Partida Rol por web

La villa en la que se hospeda Marco Celio Tauro y su pequeña guarnición de veinte hombres, es una gran mansión de estilo milduriano cuyo edificio principal, es de planta cuadrada flanqueada por torres en cada esquina y se dispone en torno a un patio central con fuente al que se abren las distintas dependencias.

Según habéis podido descubrir, es la sede de la Orden de Rohir en la Tierra de los Valles, un templo a Ieneïe en el que se adora, sobre todo, su aspecto protector, encarnado en Rohir, el hermano mayor.

Los templos de Ieneïe, y este es un gran ejemplo de ello, son lugares cálidos donde se puede comer, beber y dormir (aunque por orden de Marco este ha permanecido cerrado en su mayor parte desde vuestra llegada). Están adornados con conchas, coral, mosaicos con motivos fluviales y marinos, tienen baños, salas de cura y acostumbran a ser construcciones defensivas y mantener pequeñas guarniciones en ellos. La villa alberga un total de 35 habitaciones, a la mitad de las cuales vosotros tenéis un acceso restringido.

Siempre hay 10 soldados preparados para cualquier contingencia, 4 de los cuales os acompañan a cada uno por la villa. El resto visten prendas de color azul, con ornamentos o estampados del mar, los ríos o con caballos, nubes o rayos, símbolos de Rohir. Todos llevan una concha, con la que cada mañana hacen una libación en la fuente antes de hacer sus rezos.

A lo largo de los días apenas coincidis con Edwind, podéis haceros una idea general de la distribución de la mansión y observar varios objetos de plata y otros ornamentales que quizás puedan ser mágicos, también ubicáis la armería de los Rohir, dónde han quedado almacenadas las armas que no podéis llevar al cinto.

Torrente sigue sin hablar, pero parece acostumbrarse y disfrutar, a su manera, con vuestra presencia. Viviendo con ella podéis observar como extraños sucesos suelen ocurrirle. Objetos que se levantan del suelo ante su presencia, animales que cuando ella señala o observa se le acercan, brisas que se levantan cuando se enfada o un trueno en la lejanía… Con quien más buenas migas ha hecho has sido con Bave, el cerdo de Edwind que en una semana a crecido considerablemente y ya puede montar.

Una de las mañanas en las que Marco acude a la fuente para realizar sus rezos, Arc se le acerca y le pide que le enseñe las habilidades de los Rohir, luchar, montar y que le cuente más de su cultura.

Marco se mantiene en silencio, observando al sol subir por el horizonte y bañar de luz las tejas de la villa, inspira profundamente y sonríe:

Las habilidades de los Rohir no es algo que se enseñe a aquellos que no profesan su fe, las habilidades son la espada y la mano que la guía son nuestros principios. Rohir – dice mientras señala un mosaico del pozo en que es representado surgiendo de las olas de un mar embravecido a lomos de un corcel - es protector con los indefensos y vengativo con los opresores, es el señor de los caballos y las tormentas. Es el hermano mayor de Epona madre de los caballos. Es adorado por los oprimidos y por aquellos que no tienen y quieren una familia. Su culto predomina en las llanuras de Mildur y la Tierra de los Valles. Sus acólitos antes formaban parte de las unidades de elite de Imperio antes de la caída de la estirpe de Larnathorn y ahora somos una Orden de caballeros al servicio de la República de Mildur que defiende sus enseñanzas y se ocupa de mantener su fe y cumplir su credo. El gladio es nuestra arma representativa y su magia nos guía en el camino que seguimos – Dice mientras desenvaina el suyo, con un pomo formado por dos cabezas de caballo enfrentadas – y se no es entregada el día de nuestro nombramiento. Si quieres aprender sus habilidades, su arma, deberás ser la mano y defender sus valores. ¿Quieres entrar a formar parte del culto de Rohin, joven Arc?

Edwind se levanta un mediodía, se ha dejado la ventana abierta y como ya le había ocurrido con anterioridad los rayos de sol le interrumpen el sueño. Se levanta, se viste y se mira al espejo, ya no se sorprende al ver que su cabello tiene un tono blanco. Vaya, parece que haya visto un fantasma. Se acicala un poco y mira por la ventana, abajo ve a Bave correteando junto a Torrente. Esos dos se llevan muy bien... Edwind baja al patio y al pasar el umbral emite un bostezo con tal de que todos los ahí presentes perciban su presencia. Al entrar en la zona ve como Torrente se esconde en unos de los arbustos y él finge que no la ha visto. Buenos días Bave -el cerdo se pone a andar a su lado- no habrás visto por casualidad a esa niña escurridiza, ¿verdad? Edwind se gira hacia los arbustos los aparta con una mano y ve a torrente agachada tapándose la cara. Vaya vaya, Bave... ataca! De pronto el cerdo se lanza encima de la niña y mientras forcejean le empieza a lamer la cara. Jajajaja! Buen chico Bave, puedes descansar. Dice Edwind mientras se agacha para estar a la altura de Torrente. Sabes, le caes bien a Bave y es un animal fuerte e inteligente pero desgraciadamente yo ya no puedo cuidar de él, que me dices si te lo dejo al cargo? -Edwind mira al cerdo y éste se pone a dar brincos mientras gruñe a modo de felicidad- Me parece que a él le parece bien. Después de esto Edwind se retira a sus aposentos para seguir... durmiendo.

Pasas los días analizando la villa, midiendo las rutinas de guardia, las zonas desprotegidas, conociendo a los guardias intentando descubrir que hay en las habitaciones en las que no podéis entrar y probando varias tretas para saber como desprenderte de los guardias si es necesaria y cuando tiempo tardaran a encontrarte una vez lo hagas...

En una de tus pruebas en la que has fingido ir al baño y has aprovechado las columnas del patio para fintar al guardia y esconderte, escuchas revuelo en la entrada de la villa que lleva hasta el patio y disimuladamente te diriges hacia allí, pasando a través de dos guardias que le cierran el paso, como si tal cosa, avanza segura e ignorándoles Olona, la vieja herborista a la que ayudabas a cuidar los huérfanos de la ciudad - Ningún General de ningún sitio me dirá a mi si puedo o no puedo entrar en el templo a hacer unos sacrificios, eso son bobadas, a mi edad... ¿no os da vergüenza? - Los guardias, perplejos no se atreven a levantar las armas contra ella para hacerla parar, la vieja te señala con el mentón mientras te guiña un ojo - ¡Tu! muchacha, no te quedes ahí parada, ayuda a esta vieja a llegar hasta el altar a dejar estas ofrendas... - No deja de quejarse e ignorar las indicaciones de los guardias durante todo el viaje, al dejar las ofrendas te pide que le acompañes hasta la puerta y finalmente se va.

Una vez solucionado todo el revuelo, aprovechas para ir a los baños y sacas del bolsillo la caracola que te ha dado a escondidas, al llevártela a la oreja escuchas un mensaje grabado en ella, contiene la voz de una mujer joven, es firme y decidida, pero suave y agradable. - Hola, no me conoces, pero yo he seguido tus pasos al servicio de Olona, tanto ella como yo formamos parte de una extinta orden, llamada la Orden de los Montaraces, defendemos la libertad en todas sus formas y sabemos lo que aquí hay en juego, planeamos liberar a Torrente para que sea ella quién guíe sus pasos y que nadie lo haga por ella, por favor, asegúrate de que la próxima luna llena tu y ella os encontréis en el patio central de la villa, cuando la Luna este bien alta, apareceremos.

- Agradezco la oferta, pero me temo que no podría aceptar tal responsabilidad Tauro, sólo quería saber más sobre vosotros y me preguntaba si me daríais algún consejo para pelear mejor, pero no estoy en posición para aceptar entrar en ningún culto ahora mismo, no sería mi estilo. - Hay otros asuntos que requieren mi atención ahora... - Aún así Tauro... me preguntaba cómo va la investigación, y que pasará con nosotros una vez acabe... especialmente que pasará con Torrente, que planes tenéis para ella?

En tres noches se emitirá vuestro juicio, pero no creo que haya sorpresas… Imagino que seréis libres para marchar al alba del día siguiente. – Dicho esto, Tauro empieza a rodear el patio con un lento andar que te invita a seguir paseando – Entiendo que no estés preparado para entrar a formar parte del culto a Rohir, no es un camino fácil, pero hazme caso muchacho, seguir la senda de un dios te hará andar con rectitud, somos aquello que hacemos y los dioses pueden ser nuestros mejores ejemplos... – Saluda a una pareja de guardia pasar y se mantiene unos segundos callados, como dudando. Antes de que siga hablando, abre una puerta y entra a una de las habitaciones alas que tenéis vetado el acceso y el resto del grupo perdéis a Arc y Marco de vista.

Los días pasan lánguidos y tranquilos, rodeados de una comunidad que nunca habéis tenido pero aprisionados y vigilados, privados de una libertad que quizás era lo más apreciable de vuestras vidas. Es el atardecer del quinto día desde que entrasteis en la villa y la belleza de los viñedos circundantes al ser bañados por la luz rojiza durante la caída del sol os sigue hipnotizando. A lo lejos veis partir un grupo de carromatos Ruh, con sus alegres colores, sus cristalerías y su música de fondo, el viento os acerca el olor a lavanda y a los bosques cercanos, todos os cruzáis sin apenas saludaros, embelesados por los colores, olores, sabores y sonidos de la tierra que os ha visto crecer, como si quisierais retener la estampa en vuestra memoria. Esta noche habrá luna llena, su luz plateada bañará los ríos y los caminos y con su halo desprenderá nuevos matices al paisaje. Ahora, sentados en la mesa, tomáis la última cena, mañana por la mañana llegará el mensajero con la resolución del juicio y, muy probablemente, vuestra libertad.

Al entrar en la habitación observas una decoración austera, la cama un mueve con una palangana y un maniquí de madera que sostiene la armadura completa del Rohir, Marco te ha llevado a su habitación. – No se que pasará con la chica Arc, está claro que no es una chica normal, pero no me toca a mi decidirlo. La información que he recogido a lo largo de estos días esta en manos del consejo de la Tierra de los Valles y en las de mis superiores de Mildur. Por el momento yo soy su protector y solo aguardo órdenes… - Mientras habla, un zumbido extrañamente familiar y que pensabas que no volverías a escuchar se cuela en tu mente y evita que sigas la conversación con Marco – Arc, mi aprendiz, recibí tu carta con pesar, eres tan inocente que tus valores mal entendidos te alejan del verdadero bien. Pero sé que eres suspicaz, a lo largo de estos días habrás observado el poder de la pequeña, y según me informaron mis guardas conocéis la profecía que habla de ella. En su mano está el poder para tomar partido en los cambios que estremecerán el mundo y todo Faraland quiere poseerla. ¿Crees que el general Marco o el Consejo de los Valles tienen fines más nobles? Te equivocas… Yo sólo quiero librarla de tan pesada carga para que pueda vivir tranquila, aceptar yo su peso y asumir la responsabilidad de decidir en los cambios venideros para que no puedan hacerlo aquellos que no están preparados… ¡Ponte a mi lado y asume también la responsabilidad de tu maestro! En tres días será luna llena, cuando esté en el punto más alto, si aceptas mi oferta, asegúrate de estar con la chica en el patio de la fuente, si no la aceptas, serás un problema para mí y nunca he dejado que un problema se interponga entre mi y mis objetivos…- Quizás he hablado demasiado – Dice Marco sonriendo – Pero por tu expresión no se hasta que punto me has escuchado, venga ve a lavarte y prepárate para la comida.

- Maestro... necesito tiempo para meditar todo esto, para el día en que la luna llena esté en su punto más alto sabrás mi respuesta, para entonces espero saber cuál será el mejor camino para mí. - Arc se da cuenta de que se ha distraído completamente de su conversación con Marco - Lo siento mucho Tauro, me he perdido momentáneamente en mis pensamientos, pensaré en tu oferta y quiero que sepas que de verdad agradezco todo lo que haces por nosotros y que espero que sigamos en contacto, ahora si me disculpas volveré a mis aposentos... tengo mucho en que pensar.

Arc vuelve a su habitación y se queda ahí durante mucho tiempo... meditando y escribiendo, no saldrá hasta que alguien le llamé por algo importante.

Ethel está inquieta. No le gusta nada el lugar, no le gusta estar tanto tiempo en el mismo sitio. Tampoco le gustan nada esos cuatro tipos que la siguen a todos lados. Le gustaría escaparse, pero a la vez no quiere enfadar a Tauro.
Cuando pasan los Ruh los contempla embelesada; en la ciudad ha podido observar muchos tipos de personas, pero nadie le llama tanto la atención como estos artistas ambulantes. Envidia sus risas, su gracia, y le maravilla su colorido.

Por la noche Ethel intenta escalar el edificio sin que los guardias la vean, pero falla: justo cuando lo está intentando ve como uno de los guardias la mira, así que se tambalea y cae al suelo. Se levanta y continua caminando como si nada, bastante avergonzada.

Pasa la noche en en jardín, contemplando las estrellas.

Edwind se levanta, esta noche era importante ir con sigilo. Se desliza hasta la habitación de Torrente, abre la puerta, se acerca a la cama y despierta a la chica. *Psst, levanta Torrente tenemos que irnos, te lo contaré en el camino confía en mi.* La niña, nerviosa y medio dormida se levanta, hace una pequeña mochila con lo estrictamente necesario y se pone a seguir a Edwind. Éstos dos llegan al patio iendo por los pasillos menos transitados del complejo y al llegar ahí Edwind dice *Sigueme pequeña tenemos algo que hacer antes de irnos*, se dirigen al templo de Rohin Edwind hace una pequeña oración a Ieneïe con tal de que su viaje sea rápido y seguro. Al acabar salen de ahí y se dirigen al patio, allí encuentran lo que había pedido. (Provisiones para 1 semana x2 Saco para el frío, cuerda de cáñamo 10 metros, garfio y ya estaría. )

El golpeteo de las pezuñas de Bave avanzando por los pasillos hacia el patio rompe el silencio absoluto que reina en la villa. La luz de Anduriel, llena, baña el tejado y las columnas amortajando los colores de los mosaicos marítimos que decoran toda la mansión, las antorchas, colgadas en las paredes hacen bailar las sombras de las columnas dándoles un aspecto siniestro.

Arc y Ethel se encuentran en el patio cuando aparece Edwind con el macuto hecho, seguido por Torrente, con una mochilita, cogiéndolo de la mano y seguida por Bave.

• Un trueno suena en la lejanía.

Cada uno de vosotros se observa con intriga y desconfianza, cuando Bave entra en el jardín y sus pezuñas dejan de golpear el suelo os dais cuenta del silencio… Pesa como una losa.

El silencio es rasgado por las puertas dobles de la villa, que sin guardias que la custodien, se abren de par en par, chirriando. Al otro lado de la puerta un hombre cubierto por una túnica oscura avanza lentamente, avanza susurrando palabras en un idioma desconocido que os llegan hasta vosotros y os hielan la sangre. A vuestras espaldas, el sonido metálico de los guardias rompe, sólo en parte, la tensión. Cuatro soldados aparecen, junto con Marco, abriéndose en abanico – ¡Nos atacan! ¡Dad la alarma!

• Un rayo rasga el cielo retratando la escena, el viento empieza a levantarse soplando con fuerza y silbando al pasar entre las tejas.

En cuestión de segundos se desata el caos a vuestro alrededor, las sombras de las columnas toman vida con una orden del hombre oscuro y se abalanzan sobre Marco mientras, de los dedos del mago, brotan tentáculos negros y oleosos que atraviesan el cuerpo, y las almas, de los guardias. Marco desenvaina la espada, brillante, y la blande contra las sombras, haciendo saltar chispas azules, las sombras crepitan y el aire se llena de olor a quemado. Mientras en la lejanía se empieza a escuchar el sonido de las votas metálicas de los soldados de Tauro, este eleva una oración a Rohir y el agua del empozo empieza a tomar forma. - ¡Rohir, acude a proteger a tus fieles y véngate de aquellos que osan profanar tu templo!

• Gotas de agua empiezan a caer mojando el suelo y golpeando rítmicamente contra el tejado que aumenta su sonido reverberando por los pasillos.

En medio del estruendo, una sombra cubre la luna por un instante y levantáis la cabeza, un búho gigante sobrevuela la villa, y cae en picado, girando en el momento preciso para aterrizar sobre el tejado del patio, derribándolo y generando otra posible vía de escape, una rampa hacia la noche. Encima del búho, una mujer que no conocéis, bellísima, con el pelo recogido en una diadema de hojas, viste cuero endurecido en tonos pardos y vedes y sostiene un arco tensado con una flecha brillante, cuando la suelta, la flecha se divide en seis que golpean los tentáculos negros partiéndolos por la mitad.

• En ese instante la lluvia se desata y los tres (el señor oscuro, Marco y la mujer misteriosa) gritan:

¡Huid insensatos! Reuníos conmigo en el lugar acordado.

Cuando Ethel intenta llevarse a Torrente, es frenada por Edwind, que la retiene. "¡¡tenemos que protegerla!!" Edwind asiente, y dice "tenemos que escapar. Sígueme, sé a dónde ir".

(vale aquí ho faré bé)
Ethel intenta realizar el hechizo oscuridad dónde está el mago oscuro, para que no vea, y sigue a Edwind y Torrente. Consigue hacer la nube oscura, que cubre 13 metros cuadrados (por lo tanto casi todo el patio) para que puedan huir.

Que está pasando?! - Arc trata de procesar los sucesos y toda la nueva información que acaban de aparecer tan repentinamente, preguntándose más cosas que respondiéndolas - Quién es esa mujer? Cómo puede montar un búho gigante? Ese era el plan del Maestro?? (La verdad esperaba algo menos precipitado) Y que diablos debo hacer? - De repente se responde con seguridad a una de las preguntas - Torrente!! Debo protegerla - Arc sale corriendo hacia ella y sus compañeros preparado para escapar junto a ellos, piensa en lanzar su hechizo de oscuridad pero sabiendo lo que Lord Oscuro puede hacer con la sombra de una columna no pensaba darle una nube llena de ellas. No queriendo atacar a ninguno de los presentes se dirige hacia la puerta, alerta de todo lo que pueda pasar, gritando a Ethel y Edwind - Salgamos de aquí! - Los sigue justo detrás de ellos cubriéndolos mirando cada dos por tres hacia atrás para ver cómo va esa batalla.

Una vez están fuera Arc recupera aire y responde mostrando tranquilidad y seguridad a Edwind - Parece que estamos bien, vayamos por el bosque puede que sea más peligroso, pero ahora mismo debemos escapar de aquí y no hay mejor opción que esa.

Edwind se queda paralizado unos instantes después de que la pelea estalle, tanta magia a su alrededor hace que su vello se ponga de punta, cuando una de las flechas de la mujer misteriosa pasa volando cerca suyo, su adrenalina se dispara recobra la consciencia. Raudo, Coge a Torrente y la sube a Bave mientras grita:

-Agárrate fuerte y no te sueltes. – levanta la vista y mirando a sus compañeros - Arc, Ethel seguidme, sé dónde podemos ir. – Por último, y corriendo ya hacia la salida le dice al jabalí - Vamos Bave, muéstrales lo que es la premura.

Al pasar cerca del pozo, Edwin hunde su vara en él, atravesando la amorfa masa de agua que empieza a cobrar vida mojando el tercio superior del bastón - Ieneïe, alumbra nuestro camino en esta hora de oscuridad, haz de mi vara el guía a través de la noche. – Al elevar la plegaria a la diosa, la parte mojada del bastón se ilumina refulgiendo luz. Hecha a correr con Bave a su lado a través de la rampa que la lechuza ha abierto, haciendo resbalar varias tejas. Corre por el tejado dejando varias explosiones y fogonazos sus espaldas para saltar sobre un montón de paja que respira cerca del muro de la villa puesta a secar al sol después de la siega.  Una vez han salido del complejo orientándose con la luna, intenta dirigirse al sur-oeste en dirección a Lindesur. Muchos metros después, se concentra para disminuir la intensidad de luz de su bastón y que sea más difícil de seguir, disminuye el paso y pregunta sus compañeros: - ¿Como lo lleváis chicos? Tenemos dos opciones, cruzar el bosque o usar el camino, vosotros decidís. La primera opción es más peligrosa, y no se si sabremos orientarnos, pero difícilmente podrán seguirnos bosque a través.

La tormenta desatada al inicio del combate en la villa se convierte en vuestra compañera a lo largo de la noche. Las nubes cubren la luna y el agua cae en tromba, como una cortina que os aísla del mundo. En medio de la oscuridad, lo desconocido es una amenaza y avanzáis pegados y calados hasta los huesos. La luz de Edwind alumbra poco más que un par de pasos por delante y aun así os da la sensación de brillar como un faro en plena noche. El camino, embarrado, se pega a vuestras botas, como resistiéndose a dejaros avanzar y el frío os arrebata las fuerzas, Torrente sigue en medio del grupo abrazada a Bave, casi sin moverse. Sonidos que no lográis identificar en medio de la tormenta os mantienen en tensión destrozando vuestros nervios. ¿un caballo relinchando? ¿ha pasado algo volando a ras de suelo? ¿se acaba de romper una rama?

Tras un par de horas de camino, los imponentes arboles del Bosque Verde que os iban flanqueando el paso se ciernen sobre vosotros dándoos la bienvenida al Bosque. El olor a fruta mojada, melocotón, manzana, ciruelas… Se junta con el olor a madera en descomposición, a setas, a pino y a barro… Vuestro cuerpo empieza a estar aterido, empezáis a dejar de notar los dedos de vuestros pies y a perder fuerza en vuestras manos. Un par de veces Edwind tiene que agacharse a recoger su bastón del suelo embarrado después de que se le haya resbalado de las manos.

Habiéndoos adentrado en el bosque, siguiendo el camino que empieza a convertirse en río y con vuestras fuerzas rozando la extenuación, una música llega a vuestros oídos, los sonido de la tormenta quedan amortiguados por las copas de los árboles y eso os permite oír con claridad varios instrumentos de viento y percusión en las cercanías. El oído especializado de Arc distingue una citara y una lira, un acordeón, un par de flautas, un tambor y alguna pandereta más allá de numerosas palmas y alguna voz que canta alegre. Después de los sonidos llega el olor, pan recién hecho y carne asándose se cuela entre la miríada de olores que pueblan el bosque, finalmente, al girar una esquina, una escena plena de luz os sorprende. Un grupo de una decena de carromatos de vivos colores están dispuestos en circulo al margen del camino. Azules, verdes, rojos, naranjas… se repiten en las paredes, las cristaleras, las ruedas y las banderolas que cuelgan de ellos, un grupo de Ruh comparte su círculo con un grupo de pastores y sus rebaños a los que ha sorprendido la tormenta y se enfrentan a ella con sus dones: la música, el vino, la comida y el calor de un buen hogar.

Arc se sitúa en posición, detrás de Torrente y al lado de su compañera Ethel, observando a la supuesta elegida esperando a ver si hace algo digno de su leyenda, se pasa el camino metido en sus pensamientos y hablando poco... - Me pregunto que nos pasará cuándo lleguemos a Mildur, si es que llegamos...

Tras horas caminando empieza a notar el cansancio, no está acostumbrado a tanto esfuerzo físico, para un estudioso de la ciudad de Argéntea caminar tan largas distancias es toda una hazaña que cumplir, aún así de repente su ánimo se ve levantado cuando distingue entre los ahogados sonidos del bosque una alegre música, seguida de luces y olores de comida - Nunca había apreciado tanto un olor en mi vida, necesito comer eso... sea lo que sea. - Arc distingue al grupo poseedor del manjar y víctima de su cansancio ya ni siquiera sin pensarlo ni pedir opinión a sus compañeros les dice - Vayamos con ellos! Puede que nos procuren ayuda y cobijo. - Y se dirige hacia los Ruh, forzando un paso firme como si no hubiera caminado durante lo que le parecía una eternidad, mientras se acerca a ellos distingue la música que tocan... una canción que de hecho él ya había aprendido cuando tocaba en las calles, saca su laúd y se les une en su alegre melodía, las hojas parece que bailan junto a sus canciones, dando vueltas alrededor de los músicos formando casi una aura palpable de tranquilidad.

Termina la pieza que tocaban y entre risas Arc aprovecha el momento y se presenta ante los alegres grupos - Magnífica canción! Sois unas gentes de lo más divertidas, eso es innegable... Soy Arc y estos son mis compañeros, somos cansados viajeros que nos dirigimos hacia el sur (Arc evita profundizar en quienes son y cuál es la naturaleza de su viaje) y me temo que la falta de provisiones y descanso está siendo más dura de lo que nos esperábamos... Tendríais la amabilidad de ayudar a unos compañeros viajeros en apuros? - Arc usa sus habilidades de influencia para tratar de conseguir su ayuda.

El tiempo que pasan con los Ruh, Arc disfruta tocando su laúd como no hacía desde hace tiempo, en compañía, y en cuanto puede pone al día su diario con los últimos sucesos.