Partida Rol por web

El cazador frunció el ceño, molesto. No por el calor que desprendia el edificio en llamas. No por el silencio de su Ductus. Tampoco por el opresivo ahogo del bosque. Algo iba mal. Un terrible presentimiento turbaba el animo del Antitribu Gangrel.

"Tonterias"

Hunter sacudió la cabeza, negandose a si mismo la duda y el desanimo. Estaba de caza. No habia nada más que la relación entre él y la sangre de sus presas, que por derecho le pertenecia. Una victoria podria servir para cristalizar la manada y, quizas... solo quizas... darle fuerzas para sobrevivir.

Con un rugido de rabia, Hunter se giró a medias para mirara a su heterogenea concurrencia... Seres malditos para toda la eternidad... Condenados a subsistir a base de sangre... De vida... Asustados y perdidos...

- ¡¡¡A las vias!!!

Sostuvó la mirada de Cagalli y del señor Koldolak pos un instantes antes de echar a correr a toda velocidad en pos del lejano rumor de aquel tren de mercancias.

Impulsado por toda la fuerza de su rabia, el cazador derribaba arbolillos, zarzas y arbustos sin apenas detenerse, esquivando por milimetros aquellos demasiado grandes, fuertes o, en definitiva, aquellos que pudieran ralentizar su avance. A medida que el fulgor del edificio se atenuaba en la distancia y las sombras de la noche se enseñoreaban del bosque, Hunter debia confiar más en sus oscuros dones. El bosque se abria ante él envuelto en un aura rojiza que perfilaba las rocas, los arboles y los obstaculos.

Apretando los dientes, Hunter recurrió una vez más a sus menguantes reservas de vitae y aceleró su carrera cuesta abajo. Las ramas festoneaban, lastimando su rostros y causandole un millar de diminutos cortes por lo que escapaba su preciosa sangre, gota a gota.

Inmune al dolor, acicatado por su Bestia y bailando en el filo de la navaja del Frenesí, Hunter se abalanzó sobre el rastro buscando a sus presas...

"¡¿Alli?!"

La vampiresa se queda mirando a Hunter mientras este examinaba la zona pensando:

- Parece que sí, que lo que dicen de los Gangrel es cierto... no está nada mal

No se le paso por alto la mirada, estaba segura, lo había encontrado, así que empezarían a correr y así parecía que lo hicieron, rápidamente Cagalli comienza a correr detrás de Hunter, el Gangrel era realmente rápido y parecía que no le importaba arrasar con todo a su paso, Cagalli por su parte corría de otra forma, ella esquivaba y saltaba para evadir los obstáculos, estaba más acostumbrada a correr sin hacer ruido, tratando de que el entorno permaneciera de la misma forma inalterado por su paso y así corría dispuesta a enfrentar ahora con refuerzos a esos enemigos, los cuales estaba claro que opondrían una gran resistencia, si es que podían dar con ellos

A las vias, no se por que me recuerda a ciertos aspectos de mi pasado que obviamente no me traen desagradables recuedos.

Esto parece algo premeditado, tal vez, puede que sea otra cosa, tal vez. Solo me detengo un segundo antes de que la sangre vuelva a agolparse en mis muertas arterias y venas para darme la celeridad necesaria para poder seguirlos descalza por ese camino. El arma preparada en mi mano para disparar a la menor señal de verlos

Sangre, sangre, sangre... - canturreo por lo bajo con lujuria mientras abro mi don para dejar entrar ese olor en mi sistema y deleitarme en él mientras corro tras Peludo, quien abre la cacería como buen perro de caza.

No suelto el arma y corro, sin poder igualar su velocidad pero sin contenerme, oliendo ya no solo el rojo rastro si no también la anticipada muerte de nuestros enemigos.

Sangre, sangre, sangre... - digo en un tono más alto y, a la vez, más cargado de pasión al pensar en la caza y su resolución.

Por fin detecto de nuevo la silueta menuda de Cagalli aparecer junto a la imponente figura de Koldolak, el tzimisce parecía haberse estado deleitando a solas en las afueras, mientras nosotros jugábamos con el tiroteo de adentro y el salto en las tablillas del santuario subterráneo.

Cagalli, era exactamente lo que había pensado. Una asesina apta, algo menospreciada... este era quizás su mejor momento y era posible que pudiera aprovecharlo bien si realmente se lo planteaba. Bien, lo decía un diamante en bruto poco valorado...

En estos momentos Hunter marca el camino, en realidad si tengo que admitir algo es que el gangrel ha estado liderando la manada desde hacía bastante y con aceptable éxito ¿nos estábamos equivocando en el liderazgo? después de la escenita del antro de mala muerte incendiándose y las dos rubias discutiendo tonterías...

De momento, no era tiempo de pensar más en ello, reinaba por fin el orden y un motivo extraordinario para seguir la ruta. Hasta para mi, si viviera hubiera salivado por la excitación de lo que se aproximaba.

Con el arma lista, salí corriendo junto a Jules y Cagalli siguiendo a Hunter iba a la cabeza, si, si no fuera tan obcecado sería un buen Ductus - No tienes que decirlo dos veces- igual sería un buen ductus.

Nada que no se pueda arreglar...

Hunter toma la iniciativa, corriendo a sobrehumana velocidad como una bestia tras su presa. ¿Es que acaso es algo distinto? No, es un depredador, todos lo sois, pero el Gangrel lleva el concepto a otro nivel. Uno rayano en lo animal. Al menos, tiene el buen sentido común de avisar de la ruta, por si alguien no pudiera seguir su paso, cosa más que evidente.

Y así, como los lobos persiguiendo al ciervo, la manada se despliega por el descampado. Unos más veloces, otros más lentos. Unos evitando los obstáculos, otros arrasando con ellos. No hay tiempo para órdenes ni estrategias, tan sólo para moverse rápidos y de forma letal.

El descampado termina en un desnivel, lo alto de un muro de no mucha altura, bajo el cual descansan las vías férreas de transporte de mercancías, sobre un suelo de gruesa grava. Os vais dejando caer por el muro hasta pisar esas sonoras piedras, sin percataros de que falta uno entre vosotros. Dos, en realidad.

A un lado, las vías se extienden por kilómetros, aunque a unos quinientos metros descansa un tren de cercanías de pasajeros abandonado y cubierto de graffitis. La sombra de una tela desaparece entre dos vagones, sin volver a aparecer de nuevo. Al otro lado, las vías se internan en la oscuridad de un túnel que atraviesa la montaña, por lo que podéis calcular en dirección al puerto comercial. Dentro del túnel resuenan pisadas sobre la grava.

Hunter se dejó caer desde el muro a la gruesa grava que conformaba el suelo, aplastando las piedras con la suela de sus sucias botas. Arrancando eco de piedra contra piedra, el anti-tribu Gangrel avanzó con cautela por la darsena del transporte ferroviario de Bilbao.

Con cuidado, el cazador se movió paso a paso, pendiente de la emboscadas. El ruido de pisadas, tan cuidadosas como las suyas le informaron de que sus compañeros estaban cerca. Se arrodilló y maldijó entre dientes al darse cuenta de que faltaban el señor Koldolak y Albret...

"Con lo bien que nos vendrian esos dos..."

Hunter refunfuña una última vez y señala con su garra a Jules, a Cagalli y a Luigi para, a continuación, enviarles en dirección al tren tan graficamente decorado. Con un rápido gesto con los dedos, indicó a la Ductus que se habia convertido en su pareja de baile para aquella noche.

Lanzó una dura mirada a los demás, esperando que en aquella situación se comportasen como debian.

- Sin prisioneros.- Hunter escupió esas dos palabras entre los dientes, mientras sonreia lobunamente. Nos vemos en el teatro.

Sin más, sin una palabra amable, el cazador se alejó trotando hacia el tunel, husmeando el aire por costumbre, mientras se guiaba por el eco de las pisadas que salian de la boca del mismo.

Bien, ahí va de nuevo en una persecución que, de haber habido tiempo, bien podríamos haber relegado en esclavos mortales mientras nosotros nos dedicábamos a flanquear desde el otro lado. Si no hubieran peleado dentro del antro en medio del fuego, si no hubieran peleado antes de salir del hotel, si no hubieran peleado en medio del camino...

...si no... etcétera.

Ya a estas alturas hubiera previsto con mis sirvientes que me den información de la zona, puntos cerca, contactos con los que coordinar un asalto... pero no. Todo este lío había tenido una puñetera mala pinta desde el principio.

Por la falta de orden y de liderazgo, por insulsas puyas sin sentido.

Seguí corriendo enraizado por la desazón, la impotencia y el conformismo de la situación. Avanzar a ciegas era lo que había.

Miré a izquierda y derecha

¿donde mierda han idos estos figlios di puttana ahora? pienso cuando descubro que faltan albret y koldolak 

otra vez sin koldolak, mala cosa, tras mala cosa, voy a tener que eliminar todo lo que entorpece esta mierda... me empiezo a desesperar, dejando que mi bestia siseé desde el interior ¿quieres salir pequeña? ¿quieres? ¿quieres? 

veamos a quien azuzo, total solo tenemos que cumplir a lo que hemos venido, nadie dice que tengamos que volver todos. 

Hunter reemplaza el papel de la rubia para avanzar de momento si, claro... sin prisioneros ¿y la información de dónde? Yo pienso atrapar el mío y hacerlo cantar.

Ahogo una risa, cuando noto que no veo ni escucho nada fuera de lo común, concluyo que tienen que estar jodiendome a lo grande hoy.

¡merda!

Finalmente llegaron a un lugar que parecía algún especie de parada de trenes, Cagalli observa la situación y lo que dice Hunter, realmente ella prefería ir por el tren, siempre había mejores sitios donde colocarse, mira a Luigi y dice:

• Voy desde arriba, flanquead el tren si podéis, veamos que vemos

Tras lo cual sin esperar una posible respuesta corre para trepar por el lateral del tren o si hace falta usar algo cercano para subirse y colocarse en el techo para tratar de ver algo mejor y en cierta forma si le ven que le sirva de distracción mientras los demás van tomando posiciones

Sin prisioneros  bonita palabra, pero se demasiado bien que necesitamos a uno. La sangre sigue hirviendo en mis venas cuando sigo simplemente lo que me indica mi instinto y lo que deberia haber echo desde un principio, haber echo sola las cosas. Como un borron paso tras el tren y me encamino hacia donde se escuchan los pasos de la gravilla pero algo llama mi atencion y 

Espera un segundo, puede ser una maldita trampa o que vaya por otro lado.  Concentro mis sentidos para poder ver si sigue por el tunel o simplemente es una maldita trampa, bendito auspex cuando puedes usarlo y que puede sacarte de un par de malos problemas. 

No vale la pena discutir con Peludo ahora mismo, está claro que es como uno de esos perros de presa que, una vez que muerden, hay que abrirles la mandibula con una palanca.

Me alegro que elija a la Ductus como su pareja de baile, que ejerza el liderazgo que su puesto requiere y ate en corto a su mastín.

Yo tengo claro que si atrapo uno, le despellejaré lentamente hasta que me cuente ante sus más íntimos secretos.

Me aseguro que el arma esté amartillada y avanzo buscando entre las sombras pero mi bestia solo busca sangre y muerte en esta noche.

La manada se separa, tratando de cubrir más terreno. Puede que vuestras presas se hayan separado también, o puede que hayan tratado de despistaros llevándoos a una encrucijada para que eligierais un camino incorrecto al perseguirles. O, peor aún, tratando de dividiros, justo lo que habéis hecho.

Pero ya es tarde para pensar en eso. Las decisiones tácticas son así, en medio del caos, la sangre, el fuego, no hay tiempo para valorar todas las opciones. Hay que actuar rápida y letalmente, no dejar respirar al rival, acosar sin tregua. A veces hay que asumir, simplificar... y actuar.

Y eso es lo que habéis hecho. Hunter encabeza la partida de caza hacia el túnel, seguido por Steff. Ambos amplían sus sentidos antes de adentrarse en la oscuridad. El Gangrel hace que sus pupilas se dilaten sobrenaturalmente, adquiriendo un brillante color rojizo, al tiempo que la negrura que se abre ante él va diluyéndose como la tinta en demasiada agua, dejando que formas y, en menor medida, colores, se muestren ante sus ojos. El camino es, como cabía esperar, una vía doble de ferrocarril sobre travesaños gruesos de madera, rodeados de grava de gran tamaño. Como el camino exterior, en resumen. Pero hay algo más...

Steff lo sabe. Ampliados todos sus sentidos por el poder de la sangre, su vista se niega a ofrecerle respuestas. Otros sentidos no aportan gran cosa, pero sí el oído. Al penetrar en la oscuridad, oye pasos sobre la grava, a lo lejos. Diferentes pasos, diferentes puntos, un despliegue. Tres pares de pies. Hasta que se hace el silencio y sus propias pisadas y las del cazador son las únicas que reverberan en el lugar.

Pero Hunter se detiene.

Sus ojos brillantes han visto lo que les espera. O más bien, a quien les espera. Una figura trajeada, apoyada en un bastón que muestra frente a él. Un hombre aparentemente mayor, de pelo canoso y barba, que espera paciente en la oscuridad, con los ojos cerrados.

Señorita... Caballero... -La elegante voz aterciopelada del hombre resuena a través del túnel, con fuerza. Tiene un acento inusual, un aire oriental, árabe, pero muy difuminado- Desearía haber podido mantener esta conversación en otros términos, pero quizás no sea aún tarde para hacerlo, ¿no es así? Al fin y al cabo, todos somos hombres de negocios... Mi nombre es Faruk Al Hakram ¿Con quién tengo el placer...?

La manada se separa, tratando de cubrir más terreno. Puede que vuestras presas se hayan separado también, o puede que hayan tratado de despistaros llevándoos a una encrucijada para que eligierais un camino incorrecto al perseguirles. O, peor aún, tratando de dividiros, justo lo que habéis hecho.

Pero ya es tarde para pensar en eso. Las decisiones tácticas son así, en medio del caos, la sangre, el fuego, no hay tiempo para valorar todas las opciones. Hay que actuar rápida y letalmente, no dejar respirar al rival, acosar sin tregua. A veces hay que asumir, simplificar... y actuar.

Y eso es lo que habéis hecho. Cagalli se ha adelantado, buscando con qué ascender al techo del tren abandonado. La habéis perdido de vista, y habéis avanzado por el lado iluminado de la unidad. Es una asesina, una Asamitta, su lugar está en la sombra y el silencio. Jules avanza pistola en mano, relamiéndose con la idea de lo que piensa hacerle al prisionero que tome. También Luigi tiene ese pensamiento en mente, al fin y al cabo los muertos no dan respuestas. Avanzáis con la vista fija en la puerta abierta de la unidad, poco a poco, paso a paso, con el arma de Jules apuntando a ese portal a la oscuridad en la que suponéis se ocultan vuestras presas...

Hasta que el Toreador Antitribu percibe, demasiado tarde, un movimiento bajo sus pies. Demasiado tarde. De debajo de la unidad surge una forma en principio inconexa, una sucesión de movimientos que desconciertan al motero. ¿Es... es...? Sí, cuando esa forma del grosor de un muslo, alargada de forma bestial pero enrollada sobre sí misma y sobre él, comienza a apresarle, se da cuenta de lo que es. Una inmensa serpiente, que estaba prácticamente a sus pies. Una puta trampa, y has caído de pleno...

Al mismo tiempo, una figura surge de la oscuridad del interior de la unidad. Es una mujer, o lo parece ligeramente por sus formas curvilíneas, su vestido vaporoso y su cabellera azabache. Pero su piel está completamente cubierta de finas escamas, y su rostro está deformado en una forma serpentina, mostrando grandes colmillos y una lengua bífida que vibra mientras se lanza directamente hacia Luigi en un salto salvaje.

Hunter sonrió a su presa, tan pronto pudo captar su presencia. El brillo carmesí de sus ojos, invisible a los sentidos mortales, delataban la utilización de los poderes de las Tinieblas.

Y habia sido gracias a sus oscuros dones que el cazador habia dado con su presa. Una presa inusual y potencialmente peligrosa.

Mientras el anciano se presentaba, el anti-tribu Gangrel se separó de Steff, moviendose a un lado, en una maniobra clásica para rodearle. El hecho de que mantuviera los ojos cerrados, incluso en la profunda oscuridad del tunel ancentuó la sonrisa de Hunter y le advirtió de que habian dado con el premio gordo.

Con deliverada lentitud, dió un nuevo paso lateral. Su mano derecha serpenteó hasta dar con la boca del bolsillo del vaquero y deslizó los dedos en busca de su encendedor. Hunter dió un último paso, para luego detenerse y buscar a tientas, discretamente, aquel pobre recuerdo de una vida que jamas sería la suya.

En casi completo silencio, simulando ser estatuas, en un momento congelado en el tiempo, mientras aguardaba una hipotetica respuesta de su Ductus. Hunter tenia clara una cosa... Aquel ser no volveria a ver la salida del túnel... Si conseguia respuestas, mejor... Si no...

En la oscuridad, solo alguien con sentidos sobrenaturales, hubiese visto como se desnudaban los colmillos del Cazador y como sus musculos se tensaban.

- Hay que joderse -

Pienso en voz alta mientras observo al resto de la manada salir disparados como alma que lleva Caín en dirección a las vías ferroviarias. En esto ha quedado la sutileza del plan. Aunque claro, una bola de fuego gigante en lo que otrora fuera un local de alterne a nuestras espaldas tampoco creo que pase por sutil precisamente.

- En fin - digo encogiéndome de hombros y con las palmas extendidas hacia el cielo como diciendo "¿qué le vamos a hacer?"

Y con una media sonrisa en la cara porque, reconozcámoslo, al fin y al cabo a la Bestia que todos llevamos dentro esta cacería descarriada le agrada sobremanera, salgo a la carrera colina abajo a la estela de los demás al tiempo que entono los sudarios de las sombras para proteger mi silueta entre la oscuridad reinante.

Me paro y miro al hombre que hay frente a mi justo por encima del hombro de Hunter antes de dar un paso para tomar una posicion desde la que poder atacar si fuera necesario. 

¿Por que su cara me suena?¿por que me suena tanto su nombre?¿por que me suena tanto su acento? parece un maldito eco del pasado. Sonrio mientras intuyio que puede estar haciendo mi compañero de caceria esta noche, creo que cazaria cada noche con él si fuera tan excitante como es ahora, con todo a flor de piel y la sangre palpitando en mis venas, en mi cabeza.

Creo que sabe exactamente quienes somos, considerando que ya nos ha echo una visita a nuestro territorio. Sintiendolo mucho, no soy una mujer de negocios, soy mas pasional y mi compañero es mas visceral.

Levanto el arma apuntandole a la cabeza Tienes cinco segundos mi mirada a Hunter es un haz lo que tengas que hacer si hace un movimiento "extraño"

El único gesto con el que el cazador permitió que Steff viese que habia comprendido fue extender las manos para dejar salir unas uñas sucias y afiladas, capaces a todas luces de causar importantes heridas.

La Bestia se agitó de nuevo, como un sabueso rabioso atado a una roñosa cadena. En el interior de Hunter, todo su instinto depredador y homicida tironeaba de la trailla de su fuerza de voluntad, conteniendose a duras penas.

A pesar de la aparente soledad y privacidad de aquella reunión, el anti-tribu Gangrel sabía perfectamente los horrores que acechaban en la oscuridad y no estaba dispuesto a ser sorprendido por ningún pipiolo con suerte. Él era el ejecutor de su Cofradia , su sabueso, como lo habia llamado Cagalli y nadie escaparía con vida de alli, mientras la sangre maldita de Cain corriese por sus venas.

- Cuatro.- Hunter descontó un segundo de aquella cuenta atras, por el simple y mero hecho de enfatizar que el tiempo no estaba a favor de aquel extraño y bien vestido individuo.