Partida Rol por web

 Amarhis sale corriendo hacia Brepuertas. 

 MI AMIGOOOOOOOOOOO! MI AMIGOOOOOOOOOOOOO! MALA PÉCORA, PUTA MANDONA FALTA DE ESPÍRITU Y SOBRADA DE TETAS, POR BELCEBÚ LEVIATAN Y SU PUT* MADRE QUE LOS PARIÓ A LA PAR QUE TÚ, CABRONA SIN SENTIMIENTOS, MUJERIEGA, AHHHHHHHHHHHHHH!!!

 Nuestra adorable tres veces viuda se tira a los pies de la Brepuertas gritando, insultando, y lanzando al aire improperios sin sentido. 

- ¡Idiota! - le grita Felipe a Juanma - ¡Como era de esperar tu plan improvisado ha sido una chapuza! ¡Hay que hacer los planes como es debido! Pero igual todavía podemos aprovecharlo.-

Sacando un pañuelo de papel del bolsillo se lo extiende en la mano y le ordena:

- Ahora pon esas llaves en este pañuelo y yo me encargaré de liberar al pobre Sinme. -

-¿Idiota yo?. ¿Acaso habeis conseguido vosotros algo que sea de alguna utilidad?. Y no, olvídalo. No te voy a dar las llaves. Me ha costado demasiado conseguirlas como para desperdiciarlas de ese modo. Y puesto que soy un "idiota", estoy seguro de que no necesitarás mi ayuda para nada.

Yofre soltó la fregona con gesto de impotencia tras escuchar las palabras de Federico.

-¡Joder Litis! ¡Es al contrario! ¡Para abrir la puerta me tienes que dar antes las llaves y no al revés! ¡SI QUE ESTÁS MAL, COÑO! - resultaba muy extraño ver al joven Yofre perder los papeles de aquella forma. Parecía que los gritos de Sinme realmente le afectaban gravemente.

Tras echar un último vistazo a Federico y comprobar que Juanma se negaba a entregar las llaves, Yofre hizo algo del todo inesperado. Esperó al momento en el que Aitor estuviese más distraído, lo cual habían conseguido entre Perfecto y Amarhis, y se lanzó a la carrera contra la puerta de la enfermería, como ya hiciera previamente Yosu Perman.

La diferencia residía en que Yofre era joven y estaba en buena forma.

El impacto provocó que la puerta cediera hacia dentro y que el limpiasuelos cayese rodando hacia el interior de la enfermería. Se levantó de inmediato, de un salto, esgrimiendo excusas por el incidente.

-¡Lo siento!... yo... disculpe Mss. Brown... ha sido un accidente... resbalé con el cubo de agua y terminé... - Yofre enmudeció al contemplar la escena que tenía lugar en la sala de curas.

Sus ojos querían salirse de las órbitas, su mandíbula cayó hasta casi golpear el suelo. Sea lo que sea que ocurriese ahí dentro, hizo que Yofre alucinara.

Quizás fuese por las palabras de Yofre, o por la tensión que se vivía en sala común... o incluso puede que por el mono, el caso es que Federico se sintió mareado y confuso. Perdió el control de sí mismo, control que le fue arrebatado por Nico!!

Entre tanto, a la vez que el señor Gonas sufría un amago de infarto en la enfermería, en la Sala Común, donde habitualmente todo era calma y armonía, se desató el caos.

Yosu Perman se debatía en el suelo entre gemidos de dolor, a la vez que animaba a sus "compinches" a entrar en la enfermería aprovechándose de su gran trabajo al derribar la puerta.

Perfecto Acabado se encontró cara a cara con Aitor, que ya le tenía guardada enquina del incidente de la puerta, y se agarró a él entre llantos y lamentos tratando de distraerle. ¿El resultado? Un PAVNI: Perfecto Acabado Volador No Identificado. Aitor agarró a perfecto por el cuello de su camisa y por la costura de los pantalones, lo alzó sobre su cabeza y lo arrojó por el aire a una considerable distancia, con gran puntería por cierto, pues acabó cayendo de espalda sobre una de las mesas.

Amarhis trató de hacer lo mismo con Luisa. ¡Que ya hay que tenerlos bien puestos! Su táctica era otra y si bien de entrada consiguió apabullar a la dura conserje, al poco ésta se rehizo. Ignoró a aquel despojo humano que se agarraba a sus piernas y comenzó a avanzar en dirección a las espaldas de Juanma Jara que ya se alejaba por el pasillo. En su caminar arrastraba a Amarhis.

-¡Seguid!... ¡Seguid sin mí!... me repondré pronto... mis poderes curativos harán su trabajo... no os preocupéis... yo voy a... - el golpe de su cabeza contra el suelo constató el hecho de que había caído inconsciente.

-¡¡¡JJJUUUAAANNNMMMAAAA!!!! ¡¡PERRO SARNOSO!! ¡SE QUE HAS SIDO TÚ! ¡DEVUÉLVEME MIS LLAVES! - parecía increíble como la mujer ganaba velocidad con cada nuevo grito, a pesar del lastre que suponía Amarhis agarrada a sus tobillos - ¡¡COMO TE COJA TE VOY A SACAR LAS TRIPAS CON MIS PROPIAS MANOS!!

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!

El pobre Acabado salió disparado, volando por encima de las cabezas de sus compañeros, cruzando el espacio de la habitación, bastante movidita en ese momento. Mientras volaba, literalmente, sintió un cosquilleo rabioso en su nariz....

-¡¡NOOOO....OOOOOOOOOOOOUUUUU...AAAAA.....TCHÓOOOO!!

Y... La transformación. El vuelo pasó de ser una desgracia a ser heroico. Una pasada, vamos!

-¡¡¡UOOOOOOÓ!!! ¡¡¡VUEEEELOOOOOO!!! ¡¡¡JAJAJAJA!!! ¿¿ME VEIS?? ¡¡VUELOOOOO!!

Ignorando todo lo demás y profundamente indignado por el desplante de Juanma, Felipe se fue detrás de él gritándole a pleno pulmón:

- ¡¿VES?! ¿DE QUÉ TE HA SERVIDO CONSEGUIR LAS LLAVES SI AHORA ESTA APESTOSA FURCIA TE LAS VA A QUITAR? -

Dándose cuenta de lo que acababa de decir se giró hacia la enfermera que se acercaba como una locomotora y le dijo con tono conciliador para intentar arreglarlo: - No se tome a mal mis palabras, sino más bien como un consejo de amigo. Realmente necesita prestar más atención a sus partes íntimas. Cuando estaba en el restaurante he olido pescados podridos que no cantaban tanto. -

-Deja de decir estupideces, yo no he robado nada y no lo he hecho simplemente porque no se me ha ocurrido. En cualquier caso, hubiera sido mucho más producitivo que dedicarse a quejarse como una niña a la que le han quitado la merienda, como has hecho tu.  Eres tan estúpido que ni insultar sabes; ¿furcia?. ¡Si Luisa es una estrecha!.

-Y tu, ¡si, tu!. Regístrame. Verás que no tengo las llaves.

Como si un rayo hubiese alcanzado a Federico, el cuerpo de este se tensó durante un instante, convirtiendo sus músculos en cables de acero.
Esto ocurrió durante apenas dos segundos, para relajarse un momento despues. Y la relajación fue tal que ahora parecía completamente tranquilo mientras observaba el caos que se desarrollaba a su alrededor.

Nico escuchó los gritos y un amago de sonrisa apareció en su rostro. Esas voces le traían buenos recuerdos, pues le hacían rememorar las torturas inflingidas, en tierras de Sicilia, cuando aún era joven y debía pasar a realizar los cobros de aquellos que se hacían los locos a la hora de pagar.
Qué tiempos aquellos.
Despues había prosperado y era él quien mandaba a los matones a hacer el trabajo sucio. ¿Dónde estarían ahora? Le vendría bien unas manos fuertes en este lugar, pero al no disponer de nadie, él mismo se acercó hacia Aitor, no sin antes pasar cerca de Luisa y murmurarle algo.

¿Has probado a gritar alguna vez con un nudo en la lengua? - le preguntó con la voz cargada de amenaza - Se podría arreglar para que experimentases algo similar.

Pero no le importaba, en absoluto, la posible respuesta de la mujer. En cambio, sí le había impresionado la fuerza portentosa del musculoso celador, al cual se aproximó sin dudarlo.

¿Quieres un pequeño sobresueldo, muchacho? - le preguntó situando su mano izquierda en sus propios riñones y moviendo la mano derecha ante el rostro de Aitor, realizando con los dedos el mundial signo del dinero - Esta gente es mi familia. Mi deber es protegerlos, así que si entras ahí - señaló con la barbilla en dirección a la enfermería - y sacas a Sinme, te daré más dinero del que has visto en tu vida.

Eso es mio maldita zorra.- Gritó mientras luchaba por liberarse de la presa.

Sinme no entendía por que esa mujer le atacaba y quería quitarle su apreciado y querido anill, mientras, el peso de la mujer sentada sobre el para asi ayudarse para inmovilizar a Sinme, amenazaba con poner fin a la lucha presentada por este, el cual se resistía cual gato panza arriba, y usaba todo su cuerpo para impulsarse y sacarse de encima a la malvada mujer que le estaba atacando.

¡SOCORRO!.- Gritó en tono desesperado y rasgado a casusa de la respiración agitada por el esfuerzo

 Zorra, furcia... ZORCIA! ZORCIA! ZORCIA! ZORCIA!

 En un último acto heróico, aún vislumbrando un poco de la realidad que normalmente se le escapa Amarhis intentando dar tiempo a sus compañeros, abre la boca como cuando "dormía" con Mopongo, su tercer marido y lider de una tribu de negros mondongos del africa sideral para cerrar su perfecta dentadura cortesía de la enfermería del psiquiátrico sobre los no muy torneados gemelos de la malvada conserje.

 AAaaa am!

Miss Brown se sorprendió por la entrada de Yofre y dio un salto como aquel al que le meten un gato por dentro del jersey. No obstante, se repuso rápidamente y se fabricó una buena coartada.

-¡Señor Moria! ¿Se encuentra usted bien? - preguntó preocupada a Sinme quien aún estaba en el suelo - ¡Se cayó usted de repente! Debió de darle una bajada de tensión o algo. Venga aquí, siéntese.

La jefa de enfermeras era todo amabilidad y consideración.

-YYYYIIIIIAAAAAGGGGHHHHHHH!!!!!!!!! - el grito de Luisa Brepuertas hizo vibrar los cristales del salón. Los vasos temblaron y a más de uno se le alojó un molesto pitido en los oídos.

La recia mujer se soltó de Amarhis con una violenta sacudida y salió corriendo hacia la enfermería.

-¡ME HA MORDIDO! ¡LA MUY ZORRA ME HA MORDIDO! - inicialmente sus gritos iban dirigidos hacia Aitor, mas una vez que hubo superado la posición de éste se lanzó directamente hacia Miss Brown - ¡¡NECESITO LA ANTIRRÁBICAAAAAAA!!!

Así, tras el giro de los acontecimientos Juanma no tuvo ocasión de volver a sobrepasarse con Luisa, pues ésta se abalanzaba hacia la enfermería cual locomotora fuera de control, arrollando todo a su paso. ¡Juraría haber visto como una silla se apartaba de su camino por voluntad propia! No obstante seguía manteniendo en su poder el pesado llavero y en esos momentos nadie parecía reparar en él.

Perfecto había aterrizado sobre la mesa llevándose un buen golpazo. Si bien su cuerpo se resintió y sufría dolores desde el cuello hasta la rabadilla, su ánimo en cambio recibió una inyección de Psico-viagra y se encontraba más dispuesto que nunca. Se puso en pie de un salto como un felino en celo y se aproximó al grupo.

Sinme apareció corriendo por la puerta de la enfermería con un gesto de total horror alojado en su rostro. No obstante, unos segundos después se detuvo y olvidó de qué huía. Mientras Amarhis se ponía en pié con un extraño sabor en la boca, una mezcla desagradable de Aloe-vera y crema depilatoria.

De nuevo estaban todos reunidos. Una pequeña isla en mitad del caos reinante.

Aitor parecía haber sufrido algún tipo de cortocircuito mental. Miraba a uno y otro lado sin saber muy bien a donde acudir o a quien atender. ¿De qué hablaba aquel individuo sobre dinero y familia? ¿Por qué se agarraba a él? Sacudió la cabeza al estilo de un perro mojado y tras comprobar que todo el mundo estaba tranquilo en el salón siguió a Luisa hacia la enfermería en busca de las instrucciones de Miss Brown.

Entonces...

... entonces "aquel que nunca habla" se les acercó.

Aquel que siempre estaba sólo. Aquel que utilizaba el tenedor como púa para tocar sobre los hilos extraídos de la tapicería del sofá una guitarra imaginaria. El eterno deprimido. Suicida en potencia. Siniestro, oscuro... se les acercó.

-Eh... discúlpenme señores pero... sino me equivoco éste es el momento idóneo - su voz sonaba ronca pero aterciopelada a la vez, suave e insinuante. Con unos dedos esqueléticos que partían de una fina mano de piel casi transparente les señaló a las puertas dobles, que en un blanco reluciente, se mostraban solas y desatendidas -. El guardia está en la enfermería junto con todos los demás, ¿Por qué no aprovechar ahora y largarnos? Sé que tenéis las llaves. ¡Vamos! ¡El mundo es para los valientes! ¡Rock'n'Go!!!

Reaccionaron como si aquella voz les hubiese hechizado. Antes de darse cuenta se habían lanzado a la carrera hacia la salida. Juanma probó varias llaves y al sexto intento dio con la adecuada.

Ante ellos se abrió un amplio pasillo, similar al del ala opuesta donde estaban sus habitaciones, pero mejor cuidado y más limpio. Varias puertas a cada lado rompían la monotonía de un suelo embaldosado en blanco y negro.

En cuanto el último de ellos hubo cruzado las puertas Juanma cerró éstas con llave justo a tiempo de ver como Miss Brown salía de la enfermería y daba la voz de alarma. Además de los siete miembros del Club del Humo, un buen número de internos habían conseguido también alcanzar el pasillo al abrirse las puertas y corrían en aquellos momentos hacia el fondo del mismo. Entre ellos Yosu Preman y Juande Primido habían optado por permanecer junto a los malhumorados del síndrome de abstinencia tabaquil.