Partida Rol por web

Miron se mantuvo al margen de todas las discusiones hasta que Solas le hizo un gesto para pedirle ayuda. Se acercó con cautela al grupo de extranjeros para estar al lado del cuerpo aparentemente sin vida. Lo miró y se preguntó si realmente aún podían hacer algo por él; la verdad es que ni siquiera se había tomado la molestia de comprobar que realmente estuviera muerto.

- No sé mucho sobre magia curativa.- anunció a modo de advertencia.- La escuela de la creación no es mi fuerte, pero intentaré ayudarte como pueda.- apoyó con firmeza el bastón al suelo y asintió, mostrándose preparado para recibir órdenes. Confiaba en la sabiduría del elfo, así que haría lo posible para ayudar de algún modo.

 - Bueno, supongo que es normal si estáis confundidos... - Contestó seca a Richard, aunque más tranquila esta vez.

 La mirada de la elfa se ensombreció tras el comentario de Eva, y una media sonrisa irónica brotó de sus labios con un soplido. No cuestionaría si la humana había vivido algo 'importante de verdad', ni le interesaba, en realidad, pero que ella sí lo hiciera la malhumoraba más. Esa shem engreída, tal vez hasta fuera cierto que no hay elfos en su Tierra, de lo contrario sabría que, en comparación con otros elfos dalishanos, estaba siendo amable con ella.

 Pero la conversación entre los magos era mucho más interesante, tanto para ella como para los extranjeros, seguramente. Sanar al hombre y devolverlos a su mundo no debía ser poca cosa. 

 Se cruzó de brazos e inclinó levemente la cabeza para contemplar, con curiosidad, la reanimación del shem que yacía en el suelo. 

La bruja se acercó a Miron, que acababa de adelantarse hasta el cuerpo sin vida del cuarto extranjero, sin perder su sonrisa socarrona.

Ella no llevaba bastón, y no parecía necesitarlo. Aún así ladeó la cabeza, y colocándose detrás del mago puso una mano en su hombro, y la otra sobre la mano con que Miron asía el bastón que apoyaba firmemente en el suelo.

-Uniré mi magia a la tuya. Si no te importa esta intromisión... es a fin de bien.

Solas levantó una ceja y sacudió su cabeza, pero no dijo nada. Simplemente suspiró, y se dispuso a concentrarse, su propio bastón apuntando al cuerpo en el suelo.

Un chorro de energía mágica emanó de él. Hizo un gesto de asentimiento hacia Miron, y de inmediato también de éste y de Morrigan al unísono, ambos como un sólo ente, brotó un chorró parecido, que se unió al del elfo.

Increiblemente, una chispa apareció revoloteando alrededor de Jacob, quien la contempló perplejo, tanto como los demás. La chispa creció y se fue convirtiendo en un rayo zigzagueante y anárquico, que finalmente Solas atrapó con su propia magia.

-Bien. Bien.

Con un ímpetu devastador Solas concentró en el cuerpo yacente toda la fuerza sumada de los magos. El cuerpo se arqueó al recibirla, como si la descarga fuera a quebrarlo, a destruirlo...

En vez de eso, las venas azuladas y rígidas marcadas en la piel se suavizaron, las arterias empezaron a latir, la sangre circulando de nuevo. El color volvió a las extremidades, los ojos en blanco se revolvieron, el velo de la inconsciencia se apagó. La vida regresaba, pujante, aunque impregnada de dolor...

Miron notó la presencia de Morrigan en sí mismo como algo innegable e inquietante, aunque tremendamente placentero. Una excitación poderosa le inundó, mucho más que meramente sexual, fue sentir incrementar su potencia personal y mágica, en todos los sentidos, a un límite nuevo, más allá de lo experimentado hasta entonces.

Lo que Markus sintió en ese instante debía ser parecido a lo que sentía un recién nacido al asomar al mundo. Angustiado, ahogándose, sufriendo el despertar de cada fibra de su ser.

No recordamos lo que sentimos al nacer, por fortuna, pero no fue el caso de Markus.

Plenamente consciente de su cuerpo y su paso de la muerte a la vida. Del salto del morboso y nocivo descanso que conducía inevitablemente a la nada, al aguijón lacerante del renacer: Un grito brotó de sus entrañas, avanzó por su columna, asoló su mente... y finalmente tomó cuerpo en sus pulmones, ardiendo, y se hizo sonido, devastador.

Al ver aquella escena me acerqué un poco más a mis compañeros. Aquello daba miedo, sobretodo, cuando veía que el muerto en cuestión empezaba a tener el aspecto de una persona dormida o inconsciente.

- ¿ Están resucitándolo?

Estaba alucinando en colores. No quería ni imaginarme en qué clase de lío nos habíamos metido al caer en este lugar. No pude evitar fruncir el ceño, pero era por preocupación por lo que lo estaba haciendo.

- ¿ Puedes resucitar a alguien mediante la magia y no pueden enviarnos de vuelta?

Estaba claro que les molestábamos ahí, ya lo habían dejado claro, así que lo más sencillo para todos era que nos volviéramos a donde habíamos salido y punto. Así ni ellos tenían que pasar el mal rato de aguantarnos, ni nosotros tendríamos que ver sus malas caras porque tuviéramos que hacerlo. Por no decir, que la tanda de insultos y malas formas había empezado únicamente por parte de ellos.

No dije nada. Ahora sí que tenía claro que lo mejor era seguirles el rollo, aunque se dedicaran a insultarnos. Estaba claro que podían llegar a hacer cosas muy raras.

Marcus se levantó rápidamente, agarrándose los pulmones como si se le fuesen a salir, tomaba bocanadas de aire rápidas, como incapaz de respirar aún vivo, sus ojos parpadeaban sin cesar y miraba hacia la gente que tenía delante con extrema sorpresa, aún no era capaz ni de pensar con claridad ni de entender la situación.

Cuando su respiración comienza a regularse se suelta el pecho y comienza a mirarse la manos, jadeando. Empieza a moverse y, con dificultad, empieza a levantarse vacilante y con todo su esfuerzo se pone en pie. Ya en pie, mira hacia la gente que tiene delante, que le observan, e intenta hablar aunque de su boca solo sale una sonora tos. 

Jadeando y apoyando las manos en las rodillas dice sus primeras palabras. -Joooooder.- Es lo único que es capaz de decir entre jadeos.

Estaba alucinando. Sin ningún tipo de duda. En un momento no sabía si alegrarse o alejarse poco a poco y correr todo lo que le permitieran los pies. Por una parte, era una ventaja tener a esa gente alrededor. Si morías te resucitaban, muy videojueguil eso. Pero claro, si podían resucitar así, también podían matar igual de bien. 

Empezaba a sentir la necesidad imperiosa o de despertarse y reírse de lo estúpido de este sueño (porque no podía ser otra cosa. Eso o una esquizofrenia que le ha aparecido de la nada) o, si era cierto, cosa que veía demasiado improbable, esperar a que esa gente les llevara de vuelta a su lugar. Al menos, se había comentado que les devolverían a su mundo. Misteriosamente quería pensar que mejor cuanto antes y si es ya, mejor que dentro de cinco minutos. 

Miró a Eva con cara de ¿tú también quieres salir de aquí, verdad? Seguro que estaría de acuerdo en eso. El lugar, muy bonito, muy misterioso pero una cosa es jugar a videojuegos e imaginar que en algún lugar existe esto y fliparse uno mismo y otra muy distinta... bueno... vivirlo en carnes. 

La conversación entre la elfa y Eva comenzaba a subirse de tono, yo simplemente me quedé mudo, era siempre mala idea meterse en una conversación de mujeres, más aún cuando ellas estan armadas o entrenadas... o ambas cosas, aunque, pronto mi atención la captó la conversación entre Solas y la misteriosa mujer que había aparecido, al parecer había la posibilidad de que pudieramos volver a nuestro mundo, pero más aún me sorprendió el que pudieran ser capaces de devolverle la vida al cuerpo del difunto, y cuando aquella chispa de energía salio de mi me quedé flipando en colores observándola atónito, tardé varios minutos en recuperar el habla, pero cuando pude me acerqué al grupo de "magos" completamente alucinado -Que ha sido aquello? hace unos momentos este hombre estaba muerto, o al menos así parecía, como lo han hecho?- había olvidado completamente mis modales, posiblemente incurriendo en una enorme cantidad de falta de educación, pero en ese momento estaba más que sorprendido por lo que acababa de contemplar -y que ha sido eso que me ha salido? que ha sido esa chispa?- tenía demasiadas preguntas y cosas que digerir y quería respuestas

Markus, que todavía está apoyado en sus rodillas le echa una mirada al hombre que acababa de hablar. -Pues comprueba mejor la próxima vez.- Dice, seco. Realmente le dolía cada parte del cuerpo. Le quedaba un rato para recuperarse y no quería ponerse a pensar con aquel dolor, por mucho que estuviese desapareciendo, así que decidió actuar sin ninguna cautela, al fin y al cabo, no tenía nada que perder, estaba muerto ¿no?

 Sin perder de vista a los magos, ni a quien pretendían reanimar, Aisha retrocedió un par de pasos para dejarles trabajar y apartarse de la corriente mágica.

 No importaba cuantas veces hubiera visto la magia en acción, seguía impresionándola, para bien o mal. Ver como aunaban fuerzas, o mejor dicho, magia, para un objetivo en común, y que no tuviera relación con espíritus ni magia de sangre, era algo aun más raro y digno de ver... Incluso cuando en un principio pareciera que, más que ayudándolo, lo estuvieran rematando. 

 Contempló el cambio del hombre, seria y tensa hasta que, con total seguridad, la vida volvió a él. Hasta esbozó media sonrisa con la primera palabra del shem. - Ahora pareces bien vivo, Shemlen. Pero tendrías que haberte visto hace unos minutos. - Dio la razón a Jacob con cierto aire jocoso mientras se cruzaba de brazos.  

 Pero en seguida volvió a mirar a Solas y a Morrigan, de reojo. Ya estaban todos, pero, ¿Y ahora qué? Ni siquiera estaba segura de si atreverse a preguntar.

Miron se concentró para aportar tanto poder mágico como le fuera posible al hechizo de Solas. Sintió cómo el poder de los cuatro se unía en uno solo, y también una sensación curiosa que nunca había notado. Al finalizar, observó con atención al hombre reanimado y sonrió al comprobar que todo había funcionado perfectamente. Se alegró de traerle de vuelta al reino de los vivos, y rió escuetamente cuando éste comentó con tono sarcástico que no estaba tan muerto como parecía.

- Bienvenido.- le dijo. En seguida dirigió su atención hacia Jacob, incapaz de comprender su perplejidad.- ¿Qué quieres decir?- preguntó al extranjero. Miró a Solas y se encogió de hombros.- Es un poco tarde para descubrir su afinidad a la magia, ¿no?- inquirió, esta vez al elfo.

Cuando el dolor había remitido hasta el punto en el que ya era capaz de ponerse recto y hablar sin tener la voz ronca, se incorpora tras escuchar las palabras de la mujer de orejas puntiagudas y las palabras de bienvenida. -Que yo sepa me llamo Markus, no Shemlen.- Le responde serio, aquella mujer parecía sacada de una película de fantasía, aunque aquello no le importaba demasiado. Entonces se dirige al hombre que le dio la bienvenida. -Sí, hola, gracias por salvarme. Soy Markus.- Se acerca para darle un fuerte apretón de manos y unas palmadas en la espalda. Entonces se gira hacia los demás. -¿Y vosotros sois?- Pregunta dirigiéndose a todos justo antes de toser. -Lo siento, no estoy acostumbrado a esto de morir.- Dice con el sarcasmo justo.

El mago apenas pareció cansado tras el evidente esfuerzo que debía haber representado algo cercano a una resucitación. Miró con detenimiento a Markus, estudiando sus movimientos y reacciones, asegurándose de que el hombre realmente estaba bien. Y de que... realmente... era aún un hombre.

Así fue, pues no añadió nada, sólo hizo un gesto de asentimiento con la cabeza, que mostró su aprobación. Los demás estaban dándole la bienvenida al extranjero, pero él sonrió a medias ante la puntualización de Miron acerca de Jacob, y su recién descubierta magia.

-Allí de donde viene, está claro que no hay magos. Ni elfos. No es que yo lo sepa, es que es evidente. Nada que ver con Thedas, pero aquí... aquí estos cuatro extranjeros tienen habilidades que aún desconocen, las tienen tanto aquí como allí, pero no han podido desarrollarlas, o incluso descubrirlas. Van a necesitarlas si quieren regresar por el Eluvian, activarlo no va a ser nada fácil, como te he dicho.- Se dirigía ahora a Eva.- Tú y tu capacidad como guerrera, él y la suya como mago. -Señaló a Jacob.- Y... -se encogió de hombros- falta saber qué habilidades innatas esconden nuestro nuevo revivido compañero, y Richard. Ricky, según has dicho...

Entonces se volvió hacia Markus de nuevo, esta vez con la sonrisa franca, dejando escapar una pequeña risa.

-Y, puesto que es la hora de las presentaciones, Markus, te diré que yo soy Solas. Mago, y elfo...

En vista de que el aire de aquel lugar hacía que la gente se tomara a mal que no dijera mi nombre, decidí no pecar dos veces de lo mismo y directamente me presenté.

- Yo soy Eva Vogel.

Asentí después pensando en lo de antes.

- Y tienen razón. Antes estabas más muerto que vivo. Yo ni te encontré el pulso.

Imaginaba que algo de pulso tendría si ahora estaba hablando con él, pero vamos, a saber.

Solas empezó a hablar diciendo algo de profesiones y a mí me salió guerrera. Mejor, eso de tener que usar la cabeza para mujer cosas no era lo mío y lo de aprender conjuros o magia o lo que fuera parecía demasiado complicado.

- Pobres, que decepción les va a entrar cuando vean que lo único que sé con coreografías de películas. - Vamos, que iba a parecer que sabía usar un arma, pero a la hora de la verdad no tenía ni idea. - Quizás desistan tras una penosa demostración.

ciertamente, no tenía ni la más mínima idea de que podía llegar a hacer algo así, por lo que la puntualización de Solas estaba más que a bien, sin embargo ahora tocaba ver que el recién resucitado hombre estuviera bien, y en realidad lo parecía, tanto así que se presentó, al menos estabamos casi seguros que también venía del mismo lugar que nosotros así que después de Solas y Eva hice lo propio -Jacob, pueden llamarme Jake y creo que aquí casi todos estamos tan confusos como tu- intenté ser algo más agradable que antes y recuperarme lo mejor posible

 En cualquier otra situación, habría pensado que el tal Markus le estaba vacilando, pero si lo que decía Solas era verdad y en su mundo no había elfos... - Está bien, Markus. - Remarcó -  Pero - Miró a los cuatro - Si vais a quedaros algún tiempo, no os sorprendáis si algunos de los míos os llaman así. Aunque, si no hay magia en vuestro mundo... - Enarcó una ceja - Seguro que habrá muchas cosas que os sorprendan más que unas pocas palabras desconocidas - Y no todas agradables - Comentó, pensando curiosa en como serían algunas de las reacciones de aquellos cuatro ante la magia, más magia de la que habían visto, y todo lo que eso conllevaba.

 - Yo soy Aisha Serthan, elfa también. - Imitó a Solas con extrañeza. ¿De verdad necesitaba decir algo así? ¿No era obvio? - Pero no soy maga. - Puntualizó. - Ni querría serlo - No consideró necesario presentarse también como arquera ni cazadora. El arco a su espalda debería hablar por sí sólo.

Markus se acerca para darle un apretón de manos a Solas y entonces se dirige hacia la elfa y a los humanos. -Aisha, Solas, nombres dificilillos, no? Bonitos tatuajes.- Dice mientras la mira. -Jake, tú sí tienes un nombre más normal. -Le da otro fuerte apretón de manos.- Hey Eva. -Se acerca a ella con el puño en el aire para que choque, aunque lo baja antes de que pueda reaccionar. 

Se aleja con pequeños saltos hacia atrás para verlos a todos mejor y observa sus alrededores. -Y bien,- Dice animado. -¿Dónde estamos? Dudo que vendan drogas así de fuertes en mi barrio.- Dice sin pensar. Mira a los que no se han presentado.- Y vosotros?

Miron observó entre extrañado y divertido al hombre reanimado, intentado figurarse si aquella actitud era natural en él o algo artificial. Le devolvió el apretón de manos y asintió levemente. Cuando Markus pidió presentaciones a los que aún no habían dicho su nombre, Miron asintió de nuevo.

- Mi nombre es Miron. Yo... también soy un mago.- frunció el ceño, incomodado por tener que decirlo en voz alta. En otra situación, esa confesión hubiera sido extremadamente rara y fuera de lugar.- Me alegro de que estés bien. Estamos...- meditó la respuesta para que sonara menos complicado de lo que era.- En un lugar diferente. Una especie de camino entre...- negó con la cabeza. La idea era aún demasiado nueva para él, y demasiado sorprendente.- Me gustaría pensar que seguimos en Thedas.