Partida Rol por web

CAPITULO I

Primera Noche

Desde el penthouse de un exclusivo edificio llamado Terzetto se puede observar la iluminada ciudad de Regina en un lujoso residencial en el territorio Victrix Imperialis, apacible y en aparente calma después de la llovizna, la vista desde la zona norte es magnífica y pareciera más limpia, los vidrios polarizados del exclusivo y amplísimo apartamento opacan la poca luz que pudiera filtrarse al interior.

Los pocos muebles excesivamente adornados contrastan con el diseño minimalista de la construcción, a la entrada del piso una exquisita colección de pinturas homogeniza el ambiente complementando el performance ingeniosamente planeado con hileras de hombres y mujeres completamente desnudos, seleccionados cuidadosamente entre modelos y deportistas locales todos ellos  encadenados al cuello con grilletes negros y pinchos de oro, anclados al suelo o a las paredes estos con la vista perdida se mueven languidamente al ritmo de música clásica y electrónica que parecieran querer luchar entre sí o mezclarse con la ecléctica selección de obras pictóricas las cuales no distinguen estilos pero combinan a la perfección con el lugar.

Poco a poco el amplio y lujoso apartamento se va llenando de vástagos invitados obligatoriamente. De entre ellos una grácil figurase abre paso hasta el centro de la estancia, los invitados dejan de hacer lo que estaban haciendo y siguen el camino de el guardian del Eliseo en aquel lugar.

Rodrígo Bocafuego se adelanta al centro  de la estancia y convoca la atención de los invitados.

-En nombre del magno Príncipe Bruno Falcón y apelando a la segunda tradición declaro la pax en mi dominio...-

Dentro de la seguridad de un vehículo blindado mercedes AMG G63, los arcontes se había desplazado desde su residencia en la fortaleza hasta el lugar de la reunión.

A pesar del sobrante espacio del interior de aquel monstruo mecánico, Agatha se encontraba echada sobre Judex, rodeándole con sus brazos y la cabeza apoyada en su hombro, sus dedos jugaban con las ropas del brujo, medio distraída medio juguetona, enredando las telas entre su índice y corazón como si le gustara la textura de la tela.

-Que bien te sientan las ropas que te encargué a medida. Temía que ese sastre no acertara con el largo de sus brazos y que el cuello no te ajustara a la altura adecuada. Pero creo que mi descripción fue de lo más...concreta.- dice acercando sus labios al cuello de Judex, de haber tenido aliento, éste habría erizado los cabellos de su nuca.

Por suerte eso era algo imposible para ambos, pero aun así la Ventrue gustaba de este tipo de acercamientos en privado, bien sabía que no podía permitírselos en público, tenía una imagen que mantener y ello era casi tan importante como su relación con Judex pero, ay que amargo destino, ni siquiera ella podía tenerlo todo...al menos por ahora. Por el momento se contentaba con disfrutar estos momentos a solas, ronroneaba como una gata complacida sobre el pecho del tremere acariciando sus rizados cabellos con una mano y disfrutando de su cercanía tanto cómo podia.

Claro que no todo podía ser diversión, también habia que trabajar.

-El Principe debe estar muy desesperado para convocarnos con tanta premura...aún así, no se quien se ha creido que es para plantearse que puede obligarnos a personarnos con fecha y hora como si fueramos sus vasallos.

Sea como fuere, y tratando de nos desagradar en su primera impresión, su vehículo llega a la hora estimada y ambos vástagos descienden para encontrarse con aquel otro pintado su rostro de aquella curiosa manera.

-Vaya, un difunto.- comenta Agatha sin asomo de burla, ante todo era una mujer que hacía valer su respetabilidad- Buena noche, supongo sabe quienes somos y el motivo de nuestra presencia. Ruego comunique al Príncipe nuestra llegada a la mayor brevedad posible, señor difunto.

Aquella ciudad presentaba una gran cantidad de interrogantes. La posición de la camarilla estaba asentada aquí, debía ser todo más sencillo y fuerte. Pero aun así mi mente estaba calibrando miles de datos y posibilidades escenarios de múltiples tipos donde podía salir todo bien o mal. 

Mi cabeza siempre estaba siempre en marcha en frio. Entonces sentí las caricias de Agatha. Los momentos con ella me hacían salir de mi frialdad. Acaricio su espalda despacio con suavidad mientras hablo. 

-Si se hubiera equivocado ahora llevaría su piel alguna de mis gárgolas.-me permito reirme cuando la miro a sus ojos. Algo que nunca hacia delante de nadie, una parte de mi muerta años atras que solo ella sacaba. 

-Mejor dejemos de pensar en este príncipe. Nosotros estamos por encima de él y de todo. -comento mientras mis colmillos rozan su cuello con cuidado apunto de regalarle el beso y su éxtasis, pero parando a tiempo.  

Mi lengua se posa despacio en su nuca. - Bueno ya hemos llegado. Quizás luego tengamos un momento si te portas bien alli adentro. Para que te dé un poco de esto. -digo refiriéndome a mis colmillos y el placer del beso mientras mi mano pasa por su cadera hasta sus piernas y su culo apretándolo y cuando paramos le doy un suave azote. 

-No estás sola, ahí dentro estare contigo. Se que tu eres el tiburón social, pero estoy aquí para ayudarte.-digo sinceramente. 

Cuando por fin bajamos llevo mi túnica negra con hilos de plata y oro, un colgante con el símbolo del clan tremere actual, el de la casa tremere en la túnica y diferentes sellos y runas por mi vestimenta. Mis botas negras pisan pausado pero firme mientras mi bastón espada por dentro camuflado, con la cabeza de una serpiente y el símbolo del clan en la edad oscura me acompaña. Me pongo mis guantes blancos con simbolos arcanos de nuevo, solo me los quitaba cuando estaba a solas con ella.

Cuando el tipo aquel nos recibe le miro a través de la capucha de mi túnica apenas enseñando mis ojos. Mi mirada pasa por la escena, la gente la música lo que acontece memorizando cada gesto y movimiento, cada intención, cada susurro. Activando mi auspex para aumentar mis sentidos. Mi mirada vuelve a aquel tipo extraño  

Mi tono de voz es una voz rota y fria, poderosa. 

-Buenas noches-digo sencilla y quedamente con pocas palabras-Espero la seguridad está a la altura, una fiesta. Manera de perder el tiempo, tenemos cosas mas urgentes.-digo con mi tono rasgado 

El guardían del Eliseo al reconocer a los arcontes baja la mirada intimidado para inmediatamente hacer una extravagante reverencia. Hasta ese momento se había percatado de la imbecibilidad de este al enviar el mismo burdo mensaje a todos los contactos que tenía citados para la reunión de Eliseo esa noche en el edificio Terzetto.

-S-Señora Agatha Amary, Lord Judex...- un escalofrío recorre su espina dorsal ante la presencia de la pareja.

-Sean bienvenidos e-enseguida los anuncio.- Apenas va a responder a Judex sobre la seguridad del Eliseo cuando la voz del sheriff los interrumpe.

-Vaya, vaya...pero que tenemos por aquí," la policía secreta" ha llegado.- El sheriff le lanza una mirada cargada de burla combinada con desprecio al guardian del eliseo.

-Casi te haz orinado sobre tus pantalones Bocafuego...- chista los labios negando con su cabeza mientras se encoge de hombros. Le da una palmada sobre el hombro para luego dirigirse a Judex con el mentón en alto analizando la situacion y a los dos recién llegados de paso. -Lárgate a entretener a tu circo...- Antes de continuar insta a Rodrígo Bocafuego a que desaparezca luego mirando a los ojos de Judex añade.

-Ten por seguro que tu trasero esta seguro en varios kilómetros a la redonda, y también el de la respetable arconte Agatha Amary.- Hace un ademán de caravana señalandoles el paso a los dos recién llegados con media sonrisa en su rostro. -Por cierto, no se permiten armas de ningún tipo en el Eliseo- Emilio Rage señala con la mirada el bastón de Judex y luego le dirige un media sonrisa a Agatha señalando con un la palma de la mano a una mujer y a un hombre desnudos pero pintados de cuerpo completo de negro quienes traen entre manos almohadillas de terciopelo rojo. Los dos ghouls también se encuentran sujetos por grilletes en el cuello anclados a largas cadenas que sujeta como si fueran riendas un enano disfrazado de paje, ambos esclavos se encuentran vendados de rostro completo por telas negras, y se mantienen a la entrada llevando a resguardo las posibles armas de cualquier invitado. -Al parecer todo mundo es adicto al Auspex por aquí...-

-Los recibirá la senescal María Salvatierra, el príncipe se encuentra ocupado con asuntos anteriores a su llamado.- El Sheriff comienza a caminar sin necesidad de que le abran paso, aún con la música y el ambiente cargado todo vástago invitado se hace a un lado permitiendo que la triada avance por el lugar hasta llegar a una enorme puerta con adornos rebuscados custodiada por dos siluetas femeninas enfundadas en trajes negros de kevlar, inmóviles a cada lado de la entrada.

Agatha dedica un gesto respetuoso hacia el que resulta ser un azoradísimo guardián del Eliseo, el cual es acompañado de una medida sonrisa agradable.

-No hay nada que disculpar por su parte, señor Bocafuego. Es usted un vástago temeroso de la suprema autoridad tal y como se espera. Vaya a cumplír con su deber.

Dicho esto, la arconte vuelve su atención al otro vástago que ha acudido a recibirles con esos aires de segura de discoteca.

-Disculpe, creo que no le he entendido bien.- empieza con un tono mordaz y una falsa sonrisa en el rostro que solo podía anticipar una mordida temprana. - Si no me equivoco, el señor Judex y yo misma nos hallamos en el lugar acordado a la hora acordada. Sin duda nuestra llegada estaba más que advertida. - su tono permanece tranquilo, no transmite frialdad, si no una gran templanza teñida de una elegante socarroneria- Sin duda, el ilustrísimo Príncipe sabe que hemos llegado y si no lo sabe, nuestro amigo difunto acudirá raudo a decírselo. Así que dígame...ya que la situación es la que es...¿Que tan importante asunto podría impedir que el Príncipe reciba en persona nuestra llegada? No dudo que la señora María Salvatierra será una excelente senescal, pero si usted o quien sea insiste en que seamos recibidos por un subalterno, me parece que es pedir que acepte una situación tan impropia de mi cargo que tan sólo sería posible para mí entender que el Principado de la ciudad de Regina no acepta la intervención de la torre de marfil en sus asuntos.

-Y por cierto...ni se le ocurra volver a hablar de ninguna parte de mi cuerpo, señor, como se llame, ya que no ha tenido la mínima consideración de presentarse.

Las puertas se abren al unísono ante la voz de Agatha Amary. Con una reverencia solemne con el mentón y una leve caravana hacia los dos arcontes los recibe y los invita a pasar con un movimiento delicado de mano.

-Mi nombre es María Salvatierra Senescal al servicio de nuestro amado príncipe Bruno Falcón, por favor disculpen los burdos modales de nuestro sheriff Emilio Rage, y la falta de cortesía de nuestro primer círculo.- Emilio Rage baja la mirada ante los arcontes y la senescal luego se cruza de brazos en la entrada de aquel despacho.

Una vez que cruzan la entrada los dos arcontes, María Salvatierra asiente con el mentón a Emilio quién se queda haciendo guardia en la entrada de aquella estancia en medio de las dos guardias cerrando por dentro con llave la senescal de Regina.

-Tenemos un grave problema que definitivamente a la primogenitura se le ha salido de las manos y no sabemos que hacer ante los últimos acontecimientos que se han dado en este territorio...- Abordó con premura María Salvatierra a los dos agentes de la Torre, ella se nota entre nerviosa y temerosa, mientras entrelaza sus manos angustiada, un par de segundos después .

-El magnánimo príncipe Bruno Falcón ha desaparecido, han sido tres días de búsqueda constante sin ningún resultado, hemos  enviado espías a los cuatro puntos cardinales y sólo nos han traído malas noticias, ninguna del paradero de nuestro príncipe, hay presencia de anarquistas y pruebas de que quieren hacerse de este territorio mientras que nuestros lazos con los grupos de poder en Regina se debilitan, como pueden ver si alguien se enterara de que la cúpula se ha quedado acéfala nos harían quedar como el eslabón más débil de la Torre de Marfil en Regina y eso lo aprovecharían letalmente todos nuestros enemigos.-

Chasqueo la lengua. -Bueno lo importante es el trabajo que ejerce y su eficacia. Tampoco vamos a pedir una etiqueta toreador, aunque asi una minima.Siga con su trabajo sheriff, suerte.-le digo primero a la senescal y despues al sheriff

Luego cuando comenta sobre la desaparicion del principe levanto una ceja.

-Un pueblo sin rey es un pueblo sin orden. Nuestros enemigos se esconden agazapados en cada rincon, senescal. No podemos dejar esto asi, ante una situacion de emergencia hay que tomar medidas urgentes me temo

Agatha aparta su atención del sheriff con cierto desdén cuando María acude en su rescate, y la ventrue sólo puede pensar en la gran suerte que ha tenido el tal Rage porque aún apenas había empezado con él. 

No sin cierto disgusto decide seguir a la senescal manteniendo la mirada fija en su interlocutora; Agatha no era de las que iban siempre pendientes del entorno, estaba acostumbrada a que otros hicieran eso por ella mientras que su cometido era ocuparse con todos su sentidos en que su presencia y su aplomo se hicieran palpables y evidente para cualquiera que asomase a su camino. Tal era su labor, marcar su estatus y que su llegada se notase, no era una cainita que pasase desapercibida con facilidad ni aunque no intentara. Claro que había nacido para destacar y eso se notaba en cada paso que daba.

Una vez dentro del despacho María se apresura a explicar lo apremiante de la grave situación. Amary se mantiene impertérrita, con los dedos entrelazados en su regazo y la pierna cruzada elegantemente sobre su rodilla y sus ojos verdes clavados como estacas en la nerviosa senescal, como si tratara de dilucidar si la pose inquieta y aparentemente temerosa de María era fingida o real. La arconte guarda un calmado silencio hasta que la senescal termina de explicarse y, cuando lo hace, no necesita intercambiar mirada alguna con Judex para saber lo que se debía hacer. Donde el Tremere había dado un veredicto enigmático y ambiguo, era ahora su labor convertirlo en hechos.

-Esta situación no puede prolongarse, por el bien de todos, señora María Salvatierra. Ante la ausencia de un Príncipe y por la autoridad que nos ha sido conferida por la justicar y el circulo interior declaramos un estado de emergencia tomando el control de la ciudad temporalmente hasta que decidamos el problema haya sido resuelto y todo vuelva a la normalidad.- Agatha pronuncia estas palabras con una seriedad y una solemnidad que acompañaban a la severidad de su mirada.- Propongo que este poder sea compartido entre nosotros tres, cada uno de nosotros aportará su potencial y lograremos dar una estabilidad que ofrezca a los cainitas la confianza que necesitamos para resolver los muchos problemas que se ciernen sobre este emplazamiento. El circulo interior no desea dejar este principado a su suerte, nos han enviado para asegurar su fortaleza y su unión y es mi deseo que lo hagamos aunando esfuerzos, pues ante la ausencia de el magnánimo y poderoso Bruno Falcón, es nuestra obligación mostrar entereza.

La arconte había explicado sobradamente sus motivos para proponer un triunvirato vampírico, pero se notaba que en verdad n estaba pidiendo permiso para tomar el poder, solo estaba exponiendo el hecho de lo que iba pasar, podía ser por las buenas, o por las malas, pero de una manera o de otra, ya no podían seguir esperando a un Príncipe desaparecido.

Miro alrededor la estancia y luego a la senescal.

No se trata de que se enteren unos u otros. Se trata de que estamos en guerra, una en la que si no movemos ficha seremos solo una presa.- digo tajantemente.

En el fondo a los anarcas y al sabbat les importa una mierda el príncipe o la política. Solo la fortaleza y la debilidad. Vamos a salir ahí afuera y mostrarnos más fuertes que nunca. Haremos lo que haga falta para cumplir nuestra santa tarea encargada por la camarilla.

De purgar está  ciudad y convertirla en el mayor bastión de la torre de marfil en el corazón del sabbat. Comento más en tono marcial.

He luchado y defendido asedios sabbat. He combatido contra los anarcas, al final será la fuerza  la que nos salve en esta guerra.

Como el mayor rango presente de la camarilla  y el de más posición de mi clan en la ciudad respaldo lo dicho por la arconte. Un triunvirato.

De pronto como si hubiera cometido una severa falta María Salvatierra se lleva el dorso de su mano a la boca y su rostro se empaña con un gesto de pavor, tiene que sujetarse del primer mueble que encuentra pues pareciera que estuviera a punto de desvanecerse, las sombras del lugar parecieran danzar y la zona baja su temperatura rápidamente.

La contrapuerta del despacho situada frente a la entrada principal se abre dando paso a la primogenitura de Regina

Encabezada por Imelda Díaz Cienfuegos.

La Senescal solo atina a lanzarse a los pies de Imelda y sin levantar el rostro con voz temerosa, casi histérica saluda a los recién llegados.

-M-Mi señora Imelda... m-magnánimos magistrados... siempre a su servicio.-

Con suma delicadeza Imelda Diaz Cienfuegos levanta el rostro descompuesto de temor de Maria Salvatierra sujetándola de la barbilla.

-Senescal... mi oído puede que confunda un poco las palabras que alcanzaron a traspasar las puertas del trono de este Eliseo, sabes que el corazón de Regina no ha dejado de palpitar aún con la ausencia de Bruno y nosotros sabemos que tú y algunos otros le son, mejor dicho le eran fieles a su principado, bueno, de primera mano te aviso... (Un fingido gesto de tristeza aparece en Imelda) Bruno Falcon ya no regresará a este territorio.-

Bruscamente le aparta la mano de su rostro y desvía la mirada hacia Julian Cienfuegos quitándose uno de sus guantes de encaje negro extendiendo la mano para solicitarle una carta con un sello tinto en lacre extendiéndola ante los arcontes presentes.

-Estas despedida María Salvatierra, tienes una hora para salir del territorio de Regina antes de que sabuesos, cazadores y cualquier vástago que deseé pueda beber tu vitae y hacer de tu carne y huesos lo que quieran...- se dirige a la senescal aún postrada a sus pies ignorando su presencia mientras lee la carta siguiendo con la vista cada línea escrita en papel.

-Agatha Amary y Judex... los brazos armados de Camille Leduc... Tolouse, Francia... bla bla bla, adjudicados como apoyo para reforzar el territorio de Regina... bla bla bla... asignandoles la fortaleza Douglas y quedando como recomendados por la alta cúpula bla bla bla.-  Por encima de la hoja blanca los ojos se posan directamente en los de Agatha Amary y una maliciosa sonrisa aparece en el rostro de Imelda.

-Los refuerzos llegaron justo cuando se está limpiando la casa.- Le regresa la carta a Julian Cienfuegos y una vez que Maria Salvatierra sale despavorida del despacho, Imelda avanza hacia Judex con media sonrisa en el rostro y lo rodea examinándolo a paso lento.

-"Obligados a mostrar entereza"... "Un triunvirato"....-Una sonora carcajada resuena en todo el despacho proveniente de una divertida Imelda.

-¿Solo por curiosidad?, ¿Como osan venir a nuestro territorio y presentarse con esas patéticas infulas de superioridad? Sí bien necesitamos de apoyo para catapultar este bastión al éxito, en el corazón de Regina la debilidad no tiene lugar y se paga muy caro cualquier asomo de traición hacia la cúpula, ¿Que tienen que decir al respecto, arcontes de la Jueza Camille Leduc.- Imelda se cruza de brazos impaciente ante lo que acaba de suceder en aquel despacho del Eliseo de Regina.

De espaldas a la puerta, Agatha permanece impasible ante la entrada de los buitres carroñeros, pero tuerce el gesto con desagrado ante la poquísima entereza que había demostrado la senescal. Pobre niña, ya se veía que carecía de la dignidad necesaria para hacer frente a los tiempos que se avecinaban, se había quebrado tan rápido como lo habría hecho un pajarillo que cae del nido nada más romperse el cascarón, estando muerto incluso antes de impactar contra el suelo. Así igual se veía ahora Salvatierra, huyendo angustiada por una manada de gatos sarnosos que ahora se pavoneaban dueños del barrio.

La arconte no le da la satisfacción a la primogenitura de levantarse siquiera de la silla hasta que ésta ha terminado su perorata y entonces lo hace despacio, posando ambas manos en el reposabrazos, se gira toda ella en un único y elegante movimiento con lo que su cola de caballo dibuja una trayectoria circular con una cierta elevación fruto de la energía desbordante que la arconte emanaba. La mirada verdosa, brillante y cálida de Amary se posa livianamente sobre cada uno de los primogénitos, manteniendo un semblante amable y conciliador, pero no por ello, débil.

-Señora Imenda Cienfuegos...diría que es un placer conocerla y que ansiaba este encuentro...claro que eso sería mentir pues jamás vuestro nombre ha llegado a mis oídos en los salones en los que importa.- empieza Amary sin perder su encantadora sonrisa.- Su curiosidad es una gran virtud, estimada primogénita y es para mi un gusto satisfacerla, sobre todo cuando es justificada por un bien mayor. Mi osadía viene dada por la responsabilidad de quienes ostentan mi cargo, por supuesto, nada de ínfulas de superioridad, nada de pretensiones que no pueda satisfacer. Eso se lo dejo a aquellos de baja casta que...bueno, para qué hablar...- la ventrue parece no prestar atención ya a la primogénita y, por contra, se pasea hasta los demás recién llegados, examinándolos con pulcritud, sus vestimentas, sus cabellos, sus ojos...buscando el brillo de la inteligencia en ellos o tal vez cerciorándose de si ellos estaban de acuerdo con la exposición de la que llevaba la voz cantante.- En definitiva, querida, no se debajo de qué piedra habéis estado metida los últimos...quinientos años, pero hemos sido llamados para reestablecer el orden en la ciudad de Regina, por orden de Camile Leduc a quien vos habeis despreciado con vuestra forma de referiros a ella. Y es nuestro oficio hacer lo que sea necesario para que este bastión de la Torre de Marfil no se pierda en una lucha interna que en nada beneficiaría a la estirpe. Esto ya no se trata de vuestra pueriles aspiraciones, sino de los planes del circulo interior para no perder este territorio que tanta sangre costó arrebatar de las manos de la Espada de Caín.

-Y por cierto, no es vuestra potestad declarar caza de sangre ni determinar cuando acaban las funciones de la senescal, tal labor solo compete al príncipe y, en su ausencia, el senescal desempeña sus funciones hasta que otro Príncipe sea designado por la primogenitura. Y yo no veo que me haya recibido ningún Principe por lo que vuestro mandato queda denegado.- añade con tono de estar diciendo algo evidente pero con la actitud de una paciente profesora que perdona una pequeña falta.

Agatha hace una breve pausa acabado su paseo para plantarse justo delante de Imelda y muestra una vez más su sonrisa paternalista, amable y cercana, una actitud negociadora destinada a sacar de quicio a sus conversantes.

-Estamos en el centro de la tormenta y necesitamos una capitanía con arrestos para hacer lo que sea necesario para que el barco no se vaya a pique. Toda la flota nos mira para ver cómo sorteamos el huracán y de nuestro desempeño quedará constancia para los anales de este continente dejado de la mano de Dios. Os ofrezco compartir la gobernanza de manera no igualitaria pues es la única manera de atravesar el temporal. Podeis aceptarla con mis mejores deseos de que, cuando esto termine, podréis devoraros como pirañas o postularos como Príncipe en el desgraciado caso de que el magnánimo Bruno no regrese, algo que nadie desea, por supuesto...pero en todo caso cuando se haya expulsado la amenaza, nuestro trabajo habrá concluido y cómo mantengáis la ciudad tras sacar la basura ya solo será asunto vuestro. Claro que también podéis optar por la opción menos agradable para todos y veros alejados de las decisiones que he de tomar, poneros en mi contra y os pasaréis toda la singladura en la bodega, esperando a que todo pase para asomar la cabeza. Es vuestra decisión...de forma individual o colectiva, es cosa de cada uno.

Desde luego la gente de aquel lugar no hacian mas que insultarles, y defenestrar nuestra autoridad desde que llegamos. Encima parecen no saber siquiera presentarse como deben. 

Por otro lado  si tuviera humor me estaria riendo ahora mismo de las tonterias de aquella primogenita. 

 ¿Como osan venir a nuestro territorio y presentarse con esas patéticas infulas de superioridad? Sí bien necesitamos de apoyo para catapultar este bastión al éxito, en el corazón de Regina la debilidad no tiene lugar y se paga muy caro cualquier asomo de traición hacia la cúpula, ¿Que tienen que decir al respecto, arcontes de la Jueza Camille Leduc-repito las frases de aquella mujer. 

Sonrio . -Voy a ser directo señorita no tiene razon en nada. En primer lugar todos ustedes son solo delegados de curso, cuyo profesor esta ausente. Solo son niños. 

Nosotros somos los directores de este centro,si yo tengo infulas es porque peudo y es mi derecho. Me lo he ganado, mientras vos solo sois primogenita en un pueblucho de mierda yo he batallado guerras y levantado la puta torre de marfil. Cuando haya hecho una centesima parte de mi curriculum quizas le deje que pueda levantar su mirada para verme los ojos.-digo en tono serio

Entra aquí con unas palabras que parecen suscitar cosas como que erais rival del principe verdadero de esta ciudad, que este a muerto, que vos intentais dar ordenes de principe,o incluso comoe ra eso del corazon de regina y de traicion a la cupula hablando de vos misma? 

La cupula aquí somos los arcontes, los cuales ademas tienen poder para poner y deponer principes. Mira puede aceptar la propeusta de mi compañera, o ante la desaparicion del principe puede enfrentarse vos y el resto a un juicio inquisitorial, algo que es cosa de arcontes y ante el suceso tan importante es lo normal. Y creame no le conviene, mis metodos de interrogatorio no son bonitos ni son rapidos, mas bien lentos y disfrutables para mi al menos.Y sabe lo mejor de todo es que por ley  puedo ahora mismo. 

Pienselo bien a quien van a escuchar a una don nadie, o a dos arcontes enviados de una justicar que ademas conocia al principe?Cree que ella opinara diferente que nosotros?. Tiene todas las cartas en contra.  -me encojo de hombros

Y no tiene que ser solo la desaparicion, esta ciudad esta tan llena de mierda que su culo puede ser mio por mil razones diferentes asi que ahora viene y se arrodilla a lamer mis botas y solo quiero escuchar de su boca preguntar el numero de lamidas. 

Y luego quizas veamos lo de compartir algo de poder con usted en ese triunvirato. 

Una sonora carcajada resuena en el primer despacho de aquel Eliseo en la ciudad de Regina. Imelda Díaz Cienfuegos trata de recomponerse con el dorso de su mano derecha desnuda frente a sus labios divertida ante los argumentos de cada arconte.

-Sois unos chiquillos malcriados, adorables, pero malcriados, mucha palabrería y pocos hechos.- Esta vez recompuesta se deshace lentamente del segundo guante negro de encaje y juguetea un poco con el.

-Este territorio no tiene tiempo para juegos.- La Ventrue finge un bostezo ante el intento de ejercer su poder de manipulación de Agatha Amary, para luego dirigirse a su asamblea dándoles la espalda a los dos arcontes.

-Hijos míos, de ustedes es este territorio y este dominio los reclama, mi chiquillo Bruno Falcón ha caído bajo las garras de los hombres-perro y es de nosotros el derecho de reclamar justicia y de ejercer venganza y es aquí delante de estos dos vástagos extranjeros que solicito a la primogenitura el dominio de Regina y ungir a un nuevo príncipe para mantener la estabilidad y la supremacía de la Torre de marfil en el corazón de lo árido entre lo árido.-

En ese momento Juana Cienfuegos asiente con la cabeza y se dirige hacia el salón del trono abriendo las puertas de par en par, al frente del trono del príncipe en una bandeja de plata se encuentra la cabeza cercenada de Bruno Falcón más no su cuerpo, de lo que quedo del cuello se puede apreciar los girones de piel como si hubiera sido cercenada con una fuerza descomunal, una de sus mejillas arrancada de un gran mordísco deja entrever parte de su dentadura y  sus colmillos aún ensangrentados.

El lamento de Juana no se deja esperar y se arrodilla a un costado del trono sin quitarle la vista a los restos del que fuera príncipe de Regina. Julian Cienfuegos sin decir una palabra se dirige a la primera entrada y abre las puertas para con un ademán dejar ingresar a las guardianas de negro para colocarse una a una a cada costado del trono, y detrás de ellas ocho figuras femeninas tambien con armaduras de kevlar en color negro se colocan  detrás de las primeras que entraron haciendo guardia silenciosa, el Sheriff Emilio Rage ingresa al final de ese extraño séquito y una mueca de escepticismo y algo parecido al horror se dibuja en su rostro para luego lanzar un rugido bestial y desgarrarse su vestimenta para después colocarse a un lado de la primogenita Brujah con una rodilla en el suelo.

El primogenito Lucius Ceferino Cienfuegos, el que pareciera más joven de aquel primer círculo se dirige en silencio hasta con el guardian del Eliseo y ordena callar todo para luego indicarle en voz baja que se presente en el salón del trono y la primogenitura.

Rodrígo Bocafuego al ver tan dantesco espectáculo se lleva las manos horrorizado al rostro arruinando su diseño dejando una grotesca figura amorfa de trazos  de pintura rasgados a mitad de su cara.

Imelda Diaz Cienfuegos se dirige a toda la comitiva y a todos los presentes en aquel lugar.

-Esto es una declaratoria de guerra de los hombres-perro quiénes han roto el pacto milenario que se tenía y que se respetaba cabalmente durante siglos y siglos en este dominio. Es por esto que exijo que a quién se elija como príncipe esclarezca este terrible agravio y ejerza la lextalionis para compensar la afrenta.-

En silencio Julian Cienfuegos toma su lugar en el primer trono en el lado derecho del trono principal seguido por Juana Cienfuegos que se incorpora y toma el siguiente trono.

Al final Lucius Ceferino Cienfuegos tomo el último trono del lado izquierdo dejando solo el de Imelda Díaz Cien fuegos quien permanece de pie a un costado de la cabeza del príncipe Bruno Falcón y de frente al trono principal.

-Nuestra madre Imelda preservará la mascarada...-

-Nuestra madre Imelda hará respetar el dominio ajeno...-

-Nuestra madre Imelda nos dará el permiso que necesitamos para abrazar.-

-Nuestra madre Imelda vengará la muerte de su chiquillo más amado como es su responsabilidad...- Permanece inmóvil sobre una rodilla.

-Nuestra madre Imelda será misericordiosa y repetará la no-vida de cualquiera de sus hijos...- Se inclina solemnemente con una mano en el pecho.