Partida Rol por web

-Recibido, Tierra, aqui Blue. Estoy a un km al norte. Si encuentran algo sospechoso, avisen y estare alli enseguida. Esa zona ya fue escaneada y no muestra signos radiactivos o señal de mutantes, pero puede tener sorpresas abajo. Sean cautelosos.

Ahora empieza la fiesta... - pensaba mientras llegaba a mis oídos la información que le comunicaban al novato por teléfono.

Mirándole, indiqué con mi mano mis próximos movimientos para que él también se pusiera alerta y actuara en consecuencia.

Decidí aprovechar los momentos en el que el tractor giraba de sentido para aproximarme rápidamente a una de las casas. En cuanto llegué me coloqué en una pared que fuera un ángulo muerto con respecto al pequeño y ruidoso vehículo. Toda precaución era poca.
Quieta como una estatua me quedé allí esperando alguna información que mis sentidos pudieran captar.

Hmmm... o hay alguien muy gordo ahí dentro o ese alguien lleva una buena armadura...

La información no resultaba muy alentadora así que me escondí lo mejor que pude alrededor de la casa. De momento me quedaría ahí, observando y vigilando la actividad del lugar sin ser vista.

En eso que te escondes, tu radio carraspea fuertemente, aturdiendote un instante. Seguidamente escuchas la voz de Motoko, llamando al azar..

-Jhiarr, Jeff, Azkarra, Fae, Tifón, Mark alguno me escucha...

Putas...

Eché a correr tan rápido como pude en dirección a Jeff asegurándome de que el tractor no me enfocaba. Debería haber comprobado antes si la radio estaba encendida, debería haberla apagado y debería haberme asegurado de nada o nadie me impidiera pasar desapercibida en aquel lugar, pero ya era demasiado tarde. Ahora tocaba correr como una niña pequeña en un colegio buscando a su hermano mayor para que la protegiera. La emisión había sonado fuerte y sin duda alguna, qué o quién estuviera en aquella casa podrían encontrarme sin mucha dificultad.

Cuando llegué hasta mi compañero le dije apresuradamente y en susurro...
- Saben que estamos aquí aunque no tienen certeza de cuantos somos, un máximo de seis. ¿Has oído tu radio? Pues bien, ellos han oído la mía. Escondámonos en la arboleda o acabaremos como pato asado.

¿Qué es lo que tendría que decir Motoko? La información en un momento como aquel era clave, pero teníamos que asegurarnos el culo antes. De nada le sirve a un muerto leer el periódico... Así que sin dudarlo apagué mi radio. Lo que peor podía suceder es que Motoko necesitara ayuda y estando tan lejos de ella poco podríamos hacer, así que crucé los dedos y deseando que fuera lo mejor que podía hacer en ese momento, apreté el botón de off...

Luego la llamaría por teléfono.

Jeff observó a Jhiarr correr hacia él y se preparó para pedir refuerzos y correr.

-¿Ellos quienes?¿Cuantos son?

Preguntó rápidamente, puesto que aún no tenía esa información.

- Ni idea, iba a intentar descubrirlo pero Motoko ha sido muy oportuna. Quien quiera que esté dentro camina lento y pesa bastante. No sé si se debe a su propio cuerpo o a una armadura. - por inercia cogí a Jeff de la mano y le tiré hacia a mí mientras corría - Y un rascar - añadí vagamente - Da igual quien esté dentro, cualquier civil normal y mediocre saldría de su casa al oír una radio a las afueras. Seamos precavidos.

Seguí corriendo hasta llegar a la zona de arbustos. Una vez allí me di cuenta de que tenía agarrada la mano del novato. En otras circunstancias y con algo más de tiempo me hubiera puesto colorada por aquel acto tan infantil pero en esa ocasión apenas le di importancia.

- Subiré al árbol. Desde arriba y con mi visión infrarroja podré decirte algo más concreto. Escóndete aquí y estate a salvo. - mis palabras sonaron como una orden por culpa de la preocupación que se palpaba en mi voz. El no encontrarme al cien por cien y morir casi achicharrada hace ya más de una semana habían rebajado mi prepotencia considerablemente.

Lo que ves apenas fuera de la casucha es una señora grande, de unos sesenta años, bastante gorda, con una gruesa escoba. Esta mirando hacia la arboleda, por donde estan ustedes. Te das cuenta que en el campo arado, son perfectamente visibles las huellas tuyas y mas aun, las pesadas de Jeff... Eso si no los vio corriendo. 

- Jeff, es una señora de unos sesenta años, muy gorda y con una escoba aparentemente peligrosa. Sabe donde estamos... ¡¿Qué hacemos?!

En momentos como ese una se daba cuenta de que el susurro podía alcanzar varios tonos sin dejar de ser susurro.

-¿Preguntarle si vio algo sospechoso?...

Preguntó Jeff luego de cubrir su rostro con su mano

-Más sospechoso que nosotros, me refiero

- ¿Nos acercamos? Voy a llamar a Motoko pero al teléfono

Marqué su número y escuché la señal al otro lado. Esperaba su respuesta.

Luego de unos segundos, escuchas la voz automatica

-El numero solicitado no esta disponible. 

Mierda...

Inmediatamente al oír eso colgué la llamada y guardé el teléfono asegurándome de que estaba en modo silencio. Saqué de nuevo la radio y la encendí, bajando bastante su nivel de voz, con mi oído no me sería muy difícil escuchar lo que tendría que decir la tecnificada.

- Motoko, soy Jhiarr, te escucho, ¿estás ahí? - pregunté en voz baja.

Nada. Solo estatica. De todos modos, estas radios tienen un alcance de un km y ella esta en la otra punta de la ciudad supuestamente, asi que no deberia haberse podido comunicar en primer lugar...  ahora que cortaste, no puedes recuperarla.

Volví a apagar la radio. No había obtenido respuesta aunque era de esperar. Sin embargo algo en todo aquello no encajaba bien del todo...
Supuestamente las radios sólo alcanzaban un km de radio pero de algún modo inesperado la señal había llegado hasta mí. ¿Querría eso decir que Motoko se encontraba más cerca de nosotros de lo que imaginábamos? ¿O que alguien estaba manipulando nuestra señal?

Cualquiera que fuera la respuesta a alguna de esas preguntas no resultaba alentadora.

Aprovechando que me encontraba arriba del árbol intenté olfatear el aire por si hubiera algún resquicio de pólvora u otra señal que indicara que Motoko se encontraba cerca. Si no ella, algún otro ser vivo que hubiera dejado pistas atrás...

No hay mas olores que los de la tierra removida, las hojas, el viento fresco que sopla fuera de la ciudad... ninguna señal rara.  Y claro, desde luego, la total ausencia de olores animales en la zona. 

Al ver que su compañera había perdido los estribos y se había dejado vencer por la paranoia, optó por tomar la iniciativa, aunque quizás no era lo más conveniente.

-Tú quedate aquí, yo iré a hablar con la peligrosa mujer y su escoba de destrucción masiva. Con algo de suerte, sepa algo.

Se abotonó los botones superiores de la chaqueta, para quedar un poco más presentable y que no se notasen las armas y se puso a caminar hacia la casa como si solo se hubiese detenido a orinar y poreso no estaba a la vista.

Inspiré aire y lo contuve unos segundos en mis pulmones. Jeff se estaba acercando a una señora de unos sesenta años con una escoba. No conocía las habilidades del novato pero seguro que eran lo suficientemente buenas como para que los señores de culos cuadrados lo eligieran para formar parte del grupo. ¿Qué había de malo en que un superhéroe se acercara a una mujer de campo? Nada, absolutamente nada, si dejábamos de tener en cuenta de que todos los animales habían desaparecido de aquel lugar. Fuera lo que fuese la vieja había sobrevivido y eso me resultaba inquietante.

Nada es normal, nada es normal, nada es normal... - repetía mi instinto animal en forma de eco...

Preparé mi subfusil, estaba a bastante distancia pero me encontraba camuflada y con buena visibilidad desde lo alto. Lo menos que podía hacer era cubrir las espaldas de mi compañero.

-Qui és vostè i que vol? +pregunta la mujer en catalan, en tono aspero, cuando te aproximas, sujetando la escoba como un baston.