Partida Rol por web

          - A diferencia de nuestra princesa que al sentirse un poco mal por algo que hizo prefiere bajarse del barco yo no solo no he concebido esa idea a pesar de recibir poco afecto, quejas y juicios excesivos de mis camaradas, aun de aquellos que ni siquiera estaban , ni tratan de escucharme o entender porque he tomado las decisiones y acciones durante la misión; porque no han estado en mi lugar o posición durante los momentos mas críticos! -       Respodió Isabeau a los que estaban allí frente a ella con un tono controlado, mirando a la teniente con disciplina, tras esperar que todos terminaran de desahogarse criticando la con razones, pero un poco excesivamente tomando en cuenta que ella misma comenzó pidiendo disculpas y antes de volar hasta Droniel termino de decir mirando en específico al hombre lobo:

          - Cuando he dicho que tengo una idea aproximada de donde esta Droniel es porque todos nos repartimos posiciones  y lo dejamos solo atrás con el espía en un lugar en el que no pudo fijarme demasiado por salir a hacer mi tarea de exploradora del equipo, pero no sabemos si los Magitec lo hayan descubierto antes o después de lanzar su ataque -    Respondió Isabeau aun preocupada por su nuevo amigo y antes de emprender el vuelo finalmente terminó por explicar las razones de su última decisión cuestionada

          - Es cierto Darius que me has indicado antes que no los perdiera de vista cuando se acercaban al campamento antes de que Eladamri y tu se trataran de infiltrar solos en el campamento, decidí tomar una acción cuando desde arriba me di cuenta que no solo los soldados de Magitec se habían infiltrado al campamento, sino que habían eliminado a los vigías del mismo y avisaban al resto de su ejercito para que tomara por sorpresa a las tropas de Lucis y entonces me pareció que era mas importante cortar la comunicación, avisar y evitar una masacre de los soldados con los que tratábamos de conseguir que liberaran a la teniente que cualquier otra confusión que pudieran tener  

No ocultó su profunda molestia, el enojo que comenzó a fluir y a calentar sus mejillas, su cuerpo completo. Sólo cuando pasaba lo que había pasado, podía sentir la tibieza de su propio cuerpo y el de otros, pero como estaba alejada de sus compañeros, estos no podrían sentir esta diferencia en su cuerpo que se sumaba al color de su cabello, así se quedaría hasta que su magia volviese y con eso, la voz que siempre le dice que destruya, que congele al mundo. Ellos no comprendían eso, seguían hablando, incluso el mismo Renall, hasta Darius, que intentaban convencerla o forzarla más bien, a quedarse, sin embargo, quien se llevó los honores de llevar hasta el extremo y sacarla de sus casillas, era Isaubeau.

Isabeau Flambeau era un personaje realmente curioso, realmente creía que estaba en lo correcto y tenía plena convicción en que sus acciones eran buenas más allá de toda duda, no eran actos en donde se cuestionara el peligro en que ponía a otros, pues realmente creía estar bien, de obrar bien, hasta cierto punto, era todo un milagro que se disculpara por algo, pero acto seguido, da dos pasos hacia atrás, y arremete desde la plena convicción de ser la heroína perfecta y un soldado excepcional. Euphemia ya la odiaba, pues antes la molestaba porque le parecía graciosa, divertida, pero ahora la consideraba un enemigo, alguien al que debía destruir, pues, su error disfrazado de certeza, haría que le costara la vida a alguien. Euphemia apretó el mango de su guadaña mientras la ira no dejaba de fluir por ella, volviendo de nuevo su cabello blanco, desde la raíz hasta las puntas mientras levantaba su mano y lanzaba un rayo de magia directo hacia la semi aven. El sello de magia se dibujó, pero esta vez no en su mano, sino en el suelo justo en el momento en que el rayo salió hacia Isabeau. Luego salió otro rayo y otro rayo poderoso, una magia que antes no había manifestado.

No salió palabra alguna de su boca, ahora si sería sacada de los SeeD, sería expulsada y juzgada por aquel acto, había atacado a otro cadete pero no se arrepentía, la detestaba profundamente, además que cumplía su palabra, si volvía a poner en peligro a sus compañeros le haría daño, le haría mucho daño. Sus ojos se habían puesto rojos mientras la atacaba. Había frialdad, incluso maldad en sus ojos, había crueldad en aquellas pupilas negras, la dhampiro no tendría compasión pues, además de la hipocresía de Flameau al disculparse y luego, acusar a todos de buscar enjuiciarla; la semi aven había intentado dejarla mal con el resto de sus compañeros, había querido mostrar que se comportaba con altura y dignidad, quedándose para protegerlos, según sus palabras, pero su presencia sólo les había traído problemas y peligro. Incluso era tan mala como ella lo era, a diferencia que ella intentaba controlarlo, sin embargo esta se manifestaba como en ese momento, como antes. 

              - Pero que demonios!    Traidora! -      Grito Isabeau atinando a poner y disparar su primer flecha después del primer intento de disparo de la maga del hielo a una de sus manos y el segundo disparo a la segunda, tratando de esquivar alguno de sus disparos para no morir ...

Mientras la teniente escuchaba las opiniones de sus subordinados, los ánimos se fueron calentando y Euphemia e Isabeau iniciaron una brutal pelea que dejó a la semi-aven al borde de la muerte.

Maldición son un par de crías. - exclama la teniente mientras se acerca por detrás de la dhampir para luego inmovilizarla contra el suelo, mientras pone un kunai en su cuello, dejando escapar un gran suspiro.

Si ella se muere, tu te mueres, así funciona el código de los SeeD, matas a uno de los nuestros, te matamos a ti. Cadete Khar, le voy a agradecer que ponga bajo custodia a la cadete Dracstone mientras yo reviso a vuestra compañera.

Los SeeD somos una unidad militar de élite y nunca atacamos a los nuestros, quien lo hace debe asumir las consecuencias de sus acciones, si estuvieramos en el jardín de Lyz te arrojaría al calabozo y perdería la llave, pero como estamos en mitad de una misión me voy a limitar a encadenarte mientras decido que hacer contigo niña. - dice la teniente mientras se acerca a comprobar los signos vitales de la semi-aven

Tras comprobar las constantes vitales de Isabeau, la teniente coloca sus manos sobre ella y empieza a usar magia curativa sobre ella devolviéndole su vitalidad.

Todo se nos fue de las manos muy rápido y antes de darme cuenta Euphemia estaba en el suelo inmovilizada por la Teniente Mey, mire a la dhampiro decepcionado durante unos segundos hasta que la Teniente dio la orden a Darius mientras ella se hacia cargo del cuerpo herido gravemente de Isabeau y me gire hacia el ronso.

Sabía que todos nos sentíamos igual pero no debía dejar que mis opiniones personales y sentimientos interfirieran en el buen cumplimiento de mi misión por lo que trataba a Isabeau de igual forma que a todos y lo mismo iba para Euphemia, aún así estaba apenado por lo sucedido, esperaba que ese fuera el caso para mis compañeros. Mire a Darius expectante de que cumpliera la orden recibida. No iba a hacer nada, porque no debía hacer nada. Solo esperar, terminar de hablar sobre nuestro futuro curso de acciones con la Teniente y terminar la misión absolutamente nada mas. Era un Seed, o mas bien un futuro Seed, y como tal debía dar un buen ejemplo mas aún si iba a ser quien quería ser.

- Teniente Mey, pido permiso para ir en la busqueda del compañero Aokishi e iniciar el plan expuesto con anterioridad.

Conforme Renall, ve por Aokishi, pero antes de hacer cualquier cosa, quiero que me digan exactamente que planean hacer chicos, no vaya a ser que entremos en un conflicto de intereses con nuestro empleador y eso sí sería una infracción grave, casi tanto como asesinar a un compañero. - responde la teniente mientras termina de curar a Isabeau.
 

Genial, ahora en lugar de jugar a armarla jugamos a matarnos entre nosotros. Quizás por estar muy ensimismada en sus propias anotaciones no se percató de lo que ocurría hasta que la aven caía al suelo, pero ese tipo de rabietas no eran dignas de un sede, deberían suspenderle durante un tiempo, si bien la dhampiro le caía bien, en esos momentos sentía que le daría dos tortazos bien dados para que reflexionara.

          - Aghhh!!    Me siento sumamente adolorida y con mucho frío! ... Pero estoy viva!   Muchas gracias dios!  Muchas gracias teniente! -    Dijo Isabeau sumamente adolorida y temblando por el frío que su cuerpo siente tras unos momento en el que su vida paso rápidamente por su mente ... lenta y tristemente se dio cuenta por reacciones que a sus compañeros parecía importarles poco que la dhampiro, que parecía demasiado poderosa para ser una novata Seed como se supone era el resto del grupo simplemente se molestara por su decisión en batalla y decidiera matarla frente al resto .... ya no supo la joven semi-Aven si sus disparos cuando trató de defenderse lograron herirla también, así que pregunto preocupada:

          - ¿Euphemia esta viva? ¿Acaso la maté tratando de defenderme? -     Isabeau espero con incertidumbre la respuesta mientras que adolorida trataba de levantarse y ponerse en pie con la respiración entre-cortada y un poco mareada

A veces la vida nos sorprende, abriendo ante nosotros caminos que jamás habríamos esperado... Y a veces se vuelve, sencillamente, más surrealista.

Bueno, inicialmente parecía que todo pintaba bastante bien. Habiamos sobrevivido, parecía que habíamos ganado... ¡Y hasta habíamos conseguido trabajar en grupo!

O eso pensaba, hasta aquel preciso instante.

La cosa empezó por Euphemia, diciendo que se retiraba de la misión porque la cosa se le había ido de las manos. Bueno, vale. si. Se le había ido bastante la pinza, pero no había sido algo premeditado, ni algo que quisiera hace para joder a nadie. Y, puestos a abandonar por errores, yo también la había jodido un poco bastante en la negociación, para que engañarnos-  Eh, no, no. Ni de coña. - dije a Euphemia inicialmente, negando con la cabeza- De aqui no se va nadie. Muchos la hemos cagado en mayor o menor medida, pero eh, aqui estamos, ¿no? Asi que eso significa que han salido bien las cosas y que solo queda que aprendamos de nuestras cagadas. - le dije, con una media sonrisa, esperando que ver que el resto la apoyábamos  la hiciera cambiar de idea.

Y todo hubiera sido maravilloso, y hubiéramos celebrado una fiesta en el país del arcoiris, de no se por lo que pasó a continuación. Darius hablo, Euphemia también habló, y lo que ambos dijeron, lo que deduje de sus palabras en relacion con el comportamiento de Isabeau, hizo que de repente la sonrisa se congelara en mi rostro, y que mi mirada se desviara automáticamente hacia la mujer pájaro. Sólo que ya no era una mirada amable y comprensiva. ¡Si hasta pase por alto la revelación de Darius sobre quién nos había atacado, y mira que eso era un bombazo!

-Que hija de puta.... mascullé, alucinando con lo que acababa de escuchar. Podrían habernos matado a las tres. Y, a diferencia de lo sucedido con Euphemia, Isabeau lo había hecho de forma deliberada, aún a sabiendas de que nos podía en peligro.

Y ahí fue donde salió a la luz mi vena más barriobajera, la que había estado alimentando en los últimos tiempos- ¡¿Pero como puedes ser tan cabrona, tía?! Nos podian haber matado, ¿sabes? ¡¿Pero en qué cojones estab....?!

Mi mano ya había ido hacia mi cintura incluso, en busca de mis armas, mientras notaba como el cabreo se iba apoderando de mi al pensar lo que había pasado en aquella tienda, y cómo podríamos haber acabado Aura, Kain y yo, por las gilipolleces de aquella gallina desplumada. Y parecía que hasta Kain, con lo tranquila que parecía siempre, se había mosqueado, como era obvio. Sin embargo, de repente, Euphemia se adelanto, y desplegó su potencial contra Isabeau sin decir nada, tan solo lanzando aquel ataque en el más absoluto silencio.

-¡La hostia! - exclame entonces, mirando a mi alrededor, sorprendida, al ver como no le habia temblado el pulso al atacar a nuestra todavía compañera.

Aunque bueno, no fue lo unico que fue la hostia. Isabeau fue, obviamente derribada, y Mey se metio por medio, sentenciando a Euphemia si Isabeua moría. Vale, atacarla no habia estado bien pero, ¿es que Mey no habia escuchado lo que acababan de contar? ¿Hacer que casi nos mataran no era suficiente? ¿De verdad estaba diciendo que si la tipa moría se iba a cargar a Euphemia? ¿Pero qué cojones...?

-¿Solo va a castigar a una parte, teniente? - le pregunte, cuando vi como se llevaban a Euphemia y prodigaba todo tipo de cuidados hacia la que, bajo mi punto de vista, era la traidora de las dos- ¿Y ya esta? ¿Así dejamos estar la cosas? ¿Seguimos con la misión y esperamos a que se le vuelva a ir la pinza y siga desobedeciendo órdenes? - le pregunte, mirando a mis compañeros también, en busca de algo de apoyo, para despues, mirar a Isabeau. Quizás me estaba metiendo en camisa de once varas, pero si con algo no podia en mi vida era con las injusticias.

Aun cargando con Aura en brazos¹, Darius se había encarado con Isabeau para exigirle una disculpa por sus acciones. Los primeros lloriqueos de la pájara le habían pasado desapercibidos, una justificación detrás de otra sobre sus errores y sus palabras. Él le había dado una oportunidad a pesar de lo que le habían explicado, incluso se había alegrado de la predisposición de la chica al plan conjunto hasta que se le fue la cabeza y comenzar a actuar por su cuenta sin tener idea de que sus acciones podían influir a los demás.

Pero entonces llegó la segunda explicación-excusa-justificación-aclaración-algo de la pájara. De todo lo que le dijo, Darius solo concibió una única respuesta. Más bien una única pregunta. - ¿No dedicas un tiempo excesivo a justificar tus cagadas? Si invirtieras el mismo tiempo en pensar las consecuencias de tus actos como inviertes en justificarte, todo te iría mucho mejor. A todos nos iría mucho mejor.  - Rectificó la última frase. Y a pesar de todo, Darius se mostraba como una isla de paz en un mar agitado, una balsa de aceite cargada de paciencia y temple.

Y una vez más, volvió a invertir un tiempo precioso en justificar sus acciones. Ahora mismo tenía dudas sobre cuales eran las verdaderas motivaciones de Isabeau por y para el grupo. Pero por su parte, cortó la discusión con una única frase. - Escucho muchas palabras, Isabeau. Pero ninguna disculpa. - Que era, simplemente, lo único que él le había exigido. El Ronso, al contrario de sus compañeros se habría contentado simplemente con una disculpa. Negó con la cabeza, el Ronso no estaba enfadado, estaba decepcionado con si mismo por haber confiado en ella a pesar de las advertencias. Él si había sacado una conclusión de todo esto: debería valorar un poco más las opiniones de los demás.

Así que en cuanto Ruby la llamó hija de puta, la fulminó con la mirada por el uso de ese lenguaje soez y propio de las tabernas más bajas de Cealdum. Una advertencia como la de Kain había sido más de su agrado. Pero aun mirando a Ruby, esta no pareció percibir esa dura mirada de oposición cuando siguió gritándole. - Ruby, ya. - le llamó la atención en esta ocasión, hasta que la vio buscar su arma. En aquel momento, Darius se adelantó hacia ella para taparle la linea de visión y evitar que cometiera una estupidez.

Estupidez que cometió Euphemia por ella, y de la que solo vió de reojo cuando Isabeau le gritó traidora a la dhampira. Al girarse, vió como Euphemia se había lanzado a por la pájara sin apenas tiempo para reaccionar. Para cuando quiso moverse, ya había terminado todo. Sasha había inmovilizado a Euphemia para que no continuara e Isabeau estaba gravemente herida. Darius no pudo evitar guardar unos segundos de silencio, conmocionado por lo ocurrido. Miró a Euphemia y negó con la cabeza en gesto de desaprovación. Se le había ido la cabeza muchísimo, se había pasado varios pueblos largos. Fue a decirle que se había pasado, cuando la Teniente le dió la orden de poner bajo custodia a la Dhampira. - A la orden. - Esperó que la liberara de la presa, para ver que Euphemia había quedado incosciente². Quizás por el cansancio, el uso de magia o la presa de Mey. Pero el pelo de la dhampira había vuelto a oscurecerse.

Cambió de posición a Aura, cogiendola con un único brazo y recogió a Euphemia con el brazo libre. Al girarse, vió la mirada de Renall. Durante apenas un par de segundos le devolvió la mirada con cara de circustancias que, a pesar de ser un Ronso, en aquella ocasión el sentimiento trasmitido era bastante claro. Dejaría en manos de los demás explicar los planes que habían trazado, mientras el ponía bajo custodia a la dhampira.

Por su parte, Sasha podía castigar o no a Isabeau, eso le traía sin cuidado. Pero él si había aprendido la lección: no volvería a formar parte de un grupo con ella, ya había salido escarmentado una vez, y la segunda vez sería culpa de él por fiarse. - Déjalo Ruby, tenemos una misión que cumplir. - le llamó la atención, y esta vez, dirigiendose tanto a Ruby, como a Renall y Kain, volvió a hablar. - Por favor, tengo una firme creencia que investigar los impactos de artillería del Cadente revelará si eran los mismos proyectiles que derribaron los transportes. Nos vemos después. - Y dicho esto, se marchó en dirección a la tienda médica.

Al llegar a la tienda médica, dejó a Aura en la mejor cama que encontró, y cambió la posición con la que cargaba a Euhpemia para que fuera más cómodo tanto para ella, como para él. Y esta vez, se dirigió a Tempi. - Cuida de ella, por favor. Me gustaría estar aquí para cuando despierte, pero... - lanzó un largo suspiro. No estaba de acuerdo con aquellas dos últimas palabras, pero no tenía más. - tengo órdenes. Dile que... - Miró a Aura, y despues volvió a mirar a Tempi. - Da igual, no importa. - Negó con la cabeza y acabó por dedicarle una sonrisa amable (o teniendo en cuenta su fisiología, todo lo amable que pudo) a Tampi. -Gracias por todo, amigo. - Se agachó junto a Aura, apoyando su frente contra la de ella y después se puso en pie, girándose para acto seguido marcharse de allí en silencio.

En un lugar algo más apartado y tranquilo, Darius sentó a Euphemia con cuidado. Apoyó su espalda en un árbol cercano, e intentó que estuviera lo más cómoda posible para cuando recuperara la consciencia. El se situó frente a ella, apoyando la lanza en el suelo y lanzó un largo suspiro, negando con la cabeza. Se sentía culpable y responsable por lo ocurrido, a pesar de que no fuera su intención, era como si todo aquello lo hubiera propiciado él. La guadaña de Euphemia la dejó apoyada en un arbol detrás de él, y esperaría a que ella despertara para hablar con ella.

Suspire al escuchar que nuestro plan probablemente y mantuve la ira guardada al entender que según el jardín habíamos actuado mal al capturar al doppleganger.

- En ese caso tengo malas noticias, hemos capturado a un doppleganger que pertenece al grupo que nos ha contratado tras ver sus acciones. Mato y violo a personas inocentes, si entonces según usted eso es una acción que merezca un castigo estoy dispuesto a recibirlo en lugar de todo el grupo pero ha de saber que volvería a hacerlo. No estoy dispuesto a dejar pasar malas acciones solo porque dicha persona me haya contratado para llevar a cabo una misión -dije a Mey sin vacilar- En cambio nuestro plan entonces se imposibilita ya que aunque completaríamos la misión que nos fue asignada a rajatabla habríamos atraído a sus enemigos hasta ellos. Por tanto de aquí en adelante queda en sus manos decidir nuestro curso de acción ya que Aokishi aún tiene al doppleganger.

Había escuchado todo lo dicho por los demás sin mostrar ninguna reacción, al parecer había mas gente que no podía controlar sus emociones durante una misión y eso me preocupaba.

Lo había logrado, o eso creyó, sus disparos habían sido certeros y la semi aven no tuvo oportunidad alguna siquiera de defenderse, el hielo se había expandido por su cuerpo y la había cubierto por completo, ni siquiera sabía si había sido consiente de lo que le pasaba, de cómo su corazón se detendría de golpe ante el frío y como su sangre se congelaría creando cristales que romperían sus capilares causando un intenso dolor en cada fracción de su cuerpo. La vio caer mientras gritaba que era una traidora. ¿traidora?, ella le había advertido, la mataría si volvía a poner al grupo en peligro, y había cumplido su palabra, eso no era traición, la semi aven sabía a qué se exponía si seguía actuando de la manera tan impudente como lo venía haciendo hasta ahora. Por eso sonreía mientras la veía precipitarse, intentando dispararle para defenderse.

La dhampiro no se movió de su lugar, ni ofreció resistencia cuando la teniente la inmovilizó mientras declaraba que si se moría Isaubeau, ella moriría y pretendía que eso le importaba, cuan equivocada estaba, para Euphemia, su propia vida carecía de valor, aunque seguramente su alma sería devorada por el demonio que habitaba en su interior, pero ese fin era el único que existía en ella hasta ese instante. La presionada contra el suelo pero no abandonaba su sonrisa de satisfacción, mientras sentía la rodilla de May entre sus omoplatos, cortándole un poco la respiración por el peso. 

"déjame salir y los congelaré a todos" le dijo, ella lo mandó a callar, eso sí sería loo último que haría. Hablaban de lo que hacían los SeeD, y de cual era su misión y pronto pudo ver las caras de sus compañeros de desaprobación, todos ellos habían tenido vidas tranquilas o por lo menos, no una vida como la de ella, en donde si fallabas, eras liquidado. No había lugar para la duda en los actos, y quizás ya se habían dado cuenta de lo fría que era al atacar. Ahora más que nunca lo comprenderían y de seguro ya no estarían tan dispuestos a dejar que se quedara. La semiaven estaba viva, la escuchó hablar, y chasqueó la lengua, había fallado, debió usar su guadaña, por lo menos así hubiera bañado el suelo con sus vísceras. Giró la cabeza, sólo un poco, y se encontró con los ojos de desaprobación de Renall, y por alguna razón, eso no le agradó, o mejor dicho, la hizo dudar de su acción, pero luego sintió enojo, no debía dudar de su actuación. 

Cerró los ojos, se sentía profundamente cansada, comenzó a faltarle un poco el aire, y su cuerpo comenzó a adormecerse, a sentirse liviano, era el uso de la magia que había hecho, en teoría había perdido su magia luego de la salía del demonio, pero su enojo la había reactivado, ahora volvía a irse y sus fuerzas con ella. Cerró los ojos y no los volvió a abrir, había perdido la conciencia mientras su cabello se tornaba negro de nuevo; la jaló y levantó Darius, aunque tampoco es que iba a oponer resistencia, de una u otra forma, iba a tener lo que había pedido, dejar la misión, ya fuera degradada o incluso presa, muerta también era un opción, pero la tenía sin cuidado. Ahora todos verían y sabrían que no era una buena persona, en especial Renall, y con eso dejaría de intentar protegerla. Los ojos de desaprobación del chico daban cuenta que era consciente de su error al intentar ayudarla. 

Cuando despertó de nuevo, mareada y pálida, movió sus brazos sintiéndolos atados, intentó moverlos y forcejear, pero el nudo solo se tensaría un poco más, era mejor no resistirse. Levantó la vista y se encontró con su carcelero, era Darius, o al parecer ese era su nombre, no lo recordaba. Le dio una breve mirada de inspección y volvió a cerrar los ojos y doblar sus piernas, para ponerse en posición de loto. Mientras esperaba el veredicto, era mejor meditar, el demonio estaba removiéndose en su interior, y ella intentaba no escucharlo.

En esa posición, evidentemente no tenía ganas de hablar con el ronso, no lo conocía y hasta donde sabía, era un SeeD que seguía las órdenes que les habían dado. Al parecer no sería no buena Seed, no era buena siguiendo instrucciones. 

En cuanto Euphemia despertó, Darius bajó la mirada ligeramente. Tenía por seguro dos cosas: Ella no quería estar allí, pero él tampoco quería estar allí. Le preocupaba más el estado de Aura y estar presente cuando despertara, que hacer de carcelero. Más aun cuando, a pesar de desaprobar las acciones de la chica, las comprendía. Resopló, cambiando la carga del cuerpo de pata para vigilar durante unos segundos a su alrededor.

- No tienes motivos para confiar en mi. - Comenzó a decir, mientras Dayka se sentaba junto a él, plegando las alas y alzando el morro. - Pero hice voto de sinceridad y puedo dar mi palabra de honor que cuanto hablemos, no saldrá de aquí. - Y si conocía minimamente a Aura, sabría quien era el Ronso y de que decía la verdad. - Dicho esto, esa... - cerró la boca, controlando la lengua. - ...Aven... - acabó por decir por no llamarla pájara. - ...se lo tenía merecido. Ha puesto en peligro la misión y sus integrantes. Además de que no se disculpó todavía. - añadió, con cierto hastío. - Con esto quiero decir que entiendo lo que has hecho, pero también debo decirte que no era el momento ni la situación. - Se encogió de hombros.

- Ahora tendrá un motivo para hacerse la víctima. - Resopló, negando ligeramente con la cabeza. - ¿Quieres hablarme de ti? Tiene pinta de que quieres alejarte de todos y de todo lo que te importa para protegerlo, pero así no funcionan las cosas. Les haces sufrir. Las Vieras lo llaman "dilema del herizo". Así que si quieres hablar... como ya he dicho, te prometo que nada de lo que hablemos saldrá de aquí. -

El ronso deseaba hablar, algo que detestaba la joven a menos que fuese para humillar a alguien, abrió un ojo, él chico parecía ser un buen tipo, era amigo de Aura después de todo, y esa tragasanto no se haría amiga de personas malvadas, claro, personas que dentro de su reducido concepto, no fuesen buenas. 

Su discurso del erizo, de que los hacía sufrir y que aunque se lo merecía Isaubeau, no era el momento ni el lugar. Su hocico se movía (¿era un hocico o una boca?), y seguía parloteando sobre la necesidad de haberse controlado, pero algo sí la puso tensa, levantó una ceja, ¿era cierto que les importaba lo suficiente para no matarlos?, quizás sí, por algo se había metido en las líneas enemigas para hacer explotar su magia demoniaca, por miedo de congelar a sus compañeros, ¿por qué era tan leal?, no era propio de ella, los pudo haber congelado a todos, aliados, enemigos, ganado esa batalla y seguido adelante. Cerró los ojos de nuevo, su corazón pareció latir un poco más rápido pero pronto logró serenarse. 

— es una semi aven, no sé que tanto tiene de otra raza, porque no se le nota, pero es una semi aven — mestiza, podría agregar, ella también lo era, su padre era un humano, pero ella había nacido como dhampiro, sin casi rasgos humanos, de hecho, no había humanidad en ella — y te equivocas, no me importan ni me interesan sus vidas, para mí son todos igualmente irrelevantes — decía la verdad, o eso quería pensar, y realmente creía lo que estaba diciendo — así que no te molestes en entender lo que hice o dejé de hacer, sólo lamento el no haberla matado, seguirá siendo un problema del que ninguno se hará cargo, pequeños niños buenos — le lanzó una sonrisa ladeada, solo la comisura derecha, cerró los ojos, y volvió a quedarse en silencio. Darius tenía razón en algo, no tenía razones para confiar en él, y por lo mismo, no hablaría de ella.

- Mientes. Y para alguien que solo sabe de verdad, las mentiras son fáciles de discernir. Incluso para aquellos que caen en el autoengaño. - Explicó con tranquilidad, encogiendose de hombros. ¿A quien se creía que podía engañar con esas tonterías? ¿que estaba hablando con algún idiota de taberna de los que Ruby había criticado en varias ocasiones? El sistema de defensa social de cerrarse y mentir afirmando que nada le importaba era propio de Ronsos de edades entre seis a ocho años, humanos de ocho a doce, elfos de quince a treinta y visto lo visto, dhampiros de cualquier edad.

- Según tu todos somos irrelevantes, pero te preocupa poner en peligro al grupo. Y dado la secuencia de hechos, atacaste a Isabeau por haber puesto a los demás en peligro ¿No? Eso quiere decir que los demás te preocupan. - Hizo una pausa, poniendo la voz más aguda. - No puedo seguir con la misión y exponerlos a todos a ese peligro.  - carraspeó. - Para no preocuparte por esos pequeños niños buenos, pareces muy preocupada por no exponer "a todos a ese peligro". - En lo que había viajado, vió más gente antes con crisis de joventud, pero aquel caso rozaba ya el ridículo.

- Así que me repetiré ¿Qué te pasa? - No ser capaz de decir lo que uno mismo sentía era un signo de cobardía clásico. Si no hablaba, solo confirmaba lo que el Ronso ya sospechaba.

Maldito, masculló mentalmente, su razonamiento era cierto y la ponía en evidencia, la dhampiro suspiró, pues aunque la había sorprendido, según él, no quería decir que lo reconocería, como si los hechos hablaran con menos fuerza que las palabras, ¿para que hacer declaraciones rimbombantes de principios si los hechos no lo sustentaban?, esa necesidad de expresarlo todo, como si decirlo le diera mayor valor. 

— le juré a la semi aven que la mataría si hacia otra estupidez, simplemente cumplí mi palabra, pues si digo algo, lo ejecuto — volvió a abrir sus ojos violetas, aunque nada suavizó su expresión, la que se mantenía serena — además, con lo que hice, estarán todos más... convencidos de que es mejor que me vaya, esta misión se fue a la mierda hace rato, no me interesa ir en contra de Noctis. Los del jardín se equivocaron, ¿por qué continuar ejecutando una orden sin cuestionarla?, somos unos mercenarios, sin mayor honor que el que el dinero nos entrega, creer otra cosa, es ilusa, es solo una declaración vacía de principios, pero te gustan las palabritas, digo hablar de los sentimientos y de cómo nos sentimos — ahí de nuevo, esa sonrisa maliciosa. 

— ¿no te has puesto a pensar que lo que hice sólo fue para sacarme de esta misión y seguir mi camino? o prefieres creer en mis palabras y asumir que me importan, bueno, adelante, la verdad es que me tiene sin cuidado — bostezó un poco y se recargó en el tronco donde la había dejado — asumo que quisieras estar con Trepe ahora, deberías hacer algo útil y pedir relevo en la vigilancia, de todas formas, no me escaparé, dudo que me maten, después de todo soy la nieta de Thadeus Dracstone, y todo el mundo le debe favores a ese desgraciado, y aunque así fuera, da igual, no es algo que me tenga preocupada— pasó su lengua por sus labios — vamos, ve, di que te desagrado y cambia con otro chico, cuestiona las órdenes, es mas divertido hacerlo así —   en eso sí que no mentía. 

La aquarian se incorporó con calma, para ver todo bien, a su espalda Darius se alejaba con la elfa en brazos, y al frente mucho quisquillosos, aunque en esta ocasión estaba de acuerdo con Renal...

- Teniente si ese tipo, el doppleganger... Hizo lo que se le acusa y todo indica que si, no me lo pensaré dos veces a la hora de cometer el mismo error, pues antes que cualquier misión tengo mi hacer, me debo antes que a los demás; a mí, y si bien busco sentirme gratificada dispongo de cierto honor. No veo fallo en mi misión, pues se nos pidió que fuera abortada, vos disteis esa razón, de dar prioridad a nuestra campaña, pues con la misión destrozada por los proyectiles, en nuestro nuevo objetivo de exploración, tuvimos ocasión de frenar a los viles, y terminar en esta condición. Tal como usted nos pidió de nuestra anterior misión pasamos a nuestra propia integridad, por ello veo la actuación de Euphemia algo peor que la de la arquera que casi nos sentenció, lo siento Euphemia pero pudiste llegarla a asesinar esa no era nuestra finalidad, tener un berrinche en este momento casi justifica un imperdonable error anterior. Pues como Ruby dice nuestra compañera emplumada casi nos mata, sea cual sea su justificación a punto de poner nuestros nombres en una mortuoria acta.

Demasiado que decir, que se podría haber resumido como "volvería a pillar a ese puñetero mago; tú nos dijiste que priorizaramos nuestras vidas; Euphemia debe ser fuertemente castigada pero en comunión con ella también nuestra compañera alada". Maldición Kain, podría pensar la teniente, porque necesitas enrevesar tanto tus palabras... Pero a esas alturas y designaciones varias después, todos comenzaban a saber que ella era así.