Partida Rol por web

Wuzuk, tras unos minutos, regresa de los barracones: No había nadie más. Los muchachos de los nobles no están aquí. Pero encontré esto. No sé qué pone. Seguro que está en orco, dice mientras enseña un papel.

T´rijss se queda un buen rato contemplando el jabalí gigante.

Así que los han atrapado...

Podrás seguir el rastro, Beren?

Beren tras las palabras de Wuzuk lee el papel y trata de identificar el dialecto del que se trata. Y mirando a T´rijss le responde: Los encontraremos, dejame un momento que observe alrededor de las tiendas a ver que encuentro.

Beren reconoce al instante lo que pone en el escrito. Tanto él como Bauglir os comentan que se trata de un escueto informe en lengua orca sobre la captura de varios jóvenes de Mélvont. Al parecer los prisioneros han sido entregados a una comitiva que iba hacia el norte, concretamente a algún lugar denominado Xûl-Jarak.

Luego el explorador dedica unos minutos a examinar los alrededores. Afortunadamente, enseguida regresa sonriente y seguro de haber encontrado un rastro que se dirige hacia la parte más septentrional de La Gran Tierra Gris.

Durante el resto de la jornada el grupo de aventureros se encamina hacia el norte por entre las gélidas y grises tierras de Thar. Cuando cae la noche una espesa niebla comienza a envolverlo todo, cargando aún más si cabe la ya de por sí fría y sobrecogedora atmósfera de lugar.

Ambos las superamos, creo.

Veamos como pasamos la noche, Wuzuk no te alejes demasiado.

Una noche más pasa en los páramos de Thar. El amanecer anima a moverse, pues cada hora que pasa, el riesgo de no poder encontrar vivos a los hijos de los nobles aumenta...

Décimo noveno día de Uktar (el Podrido), Año de los Dragones Solitarios (1373 CV, Cómputo de los Valles)

Feo y oscuro, el día amanece igual de apático y frío que se despidió de vosotros ayer. La escasa visibilidad os hace avanzar lenta y pesadamente para no desviaros de la importante pista que seguís.

Al cabo de un rato casi perdéis la noción del tiempo, debido principalmente a la agobiante sensación de aislamiento que os acompaña en vuestra pequeña isla de poco más de diez metros de distancia. El resto sólo son sombras e ilusiones que se van dibujando entre las brumas.

Con la caída de la tarde alguno de vosotros llegaría incluso a jurar que hace años que dejásteis la civilización. Perdidos entre pensamientos y meditaciones personales andábais cuando, de pronto, comienzan a encabritarse y relinchar vuestras monturas, claramente asustadas por algo ahí adelante que, sin embargo, todavía no alcanzáis a vislumbrar.

Quietos, dice Wuzuk cogiendo su arco. Da un par de pasos al frente y busca con la mirada lo que sea que haya ahí delante.

Beren baja del caballo y desenfunda su espada en espera de descubrir lo que tienen delante que tanto asusta a los caballos.

El goliath y el explorador descienden de sus monturas mientras que sus otros dos compañeros prefieren esperar antes de tomar decisión alguna. Con el arco en la mano, el valiente y poderoso Wuzuk avanza un poco más, esforzándose por ver qué demonios se oculta entre la niebla.

Tan sólo se ha alejado un par de metros del resto del grupo cuando descubre el mal que afecta a los caballos. Se trata de un inmenso monstruo que rondará los tres metros de altura. Esta gran criatura bípeda de color verdoso posee unos brazos muy largos. Sus patas terminan en unos extraños pies de tres dedos y sus poderosas manos en garras afiladas. Tiene la piel gruesa y un pelo grasiento que parece retorcerse con vida propia.

A pesar de todo, ambas partes habéis podido reaccionar al mismo tiempo. Sin embargo, desafortunadamente, el troll demuestra estar mucho más vivo en esta ocasión, ayudado quizás por la experiencia en la eterna lucha por la superviviencia bajo semejante entorno hostil.

Sonido ambiente

Con una rapidez asombrosa, el troll carga contra Wuzuk violentamente, impactándole con una de sus garras para abrir una fea herida en la curtida piel del goliath.

Decepcionado por no haber vislumbrado el peligro, Bauglir utiliza su acción de movimiento para bajar del caballo. Acto seguido fija su mirada en la grandiosa criatura.- Veamos que tal te luchas sin esa colosal fuerza.- dice el mago mientras empieza a preparar el lanzamiento de su ataque preferido. En pocos segundos un gran rayo sale de la mano del mago he intenta impactar en el enemigo.

Tras ver como su compañero le lanza un conjuro al troll se aproxima a él he intenta golpearle con su espada sin éxito. El fallo es tal que casi pierde la espada en su intento pero consigue sostenerla.