

El fervor provocado en el científico por aquel nuevo descubrimiento le dificultaba el bajar la voz, pese a la petición de sigilo por parte de su guía.

Organa inició la marcha, seguida de Bill, Lily, Lucke y Andrés, y cerrando el grupo, los tres radianos, que miraban inquietos en todas direcciones. Estaban fuera de su entorno y además, rodeados de unas aguas que no solo no permitían ver el fondo sino que además, desprendían olores sulfurosos que transmitían todavía menos seguridad en que caminar por ellas, no pudiera resultar perjudicial de alguna manera.

Siendo tantos, la fila se extendía considerablemente y la distancia entre el último de vosotros y Organa, era mayor de lo que habíais imaginado.

Pero Bill, y también los radianos, no estaban siendo tan silenciosos como debían, o al menos, no como los demás. Sus piernas se movían con dificultad entre las algas y el fango acumulado en el fondo, y a medida que fuisteis avanzando, todavía se hizo más complicado y agotador continuar. 

De vez en cuando se oían pequeños chapoteos en las aguas que os rodeaban, pero cuando mirabais, no detectabais nada, hasta que de pronto, algo pareció moverse de forma más ruidosa que hasta ese momento.

Sin tiempo para reaccionar, "algo" tiró del radiano que marchaba justo por detrás de Andrés, lo hundió en las aguas y comenzó a arrastrarlo hacia lo lejos, mientras en su rostro, parcialmente sumergido, veíais un gesto de horror, hasta que unos segundos más tarde, desaparecía para siempre en el agua, regresando el silencio absoluto en el lugar.

Organa se volvió hacia vosotros con rapidez.

-¡Es un Mokmoth! ¡Se guían por los sonidos así que no os mováis! -os dijo, quedándose completamente quieta.

Lily escuchaba las palabras de Billy con interés aunque el hombre parecía hablar en un idioma extraño. Recordó en esos momentos las palabras de su querida abuela que afirmaban que si no entendías nada de una conversación lo ideal era sonreír con encanto y decir precisamente lo que en ese instante la pelirroja afirmaba - ¡Qué razón tienes, Bill! Coincido contigo - Con esa frase ya podía aguantar otro trecho de comentarios sobre Mangl... Algo. Era una suerte que la madre de su madre siempre le diera consejos para aparentar ser más lista de lo que era y hacerse atractiva socialmente hablando.

La zona era muy desagradable, olía raro, como si el ambiente estuviera enrarecido. El avance por aquellas aguas colmadas de vegetación le resultaba complicado a varios de ellos - Bill, tienes que intentar levantar un poco menos las piernas - Aconsejó la fémina que veía a su compañero con ciertas dificultades, como si chapotease, haciendo un ruido un tanto incómodo y atrayente.

Lo que Lily no se esperaba es que hubiera "algo" en las aguas que comiese gente, abriendo mucho los ojos, denotando el horror que sentía.

- ¿Qué diablos en un Mokmoth? - Y tras escuchar que esos seres se guiaban por los sonidos, la pelirroja paró su avance para quedarse completamente quieta, mientras su cuerpo temblaba de miedo. ¿Y si ella era la siguiente en morir? ¿No sería mejor correr? Miró la amplia extensión de agua y decidió que mejor no. Miró a Lucke y le hizo una señal con la mano para que parase, la palma frente a él y señaló el agua y sus piernas, ella estaba quieta, esperaba que Freak supiera interpretarle.

Organa miró a Lily.

Un Mokmoth es una criatura que debe tener algo que ver con las serpientes. Los elevados niveles de radiación en esta zona han causado extrañas mutaciones y como resultado de ellas, surgieron los mokmoth. Algunas de ellas pueden llegar a medir más de veinte metros pero lo bueno es que son ciegas y únicamente se guían por el sonido, por lo que... silencio -explicó Organa, hablando en voz baja y sin apenas moverse del sitio.

Después, observó a qué distancia estabais de los árboles. Eran varios metros, pero quizás no estuvieseis lejos, siempre que la mokmoth estuviera entretenida con el pobre radiano que había atrapado... y los demás no salieran corriendo, despavoridos.

El trayecto hasta los manglares pasó sin ningún problema, habíamos sorteado los lobos y esquivado a cualquier criatura que se encontraba allí, al menos hasta que en el agua, mientras caminábamos, Bill y los radianos no podían tener la misma habilidad de ir tranquilos por el agua, de hecho además de sus chapoteos se veía uno a nuestro alrededor, pero nada para preocuparse hasta que...

Uno de los Radianos de pronto fue tomado, incluso pude verlo, y traté de extender mi mano para agarrarlo y evitar ser llevado, pero simplemente ese bicho fue muy rápido. Una vez ese susto había pasado escuché la explicación de Organa, quedándome totalmente quieto, pero no sin hacer nada. Tomé una flecha de las rudimentarias que había traído del campamento, la coloqué en el arco, tensé y traté de disparar con fuerza contra un arbol un tanto lejano de nuestra posición, con suerte para que haga una cantidad necesaria de ruido para el Mokmoth se separe de nosotros y vaya a ver a su "presa"

Los segundos silenciosos transcurrieron interminables, mientras el silencio regresaba de nuevo al lugar y vosotros os recuperabais de lo que acababa de producirse. Por un momento, los radianos parecían haber sufrido y pensado incluso en salir de allí, pero se habían quedado, sobre todo al ver a Lucke quieto junto a Lily, la cual sí que estaba visiblemente nerviosa.

Organa respiró aliviada y entonces, se volvió hacia los demás.

-Está bien. Parece que podemos movernos, pero tendremos que hacerlo deprisa para aprovechar que ahora está entretenido, así que vámonos, rápido.

Sin tiempo que perder, comenzó a andar, no a correr porque eso no era posible en aquel medio, pero sí a moverse con mayor rapidez para alejarse del lugar.

-Los mokmoth forman nidos así que el suyo tiene que estar cerca de aquí. Debemos distanciarnos.

Ahora todo era cuestión de velocidad.

Bill había estado manteniendo la respiración sin darse cuenta desde el momento en el que el desdichado radiano había caído presa del mokmoth.

En cuanto Organa habló y les declaró aparentemente fuera de peligro, el muchacho tomó una amplia bocanada de aire y destensó los músculos que segundos antes habían estado duros como si estuviesen tallados en madera.

Era hora de poner tierra de por medio y no iba a ser el botánico el que se opusiera a ello. Sin embargo, sabía que alguno de sus compañeros de viaje podían acusar más que él una travesía a mayor velocidad por lo que se prestó a ayudar a cualquiera que lo estuviese pasando mal para avanzar a paso ligero

No, no, ¿Por qué? La mirada de horror de su hermano radiano al ser arrastrado y sumergido por alguna clase de bestia enorme se grabó a fuego en su mente.

¡¿Qué demonios estamos haciendo?! No quiero morir, ni que lo hagan más de mis hermanos, ni mis amigos del refugio, pero más aún... ¡No quiero que Lily muera!

La pelirroja le hizo unas señales para estar tranquilo, todo el grupo parecía quedarse quieto.

-Kiiihh...- Dijo en lo que parecía un sollozo. Freak comenzaba a levantar una mano para señalar el camino de regreso al campamento, cuando organa captó la atención de todos. Parecía que era momento para andar y seguir adelante, por simple inercia, Freak abandonó su idea de retirada y continuó con el grupo. Si la cosa se llega a poner realmente fea, creo que podría cargar a Lily en su contra para escapar de aquí, seguro que ella nunca me lo perdonaría, pero... ¡No puedo dejar que muera!

Con un gran miedo y sintiendo algo de pena por aquel sollozo de Freak, cuando Organa empezó a moverse hice lo mismo, mirando paranoico a todos lados, esperando a que con suerte podamos evitar este maldito pantano cuando rescatemos a los nuestros.

Lily tenía los nervios a flor de piel. Los segundos de espera se le hacían interminables, sentía húmedas las piernas, le incomodaba que la ropa se pegase a su piel y tenía miedo, tanto que podía comenzar a llorar y terminar de inundar el manglar. Cualquier cosa que le hubieran contado en el vault sobre aquello no lo habría creído, superando a veces la realidad a la misma ficción. ¡Cómo deseaba que todo aquello fuera una pesadilla! Despertar en la cama y que nada de eso hubiera sucedido.

- Malditos mosquitos - Susurró al notar como uno le picaba, haciéndole sentir incómoda, sensación que olvidó cuando Organa les instó a moverse rápido de allí, y no es que la pelirroja fuera una mujer particularmente ágil, pero el pánico ponía alas en los pies, y tan nerviosa estaba que incluso adelantó a Bill para alejarse de la criatura que habitaba bajo las aguas - Está entretenido... Entretenido... - Repitió ella pensando que el ser se "entretenía" comiéndose a uno de ellos. Solo de pensarlo le entraban ganas de llorar, escuchando un sonido de angustia que provenía de Freak, ella interpretaba que la llamaba a ella.

- Tranquilo Lucke, saldremos de esta. Seguro que lo hacemos - Afirmó acariciando su brazo, una piel tan particularmente rugosa que siempre había desagradado al resto, pero no a ella que quería tanto a su amigo - Lo vamos a conseguir, salvaremos a los demás compañeros del refugio - Hizo un gesto con el brazo, como si intentara enseñarle su bícep, una interpretación clara de ¡Podemos hacerlo!. Aunque los comentarios de Organa sobre los mokmoths le hizo sentir de nuevo preocupación

- ¿Nidos? Maldita sea...¿Hay más?... - Si hubiera corrido así de ágil en las pruebas físicas del refugio, quizás no la hubieran hecho camarera - Salgamos de esta zona cuanto antes - Habían perdido a un radiano, ya eran menos contra los esclavistas, una realidad también a tener en cuenta.

Con Bill en último lugar, y solo los radianos detrás de él, el grupo se puso en movimiento, arrastrando fango y algas con cada zancada que conseguíais dar, levantando las rodillas con pesadez para intentar acelerar vuestra huida de una criatura a la cual ni tan siquiera veíais.

Los radianos estaban asustados, pero corrían sin mayores dificultades detrás de Bill, aunque parecía como si este les estuviera cerrando el paso o impidiendo que fuesen incluso más deprisa.

El agua dio paso a una arboleda que poco a poco fue quedando cubierta por un nivel de agua cada vez mayor. Habíais empezado con las rodillas libres, pero ahora, os disteis cuenta de que llegaba casi a la cintura. Por ese motivo, correr era cada vez más difícil.

-¡Deprisa, nos han detectado! -gritó Organa.

Al volveros, visteis como una extraña silueta quedaba dibujada en la superficie del agua, todavía bastantes metros más atrás de vosotros, pero inequívocamente peligrosa. Otras dos siluetas no tardaron en unirse a ella, por lo que estaba claro que ahora estabais siendo perseguidos por tres criaturas. Los radianos se volvieron siguiendo vuestras cabezas y al ver lo que se acercaba, empezaron a gimotear, acelerando la carrera y adelantando a Bill, Lily, Andrés, e incluso Organa.

Bill era ahora el último.

Aquella criatura parecía ser muy, muy rápida, y de repente os disteis cuenta de que llegar a tierra no iba a ser tan sencillo. No faltaba demasiado para alcanzar una orilla, que ya vislumbraba, pero... ¿llegaríais? También podíais subiros a algunos de los árboles y esperar a disponer de nuevo de la oportunidad para seguir corriendo y alcanzar tierra firme. 

Era el momento de decidir.

-¡La orilla está cerca! ¡Solo un último esfuerzo!

Tras atravesar la zona enfangada llegaron a una arboleda donde la profundidad se hacía cada vez mayor, haciendo que la pelirroja quedara con aquel fluido hasta la cintura.

- ¡Cubre mucho! - Se lamentó mirando hacia atrás cuando Organa declaró que les habían detectado - No, no, no por favor... - Dijo la joven camarera presa de un estado de nervios cada vez mayor, y más al comprobar como una silueta se aproximaba hasta donde estaban - Se acerca... No, no es uno... ¡Son tres!.... - Lily tragó saliva, tenía dos opciones, o correr de nuevo hacia la orilla para intentar alcanzarla o trepar al árbol.

La muchacha se percató de que no era rápida avanzando y Bill tampoco iba muy sobrado, lo ideal era subirse en alto para que esas criaturas del agua no pudieran alcanzarle. Así que se aferró a uno de los troncos y ascendió por él hasta el punto más alto que pudiese alcanzar.

- ¡Trepad a los árboles! ¡Nadan muy rápido! - Y desde las alturas la joven respiro relajada, al menos aún estaba viva, abrazando su árbol con la fuerza de una amante que no desea la pérdida de contacto.

Aquel exuberante mundo exterior podía parecer arrebatador y lleno de vida, pero se estaba demostrando ser un a trampa mortal detrás de otra.

Y como demostración de aquello, en un abrir y cerrar de ojos volvían a estar corriendo por sus vidas.

Bajo el agua, tres amenazadoras siluetas se dirigían raudas hacia el grupo, lo que motivó una desbandada generalizada de los radianos en dirección a la seguridad de la orilla.

Viéndose el último de la comitiva, Bill puso sus piernas a trabajar movido por la adrenalina, dando amplias zancadas que lograron sacarlo del agua con velocidad. Una vez fuera, se giró en dirección al agua, observando preocupado como Lily había optado por encaramarse a un arbol.

-¡Tenemos que ayudarla!-gritó buscando en la orilla cualquier cosa que pudiese ser útil para lanzar a las criaturas

Freak corrió y llegó a la seguridad de la orilla junto a sus hermanos radianos. Respiraba agitado. Definitivamente... detesto... el agua del exterior.

-Kaahhh.- ¡Tierra! Dijo alegre mientras se daba la vuelta hacia Lily. Pero la pelirroja no estaba allí, era Bill. ¿Donde? ¡¿Dónde está Lily?! El miedo de creer que su amada amiga había sido capturada por esa bestia le estremeció profundamente.

El botánico señaló hacía un manglar. Algo se movía. ¡LILY!

Tenía que ayudarla, ¿Pero como?

Casi instintivamente, salió disparado hacia tierra adentro, alejándose de la zona pantanosa del manglar y de Lily. ¿Freak la estaba abandonando? ¿Era eso posible? Es lo que parecía a simple vista para cualquiera, parecía que Freak era un cobarde despreocupado por la seguridad de su "gran" amiga.

Los perdió de vista.

Tengo que encontrarla... Tengo que encontrarla...

Lo que Freak quería hacer era encontrar una raíz parecida a la que tocó cuando sintió la "conexión" con el bosque y su fauna, tenía la esperanza de encontrar algún mono o similar en aquella zona del manglar con el que pudiera conectar. Si me esfuerzo lo suficiente, ¿Le podré pedir que chapotee el agua para atraer a las bestias y dejar vía libre a Lily? ¿Es eso siquiera posible? Tengo que intentarlo. Determinó Freak, quien a vista de todos pareció un mal amigo y un cobarde.