Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Wamai)

Cargando editor
21/11/2016, 20:45
Wamai Saád ú

Pienso que Wamai sí recogería el cuerpo cuando Wes dice que no. Sigo sus acciones con una de las miradas más atentas de los ultimos años — Sí, piedra grande — Asiento varias veces y golpeo puño contra palma. No hay disparos, Wes se cubre, pero no se equivoca, las ruedas del condenado coche empiezan a moverse sin más. Frunzo el ceño ¡No recoge a su esbirro! ¡scum binadamu! — Nyah empieza a arrancar. Me echo las manos a la cabeza en pasos lentos. “Jomo no olvida”. Escucho.

¡Mbuzis! Pues a Wamai se le da bien enterrar recuerdos, pero pienso en Padre y oigo a mi hermano comunicándose con Wes, por uno, pero uno... se está fijando, de repente, en el liquido que desprende el coche. Entrecierro los ojos.

Y no puedo pedirle más a Wes sin deberle el doble, tendrá que enseñar a Wamai la técnica rompe-cuellos para defender a los suyos. Me muevo en busca de los ojos claros del americano — Wes — trago saliva — Wamai tratará de seguir el coche a distancia, con la mejor suerte pierde agua. El sol se ocupará de convertirlo en un 4x4-latas a... ¿no muchos? km... — Aun con desgaste y un disparo, no pienso en el tamaño del tanque o que pueda desplomarme de camino, tan solo señalo mi siguiente idea con cabezonería: seguir la carretera. Aunque también se me nota la espera de algún consejo americano.

Notas de juego

scum binadamu - Escoria Humana.

Mbuzis! - Cabras!

Cargando editor
25/11/2016, 19:10
Wes Brooklyn

Ella no se despidió y se fue con lágrimas, conduciendo el coche como su secuestrador le exigió. Al menos me dio tiempo de salvar el cuerpo de Wamai, por ahora aún bajo mi responsabilidad, pero... Le he fallado. Se alejan y el tal Jomo exclama una tontería, tratando de dar mal fario. A mi, no me cuela. Es un cobarte, pero peligroso para Nyah, lo importante ahora.

También sale Jimiyu del silencio nuevamente y trata de ofrecer ayuda. ¿Qué vas a ofrecer ahora? Aún no le dedico ni medio segundo, pues el tema ahora es con Wamai. El coche se aleja y tras él deja un rastro. Si es agua, puede durar un tiempo, y si es combustible, es bastante probable que menos: estos coches de mierda se tragan la sulfa. - Wama, lo siento... - Le digo bajando la mirada, con un tono culpable. - Honestamente, no creo que en esta situación se hubiese podido hacer mucho más, hasta ahora. - Señalo el camino que marca el coche. - Es rastreable, y no creo que aguante mucho. - O al menos eso creo seriamente con lo que sé de mecánica. - Me ofrezco a seguir contigo en esto, si aún quieres...

Cargando editor
26/11/2016, 04:29
Montu búh "Jimiyu"

Algo sucede en un instante mientras conversáis, es difícil decir cuándo exactamente. Estáis mirándoos a los ojos, trazando un plan de la mejor manera posible, y en determinado momento habéis vuelto a intercambiar vuestras posiciones. Wamai vuelve a ser Wamai, y con eso vuelve el dolor punzante del disparo recibido. Y Wes, por su parte, vuelve a  ser un espectador*.

A vuestro alrededor el camino de tierra reseca se extiende, larga y con más de una curva sin sentido. El sol pega tan fuerte como de costumbre y todo el sonido de los animales que se habían alertado una y otra vez con los disparos ha desaparecido.

Jimiyu, por su parte, pasa algunos segundos esperando alguna respuesta que no llega. Continuamente podéis verle estirarse, como intentando ver mejor lo que hace su hermano ahora en medio de la nada. Y finalmente y sin esperar ya su permiso echa a andar hacia a vosotros.

—¡Ya voy! —exclama mientras acelera un poco el paso.

Conforme se acerca Wes puede ver que se trata de un chico delgado y con aspecto de no ser el más inteligente del lugar, pero sí dueño de esa picardía capaz de sacar a cualquiera de más de un apuro. Su rostro oscuro está teñido de preocupación, y en cuanto se acerca a Wamai palmea su hombro.

—¿Qué ha pasado? —pregunta, dedicando una mirada entonces al muerto que yace en el suelo. Lo mira durante un par de segundos, impresionado, antes de negar con la cabeza suavemente—. Mejor él que tú —asegura antes de mirar a Wamai a los ojos—. ¿Ahora qué hacemos?

Notas de juego

*Con el cambio de situación termina el Compartir. Podéis repetirlo cuando queráis pero por ahora Wamai es quien controla su cuerpo :).

Cargando editor
01/12/2016, 08:10
Wamai Saád ú

Escucho y observo cuando noto que Wamai vuelve a ser uno mismo, entretanto, vuelvo a notar el sudor de la situación así como el agujero del macho sin bolas en algún lugar de mi sangrante abdomen. Vuelvo a ser yo, en mi sitio – Ugh... — Paso a responder los pensares del macho espiritual desde la piedra — Ooh... no, no lo sientas. Wamai no controlaba las magias — Sostengo mi agujero de bala con fuerza y me alzo  — Wes no falla a Wamai — Je, no. Sonrió dolorosamente – Wamai explota sus energías negativas, y Wes acude a la llamada. Wes cumple — me palpo el pecho en posición medio encorvada.

Observo el cuerpo del llamado Vifaru tras llegar mi hermano, cuando me palmea me pongo derecho, pero su frase me ofrece un respiro vital — Mejor él — despego la mano de la herida, mostrándole la sangre en ella — Todo bien, Jimiyu, ahora... — ceño fruncido, cojo aire, vuelvo a apretar la herida y respondo a su mirada — Ahora Wamai va a seguir la pista. Si quieres venir, uno por cada lado del camino — Me llevo índice/corazón a los ojos, y los uno indicando a mi hermano que observe el liquido que me conducirá hasta algún punto... cual sea.

Entonces vuelvo al macho de las californias — La conciencia superior convierte a Wes en una perspectiva invisible — ¿no? Elevo las cejas — Si no tienes que partir cuellos en las californias, sígueme unos kilómetros, hermano — Wamai solo necesita una ocasión, una, para partir un cuello en Nairobi.

Me acerco al líquido y entierro un dedo para comprobar su sabor* Mi intención es seguir el rastro cuanto pueda, sin duda.

Notas de juego

*Quieeero saber a que sabe

Cargando editor
01/12/2016, 21:09
Wes Brooklyn

La consideración de Wamai ante que realmente no le haya solucionado su problema completo me roba una sonrisa algo tímida y asiento. Gracias. Pienso pero no lo pronuncio para no quedar ñoño. - Aún no sé porqué nos pasan estas cosas, pero si ocurren es porque tenemos que responder: no nos debemos desentender nunca. - Digo pensativo y con la mirada baja. ¿Por qué empatizamos tanto toda esta banda?

Me mantengo quieto cuando se pone a hablar con su hermano. Joder, me cuesta no sentirme un intruso. El chaval no se entera de que estoy aquí, o al menos mi consciencia. - No te preocupes, "Wama". Tengo todo el tiempo del mundo. En mis tierras estaba recibiendo una gran noticia, pero esto es una gran urgencia. - Cuando va a probar el líquido del coche pienso en hacer lo mismo, y es más, lo hago a ver si puedo interactuar con el entorno. O mejor aún... Sin probarlo trato de ver si mi conexión con Wamai me permite saborear eso que él está probando. Cierro los ojos y me concentro, aún sin idea de si puede funcionar. - Te voy a seguir. - Le digo mientras lo prueba.

Cargando editor
02/12/2016, 21:21
Montu búh "Jimiyu"

El muchacho asiente firmemente con la cabeza una, dos veces, cuando Wamai señala hacia el suelo, comprendiendo sus intenciones. Sin embargo, cuando su atención lo abandona a él para dedicarse a Wes, el chico sigue su mirada hasta lo que para él es simple aire vacío y frunce el ceño, sin entender.

Wawa... ¿con quién hablas? —pregunta, frotando las manos en su pantalón con cierto nerviosismo—. ¿Tienes delirios por la herida? —añade, señalando con un gesto el abdomen de Wamai, donde la sangre empapa la camiseta—. ¿Tienes una bala dentro? A lo mejor deberíamos llamar a la policía y llevarte al matasanos... O pasamos por el huerto de Jumanee a por hierbas y se las llevamos a Padre para que te cure. Te voy a hacer una venda.

Mientras habla, empieza a desembarazarse de su camiseta, al parecer dispuesto a rasgarla en tiras para usarlas después como vendaje.

Cuando vuestros ojos se fijan en el rastro de líquido que va dejando el coche lo veis claro, resaltando oscuro bajo el intenso sol africano. No os parece que vayáis a tener ningún problema para seguirlo si os ponéis a ello.

- Tiradas (2)
Cargando editor
03/12/2016, 02:32
Narrador
Cargando pj

En cuanto Wamai acerca el dedo húmedo a su boca percibes su olor fuerte y un instante después su sabor, directamente en tu paladar. No es agua, ni aceite lo que el coche va perdiendo en su escape: es gasolina.

Cargando editor
03/12/2016, 02:33
Narrador

En cuanto acercas el dedo húmedo a tu boca percibes su olor fuerte y un instante después su sabor. No es agua, ni aceite lo que el coche va perdiendo en su escape: es gasolina.

Cargando editor
08/12/2016, 05:19
Wamai Saád ú

Escupo a un lado lo que acabo de chupar — Gasolina — asiento mirando para el macho de las californias y señalo el camino con el indice, luego a mis espaldas con el pulgar — Shukrani, Wes -veo a mi hermano confuso- sé los ojos de Wamai hoy, mañana Wamai será los tuyos — asiento y cambio la mirada a mi hermano. Respondo mientras empiezo a caminar —Jimiyu, le hablo a una fuerza espiritual que me acompaña, como mi Mukuru, pero más... más fuerte. Uno también siente por ellos — así lo diga, debí hablarlo con Padre ayer. Seco el sudor de mi frente con el antebrazo más limpio — Y no, seguro que la bala no entró mucho. Pinzas y cuchara de madera. Uno es fuerte, hermano — me golpeo el pecho exagerando fuerzas con media sonrisa, y me freno para dejar que mi hermano apriete la herida con una tira de su camiseta. 

No sé cuanto tarda una bala en infectar, pero seguro que tres o cuatro soles, así que me sobran hasta dos y una luna — Antes que oficiales y matasanos visito a la vieja Wangera, seguro sabría que hacer por menos chelines — y ninguno. Padre sí, pero tras encontrar un charco para limpiarme, y ahora no. Por un momento miro al tipo feo tendido, pero sacudo la cabeza — Hay que caminar rápido — alguien recogerá el cuerpo sin vida.

Notas de juego

Shukrani - Gracias

Mukuru - Abuela

Cargando editor
09/12/2016, 00:58
Wes Brooklyn

Del mismo modo que Wamai puede saborear el líquido que pierde el coche yo también lo hago: gasolina. Teniendo en cuenta lo que chupan estos bichos, y aún más con el estado en el que los deben de tener aquí no aguantará mucho sin tener que parar. - Gasolina. - Digo a la vez que él*. Sonrío porque a lo mejor le sorprende el modo en que lo he sabido. 

Me exalto un poco cuando Jimiyu se dirige a Wama para decirle que anda despistado o delirando. Creía que este rollo era como que hay dos personas, el Wama que está conmigo y el que está en el mundo real, pero en este caso no parece ser así y debe estar quedando como un loco. Sin embargo, parece que se las sabe apañar con sus explicaciones, así que trato de no meterme en ese tema. - Seré lo que necesites, hermano. - Le digo del mismo modo que los carbonizados de los Crips se dirían entre ellos, solo que ellos son unos macarras, y Wamai es un tío honesto y noble. Cuando dice que hay que caminar rápido no lo dudo, y para eso estoy aquí. - No perdamos un solo minuto más. Vamos. - Me dedico a acompañarlo de ahora en adelante y hacer todo lo que esté en mi mano.

Notas de juego

*Me gustaría decirlo a la vez que él por el rollo de que lo hemos sentido a la vez y tal, no por pisar a nadie y powerrolear! 

Cargando editor
09/12/2016, 12:24
Montu búh "Jimiyu"

Al desprenderse de su camiseta el chico revela un torso delgado, en el que uno puede contar las costillas a simple vista. No es una delgadez como la de alguien que está en la completa desnutrición, ni mucho menos, sino la de quien acostumbra a tener en su plato de caldo más agua, sal y hierbas de las que Wes estaría acostumbrado.

Los ojos del chico, inquietos y con una sombra de preocupación, buscan a Wamai mientras este habla. De su camiseta llega a sacar cuatro tiras que empieza a anudar mientras tanto, y cuando su hermano habla de esa fuerza espiritual Jimiyu mira alrededor, como buscándola. Quizá por la tranquilidad que Wamai parece mostrar, o quizá por lo extraño de lo que dice, el chico deja un instante el asunto de las telas, sosteniéndolas sólo con una mano, para pasar la otra por el aire intentando alcanzar esa presencia que no puede ver.

—¿Más fuerte? —pregunta frunciendo un poco el ceño, como si eso le resultara extraño. Da otro par de pasos más buscando con la mano, ya acercándose a Wamai, y parece tranquilizarse un poco cuando él llega a golpearse el pecho, como si esa fuera prueba suficiente para creer que está mejor de lo que su ropa manchada demuestra.

—Seguro que era una bala pequeña —comenta entonces y entonces él mismo saca pecho—. Seguro que me han picado mosquitos más grandes. —Levanta entonces la camiseta de Wamai y aunque se detiene un instante a observar la herida por su rostro no parece que deduzca nada—. Valdrá para que Nyah vea que eres fuerte.

El vendaje que el chico hace es firme, aunque da la impresión de que servirá sólo para convencer a la sangre de que deje de salir. Cuando termina da un paso atrás, aparentemente satisfecho, y hace un gesto hacia el cadáver—. Espero que no sea el espíritu de ese —comenta con una expresión un poco más relajada. Parece creer que Wamai está de broma con respecto a ese espíritu, aunque no alcance a comprender por qué—. No importa la fuerza, si ese te acompaña es mejor cerrar los ojos.

Después de eso, al escuchar lo de que debéis caminar rápido, Jimiyu observa el camino. Cambia el peso de pierna, como si se le hiciera eterno sólo con mirarlo, y con una mano busca su nuca. Sin embargo debe pensar que lo que su hermano está haciendo es importante, porque termina por ceder.

—Vamos —asiente mientras una sonrisa cruza su rostro—. Nyah tiene que oír cómo le contamos que Jimiyu dejó k.o. a tres de la misma patada —comenta con una chispa en los ojos, como si aquello fuera una aventura con un objetivo claro—. Y contárselo a Subira —entonces busca los ojos de Wamai—. Si piden que repita y no sale decimos que me ayudó tu nyumbu fantasma.

Notas de juego

Nyumbu : Ñu.

Cargando editor
10/12/2016, 22:48
Narrador

En cuanto Wamai está vendado os ponéis en marcha siguiendo el rastro que el coche está dejando. Al principio es un reguero, pero las gotas perdidas no tardan en espaciarse, probablemente porque el coche haya cogido algo de velocidad. La caminata bajo el ardiente sol es dificultosa para Wamai por la herida del abdomen y la sangre no tarda en manchar la venda improvisada por Jimiyu.

Éste camina por el lado de la carretera que Wamai le ha indicado, pero sus ojos se desvían a cada paso hacia su hermano. Se mueve inquieto, mirando hacia delante y hacia atrás, como si sintiera prisa por avanzar más rápido en alguna de esas dos direcciones: el coche que esperáis se detenga en algún momento, o el regreso a casa.

Y entonces, sin previo aviso, sucede.

Cargando editor
10/12/2016, 22:48
Narrador
Cargando pj

El sol es intenso y golpea tus ojos haciéndote pestañear con el cambio brusco de luz. Te encuentras en un camino polvoriento que parece estar en medio de la nada y una vez más, no necesitas mirar para saber que Wamai está a tu lado, pues tu alma le siente a través de esos hilos que se tensan entre vuestros pechos. Sus dedos se entrelazan con los tuyos, creando una mezcolanza de marrón y blanco que alivia algo en tu pecho.

Junto a él puedes ver a otro chico de piel tan oscura como la suya, pero algo más joven. Lleva el pecho al descubierto, vestido tan sólo con unos pantalones y unas alpargatas y no tardas en darte cuenta de que su camiseta se encuentra hecha tiras y rodeando la cintura de Wamai por debajo de la suya propia. Wamai tiene la ropa y las manos manchadas de sangre y sientes una punzada de dolor en el abdomen, donde parece estar herido.

 

Sin embargo, hay alguien más con Wamai, aparte del joven de piel oscura. Y no sólo con él, sino también contigo.

Es un hombre atractivo, de unos treinta años, lleva el pelo rubio echado hacia atrás y sujeto con gomina. Va vestido con ropa informal, vaqueros y una camiseta blanca. Sus ojos claros tienen unas marcadas bolsas oscuras bajo ellos que parecen indicar que la noche anterior fue larga y tal vez no durmió bien. Parecen cargados de emociones contenidas y contradictorias, que acarician las tuyas a contrapelo. Lleva el hombro derecho vendado y por el aspecto de la venda, parece reciente, como también parece reflejarse en la molestia que se instala en el tuyo propio.

Sientes de nuevo cómo una mirada atraviesa la tuya, entrando en tu interior al mismo tiempo que la tuya entra en el suyo. Tu cerebro y tu pecho conectan con él a través de la conexión de vuestras pupilas. Ese hilo invisible que ya conoces y que te une con Wamai, parece atarse también a él, uniéndoos de una forma tan difícil de explicar como de negar.

Cargando editor
10/12/2016, 22:53
Narrador
Cargando pj

 

De repente te das cuenta de que ya no estáis solos y no necesitas mirarla para sentirla, justo al lado de Wamai, con su mano entrelazada con la de él. Es una mujer blanca y rubia, de unos treinta años. Cuando vuestras miradas se cruzan puedes sentir en sus ojos grises la misma sorpresa que tú sientes. Y como sucedió antes con Morgan, con Ruth y con Wamai, sientes una extraña familiaridad también con esta mujer. La certera sensación de estar en casa, de que este es tu lugar. A su lado.

Ella va vestida con un camisón fino, de hospital, y su rostro se encuentra pálido. No parece estar pasando su mejor momento.

Sientes de nuevo cómo una mirada atraviesa la tuya, entrando en tu interior al mismo tiempo que la tuya entra en el suyo. Tu cerebro y tu pecho conectan con ella a través de la conexión de vuestras pupilas y te sientes como si la conocieses desde siempre, a pesar de no haberla visto nunca. Te invade una certeza, la de que puedes confiar en ella tu vida, incluso tu propia alma. Ese hilo invisible que ya conoces parece atarse también a ella, uniéndoos de una forma tan difícil de explicar como de negar. 

Cargando editor
10/12/2016, 22:55
Narrador

Una vez más, no necesitas mirarla para saber que está ahí, pues tu alma la siente a través de esos hilos que se tensan entre vuestros pechos, incluso antes de que sientas sus dedos entrelazándose con los tuyos, creando una mezcolanza de marrón y blanco que alivia algo en tu pecho. Milka pestañea asimilando el cambio de luz al llegar a vuestro lado. Continúa vestida con el fino camisón de hospital y sus ojeras son aún más pronunciadas que la última vez que la viste, pero su mirada brilla con determinación.

Cargando editor
13/12/2016, 20:41
Milka Bendij

Me extraña no sentir la mano de Aharon controlando la mía aunque se me antoja más necesaria aquella que sostengo y me sostiene. Probablemente mis recuerdos hayan vuelto a decidir por mí pero esta vez no parecen una maldición, tal vez ellos y mi alma sabían dónde era necesaria y dónde necesitaba estar realmente de no poder ser al lado de mis hijos.

Sentir el sol en mi rostro es un placer que había pasado por alto demasiado tiempo e incluso ese calor abrasador es bienvenido con tal de hacerme saber que estoy al aire libre. Alzo un poco la mirada admirando el cielo por la estrecha separación de mis párpados empeñados en reducir el dolor de la luz súbita sobre mis ojos. Los siento parpadear repetidamente en queja por aquella necesaria tortura y con la décima convulsión de mis pestañas cedo a bajar la mirada para encontrar a Wamai acompañado de ortos dos hombres y la composición de cuatro arrastra de inmediato el recuerdo de la escena de la que huyo.

La aflicción que habita en mi pecho recorre mi brazo hasta apretarse en la mano de Wamai al tiempo que mi otra mano se coloca como una pantalla a un palmo de mis ojos y busca dirigir la mirada al suelo como respuesta a ese torso desnudo que no estaba destinado a que yo lo viera.

Disculpa —le digo aunque tengo la inevitable sensación de que ese hombre va a hacerme tan poco caso como Aharon hizo a Morgan, y no solo por el vínculo que siento con Wamai sino también por el que despierta en mi alma el tercer hombre—.

Sin embargo, al bajar los ojos al suelo, quedan perdidos en el enlace de mi mano con la de Wamai y entiendo que ha sido ese recuerdo el que me ha traído de vuelta pues aunque el tiempo queda atrás aunque mi cabeza tenga la mala costumbre de arrastrarlo y la segunda vez que se cruza una misma puerta obviamente es el sentido opuesto.

Desenredo sin prisa mis dedos, no lo siento como una ofensa a mi marido, no con Wamai, y sé que Dios lo ve como yo, sé yo lo interpreto como Él manda, pero necesito una mano para atender al dolor de mi estómago y en ese momento soy consciente también del dolor de mi hombro por partida doble.

Palpo mi abdomen y sin encontrar la herida en mi, olvido la prohibición autoimpuesta a mis ojos, o mejor dicho, negocio con ella, para mantener la intimidad del acompañante de Wamai pero permitirme saber quién tiene la herida.

Wamai, —llamo con el reflejo de mi preocupación en el tono— ¿qué ha pasado? ¿vamos camino del ungüento? —pregunto alargando los ojos al hombre rubio dispuesta a aceptar una respuesta de cualquiera.

El miedo de que aquello mismo esté ocurriendo con Budi, y reproduciéndose en Morgan, Rena o el pianista atraviesa mi corazón como el pinchazo de un picahielos que añade urgencia en el oscilar de mi mirada.

Cargando editor
14/12/2016, 16:17
Wamai Saád ú

Wes calza el sabor de la gasolina conmigo. Observo como Jimiyu divisa puro aire en su busca, pero no hay macho de las californas para sus ojos. Luego, el feo... feo fue, espero que no. Amani para su alma. Elevo los brazos para que Jimiyu me rodeé con el vendaje improvisado – Bala pequeña, no problema hermano — y no lo sé, pero tras esto llevo el abdomen prieto, más mejor.

Pido que vayamos uno por cada lado del camino, y durante mis pasos hablo con un poco con Wes — Wes, volveremos con otra noticia buena — y elevo dos dedos, serán dos — ¿cuantas balas tiene una de esas? Macho sin bolas dejó salir dos — dos también — Uh... y antes noté un disparo invisible, uno pensó en ti — Y pasaría a contarle/preguntarle cómo, a causa de ello, terminé en una especie de viaje “duo”, pero de repente noto otra presencia llegando a mi ser, freno el paso por un instante y la sostengo entre mis dedos por un momento, Milka.

 — Milka — Veo que la hembra blanca también siente, y niego, pues me lo temía — No pasa nada. ¿Te encuentras bien? — Elevo la vista hasta sus ojos, con el camisón se sigue viendo tan frágil como ayer, y en otro momento le hablaría de mis puertas, de sus planes, pero imagino que mi aspecto actual deja entrever que estoy un poco apurado — Sí, me temo que vamos a por el ungüento — esbozo una pequeña sonrisa, y... — Milka, Wamai no pudo cumplir su promesa ni un día, las magias son difíciles de controlar, pero... aprenderemos — asiento lentamente. 

Miro hacia Wes — Wes, ella es Milka — los pellizcos, y hembra en peligro — Milka, Wes de las californias. Ahora ayudaba a Wamai con su pequeña revuelta — Con ojos de mar, Ruth, no pude acomodar nombres porque estaba bailando con mis problemas. Suspiro — Sigamos un poco más. Seguro que Nyah va con la palanca entre el uno y el dos — y asiento, con más seguridad.

Cargando editor
17/12/2016, 01:45
Montu búh "Jimiyu"

Siguiendo las indicaciones de Wamai Jimiyu avanza a través del camino de tierra, dejando a ambos lados una gran explanada de vegetación. Los ojos del chico buscan en la tierra, buscan adelante y buscan atrás. Cuando han terminado de buscar acaba por mirar a su hermano, y vuelta a empezar. Es evidente que se encuentra inquieto, y las miradas a Wamai son más intensas y al mismo tiempo más esquivas cuando este vuelve a hablar con Wes.

Sin embargo no es hasta que el Wamai frena su paso que su hermano se detiene. Se queda quieto en ese momento, simplemente observando a Wamai con cara de pánfilo, como si le costase entender o, incluso, saber qué hacer. Sus ojos están bien abiertos, como si estuviera observando un espectáculo de marionetas hechas de palo o algo similar.

Al final, cuando Wamai impele a los demás a seguir, él pone la cara de quien acaba de ser pillado haciendo algo que no debe. Parece buscar por un instante cómo reaccionar, y al momento podéis escuchar el sonido de una palmada: es la mano de Jimiyu chocando contra su hombro. Acto seguido la observa con una sonrisa un poco bobalicona.

—Mosquitos más grandes —dice satisfecho, mostrando la palma a Wamai sin que podáis observar nada más que la piel de su hombro enrojeciendo un poco.

Tras esas palabras da unos pasos en dirección al único al que él debe estar viendo.

—Wawa —le llama frunciendo un poco el ceño, y al volver a hablar su voz es tono es más serio—. Creo que la bala te está dando fiebres —comenta—. Creo que dices cosas raras —enuncia antes de llevar su vista atrás, por encima del hombro, en la dirección hacia la que estabais avanzando—. No sé cómo está Nyah, pero creo que Padre tiene que saber. — Pone una mano en su hombro y le mira directamente a los ojos. —¿Aguantas?

Cargando editor
18/12/2016, 20:48
Wes Brooklyn

Otra aparición de estas es algo que honestamente no me esperaba, y menos después de que la otra chica hubiese durado tan poco en esta realidad. Quien aparece ahora es una chica rubia, que me transmite una absoluta confianza y me parece que la conozco desde siempre. Cada uno nuevo que aparece, como los Brady... No me llama más la atención por ahora, hasta que caigo en como la llama Wamai. Milka. Mis ojos se abren como platos.

- ¿Eres Milka? - Pregunto apurado y adelantándome lo más que me es posible hacia ella. - Morgan fue la primera en hablarme de ti. - Señalo a Wamai con la cabeza. - Luego llegó él, y me dijo lo mismo... Que Budi Hort iba a por ti. - Morgan no me va a creer cuando le diga que he estado con ella. - El ungüento, sí, pero por el camino me gustaría saber tu historia. Mi amiga Morgan está decidida a ayudarte y quiero darle algo jugosos.

Cargando editor
18/12/2016, 22:02
Milka Bendij

Mi nombre en la voz de Wamai parece la dirección completa escrita en una carta. La organización pragmática de quien tiene demasiados interlocutores usándole de nexo.

Niego con la cabeza mientras quita importancia a su herida y sigo negando cuando me pregunta por mí pero mis labios están sellados uno contra el otro añadiendo una tercera negación a aquello que no deja de repetirse en mi cabeza.

Escucho la confirmación de nuestro destino y aunque Wamai se equivoca de fuerzas en las que creer, ese ungüento le aliviará mientras dios le ayuda. Y con su disculpa tenso las comisuras de los labios hacia arriba. Soy consciente que mi preocupación sigue marcada en mi rostro pero intento con ese gesto que Wamai no mal interprete el remolino de emociones que está pateando mi estómago con la seriedad de la decepción.

También estoy teniendo problemas con mi parte —le dispenso—. Aprenderemos —coincido como si fuera una renovación de promesas—.

Aparto mis ojos muy lentamente de Wamai como si temiera que la falta de mi mirada le pudiera hacer caer e incluso mis manos reaccionan a ese miedo apartándose de mi abdomen para sostenerse en el aire, a corta distancia de mi cuerpo pero atentas a cualquier mal paso de Wamai. Llevo la mirada al hombre rubio que me presenta en imagen pero que ya conocía en nombre y de algún modo siento que en alma.

Él me interpela por mi identidad, pero así como cualquier otro me hubiese hecho correr con tan solo acercárseme de ese modo, mi corazón se encuentra tranquilo frente y junto a Wes, justo como con Morgan Laurent. Mi cuerpo no obstante se tensa al oír el ruido de carne contra carne, de mano contra espalda y mis ojos corren a deshacer el camino hasta Wamai sin haber procesado todavía una respuesta.

Respiro aliviada ante la escena que sigue aquella palmada pero mis ojos corren a alejarse del acompañante desvestido de Wamai y mi cabeza empieza a destapar los veranos de campamento con los trillizos. Recuerdo ese mismo sonido en demasiada piel de Dorian, así como recuerdo a Vivian todavía acudiendo a mi como madre para señalar a su hermana; Ariel tenía realmente fobia a los mosquitos, los veía por todas partes, incluso dónde no los había.

Pero ese ruido también se encuentra en un recuerdo más inmediato, de puño contra mano, y la sonrisa del lechoso devuelve un escalofrío a mi espalda y mis oídos al presente.

A por mi —repito sin entonar una pregunta—. No —niego evitando volver a mirar hacia Wamai a pesar de querer llevarle también mi explicación pero sabiéndole en buenas manos—. No viene a por mí, vino a mi —resalto la preposición—, lo han atrapado, está sufriendo por guardar nuestros nombres y si yo no salgo del hospital su sufrimiento será en vano porqué Geller me arrancará el cerebro y lo usará para encontraros —aprieto el reflejo de la herida de Wamai en mi abdomen con ambas manos esperando aliviar un poco el dolor si tengo que seguir hablando—. O peor... —añado sin poder terminar la frase y caigo de nuevo en el silencio volando al dolor de un corte en mi mejilla, de un disparo en el brazo, cerca del hombro, de unas palabras que jamás debería haber lanzado contra Aharon, y de otros dos disparos en abdomen y brazo. Y todo ello, engrilletada en el mismo infierno.

Temo por Budi tanto como temo por nosotros y temo por nosotros tanto como temí por Annabelle. Y sin duda ese miedo no es ningún buen presagio.

Encuentro los ojos de Wes sin buscarlos como encuentro una respuesta más adecuada a su pregunta que mi historia pues no creo que ésta pueda ser contada en menos que una vida, en palabras.

Morgan sigue en Nueva York pero ha venido a verme al hospital de Hamburg. Hemos hablado en el baño y quiere que consiga ropa y corra —estoy a punto de desviar los ojos hacia Wamai para compartir ese nuevo elemento del plan que él conocía pero me contengo con respeto—. Acordamos esperar a un informe, de un médico, que espero que convenza a mi marido para que me deje libre. Llegará esta mañana, la de Hamburg —dejo entrever desprecio en esa profesión y cuando termino de perfilar la situación, evoco toda mi preocupación en el declarado amigo de Morgan Laurent—. Ella también estaba herida. Y cansada, dijo que debíamos unirnos muchos pero que ella no sabía si podría venir. Cuidala, por favor.