Partida Rol por web

Héroes y Profecías

El Final de una Edad...

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04/04/2011, 02:14
Director

Hay una especie de intermitencia en la realidad cuando el conjuro actúa. El sentimiento del viaje mágico a corta distancia es mucho más sutil y fugaz que la sensación al pasear por los planos; tan solo es una especie de rapidísimo parpadeo tras el que perdura la impresión de haber visto brumas grises al cerrar los ojos durante una fracción de segundo. Al recuperar la orientación, los siete compañeros y el sirviente cadavérico del nigromante ya no se encuentran en medio de un ejército en mitad de la llanura, sino bajo un inmenso arco de piedra que da entrada al recinto amurallado que es la ciudadela del Clérigo. Bajo sus pies hay marcado un camino que se adentra en las tierras muertas circundantes al castillo central, que se ve no muy lejano. El combate prosigue encarnizado a su espalda, y ningún enemigo parece prestarles atención. El despejado arco de piedra es una entrada franca hacia la fortaleza pues, ¿para qué una puerta sólida o la menor protección cuando el mayor ejército que nunca ha existido guarda los accesos?

Arkaeron es el único que conserva su montura, el corcel infernal convocado por su servidor muerto viviente, y aunque es evidente que será un estorbo más adelante, por el momento el nigromante se alegra de tenerla. La bestia es fiera, fuerte y de pie firme, y aún hay un trecho hasta el edificio donde debe ocultarse Bashnar. Una vez el animal deje de ser de ayuda, el Zin-karla podrá despedirlo de vuelta a su plano de origen, pues la forma en la que la creación de Vecna convoca a su montura recuerda que forma que tenía Finrod el paladín de llamar a su caballo celestial, Hasufel. La comparación de un muerto viviente creado por intervención directa de una deidad maligna con un ideal de bondad y rectitud como fue Finrod parece grotesca, inapropiada. Aún así, Orphen, Kurgan y Arkaeron saben que el hombre ahora muerto que la magia anima no fue tan distinto al paladín de Heironeous antes de morir... Una parte, una pequeñísima parte del Zin-karla lo sabe también, pero tan solo es una memoria residual que el poder de Vecna y la voluntad de Arkaeron no dejan manifestarse.

En el cielo flotan unas nubes negras. No nubarrones oscuros cargados de agua; estas nubes son negras como el vacío, como las que hicieron llover sangre sobre Berfôska. El suelo debe tener suficiente sangre como para saciarse con la batalla, no obstante, porque lo único que sale de estas tinieblas flotantes es un relámpago violeta de cuando en cuando. Siempre son rayos horizontales, de nube en nube, en lugar de llegar al suelo.

Los caballeros de Berfôska luchan y mueren ahí atrás. No hay suficientes soldados como para que la matanza se alargue mucho, así que la prudencia sugiere avanzar y honrar el sacrificio de los hombres ante un destino tan oscuro.

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04/04/2011, 17:45
Kandalian

Kandalian se ve sorprendido por el conjuro de Arkaeron. Se apena mucho de verse al otro lado de las murallas sin su nueva y valiente mascota. Pero ser transportado a través de una puerta dimensional parece ahogar su pena... El violáceo gnomo mira a los dirigentes de la expedición como diciendo ... ¿y ahora qué?

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04/04/2011, 18:52
Vanth

Tras un par de segundos despues de haber hecho aparición frente al portón, Vanth supo lo que había ocurrido y por qué lo habían hecho de aquel modo.

No era el más "limpio" pero de seguro era lo más efectivo dado que su objetivo no se encontraba entre las filas del oscuro ejército. Sin más dilación, y nuevamente a pie, animó a los demás a darse prisa.

Nuestra guerra está al frente, no aqui. Sin pararse a pensar lo frías que habrían sonado sus palabras a oidos de quienes estaban muriendo lentamente en la fiera batalla que acababa de dar comienzo, el bárbaro comenzó a caminar.

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04/04/2011, 19:02
Amnyin

Amnyin toca la espalda de Kandalian, dirigiéndole suavemente hacia la siniestra fortaleza. Vanth tiene razón y solo hay un camino. El tiflin sabe que el bondadoso gnomo estará tan preocupado por el destino de su enorme mascota como por la de los aliados que luchan a su espalda. Tiempos oscuros para almas inocentes.

Vayamos coincide con el bárbaro.

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04/04/2011, 19:50
Kurgan

El ejército de Berfôska agoniza a sus espaldas, y Kurgan sopesa cual será su destino de salir con vida de esta cruzada. Podría volver a la ciudad, pero ¿para que?, en el mejor de los casos seria uno de los pocos caballeros que se salvaría, y ni él ni el resto de los supervivientes podrían devolver su grandeza a las ordenes por mucho empeño que pusieran.

Kurgan, volverás de nuevo a los caminos, para ser otra vez un vagabundo sin nombre, y sin que quede nadie para recordar tus gestas.

Adelante, por Berfôska añadió el guerrero de la cadena sin alzar la voz, como si en realidad solo se estuviera dando ánimos a si mismo.

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04/04/2011, 21:01
Arkaeron

Ya esta, ahora a terminar el trabajo

Desde mi montura miro uno a uno a todos mis compañeros, en esencia cada uno a su modo representa un pedazo del mundo material, la inocencia, el valor, el honor, la fuerza... todos ellos enfrentándose la mayor prueba posible, una lucha a muerte contra un dios, sin duda, algo casi imposible. Peo solo casi.

Desmonto de mi corcel infernal y le acaricio la cabeza.

Gracias amigo, regresa a tu plano, te convocare de nuevo cuando esto acabe.

Lentamente el corcel comienza a cabalgar y tras un fogonazo desaparece de este plano.

A continuación me giro hacia mis compañeros.

Vanth tienes razón, pero espera un segundo por favor.

Comienzo a conjurar, realizo tres veces el mismo conjuro y tras finalizar cada uno de ellos una mano fantasmagorica aparece junto a mi, después separo mi mano espectral y una a una las nuevas manos van ajustándose en mi muñeca cada vez que realizo un nuevo conjuro. La primera mano comienza a brillar con un tono rojizo, la segunda brilla con un tono azulado, y de la tercera parecen salir pequeños rayos que juguetean entre los dedo.
Al terminar las tres manos se colocan detrás de mi, cojo mi estuche para pergaminos y saco un pergamino.

Un segundo.

Recito el conjuro inscrito en el pergamino, al acabar, las letras desaparecen y la magia refuerza al muerto viviente Zin-karla.

Necesitamos toda la ayuda que podamos.
Por mi podemos avanzar.

- Tiradas (1)
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04/04/2011, 22:42
Paladín Caído

El corcel fantasma emitió de nuevamente un desgarrador y atenazante gemido del más allá antes de volatilizarse en una explosión de luz. Tras ese fogonazo, se alzaba Zin-Carla con su gesto perdido en la batalla que había dado comienzo. El no-muerto observaba como las fuerzas del bien se abalanzaban sin posible futuro contra un ejército tremendamente superior, luchando con bravura y aceptando el destino que les había sido otorgado. Sus ojos contemplaban sin perder el menor detalle de todo lo que estaba sucediendo. En cierta forma, parecía como si algo en lo más profundo del paladín caído deseara contemplar ese gesto de honorable valentía...

Tras unos minutos, viró sobre sus pies y se acercó hasta  su maestro. El nigromante estaba conjurando algún hechizo y él debía estar cerca de su sire, puesto que no en vano, había sido creado para resguardarlo de posibles celadas y emboscadas.

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05/04/2011, 00:11
Orphen

Sera lo mejor prepararse. El Caballero del Círculo Medio tambien se junta con el nigromante para empezar a conjurar sus protecciones.

Una sombra aparece translucida a su lado, pero no dice ni hace nada.
Varios conjuros brillan por unos segundos el cuerpo del caballero pero rápidamente se apagan. Otro conjuro hace brillar todos los cuerpos de los presentes y finalmente se apaga como el resto. Finalmente una piel escamosa recubre el caballero como si de un dragón se tratase.

Listo.

Notas de juego

Sirviente invisible
Proteccion contra el mal
Heroismo
Piel draconica
Retorno de conjuros

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05/04/2011, 00:33
Director

Los intrusos en la fortaleza se preparan para lo peor y continúan el camino. La fortaleza es tan amplia que les queda un buen trecho que recorrer.

El suelo está muerto, seco, sin ningún rastro de vegetación. Casi tan oscuro como el cielo. El paisaje está salpicado aquí y allá por altas columnas que no sostienen nada, restos ruinosos de edificios o construcciones imposibles de identificar y altos muros que son demasiado puntuales como para tener obvios usos defensivos. El único resultado de la extraña arquitectura - y quizá fuera el objetivo buscado - es hacer del paraje, por lo demás despejado, una especie de laberinto en el que es necesario estar atento para no perder el camino. La visibilidad no llega más allá de unas decenas de pies, por culpa de los obstáculos, pero el castillo central siempre es visible, asomando sobre cualquier otra construcción.

Tras apenas unos minutos caminando, se rompe la falsa quietud. Resuenan unos cuernos a la espalda, como si la horda pidiera refuerzos. Hay una tensa calma, y los compañeros intuyen el peligro: cualquier tipo de refuerzo que la fortaleza mandara a la batalla se cruzaría muy probablemente con ellos.

La espera y la duda no duran ni un minuto, pues un escuadrón de gigantes aparece al asomar por la esquina de un alto fragmento de muralla que a duras penas les cubre. Los seis humanoides de tamaño enorme, tan altos como dos hombres juntos, ven a los intrusos al mismo tiempo que son vistos por ellos. Cuatro de los monstruos tienen aspecto primitivo, tres con mazas metálicas de cabeza de piedra y uno con un enome tridente; los otros dos tienen el aspecto de robustos enanos con piel negra y cabellos rojizos, pero en su versión gigantesca. Uno de los dos humanoides de piel oscura lleva un espadón y el otro un hacha a dos manos, y las dos armas están cubiertas de llamas.

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05/04/2011, 00:33
Director
- Tiradas (10)

Notas de juego

Están a 80 pies de distancia, o sea que fuera de distancia de cuerpo a cuerpo en un asalto (excepto para Kandalian).

Turno de Arkaeron, Naldar, Orphen y Amnyin (en cualquier orden).

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05/04/2011, 01:31
Naldar

 Naldar, alerta desde la llegada al portal avistó a los gigantes algo sorprendido. El cuerno de batalla era de esperarse, pero semejantes criaturas dentro del castillo era algo que el elfo realmente no podía concebir debido al tamaño del ejército que se veía afuera.

Levantó su arco y simplemente disparó, sacando una flecha y apuntando a uno de aquellos monstruos infrahumanos. El ataque parecía haber golpeado aunque a semejante distancia era difícil saberlo, pero la misma distancia le otorgaba la ventaja de poder atacar.

Esta vez, sin siquiera moverse lanzó 5 certeras flechas con la rapidez otorgada por su entrenamiento, buscando esta vez herir a cada uno de los que aún no habían sido víctimas de su ataque.

- Tiradas (17)

Notas de juego

 Utilizo la dote disparo rápido.

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06/04/2011, 21:47
Arkaeron

Miro con resignación a los gigantes.

Vaya, esperaba no tener que retrasarnos mas, venga chicos, hagamoslo rápido. Zin-carla, frente a mi, no dejes que se acerquen y cuando estén cerca, ataca.

Sin mas palabras conjuro una bola de fuego que sale en dirección a los gigantes y explota en el centro de todos ellos, casi sin que la primera explosion se haya disipado apunto con mi baston y una segunda bola de fuego surca el pasillo para explotar en el mismo lugar.

- Tiradas (2)

Notas de juego

70 puntitos de daño, conjuros restados

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06/04/2011, 23:15
Orphen

Orphen se posiciona mientras levanta la mano algo parecido a su compañero nigromante.

Un rayo relampagueante sale de la mano del mago hacia los gigantes, impactando 3 de ellos.

- Tiradas (2)

Notas de juego

me he movido 4 casillas.

Eso si el piromano del mago no los ha churruscado.

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07/04/2011, 00:29
Amnyin

Impresionado por el despliegue mágico, y no muy seguro de si sus dagas harán falta, Amnyin avanza hasta la vanguardia. Es el primero en adelantarse unas cuantas yardas, pero solo lo hace hasta encontrar un cúmulo de ruinas que le permiten ocultarse de la vista de los gigantes. Desde su posición, el tiflin espera por si el cuerpo a cuerpo fuera indispensable y pudiera clavar una daga en la espalda de alguno de esos brutos.

- Tiradas (1)
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07/04/2011, 00:46
Director

Una flecha se clava muy profunda en el pecho del humanoide enorme más cercano, que se lleva la mano a la herida dolorido, como si el pequeño proyectil le hubier alcanzado un punto vital. Después la magia llueve sobre los gigantes, que no parecen recibirla de buen humor. El fuego mágico hiere de gravedad a los gigantes de aspecto más simiesco, aunque no daña en absoluto a los de piel oscura y armas llameantes. Estos últimos parecen vivir del propio fuego, y sus cabelleras rojizas recuerdan a una llama. Cuando el más cercano de los gigantes de fuego - el mismo que recibió la flecha de Naldar - se creía a salvo, el relámpago azota la fila, atravesándole a él y tres de los otros cuatro gigantes brutales. El gigante de fuego de vanguardia es, de hecho, el que peor recibe el calambrazo, y se queda paralizado un momento mientras su armadura metálica chispea y algunos eslabones de la malla salen volando.

Una vez resistidos los conjuros, los dos monstruos de piel oscura avanzan para destrozar a los enemigos con sus armas ígneas. Los otros cuatro, no obstante, parecen tener más dudas y reaccionar lentamente. Al menos dos de ellos parecen más bien decididos a lanzar unas grandes rocas desde la cobertura de la pared, mientras que otro trata desesperadamente de apagar un incendio en su armadura provocado por el fuego mágico de Arkaeron. La cota de pieles ha quedado reducida a cenizas, y tendría que dar gracias de no sufrir el mismo destino.

- Tiradas (6)

Notas de juego

Turno de Vanth, el Zin-karla, Kandalian y Kurgan (da igual el orden entre vosotros).

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07/04/2011, 19:16
Kandalian

El gnomo duda entre si actuar o no actuar. Desde luego, no quiere acabar como un faisán a la parrilla escaldado por la magia del nigromante. Pero los gnomos son gnomos, y lo que no va a hacer es cruzarse de brazos y no entrar en liza. Nadie repara en la presencia del pequeño ser, que arranca en una carrera veloz hacia el muro. Da un salto y sube por él como si caminara campo a través. Una vez arriba, se posiciona cual felino, intentando cubrirse para sorprender desde arriba a las primeras de cambio.

- Tiradas (3)
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07/04/2011, 22:08
Vanth

Los que portaban fuego avanzaban mientras que otros dos gigantes amenazaban con enormes rocas la seguridad del gupo en la distancia. Había que interceptarlos, o al menos, eso fue lo que el bárbaro pensó mientras cargaba espadón en mano contra el más cercano de los gigantes.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Ataque poderoso 10 (cojonuda la pifia...)

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07/04/2011, 22:28
Kurgan

Kurgan avanzó a su vez al ver al bárbaro cargar contra el mas cercano de los gigantes, ya que no era la primera vez que el humano y el semielfo se coordinaban para golpear a las filas de enemigos y pasarles por encima como un rodillo.
Al ver el Filo del Ocaso como Vanth erraba su golpe, algo extraño en el bárbaro, el semielfo intentó dar el golpe mas demoledor posible, para tratar de que el gigante cayera de una sola vez, o que al menos el siguiente ataque del salvaje fuera el último.

¡Adelante Vanth, no les demos cuartel!.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Toque vampírico canalizado, he dado por sentado que el alcance del gigante es 10'.

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07/04/2011, 22:56
Paladín Caído

El no-muerto escuchó la orden de su maestro y sin perder un sólo instante, desenfundó el par de catanas que portaba cruzadas a la espalda. Las afiladas hojas, emitieron una musical nota al ser extraidas de sus vainas, claramente audible a pesar de los estallidos provocados por los estallidos de los conjuros. Acto seguido, se adelantó con paso marcial y decidido, anteponiéndose al nigromante. Tenía claro que su función era evitar que algunos de esos gigantes llegaran lo suficientemente cerca como para herir a su amo.

Cuando ya estuvo en posición, cruzó ambas Katanas aguardando sus próximas órdenes... 

Notas de juego

Me muevo y custodio a mi maestro.

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08/04/2011, 00:07
Director

Kandalian emprende una carrera loca hacia el muro. Por el camino, pasa inadvertidamente entre las piernas del gigante de fuego más cercano, que trata de cazarlo como si fuera un ratón, pero el gnomo se mueve tan rápido que ni se entera que un hacha intentó partirle en dos. Mientras el bruto está mirando entre sus piernas al gnomo fugado, Vanth carga. El grito de guerra del bárbaro, no obstante, pone al enemigo sobre aviso, y cuando el espadón desciende un mango de hacha se interpone, provocando un ruido metálico como el tañido de una campana. Kurgan aprovecha que el guerrero de las llanuras atrae toda la atención del oponente y avanza con su cadena armada. La punta metálica de la cadena gira en el aire con mucha fuerza antes de volar y clavarse en el pecho del gigante, justo junto a la flecha que clavó Naldar. El metal negro del arma y el conjuro que descarga atraviesan el cuerpo y el alma del humanoide, que gruñe, trata torpemente de golpear con su mano al semielfo y finalmente cae muerto.

Uno de los gigantes de las colinas ocupa el lugar del caído, avanzando hasta Kurgan y balanceando su maza de cabeza de piedra contra el filo del ocaso. La cabeza del arma se clava en el suelo arenoso sin que el semielfo haya tenido que esforzarse.

Otro de los gigantes de aspecto primitivo avanza hacia Vanth, aunque quizá con precaución tras ver la muerte de uno de los líderes. Los dos últimos enemigos, aún más cobardes, lanzan rocas que parecen dirigidas hacia Orphen y Arkaeron. El guerrero humano desvía la roca con su escudo, y el nigromante está a cubierto por el Zin-karla. El muerto viviente apenas altera su posición para hacer que la piedra pase volando a su lado.

En la retaguardia, Naldar prepara de nuevo su arco y hace llover muerte sobre los enemigos. Las flechas salen con una velocidad increible: una se clava en el cuello del gigante que trató de golpear a Kurgan; otra atraviesa el corazón del que se acercaba hacia Vanth; una más hiere al único grandullón de piel negra que quedaba. La cuarta flecha falla, perdiéndose en la lejanía en lugar de clavarse en uno de los gigantes lanzadores de rocas. El quinto y último proyectil parece que va a fallar también - su objetivo está a cubierto tras el muro - pero en el último momento la saeta hace un giro imposible, un ángulo casi recto, y evita la muralla clavándose justo en la frente del bruto. Tres gigantes víctimas de las flechas del elfo caen al suelo muertos casi al mismo tiempo. En la vanguardia solo queda el monstruo con el espadón llameante, que soportó una flecha sin amilanarse y que no había resultado herido por los conjuros que acabaron con las resistencias de los otros. En la retaguardia solo está el único lanzador de rocas superviviente.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Turno de Arkaeron, Orphen y Amnyin.