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El Valle de la desolación

Una gran luz, que puede verse desde cualquier punto de Umbría, inunda la zona.

En este valle fue donde, tiempo atrás, tuvo lugar una batalla, entre el Bien y el Mal Supremo, una que pocos recuerdan y de la que apenas se sabe nada. Sin embargo, desde entonces se considera que este lugar esconde un gran poder mágico... y muchos peligros.

Dicen que aquel que logre sobrevivir a este hostil entorno podrá conseguir grandes recompensas. Recompensas que podrían ser muy útiles en la batalla que se avecina. No obstante, es un lugar inestable cargado de magia y que, según las leyendas, solo puede albergar cinco almas al mismo tiempo.

Un lugar peligroso pero que puede resultar de gran importancia...

-Número máximo de ocupantes: 5
-Seguridad: ¿?
-Recursos A: ¿?
-Recursos B: ¿?

Seis figuras llegan al Valle...

El Valle de la desolación, un lugar extraño donde ronda la muerte y a la vez la vida. Donde cientos de almas yacen errantes y otras tantas vienen en busca de aquello que los guía hacia la victoria.

Nada más poner un pie en el Valle siento que las cosas no van bien. Todo el lugar representa peligro y hostilidad, demasiadas vidas apagadas en un mismo páramo. Pero no estoy solo, veo otras cinco figuras, algunas conocidas, otras de completos desconocidos. Como algo pues la tensión me abre el apetito y me dispongo a actuar.

Pero no pierdo el tiempo, he visto mi presa y voy directo hacia ella mientras digo unas palabras de poder y desenvaino mi espada de fuego.

Braka, me alegro y me apeno de verte, compañero. Fladnag, el elegido de la Tierra, me lo ha contado todo. Me ha revelado como esa piedra te cambió nada más tocarla, como revertió tu esencia pura en oscuridad. Debo salvarte y salvar al reino, hermano. Tu muerte será tu salvación y yo el elegido para darte paz -grito lanzando un espadazo a Braka.

Llego al Valle y no sólo la desolación, si no el propio desconcierto me invaden a simple vista.

Pero entonces alguien se abalanza sobre Braka y rápidamente me intento interponer en el golpe, sin dudar siquiera, aunque sin la velocidad necesaria para hacerlo del todo, pero tampoco desenvainando mis armas.

¡Detente!

Le impero. Mis ojos se achican y afilan observando, sólo pudiendo esperar a que haga caso de mi petición... escucho unos susurros lejanos, pero por ahora los acallo.

Con un grácil movimiento acelero en el último momento mientras los dos estiletes brillan en mi mano, cruzándose para detener el ataque contra el orco.

Jamás habría pensado que esto sería necesario... Pero hay que derrotar al Mal.

Digo, con mis ojos clavados en Abaliv.

Fladnag está muerto. Braka ha demostrado su inocencia, hasta hace dos días aún era, y es, que yo sepa, quien se comunica con los muertos. Además, hace unas horas ha pasado el juicio de los Enanos, quien expulsó a Mano Larga y su compañera. Si buscas un siervo del Mal, ahí tienes tu objetivo.

Mis ojos brillan llenos de decisión y con una intensidad que podría llegar a herir. Mis orejas se mueven atentas a cualquier otro movimiento.

Recién llega Braka acompañado de la elfa de oscura tez y el orco más grande que él mismo, se encuentra con que Abaliv le ataca con solo unas confusas frases como aviso. En el corto instante en que el enemigo se abalanza hacia él toma una decisión: utilizar por vez primera el arte de batalla de los Hechiceros Enanos, aprendido de ellos recientemente. Braka suelta un poderoso alarido de furia y sus músculos se tensan por encima de lo posible, su piel se oscurece ligeramente y se cuartea, asimilándose a la roca, y sus ojos relucen con un brillante fulgor blanquecino...hermoso y aterrador a la vez.

Preparado para intentar evitar el ataque Braka se sorprende más que nunca en toda su vida al ver como la oscura elfa se interpone exitosamente ante el ataque del corrupto. Durante un largo segundo los músculos de Braka se destensan ligeramente, mientras éste intenta comprender cómo una elfa ha podido hacer algo así por un orco...se quedó sin palabras. Y tras ese instante de confusión retomó su postura de batalla y solo pudo decir: -Muchas gracias. -antes de dirigirse hacia Abaliv con paso imponente y agresivo. -Abaliv, paladín renegado, siervo del Mal Supremo, ¡No seas cobarde! ¡Enfréntame con la verdad! Alguien como tú fue quien aniquiló todo mi clan solo porque, valiente, dije no. Alguien como tú...¡TÚ LO HARÍAS SI TU AMO TE LO ORDENASE! -un último grito de ira, rencor y sed de venganza lanzó Braka hacia el aire a la vez que lanzaba un golpe tan potente que podría partirse a sí mismo por la mitad...otra cosa es acertar, claro.

Veo la reacción de Braka y entonces lo entiendo todo: sólo pretenden confundirnos. Es la hora de la acción y con desdén miro a Milyia.

Eres una deshonra para tu raza. Elfos de luz, títeres de la sombras. Buaj, me das arcadas.

Miro entonces a Mano Larga.

No eres capaz de decidir entre la vida y la muerte. No estás vivo. Y ni siquiera lo sabes. Adiós.

Veo para terminar el gran ataque de mi compañero, aunque a mis ojos no es muy preciso, como consiga impactar en su objetivo de seguro podría partirlo por la mitad, realmente es asombroso de lo que es capaz una raza tan... distinta a la mía.

¿Necesitas ayuda, compañero?

Pregunto, sin sorna alguna, pues para muchos guerreros el honor y el orgullo era un tipo de combate que preferían llevar en solitario, sin embargo, el cementerio está lleno de héroes.

Fladnag no está muerto, lo he visto antes de venir aquí. Y si, se que Mano Larga es uno de los malvados, también me lo reveló el elegido de la Tierra -respondo a la bella elfa cuando esta para mi golpe -no busco a un siervo del mal, busco destruirlos a todos y que vuelva a reinar la paz en nuestra tierra.

Ante la reacción de Braka me preparo para esquivar su ataque haciendo uso de mi agilidad mientras escucho sus acusaciones -Estoy harto de acusaciones infundadas Braka, llevo luchando por el bien todo este tiempo. He muerto recientemente luchando por el bien a manos de un siervo del mal, mi antiguo hermano y ahora traidor Adaeric Evert. Por suerte Fladnag vió algo en mí y me trajo de vuelta rápidamente. Y, hablando de tu clan, yo los he vengado, la hechicera a muerto bajo el peso de mi hoja. Podrás morir sabiendo que tus compañeros descansan en paz y tu pronto recuperarás la paz que te fue arrebatada cuando cambiaste de bando.

Salto a un lado y esquivo el golpe que levanta tierra y fractura el suelo con su gran fuerza. Cabeceo ante mi antiguo compañero y me preparo para continuar el combate -Te avisé de que la perla contenía el mal, de que no la cogieras. No pude salvarte aquella vez pero ahora te libraré del mal.

Mientras combatía al enemigo Braka escuchó la pregunta de la elfa. Ahora mismo esa pregunta es un poco inadecuada...Pero espera, ¿querrá proteger mi orgullo? ¿Es eso? No, no lo creo, una elfa nunca tendría ese reparo con un orco. -¡Elfa, debemos acabar con Abaliv, Mano Larga y Milyia, somos tres contra tres! ¡Sin embargo de no ser por ti me habría acertado! Debemos acabar con ellos...¡Actúa de la forma que creas más eficaz, pero actúa! -el orco debía alzar la voz para que, durante el combate, le oyese bien. -Y dicho sea de paso ahora lo entiendo...¡Los siervos del Mal Supremo al morir no vais al Reino de los Muertos, por eso no he visto a ninguno de vosotros tres ni a ese falso elegido, Fladnag, allí! ¡Ni Adaeric, otro siervo del Mal, tu corrupto hermano Abaliv, tampoco!

La batalla comienza rápidamente en el Valle de la Desolación. Abaliv arremete contra Braka pero con una increíble muestra de destreza, Raenhmi detiene su golpe. Braka, enfurecido, y como abalado por algún tipo de poder mágico parece volverse mas fuerte, mas resistente y mas ágil, y ataca a Abaliv sin dudarlo, pero este logra esquivar su ataque.

Pero la elfa oscura aún tiene mas cartas que mostrar, pues de uno de sus bolsillos saca una poción que lanza contra Mano Larga, al cual pilla totalmente desprevenido. Pero cuando la poción está a punto de impactar sobre el, Milyia se interpone, estallando esta contra su cuerpo. La elfa se desploma en el acto contra el suelo, muerta.

El Mal prevalecerá... - dijo antes de morir.

Y ahora... Mano Larga se ha quedado sin protección. Lo que yo decía... Esta elfa es una deshonra para la raza.

Prácticamente escupo. Entonces miro fiera a Abaliv y a Braka.

Ahora... Dejad de pelearos entre vosotros, concededme el beneficio de la duda... Y matad al único que todos sabemos a ciencia cierta que es malvado. ¡Destruid a Mano Larga!

Salto hacia atrás y aguardo las reacciones de ambos guerreros.

Está muerto, ya no tiene protectora. Éste es el momento. Luego arreglaremos las diferencias. Por cualquier lazo que os hubiese unido en el pasado.

Los estiletes brillan en mi mano, aguardando el momento de intervenir.

-¡Raenhmi no te dejes embaucar! ¡Él llevó la voz cantante en las investigaciones el primer día que empezaron los problemas! ¡Y no es porque quiera defender la Paz, sino para aparentarlo! ¡El hecho es que su punto fuerte es el uso de la palabra! Pia afirmó que Adaeric es un hombre de honor porque lo aparentó a la perfección, yo habría jurado que Mano Larga no es un Siervo del Mal porque lo aparentó a la perfección...¿casualidad que el juicio de los enanos me dejara libre a mí y a ellos dos no? ¿Y porqué no los vi en el Reino de los Muertos pero sí aquí, junto a Abaliv? Pispantorín ha afirmado con convicción sobre la identidad de siervos del Mal dos veces, y no se ha equivocado en esas dos veces. y él dice que Abaliv es siervo del Mal. Además tú no estuviste ese día, elfa. Rendam fue atacado por la noche pero no murió, y al amanecer se abalanzó contra Abaliv creyendo que él fue el culpable. Y otros se mostraron de acuerdo con Rendam, expulsando a este asesino de nuestra presencia. ¿Casualidad? Y hay una cosa más...Abaliv, ¿me atacas a riesgo de matarme porque cogí una piedra maldita, nada más? Un poco extraño...no? Solo hay dos opciones: o te guías por las palabras de ese Fladnag, siervo del Mal seguro pues hemos sido testigos del despertar del elegido de la tierra, o tú mismo eres un siervo del Mal. Y en ambos casos sigues las indicaciones del Mal. Elfa, sé racional.

-¿Que? No Braka amigo, yo no llegue a morir...-Mis palabras fueron engullidas por las acciones de la elfa de tez oscura.

Todo esto me pillo desprevenido. De que me sirvió librarme de la quema si luego el destino vuelve a interponerse entre mis compañeros. Y no solo eso, sino que ahora la única que había estado a mi lado, sin plantearse lo que podía o no ser estaba muerta, delante de mi.

-¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!! ¡ZORRA DE OREJAS PICUDAS! ¡Yo no he echo nada! Nunca lo he hecho, mis manos no están machadas de sangre, he estado luchando contra este deseo hasta este mismo momento y él lo ha comprendido mejor que vosotros.-Señale sin dudarlo a Abaliv -Pero tu sin dar opciones decides que ella no merece vivir. PUES ahora soy yo quien piensa que tu no mereces morir!!-Mi cuerpo se tenso y desenfunde mi espada, el ultimo obsequio. Y lance mi mejor ataque contra ella.

Uso las espadas de gran calidad para atacar.
Y me defiendo con ellas. asi que mi bono a la esquiva es de +6.
Dejo la tirada de iniciativa:13.

No se que daño de daño hace la espada asi que simplemente digo: +2daño.

Y tengo armadura de cuero:+1 y +1 de RESISTENCIA.

Y en ningún momento nadie ha presentado prueba alguna contra mi, Braka, lo sabes bien y por eso no lo dices. El propio Rendam no sabía si yo era el culpable y por ello, unida a su patética habilidad, sigo con vida -respondo a las acusaciones de Braka -Te ataco porque Fladnag, el hombre me revivió, me contó cosas que podrían ayudar al Bien. Me contó como esa piedra comenzó a hablarte nada más cogerla, como comenzó a corromper tu cabeza. Me contó que Mano Larga y Adaeric eran malvados, aunque esto último ya lo sabía. Y me dijo que hay siervos de la oscuridad cuyas intenciones son difíciles de detectar y que incluso podrían pasar el juicio de los enanos. Ela, esa zorra os ha engañado a todos, aunque tu ya lo debes saber.

Por último miro al asesino, Mano Larga, mientras ataca a la elfa y me usa como apoyo -No sueltes más mentiras con tu lengua viperina. Yo defendí el castillo del Rey Cail de las hordas no muertas de la hechicera, Varania, razón por la que el soberano me recompensó con esta espada de fuego. Luego me encontré a Adaeric, más tarde a Talashia y el resto, luego morí a manos de mi antiguo hermano y Fladnag me revivió en las ruinas de la Ciudad de la Tierra, revelándome la verdad. De allí vengo, completamente solo y con intenciones muy claras.