Partida Rol por web

Me encojo de hombros, no tengo nada más que hacer y las palabras del goblin no han hecho más que afirmar mis temores. Voy con vosotros, toda la información que podamos tener es buena, aquí dentro solo perdemos el tiempo. Además, me estoy quedando sin monedas para más cervezas. Si nadie quiere las flechas me las quedo yo, quizá alguien las necesite más adelante.

Gracias por su ayuda, maese Abaliv. - Digo haciendo una pequeña reverencia, ante él. - ¿Te parece bien llevar tú la voz cantante en la investigación? Los humanos tienen tendencia a hablar con más facilidad con un humano que conmigo. Y si queréis las flechas, no tengo ningún problema en dártelas.

Me parece estupendo, compañero, es mejor dos que uno a la hora de buscar información. Y hazme un favor, cuando esté hablando con gente procura que Rufus no hable o, al menos, no picoteé a nadie mientras lo insulta. Y gracias por las flechas, me vendrán bien -respondí a mi nuevo compañeros de aventuras mientras salíamos a explorar y buscar información guardándome las flechas en la túnica.

Ha anochecido antes de lo que esperaba... -pensó el orco para sí mismo, antes de lanzar su potente voz de nuevo al aire: -Yo también voy. Al parecer, compañero, hemos venido por motivos similares. -le dijo al goblin. -Yo también he sufrido recientemente una gran pérdida, y también busco venganza. -el orco intentaba que su tono no se viera alterado por el duro significado de sus palabras, y apretaba el puño para liberar así su ira y su presente impotencia. -Te comprendo más de lo que desearía...Pispas, así que también te acompañaré. Y podremos poner detalles en común por si descubrimos alguna semejanza entre ambos ataques. Pero antes de irnos... -el orco volvió a relajar sus músculos intentando recobrar la tranquilidad y, dificilmente, la sonrisa. -...no hemos preguntado aún en esta taberna. -entonces Braka se giró hacia el tabernero y preguntó: -¿Podrías indicarme el paradero del curandero más sabio conocido de la zona? ¿Y qué sabes de la creciente oleada de ataques devastadores y furtivos?

Me giro hacia el enorme orco y asiento con la cabeza.

Toda compañía es bien recibida. - Digo con firmeza, aunque mi voz aguda me haga perder algo de énfasis. - Aún así creo que sería mejor si las preguntas las hiciera Abaliv, aquí presente, ya que al fin y al cabo, los humanos se suelen mostrar más reacios a colaborar con los que no son de su raza.

A ti lo que te pasa es que, a pesar de venir de un grupo de comerciantes, no sabes hablar, verdoso. - Murmura Rufus, lo bastante alto como para que todo el mundo lo oiga.

Finalmente, Abaliv, Pispantorín, Rufus y Braka recorren la ciudad en busca de información, siendo el primero el que lleva la voz cantante, demostrando tener gran dominio de las palabras.

La información que lográis reunir es bastante peliaguda. Cada día que pasa aumentan mas los ataques de bandidos. Sin embargo, se han podido observar dos tipos de comportamientos diferenciados.

Por un lado están los grupos de bandidos que matan y saquean, nada que os pille de sorpresa. Sin embargo, han comenzado a surgir grupos de bandidos bien distintos, que tan solo matan y nunca se llevan nada de valor. Los rumores dicen que lo único que les interesa es la sangre de sus victimas. También se comenta que suelen ir acompañados de unas siniestras sombras...

Abaliv, Braka, Pispantorín y Rufus abandonan la taberna en busca de información, regresando al cabo de unas horas...

El tabernero respondió a las preguntas de Braka, encantado. Se notaba que le gustaba conversar con los viajeros:

¿El mas conocido de la zona? Pues, sin duda, la mejor es Baesa, pero ahora mismo no está. Juraría que había ido a la Nación de los Magos... En todo caso, en el Templo del Agua deberías encontrar a alguno, aunque no tan bueno como ella, claro...

Respecto a los ataques, son muy extraños, es como si los bandidos no buscasen ningún fin con ellos, tan solo sembrar la muerte. Es muy extraño.

Entro en la taberna con el pato debajo del brazo, sujetándolo mientras se debate para soltarse:

¡Suéltame, verdoso de mierda! - Intenta picotearme de nuevo. - Se va a enterar ese niñato de mierda de lo que le puede costar el intentar asarme a mi, lo voy a mandar a casa a que le llore a su mama...

¡Una pinta de trigo! - Grito con mi habitual voz aguda nada más entrar en la taberna. - Necesito algo que lo mantenga ocupado para que no salga a picotear a un cachorro que se lo quería llevar para asarlo.

Finalmente llegamos a la barra y mientras le meto literalmente el pico en la jarra para que se calle un poco y esté algo más entretenido, me giro hacia los dos parroquianos que no nos acompañaron.

Lady Mirr. - Digo con una reverencia. - Maese Weispell. - Saludo con una inclinación de cabeza. - Nuestra ronda de preguntas por las tabernas ha sido satisfactoria, o al menos aclaratoria. ¿Que os ha parecido a vosotros? - Les pregunto a Abaliv y a Braka Bagim girándome hacia ellos. - ¿Se han resuelto vuestras dudas?

No mucho... -respondió el orco insatisfecho. -Pispas, creo que ahora sería buena hora de poner nuestras amargas experiencias en común. Ven, sentémonos. Y no rechazo la compañía del resto. -el orco invitó al goblin a sentarse a charlar, prefiriendo sentarse en una mesa pero sin problemas por quedarse en la barra. -Bueno...seré conciso. -la faz se le amargó claramente, perdió la poca sonrisa que mantenía y sus ojos se entristecieron. Resulta chocante ver a un coloso de su tamaño y con su volumen muscular entristecido y apagado de esa manera. -Yo era líder de un poderoso clan orco, depende de lo lejos que vengas mi nombre te haya recordado ya mi fama o quizá no. No hace mucho una extraña mujer se presentó en mis aposentos invitándome a unirme a las filas del Señor del Mal, el Mal Supremo. Al parecer va a volver y busca comandantes para su legión. Al negarme la mujer, que resultó ser una bruja, erradicó mi clan... -el orco no pudo evitar bajar la mirada mientras agarraba su colgante. -Desde entonces busco venganza, como tú. Pero hay algo que yo busco además de venganza, una remota posibilidad que quizá no se te haya pasado por la cabeza... -dejó un instante de silencio en el que recuperaba la compostura y el humor y añadió con fuerzas renovadas: -Resucitar a los caídos. Sé que es algo extremadamente difícil, siquiera sé si es posible, pero el intento bien merece la pena. Por eso he venido a esta ciudad, por eso busco al curandero más sabio de la zona. Tenemos un nombre: Baesa, y dos direcciones: El Templo del Agua y la Nación de los Magos. Podemos buscar venganza a la par que un modo de recuperar a nuestros caídos. Y bien, ¿qué me dices? -y mirando al resto de aventureros con los que se había encontrado añadió: -¿Qué me decís? En vuestro caso entendería que tal empresa os resultase una pérdida de tiempo, pudiendo dedicar todo vuestro tiempo a la búsqueda principal...pero quizá os interese dar con un poderoso curandero, quién sabe. -y tras decir tanto calló con paciencia a que los que quisieran responder lo hicieran.

Me giro hacia Pispas y Braka, mis dos nuevos compañeros, los únicos que realmente parecen moverse para buscar respuestas y soluciones -Nuestras preguntas han despejado mis dudas y las palabras de Braka han terminado de afirmar lo que ya creía. Siento tu pérdida, compañero, pero ahora debemos ser fuertes. Yo he estado un tiempo siguiendo unos rumores de un extraño hechicero que está reclutando gente para el ejército del Mal Supremo y temo que tu has sido una víctima más de ese brujo o de uno de sus vasallos. Debemos librar a los hombres de ese mal, a otras posibles víctimas, tenemos que encontrar a esa bruja si es la líder y matarla o, a través de ella, encontrar a su líder. Y matarlos a ambos. Tal vez en la Nación de los Magos conozcan algo más de esa bruja, yo opino que debemos ir hacia allí.

Dos personas mas aparecen en la taberna...