Partida Rol por web

El tipo perdió el sentido y Ardeth se relajó. Hizo una reverencia, como disculpándose, con el doctor Holmes y tras ello, miró, no sin acritud, a sus amigos.

- Intentemos no perder nuestra humanidad. Representar un papel es correcto, asustar también. Pero yo no soy un torturador y prefiero no aliarme con personas así. Se que estamos en una situación... inusual. Y el plan de Evelyn me parece correcto. No hay nada más seguro que el olvido de la muerte. Quizás así consigamos pasar inadvertidos con mayor facilidad.

Después se dio la vuelta, mirando a Jonathan, como apunto de decir algo, pero finalmente pareció cambiar de idea. Solo añadió.

- ¿Cómo es que estás tan flaco comiendo así, Jonathan?

Después se acercó al cadáver del finado, se paró un momento, tratando de orientarse, tras lo cual comenzó a rezar en susurros, dado el gesto de sus manos y sus ojos cerrados.

Asentí al plan de Evelyn. Inteligente y astuta, una vez se hubo calmado. Drac y Ardeth estaban de acuerdo. En cuanto a Jonathan...

Miré a mi cuñado con aire reprobatorio. -No somos asesinos, Jonathan. La justicia se hará cargo de este hombre y dispondrá de él como crea oportuno. ¿Te ha sentado mal la comida? Que te traigan esas sales. Para reflexionar.

La violencia, con sentido y sensibilidad.

Charles Carmichael hace acto de presencia, su señora y el resto de invitados están en sus habitaciones salvo el doctor y el padre Brown  que está dando la extrema unción a los caídos acompañado de los mordavos que están con vosotros.

- No se preocupen, daré testimonio de que fuimos atacados y no sobrevivieron ante Scotland Yard. Pero deben partir cuanto antes eso sí, tenemos un dirigible preparándose en Escocia para que pudieran llegar a Mordavia desde el norte, por la ruta que menos se esperarían. 

Llama a McCutcheon y le dice:

- Ordene que preparen los coches, deberán salir en unas horas. El viaje hasta allí es largo, pero ahora lo importante es ganar tiempo. Luego llame a la policía, les diremos que nos han atacado y que el servicio logró salvar a parte de los invitados. Haremos una batida en los montes para que busquen por si hay más, como si no supiéramos si cayeron todos... - mira para vosotros y os pregunta - ¿Alguna sugerencia que tengan ustedes? Por cierto, gracias por salvar la vida de mis invitados, y en especial la de mi mujer y la mía. Estaré eternamente agradecido con ustedes. 

El mayordomo le da unas sales a Jonathan para su comprensible indigestión. Luego asiente a todo lo que le indicó el señor Carmichael y acude raudo a preparar los coches. No sabéis cuánto le llevará al servicio tener todo preparado pero seguramente menos de una hora, es el tiempo que tenéis para descansar o comentar algo más. 

Ardeth departió unos momentos con el doctor e insistió en ser el único que tocase el cuerpo del señor Pamuk, explicándoles que era un requisito del Islam. Que el cuerpo del fallecido fuese tocado solo por otro creyente. 

- Sugiero, señor Carmichael, que si quieren evitar la ofensa con consecuencias diplomáticas, les entreguen el cuerpo del fallecido a las personas indicadas, garantizándoles que dos de sus sirvientes son musulmanes. O invéntense algo por el estilo, ya que se supone que yo he fallecido.

Después de escuchar el plan del dirigible, asintió. 

- Creo que tenemos que recoger nuestras cosas. 

Parecía que iba a subir a su cuarto, pero permaneció allí unos momentos más. 

- Señor Nomdedeu, veo que no solamente sabe vestir bien. ¿Dónde aprendió a defenderse?

Unos muertos y otros vivos. ¿Quiénes? Hum...no era asunto suyo pensarlo, mejor que lo hiciese Evelyn. Y su anfitrión, Carmichael. Aunque hizo un apunte.

-Michael, hay que moverse con presteza y diligencia. Esta gente podría estar actuando ahora mismo en cualquier otro lugar.

Di un golpe, impulsivo, sobre la mesa, con mi puño.- Es inadmisible. Se han colado en su cara. Sus recursos no son tonterías. -pensé en la posibilidad de que le hubiera pasado algo a Eve. Pegaría fuego al mundo por ella.

-Voy con Mcculeon a preparar y revisar los coches. Ven conmigo, Jonathan, tu cuerpo necesita ejercicio. 

- Señor Nomdedeu, veo que no solamente sabe vestir bien. ¿Dónde aprendió a defenderse?

 Le hice un modesto gesto a mi nuevo compañero, mientras le quitaba importancia al asunto:

 - Digamos que tuve una educación muy amplia y variada, mi nuevo amigo. Tengo que decir que usted también sabe defenderse muy bien, mis felicitaciones.

 En cuanto pudiera, iría a ver como estaban mis amigas australianas, para asegurarme de que se encontrasen bien. Nunca se sabe que más podría pasar.

Me abalancé a por las sales en cuanto las vi en manos del mayordomo. El vaso burbujeaba y no le dejé ni lanzar tres burbujas y media, bebiéndomelas en un abrir y cerrar de ojos, soltando a continuación un profundo y gutural eructo.

-¡¡BUUUUUURP! Ah, ahora. Ya me encuentro mejor -dije, frotándome la barriga, aliviado.

Con todo solucionado, parecía que era el momento de marcharse.

-Bueno, pues entonces, iré a buscar mis cosas. No creo que tengamos que quedarnos más tiempo por aquí-, pensando que además, ya había comido suficiente.

En ese momento, Rick me miró y me pidió ayuda.

-Eh... bueno, voy, voy -le respondí, uniéndome a él para preparar los coches, consciente de que dentro de poco volveríamos a pasar frío y a movernos con prisas.

Bueno, había estado bien mientras tanto. Una comida agradable, un pequeño encuentro violento... no estaba mal para un futuro caballero de la reina.

Entre Rick y Jonathan, en el caso de Jonathan más bien McCutcheon, preparan dos vehículos. Uno de ellos será el del doctor Watson que os lo cede para llegar a Escocia, el otro el del anfitrión el señor Carmichael. Son buenos coches pero aún os llevará varias horas llegar a Escocia.

McCutcheon viajará con vosotros, al igual que Vardak y su hermano Grisha que serán vuestros guías en Mordavia. Ellos irán en uno de los coches con alguno más de vosotros ya que la idea es que vayáis cuatro por vehículo por comodidad. 

Mientras Ardeth ayuda a preparar el cadáver del señor Pamuk con la ayuda del señor Carmichael que parece conocer como tratar el cuerpo de un musulmán para así evitar que haya ningún problema. El resto de fallecidos son tratados por el padre Brown con ayuda del doctor Watson, los cuales serán trasladados en cuanto la policía llegue. El señor Carmichael se pone en contacto con el inspector jefe Japp, ya que se encargará Scotland Yard de este caso para evitar filtraciones.

En hora y cuarto estáis todos listos para partir...

Trabajo hecho. Listo. Prefiero el trabajo físico al intelectual. ¿Y Jonathan? Siempre escaqueándose. 

-Cuando queráis nos largamos. ¿Nos podemos llevar un par de botellas de buen whiskey escocés, Carmichael? -pregunté mientras abría la puerta para mi preciosa, y decidida, esposa.

Espero por el bien de todos que no haya nadie vigilando para avisar que hemos escapado. Tomo mi cuaderno de campo y un lápiz para subir al vehículo del que me abre la puerta mi adorable esposo, al que miro con una ceja arqueada por esa petición.
-Vardak, me gustaría que tanto tú como tu hermano vinieran en nuestro coche. Me gustaría poder hablar de lo que podríamos encontrarnos en Mordavia. - expongo con una dulce sonrisa. Si, lo sé antes fui un poco salvaje algo absolutamente necesario para conseguir información.

 Mientras dejaba que los criados de la casa se ocupasen de mi equipaje común, la bolsa de viaje donde guardaba mis "herramientas de trabajo" no se soltaba de mi mano, mientras escuchaba con atención lo que decían y a continuación observé alerta a nuestro alrededor, para asegurarme de que nadie oculto nos estuviera vigilando...

Rick tenía ganas de trabajar y yo, que no entendía de coches, le dejé hacer, a él y el mayordomo. 

-Eso es. Ahora el depósito, vayamos a quedarnos sin combustible. Y ya que estamos, Rick, deberías comprobar el aceite. No queremos tener problemas. Y cuando acabes con uno, el otro. Pero deprisa que tampoco hay tiempo que perder -decía, mientras Rick y el mayordomo hacían gala de sus enormes conocimientos de mecánica.

Cuando acabamos, me limpié las manos y retiré el sudor de la frente. Hacía mucho calor en el garaje, más que fuera.

-Bueno, no ha sido tan duro, ¿verdad, Rick?

Rick me echó una mirada de reproche que ciertamente no comprendí a qué se debía.

En cuanto volvimos, busqué un buen sillón en donde esperar a que todos estuviesen listos y dispuestos. Después de todo, alguien debía asegurarse de que hacían las cosas y no holgazaneaban.

Ardeth tardó poco en empacar sus cosas. Aunque le disgustaba, se vistió con el traje de corte ingles, se recogió el pelo y se calzó la gorra de corte escocesa. Su piel no la podía disimular por más que quisiera, ni tampoco sus tatuajes, pero al menos, desde la distancia podía parecer un ciudadano más. Con todas sus pertenencias en una maleta pequeña, bajó por las escaleras, se despidió del anfitrión con un fuerte apretón de manos, y de la anfitriona, con una reverencia profunda y un verso en arabe que hablaba de la incomparable belleza de la rosa del desierto.

- Lamento profundamente que no hayamos podido tener una cena más civilizada. Les deseo a los dos la mejor de las venturas.

Se inclinó de nuevo y salió al patio donde los coches estaban esperando.

- Jonathan, no hagas ningún comentario sobre mi atuendo. No bromeo -dijo, anticipándose a la chanza de su amigo. No pudo evitar rascarse en el hombro, aquella maldita ropa era una locura-¿En que coche voy?

La gente se dividió en dos coches. Uno conducido por Rick o Jonathan, Evey y los dos mordavos. El otro conducido por el mayordomo con Ardeth y Nomdedeu que iban muy cómodos y disfrutando del espacio. Rick puede servirse varias botellas de whisky, cortesía de la casa por las molestias sufridas en la cena.  

Tras el atuendo que porta Ardeth y su comentario todos miran a Jonathan esperando su frase ingeniosa. Pero parece que la amenaza de Ardeth causa efecto y no dice nada abiertamente.

Montáis en los coches y salís en dirección a Escocia. Son varias horas de trayecto, incluso hacéis un descanso a medio camino para estirar las piernas y poder cambiar de conductor tras tantas horas y de paso desayunar algo ya que la cena, salvo para Jonathan, fue poca cosa.

A media mañana lográis divisar los gigantescos hangares de dirigibles. El cielo está parcialmente nublado aunque seguramente no despeguéis hasta la noche ya que ahora os vería media Escocia despegar.

La base está custodiada por un grupo de soldados ingleses, son pocos. Mucho menos de lo que esperaríais. Veis carteles de campos minados alrededor del complejo, es algo extraño realmente (aunque presentís que son carteles falsos). McCutcheon entrega una carta al oficial de mayor rango y tras saludarlo marcialmente os permiten pasar sin ninguna pregunta más. 

McCutcheon os ayuda a instalaros en un barracón donde descansaréis hasta que el dirigible despegue. Os informa de que están ya con los preparativos y comprobaciones necesarias para poder volar.

- Me informa el capitán que a las cuatro de la tarde harán la prueba de motores, para comprobar que todo funciona correctamente. Su intención es despegar en cuanto anochezca, alrededor de las seis. Haremos un primer repostaje en Noruega y un segundo repostaje en el mar Báltico en un carguero propiedad de la corona. El segundo repostaje me comentan que posee mayor dificultad ya que será en alta mar. 

Por lo que os comenta McCutcheon os servirá como mayordomo durante el trayecto, formando parte del servicio del mismo. El dirigible va camuflado como si de un crucero flotante, por lo que llevará las enseñas de una naviera canadiense. 

- Si el viaje cumple con sus horarios, contamos estar en Mordavia al tercer día de vuelo. 

 - ¿Quién será los tripulantes de la nave?. - Pregunté curioso. - ¿Sería posible conocerlos antes del despegue, señor McCutcheon o no lo permite alguna norma?.

  No era por hacerme puntilloso, pero dados los últimos acontecimientos, y que íbamos a depender de ellos para meternos en territorio enemigo, prefería saber con quien me la estaba jugando.

-Francamente, preferiría un avión. En este trasto, si nos localizan, nos dejan fritos. -Dije para mí y para todos. La verdad es que no me gustaba nada este plan. Estaba cansado, hambriento, con sueño. Tanto conducir, tanto coche, me dejó agarrotado. Quería dormir, no fueron suficientes las cabezadas dispersas durante el viaje.

-¿Cómo estás, cielo? -pregunté a mi bella esposa, acompañando mi interés con un beso en su cabeza.

Bostecé.

-Macculeon. Amigo mío. ¿Nos podría conseguir algo de comida? Ya después nos echamos una siesta. Al menos yo es lo que pienso hacer hasta el despegue.

No entendía por qué Ardeth me había dado aquel aviso. ¡Ni que soliese meterme con la manera que tenía de vestir! Yo siempre era muy comprensivo y todo eso.

Así que lo miré con cierto halo de indignación.

-¿Por quién me tomas? Creo que ese traje te sienta estupendamente -le dije muy sonriente, volviéndome hacia los demás para hacerles un gesto de extrañeza y disgusto, moviendo los labios en el más absoluto de los silencios para decir "Oh my god". Se parecía tanto a un inglés como una langosta a un perro, pero era mejor estimular su confianza.

Por otro lado, a pesar de todas las quejas, sabía que Rick me necesitaba. Quién si no iba a avisarle cuando viniesen los malos por la espalda y él no los viese!! Puede que yo no pelease muy bien y que mi especialidad fuese quitarme para no impedir que diese los puñetazos, pero gracias a que estaba a su lado, no había recibido más golpes.

Así que me subí en el mismo coche que él, a su lado, orgulloso de que mi ayuda resultase imprescindible.

-Estamos listos. Arranca cuando quieras, Rick, no hace falta que esperes más -le advertí, recostándome en el asiento, envuelto en mi grueso abrigo.

Cuando llegamos, ya estaba medio dormido, pero me desperté con el frenazo de Rick.

-Eh... ¿ya hemos llegado? -pregunté. Entonces vi los hangares, que eran más bien enormes -. Vaya, en verdad tiene que ser un gran dirigible.

A mí todo aquello de los secretos no me interesaba demasiado pero estaba visto que como los militares eran quienes dominaban el cotarro, no había más que hacer caso. Al menos nos dejaron descansar después del agotador viaje y el mayordomo nos dijo que despegaríamos cuando anocheciera.

-¡Estupendo! -exclamé, frotándome las manos -. Eso nos deja unas cuantas horas para dar una vuelta por ahí y encontrar un bar en donde remojar la garganta. ¿Te animas, mi querido amigo inglés Ardeth?

La palmada que le di en la espalda a Ardeth resonó por todas partes. Quizás me había pasado. Pero es que allí estaba todo el mundo con un aspecto demasiado triste.

-Oh, Rick. ¿En serio vas a dormir? Seguro que por aquí a un buen sitio en donde podamos ver algo de... color local, ya sabes -le comenté, haciendo unos guiños extraños con los ojos, que más bien parecían tics nerviosos.