Partida Rol por web

La persecución discurre entre callejones oscuros, bordeando parques y ascendiendo cuestas. El tipo no es excesivamente rápido, pero sí ligeramente más que tú en circunstancias normales. Sin embargo, tú cuentas con algo que os diferencia. Mientras él mantiene una velocidad constante, tú logras acelerar incrementando tus capacidades físicas gracias al poder de la vitae. Te sientes más poderoso, más ligero, con movimientos más fluidos y diestros.

Esquivas unos contenedores de basura y le recortas unos pocos pasos. Tu langa zancada cada vez está más cerca de él, y sus intentos por esquivarte y perderte en cada esquina resultan infructuosos. Parece que conoce bien las calles, pero la sangre te da ventaja en la persecución, una ventaja que se incrementa por momentos. Casi empiezas a disfrutar de la caza, a saborear las mieles del éxito que te espera al final.

Tu perseguido parece debilitarse. Puedes oír su respiración entrecortada y jadeante mientras le das alcance. ¿Respiración? ¿Es un simple mortal? La perspectiva despierta en ti un apetito mayor que el de la victoria. Has consumido bastante vitae para alimentar tu poderío físico, y pronto necesitarás restituir parte de lo sacrificado. Pronto, cuando pilles a este desgraciado…

Os adentráis en el casco viejo portugalujo, calles estrechas con baldosas empedradas en el suelo. Hay unas escaleras, una barandilla en medio, y el malnacido que trata de huir por ellas. Pero tú estás pletórico, exultante, extasiado de poder. Saltas por encima de la barandilla para acortar camino, un par de metros de distancia al menos, si no más. Nada puede detenerte…

Hasta que tu pie falla al saltar la barandilla, se queda trabado en la misma, y pierdes el equilibrio. Las luces de la calle giran a sus ojos como estrellas fugaces en una centrifugadora, el suelo se hace techo y los muros de los edificios se vuelven circulares a tu alrededor. Golpeas contra el suelo, cortando súbitamente todo ese infierno giratorio, y quedas tumbado y ligeramente conmocionado, sin comprender en principio lo que ha sucedido. Parpadeas un par de veces, un acto mortal de debilidad, y al levantarte raudo no ves al desconocido, tu presa, por ninguna parte. Avanzas hasta el siguiente cruce de calles, pero estas están desiertas.

Lo has perdido.

Tras la larga cacería, acudís a la localidad de Portugalete, colindante al Santurtzi cuyo territorio habeis reclamado, pero algo más cercano a Bilbao. Lo que más os llama la atención nada más llegar es el enorme puente transbordador que une la villa con la localidad del otro lado de la ría, Las Arenas, trasladando una barquilla suspendida por cables en la que caben.incluso automóviles.

Y al lado de esa magnífica construcción, el Gran Hotel Puente Colgante, frente al que una plaza sumergida en árboles oculta un clásico quiosco de música.

Y sobre él, en un parpadeo, aparece Koldolak ante vuestros ojos.

Solo.

Interesante lugar, como la comida que ha sido muy gratificante. Tenia hambre, no lo vamos a negar, aun asi podria comer un poco mas.

Maldito tzismice, no se como...si es como las malditas ratas de alcantarilla. Camino hacia el quiosco de música, tendremos que pasar para ir al hotel. Tendre que darle las gracias a ese lasombra en privado, aun asi no creo que no impida que Hunter le de un susto.

Me paro esperando que baje. Que bueno que nos esperes para entrar en el hotel, por que tengo que hablar contigo mi buen sacerdote. Esta noche me han contado tantas cosas que necesito que algunas me las confirmes. ¿donde esta nuestro Albert? 

Hunter mantuvó las distancias con su Ductus, siguiendola mientras se encaminaban al lugar donde se reunirian con sus compañeros. A pesar de que habia saciado el Hambre de la Bestia, el humor del antitribu Gangrel seguia siendo sombrio y taciturno.

El lugar del encuentro hizo sonreir a Hunter, que valoró la construcción con una sonrisa lobuna.

"Interesante lugar... Aqui no vendran a jodernos con furgones cargados de perros rabiosos..."

Sin embargo, la perspectiva de la futura reunión con el anciano Gangrel que moraba en los montes de Bilbao, avivó el cabreo del cazador. Y la mención del nombre del Lasombra terminó de agriar el pesimo estado de animo de Hunter, que saludó a su sacerdote con una inclinación cabeza.

Maldigo con todas mis fuerzas. En mi interior, por supuesto, pues no pienso alzar la voz para desatar la curiosidad ajena hacia mi persona.

Me enfurece el fracaso. Mas aun, cuando es por culpa de mi propia vanidad.

Vender la piel del oso antes de cazarlo. Es un impulso que intento controlar, que intento evitar en todas las decisiones y acciones que tomo... pero que siempre vuelve, con fuerza, imponiendose en mi psique como el hambre que cada momento que pasa se hace mas patente en mi interior.

He consumido mucha sangre, y encima para nada.

El sabor amargo del fracaso recorre mi lengua.

Comienzo a caminar, al principio sin rumbo, como si esperase que por arte de magia el hijo de la grandisima puta apareciese por detras de una esquina.

Pero no es asi.

Poco a poco, empiezo a volver hacia mi punto de partida, hacia el hotel. Mientras, una idea se va formando en las sombras de mi mente. La caza.

El apetito voraz que acosa a los de mi especie se hace ahora muy patente.

- Habra que saciarlo... -

El sacerdote observa inexpresivo. Desde que asumiera esta nueva forma, que le da un aspecto subacuático, su anterior sonrisa ha desaparecido. Ahora se ve reemplazada por una boca de pez que, cuando muestra los dientes, se asemeja al rostro mortal de una piraña.

Estaré encantado de confirmar o desmentir todo lo que esté en mi mano, Steffanie ¿sí? -Camina hasta las escaleras con parsimonia, las manos unidas por la punta de los dedos. Desciende unos cuantos escalones, pero se detiene un par de ellos antes de llegar al nivel del suelo, quedando un par de cabezas por encima vuestro- Nuestro Lasombra descubrió que alguien le... nos espiaba, y salimos tras él. O ella. Lo que fuera ¿sí? Les perdí.

"Ha cambiado. Y, sin embargo, no lo ha hecho en absoluto"

Hunter mantuvó el tipo, atento a lo que sucedía a su alrededor. La mención del nombre de Albret atrajó la atención del cazador, removiendo algo en su interior.

"Señor Koldolak, ¿y el resto de la Cofradía?. Todos sabemos que Albret es perfectamente capaz de hacerse matar..." Hunter se esforzó por ser sarcastico en su referencia al Lasombra.

¿El resto? -Los grandes e inexpresivos ojos negros del Tzimisce, semejantes a las cuencas sin emoción de un poderoso tiburón blanco a punto de machacar a su presa entre sus fauces, parpadean un par de veces con unas membranas semitransparentes de aspecto húmedo. Su rostro de pez se ladea hacia el costado en que se encuentra el Gangrel- Si no recuerdo mal, nuestra Ductus dictaminó para ellos algunos deberes ¿sí? No he vuelto a saber de ellos, nonono...

Alguien nos vigila, es interesante si no tenemos nada que pueda interesarles.

Hunter ¿crees que necesitara ayuda? o ¿que volvera a casa sin un rasguño? sonrio y luego miro a nuestro sacerdote, me produce desaosiego, no me acostumbro a su cambio.

Vayamos al hotel, llamare a Luigi por el camino. Saco el movil y marco su numero.

Koldolak ¿quien pagaria por matarte?