Partida Rol por web

- ¡Por la muerte de los traicioneros y la violación de sus vírgenes! - blasfema Sírë tras echar un vistazo a las alforjas donde estaban los más importantes y preciosos botines del grupo- La vara maldita que llevaba Demetrius ha desaparecido. ¿Recordais? la que tiene el poder de conceder un deseo a cambio de una víctima. Alguien quiere usar a alguien como víctima. ¡Maldita sea! - dice dando un grito y se apresura a correr junto a Adreim para recuperar el objeto y aniquilar con lenta y refinada tortura al que, de los dos, haya resultado ser traidor a "sus sierv..." digooooo, a sus compañeros

Por los Dioses que no se llevará esa vara! Dijo Adreim al gnomo, que le seguía de cerca. Estaba decidido a llegar hasta el asesino. Escrutaba la oscuridad con su visión élfica en busca de calor, pero luego la intercambiaba con la normal pues se dijo a sí mismo. 

A lo mejor, si es un muerto, no tendrá calor en el cuerpo. O sí? Estos muertos son raros de cojones. 

Con las manos hizo señales al grupo de que había encontrado algo detrás de una roca. Pero no se iba a quedar allí, tenía que encontrar a Belethniel. 

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!!

Está bien, iremos entonces... - respondo nada convencido, pero ciñendo el escudo y avanzando detrás de Adreim igualmente - No es sabio, no es inteligente, no es prudente..., pero al menos es valiente - añado tratando de consolarme en voz alta - es una virtud que el Gran Geonea aprecia, aunque no aconseja en demasía...

Sírë corre hacia el grito, intentando siempre mantenerse cerca de Adreim y Warrick

Con la sangre hirviendome por la anticipación de la batalla voy hacia el grito. Deseoso de que empiece alguna batalla en este paramo salvaje.

Mientras avanzan, Adreim sólo tiene cerca al pequeño Warrik, pero sabe que corriendo lo dejará atrás, así que le da una pequeña orden antes de ello.

Warrindongui, rodea al enemigo por la retaguardia, mientras yo le entretengo por delante. 

Asintiendo con la cabeza a la orden del elfo, Warrik comenzó a separarse de su compañero  internándose por su  izquierda en las dunas cercanas a las ruinas que habían visto desde el campamento.