Partida Rol por web

¡¿Bauglir!? ¿Por qué no abres la jaula y luego sales cortando? Nosotros nos subimos a un árbol y atacamos a distancia. ¿Podrás esquivar al puerco?

Atentos como estabais a las indicaciones de Beren, el grupo se sorprende cuando al volver la vista hacia sus oponentes, comprueba que la puerta del jabalí se acaba de abrir de par en par.

Sin embargo, ahí no queda la cosa, no. Además, podéis ver claramente como un oxidado y viejo candado flota a su antojo en el aire junto a la entrada de la jaula para terminar saliendo disparado hacia la cabeza del animal. Éste emite un sonoro rugido de desconcierto en primer lugar y luego corre bufando furioso con la intención de embestir al orco que acababa de salir del cobertizo.

Casi al mismo tiempo, el elfo solar se materializa a unos diez metros a vuestra derecha, sonriendo complacido por el éxito de su maniobra.

Comienza la fiesta

Debido a que toda la atención de mago se centra en controlar el candado, apenas se da cuenta de que se ha vuelto visible. Únicamente cuando ve sus propias manos moverse al mismo ritmo que el objeto cae en la cuenta de que puede ser visto por los ojos del enemigo. Su rostro de satisfacción se transforma ahora en preocupación mientras piensa que tal vez el berrido soltado por el jabalí distraiga los suficiente a los orcos como para que el pase desapercibido.- aún no esta todo perdido Bauglir.- se dice para si mismo.
En ese mismo momento se percata de la presencia de sus compañeros armados y preparados para entrar en combate. Debido a la gran emoción que siente, una lágrima solitaria resbala por su rostro, mientras piensa que tal vez Wuzuk , no pudiera soportar la preocupación y la terrible espera hubiera sido superior a él.
Ahora un fuego terrible, alimentado por la presencia de sus amigos, arde en el corazón del mago y tal vez impulsado por este, cambia sus planes. Desecha la posibilidad de retirarse. Rápidamente y antes de que los orcos pueda actuar, saca una pequeña bolsa de cuero y una vela, cierra los ojos y recita armoniosamente las palabras arcanas necesarias para que de la nada aparezca ante el orco un Bisonte Celestial.

El jabalí carga enfurecido ensartando en sus colmillos al infeliz y sorprendido orco antes de éste pueda reaccionar. Por su parte, el bisonte celestial conjurado por Bauglir se interpone entre su amo y los dos orcos que había junto a la jaula, corneando a uno de ellos y acabando también con su vida.

Beren se mueve hacia los orcos distraidos que se encuentran más al sur y les ataca con su arco que tenia preparado previamente. Ataca al que se encuentra en(6 ,9) y se queea en espera de ver si su proyectil acierta en su enemigo más odiado.

T´rijss sale disparada hacia donde se encuentran los otros tratando de no llamar la atención mientras desenvaina el arma y se relame de gusto ante el espectáculo (¡¡Ay Bauglir!!, ¡¡te has ganado un besito!!)

El certero flechazo del explorador se encaja en la garganta de su odiado enemigo predilecto, quien se desploma sin siquiera exhalar el último aliento. Al mismo tiempo, T´rijss avanza hasta situarse en una posición cómoda y segura. La elfa oscura sonríe al comprobar lo bien que pintan las cosas hasta el momento.

Wuzuk, sin ángulo de tiro entre los edificos, opta por avanzar usándolos para protegerse. En el camino, cambia el arco por su hacha.

El jabalí se vuelve furioso hacia los orcos que había junto a la jaula y acaba con el miserable más cercano, que aún estaba sorprendido por la súbita aparición del bisonte.

Todo lo rápido que puede, Bauglir se hacerca hacia su amigo Wuzuk.

El único superviviente orco corre como alma que lleva el diablo hacia uno de los cobertizos al tiempo que saca una ballesta y la carga.

-¡Rak tuu vaakarrn beh vrak tuu gruuthor!--exclama el guerrero a todo pulmón.

-¡Partidles la cabeza y arrancadles el corazón!

Con una rapidez asombrosa, cinco orcos más salen del mismo cobertizo al que se dirigió el afortunado de la ballesta con las armas listas y dispuestas. Se trata de cuatro malhechores que portan armadura de cuero tachonado y unos afilados alfanjones, así como de un imponente orco con el mismo equipo.

El sargento observa la escena indignado y suelta un fuerte silbido al jabalí mientras derrama un extraño líquido sobre su arma. Por su parte el resto de orcos forma una especie de muralla a su alrededor en posición claramente defensiva.

Beren tras ver como salen más orcos del cobertizo avanza hacia ellos y lanza otra flecha al orco que tiene en su linea visual. Fallando por poco. Tras su ataque se prepara para la defensa ya que espera que los orcos le devuelvan el golpe y tampoco le quita ojo al sargento orco que parece haber rociado su arma con algun liquido, veneno tal vez.