Partida Rol por web

Después de varios intentos, el mago comenzó a tararear una canción con cierto sentido... al menos para él. Se le iluminaron los ojos y se dibujó una sonrisa entre la pelambrera de su barba. 

-Ya lo ten-ten-tengo. ¡Su fuente de e-e-energía es el ojo azul, es vul-vul-vulnerable al daño de trueno e inmune a ve-ve-venenos y encantamientos!-gritó para que le escucharan sus compañeros. 

Haciendo memoria siguió recordando algunos detalles más, pero consideró que lo más relevante ya lo había comunicado. Si hubiese alguna manera de atacar o arrancar ese ojo...

—Ey, sugería correr, pero no en esa dirección.

Bah, qué importa, como viene la mano seguro lo destrozamos de un momento a otro, a la chiquilla ya se le ocurrió una idea. Solo espero que le funcione, no quiero tener a esa cosa gigante cerca, la prefiero bien alejada.
Tenso el arco de nuevo, preparada para disparar. Veo al lagarto delante, pero la bestia es tan grande que apenas se me complica apuntarle.

Al ojo dices... pues veamos...

La guerrera morlock, haciendo gala de una asombrosa puntería, consigue acertar con su flecha en el ojo de la criatura. Éste parpadea durante unos segundos, haciendo que el constructo se detenga durante dicho tiempo, y vuelve a brillar con el tono azulado que ya conocéis.

Parece ser que el mago chiflado no iba mal encaminado...

Las palabras de Parfemius y la puntería de Daphne, me dieron la confianza como para intentar de nuevo un disparo, está vez apuntando al ojo azul.

Tensé una nueva flecha en el arco, después hondo y aguanté la respiración durante un segundo, lo suficiente como para apuntar y dejé libre la flecha.

El semielfo, imitando las acciones de la guerrera morlock, dispara su arco, consiguiendo impactar también en el ojo de la enorme criatura. Sin embargo, lamentablemente, su flecha no consigue los mismos efectos que la de su compañera y el constructo apenas se inmuta.

El autómata ruge y levanta sus puños con la intención de descargar toda su furia contra el dracónido...

Y entonces veis como Arbahin recibe dos descomunales impactos que le hacen tambalearse. El paladín todavía se sostiene en pie, pero los temblores de su cuerpo dejan claro que apenas le quedan fuerzas para ello.

Mientras me apuraba para anclar la cuerda otro nuevo plan se iba fraguando en mi mente por si este no funcionaba. Engranajes, y mas engranajes... seguro que una cuerda o unos guijarros bien situados pueden descuajaringar la maquina esa, o bien se enredan impidiendo que giren, o los hacen saltar, de cualquier modo, me vale, no podrá moverse, pero prefiero no acercarme tanto... al tiempo que iba tarareando una antigua canción infantil que le cantaba su abuela ba dee bedebe badebe

Me volví tras sentir un movimiento a mis espaldas para ver como Arbahin se situaba a escasos pies de la criatura, si es que podía hablarse de de eso como criatura, ¿porque se acerca tanto al bicho mecánico? sin haberme percatado que el constructo había reparado en mi presencia y lo suficientemente alejada de Parfemius como para que sus palabras quedaran eclipsadas por el ruido producido por las enormes piezas dentadas de la máquina.

Y de nuevo otra flecha voló en dirección al gorila mecánico, que no tardó en descargar su furia sobre Arbahin, momento que aprovecho para fijarme en los movimientos del animal de hojalata.

- ATRÁS, grité a mi compañero viéndole tambalearse.

Para afanarme de nuevo en anclar la cuerda con unos cuantos golpes.

- YA. Grito guardando el martillo para comenzar a retroceder mientras agarro uno de los pitones y le enredo un cordel para tratar de lanzarlo a los engranajes con intención de inmovilizarlo. Ya veremos cuanto duras en pie, imbécil. Seguro que desde el suelo no eres tan duro, y verás cuando te saque la piedra esa de la frente, apuesto que nos dan un buen saco de monedas por ella. Una media sonrisa se dibuja en mi cara cuando comienzo a mover el cordel con el pitón dándole vueltas.

Observáis como Linnet sujeta el otro extremo de la cuerda a la pared del edificio que se encuentra junto a ella, dejando preparada la trampa para la enorme criatura con forma de gorila. Después, la joven mediana, siendo consciente destructivo poder del autómata, se pone a cubierto, con la esperanza de haber salido del campo de visión del constructo, y observa, esperando poder descubrir alguna nueva información sobre él.

Los golpes fueron feroces, como si hubieran atravesado su cuerpo y reventado sus huesos. Se mantuvo firme solo gracias al duro entrenamiento que recibió apenas pudo ponerse en pie y su constitución draconiana. Pero no sobrevivirá a otro de esos golpes. Escuchó el grito de Linnet, quien pareció al fin terminar con su labor. Arbahin decidió que era hora de una rápida retirada*, esperando que esa maquina le siguiera. Con suerte y gracia de los dioses, el plan de Linnet funcionaria. De otra manera, poco podrían hacer contra esa cosa, mas que alejarla del poblado y evitar ser alcanzados por sus mortíferos golpes.