Partida Rol por web

- No tengo ni idea, digo mientras con la lengua fuera hago fuerza para tratar de mover la cabeza del gorila, - y la verdad es que poco me importa, pero creo que por la gema esa azulada, nos darán algo mejor que ese brebaje que nos ha servido y unas mejores camas... UFFF, exclamo tratando de voltear la cabeza de la criatura para arrancarle la gema, - solo espero que no se haya roto, ¿visteis el tamaño que tenía? pregunto de manera retórica - Mierda, como pesa la dichosa cabeza, ¿alguno puede ayudarme a voltearla?

Miro a los demás aguardando, - un momentito, y en cuanto terminemos con esto, seré la primera en seguirte a la taberna. Me incorporo como impulsada por un resorte cuando escucho las palabras del mago mientras un escalofrío recorre mi espalda y me vuelvo escupiendo al suelo para alejar la mala suerte. Para agacharme después y proseguir con mis esfuerzos, - sea como sea, el loco o el inconsciente, pagará hoy nuestra comida y nuestro alojamiento y con suerte, aún quedará un pico para recuperar a Ruda, sino tendré que buscar otros medios.

Bajé detrás de Daphne a inspeccionar por mi mismo la criatura. Al llegar veo que todo el grupo está ya sobre ella cada uno por su motivo.

Linnet, ten cuidado. No vayas a cortarte un dedo al sacar la gema. Dudo que sea fácil de arrancar.

Di la vuelta a la criatura muerta o destruida o lo que fuera para ver si encontraba algo grabado en la estructura. Si provenía de algún lugar, ya fuera porque alguien la había enviado, ya fuera porque se había escapado, lo normal es que estuviera marcada de algún a manera.

Intenté trepar incluso sobre ella para poder mirarla más de cerca.

Al acercaros al autómata, descubrís un extraño grabado en varias de sus piezas^*

- Sal ya, hija de mala madre, me cago en todos tus muertos... digo haciendo fuerza con la daga hasta que resbala la hoja y casi me corto en un dedo. Me levanto visiblemente molesta y propinándole unas cuantas patadas a la cabeza, - desgraciado, mal parido... ojala se te oxiden todas las tuercas del maldito cuerpo. Resoplo fuertemente cuando termino de golpear la cabeza del constructo.

- Nada, no se puede. La mierda ésta, digo señalando la gema - está pegada a la maldita cabeza, ni modo. Alzo la vista pensativa hacia la derecha al tiempo que ladeo suavemente la cabeza y la imagen del grupo con la cabeza del gorila metálico en las manos comienza a abrirse camino en mis pensamientos. - A no ser que... muevo la mano como desestimando una idea. - Na.

Guardo la daga en su funda, - pero tiene unos grabados curiosos, imagino que si encontramos algo parecido... tiene que haber mas gemas de donde salió esta y si puedo echarles el guante, dejo las palabras en el aire mientras me froto con el dorso de la mano bajo la nariz.

Miro nuevamente a mis amigos y poniendo los brazos en jarras pregunto, - alguno ha visto mi bebida?

Transcurridos unos segundos, recordáis que ya habéis visto antes el grabado que el autómata muestra en varias de sus piezas. Pertenece a la cofradía de Erekar.

También os percatáis de que la gema que Linnet ha estado intentando sacar es, en realidad, un cristal de Xion^*

Vaya, un cristal de Xion. Eso debe valer un buen montón de piezas de oro.

Cuando Linnet desistió del intento de sacar la piedra, me acerqué a ella a ver si tenía suerte donde mi compañera había fracasado.

Mientras trasteaba con la piedra me dirigí a los demás antes de que se fueran

Esta piedra... umpf.... es muy valiosa...umps. Mierda, que dura está.....Ahora os explico mientras....umpf....comemos. Tenemos que....maldita sea!!...sacarla de aquí.

Le llamó bastante la atención el artefacto en si mas que la piedra, animar a un ser de metal era algo que nunca había visto. Las palabras de Parfemius le hicieron arrugar el morro y mostrar los dientes con asco, no podia permitir que ese tipo de mal siguiera acampando a sus anchas.

-¿Que ganaría atacando este lugar?- la pregunta seguía rondando su mente, pero no era tan listo como para responderla de forma adecuada-. Quizás no quieren que se realice la expedición a Xarkaz​... 

​Sus dos compañeros se afanaban por intentar quitar la piedra de la frente del constructo, Arbahin se acercó a ellos con la maza en la mano esperando a que Threkor terminara su oportunidad.

-Creo que puedo sacarla- dijo moviendo la pesada maza de un lado a otro e inclinando la cabeza ligeramente. Por supuesto el draconiano no seria tan delicado y su intension no era vender esa cosa.

- Lo veis? pregunto sin esperar realmente una respuesta por parte de ninguno de mis compañeros, - sabía que la piedra esa valía un buen saco de monedas.

Me acerco a Threkor para darle ánimos, - venga dale, que parece que ya se mueve un poco, digo a pesar de que ni se ha movido una milésima. Para volverme al escuchar a Arbahin, - quien sabe, igual... no se, el posadero le robó la esposa, o vete tu a saber... hasta que escucho su comentario sobre la expedición - o quizás eso, no quiere que... igual es ahí donde están todas esas gemas y las quiere para él.

Me aparto un poco dejando hacer a Arbahin, - si ves que está muy dura y no puedes, mejor arrancamos la cabeza. No me gustaría que se rompiese esa preciosidad, entera nos darán mas monedas que si llevamos solo trocitos.

Me giro de nuevo hacia donde se encuentra Daphne - seguro que este incidente no ha pasado desapercibido al encargado de la expedición y hemos ganado puntos, digo sonriendo ya mas animada, convencida de que Arbahin conseguirá sacar la piedra.

...seguro que este incidente no ha pasado desapercibido al encargado de la expedición y hemos ganado puntos...

-Pu-pu-puede que tengas razón...-dijo Parfemius señalando uno de los grabados que llevaba el constructo sobre sus piezas.-Estos si-si-símbolos pertenecen a la co-co-Cofradía Erekar, la misma que-que-que está contratando a gente para ir a xa-xa-Xarkaz. Si este autómata se les ha sa-sa-salido de control como parece, les hemos ahorrado trabajo. Eso sí, se-se-seguro que querrán recuperar la piedra... 

Y no era para menos. La rareza, poder y utilidad de esas piedras las convertían en un bien muy preciado.

Sea como fuere, ahora tenían más motivos si cabe para interesarse por la Cofradía Erekar.

Mientras os empeñáis en intentar extraer, sin ningún tipo de éxito, el extraño cristal incrustado en la cabeza del constructo, un grupo de felínidos, armados con lanzas y cimitarras, llega hasta el lugar en el que os encontráis.

- La ciudad está en deuda con vosotros - os dice, después de haber dado diversas instrucciones a los demás miembros del grupo, la única mujer gato que forma parte de él. Su atigrado rostro presenta varias cicatrices, fruto quizá de pasadas batallas, y su voz posee el tono de alguien que está acostumbrado a ser obedecido - No ha tenido que ser una tarea fácil derrotar a esa cosa - la felínida mira fugazmente al autómata. Podéis observar que varios hombres gato han comenzado a rebuscar entre los restos de los edificios, seguramente para ver si hay alguien sepultado, y que han comenzado a atender a los ciudadanos heridos. Algunos de dichos ciudadanos cuchichean mientras miran y señalan al enorme gorila - Me llamo Bethari Drakpa y soy la líder de la guardia de Tabalard. Es un placer conoceros - continúa diciéndoos la guerrera volviendo a fijar su atención en vosotros - Me gustaría que, por favor, me acompañaseis. Tengo un asunto importante que tratar con vosotros. Os prometo que nada malo os ocurrirá - Sus palabras parecen ser completamente sinceras.

Tras una larga caminata, en la cual habéis seguido a la felínida por varias de las calles de la ciudad, llegáis un edificio con forma de torre en cuya fachada se encuentra colgada una bandera con el escudo de Tabalard. Bethari os hace pasar a su austero interior y os pide que, por favor, la esperéis en un pequeño cuarto.

Una vez dentro de la minúscula sala, escucháis como la mujer gato da algunas instrucciones a sus hombres, reuniéndose con vosotros después.

- Os doy las gracias, una vez más, por haber destruido a aquella bestia. Aunque intentamos por todos los medios mantener a salvo a los ciudadanos de Tabalard, al ser un grupo pequeño nos es imposible poder llegar a tiempo a todos los lugares de la ciudad. He pedido que aumenten el número de soldados, pero se niegan a escucharme - la felínida guarda silencio durante unos minutos. Os parece atisbar un brillo de tristeza en sus ojos - Por este motivo, me gustaría solicitar vuestra ayuda. Querría que, por favor, investigaseis quién está detrás del ataque de esta noche. Desgraciadamente, al no tratarse una contratación realizada de manera oficial por los dirigentes de la ciudad, no podré pagaros mucho, pero confío en que 75 monedas de oro sea suficiente pago por vuestros servicios. Os daría 25 ahora y el resto al finalizar el trabajo. ¿Qué me decís? - Bethari se recuesta en el respaldo de la silla, esperando vuestra respuesta.

Al final no íbamos a dormir calientes y comer como nobles. La gema no salía de ninguna de las maneras.

Mientras la felínida hablaba, seguí intentando extraer la joya, pero al ver que todos marchaban detrás de la nueva llegada, lo dejé y les seguí

Está claro  que esa gema no es para mí. Tsk. Tenía buena pinta.

Cuando llegamos a nuestro destino, la felínida nos ofreció un trabajo, que si bien no era de los m,ejores pagados, hacía tiempo que no veíamos tantas monedas de oro juntas.

¿Por donde deberíamos empezar? La criatura llevaba la marca de la Cofradía Erekar. En teoría estamos aquí a petición suya. ¿Hay algo que no nos hayais contado que debamos saber?

La llegada del grupo de Felínidos fue recibida por una mirada glacial por parte del draconiano, como si aún estuviera evaluando si venían a ayudar o a terminar el trabajo del constructo. Pero sus palabras y, sobre todo, sus actos quitaron cualquier sospecha, al menos de momento. Le dedicó a Bethari Drakpa una leve inclinación de cabeza y Envainó sus armas para poder seguirle. Mientras caminaba, no pudo menos que sentirse consternado al ver el enorme daño que había provocado la bestia mecánica. Sin duda habían tenido mucha suerte de estar allí.

Dejó que los demás formularan las preguntas, mientras mantenía una actitud pasible y estoica, aunque lo cierto es que pensaba aceptar el encargo. Había mucho más detrás de todo ese asunto y las palabras de Parfemius le habían inquietado. Sentía que le cosquilleaba la mano de la espada, como si quisiera sentir el peso de su arma. La idea de meterse en una pelea contra algún ser malvado le motivaba enormemente, aunque solo se le notara en un brillo peligroso en sus ojos.

- Mierda, mierda, mierda... exclamo frustrada después de ver que sacar la gema será imposible, propinándole un último puntapie. A veces me costaba seguir las palabras de Parfemius por su tartamudeo, pero el nombre que pronunció lo escuché claramente. Cofradía Erekar, interesante, no se quienes son, pero siempre es interesante saber quien está en juego.

Me preparo cuando se acercan los felínidos por si piensan que tenemos algo que ver, miro hacia los lados tratando de valorar cual sería la mejor vía de escape.

Avanzo con cierto aire de chulería cuando habla de la deuda que ha contraído la ciudad con nosotros, pues es una situación ventajosa de la que podremos sacar algo.

- La verdad que si, fácil no ha sido. Digo posando un pie sobre el constructo. Me retiro sacudiéndome el polvo de los pantalones con las manos dispuesta a presentarme yo también cuando ella lo hace. - Linnet, aventurera, encargada de vigilar mi propio trasero, y de vez en cuando... el de estos, digo señalando a mis amigos para reir después de manera algo escandalosa, sin tener en cuenta que la situación no es propicia para la risa. Antes de partir le dedico una mirada triste a la gema, en fin, fue bonito imaginar que pasabas de mis manos a mis bolsillos.

Sigo el resto del camino en silencio dando vueltas a lo sucedido, tratando de sacar algo en claro. Hasta que llegamos a nuestro destino. Tras hacernos pasar a una sala y una espera relativamente breve, la felinida vuelve a reunirse con nosotros.

Guardo silencio mientras escucho su oferta, calculándo después cuanto podrá cundirme la paga prometida, pues 75 esta muy bien, es bastante mas de lo que tengo, y si añadimos que puedan devolverme a Ruda por haber salvado la ciudad, creo que por mi parte, ya está todo dicho. Parece además menos arriesgado que la expedición, dinero fácil, claro que si.

- Por mi parte..., comienzo a decir hasta que Threkor formula unas preguntas que necesitan respuesta antes de aceptar cualquier encargo. - Si, eso, digo señalando a la felínida con el dedo cuando Threkor termina de preguntarle - y yo quiero recuperar mi mula y... Me callo abruptamente quedándome con la boca abierta unos segundos para cerrarla después y volverme pensativa

Tendríamos que encontrar la sede de la Cofradía, que por cierto, no se a que se dedican y ver si tienen mas gemas de esas escondidas. Además, si valen tanto dinero como dice Threkor, además del pago de la felínida, podemos conseguir algunas y venderlas después. Si, esto ya se va poniendo bien, muy pero que muy bien.

Miré a los demás convencida de que debíamos aceptar algo que resultaba evidente a mis amigos por la leve sonrisa que se dibujaba en mi rostro y el brillo sutil en mis ojos.

Parfemius se sobresaltó cuando se vio rodeado por criaturas armadas. Por suerte era la guardia de la ciudad, que se mostró agradecida. Junto al resto de sus compañeros, el mago aceptó la invitación de la felínida que se había presentado como Bethari.

-Yo me-me-me llamo Parfemius. Encantado. Bo-bo-bonitas rayas... jeje...-dijo en referencia a su pelaje.

Una vez en la torre de la guardia, escuchó atentamente las palabras de su anfitriona. Hablaba sin rodeos, y parecía honesta. La oferta por el trabajo no era especialmente jugosa, pero estos eran tiempo duros. Habían llegado allí en busca de trabajo, y esas 75 monedas de oro le iban a venir muy bien.

Parfemius asintió a la pregunta de Threkor.

-Así es. To-to-todo lo que nos podáis contar so-so-sobre la cofradía será de agradecer. Así co-co-como su interés por las montañas de Xarkaz.