Partida Rol por web

Felipe no puede con la sensación de estar rodeado de suciedad, está casi catatónico. Cuando ve a su acompañante manosear las llaves torpemente algo se dispara en su interior:

- ¿Quieres darte prisa en abrir la maldita puerta joder? ¿No ves como está todo esto? Cuando salgamos de aquí vamos a tener que ir directos a que nos pongan una antitetánica o algo. -

Federico se mantenía algo apartado de los demás, que se encontraban frente a una puerta que les enfrentaba a dos incógnitas.....una saber cual era la llave que la abría, y la otra era a dónde les llevaría.
Sus ojos miraban continuamente hacia el camino que acababan de recorrer, sin saber realmente si buscaba alguna señal de que les estaban siguiendo o tomar la decisión de regresar y alejarse de aquellos chalados.

Sin darse cuenta apoyó la mano en un pequeño muro que sobresalía de la pared, casi dándole la apariencia de un banco demasiado estrecho.
Aquel sonido húmedo le indicó que acababa de meter la pata hasta el fondo.....bueno, la pata no, más bien la mano, pero hasta el fondo sí, eso sí que no lo podía negar, pues toda su mano había desaparecido en el interior de una masa informe y maloliente. - Puajjjjjj.

Armando habló en ese instante, detallando específicamente la sustancia que se había convertido en su segunda piel, pero algo más le sucedía a Federico, pues nuevamente aparecía aquel tic bajo su ojo, y sus manos comenzaron a frotarse la una contra la otra, sin darse cuenta que estaba esparciendo los excrementos por la otra mano......ahora ya tenía un improvisado par de guantes.

Miró a los demas que intentaban fugarse.....tenía que decírselo a la enfermera, a los guardias, a quien fuera. Seguro que le recompensaban.
Poco a poco, aprovechando que no le miraban, comenzó a retroceder por donde habían venido.

Mis más sinceras disculpas a todos. En serio que no tengo perdón pero es que se me ha acumulado trabajo de la semana pasada y el fin de semana no pude disponer de tiempo para hacer nada. Os juro por mis muelas que de esta semana no pasa que le pegue un vistazo a esta partida y sintetice un poco lo que habéis ido haciendo, que veo que ha sido mucho y provechoso.

Lo lamento, en serio. Es algo puramente puntual.

Una tras otra las llaves van encajando más o menos en la cerradura, pero, no, en realidad no abren...

...hasta que... ¡ahora! la llave número cinco no sólo encaja, sino que puede girar... y al hacerlo, la puerta se abre en silencio. Para dejar paso a otro pasillo. Esta vez, los que decidan entrar en él, lo que pueden encontrar es lo siguiente...

Hay que decidirse. Seguir por la puerta más cercana, o bien seguir andando. En ese caso el pasillo da un giro, y tras él, un agujero en el suelo, como la boca de alcantarilla por la que han llegado... o de nuevo una puerta.

Es que tengo al taller en pausa hasta mañana por la tarde, que con todo a la vez me se acumula la labor. Pero te juro por mis muertos mas frejcos que de mañana no pasa que me lea todo esto y te de la paliza :P

¡¡¡Miraaaaaaaaaaaaa... un agujero en el suelo!!! Digo sobresaltado pero en ese momento algo hace click en mi cabeza y decido intentarlo con la puerta que esta justo frente al agujero... dicen que allí debajo hay caimanes...

El agujero tiene pinta demasiado siniestra para el amigo Armando. Así que se abre paso, apartando a los demás que están pugnando por tomarle el relevo y avanzar según sus propias determinaciones, y se va de cabeza a la puerta que hay en frente.

La empuja, pero...

...está cerrada.

Usa la fuerzaaaaaaaa, Perfecto... usa la fuerzaaaaaaaaaaaaaa...

Bueno, también puedes usar estas llaves, toma, pilla. Le digo mientras le tiro el manojo de llaves que casi caen al agujero.

Dame las llaves, Perfecto... madre mía, que poco tienes de Jedí...

La cinco.... crec...creeeec....

nada.

La seis.... nada.
La siete... nada.

¿sigues probando por orden...?

La llave 14 abre por fin la puerta.

Pero aún no se encuentran en la salida. Sigue otro corredor, un pequeño giro y tres puertas más...

- Trae aquí idiota. - le dice a Armando mientras le arrebata el montón de llaves - Contigo de guía no vamos a ningún lado. -

Dobla la esquina y llega al fondo del pasillo. Mira las tres puertas dubitativo y escoge la que le parece más limpia para empezar a probar llaves.

Felipe arranca las llaves de manos de su compañero, y las hace tintinear mientras le abuchea. Por fin se acerca a las cuatro puertas, que están muy juntas, una junto a la otra.

La más limpia, decide.

Bien, las va mirando una a una.

La primera le viene de cara, justo al lado del muro del recodo. Es de una tonalidad verde musgo... no, en realidad ES verde musgo... lo que la recubre por entero. Parece blandita y mullida. La de al lado, a su derecha, pierde esa tonalidad, porque se la ve negra, completamente, como de azabache. A continuación, junto a esta, y en el fondo del pasillo, una puerta más, de color... herrumbre. Marrón hierro oxidado, justo el color que los arquitectos de diseño buscan para esas piezas que colocan estratégicamente en sus obras, también de diseño. Solo que la herrumbre es auténtica, y es una mezcla de óxido con... algo del mismo color marrón. La última puerta, a su derecha, delante de ls dos primeras, es de ese color también, aunque hace como tornasol. Aguas, eso es, hace como aguas. ¡Ah! Te das cuenta que es una conducción que baja por el techo, reventada, y que "baña" la puerta de un líquido algo espeso, y hediondo. ¿Es....? Sí, lo es.

¿Qué eliges?

Felipe se queda paralizado antes la porquería a la que se enfrenta. Mira a cada una de las cuatro puertas y no se decide. Tembloroso, da un paso adelante, intenta dominar el asco y la repugnancia al tiempo que acerca su mano hasta la cerradura de la puerta verde. Cierra los ojos y trata de imaginarse un entorno limpio y pulido que huela a lejía y a limpiador. A ciegas intenta introducir una de las llaves en la cerradura.

¡No! Esa no - exclamó Federico colocando una de sus manchadas manos sobre el hombro de Felipe - Si tiene musgo es porque no se utiliza, y lo mismo pasa con esa llena de herrumbre.....sin duda es mejor la negra.

Sí, el negro era un buen color. Una lástima que sus manos, y ahora el hombro de su compañero de fuga no fuese de esa tonalidad.

Felipe notó una ligera presión sobre el hombro, entornó los ojos y miró de reojo la mano mugrienta de su compañero sobre su hombro. Tuvo que reprimir una arcada, una vez más. Luego, con un gesto brusco se deshizo del asqueroso contacto y se encaró con él.

- Pues si eres tan listo entonces ¡toma!. Abre tú. - le espetó tirándole las llaves y apartándose lo más posible de todo objeto, superficie o persona sucios.

Como no era capaz de volar, se limitó a quedarse en el centro del túnel, en equilibrio sobre un ladrillo que, al menos de momento, evitaba que tuviera los pies metidos en aquel limo putrefacto. En realidad estaba feliz de poder librarse de la tarea de tener que manosear una puerta asquerosa.

Las manos de Federico se movieron, más rápido de lo que nunca lo habían hecho, para coger al vuelo el manojo de llaves que Felipe le había lanzado.....por desgracia, lo suyo nunca habían sido los deportes, y las llaves cayeron al sucio suelo.....Chofff....con un sonido más acuoso que metálico, lo que indicaban que habían aterrizado en un charco de....mejor no saber de qué.

Se agachó prontamente y levantó las llaves, las cuales goteaban el líquido marrón que habían conseguido apresar en su corta estancia en el suelo.

¿Cuál elegir? Federico no tenía ni idea, por lo que se encogió de hombros y se acercó a la puerta negra, introduciendo en ella la tercera llave.....bueno, era la tercera si contaba desde la derecha, pero el número sería bastante más elevado si lo hacía desde la izquierda.