— Te juro, como esto no funcione... No me puedo creer que eso es lo que has estado haciendo mientras todos corríamos de lado a lado.
— No fue fácil conseguir autorización para acceder a todos esos satélites... Jamás diría que le debería un favor a Albus Tojo.
— ¿Y yo qué? Te juro, eres un malagradecido... Yyy... Conectado.
— La señal es estable... El núcleo aguanta... Transferencia al 50%... ¡60%! ¡Tom, está funcionando!
— ¡Está funcionando!
— ¡El núcleo aguanta!
— ¡No me lo creo! ¡Oye, enana! ¡Ven aquí! ¡Venga, rápido! ¡Deja los videojuegos!
La habitación está llena de cables. Por la ventana se ve el cielo terrestre, despejado y pacífico. En el fondo se ve el mar, y descendiendo por una colina, un pueblo alejado de todo el ruido y caos de las ciudades, de todas las intrigas políticas, de todas las armas y quienes las desarrollan.
Múltiples dispositivos y sensores están funcionando a tope. Una cantidad enorme de datos está descargándose, recopilada de cientos de miles de satélites repartidos por todo el sistema solar. También hay un núcleo de ExMachina, partido pero conservado en una solución líquida que evita mayores desgastes: Poco a poco, a medida que avanza el proceso de descarga, el núcleo se va apagando hasta que finalmente se queda completamente oscuro.
Asimismo, uno similar pero miniaturizado comienza a brillar dentro del cuerpo mecánico de un androide, tecnología de punta. El proceso llega al 100%, y a este se le iluminan los ojos: Lo primero que ve al alzar la vista es a una joven de unos 15 años entrar en el taller, e inmediatamente perder el aliento.
— ... ¿Mamá? —
— ¡Haru! ¡Llegarás tarde a clase! ¡Tengo tu bento listo!
— ¡Que ilusión! ¡Tu primer día! Esto no pasa todos los días. ¡Recuerda llamarnos si necesitas cualquier cosa! Te ofreceremos apoyo táctico.
— ... Esto no es una misión, Alice, déjala que haga lo que quiera. Haruka: Tus ordenes son apagar el comunicador, y pasártelo bien.
La mayoría de los integrantes del cuerpo especial del Proyecto de Preservación Humana se retiraron tras la guerra. Salieron muchas verdades a la vista tras la captura del Profesor Jones. Muchos más cayeron luego, y una gran conspiración se vio destapada.
Los núcleos provenían de una tecnología desconocida que Jones y su equipo encontraron en la periferia del sistema solar. Tras descifrar su funcionamiento y su potencial para generar energía cuasi-ilimitada, buscaron formas de hacerlo funcionar. Sin embargo, cualquier intento de activarlos requería de personas compatibles.
Los núcleos desarrollaban una 'personalidad', compartiendo recuerdos con cada uno de sus anteriores portadores. Pero eran peligrosos: Intentar forzarlos, o llegar a un nivel de compatibilidad muy alta, provocaba cambios en ellos. Pero... Eso es una historia para otro momento.
Ahora mismo, lo que importa es que Haruka finalmente está recuperada. Su cuerpo jamás volverá a ser el mismo que era antes, no, había sufrido muchos cambios y mutaciones, y para colmo había sido gravemente herida en la última batalla. Todo lo que acabó sufriendo su ExMachina lo sufrió ella en carne viva, después de todo.
Pero finalmente, era hora de regresar a una vida normal. El Comandante López (o más bien, "Robert" a secas ahora) adoptó legalmente a Haruka tras retirarse de su puesto, y tanto Alice como Eiko lo siguieron para acompañarla. La rehabilitación fue dura, muy dura, pero finalmente Haru tenía lo que tanto buscaba: Una familia (por más extraña que fuera), y a partir de hoy, una vida normal.