Partida Rol por web

Fumar... ¿Es de locos?

La Gran Evasión... en busca del cigarro perdido

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19/03/2009, 13:28
Director

En 1972, cuatro de los mejores hombres del ejército americano fueron arrestados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si usted tiene algún problema y se los encuentra, quizá...

¡Clic!

Oh, no... no... no... NOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

El murmullo de protestas iniciales se fue transformando poco a poco en un corrillo de voces indignadas que despotricaban sin sentido ni orden contra cualquier cosa que se les pusiera por delante, aunque principalmente dirigían su ira contra la causante de aquel desastre natural.

Si había alguna cosa que sacara de quicio a los ya desquiciados internos del Centro Psiquiátrico de MenteFeliz, además de la simple presencia del compañero de al lado, era que no les dejaran ver su episodio del Equipo A durante la comida. A lo largo de los años éste se había convertido en el único consuelo de sus perturbadas mentes. Bueno, no el único, pues comerse las pelusas del suelo también ayudaba lo suyo en ocasiones. Ver el Equipo A todos juntos era una tradición en MenteFeliz que había terminado bruscamente al retirarse la vieja celadora Pepa Ciente, para ser sustituida por la terrible, la insufrible, la desesperante, la provocativa, la vejatoria Miss Brown.

De entre todos los defectos que poseía Miss Brown, el peor de ellos era su malsana afición a los culebrones, a los que atribuía milagrosos poderes curativos. Lo aplicaba como terapia para todo. La realidad era que Miss Brown disfrutaba torturando a los enfermos y solía esperar a que acabaran los títulos de crédito del inicio del Equipo A para, dejándoles con la miel en los labios, cambiar a su telenovela favorita. Luego se pasaba las dos siguientes horas sentada en su mecedora viendo la tele, ventilándose tres o cuatro puros en el proceso y con una asquerosa sonrisa de suficiencia en la cara. Si alguno de los internos la molestaba durante aquel rato era trasladado a una zona especial de “buen comportamiento” donde se le quitaban las ganas de armar escándalo para siempre.

Los enfermos se resignaron, algunos con menos docilidad que otros, a disfrutar de otro episodio de Abigail mientras terminaban de deglutir el engrudo al que algunos llamaban "comida" en un claro abuso del lenguaje. Otros se limitaron a seguir jugando con el supuesto puré de patatas con guisantes lanzándolo por los aires entre carcajada y carcajada, ignorando las imágenes que aparecían en la pantalla, en un claro acto de rebeldía contra el poder establecido.

El humo del puro de Miss Brown comenzó a inundar la sala y su aroma, tan apetecible que provocaba temblores, enervó aún más al grupo de enmonados fumadores que ocupaban una mesa en una esquina que tenía poco de especial. Eran los excluidos. Eran los sufridores. ¡Eran los siete internos que peor estaban llevando los cambios desde la llegada de Brown-nator! No en vano una de las primeras medidas de aquel diablo hecho mujer fue prohibir el tabaco a los internos. Según ella los alteraba. ¿¿Y como estaban ahora a causa de no fumar?? Quien más o quien menos de entre ellos sufría temblores en las manos y ansiedad. Aquella situación ya se les hacía insoportable. La abstinencia forzosa del tabaco impuesta por Miss Brown les iba a volver locos... ¿o ya lo estaban? ¡Que más da! Sea como fuere tenían que hacer algo, buscar alguna forma de conseguir tabaco. Si tan sólo pudieran salir de aquí.

Pero aquella situación iba a durar bien poco. Los siete reclusos, el grupo del rincón, el clan de los ex-fumadores, lo peor de lo peor de aquella particular sociedad retorcida que era MenteFeliz, habían decidido fugarse del Centro Psiquiátrico y ahora extinguían los preparativos para lo que iba a ser su última aventura en ese maldito lugar.

Había llegado el momento de largarse... claro que... cada uno de ellos tenía sus propias ideas al respecto.

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25/05/2009, 09:34
Director

Se encontraban en la Sala Común, la habitación más grande del Centro Psiquiátrico, que era utilizada indistintamente como comedor y como área de entretenimiento. Tenía forma rectangular y ocupaba un área de más de doscientos metros cuadrados. Una de sus paredes daba al patio y al jardín, estaba cubierta a tramos alternos por ventanales en cuya cara interior se habían instalado unas gruesas rejas para evitar posibles tentaciones.

Aquel era el centro neurálgico de MenteFeliz, al menos en lo que a los internos se refería. En uno de los laterales, unas dobles puertas abiertas conducían al pasillo de las celdas, un largo corredor con hileras de puertas a ambos lados que comunicaban con los dormitorios dobles. Éstos apenas iban más allá de un cuadrado de quince metros cuadrados con dos camas alineadas, una mesa y un armario. Tenían un pequeño ventanuco, eso sí, aunque a más de dos metros de altura, tan pequeño que apenas podría pasar por él una ardilla reumática y, a pesar de ello, enrejado.

Al otro lado de la gran sala, frente a las puertas que conducían a los dormitorios se rumoreaba que había otras dos puertas idénticas, con la salvedad de que éstas siempre permanecían cerradas. El que su existencia quedase en el plano de la especulación se debía a que delante de ellas siempre y en todo momento se encontraba uno de los dos jefes de los guardias, bien Aitor Tazos o bien Jumbo Fetones, quienes con sus mastodónticas espaldas impedían apenas verlas. Se decía que tras ellas estaban las instalaciones del equipo médico, las salas de recepción a visitantes, el laboratorio y, supuestamente, el mundo real.

Además de éstas dos, otras tres puertas más conducían a la Sala Común. Éstas eran las de las cocinas, las de la farmacia y las de la enfermería. Junto a esta última había un arco abierto en la pared sobre un mostrador tras el que habitualmente se aposentaba Miss Brown. El resto eran paredes de piedra recubiertas de yeso.

El centro de la habitación había sido conquistado por veinte mesas redondas, cada una de ellas con capacidad para diez personas. Una estantería con libros, una televisión y algunos otros elementos de distracción completaban todo el mobiliario.

El grupo de los inadaptados, los fumadores frustrados, los enmonados, estaba formado por siete miembros:

Federico Litis, un informático agradable y simpático, supuestamente cuerdo, supuestamente sano... supuestamente Federico! El pobre tenía dentro de su cabeza a otras tres personas más: Nico Litis, un capo de la mafia siciliana, Paco Litis, un paranoico, asustadizo y apocado, y Doménico Litis, un religioso temeroso de Dios. Sus compañeros habían aprendido ya a identificar qué “Litis” se hacía en cada momento con el control del cuerpo de Federico.

Sinme Moria, un pobre hombre que apenas es capaz de recordar lo ocurrido durante los últimos quince minutos. Su memoria se resetea una y otra vez como un ordenador barato.

Amarhis Térica, una mujer que vive en su propio mundo. En él ella es una dama de la nobleza británica del S.XIX. Todo lo que le rodea se transforma para ajustarse a su fantasía… o ella lo transforma, por las buenas o por las malas. Hay un rasgo de Amarhis que el resto del miembro del grupo temen más que a la propia peste: cuando algo no sale tal y como ella quiere o no está a su gusto estalla en un ataque de histeria, acompañado de unos agudos e insoportables gritos que provocan la explosión aleatoria de los tímpanos de aquellos desafortunados que se encuentran en su presencia. A Sparky, su perro imaginario, no le afectan, claro.

Felipe Lotas es un obsesivo compulsivo, un tipo especial. Todo tiene que ser perfecto, todo tiene que estar perfecto, según su criterio de la perfección, por supuesto. La pulcritud y la higiene son las principales cualidades del ser humano y Felipe las cuida hasta niveles inimaginables.

Armando Gresca es un inadaptado, un bruto, un matón, un abusón. No es capaz de controlar su lengua y lanza al aire (y lo que no es el aire) de forma continua palabras malsonantes e insultos. Sus músculos y su mal genio impiden que la gran mayoría de los mortales se ofendan por ello.

Perfecto Acabado es un hombre de dos caras, la sonriente y la triste, la enérgica y la depresiva. Cambia continuamente de una a otra, hay quien piensa que su resfriado perpetuo y los estornudos tienen algo que ver en el asunto. Cuando está arriba es el mejor, el líder, el más enérgico y positivo de los hombres. Cuando está abajo está acabado, es incapaz de tomar la iniciativa y todo es pesimismo.

Juanma Jara no es en sí mismo, sino en otro. Su caso es un ejemplo límite de imitación de personalidad. La obsesión por el protagonista de una serie de médicos de la televisión le llevó a vestir, hablar, actuar y comportarse como cierto doctor hedonista y prepotente. ¡Y encima Juanma se parece físicamente a él una cosa mala!

Entre los empleados había de todo. Eran muchos y tan variados como los propios internos. Algunos de ellos se movían en la fina línea que delimitaba el llevar bata y cobrar una irrisoria nómina a fin de mes o dormir en el pasillo del fondo y recibir cada mañana un vasito con pastillas de colores. En aquellos momentos a su alrededor se encontraban varios de aquellos ejemplares:

Yofre Gonas, el limpiasuelos, el fregonas, el cubos, el orejas… y tantos otros motes. Un hombre joven, aunque no tanto como podría esperarse para el puesto que desempeña, de gesto amable y una simpática cara pecosa. Es un tipo alegre y optimista, muy dado a bromas y que se lleva bien con la mayoría de los internos, incluidos los del grupo del rincón. Yofre tiene un pequeño defecto físico que le distingue del resto de los mortales. No es que tenga las orejas grandes, no. Lo suyo ya se sale de categoría, es más bien a nivel alienígena. ¡¡Dentro de sus pabellones auditivos podría jugarse la Super-Bowl!!

Luisa Brepuertas, la ama de llaves, mas AMA que llaves. Una mujer divorciada, amargada, malhumorada, malhablada y un montón más de “adas” de todo tipo. Es una cuarentona resentida de la vida, religiosa y beata, inflexible. Jamás se digna a mirar a los internos y se pasea con la cabeza alta y gesto orgulloso. En su poder está el gran llavero que todo lo abre, un aro de metal repleto de llaves que utiliza para atender las peticiones de guardias, médicos y enfermeras.

Inma Nitas, la chica de mantenimiento. Una mujer vivaracha y sonriente que pasa el día rodeada de herramientas, dando golpes aquí y allí al ritmo de la música de su MP3. Se la ve feliz todo el tiempo, demasiado feliz. Es imposible que alguien sea tan feliz trabajando en aquel tugurio simplemente por escuchar a todo volumen a David Bisbal.

Y entre los internos... uf. Eso ya sería para publicar una enciclopedia. Pocos de ellos sin embargo se atreven a confraternizar con el grupo de excluidos fumadores. Uno de los que sí se acerca a su mesa, y que de hecho estaba sentado con ellos en aquellos momentos de crisis, era Yosu Perman. Yosu es una especie de superhéroe local con tantos superpoderes distintos como remiendos en su disfraz casero. Es muy mayor, aunque nadie conoce a ciencia cierta su edad. Físicamente es más parecido a un muelle que a una persona: espigado, fibroso y esquelético. Rasgos alargados, ojos saltones y sonrisa en la que se alternan dientes y mellas. Un elemento.

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25/05/2009, 11:46
Amarhis Térica

 Amarhis con uno de los libros de la biblioteca "fauna y flora del archipiélago balear" abierto sobre su regazo al revés se lo enseña al resto del grupo acaparando la atención de todos obviamente como es de esperar de una persona de su clase y experiencia. 

 Esta foto es de nuestras vacaciones en Watchinwatchin, el de la derecha es Frederic Nietche, mi tercer marido, un hombre taaan encantador, una lástima que cayese sobre el cuchillo jamonero cuatro veces. Viajamos por todo el país, nos había invitado la reina, una gran amiga mía. Lo pasamos tan bien juntas que me regalo su cachorro favorito del su tigre de bengala. 

 Levantando en brazos al pequeño animal.

 Sparky, así conoció Sparky a su mamá.

 Oh, y aquí siguen las fotos de la recepción que hubo en casa tras el fín de la primera guerra mundial, fue Paco de Lucía, mi tercer marido, aconsejado por mi por supuesto, el que puso fín a todo el altercado. Aquí salgo yo con el presidente Nixon, y Rosario flores, firmando el tratado de "Little Big Horn". Los indios me regalaron un cachorro de Búfalo por haberlos salvado de los Nazis. 

 Levantando en brazos al pequeño animal.

 Sparky, así conoció Sparky a su mamá.

 Volviéndose a la izquierda donde está su siempre atenta criada Gumersinda, y hablándole friamente, como es de esperar con un sirviente.

 Gumersinda por favor, me podría traer un café con coñac, sin nada de café y seis deditos de coñac. Gracias. 

 Volviendo al grupo de nuevo.

 Es tán dificil encontrar un servicio de calidad hoy en día, a Gumersinda la rescatamos Ludwig Van Beethoven, mi tercer marido, de un arrozal en Castellón de la Plana, justo antes de la guerra de la independencia. Estaba tan agradecida cuando la sacamos del algodonal que desenterró a un cachorrito de dinosaurio y me lo regalo.

 Levantando en brazos al pequeño animal.

 Sparky, así conoció Sparky a su mamá.

 ...

Notas de juego

 Para no llevar a nadie a confusión, mis descripciones son púramente subjetivas. Me da igual que nadie le preste atención a Amarhis, yo digo que todo el mundo está enfrascado en sus explicaciones, porque en SU realidad, todo el mundo lo está. Abstenerse de "no, yo no le presto atención", "de verdad hay una criada?" y cosas por el estilo. Es SU mundo. xD 

 Me encanta ella.

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25/05/2009, 13:14
Perfecto Acabado

A su lado, cariacontecido, musarañoso, sumido en un pozo profundo y estrecho (que en su mente hacía clara referencia a un cigarrillo), Acabado estaba inmóvil. Moqueando, eso sí.

-Sprumf. No me fastidies, Amarhis. ¡Haish!

Las arrugas cayendo por su cara, como surcos, hasta la papada.

-No vamos a ver un pitillo en la vida. ¿Y tú charloteando? Me ca** en la mar. No somos nadie. Joder... Como no pongamos remedio a esto. Pero, ¿quien va a hacerlo? Yo no puedo. No me saldría bien. Nada me sale bien. Nada me sale, en realidad, ni bien ni mal. ¿para qué ponerme, si no me va a salir? Una desgracia, esto es lo que somos.

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25/05/2009, 15:58
Juanma Jara

-Uuuuhhhhh, nada me sale bien, nada me sale bien-dice Juan intentando imitar de modo burlesco la forma de hablar de Perfecto.-Si lo único que sabes hacer es quejarte, te mereces lo que te pase.

-Dejádmelo a mí. Llevo algún tiempo camelándome a Luisa. Ya casi está en el bote. Una vez la haya conseguido doblegar a mi voluntad, le cogeré las llaves, les sacaré moldes y podremos hacerles copias. Ya vereis, ya.

Juan se acerca a Luisa renqueando con un movimiento de caderas lo más sexy posible, dado su estado físico.

 

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25/05/2009, 16:32
Amarhis Térica

 Gumersinda, mi coñac...

 El atisbo de un tic nervioso empieza a asomar en el ojo izquierdo de la Condesa de Malboro.

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25/05/2009, 17:00
Armando Gresca

¿Esto que coño es? ¿Que mierda hago aquí? ¿Por qué hablo mal y digo *putas* palabrotas? Bueno, esa no la quería *cojones* decir. Bah. Vuelvo a comenzar. ¿Que coño hago aquí? Este no es mi lugar, este no es mi sitio. Necesito un *puto* cigarro... y una puñetera furcia para usar su boca de cenicero. Tienes pensamientos malos, Armando, los tienes, ¿lo sabes no? *Cojones*

A ver. Veamos. Vamos por partes. ¿Con quién mierda habla la *puta* vieja? Mis ojos comienzan a cerrarse y abrise como locos mientras mi legua sale y entra de mi boca hacia un lado, como una lagartija con paralisis facial vírica. Mierda. El médico es el otro, yo solo... *me cago en todo*

¿Y el otro? ¿Por qué habla con ****? *Hijo de puta* La verdad es que si es por insultar, yo insulto un poco. Pero no lo hago queriendo. Voy a contarles una historia, mi historia. La historia de por que soy así, de porqué insulto a todos estos *hijos de una gran puta* señores y señoras.

Todo comenzó un 29 de Febrero de 1979 cuando yo iba *cabrones* tranquilamente sobre mi caballo. Mi caballo, Bayo se llamaba. Y me divertia mucho decirle mi caballo Bayo. Ju, ju, ju. Es *inutil* gracioso.

Mientras pienso mi historia, comienzo a mover la patita como cuando a un perro le hacen cosquillas en la barriga.

Mi caballo Bayo, ju, ju, ju, pasó por un árbol bajo, lo cual hizo que me caíga *mierda* al suelo. Cosa normal, ¿no? Pues no *cabrones*. Mi caballo Bayo, ju, ju, ju, me dio una patada en toda la nuca, justo donde la cuarta cervical se articula con la quinta cervical por medio de unos ligamentos de mierda *mierda* y eso me dejó traspuesto durante unos minutos.

Pero esto no termino allí, no *hijos de puta*, no. Mi caballo Bayo, ju, ju, ju, no feliz con lo que hizo, me hizo pipi en la boca y en la nariz y en la oreja. Ese *puñetero* pipi se introdujo por mis oídos y mi nariz y mi boca hasta mi cerebro y allí anidó. Y por eso, ahora hablo *joder* mal.

Pero claro. Todavía necesito un *puto cigarrillo*. Pienso mientras mi culo comienza a moverse haciendo circulos en la silla, mientras mi pie sigue golpeteando en el suelo, mis ojos abriéndose y cerrándose y sacando la lengua hacia un lado como una lagartija cuadripléjica.

Mi pobre caballo Bayo. Ju, ju, ju. ¿Tenéis un pitillo *hijos de mil vagones de tren llenos de putas hasta las orejas*? Les digo a mis compañeros de aventuras.

 

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25/05/2009, 17:58
Amarhis Térica

 ¡GUMERSINDA MI COÑAC!

 Vocifera a la sirvienta que no llega. El tic en el ojo de Amarhis se convierte en un señor tic, llegandole a dar espasmos en toda la cara (a lo martes y trece, o eran cruz y ralla? la de la empanadilla de móstoles, vamos)

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26/05/2009, 05:04
Felipe Lotas

- Bla, bla, bla, bla, cigarrillo, bla, bla, bla, pitillo, bla, bla, bla... - era todo lo que Felipe recogía de las conversaciones de sus compañeros. De entre toda la cháchara insulsa, aburrida y sobre todo exasperante sólo le llegaban las palabras relacionadas con el placer que aquella bruja de Miss Brown les había arrebatado: el tabaco.

Sin embargo no pudo mantenerse al margen mucho más tiempo. El tono de voz en ascenso de Armarhis le estaba sacando de quicio, y el grito fue la gota que colmó el vaso.

- ¡¿QUIERE CALLARSE DE UNA VEZ VIEJA Y DEJAR DE FINGIR QUE TIENE UNA CRIADA Y UN PERRO?¡ ¡¡¡QUE ASÍ NO HAY QUIEN SE CONCENTRE... - y bajando mucho la voz añadió - ... en El Plan. -

Manteniendo la voz en un susurro y reclinándose un poco sobre la mesa continuó diciendo: - Necesitamos un plan, uno bueno que lo contemple todo y no pueda fallar. No podemos mover un dedo sin un plan para que todo salga en orden y según lo previsto. Yo al menos no iré a ningún lado sin un plan. - terminó.

Extrajo unas pinzas de plástico que llevaba en el bolsillo de la bata y con mucho cuidado atrapó una pequeña pelusa que tenía en la manga para luego lanzarla lejos de sí con cara de auténtico asco.

- Definitivamente tenemos que salir de este estercolero a buscar tabaco. -

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26/05/2009, 08:30
Josu Perman

-¡UN PLAN!¡UN PLAN!... - comenzó a corear Yosu en voz demasiado alta, lo que crispó los ya de por sí inestables nervios de Felipe -. Eso es lo que siempre digo, necesitamos un plan. Soy experto en planes, ¿Lo sabíais? Desde que siendo muy niño me picó en el dedo una chinche radioactiva, los planes para mí no tienen ningún secreto. Me picó aquí, ¿ves?... ¿VES?

Se acercó mucho, muchísimo, a Felipe y le apuntó con el dedo cerca de los ojos, haciéndolo oscilar a uno y otro lado para que éste pudiera ver la picadura de la chinche.

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26/05/2009, 08:33
Luisa Brepuertas

La señora Brepuertas caminaba con bastante prisa hacia el mostrador de enfermería donde se encontraba Miss Brown cuando observó el lento pero inconfundible acecho de Juanma Jara.

Se detuvo en seco y frunciendo el ceño levantó el brazo derecho, colocando la palma hacia fuera en un gesto que haría detenerse a un tren de mercancías.

-¡QUIETO AHÍ! ¿DÓNDE CREES QUE VAS? - era difícil de creer que aquella voz de cantante negro de jazz surgiese de una garganta tan pequeña. Luisa dio un paso atrás y levantó ambos brazos horizontalmente, trazando con ellos un círculo imaginario en el aire - ¿Ves esto? ¡Es mi espacio vital! ¡Mi aire! ¡Mi zona personal! ¡¡NI SE TE OCURRA INVADIRLA!!

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26/05/2009, 10:20
Federico Litis

¿Por qué estaba allí? Aquella era la pregunta que, por enésima vez, acudía con fuerza demoledora, provocando que las sienes de Federico latieran al ritmo de su corazón.
Llevaba ingresado ya ni sabía cuánto tiempo, y no habían faltado explicaciones procedentes de diversos médicos...incluso alguno de los enfermos le había aportado sus propias conclusiones que, pese a proceder de alguien transtornado, sonaban igual de descabelladas que las de aquellos que cobraban por vestir bata blanca y suministrar pastillas a diestro y siniestro.

Federico había gritado y pataleado, proclamando a los cuatro vientos que todo había sido una terrible confusión. Que él no podría haber hecho nada de lo que se le acusaba y que, sin duda alguna, le debían estar confundiendo con alguien muy parecido a él.
¿Quién no ha oido hablar de los gemelos fortuitos? Ahí fuera debía encontrarse el responsable, viviendo tan feliz, y él allí encerrado, apartado de una vida tranquila y próspera.
Tembló de frustración sólo de pensarlo...y bueno, esos temblores también debían tener algo que ver con la abstinencia de nicotina.
Aquella horrible mujer no les dejaba fumar, pero Federico no podía impedir alzar la barbilla, abriendo al completo sus fosas nasales, para poder aspirar todo el humo posible procedente de los puros que Miss Brown se metía entre pecho y espalda.
Si hubiese sido ligero como una pluma seguro que habría planeado siguiendo aquel magnífico olor.

Con un suspiro miró a sus compañeros de mesa. Ellos eran su única salvación.
Desde el mismo momento en que le ingresaron, Federico observó atentamente a todos los pacientes, buscando a aquellos que se encontraran más transtornados para poder unirse a ellos.
Por supuesto era un martirio soportarlos, pero estando entre ellos no cabría duda alguna, para ningún observador, de que él era una persona completamente normal.
No hablaba con el aire, no le entraban ataques de histeria, no tenía manías....en definitiva, era un hombre totalmente cuerdo.
Alguien tenía que darse cuenta y firmar el papel que le devolviera la libertad.

Pero claro, aquello fue antes de que les cortaran el suministro de tabaco. Desde entonces sus nervios habían ido empeorando y le costaba, cada vez más, el mantener una actitud tranquila y comedida, llevándole a pensar que, finalmente, se volvería loco si no conseguía un cigarrillo.
Pero eso iba a cambiar. Lo llevaban hablando ya durante unos días, pero tendrían que pasar pronto a la acción y dejarse de palabras.
Federico lo tenía completamente claro. La libertad pasaba por poder fumarse un pitillo y recuperar su caracter relajado.

Estoy de acuerdo con Felipe. - indicó casi susurrando. Esperaba que Amarhis no comenzara nuevamente con sus gritos o debería repetir nuevamente sus palabras. - Debemos tener un plan, pero no podemos entretenernos demasiado o no lo soportaré más. Busquemos la forma más sencilla de huir, porque siempre lo sencillo es lo mejor.

Alzó la vista para comprobar que nadie miraba en su dirección. Por lo visto así era, pues el movimiento de Juanma había atraído la atención, olvidando a los que aún ocupaban la mesa.
Quizá podamos utilizar la cocina como medio de escape. - continuó - Estoy seguro de que utilizarán algún tipo de camión para traer los suministros, por lo que podríamos escondernos dentro.

Nunca había sido un maestro en fugas...¡si ni siquiera le gustaban las películas de cárceles!...pero tenía claro que existían pocas opciones. Sobretodo si se encontraba acompañado por aquella panda de tarados. La cuestión es que él solo no se atrevía a intentarlo.

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26/05/2009, 10:45
Perfecto Acabado

-¡Un plan! No saldrá bien. Y la cocina... no, mal plan. No me parece que vaya a servir de nada. Esto es una cárcel. ¡Una cárcel! ¡Smurf! (Moqueo viscoso recogido con la servilleta de papel). ¡Un momento! ¡Se me ocurre...! No.... ¿Para qué...? No servirá de nada....

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26/05/2009, 13:06
Felipe Lotas

Felipe aguantó la respiración ante la proximidad del infecto dedo de Josu.

- Mierda, ahora no puedo hablar para decirle a este idiota que me quite el dedo de la cada sin verme obligado a respirar en algún momento. -

Pasando del rojo al morado sacó un pañuelo de papel del bolsillo y, poniendo especial cuidado en que las pieles no se rozaran, apartó el dedo de su cara como quien aparta una asquerosa lombriz. Echándose un poco hacia atrás aprovechó la descarga de aire para gritarle a Josu:

- ¡¡QUE ME VAS A PRODUCIR UNA CONJUNTIVITIS!! -

Obviamente Felipe no tenía claro cómo se contagiaba una conjuntivitis, pero lo importante era alejar a aquel remedo de supermán de su persona.

Ya mas calmado comentó el plan de Federico:

- Yo paso del camión de suministros. A saber qué es lo que se habrá podrido ahí. - de repente se puso pálido al relacionar el "lo que se habrá podrido ahí" con la comida que les servían cada día. Por suerte la trifulca que estaba a punto de estallar entre Luisa y Juanma consiguió distraerlo de tan funestos pensamientos.

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26/05/2009, 17:06
Sinme moria

Le había vuelto a pasar todo en su mente parecía gris, como uno de esos parajes de… de…bueno que mas daba, todo estaba desertico. Observo a sus compañeros y mientras lo hacía intentó disimular .- el plan, eh.-Dijo sin saber de que coño hablaba ese tipo cabezón y bigotudo que tenía delante. Si lo había entendido bien estaba en la cárcel .- ¿ Que es lo que había hecho ¿ habría matado a alguien? .- Se preguntó a si mismo.

Mientras observaba a sus compañeros no pudo evitar notar como un miedo reverencial le iba invadiendo .-¿Qué es lo que habrán hecho ellos para estar aquí? Será mejor que tenga cuidado

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26/05/2009, 18:38
Josu Perman

Cita:

¡¡QUE ME VAS A PRODUCIR UNA CONJUNTIVITIS!!

Yosu permitió que Felipe le apartara el dedo, de hecho no opuso ningún tipo de resistencia a pesar de su super-fuerza. Su mente trabajaba a otro nivel.

-.. producir conjuntivitis... ¿puedo provocar conjuntivitis?... puedo... poder... ¡tengo el poder de provocar una conjuntivitis! ¡TENGO EL PODER DE PROVOCAR UNA CONJUNTIVITIS! - la última repetición la realizó a voz en grito, levantando los brazos por encima de la cabeza y subiéndose en la silla - ¡OSTRAS! ¡UN NUEVO PODER! ¡COMO MOLA! Tengo que meditar bien sobre las implicaciones y los usos de este nuevo poder. Puedo provocar una conjuntivitis, sí, sin duda es un arma ofensiva. Ya lo estoy viendo... me planto frente al malvado y le digo "eh tú, cuidado conmigo que puedo provocar una conjuntivitis". Tiene muchas posibilidades, sí.

Una sonrisa de satisfacción se instaló en su rostro. Desapareció al momento, sustituida por un gesto de confusión.

-Eh... ¿qué es una conjuntivitis?

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26/05/2009, 19:38
Juanma Jara

-Buenas tardes, Luisa. ¿Como sigue usted?. Ya veo...refunfuñando como siempre. Encantador. Me resultan excitantes las mujeres con carácter. Si tiene tiempo entre ladrido y ladrido, quizá me conceda el dudoso placer de invitarla a tomar un café. Y si tiene suerte y no ladra demasiado, es posible que hasta acceda a echarle un buen polvo. Se ve que le hace falta.

Dicho esto, Juanma intenta sin demasiado éxito desencajar su cara de amargado para esbozar una sonrisa seductora; pero todo lo que consigue es levantar el labio superior enseñando los dientes, lo cual le confiere un rictus extraño y ridículo.

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26/05/2009, 20:15
Amarhis Térica

 Estoy de acuerdo en que nos vayamos de aquí, le diré a Gumersinda que haga las maletas, que nos vamos al castillo de verano, o mejor, a la abadía de Wiston. El problema es que si queremos irnos sin causar problemas no se pueden enterar ninguno de los criados de mi marido Richard, Richard Cleyderman, mi tercer marido, los criados de blanco le diran que me he ido con los chicos de la plantación en una aventura, eso seguro que lo sacaría de quicio. 

 Yo creo que escaparnos por las cocinas es un buen plan, los sirvientes de las cocinas a penas me conocen por lo que no se sorprenderán si me ven salir a escondidas por la puerta de atrás. Podría pasar por la lechera, en mi juventud, aunque nací en una familia de rancio abolengo, traté mucho con la plebe, creo que incluso podría chapurrear su dialecto bajobarriero. 

 

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27/05/2009, 07:13
Felipe Lotas

- ¡Pedazo de ignorante!¡Una conjuntivitis es una enfermedad del ojo que molesta y pica al principio y luego te deja tuerto o ciego! -

Y volviéndose a poner pálido dice:

- ¡Y yo no voy por las cocinas ni loco! ¿Recordáis lo sucias que estaban el día que nos hicieron la excursión guiada? ¿Qué digo sucias? Estaban hechas una mierda. Las de mi restaurante si que eran unas cocinas de verdad: limpias y pulcras. -

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27/05/2009, 08:13
Luisa Brepuertas

-¡PERO SERÁ DESVERGONZADO EL TULLIDO ÉSTE! - Luisa trataba de poner tierra de por medio entre ella y Juanma, utilizando el extraño poderío de su voz para abrirse paso entre los internos - ¡VAMOS! ¡No dejé que mi ex-marido me pusiese una mano encima tras doce años de matrimonio y va a venir el perturbado éste a decirme que me hace falta que me echen un pol..!

No llegó a terminar la frase. Su cara se tornó del color de los tomates.

-¡Es que sólo de imaginarlo me dan arcadas! - para demostrar que aquella expresión era literal se llevó una mano a la boca y contrajo un par de veces el estómago.