Partida Rol por web

- Se lo dire, señora Pearce. Gracias- dijo mientras tomaba asiento y observaba, con la acostumbrada vieja curiosidad, la peculiarísima relación entre Nicole y Maddy. Por supuesto, ni se le pasaba por la cabeza preguntar el motivo de esa aparente animadversión. Ni era su problema, ni les impedía a ambas tener una buena (o, al menos, aceptable) relación con él. 

Luego observó a la peculiar <<patrulla canina>> que había llegado. Era cierto que un buen perro era un animal muy interesante para llevarse por el yermo, pero no era en absoluto frecuente que coincidiera tan alto número de extranjeros, con tan alto número de animales cánidos con ellos.

Apuntó mentalmente sus nombres: Katya la ferroviaria con habilidades para hacer reparaciones (y la única sin perro); Kath (que llevaba perro y otro compañero también con perro cuyo nombre aun desconocía) y la tal Nyx. Parecían, todos, gente bragada. Y eso era bueno, sin duda. De otro modo no habrían sobrevivido en el yermo.

Y por otro lado estaban la señora Pearce, su hija Maddy, el viejo Clent y el llamado JJ que de tarde en tarde buscaba agenciarse algo de sobras gratis o hacer algún trueque por algo de chatarra.

Sí, no había duda que la cosa estaba entretenida esa mañana. En todo caso Kath le preguntaba a la tal Nyx lo que estaba haciendo por aquí. Y esa era una buena pregunta y Davo tenía interés por escuchar la respuesta.

Maddy se metió para la cocina para ver cuando salía el jodido café, no sabía que estaría haciendo su madre, pero así iban las cosas. Se escuchó algunos platos y algunas voces más altas que otras, pero finalmente Maddy salió con una taza humeante que fue a dejar donde estaba Nyx.

-Ah. Allí.- Dijo parpadeando y moviéndose al nuevo sitio donde Nyx parecía que iba a quedarse, dejando el café.- El café, ¿segura que no queréis unos bollos para acompañar?-Dijo mirando a los demás de la patrulla canina y a ella.

Se paró para mirar a JJ, pero no le dijo nada. ¡Joder que se encargase su madre por una vez!

Todo transcurría en su habitual normalidad alterada, la música de la radio ambientaba y las conversaciones cruzadas bullían entre unos y otros. Pero la normalidad fue ahuyentada, de repente la música de Castle Rock Radio fue interrumpida por la Frecuencia. El zumbido indescifrable de aquella señal de estática engulló los animados acordes de las Chordettes, y cuando Clent maldijo tratando de cambiar la emisora descubrió que en todas se escuchaba la Frecuencia.

—¿Pero qué cojones le pasa a este cacharro..? —gruñó el viejo dándole golpes a la carcasa del aparato. Tras unos segunos de incertidumbre, algo modificó la la estática de la Frecuencia, unos picos de sonido que jamás se habían escuchado antes. Incluso Nicole salió de la cocina alarmada, preguntando qué estaba pasando con la radio.

—¡Y yo que sé! Pregunta a tu hija, que es la que sabe.. o la chica ferroviaria.. —masculló molesto.

La ferroviaria estaba observando desde una distancia prudencial a los presentes. Quizás pecando de introvertida, tampoco quería avasallar a los demás más de la cuenta.

Entonces, al igual que los demás, se percató de lo ocurrido con la radio, lo que la hizo enarcar una ceja.

—No sé si será cosa del aparato. —dijo por lo bajo, más comentándolo para sí que otra cosa. Aunque resultaba audible ante quien prestara atención.

De todas maneras miró a Maddy como pidiéndole consentimiento para echar una ojeada. 

Negó con la cabeza ante la camarera.

- No, nada de bollos.

Iba a seguir hablando cuando sucedió lo de la radio y aunque al principio no pareció prestar demasiada atención llegó un momento en el que le hizo un gesto a Michael y a Nyx de que guardaran silencio, prestando mayor atención a las interferencias de la radio.

Tras un tiempo de estar atenta exclusivamente al sonido de la radio miró a sus compañeros.

- ¿Pero qué cojones? ¿Lo estáis oyendo? 

- Es... extraño sin duda. Pero yo no he escuchado nada reconocible- señaló Davo, repentinamente interesado, más que por las palabras, porque se adivinaba en ellas algo que había sorprendido especialmente a la tal Kath. Algo que parecía mucho más que la mera estática y esos extraños sonidos.- ¿Has escuchado alguna cosa?

Sonrió al oír lo de la cachorra, lo entendía. Después de saludar a Michael, Maddy le llevó el café, y entonces fue cuando tomó asiento junto a sus compañeros.

- Por ahora no, gracias. - Le indicó a Maddy con educación. Ahora lo cierto es que le entrarían bien unos bollos, pero no quería dejarse el dinero en ellos.

Al enseñarle el brazo Kath, levantó las cejas a la vez que levantaba la taza de café para dar un sorbo. Quién la viera podría decir que casi parecía una señorita. Casi. - Vengo por lo de siempre, vender unas cuantas baratijas, a ver si aquí lo valoran mejor que en Puertabismo. Ya sabes, puro negocio...

Iba a comentar algo acerca del brazo de su compañera, pero entonces la radio acaparó su atención como el resto de sus compañeros, mientras Kath los alertaba para guardar silencio. Frunció el ceño y se detuvo, prestando atención para tratar de captar algo.

Mientras se mantenía inmóvil, como si su posición ayudara a escuchar mejor, miró de reojo a Kath y se le quedó mirando fijamente, mientras estrechaba la mirada, percibiendo o creyendo percibir algo concreto.

Jay se levantó de la silla intrigado por lo que ocurría con la radio, atravesó la taberna sin mediar palabra con nadie, a paso raudo y sin importar que espacios estaba violando.

Tomó en sus manos aquel aparato que no conseguía la señal suficiente para recibir el mensaje completo, lo elevó con sus manos intentando mejorar la recepción, inclinando con premura y delicadeza aquel pobre dispositivo en necesidad de una respuesta completa.

A Maddy casi se le salen los ojos de sus orbitas cuando ve que JJ intercepta la radio, dejando la bandeja a un lado e ignorando todo comentario, o mirada, acude para quitarle la radio al hombre de las manos…hasta que parándose a escasos centrimetos de este, se da cuenta de que esta moviéndose para captar la señal.

-Se lo que dicen…¡Hay una voz!...-Se queda escuchando unos segundos.

-Espacio aéreo comprometido. Retírese. Es el último aviso, los derribaremos.- Parpadea atónita.- Guau, ¿es por el vertibird? ¡lo van a freir! ¿pero quien habla? ¡…Hay que averiguarlo…!

Poco después de que la Frecuencia empezara a emitir aquella inusual señal, el dia de Castle Rock Radio regresó con la música de fondo. Pero a ella se le unió una algarabía de gritos de asombro y gentes fuera de la cantina, allí los perros de las Cancerberas empezaron a ladrar excitados por algo que estaba sucediendo en el exterior.

—¡Mirad ahí arriba! —se llegó a escuchar de alguien de fuera —. ¿Qué está pasando? —añadió otra.

Casi de inmediato, el rugido de motor irrumpió en el ambiente exterior, también otro más preocupante: el zumbido que hace una ametralladora pesada al cargarse.

- Si, están diciendo algo...

Justamente antes de poder terminar la frase escuchó como la camarera decía exactamente o más bien, completaba, lo que ella misma había escuchado a través de las ondas y eso, eso le confirmaba que no estaba loca... 

La música regresó pero no solamente su sonido los acompañaba sino que en el exterior parecía escucharse multitud de gritos de asombro mientras los perros ladraban. Lo que provocó que la mujer del brazo mecánico se levantara rauda para dirigirse hacia la puerta a buscar a sus perros. 

Nada abrir la puerta escuchó aquel ruido, mirando al cielo buscando la fuente de aquel sonido porque si algo tenía claro es que lo primero que haría sería poner a cubierto a los perros y a su gente. 

La ferroviaria miró de reojo a Kath, aunque su atención viró rápidamente hacia Maddy cuando compartió el mensaje, interesada en aquel asunto de la frecuencia... pero en cualquier caso no hubo demasiado tiempo para indagar: tan pronto como aquel ruido surgió, se desvaneció para dar paso a otro de mucho más preocupante. Ver aquella maquinaria en funcionamiento le habría resultado emocionante si fuera una observadora ajena.

—¿Eso es lo que creo...? —inquirió por lo bajo, en tono cauto. Su curiosidad la empujó a tratar de discernir alguna cosa desde la ventana, pero su instinto de supervivencia la forzó a cubrirse usando paredes y muebles como cobertura.

-¡Mamaaaa ponte a cubiertooo!-Maddy imito el gesto de una de las mujeres del lugar, buscando poner paredes y muebles de por medio. La escena seria cómica de no ser porque el ruido de motor y el arma pesada eran bastante reales; Maddy se habia puesto una cacerola en la cabeza a modo de casco, la cual sujetaba del asa para que no la tapara la vista del todo.

Al llegar Maddy a su lado y ayudarle a completar el mensaje, Jay le observo fijamente con aquellos ojos fríos y robóticos que le caracterizaban, mostrando un semblante preocupado ante lo que significaba aquel mensaje.

Dejó la radio que aún sostenía en sus manos donde la había encontrado, se lanzó y arrastró a uno de los laterales de la puerta del local para intentar determinar lo que sucedía afuera, sin dejarse ver mucho fuera del local, por si alguien con una servoarmadura y una ametralladora le apuntaba directamente a la nariz.

Davo se acercó tan rápido como le fue posible a la cercana ventana, pero sin llegar a salir por la misma, limitándose a echar un vistazo y tratando de quedar protegido por la cobertura que recibía. Si, como era previsible, había peligro para la gente empezaría a gritar órdenes con la esperanza de coordinar lo mejor posible a todos los presentes para minimizar el número de muertos entre la gente de "su ciudad".

La Rompe huesos prestó atención a la frecuencia, aunque su mirada cambió cuando aquel vagabundo agarró el aparato y se puso a buscar como loco que la señal fuera mas clara. Maddy por su parte, tradujo lo que decían con excelente claridad, a Nyx le encajaba lo que decía.

Lo siguiente fue la irrupción de sonidos, y la mujer no se quedó quieta. Después de oír a los perros ladrar, y que Kath se levantara, la siguió, y mientras ella miraba hacia arriba, Nyx buscaba calmar a los perros y meterlos dentro, con o sin permiso de los dueños, para ellas era importante que todos estuvieran bajo protección.

Nyx no podía determinar lo que había fuera, prefirió esperar la respuesta de todos los implicados, mientras metía a los perros dentro del local. - ¡Vamos dentro! - Inquirió a Kath.

La alarma fue generalizada cuando el vertibird que sobrevolaba Vault City abrió fuego. Las armas pesadas de la aeronave militar se podían bastar para arrasar la mayor parte de la ciudad, pero los temores se volvieron confusión cuando las armas disparaban a algún objetivo desconocido más allá del oeste de la ciudad. Una lluvia de casquillos de alto calibre cayó sobre la ciudad, y el ensordecedor rugido de las armas y los motores opacaban la escena.

—¿Pero a qué cojones está disparando? —exclamó el viejo Clent que, ignorando su instinto de supervivencia, había salido a la puerta para ver qué narices ocurría. Claro que aquella era una pregunta legítima, probablemente todos se la estuvieran haciendo. Los perros estaban realmente asustados, a pesar de sus implantes cibernéticos, su instinto animal funcionaba mejor que el del exranger y sabían que la mejor opción era esconderse del vertibird.

Una miríada de balas trazadoras siguieron cayendo en algún punto al oeste de Vault City, pero no sería lo único inaudito que iba a suceder. A lo lejos se escuchó un silbido agudo seguido de una pequeña explosión,. Una voz femenina entre el gentío, de Brenda la Verde, una mercenaria forie local, se elevó por encima del resto, parecía tener una perspectiva mejor que la de los demás..

—¡La Zona Muerta! ¡Han disparado un misil desde la Zona Muerta! —una mezcla de excitación y miedo podía apreciarse en el tono de voz —. ¡Joder!

El vertibird dejó de disparar y trató de maniobrar, fácilmente pudisteis deducir que el proyectil le tenía como objetivo. El transporte volador intentó zafarse dejando caer varias contramedidas que cayeron en distintos puntos, pero no fue suficiente. Un tenso minuto después, cuando el vertibird estaba tratando de alejarse en dirección al noreste, el misil impactó en su cola provocando que empezara a dar trombos en el aire dejando una densa estela de humo negro. Lo perdisteis de vista, pero sin duda pudisteis escuchar el sonoro impacto a varios kilómetros de la ciudad.

Tras todo lo ocurrido y que un misil desconocido desde la fantástica Zona Muerta había derribado al Vertibird, Jay se pone en pie y sale corriendo, casi tropezando con el viejo Clent que se encontraba a su paso. El vagabundo errante emprende la carrera con la escopeta de combate en las manos, buscando llegar antes que cualquiera al lugar del siniestro para intentar obtener algún botín de aquel suculento cadáver.

Su objetivo es llegar, intentar apoderarse de lo que pueda encontrar en la aeronave y esperar a que pase el jaleo luego del saqueo, para intentar determinar quien había disparado esa arma tan poco común en estos días.

Su prioridad habían sido los perros, tanto él de ella como el de Michael y una vez los había resguardado en el interior del edificio, a salvo, prestó atención a lo que sucedía fuera creyendo que en breve serían acribillados por balas desde el aire pero no, aquello no sucedió así...

Las palabras que decían que un misil había sido disparado desde la zona muerta le llegaron entrecortadas y aún así sabía que aquello era extraño, muy extraño... Se asomó para intentar ver algo más y entonces fue cuando lo vio caer, en la lejanía y sus ojos buscaron los de Michael y los de Nyx.

- Deberíamos movernos, ya...

En ese preciso instante vio como un desquiciado salía corriendo como un perro carroñero tras lo que podrían ser los restos de una apetitosa recompensa pero parecía no haber pensado que no sería el único y que, además, seguramente se encontraría con los peligros del yermo... 

Comenzó a observar y calcular la dirección por la que podría haber caído, mirando de nuevo a Michael y a Nyx.

- ¿Vamos?

—Si tan solo pudiera examinarlo de cerca... —fue lo único que afloró de sus labios cuando vió al ventibird ser derribado. Quizás otros habrían pensado en buscar supervivientes o en los dilemas que podía suponer aquello para la región que habitaban, pero a fin de cuentas Katya no era de Vault City.

Torció el gesto al ver a Jay emprender la carrera: eso la llevó a despertar y caer en lo obvio, habría muchos más interesados en llegar a los escombros de los que podría manejar.

—¡Eh, espera! Te acompaño. —dijo uniéndose a la carrera sin dudar más de la cuenta, independientemente de su posible respuesta.