Partida Rol por web

Mientras tanto, Jules se incorpora lo suficiente para apuntar con su arma. ¿A quien a punto ha estado de devorarle? No, sus ojos buscan a su otro compañero, el calvo, y más allá a su agresora, quien trata de evadirse del combate como sólo un auténtico cobarde haría. Aunque la cobardía es la única respuesta sensata para ella, en este instante.

Como lo es para el motero apuntar su arma y disparar, por la espalda, comprobando que algo brillante salta del hombro de la evadida mientras trata de escapar, sin saber realmente si se trata de sangre o escamas, sin saber si le ha causado daño o no.

Luigi no se anda con miramientos, echa a correr detrás de la huida, sin esperar a comprobar si la bala de su compañero la ha mordido o no, tan sólo empleando las piernas sobre la grava, una bestia tras otra, un depredador tras su presa. Sus ojos se vuelven brillantes, pero mientras su presa no se gire y le mire, eso no servirá de nada. Como no servirá correr si no logra acortar la distancia, pues la huida está a tan sólo la distancia justa para no poder agarrarla, y en plena carrera esto se mantiene inalterable, hasta que el italiano apura un poco más de esfuerzo y su brazo agarra a la mujer del brazo, obligándola a detenerse.

Y a girarse para enfrentarle, momento en que le mira fijamente a los ojos...

...y no sucede nada.

La mujer se encara al italiano, dispuesta a enfrentarse a él, libre de cualquier atadura hipnótica.

Hunter se emplea a fondo con sus adversarios. Sus garras se mueven veloces en la oscuridad que es su aliada, una vez, dos. La primera araña la piel del vientre de la mujer serpiente, restallando con un sonido casi metálico, pero sin causar daño alguno. Con el mismo impulso, la garra regresa para una segunda pasada, pero el brazo del Gangrel antitribu tropieza con el propio brazo de la mujer, quien no pretendía detener el ataque sino que se ha encontrado con ello sin más.

Y lo peor, es que este choque deja al cazador expuesto, de costado, presentándole un lateral de su cuerpo al enemigo como un blanco fácil. Hunter siente más que ver, la lengua de la bestia serpentiforme moverse con vertiginosa velocidad, sin poder esquivarlo. El apéndice golpea su cuello, resbalando por él y empujando su rostro en el proceso. Hunter siente un arañazo en su áspera piel, y unas valiosas gotas de vitae que resbalan por su cuello, pero al retroceder y tomar distancia, es consciente de la suerte que ha tenido.

La misma que tiene cuando, en el último instante, ve llegar la hoja del florete del viejo a su pecho, moviéndose lo justo en el último instante para que la hoja no le atraviese el corazón, el pulmón, o al menos juguetee entre sus costillas.

El cazador da un par de pasos atrás, consciente de que le ha ido por muy poco...

Mientras tanto, la artista del asesinato decide dejar su arma a un lado y llevar el combate a otro nivel diferente. Su pierna vuela a gran velocidad, golpeando el brazo con que la mujer trata de cubrir sus costillas para que no se las reviente para, acto seguido, con la otra pierna tratar de alcanzar su cabeza. Sin embargo, ninguno de los dos golpes llegan con suficiente fuerza, y por contra, al recuperar su posición la Toreador puede comprobar cómo un fuerte pinchazo sacude su muslo izquierdo, donde ha recibido un corte de su adversaria.

Sin embargo, nuevos pasos se unen a la ya complicada situación. Steff se pone alerta, ¿refuerzos? ¿Cuantas malditas serpientes hay? Sin embargo, parece que la propia serpiente se altera, agitando su lengua y retrocediendo. Sea quien sea quien se acerca, ella no lo esperaba...

Hunter rugió un desafio, desnudando los colmillos y desencajando la mandibula. Enfrentado a dos adversarios, en un tunel lobrego y oscuro, con sangre en las manos y su condenada no-vida en el filo de un finisimo estoque.

El anti-tribu Gangrel sonrió, se acuclilló y se lanzó contra sus adversarios, consciente de que era un todo por el todo.

El sonido de pasos podía significar la llegada del resto de la Cofradia del Corazón Ensangrentado... Como podía significar la llegada de seguidores de los Setitas, de algún vigilante de seguridad muy desafortunado o, en el peor de los casos, los Lupinos.

- ¡¡¡Moriiiiid!!!

Los rasgos de Hunter se afilaron, se transformaron bestialmente, mientras la propia Bestia se asomaba al mundo a traves de los ojos, del cabello, de los dientes y de la propia voz de este.

Una y otra vez, el cazador lanzó sus garras hacia adelante, hacia arriba, hacia abajo, a derecha e izquierda.

Furioso.

Rabioso.

Iracundo.

Letal.

Acercándome a la zona del combate entre Steff y su oponente, me coloco a espaldas de este último.

Con un tono de voz grave, oscuro, bañado en las tieneblas de las sombras que nos rodean en este túnel, me dirijo a la asaltante de nuestra Ductus.

- El juego ha terminado, serpiente - prácticamente escupo la palabra. Chasqueo mis nudillos mientras las sombras me arropan en su regazo. - Éste es mi entorno, mi elemento - le amenazo con mi voz voluntariamente cargada de confianza. - Vuelve a la hedionda ciénaga de la que has salido, o prepárate para caer en el pozo eterno de las sombras. -

Doy varios pasos lentamente hacia la víbora mientras tenso mis músculos y me preparo para el combate.

Esto se complica por momentos y esa serpiente entre los vagones de tren no puede ser nada bueno.

Esto empieza a cansame.

Me yergo y comienzo a avanzar hacia la mujer.

Rindete, no tienes escapatoria, somos más y más fuertes. - mi voz es firme, proyectada por los dones de la sangre. - Si quieres tener la oportunidad de sobrevivir a esta noche, rindete y sirveme.

Espero que Koldolak sea capaz de vigilar a esa serpiente y que Bola de Billar no me joda la actuación...

Ayudanos y serás recompensada por ello.

Figlia della gran mignotta...

Continúo mirándola a los ojos sin éxito, ha de ser que está igual de preparada que yo para resistir este tipo de cosas. Veo que se gira a enfrentarme, sonrío sin creérmelo ¿ya no ha sido suficiente? 

Escucho el intento persuasivo de Sombrero Jack ¿que pasa se te acabaron las balas en la recámara? Bien, que el que la tiene delante soy yo. Pero estoy dispuesto a seguir el hilo que ha dejado el pistolero y se lo hago saber...

Mi lengua aún ondula dentro de mi boca, la tengo lista por si se sale de manos ¿sírveme? hubiera negado de ser otra la situación ¿que es esto? ¿está abordando un ferrocarril lleno de lingotes de oro? 

Invoco de nuevo el poder de la maldición,  que no es para mi sino un regalo por haberme convertido en una criatura superior al resto de desparpajos que actúan de alimento, siento correr la fuerza de mi llamado llenar de poder cada recoveco de mis venas muertas, hasta que una espesa aura de imponencia vuelve a rodearme como lo hiciera en el centro de la sala en medio del fuego que nos rodeaba. 

- Detén este absurdo y quédate quieta -clamo en una orden velada intentando persuadirla tanto como lo hiciera Jules, pero mejor- ya te lo dijo él, sobrevive, y colaboremos mutuamente. -miro a la mujer que Koldolak tiene entre sus garras- vas a tener mejor oportunidad que ella, te lo aseguro, somos gente sensata. Palabra de... ¿primo? -digo con practicidad como si no me doliera la herida que la maldita zorra me habia hecho.

Dolor, que la tia se mas dura que una piedra tal vez o que ni me de cuenta que narices estoy haciendo mal. La estoy pengando con todo lo que tengo, al menos Hunter parece que esta haciendo lo necesario.

El ruido que nos acompaña, no me gusta ayuda ¿para quien? Volvemos al ataque y volvemos a ver si acabamos con ella de una maldita vez.

Despues de esto tocara empezar a entrenar mas y a buscarme un billete para irme como siga asi con la cria. La ciudad no sera lo bastante grande para las dos o al menos la cofradia.

La mujer queda detenida, desconcertada, con sus ojos clavados en Luigi. No parece comprender, hay algo que no va bien, que no debería... Un brillo nace en sus ojos, sus labios se abren dejando escapar un aliento que no necesita, un reflejo de una vida mortal que no ha dejado atrás más allá de un simple recuerdo. Su boca dibuja una tenue sonrisa durante un instante, lo que tarda en obligarse a negar la evidencia que también puede ver al girarse hacia el motero que la apunta con su arma.

No, no puede negarse por más tiempo.

Pero entonces, algo sucede. Como un mortal sin aire que respirar, se lleva la mano al pecho, encogiéndose. Su boca se abre, como pretendiendo decir algo, aunque ningún sonido brota de su garganta. Sus ojos buscan a Luigi, implorantes, incluso alarga una mano hacia él, antes de caer de rodillas. Con estupor, podéis ver cómo su piel comienza a oscurecerse, llenándose de negras venas que se extienden por momentos. Sus ojos pierden el color, tornándose blancos y sin vida. Su cuerpo cede y cae al suelo, inerte, descomponiéndose por momentos, resecándose, devorándose desde dentro.

Era vuestra prisionera, pero ahora es libre. Libre de inmortalidad.

A vuestra espalda, Koldolak se alza de nuevo, negando con la cabeza y encogiéndose de hombros. Parece que la serpiente ha escapado. Sin embargo, el Tzimisce decide igualmente rodear el tren y comprobar el otro lado. Un bramido, único sonido capaz de gesticular en esta forma, os hace acercaros a donde se encuentra. Ante él, en el suelo sobre un charco de sangre, se encuentra Cagalli. Su cuerpo descompuesto, presa de la muerte definitiva, muestra innumerables desgarros y golpes, huesos rotos, aunque una de sus manos continúa sosteniendo su brillante navaja.

Habéis pagado vuestro precio por la victoria.

Al menos vuestra parte de victoria, ¿qué será de los demás?

La pelea continúa, ligeramente estancada, alargada más de la cuenta. Esto debería haber terminado, estas serpientes tendrían que estar muertas definitivamente. Pero son escurridizas, su final se está demorando. No obstante, las tornas comienzan a cambiar. Hunter desgarra carne en su frenético baile de garras, enfrentado a dos adversarios pero aún así manteniendo el tipo con soltura, como el depredador que es. Por su parte, Steff hace gala de sus dotes marciales liberando en su adversaria un par de patadas que, si bien no parecen causarle gran daño, sí que la mantienen a raya.

Albret se une a la refriega, profiriendo una sonora amenaza que reverbera por el eco del túnel, mas no es su voz la que de verdad amedrenta a las cobras. No, el volumen y significado del poderoso rugido que resuena a vuestro alrededor sirve a ese propósito mucho mejor, tanto en vuestros enemigos como en vosotros mismos. La grava moviéndose, siendo aplastada y arrojada con brío, os indica demasiado tarde la proximidad de las grandes bestias que pasan entre vosotros a gran velocidad. Tan sólo Hunter, con su visión rojiza, alcanza a vislumbrar la vertiginosa velocidad de las moles salvajes, el modo en que sus garras actúan al unísono.

Oh, sí, le han robado sus presas...

Así es el medio natural. Devorar rápido, o perder la caza frente a carroñeros o cazadores más grandes. Y sí, así ha sido esta noche. Las bestias destrozan a vuestros enemigos a su paso. El viejo es casi partido a la mitad, desde el estómago hasta el hombro, y cae al suelo entre estertores de dolor, luchando por respirar sin pulmones. La mujer a la que Hunter ya tenía casi vencida pierde la cabeza. Literalmente. Su cuerpo decapitado cae al suelo, descomponiéndose. La que se enfrentaba a Steff es arrastrada, alejada de la Toreador antitribu por dentelladas salvajes, y su cuerpo se pierde en un lateral del túnel, desmembrada entre gruñidos.

Una silueta se planta cerca de la entrada de la cuerva, dibujada su figura oscura por la tenue luz del exterior. Un hombre enorme, con garras, que os observa de medio lado, con una respiración profunda y salvaje. El brillo de unos colmillos enormes se adelanta a sus palabras.

Os traigo un mensaje de mi alfa, sanguijuelas... -Su voz es profunda y tosca, cavernosa, y se ve coreada por el gruñido de, al menos, dos bestias que se mantienen en las sombras- Vuestro tiempo en nuestro territorio expira. A partir de aquí, nos encargamos nosotros. Partid y no regreséis más...

Arqueo mis y pongo una media sonrisa en la oscuridad ante lo irónico de la situación. Los perros nos mandan al nido de víboras para terminar con él ellos mismos.

Me encojo de hombros en silencio por un momento.

Doy un par de pasos hacia el monstruo que se planta cerca de la entrada. Con la mano y el índice hago un ligero gesto de desdén hacia el exterior.

- Supongo que las serpientes que había ahí fuera también habrán entrado en el menú, ¿no? - pregunto casi retóricamente.

Casi.

Nos han robado la presa, y la bestia aún ruge en mi interior pidiendo sangre.

Al final tendre que pensar que el lasombra es un guerrero tambien aunque no haga mucho a veces.

Mi mirada se cruza con la de los licantropos, malditos sean que nos han quitado nuestras presas, aun nos quedaba tiempo. Nos han usado para sacarlos de su escondite y no tener que mancharse sus peludos cuerpecitos.  Si yo estoy  cabreada, aunque no voy a negar que me la quitara de encima me ha venido bien, Hunter no quiero averiguarlo.

Habia pensado que teniamos mucho mas tiempo, pero bueno, menos es nada. Sonrio y doy un paso atras acompañado de un gesto, es hora de replegarnos y de volver a casa. Es hora de ver que narices hacemos en el futuro en esta ciudad y sobre todo ver si deberia quedarme con esa cria impertinente en la manada.

Al salir del tunel simplemente doy un silbido y les busco con la mirada al resto mientras se que debemos irnos a un lugar seguro, a nuestro hogar de cofradia

Un bronco bramido de sorpresa y frustracion brota de la garganta del cazador, en cuanto percibe las musculosas y peludas siluetas de los hombres lobo acercándose a ellos.
El inicial desconcierto provocado por la llegada de Albret, da paso a la ira, cuando la cabeza de la mujer serpiente es seccionada limpiamente por unas garras afiladas como cuchillas.
El anciano espadachín corre la misma suerte, mientras la adversaria de Steff es arrebatada por los poderosos brazos de aquellas bestias.
Un nuevo rugido, surgido de lo más profundo de la garganta de la Bestia de Hunter, responde al ultimátum de los Hombres Lobo.
Por un instante, parece que esta va a tomar el control y que Hunter va a revolverse contra sus temporales aliados.
Lentamente, el cazador domina sus impulsos, sosteniendo la mirada del portavoz por pura fuerza de voluntad. Sus garras y Colmillos se repliegan, mientras se yerge en toda su estatura.
Despectivo, Hunter escupe una mezcla sanguinolenta de saliva y sudorr, antes de flanquear a su Ductus y a su rival en su retirada, sin dejar controlar a las amenazantes criaturas con el sobrenatural brillo carmesí de sus ojos ardiendo de furia.

A lo lejos os llegan los sonidos de gruñidos y aullidos, algo salvaje y feroz, antes de que se haga el silencio. Y parece que esos siniestros sonidos procedían... del túnel por el que han ido vuestros hermanos.

De repente me doy cuenta que han pasado los segundos sin que haya sido capaz de reaccionar.

Tengo claro que no es por el fin de Barbie, que estaba empezando a caerme bien y todo. Lo tengo claro porque me doy cuenta que me he inclinado sobre sus restos y su navaja está ahora en mis manos. No sería un buen miembro de esta manada, ¿quién lo era realmente? pero no dejaba de ser una hija de la noche, un miembro de la Secta, y su muerte definitiva no debía dejarse caer en el olvido.

¿Qué cojones ha sido eso? - pregunto a Bola de Billar señalando hacia los restos de la mujer que hace unos instantes era una posible esclava.

Sin detenerme, mientras me guardo la navaja de la compañera caída en el bolsillo trasero, compruebo que la pistola no se haya ensuciado de sangre, con la conseguiente posibilidad de atorarse, y comienzo a correr hacia el sonido de gruñidos.

Vamos, parece que Peludo ha encontrado a alguien...

La bestia, antes las palabras de Albret, se gira encarándose a las sombras de donde un gruñido va tomando mayor fuerza, acallándolo con una dura mirada y un rugido. Entonces se gira de nuevo, mirándoos con ojos brillantes.

Eso no es asunto tuyo, chupasangres. -Responde toscamente, con voz gutural- Aunque tus amigos parece que han hecho algo más que vosotros...

Se relame las fauces, disfrutando la despectiva indirecta, hasta que se percata de la mirada de Hunter. Entre bestias, en el orden natural de las cosas, ese tipo de miradas son gestos claros e inequívocos. ¿Un desafío? ¿En serio? El lupino se endereza y planta cara de frente, abriendo los brazos de forma que sus garras se dibujan sobre el fulgor de la luz del final del túnel.

¿Algún problema, sanguijuela?

Hunter apenas necesitó un instante para analizar la situación y darse cuenta de que, a pesar de toda su furia y de todas sus vampíricas Disciplinas, aquel duelo no lo podía ganar.

"Aún cuando pudiese arrancarle las tripas a este... Hay dos más a la vista... Sin contar a los que no veo..."

El cazador comprendió que estaba frente al deber y la lealtad. Arriesgar la "vida" de Steff y de Albret era, sencillamente, inaceptable.

"Ni son los luchadores de nuestra Cofradía, ni hay tiempo..."

El entumecimiento que precedía al alba empezaba a aumentar su fuerza, arrebatando las de Hunter y debilitándolo.

"Hay tiempo... La sangre de nuestros enemigos se ha derramado abundante y hemos destruido el nido de las víboras... Puedo esperar... Tarde o temprano, cometerás un error y pagaras..."

- No.- Hunter respondió con un monosílabo, sabedor de que cualquier respuesta podía dar lugar a una pelea. Acto seguido siguió al silbido de su Ductus, repentinamente agitada la Bestia por aquella manera de reclamar su atención.

"No soy un Brujah descerebrado... Hoy... Ahora... No es el momento."

Procurando no desairar aún más a su gigantesco adversario, Hunter regreso junto a los miembros su cofradía y salir de allí a toda prisa, pues sus vampíricas aptitudes sensoriales empezaban a notar el inminente calor de los primeros rayos de sol...

Me encojo de hombros ante la frustrante situación. Desde luego esta es una batalla que no podemos ganar... y que no deberíamos ni iniciar. Así que Steff hace bien en llamarnos a su lado, al igual que Hunter en seguirla. Yo hago lo propio y salgo tras ellos sin demora.

No me gusta abandonar el confortable sensación de arropo de la oscuridad, pero el olor a chucho mojado ya la ha estropeado lo suficiente como para que me apetezca salir a contemplar las luces que comienzan a asomar por el Este.

Una vez fuera miro al cielo por un momento.

Tras lanzar un sonoro suspiro mir a Steff y a Hunter mientras esperamos al resto.

- Movida noche - bromeo con una media sonrisa intentando liberar algo de la tensión acumulada durante las pasadas horas.

Aun no ha terminado es lo unico que digo tras comprobar que Hunter al final si que tiene algo y no se deja llevar por la rabia, la ira de habernos quitado nuestras presas. 

Volvamos al coche, tenemos que salir de aqui, lo noto en los huesos. Saco el movil y simplemente le mando un sms a Luigi, sera mejor que el y Koldolav vengan con nosotros, ¿la cria? puede buscarse el refugio donde quiera y el nuevo....ese es otro cantar, necesitamos un nuevo miembro en la manada con la "desaparicion" de Dani. ¿Le dimos tantos dolores de cabeza en Mexico a nuestro ductus?

Cuando notó sus ojos en los míos, estoy seguro que he logrado atraparla entre mis redes.El sutil brillo de sus ojos, me da a entender que se ha sometido al poder de...

Algo va mal, lo se en cuanto notó el rictus del fin sobre su cara.

No, no, no... Mierda

La veo deshacerse, cual muñeca de porcelana. Una que es quebrada en mil pedacitos, irreconocible, irreconstruible. Esa era el toque de la eterna muerte, la muerte definitiva.

No tiene nada, dejar de existir. Lo condenable es que fuera de manera tan... Paupérrima, inútil.

No intento tomar su mano cuando ella busca la mia. Esta adiestrada y ahora es su final y en el, ya no le veo utilidad.

El bramido me rescata del ensimismamiento, avanzó junto a Sam pistolas, solo para reconocer los despojos que alguna vez fuera Cagalli.
- se quedó siendo una gema sin pulir. ¡que condenable! -sacudo el polvo por la caída al suelo y el forcejeo, mientras notó las Forma y acciones de Jules- No Tienes que decirlo dos veces...

Doy un rodeo a Los restos de Cagalli

- Bueno ya no habrá más discusiones Absurdas en medio del caos y fuego..

Esbozo una sonrisa recordando la ridícula escena entre la assamita y la ductus.

- Vamos entonces.. -concluyó andando junto a él.