Partida Rol por web

Hay un Logroño oscuro...

Epílogo: Aquello que duerme en el fondo

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06/12/2018, 22:23
Narrador

No fue hasta el 16 de Septiembre, coincidiendo con comienzo del mismísimo San Mateo que los cuatro volvieron a reunirse para continuar su investigación. La pista arrojada por Amador, un grito desesperado de última hora, les llevaría camino a la profundidad de la Sierra de Cameros. Santa Marina, Larriba, el Horcajo... no estaban muy lejos el uno del otro, pero la orografía dificultaba las cosas sobremanera. Apenas separados por veinte kilómetros entre sí, en coche tendrían que utilizar una ruta alternativa, bordeando todo el valle, que les podría llevar toda la mañana, si no el día entero. 

Salieron de Logroño sobre las 10 de la mañana. El ambiente era festivo, cubierto de pañuelos rojos, con esa expectación contenida que puede respirarse horas antes de que el cohete de comienzo a las fiestas. Por todos los lados sonaba la canción de Logroño, una pegadiza jota que había logrado eclipsar al himno oficial de la ciudad. 

https://www.youtube.com/watch?v=9NwHDKlgn5w

 

Costó casi dos horas llegar hasta el Horcajo, una aldea situada casi en la provincia de Soria, compuesta por no más de media docena de casones muy bien cuidados. El éxodo rural de los 60 y 70 había dejado despoblados la mayoría de aquellos pueblos que otrora perteneciesen a los pastores de la sierra. Sin embargo, en los últimos años, los hijos y muchas veces los nietos habían vuelto, reconstruyendo las casas de sus ancestros y utilizándolas de residencia de verano. En cuanto el todoterreno de Claudio entró estruendoso en aquel lejano poblado, un par de personas de mediana edad salieron de sus casa, mirando con curiosidad a los recién llegados. Respondieron solícitos pero sin deshacerse en amabilidad. No les sonaba el nombre de Salvador Ceja. Preguntaron que de quién era. De qué familia, hijo de quién. Pero Amador no había facilitado aquella información. De hecho, no se sabía ni que aspecto o edad podía tener el hombre buscado. Ante aquella falta de referencias, los lugareños se encogieron de hombros. Allí nadie respondía a ese nombre. 

El siguiente pueblo que Santa Marina, y quizá el último destino, ya que se comentó que en Larriba no vivía nadie durante todo el año. Algún veraneante de Logroño de vez en cuando, a lo más. Esta vez fueron unos señores que tomaban la fresca quienes respondieron a las preguntas. Al principio confusos. No les sonaba el nombre de Salvador Ceja, pero ya casi cuando los investigadores habían tirado la toalla, uno de ellos ató cabos. ¡Ostia, claro, Salva! Nadie le dice Salvador desde hace mucho. Dejad el coche ahí mismo, que os acompaño. 

Los pasos del pueblerino llevaron a los cuatro hasta la última casa del pueblo. Desde allí las vistas eran magníficas, se podía dominar todo el valle del Jubera y del Leza al mismo tiempo, uno a cada lado. En el poyete de piedra que había pegado a la casa por fuera, un hombre muy mayor con la mirada perdida estaba sentado a la sombra. Tallaba sin mirar una figurita de madera. Un caballo de ajedrez. Salva, estos señores y señoritas quieren pregunta por tí. No sé que quieren, pero han venido desde Logroño oye. Ná, os dejo solos que he dejado la partida a medias.

 

Notas de juego

Me he tomado la libertad de saltar la acción hasta este punto.

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06/12/2018, 22:44
Salvador Ceja

¿De Logroño? -preguntó el hombre sin mirar a ninguno de los cuatro a la cara. Era obvio que aquel hombre era ciego. En mula subí yo. Ahora habréis hecho antes, imagino. ¿Cómo estaba la carretera?

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07/12/2018, 01:19
Laura

Me sentí sorprendida de ver que Salvador Ceja, la persona que iba a proporcionarnos las respuestas que necesitábamos, fuera un hombre ya mayor y que incluso estaba ciego. No podía ser Lantarón. Me costaba ver a aquel anciano como el troll de internet que nos había enviado mensajes a Olivia y a mí y que había bombardeado de comentarios las noticias de Rioja2.

-Nos ha costado un poco llegar hasta aquí -indiqué, en tono suave-. Soy Laura, periodista de Rioja2. Ella es mi compañera, Olivia. Y ellos dos son Claudio y Daniel. El padre Amador Sierra nos dijo que le buscásemos. Tal vez sea usted el único que pueda responder a nuestras preguntas.

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09/12/2018, 11:40
Daniel

Muy buenas Sr. Cela, como dice mi compañera espero que sus respuestas puedan ayudarnos. De ser asi le estaría eternamente agradecido.La verdad que el hecho de que estuviera ciego le quitaba de que pudiera haber visto muchas cosas. Asi que confiaríamos en que si que las haya oído y nos ayude en todo lo que pueda.

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10/12/2018, 20:57
Salvador Ceja

Salvador sonreía afable, observando sin llegar a ver nada. Sus manos habían dejado de tallar la figurita, pero todavía la sujetaban con delicadeza. Sin embargo, ante la mención de Laura a Amador Sierra, la alegre fachada del anciano se ensombreció. 

De modo que es por eso... -Salvador guardó silencio unos momentos antes de contestar. A Amador hace mucho que no le veo, de verdad señorita. Escuchó con atención las palabras de Daniel y sonrió. Claro, muchacho, responderé lo que pueda, si es que con eso puedo ayudaros. Imagino que tiene que ver con el río...

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10/12/2018, 21:26
Claudio

Claudio acompañaba a sus compañeros, y tras abordarle tanto Daniel como Laura con sus preguntas, prefirió permanecer callado para no resultar redundante y no agobiar al misterioso anciano. En un principio, por su aspecto podía dar la impresión de no guardar ninguna relación con los inquietantes sucesos en los que se habían visto involucrados. Pero tras mencionar a Amador y el río, no quedaba ninguna duda de que alguna relación tenía con el asunto.

-Cualquier cosa que pueda contarnos nos será de ayuda, don Salvador. Parece que habían empezado a darse una serie de sucesos un tanto... extraños alrededor del río. Tómese el tiempo que necesite, se trata de un tema importante para nosotros, así que estaremos encantados de escucharle.

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11/12/2018, 13:02
Laura

No terminaba de imaginarme la posible relación de Salvador Ceja con el padre Amador. A simple vista, parecía tratarse de un anciano de aspecto frágil. Costaba pensar en la posibilidad de que pudiera haber pertenecido en el pasado a la Hermandad de San Cristóbal y que hubiera tomado parte en los crímenes que el sacerdote y sus compañeros habían realizado. ¿O quizá solo era una persona que, como nosotros, había investigado lo sucedido durante su juventud y había considerado que lo más razonable era mantenerse al margen?

-Así es, señor -asentí a las palabras del anciano-. Queremos que nos hable sobre lo que sucede en el río.

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11/12/2018, 20:11
Salvador Ceja

Salvador se recostó en su asiento de piedra, apoyando la espalda en la pared de su casa. Era septiembre y el tiempo ya comenzaba a cambiar, especialmente allí en la sierra. En Logroño, el Otoño tardaría otras dos semanas en llegar. 

El río -comenzó, con un resoplido de resignación- Qué se yo lo que habéis averiguado por ahí. No todo lo que se dice es cierto, pero tampoco falso, tampoco, no... Hay algo en el río. Siempre ha estado allí, en el fondo. A veces, dormido, otras despierto. Como no tenía un nombre, nosotros se lo pusimos. Lo llamamos el Señor del Río. ¿Qué es? ¿Quién es? De verdad que no lo sé hija mía -Salvador agarró suavemente las manos de Laura. La piel del anciano estaba áspera, como su hubiera trabajado en el campo los últimos años, pero bajo ese tacto duro se irradiaba un calor agradable. Dediqué media vida a estudiarlo, media vida en la ermita, analizando los escritos y bajando a la ribera casi a diario, intentando averiguar qué es lo que buscaba.

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11/12/2018, 20:20
Olivia

Olivia había guardado silencio hasta entonces. De verdad que aquel hombre tenía un testimonio clave en la investigación. Le parecía increíble que lo hubieran encontrado justamente allí, el lugar más recóndito de la sierra de Cameros. Tomaba nota de todo lo que decía en una pequeña libreta, pero interrumpió su escrito cuando el viejo mencionó unos escritos antiguos. 

-Perdone que le interrumpa, señor Ceja. -Llámame Salvador, respondió él. Olivia asintió. Salvador.

Abrió su bolso y sacó su teléfono móvil. Aquí está -murmuró. Se trataba de una fotografía que Olivia había sacado al documento que había encontrado en la Ermita del Cristo del Humilladero, pocos segundos después de que se llevaran a Daniel en un coche. Olivia empezó a leer con su mejor acento en latín. Multa sunt mala, quae Beelzebub ostendit in homine, et multas poenas quod...

En ese momento, el anciano comenzó a recitar, continuando de memoria la oración que había iniciado Olivia.

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11/12/2018, 20:26
Salvador Ceja

Numerosos son los males que Belcebú despliega sobre el hombre, -tradujo, una vez terminado de recitar en latín -y numerosas las condenas que idea el malvado para castigarle. En la tierra de Sancho Garcés III, hace tiempo ya, ha hecho caer un mal que nace en el río y se extiende hasta Oriente. Aquello que duerme en el fondo enraizó en el primer asentamiento de los hombres que más tarde fundarían la ciudad de Varaia. Solo entiende un idioma, el del fuego y el sacrificio.

Sonrió con infinita tristeza una vez acabó de traducir. Una lágrima asomó por su conjuntiva. Es nuestra primera referencia. Del siglo XI. La Hermandad es como mínimo tan antigua como ese escrito. Y su misión divina siempre fue la de velar por las almas de los habitantes de la ribera. Nunca debimos... -se secó los ojos con un pañuelo de tela. Hay cosas que nunca debimos hacer. Nunca. Pero nuestras acciones siempre fueron dirigidas a salvar a los muchos, incluso si debían pagar unos pocos.

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12/12/2018, 17:07
Laura

El Señor del Río. Eso era lo que habitaba en las profundidades del Ebro y llevaba morando allí al menos mil años, cuando se había fundado la Hermandad. ¿Qué era ese Señor del Río? Ni siquiera Salvador parecía saberlo. Una criatura, una entidad... No importaba lo que fuera. Aparentemente, lo único que debía importarnos era saber cómo aplacarlo, al igual que habían hecho Amador Sierra y sus seguidores.

Pese a ello, nada justificaba las acciones de la Hermandad, empezando por los numerosos sacrificios que habían llevado a cabo y la forma en que habían silenciado a los trabajadores de las obras de 1993. Incluso aunque hubiera sido por un bien mayor. Sin embargo, tampoco sentía que pudiera culpar a Salvador Ceja por lo que él y los otros miembros de la hermandad habían hecho. Al fin y al cabo, el poder del Señor del Río era real. Los suicidios, la repentina aparición de varios pedófilos en la zona, aquellos actos violentos... El Señor del Río había sido quien había acabado con Manuel Cidacos, el amigo de Daniel. Era real.

-No hay forma de que podamos sacar una historia como esta a la luz sin que nos tomen por locas, Olivia -indiqué, en tono amargo-. Ahora entiendo a Lantarón. Entiendo que esa persona usara el anonimato de internet para ponernos sobre el cauce de esta investigación. Señor -me dirigí a Salvador, con tristeza-, ahora que el padre Amador y sus ayudantes han sido detenidos y no hay forma de que lo alimenten a Él, ¿qué sucederá?

Podía imaginar que la respuesta no sería agradable. La Hermandad había utilizado el sacrificio de unos pocos para mantener a salvo a muchos, pero, ¿qué sucedería ahora que ellos ya no estaban? ¿El Señor del Río corrompería aún más las mentes de las personas que vivían junto al Ebro, forzándolos a suicidarse o asesinar? ¿O se trataría de algo mucho peor?

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13/12/2018, 18:57
Salvador Ceja

La noticia de la detención de Amador fue nueva para Salvador, aunque tampoco se dejó sorprender por ello. 

-Detenidos... ya veo. ¿Todos ellos?  -suspiró lentamente. Supongo que tarde o temprano tenía que pasar. Fuisteis vosotros, ¿verdad? ¿Vosotros lo descubristeis todo? -No hizo falta responder, aquel hombre podría estar ciego pero desde luego sabía interpretar los silencios. No os culpo, al contrario. Hicisteis lo que era justo. Por mucho que el remedio, como dicen, sea peor que la enfermedad. 

Por un momento la última pregunta de Laura quedó en el aire. 

[...] ahora que el padre Amador y sus ayudantes han sido detenidos y no hay forma de que lo alimenten a Él, ¿qué sucederá?

No hay forma de saber lo que ocurrirá en un futuro, señorita. -Salvador volvió a manejar su navaja, continuando su trabajo de tallar aquella pieza de madera que ocultaba en sus manos.  Pero si me permitís remontarme unos cuantos siglos atrás, podré recordaros los sangrientos antecedentes del río Ebro. Los hombres que han muerto en su orilla, saciando así la sed del Señor del Río. Tenemos el sitio de Logroño, el primer episodio documentado. Entonces los logroñeses fueron obligados a excavar sus túneles para llegar al Ebro por debajo de las murallas y así recoger agua fresca y peces que les dieran fuerzas para resistir el asedio de los franceses. Ese mismo laberinto de cuevas sigue existiendo hoy en día, y creemos que guarda una conexión especial con Él. La verdad fuera dicha, Salvador resultó ser un narrador excelente. Sentado en el suelo, Daniel escuchaba embelesado aquella historia, Claudio, de pie, también atendía con interés un par de pasos por detrás. Laura se había agachado junto al anciano para escuchar mejor y Olivia no paraba de escribir anotaciones en su cuaderno. Salvador prosiguió. Casi cien años más tarde se sucedió en Logroño uno de los episodios más crueles de la historia de la región: el proceso de las brujas de Zugarramurdi. ¿Os suena, verdad? Autos de fé, quema de brujas... Seis mujeres inocentes fueron quemadas vivas, fruto de la enajenación mental que el Señor del Río producía en los habitantes de la ribera. Aquello debió saciarlo de veras... Pero los episodios de especial calma suelen seguirse por acontecimientos de extrema violencia. El Señor del Río estuvo dormido casi otros tres siglos, vuelve a hacer aparición en el episodio de La Puebla de la Barca, cuando más de noventa soldados intentaron cruzar el Ebro en el puente móvil, La Barca, una estructura de madera que utilizaban para cruzar de un lado a otro del río. Era el 1 de Septiembre de 1880 cuando la barca se hundió, llevándose a los soldados consigo al fondo del río. -Salvador levantó la cabeza, mirando sin ver a Claudio, Laura y Olivia. Estos han sido los sucesos más conocidos, pero la triste historia de nuestra región está llena de muchos ejemplos más. ¿Qué os quiero hacer saber son esto? Que Él siempre vuelve. Duerme, a veces, se alimenta, otras. La Hermandad ha mantenido a raya hasta ahora su creciente sed, pero no sabemos cuando puede volver. En cualquier momento, me temo. Una semana, un mes, diez años...

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14/12/2018, 11:23
Daniel

Escuchaba con atención toda la historia que Santiago nos estaba contando. Yo no creía mucho en aquellas cosas, la verdad que pensaba que todos estos eran un grupo de tarados que habían asesinado a personas. Pero,¿habría algo realmente en elEbro?. Lo que era claro que a mí me habían quitado a mi amigo, lo habían asesinado y eso diera una realidad. De hecho yo estuve cerca de caer también en sus manos, de acabar muerto y a saber cómo.
Gracias por la historia Sr. Cela por toda esta información, pero no comparto lo de tener que sacrificar a seres inocentes, entienda mejor. Uno de ellos era mi amigo, e incluso yo estuve cerca de ser uno de los sacrificados. No les culpo por sus creencias, pero no perdonó lo que actos criminales que la hermandad ha realizado. Espero que usted me comprenda.

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14/12/2018, 12:20
Claudio

Claudio escuchaba con interés lo relatado por el anciano ciego al que por fin habían localizado. No podía negar que fuera un estupendo narrador pero esa es la sensación que tenía precisamente: un anciano contando historias fantasiosas, probablemente condicionado, sometido al control mental que infligen los grupos sectarios como el del padre Amador. Años y años de escuchar los mismos fundamentos, para consentir y legitimar asesinatos y demás actos atroces a los ojos del resto de la comunidad. No podía si no apiadarse de aquel anciano, que probablemente hubiera tenido la opción de ver algo de luz y escapar para refugiarse entre el escarpado paisaje de la sierra de Cameros.

-Desde luego, opino lo mismo que mi amigo Daniel. No lo tome como algo personal, Salvador, no tengo nada contra usted. Pero comprenderá que todas estas historias de un ser misterioso que habita en el fondo del Ebro y lleva a los hombres a volverse locos y asesinos, desde el punto de vista del sentido común y la lógica... como que chirrían un poco, me suenan a justificar lo injustificable.

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14/12/2018, 13:32
Laura

"Él siempre vuelve" pensé para mis adentros, como si las palabras de Salvador Ceja hubieran quedado grabadas a fuego en mi mente.

-Él no pretende justificar lo que hizo la Hermandad -comenté, pensativa-. Solo está intentando darnos las respuestas que le hemos pedido. Lo que nunca podremos exponer nunca públicamente porque nos tacharán de locos. -Ahora comprendía a aquel troll de internet, que había resultado no ser tan troll. Habíamos seguido las señales y habíamos llegado a la verdad-. No todas las desapariciones y muertes que hemos investigado fueron realizadas por la Hermandad. La existencia de la Hermandad tampoco explica el comportamiento de los animales al acercarse al río. La Hermandad no hizo hundirse esa embarcación con noventa soldados hace doscientos años. En el año 2007, una mujer intentó arrojarse al Ebro en el Parque de La Grajera. En el 2013, otro hombre intentó suicidarse en el mismo parque, dentro de su coche, asfixiándose. Y ese mismo año, al cabo de unos días, otro hombre trataba de arrojarse al Ebro, también en La Grajera. Es cuanto menos peculiar que todos los episodios de violencia y locura se produzcan en esa misma zona....

-No se trata solo de una organización que haya sacrificado a personas inocentes. En las profundidades del Ebro hay algo más. No sé qué puede ser ese Señor del Río, ni si existirá una explicación científica razonable a ese suceso, pero desde el primer momento en que comenzamos a seguir las pistas, valoré opciones como que un componente en el agua fuera lo que hacía enloquecer a las personas. No es el único lugar en el mundo donde el ambiente hace que se produzcan estos episodios de violencia. Olivia ya indagó sobre ello y lo comparó con el Aokigahara, el Bosque de los Suicidios en Japón.

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14/12/2018, 18:56
Olivia

-Sí, pero... -Olivia negó lentamente con la cabeza buscando las palabras cuidadosamente. -No podemos demostrar que realmente todas estas personas que decidieron quitarse la vida en las cercanías del Ebro lo hicieran bajo los efectos de una especie de... posesión demoníaca. El Ebro podría haberse convertido en un lugar común entre los suicidas. Y el efecto que induce en toda esa gente... podría ser mera sugestión. -Ya casi lo tenía olvidado, habían pasado tres meses, pero pese a no terminar de recordar bien todos los detalles, todavía había quedado grabado en Olivia aquella sensación opresiva que experimentaron cuando fueron a investigar con Cuzco. -Podría pasar los mismo con el bosque de Japón...

Revisó sus notas, volvió las páginas yendo casi al principio de la libreta. -De todos modos, creo que todos recordamos lo que pasó la primera vez que bajamos juntos al Ebro... Incluso el perro lo sitió. ¿Os acordáis cómo huyó despavorido? Eso fue real...

 

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14/12/2018, 19:03
Salvador Ceja

Salvador asintió lentamente ante los reproches de Claudio y Daniel. Se notaba en su mirada el sentimiento de culpa que no había podido desterrar de su interior ni obligándose a vivir en el más puro ostracismo, allí, alejado de todo y de todos. 

-Nada justifica la muerte de un ser inocente, queridos señores-dijo, dirigiéndose a Daniel y a Claudio. -Yo mismo decidí quitarme del medio cuando los métodos de la Hermandad se volvieron más... radicales. Para ustedes todo esto es un cuento, lo entiendo. Para la gente poco observadora, para los que han perdido ya la conexión con las fuerzas de la naturaleza, los signos son invisibles-El tono de Salvador se había vuelto mucho más enigmático. Empezaba a parecerse al discurso de Amador cuando entró en trance. Dirigió su mirada a Olivia. Los animales lo perciben con facilidad, como bien dice Olivia. Ese perro no va a volver a olvidar lo que experimentó. Esa sensación... se irá haciendo cada vez más evidente. Y cuando Él decida volver... que Dios nos coja confesados.

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15/12/2018, 12:38
Laura

Escuché en silencio las palabras de Olivia y Salvador, rememorando los sucesos del día en el que habíamos llevado a Cuzco a la zona en la que había desaparecido Manuel Cidacos.

-El perro lo sintió. Fuera lo que fuera que le pasó a Manuel, Cuzco lo vio... -indiqué, pensativa, pensando en aquella sensación de peligro que habíamos percibido cuando el can había echado a correr, despavorido, después de haber hallado la zapatilla de su dueño.

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18/12/2018, 21:17
Olivia

Olivia frunció el ceño. 

-Entonces... ¿eso es todo? ¿Qué Dios nos coja confesados? -se le veía algo indignada ante la falta de una solución concreta. Desde luego, no terminaba de creerse ni la mitad de lo que aquel anciano acababa de contarles, pero debía admitir que la historia la había cautivado, y que había ciertos sucesos que no podía explicar sólo con su dilatado criterio periodístico. -Tenemos que poder hacer algo para detenerle, Salvador. Sacrificar inocentes, ¡niños!, no puede ser la solución. 

Volvió a sus notas y a su móvil. De nuevo buscaba algo. Distraída como estaba, se sentó al lado del anciano, en el poyete de piedra. La oración... el... escrito. Aquí lo tengo. Usted mencionó, Salvador, que el Señor del Río sólo entiende un idioma... Aquí: Tantum unam linguam scit, quae ignis et sacrificii est. Él sólo entiende una lengua, la del sacrificio y el fuego. Lo dijo usted mismo. ¿Qué quiere decir el fuego? ¿Se le puede combatir con fuego?

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18/12/2018, 21:25
Salvador Ceja

Salvador asintió pacientemente. Resultaba evidente que él mismo se había preguntado la mismo infinidad de veces. Al fin y al cabo, había podido recitar el texto de memoria, tanto en latín como su traducción al castellano. Era un erudito del tema. O al menos, todo lo erudito que se podía ser en un escrito tan críptico y antiguo como ése.

-Sí, sí, señorita Olivia. El fuego. Pero, ¿cómo combatir con fuego a un ánima que mora en el río? ¿Cómo defenderse de algo que no se puede ver, ni oír, ni tocar? -la pregunta quedó en el aire.