Partida Rol por web

Updike baja despacio por la escalera, seguido de Picahielos. Ambos tratan de no meter ruido, pues no saben qué les espera abajo.

Al bajar llegan a la cocina, allí no hay nadie. Todo está limpio y ordenado, la vajilla utilizada durante la cena se encuentra apliada, lavada y seca, junto al curioso artefacto "seca-platos". No se escucha nada.

Continuáis caminando con cuidado, llegando esta vez al Comedor, allí podéis ver a Ella, sentada en una de las sillas junto a la mesa, con las manos entrelazadas reposando sobre su regazo, sonriendo con la mirada fija en el armario de la vajilla de porcelana.

Picahielos suspiró aliviado. Al final solo era Ella haciendo ruido por la noche. La verdad es que parecía tan chiflada como su viejo marido, seguramente había ido a buscar algo de noche, o era somnabula, a saber...

-Vaya, estábamos nerviosos pensando en la policía y resulta que es nuestra anfitriona que se ha levantado a por un vaso de leche.- Le dijo a Updike sin levantar mucho la voz y bajando la porra.

Ella tardó unos segundos en desviar su mirada hacia Picahielos, parecía ajena a la presencia de éstos, pasmada mirando su vajilla. En cuanto se percató de su presencia, se levantó de su asiento y con voz pausada y sosegada se dirigió al joven:

- ¿Perdón? ¿No pueden dormir? ¿Necesitan alguna cosa?

La mujer se mostró tan hospitalaria como lo ha hecho durante toda la noche.

Miro de soslayo a Picahielos, por si rastrease en él la misma inquietud que yo siento. Mantengo el arma pegada al muslo. Camino hacia la parte anterior de la casa, sin dejar de inquirir:

-¿Dónde está su esposo?

Uder? probablemente esté descansando en el salón en su vieja butaca. ¿Qué sucede? ¿Puedo ayudarles yo?

-¿Que hacía aquí a oscuras? Nos asustamos al escuchar un golpe. ¿Lo escuchó usted?- Picahielos estaba un paso estrategicamente tras Updike. Todo en aquella casa era muy raro.

Avanzo a oscuras. Antes de que encuentre la llave de la luz en el salón, un relámpago lejano ilumina una puerta misteriosa, que queda a nuestra derecha.

-¿Mirasteis ahí, Picahielos? –se la señalo.

¿Un golpe? Yo no he oído nada. También es cierto que estaba distraída y no prestaba atención... ¿Necesitan algo?

Cuando Updike alcanza el interruptor de la luz, puede ver a la mujer, sentada tranquilamente sonriendo y mirandoos a la espera de poder ayudarles.

Picahielos se acercó sin pensar mucho, obedeciendo mecánicamente la orden de Updike. Hasta que pensó al fin y su cobardía natural salió a flote. Se paró a a apenas una yarda de la puerta y no la abrió como parecía que iba a hacer.

-¿Que demonios hay aquí dentro?- Dijo mirando lo más amenazadoramente posible a Ella y esperando una respuesta sincera.

Oh! tan solo es un pequeño cuarto de trasos y herramientas de mi marido, ya saben, cachibaches para su trabajo y para el campo. Aunque no le gusta que revuelva en él, siempre se queja de que le desordeno las cosas y luego nunca encuentra nada jajajaja. Es un viejo cascarrabias, pero es el mejor marido del mundo... - dejó escapar un pequeño suspiro mientras decía esta última frase. Sus ojos irradiaban una felicidad como nunca habíais visto. La mujer realmente quería de veras a su marido.

Me muerdo el labio inconscientemente. Siento un ramalazo de envidia hacia el viejo: “Qué suerte tener una mujer tan solícita.” También hay deseo.

No dudo de lo que nos cuenta, pero qué pasa si Morton está rebuscando allí dentro, tan siniestro en su hieratismo. Con determinación, paso junto a Picahielos para abrir la puerta, empuñando la pistola a la altura de la cintura.

Al abrir la puerta veis un pequeño trastero con un montón de herramientas y trastos de Uder. También tiene una vieja lavadora-secadora que parece haber sido reparada por él. Entre las herramientas, a primera vista, puedes ver rastrillos, palas, azadas... no alcanzáis a ver mucho más pues está a oscuras, tan solo iluminado por la escasa luz que entra del comedor.

Al adentraros un poco más, podéis ver que a vuestra derecha, hay otra puerta, la cual ahora mismo está abierta y por la que podéis ver algo de luz. No escucháis a nadie, tan solo oís un ruido algo desagradable y áspero, no sabríais decir con certeza de qué se trata.

La tensión se palpaba en el ambiente y Picahielos la podía oler, absorber y masticar si quisiera. Miró a Elle solo para ver como miraba de forma estúpidamente servil hacía ellos. Había tenido sospechas durante todo el tiempo que habían estado en la granja pero ahora estaba muy seguro de que no eran imaginaciones suyas.

Se acercó a Updike y le dijo en murmullos esperando que Elle no se enterara.
-¿Estás seguro de querer abrir esa puerta? Puede que no nos guste lo que hay dentro, si de algo estoy seguro es que el único ser humano de esta casa es el viejo, y está terriblemente loco. Ya has visto los anteriores autómatas lo realistas que parecían, Elle actúa de forma similar. ¿O no la has visto como estaba allí "apagado" mirando la nada y se "activo" cuando le dirigimos la palabra? Es una maquina muy sofisticada pero una maquina, no se como coño ha conseguido hacer ese viejo "terminaitors" y evitar que las multinacionales le hagan rico vendiendo sus patentes...-

Asiento de forma mecánica a David, quien se atrevió a verbalizar el presentimiento, pero mi atención está enfocada en aquel sonido de fondo: “¿Está Uder construyendo algo, ahora?”, pienso, preso de una excitación creciente; porque si he eludido en todo este tiempo avivar en mi mente esa sospecha, ha sido justo para evitar esto mismo: este trueque de la envidia en codicia. Si Ella es un artefacto, un objeto, ¿qué me impide apoderarme de él? ¿Acaso no podrá el viejo fabricarse otro? ¿No entendería que estaría haciendo feliz a un hombre? Seré capaz de cualquier cosa por conseguirla. Y podría soportar que Ella fuese una máquina, si tan sólo supiera cómo lo hace el viejo; si la técnica fuese… lo suficientemente cabal, no fuese… demasiado siniestra, podría soportarlo.

-Tengo que mirar–le transmito a David, dejando de asentir lentamente, y termino de entrar en el cuarto, para traspasar aquella puerta.

Te acercas a la puerta, dispuesto a bajar y ver qué está sucediendo ahí abajo. Según bajas por las escaleras lo primero que encuentras frente a ti, son un montón de brazos colgando de unos ganchos en la pared de la derecha. Una bombilla solitaria, colgando del techo en el centro de sótano, es la única fuente de luz.

Tras el sobresalto a ver aquellos brazos colgados, miras a tu alrededor, pudiendo ver un taller donde, supones, Uder trabaja. Está plagado de toda clase de herramientas antiguas que puedas imaginar. En una de las paredes hay incontables latas de café, meticulosamente ordenadas, llenas de tuercas, pernos, engranajes, ruedas dentadas, cadenas, clavos, tornillos, etc, de diferentes formas y tamaños.

A lo largo de toda una pared, hay estantes de suelo a techo con lo que a primera vista parecen miembros humanos (cabezas, manos, ojos, torsos, piernas) pero que, inspeccionados más de cerca, no resultan más que imitaciones muy buenas. El efecto genera resulta un cruce entre una antigua tienda de reparaciones y un depósito de cadáveres.

En el centro de la estancia, ves a una especie de araña gigante de metal, junto a la que se encuentra Morton observándola. La araña ahora inmóvil y silenciosa, pero que al verte hace un pequeño y torpe movimiento hacia atrás, produciendo ese sonido áspero tan característico. Es demasiado grande, te preguntas cómo pudo haber entrado en ese sótano, pues con sus dimensiones extraordinarias es imposible que entrase por la puerta, tuvo que ser construída allí mismo.

Justo en el momento en que decides salir de allí, ves a Updike entrando en el sótano, quedando paralizado nada más entrar y ver semejante recibimiento. Con su presencia, la araña vuelve a moverse dando unos pasos hacia atrás.

Morton arqueó las cejas y levantó la cabeza simulando un leve saludo hacia Updike. Acto seguido nuevamente se apoyó en la pared y dedicó un gesto a Updike con la mano invitándole a entrar a la habitación.

—Cuidado, asustas a la araña —bromeó veladamente.

Desde tu escondite observas como Morton se acerca al Rack, parece no tenerle miedo. Lo examina más de cerca, parece fascinado por tu gran Obra. Tras observarlo durante unos segundos da media vuelta, parece decidido a irse, y no parece haberse dado cuenta de tu presencia.

Sin embargo se detiene en seco, alguien entra en el sótano, esta vez es Updike, el cual observa perplejo todo lo que allí hay, parece más sobresaltado que Morton, su mirada se posa en todos y cada uno de tus miembros tan fascinantemente reales.

El Rack al ver entrar a Updike, recula unos pasos tórpemente hacia atrás, pero parece estar en guardia. Tú la creaste, tú conoces su funcionamiento, sabes que a la mínima que alguno de ellos intente hacerte algo, ella saldrá en tu defensa.

Morton arqueó las cejas y levantó la cabeza simulando un leve saludo hacia Updike. Acto seguido nuevamente se apoyó en la pared y dedicó un gesto a Updike con la mano invitándole a entrar a la habitación.

—Cuidado, asustas a la araña —bromeó veladamente.