Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 2: Tarde o temprano, todos tenemos que pagar (Rena)

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11/02/2017, 04:06
Narrador

Capítulo 2: Tarde o temprano, todos tenemos que pagar

Es cierto que crecimos en mundos separados, pero en el único donde quiero vivir... es en donde podamos estar juntos.

Yokohama, 1 de Julio de 2015.
 

Tu respiración aún está alterada. En tu mente continúan los últimos espasmos de ese orgasmo compartido y sientes tu sangre cálida corriendo por tus venas y la humedad en tu ropa interior. El olor de tus compañeros aún está en tus fosas nasales... Pero no es el único. Hay otro que se cuela con fuerza hasta tu cerebro, uno que apesta a ese aroma a polución más propio de las ciudades.

Te encuentras de nuevo en medio de la calle, justo donde estabas antes de aparecer junto a aquel oriental asustado. Cerca de ti algunos transeúntes avanzan, prácticamente sin reparar en tu presencia. Tus músculos te dicen que llevas un buen rato allí parada a pesar de no recordar nada más que lo que has estado haciendo fuera.

Tu teléfono, por suerte, sigue en tu mano, también el de Ino, y no tardas más que un par de segundos en volver a situarte de nuevo, como si pisases tierra tras sobrevolar las nubes. En él no hay ninguna llamada de Ino. Y sí, se te hace claro que has empleado en otras cosas un tiempo preciado que podrías haber usado en buscarla. Pero aún así es imposible pensar que algo de lo que ha pasado esté mal. Con esos siete desconocidos es todo tan natural que nada parece malo, sólo hermoso y perfecto.

 

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14/02/2017, 14:00
Rena Hiyane

“…Levantó sus brazos al cielo como quién de una buena vez se decidió a cumplir un anhelo.
Como quien se harto de arrastrarse por el olvidado suelo.
El alto abismo estaba frente a él, pero no lo veía. 
Su deseo lo mantenía ciego.
Se acercó al borde sintió el viento traicionero.
Y saltó…

Por un momento lo vi y sentí lo que él sentía. 
Sentí la gloria del cielo. 
Pero fue sólo un instante fugaz el que pareció levantar vuelo. 
Después cayó sin atenuantes.
Y fue a dar con su pesada osamenta al insensible suelo.
Que nada sabe de sueños,
ni de anhelos…”

 

Como Ícaro.

Así me sentí al volver a la realidad.

Una en donde los colores se me antojaban deslucidos, los sonidos apagados y los olores poco perfumados.

¿Cómo iba a poder volver a mirarlo todo igual luego de entrar al Nirvana?.

¿Qué podía el mundo ofrecer que se pareciese – aunque fuera ínfimamente – a aquello que yo había vivenciado recientemente?.

Me encontraba en el mismo sitio donde había quedado antes de…”viajar”, aun con el móvil de Ino en la mano y mis piernas temblando por el esfuerzo de mantenerme durante un desconocido tiempo en un mismo sitio.

No me plantee, ni siquiera entonces, la extraña coincidencia de no haber sido atropellada por un auto o empujada por un peatón durante el tiempo que estuve estática en ese sitio.

¿Desaparecía a la realidad al viajar, o las mentes de aquellos que me rodeaban nos ignoraban deliberadamente?, y más importante aún, ¿Por qué estaba pensando en estas cosas y no en Ino?.

Había perdido un valioso tiempo mientras mi mente huía de mi cuerpo – mi mente y mi alma suponía yo -, había perdido un valioso tiempo y aunque debería estar profundamente apenada la verdad es que no lo sentía.

¿Cómo sentirse culpable de algo que yo no había pedido pero que ahora que lo tenia no cambiaría por nada?.

En cambio si podía maldecirme a mí misma, por ser tan fría, tan analítica, por no ser débil como Hyun y refugiarme en los loqueros. No, ¡no yo!, la Rena lógica tenía que ponerse a hacer cosas, movilizar sus conocimientos, buscar en las muchas cámaras de la ciudad, encontrar a Ino, de  alguna forma.

Sin embargo, ahora también tenía dentro de mí una nueva Rena. Una que conocía de cosas sutiles y profundas a la vez. Una que compartía sensaciones, sentimientos puros como nunca antes había sentido. Una que estaba conectada con personas desconocidas para ella pero que nadie podría conocer mejor y aunque aquello sonase confuso no había palabras más ciertas.

¡maldita sea!, dije en voz alta e indiferente a lo que pudiera provocar mi reacción entre los formales compatriotas que me rodeaban.

Pare un taxi y le indique que me llevase a casa. Que lo hiciera lo más rápido posible.

Llegar a casa me urgía, usar mis equipos para rastrear a, Ino – ¿por qué no podía decir mi amor? – pero también debía cambiar de lugar, mi casa ya no era segura y eso estaba claro.

Había muchas cosas por hacer, muchas en verdad, y como siempre el tiempo no estaba de mi lado.

Notas de juego

Nivel confundida mode ON

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15/02/2017, 00:13
Narrador

No te cuesta demasiado encontrar un taxi en una avenida concurrida como aquella y el conductor comienza a circular hacia tu casa en cuanto le das la dirección. No parece muy dispuesto a darte conversación, pero lo cierto es que en Yokohama eso es lo normal. Es una ciudad moderna, pero también llena de tradición y educación niponas. 

Apenas unos minutos después el vehículo se detiene frente al portal del edificio donde convives con Ino, tu primo y su novio —tu marido—. Llegar a tu apartamento y encontrarlo vacío no es extraño, pero te hace más consciente de que no sabes dónde está tu novia y la ausencia de Ino parece pegarse a cada una de las paredes del piso, como si el hueco en el lugar del sofá que suele ocupar o la silla de su escritorio vacía clamasen a gritos que ella ha desaparecido dejando tras de sí tan sólo un teléfono móvil tirado en la acera. 

Todo sigue tal y como lo dejaste cuando saliste en su búsqueda un rato atrás. Tu ordenador continúa apagado y el paquete de la pastelería que había visitado Haku para disculparse sigue en la cocina. Todo parece igual, pero no lo es. Y a pesar del miedo y la urgencia por lo que pueda haberle pasado a Ino, no te sientes sola. Es como si nunca más pudieras volver a estar sola, como si tuvieras la absoluta certeza de que esas siete presencias que se han hecho un hueco en tu pecho siempre estarán contigo. 

 

Notas de juego

Puedes adelantar las tiradas que consideres apropiadas para lo que desees hacer y nosotros vemos cuáles proceden ;). Recuerda que tienes un -2 a la dificultad para las tiradas que impliquen actividad en la red. 

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17/02/2017, 00:43
Rena Hiyane
Sólo para el director

Me sentía fatal.

Mientras iba en el taxi, al llegar a casa y ahora, que estaba sentada frente a mi ordenador aun apagado.

Me sentía fatal por todo lo que estaba sucediendo. Por qué tendría que estar desesperada buscando a Ino, haciendo lo imposible por encontrarle. Por qué sabía que le habían secuestrado por mi culpa, por la empresa que se desmoronaba, por el trabajo que tenía que hacer y no hacía. Me sentía fatal. Terriblemente fatal.

Pero lo peor de todo, lo que me hacía revolver las tripas y arder la mente de confusión mientras mi alma se revelaba era el hecho de que dentro mío estaba bien. Perfectamente bien y aun casi podía sentir la calidez del contacto con esos desconocidos con los que sabía que ahora estaba unida.

Para siempre.

¡Maldita sea Rena!, me dije en voz alta tomando un vaso de la mesa y revoleándolo contra una pared para hacerlo trizas. ¡Concéntrate!, ¡concéntrate!, me volví a gritar pellizcándome con fuerza el antebrazo izquierdo rompiendo finalmente en llanto.

Deje salir la frustración, el mal karma, deje salir mis culpas, mis debilidades, fui mortal y sensible. Una mujer real y no un maldito producto de mi cultura.

Me deje ir, lo necesitaba.

Tiempo después y luego de lavarme la cara con agua fría volví a mi ordenador.

Cerré por un momento los ojos y deje a mi mente aquietarse, lo peor había pasado pero aun había reminiscencias de la tormenta en el horizonte de mi mente, buscar a Ino, pensé, voy a encontrarla.

Abrí los ojos, mi rostro abandono toda emoción posible y se tornó átono de sentimientos. Una máscara de mármol que reflejaba la concentración más pura.

El entorno comenzó a difuminarse en mi mente, no importaba nada de lo que me rodeaba, nada más que aquella pantalla del ordenador y mi capacidad para bucear por la red.

Velozmente mis dedos comenzaron a volar por sobre el teclado, les deje hacer su trabajo mientras introducía los códigos, y me zambullía cada vez más profundo.

Lo primero eran las cámaras, algo debía habérseme pasado por alto, era imposible que en una calle de mi ciudad no hubiese una maldita filmación, aunque mas no fuera de una simple cámara de vigilancia privada.

Me dedique a ello, a buscar filmaciones. De locales de comida, de tiendas de ropa, de alguna disco, de un cajero de extracción de dinero, lo que fuera, necesitaba esa imagen, era la punta del iceberg, la miga de pan que iba a guiarme hacia la meta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Busco filmaciones en la Red.

Disculpa por la demora tengo una gripe de novela.

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18/02/2017, 16:16
Narrador

Los restos de cristales rotos en el suelo de la cocina te recuerdan el breve momento en que tu coraza se resquebraja y te permites sentir, pero una vez ha pasado tu mente se recubre de esa frialdad que te es tan familiar, la misma que te ayuda a concentrarte.

La web es amplia, mucho más amplia de lo que el grueso de los mortales siquiera es capaz de imaginar pues su extensión no es sólo horizontal, como la mayoría piensa, sino también vertical. Tridimensional, formada de capas y capas. Y cuanto más profundo se bucea más oscura se muestra la naturaleza humana. Pero también más sincera. Y por cada uno de esos estratos que tan bien conoces hay cientos de hilos que puedes pulsar a través de los códigos que tus finos dedos teclean a toda velocidad. Esos hilos se ondulan y extienden, creando nuevas ramificaciones, tantas que cualquiera que no supiera lo que hace no tardaría en perderse entre ellas, rodeado de más información de la que podría manejar. 

Pero tú no. 

Tú tienes esa capacidad para concentrarte. Tú eres capaz de enfocarte en un sólo objetivo: encontrar a Ino. Tú sabes tomar la cuerda y no la serpiente. Tú sabes separar la paja del oro. Encontrar la aguja en el pajar. 

Te deslizas entre los dominios y los datos con sigilo y seguridad. Sabes lo que buscas, una grabación de la esquina donde encontraste el teléfono de Ino. No hay cámaras de tráfico en esa zona, te da la sensación de que fue cuidadosamente escogida, pero Yokohama es grande y cuanto más grande es una ciudad, más ojos tiene. No tardas en encontrar uno de esos ojos, el de un cajero automático en esa misma calle, pero en la acera de enfrente. Te cuelas en la base de datos y en tu monitor empiezan a visualizarse las grabaciones de las últimas horas. 

Al principio todo parece normal y tranquilo. Tanto que podría desesperarte si no tuvieras tu mente determinada y centrada en lo que tienes entre manos. Tu paciencia amenaza con acabarse cuando una furgoneta blanca de reparto se para, justo delante del lugar donde encontraste el teléfono. Alcanzas a distinguir el logotipo que se muestra en su lateral y que parece pertenecer a una floristería:

En ese momento percibes una figura familiar caminando por la acera y tu atención se centra un poco más. No hay duda: es Ino. Vestida tal y como estaba cuando salió del piso unas horas atrás, camina en esa grabación a buen paso, con el teléfono en la oreja. Ves entonces cómo llega a la altura de la furgoneta y alguien tira de ella. Su móvil cae al suelo y el vehículo arranca. 

Te sumerges de nuevo, en busca de más información, quizá otras cámaras que puedan haber captado el momento desde otro ángulo... Y después de una larga búsqueda consigues acceder a las grabaciones de una cámara de tráfico un par de esquinas más allá. En ellas puedes ver la furgoneta parada en un semáforo. Tienes que ampliar al máximo el fotograma en el que se pone en movimiento y empieza a alejarse para poder descifrar parte de la matrícula, aunque por el encuadre no llegas a verla entera:

横浜 0_ _
24-8_

Con eso puedes saber que pertenece a la ciudad de Yokohama, prefectura de Kanagawa. 

Buscas y buscas otras cámaras que puedan haber captado algo más, otras que tal vez tenga registro de la matrícula completa... Pero no encuentras nada mejor de lo que ya tienes. 

Notas de juego

Los "_" de la matrícula son los caracteres que no llegas a ver.

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20/02/2017, 17:15
Rena Hiyane
Sólo para el director

 

Pierde una hora por la mañana y la estarás buscando todo el día.

No puedo perder más tiempo. Los minutos se me escurren como agua entre los dedos, soy consciente de ello a medias mientras mis dedos vuelan sobre las teclas de plástico.

Parece increíble pero, de alguna forma, soy consciente de muchas cosas a la vez.

El constante tic tac del reloj, que como un patíbulo oscilando parece burlarse de mi intento de búsqueda. Mas allá, en la cocina, el “plic, plic” contante de las gotitas de agua que caen del grifo mal cerrado se vuelve puntadas de hielo frio que atraviesan mi cerebro. Me está volviendo loca poco a poco.

Hielo ardiente, filoso como navajas me lastima los ojos, de a ratos la vista se me nubla pero ni siquiera tengo tiempo para detenerme y ocuparme de eso.

No quiero mirar mi reloj, no quiero mirarlo pues tengo miedo, un miedo sordo y amargo, pesado como una piedra alojada en mi estomago.

Pierde una hora por la mañana y la estarás buscando todo el día.

Estoy perdiendo un valioso tiempo y no llego más que a calles sin salida.

Es solo por mi tozudez, esa condición tan intrínseca a mi persona que no ceso en mi empresa.

Un poco más, revisa aquello, ¿has probado esto otro?, no vayas por allí, piensa en tercera persona, ¿Qué harías tu en su lugar?, estas y otras cuantas preguntas estallan en mi mente como nuevas estrellas naciendo en el firmamento. Y contrario a lo que podría pensarse, son estas mismas dudas que se agolpan las unas sobre las otras, el combustible indispensable para la maquinaria inquisitiva de mi mente.

Por ello sigo, ignorando el cansancio, el dolor, las dudas, olvidando – aunque mas no sea por un momento -, a esas personas especiales a las que ahora me siento unida de por vida.

Y mi esfuerzo, finalmente, da sus primeros y tibios frutos.

He mirado unas diez veces la imagen de Ino siendo arrastrada por la fuerza al interior de la camioneta.

El procedimiento, especulo, es similar al de esas películas “bobas” de acción que tanto le gusta a ella.

Pelis como Rápidos y Furiosos – que asco -, donde un grupo de “especialistas” realiza misiones comandos en contra del enemigo de turno.

Yo no creía en esas cosas, grupos comandos realizando “extracciones relámpago”. No creía en ello hasta ahora que lo veo con mis propios ojos.

Y me aterra.

Quienes hayan orquestado esto no se andan con pequeñas. ¿Es realmente por mí – por lo que soy -, que la han secuestrado o por las cosas que ella estaba investigando?. Ahora lo dudo y sin embargo eso no es trascendente.

Ino sigue perdida y yo necesito encontrarla.

¡Mierda!. Mi pronta emoción al dar con la matricula de la camioneta que se ha llevado a Ino se torno pronto en desilusión.

Pienso en un sinnúmero de formas para intentar conseguir los últimos datos que no puedo ver y todos ellos, si bien serian efectivos, me costarían incluso más tiempo del que ya he perdido.

¡Concéntrate Rena!, me digo, ¡respira, cierra los ojos y respira!, vuelvo a ordenarme y esta vez me hago caso a mí misma.

Vuelvo a recordar “La bacanal de los cuerpos” a la cual fui arrastrada. Pienso en las formas, los colores y las sensaciones. Las sedosas caricias, los murmullos de placer, el sabor de los muchos labios que besé, los perfumes de los cuerpos, los perfumes….

¡LOS PERFUMES!, grito abriendo los ojos de pronto y casi abalanzándome sobre el teclado de mi ordenador pues creo haber encontrado un atajo.

FlowersIn, murmuro mientras hago mi magia invisible, solo tengo que cruzar datos, buscar los vehículos que la empresa pueda tener patentadnos a su nombre y luego filtrar modelo y tipología. Decirlo es fácil si, y aunque haber encontrado el atajo ya es medio trabajo hecho, ahora resta cruzar los dedos esperando que FlowersIn no sea una multinacional con miles de sucursales en el mundo o peor aun – y realmente no quiero pensar en ello -, que la dichosa empresa no exista y aquí mueran mis esperanzas.

Notas de juego

Gasto 1FV para obtener un ext.

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20/02/2017, 17:17
Rena Hiyane
- Tiradas (1)

Notas de juego

Uiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii tiembla Anonymous.

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22/02/2017, 01:50
Narrador

Sabes con seguridad que en tu situación la capacidad de trabajo de otros quedaría anulada aunque tuvieran tus mismas capacidades. Los nervios, la tensión y la preocupación se entremezclarían para formar una telaraña capaz de enredarse sus dedos y que estos no provoquen una tormenta sobre el teclado... Pero ese no es tu caso. Una vez te lo propones eres capaz de centrarte lo suficiente como para convertir todas esas emociones en combustible para tus ideas.

La primera búsqueda sobre FlowersIn te hace encontrar su página web. Al parecer se trata de algún tipo de empresa que reparte no sólo en Japón, sino en todo el mundo. La seguridad de su web es débil y sabes que en apenas quince minutos podrías romperla por completo. Sin embargo con eso no conseguirías gran cosa, pues parece que esa es la típica página que usan sólo para recibir pedidos. Aún así no tardas más que unos minutos en localizar la IP de su base de datos, y ese es sólo el principio. No parece que tengan un registro online de sus furgonetas, pero sí accedes a los datos de todos los últimos encargos recibidos. Y en la ciudad han sido muy pocos, ninguno en la última semana.

Esa vía podría parecer un callejón sin salida a otros, pero sabes que sólo tienes que tirar un poco más del hilo y acceder a ovillos un poco más peliagudos. En tu investigación has conseguido facturas de la empresa, y en ellas figura su código de identificación fiscal. Con este dato sólo tienes que acceder a los servidores de tráfico para poder ver cualquier vehículo a su nombre del que haya un registro. Y sí, evidentemente la seguridad es mejor que la de una web cualquiera de una tienda... Pero no es nada a lo que tú no te puedas enfrentar.

Un rato más tarde ya tienes el listado. Una veintena de vehículos en total. Y tardas menos en revisar las matrículas a ojo que en hacer un programa que lo haga por ti. No tardas en encontrar la furgoneta que buscas. Eureka. Los dígitos que conocen prácticamente brillan llamando tu atención, y ya puedes tomar nota de cuál es la combinación completa.

横浜 072
24-87

Sin embargo la propia página de tráfico te da algo más de información. Un detalle que quizá podrías haber llegado a valorar, pero que te han confirmado por sí mismos: ese vehículo ha sido robado. En la información de la furgoneta de la que disponen pone que la fecha de la denuncia es de hace cinco días, sin más mención o explicación. Probablemente tenga algún tipo de orden de búsqueda, pero es evidente que los agentes de policía aún no han dado con ella.

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02/03/2017, 14:01
Rena Hiyane

Un punto muerto o la primera pieza de este rompecabezas.

Eso significaba para mí ahora el descubrimiento de los datos completos de la chapa patente y, conjuntamente con esto, que la dichosa van estaba declarada como robada desde hace un tiempo.

La inicial euforia que había sentido por mi logro comenzaba a tornarse en decepción rápidamente, ya casi podía sentir los dedos fríos de la desilusión acariciándome la espalda mientras me susurraba – sardónica -, palabras que aun no entendía pues me negaba a dar esto por perdido.

¡No aun!, ¡no todavía!.

Me removí en mi sitio, sacudí los brazos como si fueran banderas, enderece mi espalda, moví la cabeza con lentitud a los lados, respire pausadamente.

Eran aquellos mundanos tics tan míos la forma de la que me valía usualmente para volver a centrarme. A menudo funcionaba sí, pero esta vez me costaba más de lo usual ya que no estaba enfrentándome a un burdo dilema de programación sino combatiendo contrarreloj por encontrar a aquella que amaba. Que dependía de mi celeridad y mi habilidad.

Que me necesitaba desesperadamente.

Ino, susurre su nombre deseando que pudiera oírme donde estuviera ahora, iré por ti, espérame un poco mas amor, le dije mientras una lagrima solitaria me recorría un lado del rostro.

Aquella cálida humedad que ahora sentía en mi cara, imponiendo su prestancia por sobre la de mi cuerpo y mente completamente agotados me lleno de ira.

La sentí muy, muy dentro de mí, ardiendo débilmente al principio, como una pira luego. El fuego que consumía y lastimaba, que cegaba la razón. En otra situación me hubiera negado a esto pero ahora abrí los brazos mentalmente y me deje consumir, me reconforte con las caricias de  todas las cosas malas que quería hacerle a aquellos que se habían inmiscuido en mi vida, lo que iba a hacerles cuando les encontrase.

Porque iba a hacerlo.

Volví mi atención al ordenador. Tenía una identificación y el acceso a las cámaras de la zona donde Ino había sido secuestrada, comenzaría por eso.

Me valí de un programa de reconocimiento que a veces usaba para buscar palabras claves en la deep web cuando “cazaba” pederastas. Lo toquetee lo necesario para que solo buscase los datos de la chapa patente en las distintas filmaciones de las cámaras de ese barrio y, en caso de que diera con lo que yo necesitaba encontrar, que siguiera la ruta posible de la van usando todas las cámaras que hubiera en aquel sitio.

Por otro lado, mientras el programa hacia lo suyo sin necesidad de mi completa atención, busque las cámaras más cercanas a la compañía FlowerIn, algo no me cerraba con ellos, quería ver que tan cierto era el robo del vehículo.

Finalmente, me sumergí mas profundamente en la red buscando todos los datos “sucios” de FlowerIn que pudiera encontrar, todos tenían algo sucio que esconder y si realmente todo se daba como yo suponía, iba a hundirles tan profundo que sus accione valdrían menos que un chuche barato. 

- Tiradas (4)

Notas de juego

Hice una tirada de Resistencia por que entiendo que el tiempo pasa y por mas buena que sea Rena en lo suyo el cuerpo y la mente tienen un limite.

Si precisan mas tiradas de dados avisen amijos.

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04/03/2017, 03:31
Narrador

Era imposible creer que las palabras que susurraste ante la pantalla fuesen oídas por tu pareja, compañera y amiga. Sin embargo oírlas servía para darte a ti misma más fuerza, para asentarte en la silla y hacerlo todo más presente.

Pocos te habían visto llorar alguna vez. Era poco frecuente y además tú eras lo suficientemente celosa de tu intimidad como para que prácticamente nadie pasase a ese lado de tu muro. Habías pasado por mucho desde tu infancia llena de desgracias y ahora la mujer en que te habías convertido solía mostrarse fría y seca. Pero no con Ino, claro, ella había logrado abrirse paso a través de cada barrera levantada con una facilidad pasmosa. Por eso cuando sientes esa lágrima resbalar por tu rostro sabes que es merecida, que Ino se la ha ganado. Y esa gota de agua sirve como combustible para encenderte por dentro, para llenarte de energía y hacer que tus dedos y tu cabeza sigan buscando soluciones a ese rompecabezas que tienes ante ti.

Lo primero es dedicarte a ese programa para localizar el rastro de la furgoneta. Es complicado porque sabes que el tiempo juega en tu contra y porque tú manualmente tendrás que penetrar la seguridad para descargar los datos de cada cámara para dejar que el programa trabaje... Pero aún así sabes que es lo mejor. Y no sólo eso, sino que es necesario.

Para cuando acabas con esa primera parte ya han pasado algunas horas. Al final has tenido que robar un programa de reconocimiento de matrículas en imágenes, los mismos que usan en los aparcamientos, y solaparlo con el que utilizabas para buscar palabras clave. Sin embargo el resultado es más que aceptable. También has conseguido las grabaciones o las fotos de muchas cámaras de la zona. No te has limitado, por supuesto, a las de tráfico. Si así no lo consigues es que nada será suficiente.

Mientras el programa trabaja localizas la sede de la compañía en Yokohama. Se trata de un almacén, uno de tantos en un polígono industrial. Parece que se limitan a repartir con tres furgonetas los pedidos que reciben a través de internet con destinatarios cercanos.

Te lleva sólo unos minutos localizar qué compañía se encarga de la seguridad, y a partir de entonces un rato colarte en su sistema y acceder a las propias cámaras que los de FlowerIn tienen fuera del almacén. Son sólo dos, ambas apuntando a la puerta delantera, y a través de ellas puedes ver que en este momento se encuentra abierto. Normalmente muchas de esas compañías no guardan las grabaciones más de veinticuatro horas, pero al parecer alguien está siendo perezoso en su trabajo a la hora de borrar los archivos. Es arriesgado, pero logras colarte y conseguir los registros de los últimos diez días. Más de doscientas horas de vídeo donde quizá no descubras nada... O quizá sí.

Durante este tiempo el programa que tienes trabajando va reconociendo la matrícula en varias de las grabaciones que importas para que consulte. Poco a poco puedes empezar a trazar una ruta más o menos definida, y cada vez es más sencillo decirle qué grabación comprobar después.

Tu última tarea, sin embargo, es menos fructífera. Todo lo que rodea a la empresa FlowerIn parece limpio. Hasta los contratos de sus trabajadores parecen legales y aunque su crecimiento es más rápido de lo habitual eso puede explicarse por la gran publicidad que se hacen en internet.

Tardas varias horas en completarlo todo. En tus monitores tu ordenador sigue mostrando resultados y llega un momento en que ni siquiera sabes cuánto tiempo ha pasado. En algún momento se ha hecho de noche... ¿O es ya la madrugada? Estás cansada, sí, pero has logrado aguantar hasta el momento.

Tu programa te ha guiado hasta un aparcamiento privado, de pago y de varias plantas. La furgoneta ha entrado, y aún cuando ya estás agotada no paras hasta darte cuenta de que ninguna de las cámaras de los alrededores ha captado su presencia en las dos siguientes horas.

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Hemos decidido hacer una tirada por cada par de horas desde el momento en que el cansancio llega, aumentando en uno cada vez la dificultad.

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06/03/2017, 13:12
Rena Hiyane

Conseguir lo anhelado siempre depara satisfacciones. Un impulso inicial, como una catarata de lava ardiente recorriendo la columna de punta a punta. Lo anhelado y conseguido crispa las carnes poniendo los vellos de punta y sacude cualquier rezago de cansancio o hastió en el momento de que el triunfo se hace presente.

Al menos así fue para mí en ese instante.

La euforia inicial me hizo dar un brinco a la vez que, sin poder evitarlo, lanzaba un grito de triunfo.

¡Lo había conseguido!, ahora sabia a donde ir, ¡lo sabia!.

Seis segundos, quizás 8 pero no más. Ese fue todo el tiempo que mi naturaleza se permitió ser feliz por mi logro pues así de rápido como había llegado la felicidad esta volvió a irse y en su lugar dejo a la preocupación con su hermanas pequeñas, las dudas.

¿Qué iba a hacer al llegar?, ¿habría muchos hombres allí?, ¿estaría bien Ino?, ¿Qué ahora era ya?, ¿Qué podía yo hacer contra este tipo de personas?.

Dudas, montones de dudas, insidiosas, que horadando el escudo de mi seguridad se introducían profundamente en mi ser como gusanos necrófagos.

Estaba agotada, tanto que no pensaba con claridad, ni siquiera tenía claro el tiempo que había pasado revisándolo todo. Extenuada hasta el límite de mi resistencia y por ello – quizás -, me dispuse a salir en pos de Ino sin un plan solido.

Deje el apartamento y mientras subía al ascensor que me llevaría a la calle llame un coche de alquiler desde mi teléfono.

¡Momento!, quizás esta gente me rastreaba como yo a ellos. Era paranoico pensar en ello pero había tenido recientes experiencias con pirateo informático como para justificar dichas dudas.

¿Y si todo esto era una trampa?, ¿y si esperaban que yo encontrase a Ino?, después de todo sabían quién era yo, me buscaban a mí y ni siquiera tenía en claro el nivel de poder de quienes se ufanaban tanto en encontrarme (encontrarnos), nos buscaban.

Me sentí desprotegida mientras esperaba el coche, necesitaba volver a sentir “el abrazo” de aquellos que ahora sentía tan míos y por ello pensé en todos ellos con todas mis fuerzas.

“Estoy en peligro”, pensé (les dije con el alma) y realmente lo estaba.

Pequeña y sola en una gran ciudad.

Notas de juego

Mas que perfecta las tiradas directores.

Espero respuesta para pasar a la segunda parte del plan de Rena.

 

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08/03/2017, 02:44
Narrador

Ese momento en que la euforia deja paso a lo demás es como hundirse de repente en brea. Fruto del cansancio tanto tu mente como tu cuerpo se mueven más lentamente, y el alivio ha durado tan poco que es difícil agarrarse a algo más que no sea la desesperanza. Aunque sí hay algo: la necesidad de encontrar a Ino.

No tardas en tomar la decisión de salir de casa. El coche libre más cercano está a apenas una manzana de allí, y una vez fuera te encuentras sumergida en la noche. Las farolas iluminan las aceras y la calle está mucho menos poblada que de costumbre. Incluso el tráfico es menos denso.

Allí, sola, no tardas en pensar en tus compañeros. Siguen unidos a ti, puedes sentirlos, así como sientes también que tu petición de auxilio les llega a todos y cada uno. Algo en tu nuca se eriza, conectándote con ellos, y mientras ves al coche llegar sabes que a pesar de cómo te sientes no estás sola.

El vehículo es un coche moderno con todo el aspecto de ser eléctrico. Lo conduce una chica que debe pasar sólo un poco de los treinta años, con expresión tranquila y aparentemente sonrisa fácil. Se detiene justo delante de ti, como esperando a que abras la puerta y te subas para llevarte adonde quieras.

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08/03/2017, 15:25
Rena Hiyane
Sólo para el director

Mientras esperaba a que el ascensor llegase al lobby la paranoia se me hizo presente.

Pensé que quizás todos mis movimientos estuvieran siendo monitoreados como yo monitoreaba a los otros y que, de ser asi, esto que ahora hacia podría haber sido planeado y por ende.

Me estaban esperando.

Saque entonces mi teléfono y comencé a buscar alguna irregularidad ya que en estos tiempos de hiper-conexión constante era muy sencillo saber donde estaba alguien.

Una vez que termine con ello hice lo mismo con el de Ino pues era muy raro que lo hubieran dejado abandonado de la forma en la que lo hicieron.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Jooooooo

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08/03/2017, 21:01
Narrador

Apenas estás empezando a revisar tu teléfono cuando una sensación familiar te recorre. Es conocida, pero nueva al mismo tiempo. Alguien está allí, contigo. Alguien ha acudido a tu llamada.

No necesitas buscar alrededor para encontrarlos Milka está a algunos pasos, en plena calle, vestida aún con su ropa de hospital. Cerca de ella, con una mirada que por primera vez parece entenderte por completo, se encuentra Hyun.

Quizá un instante antes supieras que no estabas sola, quizá los notases unidos a ti a través de ese hilo invisible que está enganchado en vuestras almas... Pero ahora es aún mejor. Han acudido en tu ayuda. Están ahí, contigo.

Notas de juego

Como esta gente acaba de llegar no te da tiempo a revisar los teléfonos, pero puedes guardarte las tiradas para cuando lo hagas más adelante. Con tal cantidad de éxitos sería una pena que se perdieran.

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08/03/2017, 21:01
Narrador

En el siguiente pestañeo tus ojos se abren al exterior. Estás en una calle ancha, de lo que parece ser una zona céntrica de una gran ciudad, llena de rascacielos y carteles luminosos. Se asemeja a los recuerdos que tu memoria puede rescatar de películas y fotografías de Nueva York, pero con todos los carteles escritos en un lenguaje oriental que no conoces. 

Y allí a tu lado, de pie y sola en la acera, esperando, nerviosa y angustiada, está Rena. Tiene ojeras marcadas bajo sus ojos pardos y su expresión es tan agotada como decidida. Sujeta un teléfono móvil en las manos y parece estar haciendo algo con él. Levanta su mirada para cruzarla con la tuya y vuelves a sentir ese hilo que os une tensándose, afianzándose una vez más. No hay mayor hogar que junto a las almas con las que Dios ha decidido unirte. 

Un instante más tarde su mirada vuelve a vagar y, al encontrar adonde la dirige, ves también a Hyun. Le reconoces como el hombre que compartió contigo ese instante tan mágico ante el piano. Ambos habéis venido en ayuda de Rena, como si su soledad hubiera hecho eco en vuestros pechos al mismo tiempo.

Cargando editor
09/03/2017, 00:20
Narrador

En el siguiente pestañeo tus ojos se abren al exterior. Estás en una calle ancha, de lo que parece ser una zona céntrica de una gran ciudad, llena de rascacielos y carteles luminosos. Se asemeja a cualquier imagen de Nueva York, pero con todos los carteles escritos en un lenguaje oriental que no conoces pero identificas como japonés. 

Y allí a tu lado, de pie y sola en la acera, esperando, nerviosa y angustiada, está Rena. Tiene ojeras marcadas bajo sus ojos pardos y su expresión es tan agotada como decidida. Sujeta un teléfono móvil en las manos y parece estar haciendo algo con él. Levanta su mirada para cruzarla con la tuya y vuelves a sentir ese hilo que os une tensándose, afianzándose una vez más.

Un instante más tarde su mirada vuelve a vagar y, al encontrar adonde la dirige, ves también a Milka vestida con un camisón de hospital. La reconoces como la presencia que compartió contigo ese instante tan mágico en el concierto. Ambos habéis venido en ayuda de Rena, como si su soledad hubiera hecho eco en vuestros pechos al mismo tiempo.

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09/03/2017, 19:48
Park Hyun-jin

De alguna manera sabía que terminaría aquí, del otro lado de mi visión. Al menos había un ápice de voluntad cada vez que las cosas se desvanecían para dar lugar a estos paisajes lejanos y desconocidos, con rostros familiares que estaba seguro había visto antes en sueños... ¿o aquello había sucedido de verdad?. Miro a Milka y le dedico una rápida sonrisa, un saludo sin palabras, mientras camino para ponerme al lado de Rena. En realidad no conozco su nombre, nunca me lo dijo, pero sus propias sensaciones, su miedo, parecía hablarme directamente a mí.

Aquel lugar tiene un parecido a Oxford Street. Las luces, el bullicio, los edificios. Pero todo está en lo que parece japonés. Es raro sentir que estoy tan cerca de un lugar en el que sólo he estado contadas ocasiones y que mis padres insistían en llamar hogar. Pero no es eso lo que ocupa mi cabeza, es la mujer allí, de pie, sola.

-Sé lo que sientes- las palabras llegan como un eco. Es lo que había dicho, es cómo lo había dicho, es lo que tenía que decir. Es un susurro apagado, mientras agacho mi cabeza. Mis días eran una sucesión de miedos y entendía esta soledad, este temor. -Lo siento mucho- digo en un hilo de voz. Y no sé por qué lo siento, pero me incomoda saber que hay una parte de mí que observa con lástima mi cotidianidad. No la observo, sino que, junto a ella, me quedo mirando a la acera.

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10/03/2017, 18:38
Milka Bendij

Los edificios altos y las luces me hacen sentir diminuta, colaboran a que mi camisón no se me antoje más que un harapo demasiado transparente y la aguja de la vía clavada en mi brazo quema como la estrella amarilla en el pecho de mi gente.

Es una ciudad agobiante, claustrofóbica y opresiva. Comprendo en una doble línea la emoción de Rena, tan encerrada y sola como yo, solo que en distinto escenario.

Es la sonrisa del pianista la que me impulsa el segundo paso, y la imagen azul de ambas cabezas de cabellos oscuros agachadas a un mundo de pensamientos la que da fuerza al tercero y cuarto paso hasta llegar frente a ellos.

Levanto la cabeza para ver sus ojos bajados y la ladeo suavemente, distrayéndome con la caricia de mis cabellos al rozar mi hombro. No puedo evitar recordar la canción que acompasé con el pianista de mis sueños ni llevar el cariño del beso que nació en mis labios para Ariel al abrazo de Rena que me sostuvo y encamó cuando el diablo me había cedado.

Ambos han sido manto y vibración. Y, sin embargo, ahora parecen tan frágiles que temo respirar demasiado cerca de ellos.

Tres pueden ser uno pero ese uno no esta solo —añoro a mis pequeños—. Todos contamos —añado una sonrisa con el recuerdo del sol y el polvo—.

¿Qué te persigue?

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11/03/2017, 01:34
Narrador

En el siguiente pestañeo tus ojos se abren al exterior nocturno. Estás en una calle ancha, de lo que parece ser una zona céntrica de una gran ciudad, llena de rascacielos y carteles luminosos. Se asemeja a cualquier imagen de Nueva York, pero con todos los carteles escritos en un lenguaje oriental que no conoces. 

Y allí a tu lado, de pie, esperando, nerviosa y angustiada, está Rena, la mujer cuyas emociones han traspasado el espacio hasta llegar a ti. Es una mujer de unos treinta años, de rasgos marcadamente orientales. Va vestida con un traje negro y elegante, tiene el pelo negro, largo y reluciente y tiene ojeras marcadas bajo sus ojos pardos, aunque su expresión es tan agotada como decidida. Sujeta un teléfono móvil en las manos y parece estar haciendo algo con él. 

Sin embargo, ya no está sola como en la imagen que acudió a tu mente. A su lado ves a Milka. También ronda los treinta, tiene los cabellos rubios y algo despeinados, sus ojos son verdes y están subrayados por unas ojeras aún más pronunciadas que las de Rena. Va vestida con un camisón fino, de hospital, y su rostro se encuentra pálido. No parece estar pasando su mejor momento.

Junto a ellas está Hyun, el oriental que visitó la casa de Dan. Los recuerdas a los tres, les sientes vibrando en tu pecho en la misma sintonía que a los demás. Ellos estuvieron anoche contigo sobre Roger. Ellos fueron tus manos, tú fuiste sus alientos. 

Sus ojos se cruzan con los tuyos y vuelves a sentir ese hilo que os une tensándose, afianzándose una vez más. No hay mayor hogar que junto a esas siete almas que sientes tan cercanas como la tuya. 

Pero ahora... parece que los tres habéis venido en ayuda de Rena, como si su soledad hubiera hecho eco en vuestros pechos al mismo tiempo.

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11/03/2017, 02:07
Narrador

En el siguiente pestañeo tus ojos se abren al exterior nocturno. Estás en una calle ancha, de lo que parece ser una zona céntrica de una gran ciudad, llena de rascacielos y carteles luminosos. Se asemeja a las imágenes que has visto alguna vez de Nueva York, pero con todos los carteles escritos en un lenguaje oriental que no conoces. 

Y allí a tu lado, de pie, esperando, nerviosa y angustiada, está Rena, la mujer cuyas emociones han traspasado el espacio hasta llegar a ti. Es una mujer de unos treinta años, de rasgos marcadamente orientales. Va vestida con un traje negro y elegante, tiene el pelo negro, largo y reluciente y tiene ojeras marcadas bajo sus ojos pardos, aunque su expresión es tan agotada como decidida. Sujeta un teléfono móvil en las manos y parece estar haciendo algo con él. 

Sin embargo, ya no está sola como en la imagen que acudió a tu mente. A su lado ves también a Milka vestida con un camisón de hospital. Y junto a ellas está Hyun, un hombre también oriental. Debe tener tu edad, pero todos sus gestos parecen cargados de un miedo que sientes de una manera tan clara como si fuera tuyo. No es algo momentáneo, sino un lastre con el que carga día tras día. Su pelo es corto y va sin duda bien vestido. 

Allí ves también a Ruth, con la misma ropa que llevaba cuando la visitaste en el hotel. Los recuerdas a los tres, les sientes vibrando en tu pecho en la misma sintonía que a los demás. Ellos estuvieron antes contigo. Tú fuiste sus manos, ellos fueron tu aliento.

Sus ojos se cruzan con los tuyos y vuelves a sentir ese hilo que os une tensándose, afianzándose una vez más. No hay mayor hogar que junto a las almas con las que las magias han decidido unirte. 

Pero ahora... parece que los cuatro habéis venido en ayuda de Rena, como si su soledad hubiera hecho eco en vuestros pechos al mismo tiempo.