Partida Rol por web

Héroes y Profecías

El Peso del Destino.

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16/07/2009, 21:38
Orphen
Sólo para el director

Buen trabajo, estas herido? Orphen despues de comentar el estado de Razzek, comprueba que nadie lo escuche.
Bien, ahora coge un par de hombres y recoge armas y armaduras que estén bien, las revenderemos para recuperar parte del oro. Las que se puedan utilizar las daremos al pueblo. Otra cosa los caballos de nuestros hombres muertos, si sobran después de repartirlos por los que los perdieron, tambien tenlos controlados.

Un par de palmadas en la armadura de Razzek, indicando que ha echo un buen trabajo y que se alegra que este bien.

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16/07/2009, 23:36
Razzek

Tras negar enfáticamente con la cabeza ante la primera pregunta, Razzek recupera el gesto serio de cuando comunica malas noticias.

Perdimos cuatro hombres, algunos caballos también han salido muy mal parados. Creo que habrá alguno sin dueño...

Sin más despedida que una ligera inclinación aceptando la orden, el antiguo bandido vuelve a marcharse por donde ha venido.

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17/07/2009, 04:01
Arkaeron

Las palabras de aquel hombre sobre el mago consiguieron lo que muy pocos habian conseguido, sorprenderme ligeramente, pero al poco de pensarlo salgo de mi asombro, a fin de cuentas la magia puede hacer cosas sorprendentes en los usuarios, no hay mas que verme.
Sin mas preambulos continuo ayudando a las pobres gentes.

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19/07/2009, 13:39
Director

El amanecer trae la luz necesaria y los agotados aldeanos muestran una resolución digna del sacrificio hecho. Edificios se reconstruyen, las viviendas se adecentan, por todas partes se valoran las pérdidas.

Pero el avanzar del día también trae buenas noticias: el grupo que había huido a las montañas regresa ileso, tras recibir aviso de la victoria; Amnyin se repone y al atardecer ya está empleando sus fuerzas en ayudar como el que más; gracias a la magia curativa de Derek, la mayoría de los malheridos se estabilizan en las siguientes horas.

El fogata arde al sur durante todo el día, como una macabra advertencia a los enemigos que pretendieran acercarse. Los mercenarios de Orphen dan cuenta de un buen número de los que huían y comunican las novedades cada pocas horas, los enemigos supervivientes del ataque parecen escapar ordenadamente, hacia un punto fijo, aunque resulta dificil seguirlos. Muchos de los jinetes se marchan, recibido el pago, ganada la batalla y con algún "trofeo" como extra; los más leales a su líder permanecen aún.

A la modesta capilla de Asbrav apenas le queda techo, es uno de los edificios que peor parados han salido y los daños resultarán muy dificilmente reparables, pero eso no descorazona a los habitantes. En su lugar deciden que el humilde lugar de oración sagrado será un buen lugar donde dar reposo a los caídos hoy, mientras se construye otro templo - este mucho mayor - en honor a Pelor, Dios del Sol,  y de las deidades que en lo sucesivo se conocerán como protectoras de Asbrav: San Cuthbert y Heironeous. Los trabajadores más fuertes - Vanth hace la labor de varios hombres - trasladan grandes losas de piedra que harán de tumbas y lápidas.

Pero los planes y proyectos tienen que esperar cuando cae la noche y la temida luna llena, ayer amenazante y cargada de malos presagios, ilumina pacificamente el pueblo. El duro esfuerzo de los centenares de hombres y mujeres ha permitido que todo el mundo tenga un hogar donde pasar la noche, los cazadores han asegurado que hay provisiones con las que festejar la victoria, y tambien las muertes, porque en las tribus y poblados de estas llanuras la muerte digna es un motivo de orgullo y felicidad - aunque amarga - para sus seres queridos.

Pero antes de todo eso quedan aún cabos pendientes, tristes despedidas que afrontar y también largas explicaciones. En la misma plaza suroeste donde dialogaban ayer los compañeros, en torno al mismo fuego, vuelven a estar hoy reunidos: el anciano Eben Espinel, Kandalian, Amnyin, Vanth, Naldar, Orphen, Arkaeron, Derek y Diana; un compañero perdido, dos recuperados. Aún así el ambiente es triste y tardan en salir las palabras apropiadas.

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19/07/2009, 14:36
Eben Espinel

Vuelve a ser el anciano Eben Espinel el primero en hablar. Tal vez sus tristes experiencias recientes le hagan estar mejor preparado para afrontar la muerte de seres queridos.

Os corresponde a vosotros la decisión de qué hacer con el cuerpo del caballero. Tan solo me han pedido que os diga que, si lo queréis, tendrá un lugar de honor en el humilde mausoleo de esta desdicha.

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19/07/2009, 21:50
Kandalian

Aunque el gnomo sabe que los hombres para estas cosas son bastante suyos, se aventura a dar su opinión.

Sería complicado trasladarlo durante días hasta otro lugar. Lo más adecuado sería enterrarlo aquí con los honores que se merece. Al fin y al cabo creo que Finrod se ha ganado un puesto de honor entre los habitantes de Asbrav.

Kandalian observa el chisporroteo de las llamas, que ejercen un efecto encantador.

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20/07/2009, 03:25
Derek

Los habitantes de Asbrav me han pedido que oficie las exequias, hasta la llegada de estos tiempos oscuros yo ssolía ser sacerdote de Pelor. Si eso es lo que decidís, será un honor para mi despedir a Finrod.

La relación distante del caballero con el difunto paladín y su silencio acostumbrado hace que sorprenda a los testigos oir a Derek intervenir en el tema tan abiertamente. Asintiendo con expresión seria, da la razón al gnomo.

Yo también creo que lo más digno de un guerrero es no alejarse de su campo de batalla.

Mira interrogativo a los otros; la luna avanza, el agotamiento y la falta de energía empiezan a hacerse notar tras estas dos duras jornadas.

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20/07/2009, 05:46
Vanth

Vanth inclinó la cabeza en gesto solemne, mostrando conformidad con lo dicho por Kandalian y Derek. En el hogar o en la batalla. Dijo finalmente. Solo allí puede descansar un gran guerrero. Afirmó sin dudar el bárbaro, basándose en los creenciales de su tribu.

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20/07/2009, 16:35
Diana

Viendo el asentimiento generalizado, Diana mira al suelo y vuelve a alzar la mirada para hablar.

Si eso es lo que queréis, vayamos. Le despediremos junto a los demás caídos anoche.

Tras una pausa la caballero de Berfôska continúa.

Después tendremos muchas cosas que aclarar mira especialmente a Orphen pero me gustaría saber... ¿esperaréis la llegada de nuestros refuerzos?

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20/07/2009, 17:38
Orphen

No tengo respuesta a la pregunta mi señora, si bien, aun mis mensajero y uno de los restraedores no ha regresado. dice Orphen mientras se levanta para seguir con los otros supervivientes hacia la ultima despedida del paladín.

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20/07/2009, 18:59
Arkaeron

Escucho todo en silencio, estoy totalmente de acuerdo con el resto, por lo que no creo necesario decir nada, simplemente sigo a mis compañeros a dar sepultura a tan valeroso soldado.

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20/07/2009, 21:06
Kandalian

Kandalian asiste en silencio a la concreción de la ceremonia. Finrod será enterrado en Asbrav, la ciudad por la que dio la vida. Cuando esto acabe regresaré aquí a pasar una temporada.

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20/07/2009, 21:13
Director

La aldea vuelve a estar iluminada por la luz de centenares de fuegos, pero esta vez con sentimientos muy distintos. La antigua capilla presenta un aspecto muy distinto ahora: el techo ausente deja ver la luna llena en su punto más alto, los restos de las paredes delimitan - más que cerrar - el recinto del antiguo templo ahora ruinoso, convertido en mausoleo.

No quedan señales de símbolos sagrados, tampoco hacen falta, pero en los 40 pies de la planta del edificio se reparten veintitrés tumbas y nichos. En un lugar destacado, cerca del centro del perímetro de paredes grises, está la tumba de piedra hecha para Finrod aún abierta. La pesada losa - que solo Vanth ha sido capaz de mover - que cerrará el lugar de descanso del paladín está cruzada sobre los laterales de marmol, dejando ver aún el rostro del fallecido.

Todos los del pueblo capaces de andar han acudido a la ceremonia. Amnyin, Arkaeron, Diana, Kandalian, Naldar, Orphen y Vanth junto con media docena de aldeanos, incluido Eben Espinel,  están en el interior del recinto. La gran mayoría de los asistentes observan desde los bordes de la vieja capilla.

En el altar central, Derek de Razoad pronuncia palabras cargadas de esperanza. Sin su gastada cota de mallas y sus armas, con la voz suave recitando salmos en idioma común y en lenguajes solo hechos para alabar a Dioses buenos, Derek por primera vez no parece un guerrero: el humano ahora es un auténtico Clérigo de Pelor.

Esta noche nadie va armado, las antorchas se han sustituido por velas y el único recuerdo físico del sufrimiento pasado son las heridas que ya cicatrizan... eso y las frias tumbas. En el horizonte, al sur, el humo se ha elevado todo el día y aún ahora oscurece una porción del cielo, los restos del ejército malvado son poco más que manchas turbias en la hierba de las pacíficas llanuras. Las lágrimas que se derraman esta noche se secarán, Asbrav prosperará y los hombres y mujeres - niños y mayores - salvados anoche, tendrán descendencia. En un tiempo oscuro la supervivencia exige sacrificios.

La ceremonia se acerca a su fin. El caballero Derek ha descrito con exactitud los verdes campos de Celestia, los cielos azules y el agua dulce de las tierras donde los espíritus de los guerreros valientes y las almas inocentes moran; tan vívidas son sus descripciones y tan conmovedoras sus palabras que la tristeza por la despedida casi desaparece. Todos los que conocían a Finrod no pueden más que alegrarse de que el paladín esté ahora en un lugar más justo, más bueno y más grande: en un sitio más digno de él.

Bajo el influjo de la letanía pronunciada por el clérigo la tierra que pisáis, en la que descansan los fallecidos, se convierte en sagrada. Los compañeros se acercan a la tumba para ver por última vez a su amigo y dar la última despedida. Vatn espera el asentimiento de Derek para arrastrar la pesada losa que sellará para siempre el lugar de reposo, sin embargo Diana y el sacerdote discuten por lo bajo en ese momento.

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20/07/2009, 21:13
Diana

La conversación en voz baja entre Diana y Derek parece ocupar toda su atención, discutiendo algo con semblante muy serio. No obstante parecen estar de acuerdo porque el clérigo asiente firmemente varias veces y el diálogo termina en poco segundos.

Diana echa un vistazo a los demás y sin decir nada coge la espada de Finrod de la tumba, alzándola entre sus dos manos. Sin dejar de mirar a Derek, declara para todos:

En tiempo de guerra y con Derek de Razoad como testigo, recurro a la Octava Ley del Código.

Tras eso asciende la espada entre sus manos en gesto ceremonial, a la vez que aumenta su tono de voz.

Yo, Diana de Berfôska, en calidad de responsable temporal de la Orden, representando a las Seis Órdenes y a su Consejo con su palabra como único ideal, nombro a Finrod Magnuson Caballero Protector del Gran Reino.

Con toda probabilidad solo Orphen y Arkaeron en esta aldea son capaces de entender el verdadero significado de la primera frase de la caballero y del motivo de su charla con Derek, sin duda el propio Finrod habría sido el más apropiado para interpretar sus palabras. Cualquiera versado en el funcionamiento de las órdenes de caballería sabe que todas cuentan con multitud de leyes, reglamentos y ordenanzas, una de ellas, típicamente, prevé la necesidad de tomar decisiones de gran importancia en ausencia del mando superior en tiempos de guerra. Diana, como caballero de más alto rango presente, ha recurrido a tal ley.

Sin duda la decisión no ha debido ser facil, los caballeros son conocidos por su escrupuloso respeto a las leyes. Diana ha forzado la ley - usándola técnicamente fuera de la batalla y considerando la decisión como de gran importancia - para un nombramiento a título póstumo, de lo cual hay precedentes, pero pocos.

Tal vez los dos representantes de Berfôska tengan que responder ante sus líderes más adelante y deban pagar por su decisión, pero eso parece preocupar poco a Diana cuando se desembraza su escudo, decorado con el emblema del Dragón Dorado, para colocarlo sobre el pecho de Finrod, junto a la espada que devuelve a su lugar.

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21/07/2009, 03:45
Arkaeron

Asisto solemne a todo el funeral, la muerte forma parte de la vida, eso es algo que aprendi hace tiempo y no merece la pena derramar lagrimas en vano, eso no le traerá de vuelta.

Al finalizar el funeral, me quedo intrigado al ver discutir a Diana y a Derek, asi que comienzo a acercarme a ellos, justo en ese momento, Diana toma la espada de Finrod y comienza a hablar.

En tiempo de guerra y con Derek de Razoad como testigo, recurro a la Octava Ley del Código.
Yo, Diana de Berfôska, en calidad de responsable temporal de la Orden, representando a las Seis Órdenes y a su Consejo con su palabra como único ideal, nombro a Finrod Magnuson Caballero Protector del Gran Reino.

Una vez depositada la espada y el escudo junto al fallecido me acerco a Diana y hablo con ella en bajo.

¿En tiempos de guerra? La sonrío Bueno, al menos no son tiempos de paz, si estas segura de esto que acabas de hacer, tendrás todo mi apoyo cuando lo necesites.

Lentamente me giro y hablo a las gentes allí reunidas, primero a mis compañeros y luego al pueblo de Asbrav.

Amigos, no esteis tristes, nuestro compañero acaba de recibir uno de los mayores honores de su orden, y muy bien merecido.

Gentes de Asbrav, estad orgullosos, hoy enterramos a un gran hombre que dio su vida por vosotros, y que, estoy seguro, seguirá haciéndolo después de ella. Por tanto no temáis, pues uno de esos hombres a los que se llaman héroes, sigue velando por vosotros. Hacedselo saber a vuestros hijos, y que estos hagan lo mismo con sus hijos y los hijos de sus hijos, Finrod Magnuson murió por defenderos y por defender vuestro futuro.

Despues me dirijo hacia la losa sujetada por Vanth y tras realizar unos sencillos gestos en la piedra comienzan a aparecer unas letras que rezan lo siguiente.

"Aquí yace Finrod Magnuson Caballero Protector del Gran Reino, fiel servidor de Heironeous, que falleció defendiendo al pueblo de Asbrav del mal que lo acechaba.
Nunca te olvidaremos amigo, sigue fiel en tu puesto.
Arkaeron"

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21/07/2009, 22:08
Kandalian

El gnomo no está hecho de la pasta de la que parecen estar hechos el resto de compañeros.

La escena es sobrecogedora. Las velas encendidas, la capilla convertida en mausoleo, las palabras y letanías de Derek, el tributo rendido por Diana. Y sobre todas las cosas, todas y cada una de las veinitrés tumbas de los veinitrés valientes.

Kandalian da pequeños pasos hacia la tumba de su amigo. Ahí yace Finrod. Su faz emite paz y sosiego. El llanto contenido de Kandalian aflora y puede escucharse por todos sin excepción. Los gnomos son puros de corazón, y no temen ni se avergüenzan por expresar dolor.

El monje asiste en silencio a toda la ceremonia, que culmina con la incripción mágica hecha por Arkaeron.

Sin más, Kandalian se echa mano a su cabeza y se quita una de las plumas de aves que tanto le gustan y que son tan características de él. Sin decir palabra la echa con cariño a los pies del valeroso paladín.

Las únicas palabras que Kandalian pronuncia van dirigidas a Arkaeron:

Amigo, ¿puedes incluir los nombres de la Compañía tras el tuyo en su lápida? Me gustaría que al menos mi nombre quedara ahí en señal de respeto.

Sus ojos enrojecidos y su cara surcada por lágrimas expresan no obstnte sosiego y tranquilidad.

Te echaré de menos amigo. Serás un referente para mis actos futuros. Tu nobleza de corazón es un ejemplo para mí. Adiós amigo. Adiós.

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22/07/2009, 00:16
Arkaeron

Lanzo una pequeña sonrisa a mi pequeño amigo con intención de calmarlo un poco y a continuación escribo todos los nombres de la compañía, incluyendo a Kazaard, otro compañero caído, y por desgracia a mis manos.

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24/07/2009, 23:49
Naldar

El explorador está atento durante toda la ceremonia, intentando permanecer impasible aparentemente, pero en su interior siente mucho la pérdida de su amigo. Naldar hacía años que no perdía a alguien importante para él. Esta última persona fue su mentor y hoy en día todavía le recuerda como si estuviese vivo.

-Gracias por todo Finrod. Logré ayudarte en las catacumbas... pero esta vez no pude hacer nada -murmura en élfico el montaraz, para quien la muerte es algo para lo que te puedes llegar a preparar, ya que para los de su raza las vidas son más largas y no se interrumpen tan pronto a menos que suceda algo negativo-. Diste la vida por Asbrav y ahora el peligro ya no es inminente. Descansa en paz amigo.

El elfo, que se encontraba algo más atrasado que sus compañeros, se dirige hacia la tumba de Finrod mientras saca una flecha de su carcaj. En la cara de Naldar, ahora sí, se muestra la tristeza y el sentimiento por los caídos que todos sienten. Cuando está junto a la tumba, pone su rodilla derecha en el suelo y deja la flecha junto a la pluma de Kandalian.

-Lo siento-vuelve a murmurar, aunque esta vez en común.

Tras la breve despedida, Naldar se levanta y empieza a caminar hacia el exterior de la capilla, sin decir nada al resto de compañeros, absorto en sus pensamientos. De nuevo con el semblante propio del montaraz que todos ven el día a día.

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25/07/2009, 05:14
Orphen

Orphen se mantuvo a primera fila del entierro, ultimamente se estaba haciendo asiduo de ver caer conocidos, primero fue Kazaard, después Gosh y ahora Finrod.

Durante toda la ceremonia y siguiente dotación de rango, se mantuvo en silencio, no tenia nada que decir, no había sido para el un gran compañero de viaje, y aunque no quiera recordarlo, le venían las discusiones en la tumba que tuviéramos a cruzas, al fin y al cabo el grupo se separo por su forma de ser.

Al fin y al cabo fue un buen luchador y se merece una buena sepultura.Eso es innegable.

Orphen al terminar el entierro anda tranquilamente hasta el exterior seguido de su compañero Razzek, sin poderlo evitar echa un vistazo al resto buscando el mago loco.

Notas de juego

yo he tenido una semana complicada, peor prometo que cuando tenga tiempo en el texto pondre la despedida, y prometo no pasarme con el...xd

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25/07/2009, 19:27
Vanth

Vanth había permanecido cerca de la tumba del paladín durante todo el acto. Con semblante serio y respetuoso a todos los difuntos, pero especialmente a aquel hombre que dio su vida por salvarle.

Cuando los compañeros originales del Caballero Protector del Gran Reino hubieron dado el último adios a Finrod, el joven bárbaro dio un par de pasos hasta situarse completamente junto a la tumba.
Echando un último vistazo para cerciorarse de que nadie había quedado pendiente de la despedida llevó su puño al pecho, colocando el antebrazo en horizontal mientras miraba el rostro sereno de Finrod. Aquella era la señal de respeto que había aprendido desde pequeño cuando algúno de los guerreros más destacados de su tribu fallecieron.

Tras unos segundos guardando la señal, se dispuso a mover la pesada losa para cerrar finalmente la tumba. Giró la losa hasta ajustarla, y antes de cerrarla completamente murmuró en tono casi inaudible. Gracias por todo amigo, compañero... Finrod Magnuson. El leve tronar de la losa al caer encajada ahogo todavía más sus palabras, tras las cuales se hizo finalmente el silencio en el lugar.

Una vez hecho todo esto, Vanth se limitó a retroceder caminando hacia atrás hasta situarse a la altura de sus compañeros, esperando el momento para dejar descansar por completo a los Heroes que lucharon por salvar la ciudad, y dieron su vida por la victoria.