Partida Rol por web

Fatal Frame: Mermaid Song

Capítulo Final

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01/11/2019, 12:43
Takayuki

El hombre permanecía firme delante de la puerta, apretando la mano que apresaba el cuchillo ceremonial como si estuviera esperando al momento perfecto para usarlo contra Brandon.

Mientras tanto los farolillos seguían apagándose y, con ello, parecía que la persona que estaba sentada bajo su luz desaparecía. Lo que antes era una sala llena e iluminada ahora estaba casi vacía con varios de sus recovecos ocultos entre las sombras, aunque la fuente que estaba en centro de la sala parecía estar firmemente iluminada, dejando que el agua descendiera en cascada cristalina por sus piedras naturales.

No es justo lo que estáis haciendo. Condenar a una persona inocente por el bien común.- Sus palabras destilaban odio, no sabía si era hacia el propio Brandon o hacia otra.- Ayaka nunca entendió que todo lo hice por ella, por nosotros.- Se llevó la mano libre al pecho lleno de resentimiento y dolor.- ¿Vas a destrozar a otra pareja por salvarte?

La linterna no había vibrado en ningún momento, pero desde que el tono del chico había ido en ascenso parecía que la reacción del objeto cambió. Notaba el peligro creciendo en su interior y la vibración indolora en su mano le hizo ver que no estaba equivocado.

No voy a dejar que mates a Jun Shin-hye, no si puedo evitarlo.- Y las últimas luces terminaron por apagarse, sumiendo al lugar en la completa oscuridad que parecía acallar el sonido y el aire.

Notas de juego

Hazme una tirada, dif 50. Suerte :)

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01/11/2019, 12:46
Jun Shin-hye

Lo último que recordaba la violinista antes de que todo se sumiera en la más absoluta oscuridad fueron unas manos heladas que la agarraban al igual que el sueño. Ojos, brazos, labios… la aprisionaban y la alejaban de Jun Shin-hye quien, en un último suspiro, pudo despedirse de ella entre sollozos destrozados.

Lo siento, Sun Hee. Te quiero.

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01/11/2019, 13:07
Otro lugar

La noche acababa de ponerse a través de las ventanas de la modesta casa. La luna llena se alzaba sobre el pueblo, tan hermosa y lejana como había recordado, inalcanzable a la vez que atrayente. Así era como se sentía cada vez que Ayaka le sonreía, una atracción sobrenatural que apaciguaba su alma y le hacía creer que podía volar, que podían escapar juntos… Sí, eso tenía que hacer, sacarla de la pesadilla en la que estaba condenada.

Había estado viéndose con ellas varias semanas desde aquél encuentro completamente casual en la playa. Las visitas que eran cada pocos días se convirtieron en diarias hasta el punto de que ambos corrían peligro de ser descubiertos.

Por suerte para ellos sabía que podían escribirse y una de las sacerdotisas le llevaría la misiva a su amaba, devolviéndole horas después su respuesta impaciente. Ambos sabían que no estaban haciendo lo correcto, pero se sumieron en un amor imposible que difícilmente podían romper.

Esa noche no había dormido nada. El ritual se acercaba y el tiempo que iba a pasar con ella era tan efímero que temía por el futuro de los dos, un futuro donde soñaba con niños correteando por la casa, con paseos por la playa dejando que sus pies se mojaran en la orilla. Un futuro que sabía que ella no podría tener.

Bajó la mirada hacia su carta a medio escribir sabiendo que la mensajera no tardaría en reunirse con él. Escribió, borró palabras, las tachó y rompió el papel. No había forma de explicar el dolor e impotencia que sentía al dejar que la persona que más querías muriera en manos de los suyos. No podía simplemente concebirlo.

Se sentó frente al escritorio concentrado dejando que su corazón cogiera la pluma en vez de sus manos, escribiendo todo aquello que siempre quiso decirle en voz y nunca se atrevió.

 

18 de mayo

Muero por dentro al ver que las horas pasan y cada vez te alejas más de mi lado. Sé que nunca te lo he dicho pero Ayaka, eres el motivo por el que me levanto cada mañana, lo que me hace querer ser mejor persona para ti y la persona que me hace sentir completo.

Te quiero, Ayaka. Te quiero desde el primer día que te vi, noté que mi corazón daba un vuelco ante tu sonrisa y, desde entonces, no puedo dejar de pensar en ti.

Te mereces un futuro donde ser feliz, donde puedas pasear sin temer ser descubierta, donde puedas ser libre de la carga que pesa sobre tus hombros.

Ayaka, no quiero la inmortalidad si no estás a mi lado.

He preparado una pequeña barca con comida y bebida para aguantar un viaje en mar. Remaré si hace falta hasta la isla más cercana y huiremos juntos, lejos de aquí, donde podamos ser solamente Ayaka y Takayuki. Te espero esta noche en nuestro lugar, donde empezó todo.

Te quiero,

T.

 

Terminó al tiempo de que la puerta sonaba, levantándose para enjuagarse las lágrimas que había vertido en el papel mientras doblaba la carta.

Al abrir la puerta había una mujer oculta en una capucha, aunque dejaba ver tras la tela sus mechones oscuros. Levantó el rostro cuando vio a Takayuki.

Yôko, haz que le llegue por favor, es importante.- Le entregó la carta a la figura quien, al escuchar su nombre, se quitó la capucha para mostrar el rostro de la sacerdotisa, la persona que se había encargado de hacer de mensajera entre los enamorados.- Gracias.

La chica no dijo nada, aunque estaba claro por su mirada inquina que no estaba de acuerdo con esa situación. EL ritual se acercaba y las misivas cada vez eran más recurrentes, más precisas, más melancólicas. Guardó la carta en su manga antes de despedirse, sin saber que la próxima vez que se verían las caras sería asesinada por él.

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01/11/2019, 13:13
Máster fantasma

Al despertarse tenía un nudo extraño en su estómago, sin saber si era por el encuentro con su amiga, por el sueño, por todo lo que había pasado o simplemente por el dolor que guardaba su alma.

Lo que estaba claro es que había vuelto a su casa. Estaba en su habitación con las persianas bajadas, aunque algunos rayos de luz se colaban por las rendijas iluminando a duras penas el lugar. No se escuchaba ningún sonido por toda la casa, ni de pisadas, ni teléfonos o de Jun Shin-hye levantándose para preparar el desayuno.

Estaba completamente sola.

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02/11/2019, 02:04
Kim Sun Hee
Sólo para el director

Al principio, la coreana no había comprendido lo que Shin-hye le estaba diciendo. ¿Qué sentido había en hablar sobre Asou? ¡Ella tan sólo deseaba salvarla de aquella situación! Sólo quería evitar que asesinaran a la persona que más quería en su vida. Ciertamente, no podía imaginar el dolor que sentiría si algo malo le sucediera a su mejor amiga, así como su amada. Aún así, la joven optó por mantenerse callada, tan sólo escuchando lo que Shin-hye deseaba decirle en ese momento, a pesar de que pensara de que no era una buena idea quedarse allí por mucho tiempo. Tenía que sacarla de ese sitio cuanto antes. - Sí, lo recuerdo... - Dijo de manera simple, aún confundida, mientras continuaba escuchando sus palabras, esperando comprender lo que intentaba decirle, hallar algún sentido a la decisión que la chica había tomado. - No, no voy a buscar ningún escrito hasta que no te saque de aquí, Unnie. Luego me lo mostraras... - Negó con rapidez con la cabeza, negando sus palabras, lo que sea que le estaba pidiendo en ese momento. Era como si hubiera aceptado su situación, como si no estuviera dispuesta a abandonar ese lugar, como si no fuera a regresar con ella. No iba a permitir algo así, no podía hacerlo. Lo que le estaba pidiendo... era demasiado para ella. Extremadamente doloroso. ¿Acaso no era un pensamiento egoísta de su parte? ¿Cómo podía hacerle eso? No quería perderla. - No seas tontas, Unnie... No puedes quedarte aquí. Esto... está mal. Es una locura. - Volvió a negar, reprimiendo la necesidad de llorar en ese instante, a pesar de que no parecía estar teniendo mucho éxito en ello, teniendo en cuenta cómo las lágrimas corrían por sus mejillas.

No obstante, cuando pensaba decir algo respecto al hecho de que su amiga le había dicho que esperaba que pudiera perdonarla... pudo cómo Shin-hye desviaba su mirada hacia el oscuro pasillo, como si algo hubiera llamado su atención. Al notar aquello, la violinista hizo lo mismo, pudiendo observar algo que ciertamente heló su sangre. La misma presencia que había sentido con anterioridad, aquella que casi había acabado con su vida, aquel horrible frío que se apoderaba de su cuerpo... acompañado de una figura en un estado que parecía ser deplorable. Las mordidas que poseía en su cuerpo... era similar a las marcas que ella había recibido en el suyo durante la primer "pesadilla". Ante semejante visión, debió de hacer uso de su fuerza de voluntad para no gritar de terror, recordando el trauma que aquello le había causado. - No... - Murmuró por lo bajo, aterrada, para luego devolver su atención a su amada, preocupada por la idea de tener que dejarla allí con esa... cosa. - Unnie... tengo que sacarte de aquí... - Se expresó con cierta desesperación, intentando buscar una solución, algo que pudiera ayudarla a abrir esa maldita puerta. Sin embargo, estaba claro que no había mucho que pudiera hacer en ese momento. Si bien, lo peor fueron las siguientes palabras que su amiga pronunció en ese momento, unas palabras que fueron como una puñalada invisible a su corazón. - ... ¿Sacar? ¡¿Qué estás diciendo, Unnie?! - Exclamó aterrada y confundida, no sabiendo muy bien las intenciones de su amiga. ¿Acaso quería echarla de aquel sitio? ¿Por qué? Ella tan sólo deseaba salvarla. ¿Por qué estaba negando su ayuda? - No, no voy a dejarte aquí con eso... No me pidas eso, por favor... - Se expresó con cierto dolor en su pecho, sintiendo como si se le hubiera hecho un nudo en la garganta.

Pudo sentir con rapidez cómo aquellas horribles manos heladas se aferraban a ella ante el pedido de su amada, algo que provocó un alarido de desesperación por parte de Sun Hee. - ¡No! ¡D-dejame! - Exclamó desesperada mientras intentaba liberarse de dicho agarre, peleando como podía para evitar que la alejaran de su querida Shin-hye. - ¡No me hagas esto, Unnie! - Volvió a exclamar, antes de que las manos la dominaran por completo, tan sólo pudiendo escuchar las últimas palabras de su querida amiga, comprendiendo el dolor que ésta sentía en ese momento. ¿Por qué? Si tanto le dolía... ¿por qué la había alejado de ella? ¿Por qué había aceptado esa maldita responsabilidad? No... nada de ello importaba, no cuando había sido arrastrada a un nuevo sueño, algo que quedaría grabado en su memoria. No tardó mucho en sentir las emociones de aquel otro "actor", de aquel que había asesinado a Yôko: Takayuki. Aún recordaba lo que aquel cuchillo ceremonial le había hecho. Si bien, al leer el contenido de la carta que aquel sujeto había preparado, no pudo evitar simpatizar con su pesar, con lo que sentía por Ayaka. No podía culparle, a pesar de lo que había hecho. Sun Hee estaba segura que ella también habría hecho lo que sea por salvar a su amada. Acaso... ¿estaba mal? Era como si estuviera condenada a repetir lo mismo que Takayuki había hecho. Era... injusto. Ella tan sólo deseaba ser feliz con Shin-hye. ¿Por qué la forzaban a aceptar algo que no deseaba? No obstante... pudo verla: Yôko. Había sido ella quien había aceptado ser la mensajera entre los dos enamorados. Si bien, aquel sueño no duró por mucho tiempo antes de que la violinista despertara en su hogar, de regreso en la realidad a la cual estaba tan acostumbrada. Sólo que, ésta vez, no había una Shin-hye que la acompañara. Su apartamento se sentía vacío sin ella, incluso frío. La coreana no pudo evitar sollozar antes de propinarse una fuerte bofetada, castigándose a sí misma por no haber podido sacar a su amada de aquel sitio. - Eres una idiota... - Murmuró para sí misma, a medida que se secaba las lágrimas como podía, para luego buscar la cámara con su mirada, dispuesta a buscar los escritos de los que Shin-hye le había hablado. Debía de haber una forma de regresar a ese horrible pueblo. - Tengo que salvarte, Unnie. Lo siento... soy una egoísta, lo sé. - Se disculpó con su amiga, mientras se preparaba para buscar algo que le permitiera regresar.

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03/11/2019, 14:08
Brandon Marshall

Obervé a aquel joven asiático y supo de inmediato de quién debía tratarse: Takayuki, el pescador, quien había tratado de interrumpir el ritual en el que había estado Ayaka. Lo miré con los ojos entrecerrados, obviamente molesto, sin dejar de sostener la linterna entre las manos.

-No sé quién coño te crees que soy, pero yo no he destrozado ninguna pareja -le espeté de mala gana y, de pronto, la imagen de aquella mujer quebrando el cuello de Jaden cobró fuerza en mi mente-. Estoy aquí para evitar que más personas mueran, del mismo modo en que le ha pasado a mi amigo. ¿Cuál es tu idea? ¿Permitir que el ritual no se complete para que más pobres almas terminen en este pueblo? -Apunté con la linterna al suelo, preparado para alzarla hacia el pescador al menor indicio de que intentase atacarme-. Jun Shin-hye va a morir. Y Sun Hee. Y yo. Todo al que se le mete esa cancioncilla en la cabeza termina muriendo, así que la única forma de impedirlo es que se complete el ritual...

Cuando las luces se apagaron, maldije para mis adentros el verme envuelto en aquella situación y apunté con la linterna directamente a Takayuki.

- Tiradas (1)

Motivo: Tirada

Tirada: 1d100

Dificultad: 50+

Resultado: 5 (Fracaso)

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25/11/2019, 11:43
Takayuki

Parecía que algo que había dicho Brandon avivó la llama de odio que prendía en el interior del pescador extranjero, escupiendo las palabras.

Hablas igual que esos sádicos sectarios.- El lugar estaba sumido completamente en la oscuridad y Brandon no era capaz de dar con él. Movía la linterna de un lado a otro intentando iluminar su figura, pero no sabía si se había hecho uno con las sombras o era escurridizo, tanto que no podía alcanzarlo.- Lo único que buscáis es comeros a una mujer inocente por vuestras estúpidas tradiciones para buscar una inmortalidad que no os merecéis.- Lo que estaba claro es que se movía, ya que podía escucharse su voz a veces en frente y otras a la derecha. Parecía que estaba rodeando a Brandon.- Este pueblo estuvo condenado desde hace mucho tiempo.

Sintió movimiento a su espalda, una rápida tajada que apenas llegó a rasgar su camisa sin herirle a pesar de creer notar el filo de la hoja en su piel por la proximidad.

- Tiradas (1)

Motivo: Ataque Takayuki

Tirada: 1d100

Dificultad: 70+

Resultado: 48(+20)=68 (Fracaso) [48]

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25/11/2019, 12:31
Máster fantasma

Al no poder hacer uso de la vista al estar todo completamente oscuro, como si un gran dedo hubiera taponado la luz de la luna, debía fiarse del resto de sonidos.

Su oído le hacía percibir su respiración entrecortada y el murmullo de la brisa que corría por la puerta abierta que había entrado Takayuki. Había dejado de hablar y ahora su localización era un completo misterio para el estudiante.

Bam.

El sonido de un fuerte golpe a un material duro, partes que caían al suelo y el agua en cascada cayendo, recordando al sonido de una ducha.

El tacto le hizo sentir agua en sus pies, mojando las suelas y notando que poco a poco el nivel del charco iba creciendo, aunque a una marcha muy lenta.

Podía notar el olor a mar salada, al metálico de la sangre, sudor y piedra húmeda.

Por suerte para él, el agua delataba los pasos de Takayuki y sólo tenía que concentrarse en ellos para localizarlo. Podía escuchar a su izquierda movimiento, algo breve como si se estuviera desplazando a minúscula velocidad, esperando al mejor momento para lanzarse… pero también escuchó pisadas en el agua por delante, unas más contundentes que no le importaba hacerse escuchar.

Notas de juego

Vamos a rezar para que no se borre nada

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25/11/2019, 12:33
Máster fantasma

Completamente destrozada por ese breve encuentro con su Unnie, la violinista encontró la cámara que había sido su única compañera en esta aventura en su mesita de noche, junto a una pequeña lámpara apagada y un libro de literatura musical con un marcador entre sus páginas. Se levantó de la cama pensando en las últimas palabras de Shin-hye y en la forma de volver a encontrarla sin saber siquiera si podría volver al pueblo.

Dirigió sus pasos a la habitación de su compañera y estaba tal y como recordaba: El desorden era uno de los elementos característicos de Shin-hye, aunque siempre lo achacaba a que tenía un orden dentro del caos. Los libros estaban apilados en la mesa en una montaña desigual que peligraba con caer, la cama desecha con algunas prendas sobre la colcha, como si no hubiera tenido tiempo de guardar todo. La puerta del armario entreabierta, dejando ver algunos vestidos o vestimenta más formal que no estaba acostumbrada a ponerse, siendo más bien un recurso para ocasionales especiales. Sin embargo lo que le interesaba estaba en el escritorio, su portátil en estado de “suspensión” con la pantalla apagada pero el botón de on-off parpadeante, indicando que en realidad el aparato estaba encendido.

Sólo necesitó darle a un botón para que la pantalla se iluminara, dejando ver un fondo de pantalla, una fotografía donde estaban ellas dos con un grupo de amigas en una excursión a un parque natural, un bonito recuerdo que parecía ser especialmente importante para ella.

Aparte de los iconos de navegadores, de papeleras de reciclaje o programas de edición, había una carpeta con el nombre de “ASOU”, ¿sería eso lo que estaría buscando? Una vez clicó ahí encontró varios words con distinto nombre:

BORRADOR TRABAJO

INVESTIGACIÓN INUNAKI

FAMILIA ASOU

YOKO

Todos parecían poder accederse menos uno, el último documento Word que estaba guardado con contraseña.

Antes de que pudiera clicar a ninguno, escuchó el timbre de su puerta en varias ocasiones, como si aquella persona que hubiera detrás estuviera impaciente.

Notas de juego

Vamos a rezar para que nada se borre xDD

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26/11/2019, 00:36
Kim Sun Hee
Sólo para el director

Cuando la mirada de la violinista se centró en la cámara, la cual había sido su compañera durante todo ese tiempo, no pudo evitar esbozar una leve sonrisa, una que denotaba cierta amargura en ella. - Tú... tú me ayudarás a salvarla. Me lo debes. - Le dijo a la cámara, como si dicho artefacto tuviera la capacidad de comprenderla. Era su culpa que hubiera terminado en aquel horrible lugar, era por culpa de Asou que a su amiga la habían convertido en la siguiente víctima para aquel detestable sacrificio. Al menos le debía la posibilidad de salvar a la chica que quería con todo su corazón. - No voy a dejar que muera... no puedo aceptarlo. - No pensaba detenerse. Para ese momento, poco le importaba que los aldeanos pensaran que aquello les salvaría de la maldición. Nadie apartaría a su querida Unnie de su vida. Sabía que aquello era un acto egoísta de su parte, si bien... no podía evitarlo. ¿Por qué tenía que olvidarse de la persona que tanto quería? Era injusto. La joven coreana deseaba estar a su lado, incluso si eso significaba tener a todos aquellos espíritus en su contra, o si debía de hacer algo horrible para evitar que mataran a su querida Shin-hye. No dudó demasiado en sostener la cámara entre sus manos, dedicándole una breve mirada mientras consideraba lo que haría. No tenía ni la más mínima idea de cómo lograría regresar a aquel horrible pueblo. Por lo general, siempre encontraba una forma de regresar, por más que no lo deseara, si bien, ahora que había sido expulsada por uno de los espíritus, no sabía si aquello funcionaría de nuevo. Tal vez... ¿la clave se encontraba en la cámara? No estaba segura, si bien se aseguraría de mantenerla a su lado en todo momento.

Con un objetivo en mente, no se demoró demasiado en caminar hacia la habitación de su amiga y amada, deseando leer lo que ésta quería que leyera. Shin-hye había dicho que aquello explicaría sus motivos, si bien estaba claro que Sun Hee no aceptaría explicación alguna. Simplemente no podía permitir que ella muriera, no cuando la necesitaba en su vida. Quería ser feliz a su lado, y ningún espíritu le negaría esa felicidad, sin importar lo que tuviera que hacer para lograrlo. No iba a permitir que condenaran a su querida Unnie junto con el resto de los aldeanos. No había manera de que aquel ritual tan... maligno, fueran en verdad la salvación que necesitaban. Por esa razón, al llegar a la habitación, la mirada de la joven parecía ser una de pura determinación e ira. El miedo que anteriormente la había atormentado... había abandonado su mente por completo. Ya no temía a lo que sea que había intentado devorarla en la oscuridad de la profundidad del agua. No, en ese momento, el único temor que sentía era... por la vida de su amiga, por el hecho de perderla, y la posibilidad de que algo así ocurriera... no hacía otra cosa más que alimentar su ira. - Yo... no voy a abandonarte, Unnie. - Los ojos de la coreana se concentraron en una de las prendas sobre la colcha. Con su mano derecha, acarició la prenda, como si deseara que su amiga estuviera allí en ese momento para recibir su delicada caricia. La sola idea provocó que algunas lágrimas comenzaran a correr por su mejilla. La necesitaba a su lado, y ciertamente se arrepentía del hecho de no haber confesado lo que sentía por ella cuando había podido hacerlo. Había sido una idiota. ¿Por qué había esperado tanto?

No obstante, no se detuvo por mucho a pensar en aquello. No podía detenerse, debía de encontrar la manera de regresar, si bien, primero... leería lo que Shin-hye había deseado que leyera. Por ese motivo, se acercó con rapidez a la portátil, pulsando el botón para que la misma saliera de aquel estado de suspensión. Una sonrisa dulce no tardó en dibujarse en el rostro de la joven violinista, en el momento en el que vio la fotografía que se encontraba allí como fondo de pantalla. - Unnie... - Murmuró con tristeza, ante el hecho de que no estuviera allí con ella. Realmente la necesitaba. - No voy a dejar que ese bastardo te toque... - Aseguró en un tono que denotaba su odio en ese instante. Sin embargo, si Sun Hee era tan importante para ella... ¿por qué había decidido ofrecerse a aquel horrible ritual? ¿Acaso deseaba protegerla? Si era así... no podía permitir que su amada se sacrificara por ella. No podría vivir con la culpa, ni tampoco con el hecho de perderla. De cualquier modo, no tenía sentido continuar pensando de esa forma, no cuando debía de actuar con rapidez. Sin dudarlo demasiado, buscó en el portátil, para luego encontrar unos archivos que se encontraba en el interior de una carpeta que había llamado su atención. Aún así, parecía que había uno que tenía una contraseña, la cual debería de buscar o adivinar, si es quería leer dicho archivo. Sin embargo, en el momento en el que pretendió leer algunos de los archivos que eran accesibles, no tardó demasiado en girarse al escuchar que alguien llamaba a su puerta. - ¿Quién es...? - Se preguntó a sí misma, en el instante en el que caminaba hacia la puerta con la intención de ver quién podría ser. - ¿Quién es? - Volvió a preguntar, ésta vez para la persona que parecía tan desesperada mientras tocaba el timbre. Por precaución, decidió asegurarse, detrás de la puerta, de la apariencia de dicha persona.

Notas de juego

A mí se me borró dos veces el mismo post en otra partida xP A la tercera no hice la tirada correspondiente y dejó de borrarse. Le pedí al director que la hiciera por mí xP

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29/11/2019, 15:28
Brandon Marshall

-¿Comernos a una mujer? ¿Inmortalidad? -No daba crédito a lo que escuchaba. ¿Era acaso la letra pequeña que los habitantes del pueblo no me habían querido contar?-. Sólo soy un estudiante de Medicina. No tengo nada que ver con todo esto.

Sentí aquella tajada en la camisa. Después de haber sentido como una niña endemoniada y una sirena me mordían en la carne, aquello no era nada. Pero sabía que no podía descuidarme. Ni Takayuki ni ninguno de los espírituts parecían tener realmente buenas intenciones.

Traté de apuntar nuevamente a Takayuki con la linterna, pero esta no se terminaba de encender. Percibía los claros pasos de Takayuki en el agua, moviéndose de forma ágil y casi inapreciable, como un depredador que se disponía a lanzarse a por su presa. Pero en medio de la oscuridad se percibía otro tipo de pisadas que evidenciaban la presencia de alguien más.

-No estamos solos -le indicó al joven pescador, mientras asumía una posición defensiva, sabiendo que probablemente no pudiera dialogar con Takayuki-. Ayaka tomó su decisión. No sé si acertada o no, pero si la querías de verdad, tendrías que haberla respetado. Y ahora está muriendo más gente...

- Tiradas (1)

Motivo: Linterna

Tirada: 1d100

Dificultad: 50+

Resultado: 33 (Fracaso) [33]

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01/12/2019, 18:08
Máster fantasma

Temerosa de no saber qué habría detrás de la puerta, más todavía después de lo vivido, se acercó con cuidado y preguntó mientras se asomaba por la mirilla con cuidado, comprobando que al otro lado había dos personas.

Por un lado la persona más próxima al timbre y el que parecía ser el causante del nerviosismo al pegar constantemente. Era un hombre asiático que no tendría más de treinta, con una barba poco cuidada y unas ojeras considerables, como si llevara un mes sin dormir. En esos momentos llevaba un abrigo grueso oscuro y una bufanda verde de algún equipo de béisbol americano con el logo en uno de los extremos, aparte de una pequeña mochila marrón a la espalda.

Por otro, detrás suya, una mujer de mirada cansada y apariencia frágil. Parecía estar sumida en el mismo estado de agotamiento que su compañero, pero ella lo ocultaba tras una perfecta capa de maquillaje que sus ojos vidriosos no podían camuflar, estando completamente destrozada. Llevaba un vestido negro de mangas largas con tacones a juego, y su largo cabello descansaba en forma de cascada sobre uno de sus hombros.

¿Vive aquí…? – El hombre fue el primero en alzar la voz, cogiendo su móvil para buscar algo entre sus archivos.- ¿Kim Sun Hee? Uno de los vecinos nos dijo que éste era su piso.- Se giró hacia su compañera, quien llamó su atención agarrándole del brazo.

El dibujo, tal vez sea mejor enseñárselo.- La mujer de la mujer era dulce, aunque transmitía dolor en sus palabras susurradas, teniendo que hacer esfuerzo en escucharlas.- Te dije que esto era mala idea, Tsudo.

El hombre, al que llamaron “Tsudo”, negó varias veces con la cabeza antes de rascarse la base del cuello, dubitativo. Se quitó la mochila de la espalda, pasándola por sus hombros hasta dejarla caer en sus brazos para colocarla pegada en la puerta, en una perspectiva que la violinista no podía ver. Igualmente sacó de ahí su cartera y un pequeño estuche, donde enseñó una placa de policía brillante donde podía leerse “Yamada Tsudo. Prefectura de Gifu”.

Mi nombre es Yamada Tsudo, trabajo en la seguridad de Shirakawa-go, en el distrito Ono. Nuestro amigo es… era Yoshi Yamagaki, creo que tuviste la oportunidad de conocerlo.- Ante aquél cambio de tiempo verbal, la mujer dio la espalda mientras llevaba una mano al rostro, como intentando aguantar el cúmulo de pensamientos que la asolaban.- Él me dio esto. Necesitamos encontrarla.- Se agachó para dejar pasar por debajo de la puerta un dibujo en grafito de la propia Sun Hee bastante fiel a su verdadera imagen.- ¿La conoces? ¿Sabes dónde podemos encontrarla?

Notas de juego

Perdón por la imagen, pero no encontré ninguna así de cara que pudiera valerme de la chica que usas para Sun Hee xDD Pero vaya, es el típico retrato robot para que te hagas una idea.

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01/12/2019, 18:47
Takayuki

Las risas de Takayuki resonaron por toda la habitación en una incontrolable carcajada, como si acabaran de contarle el mejor chiste de la historia.

¿Estás con ellos y no sabes nada? – Puede que fuera de nuevo esa distracción la que hacía torpe sus movimientos, pero ante un nuevo ataque donde su cuchillo volaba chocó con la linterna, dejándole una ralladura en la parte de la cabeza del arma.- ¿Qué crees que buscaban? Son una panda de egoístas que sacrifican a las ningyos con tal de vivir una década más.- Más intentos de ataques fallidos por ambos lados, esquivando los pequeños destellos de luz que intentaba emitir la linterna pero que parecía estaba sin fuerza, mientras que el cuchillo sólo encontraba un muro defensivo.- A Ayaka le lavaron el cerebro, ella no quería formar parte de esto, quería… queríamos formar una familia lejos de aquí. Ellos la engañaron e hice lo necesario para protegerla, ¿¡acaso no hubieras hecho lo mismo!? – Gritó con todas sus fuerzas, esta vez borrando todo rastro de risa para dejar paso a la rabia y la ira que antaño le dominaba.- ¡¡No los estás salvando, sólo alargando su condena!! – Escuchó un golpe a su lateral, el sonido de la madera romperse en cientos de astillas que ahora nadaban en el agua, a sus pies, y que hizo que el propio Takayuki también retrocediera unos pasos ante la nueva amenaza.

El ambiente se volvió frío, tanto que creía estar navegando sobre aguas árticas, que había seguido ascendiendo todo este rato hasta quedarse hasta las pantorrillas. Creyó incluso que algo le rozaba la piel sin saber muy bien el qué, como si pequeños pececitos rondaran cerca de él, ahuyentados por los golpes.

No quise hacerte daño Mïe. No me dejaron opción.- Su voz ahora era más pausada, aunque había un atisbo de vergüenza y compasión camuflado entre sus palabras.

- Tiradas (1)

Motivo: Ataque Takayuki

Tirada: 1d100

Dificultad: 70+

Resultado: 39 (Fracaso) [39]

Notas de juego

Nada, no avanzamos con nuestras tiradas xD

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01/12/2019, 19:14
Máster fantasma

Pero la otra presencia parecía no querer escucharle, al menos no en esos momentos. Otra de las mesas que había en la sala voló con una fuerte sacudida hasta impactar sobre una de las columnas, rompiéndose en el proceso.

Seguía caminando y, a pesar de no parecer que siguiera la dirección de Brandon, simplemente su presencia cercana le resultaba altamente amenazante, como si pudiera matarle de un roce si quisiera. Destilaba odio y venganza, promesas rotas y sobre todo un castigo que no se merecía y ahora la condenaba, teniendo delante al encargado de tal sufrimiento eterno por el que vagaba.

Siguió caminando un par de pasos, apartando todas las mesas a base de fuertes golpes de aire que acababan con estruendosos ruidos, destrozando la sala en la que se encontraban.

No sabía cuánto tiempo tendría hasta que dejara de centrarse en Takayuki para atacarle a él, así que tal vez tendría la única oportunidad para moverse.

Por un lado podría retroceder y olvidarse de todo, salir del templo para dejar atrás la maldición, el ritual y las vidas que todavía quedaban atrapadas en ese pueblo.

Por otro podría aprovechar para atacar a cualquiera de los dos ahora que estaban distraídos.

También recordaba las últimas frases que le dedicaron tanto Yôko como Ayaka antes de darle la llave de la celda que contenía a la nueva Ningyo, la única opción de poder salvarlos a todos.

Lo que estaba claro es que el tiempo se agotaba y, en uno de los laterales, pudo escuchar a la lejanía el sonido de unos cascabeles.

¿Qué haría Brandon?

Notas de juego

Huir: Sin tirada

Atacar Takayuki: Como siempre, dif 50

Atacar Mïe: Difc 90

Correr hacia los cascabeles: Dif 40

¡Suerte!

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02/12/2019, 13:35
Kim Sun Hee
Sólo para el director

La violinista se mostró confundida al ver las personas que la esperaban del otro lado de la puerta, mientras permanecía observando a través del visor de la misma. ¿Quiénes eran? ¿Qué hacían allí? No tenía ni la menor idea, si bien no había duda de que había algo raro en ellos, en especial el acento en cuestión. No eran coreanos, eso estaba más que claro. ¿Qué traía a una pareja de japoneses a su propio apartamento? Los ojos de la chica no tardaron en abrirse al vincular los hechos. Debían de estar relacionados con la maldición de alguna manera. No obstante, lo que más sorprendió a la coreana, fue el cansancio que ambos demostraban, como si no hubieran podido descansar con propiedad durante un buen tiempo, incluso si a la mujer no parecía notársele demasiado debido al maquillaje que cubría su rostro. Sea lo que fuera, optó por escuchar con atención la conversación que los dos parecían mantener en ese momento. Parecía que estaban buscando a alguien en particular, que su presencia allí no era un mero accidente. Sin embargo... ¿qué podían desear de ella? ¿Deseaban hacerle daño como los espíritus de aquella horrible aldea? O... ¿Querían ayudarla? No sabía si era una buena idea tomar ese riesgo, no cuando aún debía de ayudar a su querida Shin-hye. No podía permitir alguna clase de obstáculo a lo que deseaba hacer. No permitiría que nadie se metiera en su camino, no cuando la vida de su amiga aún peligraba. Por esa razón, suspiró, nerviosa, no sabiendo muy bien qué hacer en ese momento, considerando la idea de darse la vuelta para leer los documentos de su amada.

No obstante, no tardó mucho en negar con la cabeza, considerando que debía de haber una razón para que esos dos se encontraran allí. La mención de su nombre no hizo más que confirmar sus sospechas. La buscaban a ella. ¿Realmente querían hacerle daño? No, si fuera así, habrían actuado de una manera más violenta. ¿De qué dibujo hablaban? - No sé qué quieren aquí pero... - Se interrumpió, pensando con cautela lo que diría. Tenía miedo de arruinarlo, de perder la única oportunidad que tenía de ayudar a su amiga. Sin embargo, la mención de Yoshi hizo que la violinista abriera los ojos, sorprendida por lo que había escuchado. - ¿Yoshi? - Preguntó aún incrédula, no sabiendo muy bien cómo responder ante aquello. ¿No era el japonés que había conocido en la aldea? Junto con el otro chico... ¿Brandon? Estaba segura que ese era el nombre. Sea lo que fuera, aquello la sorprendió en demasía, ya que no había esperado que ningún conocido de aquel sujeto se presentara frente a la puerta de su apartamento, no cuando se suponía que era de Japón. ¿Habían viajado hasta allí para encontrarla? - Están muy lejos de su hogar... - Dijo aún un poco impactada ante el hecho de que la hubieran buscado hasta allí. ¿Le había sucedido algo al japonés? Aquello no era algo que pudiera sorprenderla demasiado, teniendo en cuenta los peligros de ese sitio maldito. Ni siquiera sabía si el sujeto había salido con vida luego del encuentro con los espíritus. Aún así, no estaba segura de que fuera una buena idea abrirles la puerta, no cuando podrían desear hacerle daño. Por esa razón, permaneció en su lugar, tras la puerta, considerando lo que haría mientras fruncía su ceño, preocupada.

- Yo... le conozco, sí. - Dijo al final, en respuesta a lo que había dicho el sujeto sobre conocer a Yoshi. Si bien, al ver lo que pasaban por debajo de su puerta, la coreana no dudó mucho en cogerlo, luego de ver que se trataba de un retrato de ella con un detalle impresionante. - Increíble... - Se expresó asombrada mientras continuaba observando aquel dibujo de sí misma. No se demoró demasiado en abrir la puerta de su apartamento, optando por arriesgarse ante la posibilidad de que desearan hacerle daño. Una vez abierta la puerta, miró a los dos con una expresión seria en su rostro. - Soy Sun Hee, aunque si quieren preguntarme por Yoshi... no voy a poder ser de mucha ayuda. No sé mucho de él, ni tampoco sé qué ha sido de él en estos últimos días. - Le explicó a ambos en un tono que dejaba en claro que estaba siendo bastante sincera al respecto. - Pueden pasar si quieren, aunque no puedo concentrarme mucho en los dos. Tengo que buscar algo importante. - Continuó explicándose, sabiendo que aún debía de leer los escritos de su amiga, si es que quería descubrir algo que pudiera ser de utilidad respecto a la maldición. Necesitaba rescatarla, y, sí descubría la forma de poner un fin a dicha maldición, al igual que al culto, no dudaría en hacer todo lo posible para lograrlo. Dicho eso, se apartó para dejar que los dos japoneses accedieran a su hogar, para así cerrar la puerta, dispuesta a leer lo que necesitaba leer. Después de todo, aún estaba preocupada por aquel documento que había encontrado, el que tenía una clave. Tendría que intentar varias posibilidades, si es que no hallaba la clave en alguna parte. Tenía algunas ideas en mente, como el uso de su propio nombre.

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03/12/2019, 13:09
Brandon Marshall

Las palabras de Takayuki dejaron claro algo, y es que quizá el sacrificio de la pareja de la violinista no sirviera de nada. Los habitantes del pueblo vivirían diez años más, pero tras ese tiempo volverían a estar malditos. Y necesitarían otra ningyo, si es que Takayuki no había mentido.

No obstante, el pescador parecía estar demasiado exaltado como para poder detenerme a razonar con él, y la aparente presencia de Mïe indicaba que no nos dejaría avanzar.

-Mïe lleva buscándote todo este tiempo -dije, en tono seco, recordando lo que había dicho Ayaka-. No iba a parar hasta encontrarte. Es hora de que asumas las consecuencias de tus acciones.

Acto seguido, eché a correr en dirección al sonido de los cascabeles, creyendo que tal vez fuera la salvación que necesitaba en esos instantes. Por desgracia, no fui lo bastante rápido. Sentí mi pie chocando con algo y, acto seguido, tropezaba y caía de bruces en el suelo.

- Tiradas (1)

Motivo: Correr hacia los cascabeles

Tirada: 1d100

Dificultad: 40+

Resultado: 6 (Fracaso) [6]

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04/12/2019, 10:09
Yamada Tsudo

Agradecidos, ambos pasaron al interior de la casa y echaron un rápido vistazo al interior, una costumbre que en realidad todos los desconocidos tienen cuando entran en un lugar ajeno aunque no prestaran especial atención a la decoración o distribución del mobiliario.

Sí, hicimos un viaje largo.- El hombre parecía llevar la nota cantante, con las manos en los bolsillos y quedándose en el centro de la salita mientras que la mujer prefería relegarse a un segundo plano, quedándose apartada al lado de la puerta.- Yoshi es…- Las palabras no le salían, como si se hubiera olvidado por completo qué iba a decir. Se rascó la base de la cabeza nervioso mientras soltaba un largo suspiro, fijando su atención a un punto lejano del sofá del salón.- Falleció hace varios días mientras investigaba un caso para una de sus novelas. Era escritor.- Por acto reflejo paseó la mirada por una de las estanterías llenas de libros buscando una de sus obras, pero era francamente imposible de que una de sus novelas que tan poco éxito habían tenido fuera de su distrito llegara al otro lado del mundo.- Le conozco desde que éramos unos críos, y le ayudo con lo pueda dentro de mi jurisdicción para sus novelas. Hace días empezó a interesarse por un pueblo y una chica, me encargó buscar un dibujante de la policía.- Señaló el dibujo que tenías todavía en las manos.- Logramos encontrarte por redes sociales, quería ponerse en contacto contigo antes de que…- Carraspeó la garganta antes de girarse a su compañera, quien le dedicó una dolida sonrisa conciliadora que le transmitió un poco de calma.- Ella es Ino Kazakashu, su prometida. Le dije que no viniera, pero insistió demasiado.

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04/12/2019, 10:12
Ino Kazakashu

Yoshi era un hombre testarudo. Iba a retirarse después de esta novela, ¿sabes? – Por fin tomó la palabra, aunque estaba claro que le costó tomar las palabras al haber dolor y enfado en ellas, pero no hacia la violinista sino hacia el propio escritor.- Estaba enfrascado en su investigación y cada vez estaba más raro, más distante… Sólo quiero saber qué le ha pasado.- Una lágrimas corrió por su mejilla, apartando el rostro para que no la vieran tan débil mientras Yamada se acercaba a ella tendiéndole un pañuelo.

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04/12/2019, 10:17
Yamada Tsudo

Ino, siéntate un poco, te traeré un poco de agua.- Le susurró para animar a la mujer, quien había asentido una única vez al no tener fuerzas para rechistar, pidiendo permiso previamente para sentarse en una de las sillas libres.- ¿Te importa que coja un poco de agua…? – Señaló a la cocina sin moverse, no iba a hacer nada sin el previo permiso de la dueña de la casa quien parecía estar preocupada por el ordenador de su amiga todavía.- Hemos traído todo lo que encontramos sobre la investigación de Yoshi, incluida algunas de sus anotaciones. Lo único que nos falta es un viejo diario, desapareció completamente.- Calló al ver que Sun Hee parecía distraída para no molestar en sus dilemas internos.

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04/12/2019, 10:27
Máster fantasma

Parecía que Sun Hee tenía ahora dos vedas abiertas que parecían conducir al mismo punto cuando antes ni siquiera tenía ninguna, significando que estaba avanzando significativamente hacia la resolución de la maldición, el pueblo y el ritual.

Por un lado tenía los documentos escritos por Jun Shin-hye, quien había estado interesada en un espiritista creador de la “Cámara oscura” que llevaba consigo y, ahora, iba a ser la protagonista de la misma. Todavía estaban en la carpeta correspondiente, con la última codificada con una contraseña.

Por otro tenía el extraño dúo extranjero que habían hecho un largo viaje para entregarle todos los descubrimientos que había hecho por su parte otra de las víctimas de la maldición, Yoshi Yamagaki, un hombre con el que había coincidido en varias ocasiones antes de perderle de vista.

El tic tac del reloj de pared resonaba, haciéndole ver que las arenas del reloj descendían a un ritmo vertiginoso y, allá donde estuviera, su amiga y amada seguía encerrada en una oscura celda esperando a que su fatídico destino se cumpliera. Debía de darse cuenta y encontrar la forma de volver si no quería que fuera demasiado tarde.