Partida Rol por web

Dispararse a sí mismo y no sentir dolor. Cada escena en la que se veía envuelto era más increible que la anterior. Aún así, no pudo evitar echar el hombro hacia atrás al ver cómo la bala impactaba en el de su doppelganger. 
En ese momento, sus dos compañeros masculinos comenzaron a chillar como niños asustados. 

- Richard, Robert, ¡por Dios reaccionad! - les gritó. Miró a Catherine armada con la pala - Catherine, coge el arma de alguno de los dos. No vas a hacer mucho con eso. 

Volvió a prestar atención al falso Charles Diehl y apretó de nuevo el gatillo. 

Richard ve a una persona a quien no conoce gesticular delante de él. Algo dentro de su cabeza que permanece cuerdo le susurra que se trata de su amigo, que ahora mismo están todos en peligro y que debe levantarse a ayudarles antes de que los horrores que los están acechando terminen con ellos. Lo estoy intentando, Charles, dame sólo un momento. Pero lo que sale de su boca suena más a bbmmmm...mmm...mmffFFFF...ffFFFURU...FFFURRRRRU!

Se tapa la boca mientras abre los ojos y se le escapa la risa entre los dedos.

Robert intenta reponerse, salir del pozo de locura pero en cambio, sigue hundiéndose. La visión del horror, ha sido demasiado para su frágil salud mental. No entiende nada de lo ve, siente los gritos, las voces pero es incapaz de entenderlo, así que continua tirado en el suelo gritando, esperando que todo pase.

Otra bala perdida resonó en la falsa quietud del cementerio, extrañamente nadie parecía venir en respuesta a aquel estruendo que se estaba montando en el camposanto… Ni civiles ni tampoco agentes de policía…

Charles Diehl era hombre de cultura, no de armas y eso se notaba en el encuentro que estaban manteniendo, sus compañeros también se estaban viendo superados por aquella situación, dos de ellos aún seguían inmersos en aquel acceso de locura que les había provocado la espantosa visión de la que fueron testigos…

Aquel ser de rostro semejante al de Charles, tal vez un doppelganger como los de las leyendas que hace tiempo poblaban la tierra, levantó el arma, apuntó a quien estaba hecho a su imagen y semejanza… Una luz repentina cegó a todos los presentes, un fuerte trueno le siguió silenciando el arma. Nadie sabía dónde había ido a parar la bala.

Charles no se hizo de rogar y aprovechó la oportunidad que le habían dado, volvió a amartillar el arma, un disparo y silencio… Ya no había lugar a la duda, nadie estaba drogado ni ebrio. En el suelo yacía inconsciente y desangrándose aquel extraño ser que quiso ser el profesor Diehl.

Unos metros más allá la inhumana criatura blandió un puñal de aspecto ceremonial, con motivos variados y engarzado de piedras preciosas, además del profesor, sólo había una persona que podía entrañar un verdadero peligro para los Thugee. La atacó.

Nadie esperaba que las serpientes que acompañaban al ataque salvaran la vida de la joven… Tal era el pavor que le estaban provocando las sepientes que al sentir que se acercarían respondió alejándose unos pasos, los suficientes para esquivar el arma

Catherine observó con terror cómo aquel ser se acercaba a ella. Dejando escapar un grito ahogado, mezcla de miedo y de puro asco, su instinto le obligó a retroceder para alejarse de aquella cosa, consiguiendo de esa manera evitar la peligrosa daga. Había escuchado el consejo de Charles, pero decidió ignorarlo. No sabía si sería capaz de atizar al sacerdote con la pesada pala, pero sí sabía que sería más fácil que usar una pistola. De nuevo, alzó el "arma" sobre su cabeza y trató de golpear al sacerdote. 

El movimiento repentino con la pala no fue el más hermoso, pero fue eficaz; el estruendo metálico que se produjo funcionó lo suficiente como para hacer trastabillar a aquella encarnación de la deidad hindú. Al sentir cómo su protector era agredido, sus tres subordinados reanudaron con una furia aún más salvaje sus empellones. Los dos rostros conocidos, otrora educados ahora sanguinarios cargaron contra Charles Diehl al considerarle el más peligroso; el tercero, de nombre desconocido hizo lo propio al atacar a la señorita Leed ignorando a los dos hombres balbuceantes. Las dagas subían y bajaban rápidamente cortando carne y ropajes a partes iguales. Una fea herida apareció en el brazo de Charles. Catherine por su parte tenía un rasguño en el brazo que dejaría cicatriz. Un duro revés para su carrera como bailarina.

- Aaaaaah... hijosde...- No le gustaba maldecir y logró contenerse. Eso fue todo lo que salió de la boca de Charles al ser atravesado por la daga.

Se había despistado viendo caer a su doble y Patel y Singh lo aprovecharon para atacarle. Su reacción más básica hubiese sido atacar a los dos hindúes que le habían herido pero consideró que el sacerdote era más peligroso que ellos así que apuntó contra él. 

BANG

Richard se queda en blanco y la voz que le zarandea dentro de él le mete un sopapo. ¿Qué...? ¿Cómo...? Entonces, vuelve a la realidad. Está peleando contra diablos, y los diablos se están ensañando con sus amigos. Charles...cerca de él, el pobre Robert no parece estar mucho mejor, en el suelo y soltando aullidos. En cuanto a él, siente todavía la boca seca de la saliba que ha corrido por sus comisuras, y el brazo donde ha sido herido palpitar con la sangre que brota. Alrededor sólo percibe caos. La horrible criatura que antaño era humana parece herida, pero no por ello menos peligrosa, y los otros hindúes parecen ensañarse con sus amigos. Charles lleva la iniciativa con el sacerdote, y todavía tiene una cuenta pendiente con Singh y Patel. Recoge el rifle a sus pies y lo apunta hacia uno de ellos, no sabe muy bien a cuál.

Esta vez la bala fue certera destrozando la máscara. Otro rayo iluminó la escena mostrando una masa deforme donde antes había un rostro barbudo. El cuerpo cayó pesadamente con el sonido del trueno, sus brazos humanos golpearon la tierra al tiempo que la daga ceremonial caía a un lado. No hubo tiempo para lamentaciones por parte de los sectarios pues otro disparo sonó en el camposanto haciendo saltar algunas astillas de un árbol cercano.

Otra bala perdida, pero habían ganado un aliado con la recuperación del bibliotecario. El cielo seguía tronando cada vez con más intensidad.

Contra todo pronostico, Robert consigue calmarse, toma consciencia de la difícil situación en la que se encuentran el y sus amigos y su instinto de supervivencia le empuja a luchar por su vida y la de sus compañeros. Así que, lleno de rabia y determinación, empuña el revolver y dispara contra el sectario mas cercano.

Charles se sorprendió al ver la eficacia de su revolver - Si me viesen en la facultad.... 

Pero su eficacia no hizo que se viniese arriba, seguía a la expectativa. Por ahora las cosas iban bien pero tenía el presentimiento de que en cualquier momento cambiarían las tornas. 
De lo que se percató fue de que ambos Richard y Robert parecían volver en sí. Y eso si que hizo que sonriese levemente. 

Entre los cuatro quizás tengamos una oportunidad al fin y al cabo. Que no sea por no haberlo intentado - pensó girando su brazo en dirección del sectario que quedaba en pie y apretando de nuevo el revolver. 

BANG