Partida Rol por web

La travesía en el Valeroso no ha sido tan amable como parecía en un principio, la mayoría de los otros grupos de colonos os dieron la espalda ya sea por ser simples granjeros que buscan nuevas tierras y nada quieren saber de gentes con armas o aventureros más experimentados que os consideran poyuelos que no deberían estar en el barco. Además tras el primer mes una tormenta azotó la expedición y se llevó a la mitad de la tripulación, pero gracias a vuestros esfuerzos y la pericia del capitán Salkar, un tifling algo excéntrico de momento sobrevivís.

Habéis formado un pequeño grupo con otros aventureros con el que formáis la "tripulación de remplazo" y que gracias a ello habéis podido abandonar los camarotes comunales de la bodega por uno algo más pequeño pero mucho más vacío pues solo estáis vosotros 5 junto a los 10 que quedan la tripulación original de Salkar, así lleváis 2 meses y poco debe quedar para llegar ya a Nueva Portia, la primera ciudad fundada por los colonos y que hace de puerto base en el nuevo continente...

Tras finalizar el turno de la tarde en las velas cansados os fuisteis a dormir tras una copa de Vino de Ñú y una cena ligera, pero un ruido os despierta, el inconfundible sonido del acero chocando contra mas aceros, los gritos, los pasos apresurados... la batalla, atacan el barco y por vuestro bien más os vale prepararos para el combate contra lo que sea que este pasando.

Tras equiparos salís por la puerta del camarote, un grupo de hombres rana esta atacando la bodega y matando al pasaje y si han llegado hasta aquí la situación en cubierta no debe ser mucho mejor por lo que, dudáis si Aldira la contramaestre o el mismo capitán están aun vivos...

No había sido la mejor de las compañías para el monje itinerante, tampoco. Los aventureros eran bruscos y desagradables cuando no arrogantes, y por alguna razón que se le escapaba la gente normal de aquella zona, bendita fuese, no querían tener que ver con un clérigo por el hecho de que llevara armas como mandaba la ley, pese a la idea de que cualquiera de ellos llevaba hachas o cuchillos. Se resignó a la falta de compañía habitual y rezó por ellos, mientras seguía sus deberes y se dedicaba principalmente a la contemplación y meditación retirada, disponible para cualquiera que quisiera hablar... que no era a menudo, por desgracia.

-¡A las armas! ¡Ataque!

Para cuando empezó a despertar a la gente, Trece ya llevaba la cesta encima mientras terminaba de ajustarse las cinchas de la armadura y ponerse la ropa por encima, abriendo la puerta. Era difícil saber si era un guerrero... llevaba armas, sí, pero el temperamento no parecía de uno. Con todo, abrió la puerta y se preparó para enfrentarse a lo que hubiera fuera, asta en ristre.

-...¿hombres rana? -preguntó en voz alta- ¡Atacan a la gente! ¡¡Suéltalo, monstruo!!

Descargó un corte ascendente vertical sobre uno de los ranombres, para alejarle de una pobre familia, aprovechando el alcance de su arma.

Nell descansaba en el camarote, pero su sueño era ligero y dulce como casi como el de un niño. No es que no tuviese preocupaciones, que las tenia. Tampoco se sentía especialmente segura, pues nunca lo había estado realmente. La cuestión era bien sencilla, nadie puede permanecer despierto siempre. Así que Nell se había acostumbrado a dormirse aceptando que algún día no despertaría. Si alguien se hubiese acercado a ella suficiente durante su sueño, probablemente se abría despertado con el más pequeño ruido. Si alguien suficientemente hábil lo hubiese hecho, se abría despertado con un intenso dolor en el cuello, solo para ver la cara de su asesino un instante antes de fundirse con el olvido.

Eso estaba bien. Cuando uno se gana la vida con el acero y las sombras, tiene que aceptar los riesgos.

El grito de Trece la saco del sueño de forma abrupta, y de forma instintiva aferro la daga que guardaba bajo la almohada hasta cerciorarse de que no había un peligro inminente. Siguiendo el ejemplo del extraño de rostro oculto se ajusto la armadura y desenvaino su ripiar.

Salió de la habitación tras Trece, tomándose su tiempo para no hacerlo a ciegas. Busco la fuente del sonido, siempre siguiendo a Trece a una distancia prudencial  y cuando diviso al grupo de hombres rana trato de buscar una posición ventajosa desde la que atacar a alguno de ellos sobre el que pudiese obtener alguna ventaja. Con un poco de suerte podría librarse de alguno rápidamente.

Ana se había intentado camuflar entre los demás como podía. Funcionó durante unos días, imitando a sus compañeros intentando parecer cansada o somnolienta. La miraban raro, pero nada más. Empezaron a evitarla cuando activó sus nanomaquinas un día, agarrando un cabo ella sola que estaba arrastrando a tres hombres. No entendía el comportamiento de los demás hacia ella pero continuó como si nada.

De repente alguien dió la alarma, como siempre, ella no dormía ni se quitaba la armadura, por lo que si no salió rapidamente fué por duda, dejando que otras personas tomaran la iniciativa y no ser diferente.

Al salir vió el ataque y mientras desefundaba su estoque intentó vislumbrar al líder del ataque..

Era un hombre agil, sus rasgos, su sutileza demostraba que habia pisado algun barco que otro, los balanceos de este no le eran desconocidos y su cuerpo parecia contrarestarlos. Iba ayudando a todos los marineros, su acento parecia que era refinado y siempre con una sonrisa en la boca. Tal como escucho el ruido de entre chocar las armas se preparo poniendose su coraza y colocandose su mandoble en la espalda y salio al pasillo con su maza de armas en la mano esperando que el combate ya estubiera alli. Por suerte para el, el combate estaba en la bodega todavia. - Señores golpes certeros y mortales.

En cuanto abristeis la puerta los hombres rana se percatan de vuestra presencia, balbucena algo en un idioma que ninguno comprende antes de lanzarse a por vuestras gargantas...

Con la hoja en ristre, Nell se lanza sobre el mas cercano de los hombres rana.

Avanzo rapidamente dejando cae su maza al suelo y cogiendo su mandoble -Creo criatura que te has equivocado de barco al que intentar atacar- Dejandole cae el mandoble diagonalmente y viendo si su golpe ha sido mortal o no, se queda en guardia para intentar acabar con el maximo de estas criaturas.

Los gritos del capitán Salkar se escuchan desde la cubierta -Argg! Venid aquí enjendros voladores que provareis mi filo!

En ese momento El grupo reacciona rapidamente y aprovechan que los asaltantes estan distraidos, los dos primeros en moverse eliminan a dos ranas sin apenas darles tiempo a respirar...
 

Previsora y cauta ana usa su varita para lanzar un conjuro defensivo y guardo la varita sin moverse del sitio.

Podían escucharse los gritos desde la cubierta. ¡No había una desgracia que lamentar!

"Más allá de la que estamos"

Se desplazó hasta el lugar mientras sus compañeros descargaban armas contra las bestias derribando a barias antes de que pudieran derribar a más, el arma de asta en las manos preparada, y realizó la misma jugada que había hecho antes para apartar a uno de los hombres-rana, solo que esta vez fue un tajo descentente mientras afianzaba los pies tomando posición. Desde aquella parte, con el apoyo de sus compañeros, podía bloquear el acceso de aquellos a cualquier pasajero inocente.

-...!!!

Vista la masacre que habéis causado en un instante las desprevenidas tres ranas  que quedan hacen lo más sensato, huir de vosotros, dos de ellas hacia la bodega, en donde encuentran su final a manos del pasaje en la bodega y sus hordas y la tercera pega un tremendo salto y sale despedida hacia el agua, pero atónitos veis como un Pelicanguro (un mamífero volador mitad Pelícano y mitad canguro) la recoge en el aire mientras esta os hace burlas...