Partida Rol por web

Mut hace un intento de rastrear, pero no ve nada que le llame la atención. - Efectivamente, era niebla baja – respondió al mediano. Y se lleva la mano a la barbilla con aire pensativo – No, dio la impresión que la niebla se moviera y creo que si, pero bajaba con calma y el agua apenas hacía ruido.

El viejo musgo verde emplea a su compañero de fatigas como ayuda en el rastreo. Este de algún modo parece entenderle y se dirige a la orilla allí olfatea el suelo y luego sale como un tiro en dirección norte. Parece que lo habéis perdido de vista pero el animal se sube a una roca a unos ochenta metros de donde os encontráis y suelta un ladrido mientras agita la cola.

Angainor aceptó encargarse de los Uncas, pero estos solo parecían interesados en seguir con la mirada al perro pues aún recelaban de ese animal.

Axe también busca algo, pero cada vez hay menos luz y en estas condiciones es cada vez más complicado encontrar algo de interés, si es que lo hay.

La luz se desvanecía y no había logrado encontrar nada de utilidad, pero no era la primera vez que me pasaba así que seguí rastreando centrándome desde donde pudo haber venid la niebla. Si bajaba es que venía de la zona alta donde fluye el río, aunque si daba la impresión que no se movía es que bajaba lentamente y no había brisa. La brisa que generaba la corriente es la que lo arrastraba. 

- Puede que el fantasma venga del nacimiento del río, si la niebla bajaba en ese momento es que venía de arriba...pero es demasiado peligroso aventurarnos ahora con poca luz. Pero podría ser un buen punto de partida para mañana... - comento a mis compañeros cuando de repente el ladrido del amigo de Musgoverde. - Albricias...parece que Huesos ha encontrado algo...

Los sentidos de un cánido son mucho más agudos que los de un hobbit (salvo que haya comida de por medio). Por lo que habrá que seguir al perro y ver qué ha descubierto.

-Sí, eso parece. - Dijo Musgoverde con una sonrisa orgullosa. -Iré a ver, aunque tampoco deberíamos descuidar aquello. - Musgoverde señaló con un movimiento de cabeza hacia el este, a una construcción tierra adentro que se erigía a unos doscientos metros. 

El animista fue al encuentro de su fiel compañero canino, quien al verle acercarse se puso contento y corrió a su encuentro ladrando y agitando la cola, pegó un salto para agarrar el premio que Musgoverde le había lanzado al aire y corrió de vuelta al donde había realizado su descubrimiento. El anciano fue hasta él y le acarició el lomo antes de ver de qué se trataba. 

-Buen chico, bien hecho. Vamos a ver, ¿qué has encontrado? - Huesos señaló con el hocico su hallazgo y volvió a ladrar agitando la cola. 

-No conviene que nos separemos mucho en esta oscuridad creciente, y en terreno desconocido. Pero sin duda hemos de adelantar todo lo posible antes de que la noche nos alcance. Mientras Musgoverde averigua qué encontró Huesos, estaría bien echar un vistazo a esa construcción rara. 

Me llamó la atención cuando nuestro amigo la nombró, y me acerqué unos pasos hacia ella, intentando ver qué era o para qué sirvió antaño. Pero era mejor ir juntos a averiguar qué habría sido en otro tiempo.

Preparé mis armas sin perder de vista esa construcción, pues la costumbre y la supervivencia eran un instinto primario. Mis amigos iban hacia donde Huesos encontró algo, y mi curiosidad no se quedaba atrás. 

-¿Qué ha encontrado Huesos? Yo vigilo la contrucción esa, no me fío de lo que haya. Eso sí, creo que después debemos ir juntos a explorarla.

Vigilé también nuestro alrededor, buscando de nuevo cosas que pudiesen ayudarnos en nuestra investigación.

Son varios los miembros del grupo que se muestran cautos. Pero perseguir a un fantasma no es poca cosa o quizá estén influenciados por ello y por experiencias pasadas.

El que parece contento de entrar en acción es Huesos. Musgoverde y Mut siguien al perro. Angainor y Axe se quedan un poco más rezagados observando aquella construcción.

El perro agita alegremente la cola, su cuerpo señala en una dirección concreta. Al principio no entendéis, pero en una zona rodeada de grandes matorrales resulta haber una cueva ¿Será lo que indica el perro? Desde aquí y con la oscuridad es difícil precisar la profundidad, pueden ser un par de metros o quinientos. Y de ancha sería de unos dos metros de diámetro de media.

Son varios los miembros del grupo que se muestran cautos. Pero perseguir a un fantasma no es poca cosa o quizá estén influenciados por ello y por experiencias pasadas.

El que parece contento de entrar en acción es Huesos. Musgoverde y Mut siguien al perro. Angainor y Axe se quedan un poco más rezagados observando aquella construcción.

Mientras los otros dos compañeros avanzan en dirección al perro, os quedáis, junto con los uncas, a una distancia. Te da tiempo a fijarte en ella. Se trata de una casa, de construcción rectangular. Parece en buen estado. Parece haber luz en el interior por lo que debe de estar ocupada. Desde aquí los árboles no te dejan ver más.

Observo el interior de aquella cueva para precisar de qué tamaño puede ser sin adentrarme, que haya una cueva parcialmente escondida es interesante ya que puede que nuestro fantasma al final no sea tan incorpóreo.

- Tu amigo tiene buen olfato Musgoverde...creo que habríamos pasado por alto esta cueva aunque estuviéramos a solo unos metros...y más con esta luz del día que está menguando... - le comento a nuestro nuevo compañero de aventuras - No me aventuraría a entrar todavía, y menos sin saber cómo es de grande pero creo que miraré si hay huellas que salen o entran de la cueva...así sabremos al menos si se usa por algo que no sea un animal de la zona...

Reviso con cautela las zonas alrededor a la entrada de la cueva, incluso las ramas de los matorrales que la ocultan para ver si la usa algún animal o fue transitada por hombres.

-Sí, es un buen chico. -Respondió Musgoverde acariciando la cabeza de su compañero de fatigas. -Créeme que no es la primera vez que su buen olfato me saca de algún apuro, o que encuentra algún tesoro. -El perro sacudió la cabeza como si aquella última palabra tuviera un significado especial para él.

El animista se aproximó con cuidado a la cueva, indicándole a Huesos que se colocara a su lado por si había algún problema, o cualquier peligro inesperado. Procuró no pisar alrededor de la entrada de la cueva y dejó que el hobbit se encargara de echarle un ojo. Él por su cuenta intentó dilucidar desde aquella distancia su profundidad, aunque era difícil saberlo debido a la oscuridad. Cuando vio que el hobbit quería ver si había algún rastro miró a Huesos y le hizo un gesto para que le ayudara a rastrear sin necesidad de darle ninguna orden concreta, así era la afinidad que había entre ellos.

Me llama la atención el lugar, y creo que cuando regresen nuestros amigos con la información deberíamos ir a ver quién vive allí y si saben algo al respecto de lo que buscamos. Por supuesto, guardando nuestras espaldas.

-Angainor, parece que no estemos solos por la zona. No llamemos mucho la atención ahora, y creo que después deberíamos ir a ver quién podemos encontrar allí. 

Alguien que vive tan apartado quizás sabe más cosas de las que aparenta, o quizás no sabe nada -pensé.

Tranquilicé a los animales, acariciando a los uncas, y esperé el resultado de la búsqueda de HUesos.

El hobbit husmea en los alrededores de la cueva. Pero la oscuridad cada vez es mayor y no logra percibir nada de interés. Lo mismo se podía decir de Musgoverde. Parece ser que sin entrar en la cueva no vais a ver nada más y tal vez sea mejor dejarlo para otro momento, la decisión es vuestra.

El perro ladra en dirección a la cueva, pero no tarda mucho en perder el interés y poner sus patas delanteras sobre el cuerpo de Mut, con la lengua fuera y agitando el rabo parece que quiere entablar amistad con el mediano.

Inténtais mantener contacto visual con vuestros compañeros aunque la noche ya está encima. Un ladrido es el único sonido que os llega desde los demás, y veis al perro corretear, más con ganas de jugar que de otra cosa.

Los uncas se agazapan uno al lado del otro, casi como preparándose para dormir – Si, no tengo buenos recuerdos de esos espíritus. No me gustaría llamar la atención de ninguno. A ver si vuelven ya y decidimos que hacer a continuación – Su mano juguetea con la empuñadura de su arma.

-No soy amigo de enfrentarme a posibles problemas desconocidos en la oscuridad de la noche, y menos en una cueva estrecha donde podríamos ser presa fácil de cualquier peligro. -Dijo el animista. - Tal vez deberíamos volver con nuestros compañeros y explorar la cueva en la mañana, con una buena luz. -Sugirió. Musgoverde no tenía miedo a adentrarse en aquella cueva, y lo haría si Mut así lo prefería, pero no era un experto en las artes del combate, y menos en una cueva oscura y estrecha.

Huesos se subió sobre el mediano con sus grandes patas colocadas en el pecho del hobbit y meneando el rabo animado, el can aprovecho la mínima distracción de Mut para darle un lengüetazo en la cara que le dejó el rostro completamente húmedo. Musgoverde le señaló con el dedo y soltó una carcajada.

-Parece que le caes bien. - Le dijo animado.

- Es el toque hobbit para los animales - digo sonriendo. Echo un vistazo al interior de la cueva antes de irnos a descansar y luego digo - Coincido contigo en lo de entrar de noche, es mejor hacerlo a la luz del día. Además los ojos de Angainor nos vendrán bien, el ve mejor que nosotros en la oscuridad.

Dicho esto  le digo de regresar. Además así podré descansar en una cama tras tantos días en el camino y podré recuperarme de las pintas tomadas.

- Volvamos con el resto y les comentamos lo que hemos encontrado. Así de camino a la posada podemos hablar y preparar el día de mañana.

Comienzo a caminar hacia el resto, cuando esté a su altura ya les contaré lo que Huesos ha descubierto, aunque lo mejor es que su orgulloso dueño sea el que les cuente el descubrimiento.

No nos queda mucho más que hacer que esperar a que regresen nuestros amigos con su hallazgo.

-A mí el tratar con espíritus no me trae tampoco buenos recuerdos, amigo. El más allá es una puerta difícil de traspasar desde ambos lados... Nadie vivo desea morir, y me figuro que pocos muertos desearían regresar. Los que lo hacen, posiblemente hayan dejado cuentas pendientes o alguna cosa que aquí les atraiga. En mi poblado había quien decía que sabía invocarlos, pero yo no quise intentar tal cosa. Respeto me merecen, y mi ayuda si la necesitan, pero no los llamaré por gusto.

La superstición formaba parte de mi cultura, aunque yo confiase siempre más en mi martillo de guerra. Ése era mi mejor amuleto contra los enemigos.

-Espero que regresen pronto, me escama que tarden y no tengamos noticias - comenté a Angainor, intentando otear de nuevo aquella construcción extraña.

Finalmente la balanza parece caer del lado de que es demasiado arriesgado inspeccionar la cueva de noche. Volvéis con Angainor y Axe que parecen estar mirando tierra adentro en una dirección concreta.

Os encontráis reunidos de nuevo para poner los descubrimientos en común y para decidir que hacer, ya casi en noche cerrada. Huesos se acerca a jugar con Viento, uno de los Uncas, este emite un gorgoteo amenazante desde el interior de la garganta y el perro se aparta corriendo.

Conversáis sobre los espíritus haciendo un poco de tiempo. Pero no es mucho, pues casi de inmediato vuestros dos compañeros y el perro regresan, caminando y con tranquilidad. Los Uncas giran la cabeza en su dirección.

Os encontráis reunidos de nuevo para poner los descubrimientos en común y para decidir que hacer, ya casi en noche cerrada. Huesos se acerca a jugar con Viento, uno de los Uncas, este emite un gorgoteo amenazante desde el interior de la garganta y el perro se aparta corriendo.

Nos acercamos al resto y digo a mis compañeros:

- Huesos ha descubierto algo, tiene un olfato muy agudo - digo mientras observo como Viento lo amedrenta, decido decirle cariñosamente al joven Unca - Viento, pórtate bien con Huesos...

Luego retomo el descubrimiento pero haciéndome el misterioso para darle algo de emoción y que Musgoverde pueda comentar el descubrimiento de su fiel amigo.

- Pero es mejor que mañana con suficiente luz y preparados investiguemos esa pista, ahora de noche es peligroso. ¿Vosotros habéis descubierto algo interesante por aquí?

-Sí, ha descubierto una cueva. -confirmó el animista, quien dirigió una sonrisa al hobbit. Había tratado con muy pocos de los de su pueblo, pero sin duda Mut le estaba cayendo extraordinariamente bien. Tal vez se debía al hecho de que había sido simpático con Huesos y que al propio perro le había caído bien Mut. Solía ocurrir que cuando a Musgoverde no le gustaba alguien a Huesos tampoco, y del mismo modo, cuando Huesos desconfiaba de alguien, el viejo hacía lo propio. Pero en este caso, el hobbit parecía tener buen corazón, e incluso defendió al can del unca. 

-Pero está demasiado oscuro para inspeccionarla ahora, como dice Mut lo mejor será esperar a la luz del nuevo día. - Después Musgoverde quedó a la espera de que los demás dieran respuesta a la pregunta del hobbit. 

-Buen hallazgo, sin duda -dije, acariciando a Huesos.

-Yo no quise separarme mucho de vosotros para ir a averiguar qué era esa construcción de allí, por si había problemas y nos sorprendían estando separados. Hice lo que pude desde cierta distancia, y ví que se trata de una casa, de construcción rectangular, y parece en buen estado. Me pareció que había luz en el interior, por lo que debe de estar ocupada. Los árboles no me dejaron ver más. Aguardamos vuestra vuelta desde entonces. Así que por lo visto, ya tenemos varias cosas para investigar.