Partida Rol por web

Acerco al a niña a mi vera, y la aprieto contra mi.

-Corre, chivato, la proxima vez igual no podrás hacerlo.

-Ojala te coma el oso!!!

Miro a Felkenna, y se me baja la mirada al escote, me pongo rojete.

-¿Que es o que quereis hacer con la niña?

Me muerdo los labios con ansiedad. Estamos perdidos... una vexilla... Con todo, el recuerdo de pasadas traiciones impulsa mis primeras palabras.

- Me sorprende que una fuerza de élite como la vuestra tenga que recurrir a rufianes como ese trampero -digo, intentando aparentar la mayor dignidad posible, algo difícil cuando te tiemblan las piernas- No podemos negarnos, mi señora, a entregaros a la niña, pero la tenemos bajo nuestra protección y tal vez nos merezcamos saber la causa de nuestros desvelos ¿Por qué es tan importante como para atraer la atención de guerreros tan valerosos? Es tan solo una niña.

Escruto los alrededores... no sé muy bien qué espero que ocurra, pero intento ganar tiempo para pensar.

La sacerdotisa os mira sin alterar su expresión o tono de voz.

-Ya veo. Protegeis a la niña sin saber quien es o que consecuencias acarreará su vuelta a casa. Estais en vuestro derecho de saber qué estais haciendo, pues así podeis actuar según vuestra conciencia. Esta niña es Ahrrya, hija de Garnath, khan de la tribu de los cuervos rojos, una de las tribus más aguerridas de Brolia. Garnath la ha prometido a un khan vecino en matrimonio para así mejorar sus alianzas, crear un ejército y atacar las poblaciones cercanas a la muralla. Si esto sucede, habrá derramamiento de sangre inocente, y no debemos permitirlo. Entregadnos a la niña y nada de esto sucederá. Devolvedla a su padre y habrá muertes que recaerán sobre vuestra conciencia.

La niña parece asustada ante la presencia de la vexilla pero se arma de valor y grita.

-¡No es verdad! Los lunares sois siervos del caos y mentís más que hablais. Mi padre es el hombre mas fuerte de Brolia y podría acabar con vosotros tres de un solo golpe.

Nunca me ha gustado que utilicen a las mujeres como moneda de cambio para formas alianzas. Despues de la jugada del trampero miro a la sacerdotisa con desconfianza, tal vez sea verdad lo que cuenta, de ser asi me desagrada lo que piensa hacer su padre con ella. La miro un momento y pienso que es demasiado pequeña para ser entregada en matrimonio sin su consentimiento. Tras mirar a la niña me dirijo a la mujer con tono respetuoso. 

-No me gusta que sangre inocente sea derramada. Decidme señora, que sera de la niña si la llevais con vosotros? Que hareis con ella? 

Asiento ante las palabras de Loranda... no me gusta entregar a una niña a un grupo de soldados, pero si es cierto lo que dicen...

- Si lo que dicen es cierto... una expedición militar como ésa es poco menos que un saqueo ¿sabes la cantidad de familias que viven en al frontera? Y los brolianos ni siquiera pueden afirmar que estas tierras fueron suyas. Esa muralla que cruzamos ha marcado el límite desde hace siglos.

Miro a Felkenna.

- Soy carmaniano, y por lo tanto, lunar, y no quiero que masacren a los míos, pero tampoco puedo entregar a una niña a un destino incierto - por unos segundos recuerdo el pasado de nobleza de mi casa- Soy un cazador, y no me puedo permitir ser honorable, ciertamente, pero no me parece muy honroso matar a una niña solo porque su padre quiera intentar una maniobra política ¿no sería eso además razón de sobra para provocar la guerra que pretendéis evitar? ¿No les estáis dando la razón cuando nos acusan de ser despiadados?

Cojo la mano de la niña, y la acerco mas a mi.

-Me parece genial que querais parar esa masacre, pero un par de preguntillas.

Otra vez le miro el escote, esta vez con mas descaro.

-¿Como ha llegado la niña hasta aqui, y por que no matais al que seria su marido en un principio,y la dejais en paz?

Mirandoos con la misma expresión fria

-Esta niña es completamente inocente y no podemos hacerla responsable de la sintenciones de su padre, así que no será castigada de  ningún modo. Si nos la entregais, yo misma me encargaré de llevarla hasta Glamur, capital del imperio, donde ingresará en la universidad. Allí aprenderá a leer y escribir, conocerá el mundo en el que vive más allá de las montañas y cuando sea mayor de edad, será libre de convertirse en ciudadana lunar de pleno derecho o regresar a Brolia con su padre. Ésta es la senda lunar.

Después mira a Kilder cambiando ligeramente su expresión hacia una más severa.

-Matar al prometido de la niña no serviría para nada. Solo crearíamos más odio y acelerariamos el conflicto. Además, no pasaría mucho tiempo hasta que su padre la casara con el siguiente khan. Creedme, ésta es la única forma de evitar una guerra.

La niña parece desesperarse al veros dudar ante los lunares.

-No... por favor, yo solo quiero volver con mi papá... nunca debería haberme escapado... Por favor, no voy a casarme con nadie, lo prometo.

Parece que en cualquier momento, a pesar del orgullo de la niña, vaya a ponerse a llorar.

La respuesta de la sacerdotisa me parece sincera, con cada vez menos dudas sobre lo que se debe hacer escucho las suplicas de Ahrrya. Es una decision dificil y me quedo pensativa antes de dar mi opinion. No entregar la niña a su padre significa separarla de su familia, pero eso justamente es lo que pretenden hacer entregandola en matrimonio para formar una alianza, estara igualmente separada de su padre y quien sabe la vida que llevara casada con un hombre que tal vez triplique su edad. Por otro lado si los lunares se hacen cargo de ella recibira una educacion y aprendera cosas que nunca aprenderia viviendo en las montañas. Con cierto pesar y usando un tono suave y dulce me arrodillo junto a la niña y la miro a los ojos. 

-Pequeña, no te haran daño, ya lo has oido. Te llevaran a un lugar donde aprenderas cientos de cosas que seguro te gustaran, y luego, cuando crezcas podras volver a tu hogar y vivir junto a ellos, es mas, estaras preparada para decidir con quien quieres casarte y cuando lo quieres hacer- con ternura acaricia la mejilla de la niña- Estaras bien, estaras mejor que si tu padre te entrega en matrimonio por interes para que seas la esposa de un hombre que tal vez no te guste. Creo que lo mejor sera que vayas con ellos. 

Despues de decir lo que piensa mira a sus compañeros y luego a la sacerdotisa, por su parte no hay nada mas que decir. 

Niego con la cabeza. Mi familia sabe por experiencia que no es oro todo lo que reluce en la "senda Lunar". 

- No estoy seguro de esto, Loranda. Esta niña no nos pertenece, ni a nosotros ni a ellos -digo, señalando con la cabeza la vexilla- Nos estamos fiando de una mujer que ha pagado a un traidor para que nos robe. Además ¿cómo sabemos que secuestrar a la niña no empeorará la situación? ¿cómo sabemos que su padre no forzará la alianza con su pretendiente e invadirá Worion? Podemos provocar algo mucho peor que lo que queremos impedir.

Doy un paso hacia la niña, con mis ojos fijos en el escuadrón lunar.

- Soy carmaniano, descendiente de una noble familia caída en desgracia por los politiqueos de la Corte. Los nobles acostumbran a mentir y engañar con tanta naturalidad como respiran ¿cómo sabemos que lo que decís es cierto? Incluso vosotros mismos podríais estar siendo engañados ¡Tal vez no haya ningún matrimonio concertado, y esto solo sea un intento de secuestrar a una niña para chantajear a su padre! 

Aprieto los puños.

- El ejército lunar es poderoso, si sabe que existe el riesgo de un ataque por parte de Brolia ¿realmente cree que se frenará por el secuestro de una niña? Lo siento, para mí no tiene sentido. No creo que separar una niña pequeña de su padre sea una solución. Es un juego de nobles, perverso y oscuro. Necesito algo más que promesas.

Miro a mis compañeros y a los soldados. Sé que no tengo ninguna oportunidad, pero debo decir lo que pienso. Así ha sido en mi familia durante generaciones y... así nos ha ido. Si el resto están de acuerdo con Loranda, tendré que dar mi brazo a torcer, pero necesito algo más.

-Debemos llevarla con su padre, luego si él quiere entregarla, pues es su problema. Dice el joven campesino. Ni si quiera conocemos a estos lunares. Según tengo entendido cuando emprendimos el viaje nos propusimos llevarla con su padre, por mi parte propongo cumplir esa misión.

Me agacho, y cojo a la niña en brazos, le guiño un ojo, y le sonrio, puede que esta sea la última vez.

Miro a mis compañeros, y se que saben lo que voy a hacer.

-Loranda, lo siento.

Comienzo a andar, y le digo a la Felkenna:

-La niña ha hablado, y nadie es propiedad de nadie, y ella quiere volver a su casa.

-Igualmente, os estoy haciendo un favor, ya que vuestro secuestro encubierto, haria despertar la ira de la familia de la chica, y de todos los barbaros, y la fuerza bruta, a veces es mas fuerte que la de la pluma.

-Otra cosa, tambien te estoy salvando la vida ahora mismo, por que si alguna vez encontrases a una tigresa cachorro, ¿se te ocurriria domesticarla?, que te crees que va a pasar, sino que ella clamará venganza cualquier dia, cuando menos os lo espereis, y os atacará con vuetras mismas armas, y todos caereis. Si os quedais a la niña, estais condenando a vuestro pueblo.

-Asi que os haré el favor de hacer que no os he encontrado nunca, y llevarme a la niña.

La abrazo contra mi cuerpo lo mas fuerte que puedo.

-Vamonos átomos, que nos queda un largo viaje.

-Mis compañeros no tienen nada que ver con esta decisión, asi que os ruego que los escolteis hasta el pueblo mas cercano, y cuideis de que no les pase nada ( es que me han dicho que por aqui hay osos).

Comienzo a andar, muy tenso, esperando lo inevitable, con la niña lo mas apretada a mi cuerpo posible.

Espero que cuando me hagan algo, ella no resulte herida.

Sigo caminando sin mirar hacia atras, y tapandole la cabeza a la niña con mi mano para protegerla.

La mujer observa algo sorprendida vuestras reacciones pero rápidamente vuelve a su expresión habitual. El guerrero con aspecto salvaje da un salto desde su posición y se coloca delante de Kilder con la lanza en sus manos, pero Felkenna le ordena que baje el arma.

-Escuchadme bien, pues no os daré otra oportunidad. Si os llevais a la niña sereis considerados traidores por el imperio y jamás podreis poner un pié fuera de esta muralla. Jamás regresareis a vuestras casas ni vereis a vuestras familias y debereis vivir según las reglas salvajes d elos brolianos o ser fugitivos para siempre. Si me entregais a la niña... estoy dispuesta a hablar con el conde de Jhor; Él me debe algún que otro favor y haré que os acepte en la corte; Seguireis siendo siervos pero con una posición superior, mejor remunerados y con una vida mucho más cómoda que la que os esperaría en vuestras casas o en Brolia. Quizás aññí podríais aprender hechicería o convertiros en escuderos de algun caballero. En cuanto a la niña, os mantendría informados por correspondencia continua sobre sus progresos en el estudio y formación. ¿Que me decís?

Miro a la chica incredulo de lo que oyen mis oidos.

- O sea, que tu pueblo nunca ha dado nada por nosotros, simplemente os habeis olvidado de hay mas gente que esxiste, y ahora que tenemos algo que os interesa, quereis que formemos parte de vuestra corte, interesante.

-Si no hubiesemos tenido a la niña, ¿os habriais dignadi tan siquiera a mirarnos, nos habriais dado la oportunidad de vivir en vuestra corte, de estudiar vuestros libros?, yo creo que no.

-Y encima nos ofreces títulos y dinero.

Escupo al lado.

-Desprecio vuestro dinero sucio de intereses y mentiras, y vuestras posiciones.

-Prefiero vivir como un salvaje en el pueblo de esta niña, y poder hacer lo que me de la gana sin tener que pagar cuentas a nadie.

Sé lo que afrontamos. La muerte o, por lo menos, el exilio. Pero mi familia lleva exiliada desde hace generaciones, conozco las imperfecciones de la Senda Lunar de primera mano y ahora me ofrecen ser "un siervo de primera clase".

Saco el poco orgullo que queda en mi estirpe.

- Hace doscientos años, alguien como tú se hubiera inclinado para hablar con un miembro de mi familia. Y mírame ahora. Su descendiente, viviendo en las montañas, cazando alimañas y durmiendo en refugios improvisados ¿Y qué me ofreces? Ser un "siervo mejor" -miro a mis compañeros, dubitativo, y luego a la vexilla- No podemos impediros que os llevéis a la niña con vosotros, sea para lo que sea. Solo podemos escoger si vamos a morir aquí, por esto, o no. Es así de sencillo.

Tras decir esto, aprieto los puños y miro hacia las duras tierras que nos rodean. Nosotros ya no podemos hacer nada más.

Ninguno de mis compañeros piensa como yo, las cosas no se ven igual cuando uno es un hombre, desde luego.

El orgullo y las raices de uno mismo son mas importantes que tener la posibilidad de ser algo mas que una simple moneda de cambio. Resignada suspiro mientras pienso como hubiera sido la vida teniendo dinero y medios para una vida mejor. Pero eso ya no importa, ire con ellos donde vayan, me encargare de que no usen a la niña como un medio para conseguir un fin. Si la obligan a casarse en contra de su voluntad me pondre de su parte, y si despues de todo lo que hemos pasado para devolverla a su casa la entregan a un hombre con el cual no quiere ir, mis compañeros de viaje me daran la razon. Convencida de lo que pienso, me preparo para afrontar la ira de los lunares. Pese a mi opinion sobre el destino de la niña seguire con ella la lleven donde la lleven. Le di un consejo, pense que tener una educacion seria lo mejor para ella pero es obvio que soy la unica que lo veo asi. Ahrrya quiere volver a su casa y debo aceptarlo. 

-Espero que sepais lo que haceis- en mis ojos se puede ver claramente un atisbo de temor, pero seguire con los mios aunque esto suponga el exilio y una traicion para el pueblo civilizado- Contad conmigo para llevar a esta niña con su padre. Si ella lo prefiere asi, que asi sea. 

-Escuchen el joven campesino dice en voz baja con la intención de que solo escuche su grupo: -¿Que hacemos, morimos como héroes para una niña o vivimos y nos olvidamos del pasado?

Aunque algunos de vosotros no estais demasiado seguros sobre qué camino seguir, Kilder y Aldar no parecen dispuestos a dar su brazo a torcer y están decididos a devolver a la niña a su pueblo cueste lo que cueste. La vexilla que está frente a vosotros os mira con icredulidad, hasta que su líder, Felkenna, habla.

-Veo que vuestra determinación no es más que la terquedad de quien no posee la cultura y el entendimiento para vivir entre gentes civilizadas. Quizás vuestro lugar esté más entre los barbaros que se ocultan entre las montañas que en ningún otro lugar. Si os importa más vuestro propio interés que la vida de decenas, quizás cientos de inocentes marchaos para no volver jamás.

Los guerreros que la acompañan preparan sus armas dispuestos  acortaros en rebanadas pero Felkenna los detiene con un gesto.

-No, hoy no se derramará más sangre. Estas gentes han elegido su destino libremente y con él deben aceptar todas sus consecuencias. Todos somos iguales en el imperio y ellos son libres de equivocarse también. Éste es el camino de la luna roja.

Tanto el oficial de la armadura como el guerrero salvaje parecen algo irritados por la decisión pero acatan sus ordenes sin rechistar y os dejan el camino libre para continuar.