Partida Rol por web

El Soldado se despidió de sus compañeros mientras estos se marchaban en dirección a los despachos para pedirle al teniente primero algún tipo de permiso.

- ¡Eso significa que he ganado yo la competición, ya sabéis lo que os toca! – gritó mientras se reía para luego prestar atención a los recién llegados al circuito.

-Bueno, ¿alguno se decide por empezar? No tengo todo el día – quería motivar un poco a aquellos soldados que parecían tener vergüenza por hacer el pequeño recorrido que había montado hace apenas media hora. Su tono era más desafiante que de enfado, pues quería ver de lo que eran capaces.

Lelei seguía prestando mucha atención a las palabras que decíais cada uno en japonés y parecía absorber las palabras con gran rapidez, aunque de momento solo asentía, negaba o ladeaba la cabeza cuando se le preguntaba algo.

- Vale, entonces dejo que vayáis con Lelei a dar una vuelta, tendré vuestra radio por si os tengo que llamar para cualquier cosa.

Cuando estabais por marcharos apareció un hombre con un largo cabello entrando en las tiendas de la enfermería. Sus características lo hacían fácilmente reconocible, era uno de los miembros que habían vuelto hoy de la misión.

- ¿Desea algo? – dijo la Sargento Primera al ver que el soldado estaba analizando el lugar.

Una vez que salen del Campo de Tiro, Yoko continúa riéndose por lo dicho minutos atrás, es que le parece muy curioso que los otros soldados se queden quietos sin decir una palabra. Obviamente dando la impresión de ser invisibles delante de esta gente, que sin ganas de conversar te mantienen en el silencio eterno. 

- Aún sigo riéndome, eres genial Joaquín.- comenta entre risas, dándose cuenta de que sujetaba su mano. - Oh, perdona. He tironeado de ti sin preguntarte, soy una maleducada. ¡Lo siento! - expresa haciendo morritos, le cae genial el soldado. 

Así que tras soltarse para no incomodar a su compañero, camina distendida por aquel extenso pasillo que los dirige hacia el Despacho del Teniente. Aquella propuesta es una misión arriesgada, pero quizás sea tenida en cuenta luego del éxito de la última misión. 

- Espero que nos dé el permiso, es un mundo tan inexplorado... La curiosidad me está matando y siento que pierdo tiempo estando aquí. - confiesa a su compañero. 

Akari saluda a sus compañeros y se despide del soldado Nakahima cuando se aleja y le desea un buen descanso al soldado Mashira antes de seguir concentrada en sus estudios con la soldado que se ha ofrecido a ayudarla.

A una hora apropiada Akari le da las gracias mil veces por toda la ayuda y se va a dormir a su cuarto, repasando mentalmente todo lo aprendido hasta caer dormida.

Entré en la sala medica tranquilamente y en silencio, observando la situación. Al ver a aquellos dos los reconocí como miembros del otro equipo que acababan de llegar a la región especial. Les hice un saludo con la cabeza y me dirigí a la que parecía la encargada del lugar.

-Buenos días. Soy el Soldado Nakahira, medico. Solo venía a presentarme a quien esté al cargo del ala medica y ver si hacen falta mas manos o si puedo ayudar de alguna manera.

Está claro que la maga tiene mucho interés en aprender, y su curiosidad es, como poco pareja a la mía; probablemente más. Es una pena que no podamos sacarle nada más que unos movimientos de cabeza, pero tendremos que manejarnos con eso.

-Bien, la guiaremos por la base empezando por los barracones y los baños.- Digo.

Uno de los soldados de la otra escuadra aparece.- Saludos. Soldado Iwamori Hiroaki, miembro de la nueva escuadra de reconocimiento.- Me presento y luego miro a la pequeña.- Tengo entendido que fue vuestra unidad la que encontró a la pequeña niña-zorro.

-Saludos-respondí al Soldado Iwamori antes de mirar a la niña zorro-. Si, así es. La salvamos de unos trasgos junto a la hija del lider de una aldea colindante. Teníamos intención de dejarla con aquellos aldeanos, pero al parecer fue mas lista que nosotros y se nos coló-me agaché para hablarla cara a cara, con un tono bastante serio<No esta bien eso de colarse en sitios>le lancé una sonrisita rápida antes de levantarme y presentarme a la otra chica<Buenas noches, soy el Soldado Nakahima Kin, un placer>

Se disponían a salir cuando se encuentran con un miembro del otro equipo, ella saluda como correspondía y después indica:

Pues... Siendo la hora que es... Creo que deberíamos darnos un poco de prisa para dar ese paseo por la base en general ¿no?

Decia mientras se disponía a salir de alli

-¿Genial yo? Qué va, solo soy invisible, ya lo hemos constatado -comenté, riendo divertido mientras nos dirigíamos al Despacho del Teniente. Iba a ser complicado realizar misiones con aquellos silenciosos compañeros-. Me pregunto si esos soldados nos hablarán durante las misiones. Va a ser complicado trabajar en equipo si siguen en silencio... -Al oír que mi compañera se disculpaba por haberme tironeado al cogerme de la mano desde el campo de tiro, me encojo de hombro-. Ah, no te preocupes. No me molesta que me hayas "secuestrado".

Eché a andar por el pasillo, a la par que la doctora Matsu, mientras me preguntaba qué nos tocaría hacer mañana. Esperaba que nuestra propuesta al teniente fuera aceptada o, al menos tenida en cuenta, ya que realizar un bestiario de criaturas de aquel extraño mundo era un sueño para cualquier aficionado a la fantasía épica.

-Yo también espero que nos dé permiso -reconocí, ilusionado-. Tal vez nos proporcionen algunos objetos de equipo básicos, como cámaras de fotos, para que podamos llevar a cabo la documentación.

No tardasteis mucho en llegar al edificio de los despachos, estaba a unos pocos metros del campo de tiro y la base todavía no era lo suficientemente grande como para ser considerado un lugar de operaciones. Seguramente los disparos del campo de tiro se podían escuchar desde el otro lado de la base sin mucho esfuerzo.

Al entrar al edificio notasteis que había luz dentro, seguramente tendrían algún generador que abastecía el lugar, aunque todavía se notaba que no estaba con su máxima funcionalidad pues la luz se atenuaba sin parar para luego recuperar fuerza. Al poneros delante de la puerta del Teniente Primero se podía ver también que por debajo de la puerta pasaba luz, todavía seguía trabajando. Un par de golpes en la puerta y se escuchó un “Pasen” desde dentro.

- Soldados, ¿Qué les trae de vuelta por mi despacho? – pregunto algo sorprendido pero volviendo a poner la vista en sus documentos tras haber visto quienes erais.

Haciendo un saludo a la Sargento Primera y al Soldado, Masaki y Hiroaki salen de la tienda en compañía de Lelei después de que esta hubiese terminado de hablar con Nakahima.

Las palabras de la chica peliazul son ahora en japonés y le responde con un - Un placer - seguramente una de las primeras palabras que escuchó la chica.

- Saludos soldado Kin – dijo la Sargento Primera cuando los 2 soldados se habían marchado con Lelei – Si buscas a la encargada del ala medica has dado con la persona adecuada, pues la tienes delante. Sargento Primera Mari Kurokawa – dijo con una sonrisa alegre en la cara.

Uno de los rasgos que se apreciaban dentro del ejército japonés era que los médicos pudiesen dar una buena impresión, pues en sus labores de ayuda humanitaria muchas veces se encontraban con gente que con la que no se podían comunicar verbalmente. Aunque claro está, las habilidades en la medicina eran necesarias.

La niña zorro, en cuanto le dirigiste la palabra miró hacia otro lado e hinchó los papos en signo de rebeldía. La Sargento primero no pudo hace otra cosa que no fuese reírse de la situación.

- Déjame probar a mí – dijo aproximándose a la niña, que estaba sentada en una mesa, y poniéndose a su altura. Metió la mano en un bolsillo y sacó un par de piruletas, desenvolvió una y se la metió en la boca. Luego le mostró la otra a la niña quien parecía tener curiosidad por ella, la cual la imitó y se metió el dulce en la boca.

La actitud le la niña cambió completamente al saborear y se olvidó de todo lo que la rodeaba. – Hay veces que es más fácil darles algo que buscan para ganarte su confianza – dijo mientras le ponía la mano en la cabeza y la acariciaba un poco. – Lelei dijo que los de su raza no aprendían a hablar hasta más adelante, ¿Habéis visto alguno más en vuestro viaje?

No pude evitar sonreir al ver a la medico con la niña, ambas con una piruleta en la boca. Negué con la cabeza cuando la medico preguntó sobre otros encuentros.

-Estaba ella sola, secuestrada por unos trasgos, señor. Como ya había dicho, la encontramos al ir a salvar a una muchacha que fue secuestrada ante nosotros. Nos dió tiempo justo para salvarlas a ellas y escapar, no creo que hubiera nadie mas. En la aldea tampoco conocían a la muchacha, así que no creo que sepan donde esta su aldea. Por cierto, ¿conoce a alguien que pudiera enseñarme el idioma local? Tal vez podría preguntar durante los viajes por la zona a ver si descubro algo, pero mi control del idioma es basico aun.

El ametrallador vio como el soldado empezaba el circuito, aunque con no muy bien pie, parecía como si llevase el peso de una armadura de acero encima, pues su tiempo dejó mucho que desear, y su desempeño dentro del campo de CQB no fue el mejor. Apoyaba la espalda contra las paredes dándose una buena cobertura pero le costaba encontrar los objetivos y eso le pasaría factura en el campo de batalla.

Aunque al salir del circuito parece que también se había dejado la armadura que tanto le pesaba dentro, pues salió disparado y la vuelta alrededor del circuito fue casi en tiempo record, tenía pinta de querer remediar sus resultados anteriores.

Pero eso pasaba factura, esforzarse tan de golpe y pedirle al cuerpo responder de forma forzada hizo que su puntería en la prueba de disparos fuese bastante mala. No falló ninguno de los objetivos, pero los disparos no fueron muy certeros.

- Buen trabajo, supongo – dijo el ametrallador al ver como jadeaba el soldado después de entrenar. - ¿Has estado mucho tiempo sin combatir? He visto que te fallan un poco las fuerzas, si te parece bien puedes venir mañana a seguir practicando. – ofrecerle la posibilidad de practicar era lo único que se le ocurría al ametrallador al ver que aunque el soldado lo hubiese intentado sus resultados fuesen algo pobres. – Seguro que es porque se está echando la noche, deberíamos dejarlo por ahora ya que las luces de los focos todavía no funcionan muy bien. Si queréis podéis ir a los barracones, he oído que han descubierto unos baños termales.

Observó con detenimiento el circuito de prácticas que hizo el soldado Kurita al cual pareció fallarle los nervios. Era algo normal, podía imaginar la presión de tener que ser el único que se había ofrecido voluntario para salir ahí afuera a dar todo. Johan aun no se sentía suficientemente confiado como para hacer dicho circuito menos aun con la confianza aun por los suelos por parte del batallón al tener al extranjero por lo que mas tarde quien sabe... Se acercó al soldado y le puso la mano en el hombro para darle ánimos.

-Descuida, estoy mas que seguro que yo lo habría hecho muchísimo peor. Seguramente sea el que mas tiempo lleva sin disparar un arma. ¿Os parece si vamos a los barracones?- Dijo esbozando una amplia sonrisa