Partida Rol por web

-Me gustaría deciros algo. - Le susurró Darren a la dama de manera que quedara entre ellos dos.

Por la cabeza de lady Lylian pasó en ese momento la idea de que el joven Darren pretendía hacerle alguna proposición romántica. El vino, el fuego apartado del resto de los invitados, aquel susurro sugerente y la estrategia del pisotón para tener la escusa con la que poder sostenerla por los brazos y poder llevarla fuera de la pista de baile.

Anselminus pronto lamentó su elección de palabras cuando lady Harte estalló en lágrimas y tuvo que ser acompañada a su habitación. Ahora estaba a solas con su marido en una incómoda situación. - os lo agradezco, aunque no puedo disculparme lo suficiente. Ojalá pudiera ayudar, pero solo el tiempo puede curar estas heridas. - El propio maestre estaba un poco descolocado tras aquella escena, y su primer impulso fue alejar la conversación de Eilene y lady Harte cuanto antes.

No era fácil elegir un tema de conversación con Lord Harte. El destino de Ser Etan Hogg, la hija menor asesinada y la muerte de Lord Manning eran tragedias demasiado recientes y escandalosas; aún así, el maestre intentó evitar tocar aquellos temas tan escabrosos. - Por fin ambas familias se han unido. ¿Cómo cree que irán las cosas a partir de ahora? Y, si no es indiscreción tengo cierta curiosidad por la rivalidad entre los Harte y los Manning ¿Cómo comenzó? -

-No os preocupéis, maestre. Sabemos que vuestra intención era buena al preguntar. Sinceramente, yo también espero que el tiempo cure estas terribles heridas. - Dijo Lord Harte con la frente arrugada y cara de preocupación por su esposa. Lord Harte tomó su copa y le dio un buen trago mientras el maestre Anselminus se recomponía para formular su siguiente tema a tratar, esta vez tenía que ver con la relación entre las casas Manning y Harte. 

-Es difícil saber cómo empezó. Esta disputa es tan antigua como las propias casas. - Contestó encogiéndose de hombros. -Y los acontecimientos a lo largo de los siglos no han ayudado ha apaciguar los conflictos. Unos te dirán que todo comenzó en la Rebelión de Robert, los Harte apoyábamos a los Baratheon y los Manning apoyaron a los Targaryen. Pero los más viejos todavía recordamos las Guerras de los Reyes Nuevepeniques. A lo largo de la Historia ha sido siempre así, si los Harte se posicionaban con el Dragón Rojo, los Manning lo hacían con el Negro, y viceversa. Hay quien dice que todo empezó cuando Andrew Manning, el fundador de su casa, robó la esposa de Lord Welton Harte. Pero supongo que los Manning dirán que primero Lord Welton miró mal a su fundador. - Añadió encogiéndose de hombros.

Lylian se tensó auntomáticamente ante las palabras del joven Manning, ¿y si el muchacho le hacía alguna proposición? Esperaba que ne, a la joven el muchacho le parecía tierno, casi como un hermano pequeño y lo cierto es que no era una muy buena opción para ella... ¿ o tal vez sí? Era un segundo hermano, por lo que no heredaría posición, pero ella sí asi que podrían quedarse en tierras de los Serf y dirigir a su familia cuando faltasen sus padres; además aunque no le gustase verlo de esa manera el pobre Darren era poco más que un alfeñique en manos de su hermano, seguro que la dejaría a ella todo el peso de la familia y las decisiones. esa no era la peor de las ideas que acudían a su mente cuando pensaba en matrimonio, tal vez...
Lo mejor era no adelantarse a nada pensó mientras respondía al joven con una leve sonrisa, -Tal vez sea lo mejor,  vayamos junto al fuego.

Una vez estuvieron solos, con el crepitar de las llamas de la chimenea junto a ellos, lady Lylian pudo darse cuenta de que el rostro del joven Darren se había enrojecido de manera notable. Cuando el muchacho tomó dos copas de vino y le tendió una a la dama, ella estaba casi segura de que a continuación vendría la proposición romántica. Darren carraspeó la garganta y se acercó a la dama para conseguir un tono de confidencialidad entre ellos. 

-¿Os habéis dado cuenta de que Lady Sylvie está embarazada?- Dijo de pronto. Lylian tuvo que pestañear y fruncir el ceño para ver si lo había entendido bien, y Darren asintió con la cabeza mientras la miraba fijamente. 

Lady Sylvie bailaba con Kevan Manning con una sonrisa en el rostro que era la viva imagen de la felicidad. Incluso, en una canción más lenta, la muchacha había apoyado suavemente la cabeza sobre el hombro de Lord Manning mientras ambos acompasaban su movimiento al ritmo lento y pausado de las melodías con que los músicos deleitaban a todos. Pero, en un momento dado, el rostro de la muchacha cambió de súbito y se zafó de un empujón de Lord Kevan, quien atónito miró como la muchacha salía corriendo hacía la puerta tratando de no trastabillar con su propia falda. Antes de que pudiera llevar a la puerta del salón principal, que estaba en la otra punta de la sala, su cuerpo se inclinó violentamente hacía delante y un espasmo la sacudió al completo haciéndole vomitar media cena. La otra media salió poco después en un segundo vómito.

La sala entera quedó paralizada. Los músicos dejaron de tocar, Lord Harte se puso de pie pero se quedó como una estatua mirando a su hija con ojos desorbitados, Lord Manning estaba confuso mirando la escena y todos los invitados parecían figuras inmóviles que contemplaban una escena sin saber qué hacer. Los que bailaban habían dejado de hacerlo, y los que bebían también habían cesado en su actividad, por inédito que pudiera parecer. Lady Sylvie se giró hacia ellos y secó la boca con la manga del vestido, parecía sofocada pero algo mejor, como si después de haber estado a punto de morir ahogada al fin pudiera respirar.

-Todo está bien. -Dijo con voz entrecortada y esforzándose por tragar bilis. Suspiró profundamente y trató de calmar a todos los que la miraban, que era la totalidad de los invitados. -Las codornices. -Aclaró. -Siempre me sientan mal. No sé ni por qué las como. - Dijo con una sonrisa para romper la tensión que se había creado.

Unos sirvientes se encargaron de limpiar el vómito de lady Sylvie y ella regresó a su asiento en la mesa de honor del convite. Kevan Manning tuvo la gentil cortesía de acercarle un vaso de agua y Sylvie bebió un trago y pareció encontrarse mejor.

-¿Qué estáis esperando? ¡A bailar, venga! ¡Es una celebración! ¡Música! -Se escucharon algunas risas aliviadas, los músicos volvieron a tocar y todo fue tornándose normal mientras la joven descansaba en su asiento.

Tras el suceso, Darren volvió la mirada hacía Lylian y enarcó una ceja, como dando a entender lo evidente de sus palabras anteriores tras un nuevo supuesto mareo de la novia. 

-Mi hermano no me escucha. Si le dijera algo así me haría callar de un bofetón. Tal vez vos podáis hacerle ver la verdad. 

Lamentablemente la estrategia no había resultado tan bien. No había contado con que Grisel hablara tanto que no le dejaría escuchar. Aunque al menos en principio, las cosas parecían marchar del mejor modo y no tenía más que acompañar en silencio a su jovial bailarina en aquel baile. Es decir, hasta las repentinas nauseas de la joven Harte, seguidas por su repentina y violenta devolución de la cena. Era algo… y preocupante. Lo había pensado desde la primera vez, pero no había encontrado alguna pista para confirmar al respecto. Ahora, esa sospecha regresaba.

La mirada de Yoren fue hacia Anselminus, mientras se detenía. Aunque obviamente los Harte de seguro recurrirían a su propio maestre, no estaría de más ofrecer el suyo. Luego volvió la atención a Grisel; había que aprovechar el momento.

-Pobre muchacha… en verdad, debe haberle sentado mal la cena. Deberías ir a hacerle un poco de compañía; de seguro se sentirá mejor si la alegras con tu charla, Grisel. +indico en tono bajo a su pareja+ Yo tomare algo de aire.  

Y a decir verdad eso hizo. Solo que además de salir al patio, enfilo hacia las mazmorras, a buscar a Konrad.

Lylian se quedó perpleja ante las palabras del joven Manning, -Pero Darren... Estaba tan sorprendido que incluso le había tuteado, pero al ver salir corriendo a lady Sylviese quedó callada observando la escena. -En realidad creo qeu vuestro hermano estaría tentado de darme algo más que un bofetón si me dirigo a él con semejante acusación hacia su esposa... y sin pruebas además. ¿Por qué pensáis eso de la joven Harte? A muchas mujeres los nervios les remueven el interior, y me atrevería a decir que a algunos hombres también.

Darren miró a un lado y a otro, como si temiera que alguien pudiera estar escuchándoles, y bajó todavía más la voz. 

-Empecé a sospechar en el banquete de bienvenida, cuando esta escena que acaba de pasar también ocurrió. Primero me preocupé por su estado de salud, naturalmente, pero luego parecía que todo estaba bien. Así que... la seguí. Y vi que los mareos y los vómitos eran algo frecuente. ¿Habéis visto que ha dejado sin tocar las codornices? En el banquete de bienvenida las devoraba como si fuesen su plato preferido. Y ahora las aborrece. Ha dicho que es lo que le ha sentado mal, pero no es cierto. ¡Ni las ha probado! Además... - Darren guardó silencio de pronto y se acercó a la dama tras hacer una reverencia, como si fuera a darle un beso en la mejilla, solo que en lugar de eso, le susurró. -La he visto visitar a Ser Etan en su celda. Creo que él es el padre. 

Lylian se quedó perpleja, no sabía muy bien como reaccionar ante esta situación. Por un lado entendia por completo la actitud y sospechas de Darren pero por otro lado... se suponía que era su deber para con el rey que el matrimonio saliera hacia delante. -Darren, he de serte sincera.No se muy bien que hacer con esta situación. Reconozco que tiene mala pinta, pero en realidad no tenemos pruebas y después de los asesinatos y la tensión entre las familias... no sé, es muy difícil saber como debemos actuar.

Darren asintió lentamente, pero lady Lylian pudo advertir cierta decepciónen su rostro. Había puesto su confianza en ella, pero parecía que se había equivocado. Se preguntaba si aquella metedura de pata le traería consecuencias, bajo la vista y se miró los pies. Esta vez no miraba al suelo por vergüenza. 

-Si... si dejamos que se produzca el encamamiento, -dijo tras alzar la vista lentamente, -ya no habrá marcha atrás. El matrimonió se habrá consumado. - Alertó. 

Mientras Ser Yoren se dirigía hacía la salida del gran salón y Lady Lylian hablaba con Darren Manning, Lord Gerard se acercó a su hija para ver si realmente se encontraba bien, y pudieron ver que lady Sylvie asentía con la cabeza y le dedicaba una sonrisa jovial a su padre. Pareció consultarle algo, y la joven asintió de nuevo. Después Lord Gerard tomó su copa y se dirigió a los presentes.

-Bien, ya se que muchos todavía tenéis ganas de bailar y que alguno no ha terminado con lo poco que queda ya de mis despensas. -Bromeó. -Pero me alegra anunciaros que ha llegado el momento que todos estabais esperando: ¡El encamamiento! -Alzó la copa y se escucharon algunos vítores entre los asistentes. El encamamiento era un ritual que formaba parte de las bodas de Poniente, tan importante como la propia bendición del septón. Algunos consideraban que sin hacer efectivo el encamamiento la boda podía considerarse nula. La tradición consistía en que los hombres invitados a la boda, a excepción de los familiares de la novia, debían ir desnudándola mientras se dirigía al lecho marital, mientras tanto, las damas hacía lo propio con el novio. En algunas ocasiones, incluso, la gente se agolpaba a la puerta del cuarto donde se consumaría el acto para animarles desde fuera, o para lanzarles cualquier obscenidad que se les pasara por la mente.

-Lo siento mucho, pero no puedo lanzarme a actuar sin consultarlo con alguien más. Esto puede ser muy peligroso para todos, el rey desea que se produzca esta matrimonio. Se quedó un momento pensativa, - ¿te importaría que lo hablase con mi tío? Él es muy sensato y tu hermano... apenas lo conozco pero parece muy impulsivo.No sé si deberíamos arriesgarnos a decirle algo.

Darren hizo un gesto hacía el resto de la sala. Lady Lylian pudo fijarse que ser Yoren se dirigía hacía la puerta que quedaba cerca de ellos, y el resto se preocupaba por la salud de lady Sylvie.

-Por supuesto, consultadlo con él, milady. - Darren Manning torció el gesto cuando la dama se refirió a su hermano. -Es demasiado impulsivo, estáis en lo cierto. Mejor que no se entere de momento.

Anselminus estaba enfrascado en su conversación con Lord Harte sobre el origen de sus disputas con los Manning. Algunos detalles le resultaban nuevos, pero la historia general no le era desconocida. No tuvo tiempo de responder a Lord Harte antes de que un silencio sepulcral invadiese la sala ante las repentinas arcadas de la recién casada.

Tras unos instantes que parecieron eternos la joven se recompuso y toda la sala respiró aliviada, el propio Anselminus se dio cuenta entonces de que había estado conteniendo la respiración sin darse cuenta. Casi se le escapa una leve carcajada al darse cuenta de que por instinto y los últimos acontecimientos, había pensado lo peor. - Los dioses parecen entretenerse haciéndonos pasar unos momentos de angustia. - acertó a comentar a Lord Harte mientras él mismo recobrase la compostura - No es la primera vez que nos ha asustado de esa manera. ¿Su hija ha sido siempre...? - las palabras del maestre se interrumpieron bruscamente. Algo acababa de cobrar sentido para él y de repente ya no se encontraba hablando con Lord Harte, sino rememorando los acontecimientos recientes. Tardó unos instantes en recordar lo que estaba tratando de decir - qui... quiero decir ¿siempre ha tenido un estómago débil? Seguro que el maestre Hamdan habría podido recetarle un brebaje para aliviarla, son rápidos de hacer, muy sencillos y efectivos. -

Esta vez, mientras continuaba su conversación con Lord Harte, era incapaz de quitar los ojos de encima de la joven Sylvie.

Ser Yoren aprovechó la confusión creada por el repentino estado de Lady Sylvie para abandonar el gran salón de los Harte y dirigirse a las mazmorras. En su camino a la puerta de salida cruzando la sala pudo ver que Lady Lylian seguía charlando con Darren Manning entre susurros. Sus miradas se dirigían hacía donde apuntaban las de todos los presentes, hacía la novia, por lo que estuvo seguro de que no le vieron escabullirse de la fiesta.

Tuvo que bajar por una estrecha escalera de caracol para salir al patio de armas y desde allí dirigirse hacía las mazmorras. No obstante, mientras cruzaba el patio sintió en el frío y la quietud de la noche unos pasos que le seguían. Se giró hacía ellos y pudo ver a Darren Manning detrás de él. El joven muchacho ni siquiera pretendía ocultar que lo estaba siguiendo, y cuando fue descubierto le saludó con una sonrisa.

Para haber dejado a su señora y darle alcance, el joven debía de haberse movido deprisa, ya que sin duda Yoren no iba lento. Aminoro la marcha hasta detenerse para observar al heredero de los Manning, asintiendo con la cabeza en respuesta a su saludo.

-Ser Darren… ¿Se encuentra bien? Se lo veía tan entretenido hace un momento… + inquirió en tono suave y con una preocupación solo falsa a medias. Estudio su expresión con atención intentando adivinar los motivos que lo impulsaban. ¿A que rayos había salido?

La joven dejó atrás al joven Manning para ir en busca de su tío, cuando lo encontró esperó a uqe terminase de conversar y le dijo de forma escueta, -Tío, me gustarñia hablar con vos a solas , si es posible.

-Lo habéis notado, ¿verdad? - Dijo el muchacho, que parecía ir directo al grano como una flecha surcando el cielo en busca de una diana. -Vuestra señora no me cree, pero vos sois consciente de ello.

Había hecho caso omiso de las palabras del caballero, como si éste no las hubiera pronunciado realmente. Miraba fijamente a ser Yoren, sin su hermano presente parecía más decidido, y hasta más alto. Asentía al tiempo que estudiaba al caballero, como si estuviera decidiendo si era válido para contar con él.

-Habéis salido a interrogarle, ¿no es así? - Dirigió su mirada hacía los calabozos por un breve momento.